Mostrando entradas con la etiqueta curso para escuela dominical. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta curso para escuela dominical. Mostrar todas las entradas

martes, 22 de enero de 2013

Lecciones para la Congregacion: Especial para Maestros y Obreros itinerantes


. Lecciones Biblicas
. biblias y miles de comentarios
 
Serie 1: Génesis
1 La creación
Estudio de parte del maestro: Génesis 1.1 al 31, 2.1 al 7
Lectura con la clase: Génesis 1.26 al 31, 2.1 al 7
Texto para aprender de memoria— los menores: Génesis 1.1; 
los mayores: Hebreos 11.3
Introducción 
Hoy  comenzaremos  una  serie  de  lecciones  en  el  libro  del  Génesis  el  cual,  conforme  a  su nombre, (Génesis quiere decir principios) relata el principio de muchas cosas: los cielos y la tierra, la vida de las plantas y los animales, la vida humana, el pecado, la muerte, el sacrifico etc.,  de  modo  que  con  mucha  razón  se  ha  llamado  el  semillero  de  la  Biblia.  Bajo  la inspiración  de  Dios,  Moisés  escribió  este  libro  quince  siglos  antes  del  nacimiento  de  Jesús, pero a pesar de su antigüedad, proporciona siempre enseñanzas nuevas. 
El Creador 
La palabra crear que aparece en el primer versículo tiene un significado mucho más profundo
que la palabra hacer, como trataremos explicar con el siguiente ejemplo. Si un maestro dejara
a un alumno en una pieza vacía hasta que éste creara un cajón, el niño podría estar a mucho rato  sin  poder  cumplir  con  la  orden  de  aquél.  En  cambio,  si  le  entregara  martillo, serrucho, clavos y madera, podría hacerlo fácilmente. Dios, el Creador, sacó de la nada a este universo tan maravilloso sólo por su Palabra; Hebreos 11.3. 
El  segundo  versículo  nos  causa  admiración  porque  no  habla  de  hermosura,  sino  que  revela una tierra desordenada y vacía. Se desprende que después de la creación primitiva, tuvo lugar alguna catástrofe, de modo que lo que se nos relata en los versículos 3 al 31 es la obra de la restauración.  Aquí  se  delinean  las  actividades  de  seis  días:  los  tres  primeros  que  fueron dedicados a la obra de poner en orden lo que estaba desordenado, y los tres últimos a la obra de llenar lo que estaba vacío. Notemos el trabajo de cada día.
Los seis días
El primer día la voz de Dios se oye de modo que el desorden y la tinieblas se convierten en luz,  siendo  constituidos  los  períodos  de  día  y  noche.  En  seguida,  separando  las  aguas  de  la tierra y las aguas de las nubes, es hecho ese inmenso espacio llamado los cielos. Por tercera vez se oye la voz del Creador y las aguas profundas de los mares que cubrían la faz de toda la tierra  se  juntan  para  dejar  los  continentes  e  islas  a  la  vista.  La  tierra  es  cubierta  con  una alfombra preciosa de pasto y adornada de flores y árboles. 
Entonces es instalado un maravilloso sistema de luz: el sol, la luna y las estrellas, los que, no como la luz eléctrica en nuestras casas, han sido infalibles a lo largo de los siglos. Ahora en el quinto día, el aire y las aguas, hasta ahora no habitadas, reciben sus moradores, pues toda clase  de  aves  vuela  por  los  cielos  y  el  mar  se  llena  de  peces.  El  sexto  día  Dios  hace  los animales (¿cuántos saben nombrar?) y por fin forma al hombre del polvo de la tierra. Alienta en su nariz el soplo de vida y le coloca en el huerto del Edén. Este hombre, Adán, es hecho a la semejanza de su Creador a quien debe servir y representar en la tierra. 
Aplicación
Todos debemos nuestra existencia a Dios quien es nuestro Creador. Cuando formó al primer hombre  a  su  imagen,  alentó  en  su  nariz  el  soplo  de  vida,  de  modo  que,  si  hemos  recibido nuestra  vida  en  forma  a  de  Dios,  nuestra  existencia  será  eterna.  Por  lo  tanto,  lo  que  debe preocupar a cada uno es dónde pasará la eternidad ¿en el cielo o infierno?
En Génesis 1.2 se ve la condición de todo pecador, es desordenado y lleno de tinieblas, pero
el mismo Espíritu de Dios quien operó en la obra de restauración es el que trae luz, calor y bendición.
Preguntas 
1 ¿Qué diferencia hay entre hacer y crear? 
2 Sin tener los materiales, ¿cómo creó Dios todas las cosas? 
3 Cuente lo que Dios hizo en los seis días. 
4 ¿En qué sentido fue diferente la creación de Adán 
    de la creación de los animales? 
5 ¿Dónde puso Dios al primer hombre?

DOWNLOAD HERE>>>

lunes, 21 de enero de 2013

Enseñando en la escuela dominical : Especial para Obreros y Ministros cde enseñanza


. Enseñando  en  la  escuela  dominical 
. biblias y miles de comentarios
 
CONTENIDO

1. IMPORTANCIA DE LA OBRA 
   Oportunidad y necesidad    Jesucristo y los niños

2. REQUISITOS PARA ENSEÑAR
   Conversión a Dios      Dedicación a la oración
   Buen testimonio      Diligencia
   Sinceridad        Responsabilidad
   Aptitud para comunicar    Sacrificio
   Experiencia

3. EL ALUMNO
   El primer período de la niñez    El período
   El período final de la niñez    de la adolescencia

4. GUÍAS PARA LA ENSEÑANZA 
   El propósito de la enseñanza
   ¿Qué podemos enseñar 
   ... a los niños pequeños?
   ... a los niños más grandes? 
... a los adolescentes?

5.  JESUCRISTO EL GRAN MAESTRO
   Su ejemplo        Sus preguntas
   Sus milagros        Sus parábolas
   Sus lecciones objetivas     Sus palabras y comparaciones
   
6.  PREPARACIÓN DEL MAESTRO 
   Su estudio en privado
   Libros de referencia
   Los archivos del maestro 
7.  PLANIFICACIÓN DE LA ENSEÑANZA
   Planificación a largo plazo    Orden de enseñanza
   Planificación por lección    Organización de la lección

8.  DIVERSOS ENFOQUES  
    El maná en el desierto como figura de Cristo
   ... para principiantes pequeños  ... para alumnos inconversos
   ... para niños mayores   ... para alumnos creyentes
   ... para adolescentes
 
9. PRESENTANDO LA CLASE
  Apertura        Preguntas del maestro
  Recitación        Preguntas del alumno
  Repaso        Lenguaje del maestro
  Lectura de la Biblia      Ilustraciones
  Introducción        Himnos y coros
  Enseñanza de la lección
  
10.  DISCIPLINA EN LA CLASE 
  Causas del desorden      Lo que espera
  Sugerencias        el discípulo de su maestro

11.  OTRAS ACTIVIDADES DEL MAESTRO 
  Conducir a los alumnos a cultos de predicación
Repartir literatura evangélica
  Llevar la clase a excursiones
  Visitar los hogares
  Mantener contacto con alumnos de años anteriores
  Preparar y presentar programas
  Orar con inteligencia por cada miembro de la clase
  Examinarse a sí mismo

12.  LOS RESULTADOS 
  Queremos evitar profesiones falsas  En Jehová está la fortaleza
  Anhelamos resultados genuinos  La salvación es de Jehová
  ¿Cómo podemos obtener resultados genuinos? 

1.  IMPORTANCIA DE LA OBRA

Oportunidad y necesidad
  Los censos y las estadísticas nos dicen que en Latino América más de la mitad de la  población  es  menor  de  los  dieciséis  años.  Este  hecho  representa  una  gran oportunidad  y  a  la  vez  una  gran  responsabilidad  para  el  creyente  cuyo  deber  y privilegio es enseñar la Palabra de Dios a nuevas generaciones.
  El niño aprende con mayor facilidad y rapidez que el adulto. La iglesia católico-romana por siglos ha declarado: Dennos un niño hasta que cumpla los siete años y lo tendremos para toda la vida. Los comunistas y fascistas hacen grandes esfuerzos para adoctrinar  a  los  pequeños  porque  saben  que  los  niños  de  hoy  son  los  hombres  del mañana.  El  corazón  tierno  de  un  niño  es  terreno  fértil  para  sembrar  cualquier enseñanza, sea ésta verdadera o falsa.
  Gran parte de la niñez de hoy no está recibiendo  la  sana  instrucción  que  le  es ual  para la  vida  que  tiene  por  delante  y para  su  eterno  bien.  Por  el  contrario, reciben  del  cine, la  televisión,  y  de multitud  de  libritos  con  historietas intranscendentes,  violentas  e inmorales una influencia perniciosa que los conduce al desastre. 
   Referimos  un  caso  de  un  niño  que conocíamos  para  ilustrar  lo  antedicho.  Un  niño  venezolano  llamado  Luís  no  tenía padre  y  la  mamá  se  veía  obligada  a  trabajar  en  casa  ajena.  Luís  pasaba  el  tiempo viendo televisión en casa de su abuela. Un domingo por la tarde el muchacho se lanzó del segundo piso de un edificio y se dio un duro golpe en la cabeza. En el trayecto al puesto  de  socorro  Luís  contó  a  su  abuela  como  él  había  visto  volar  a  Batman  en  el programa  de  televisión  y  que  estaba  probando  para  ver  si  podía  hacer  lo  mismo.  Su caída  provocó  una  hemorragia  cerebral  y  poco  después  de  llegar  a  la  sala  de emergencia del hospital falleció. 
   ¡Qué  lástima  que  este  niño  no  haya  tenido  oportunidad  de  asistir  a  una  Escuela Dominical  para  oir  del  amor  de  Dios  y  de  la  obra  de  Jesucristo!  Si  instruimos  a  la niñez que nos rodea con las Sagradas Escrituras los resultados podrían ser otros. 
 
Jesucristo y los niños
  El  Señor  Jesucristo  dio  gran  importancia  a  los  pequeños.  Cuando  anduvo  entre los hombres dejó preceptos  y su ejemplo respecto a la obra de enseñarles la Palabra de Dios: 
     Dio gracias a Dios por lo que El había revelado a los niños. 1 
     Puso a un niño en medio de los discípulos como ejemplo de humildad. 2 
     Mandó a sus discípulos que dejasen a los niños llegar a él. 3 
     Mandó a Pedro que apacentase a sus corderos. 4
Dijo que los niños alaban al Señor. 5
     Tuvo compasión de las multitudes y empezó a enseñarles. 6
 
     Si no logras que sus culpas reconozca el pecador,
     Conducir los niños puedes al benigno Salvador.
 
2.  REQUISITOS PARA ENSEÑAR
 
  Para tal ministerio es necesario llenar los siguientes requisitos: 
A. Conversión a Dios
  Enseñar  las  cosas  de  Dios  es  privilegio  exclusivo  de  los  que  han  nacido  de nuevo. Nacer de nuevo quiere decir arrepentirse y confiar en el  Señor  Jesucristo  quien  murió  por  nuestros  pecados  en  la cruz.  El  que  no  es  salvo  está    cegado  espiritualmente  y  por lo  tanto  no  puede  conducir  a  otros  al  Señor  ni  entender  las cosas  de  Dios.  Jesucristo  dijo:  Si  el  ciego  guiare  al  ciego, ambos  caerán  en  el  hoyo.    1   San  Pablo  escribió  a  los corintios:  Pero  el  hombre  natural  no  percibe  las  cosas  que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura y no las puede entender. 2 
B. Buen testimonio
  Notemos  el  consejo  de  Pablo  a  Timoteo:  Procura  con  diligencia  presentarte  a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse. 3  El apóstol también pudo escribir sobre cuán santa, justa e irreprensiblemente él se había portado entre los creyentes.  4   Si  nuestra  vida  no  respalda  lo  que  enseñamos  nuestro  trabajo  será  en vano. 
C. Sinceridad
  Es indispensable que seamos sinceros y sin motivación indigna. Por ejemplo, uno no  debe  buscar  ser  maestro  para  lucirse  o  para  dejar  una  buena  impresión  ante  sus compañeros.  Despojémonos  de  todo  egoísmo.  Trabajemos  porque  el  amor  de  Cristo nos  constriñe.  5    Todo  lo  que  hacemos  debe  ser  hecho  de  corazón,  como  para  el Señor  y  no  para  los  hombres.  6   La  sinceridad  del  maestro  será  reconocida  por  los alumnos. 
    Da lo mejor al Maestro, ríndele fiel devoción;
     Sea su amor tan sublime el móvil de cada acción.
D. Aptitud para comunicar
   Capacidad  para  enseñar  y  estimular  el  aprendizaje  son  cualidades  necesarias. Cuando  uno  habla  sin  inspirar  o  motivar  a  sus  alumnos,  está  hablando  en  vano.  Es difícil  comunicar  lo  que  no  creemos  de  todo  corazón  y  lo  que  no  nos  llena  de entusiasmo. Pablo aconsejó a Timoteo a avivar el fuego del don de Dios que había en él. 7  Nos conviene a nosotros recibir este consejo. 
 E. Experiencia
   Es costumbre en algunas congregaciones responsabilizar de una clase a creyentes nuevos  cuando  los  tales  deben  estar  aprendiendo  en  una  clase  que  corresponda  a  su edad. En esas mismas iglesias puede haber hermanos de experiencia  y conocimiento que no tienen la responsabilidad de una clase cuando bien podrían tenerla. 
   En  algunas  Escuelas  Dominicales  los  maestros  nuevos  sirven  primero  como asistentes  a  los  de  mayor  experiencia.  Ellos  ayudan  oyendo  a  los  niños  decir  las porciones que aprenden de memoria, designando nuevos textos, manteniendo el orden y  dando  la  clase  de  vez  en  cuando.  Este  es  un  proceso  recomendable  con  tal  que  el maestro esté dispuesto a adiestrar a su ayudante y que éste esté dispuesto a aprender.
Así el ayudante podrá dar la clase solo cuando el maestro tenga que estar ausente. 
 F. Dedicación a la oración 
   El maestro sincero siente la necesidad de orar pidiendo al Señor: 
 —Por sí mismo, para que sea un obrero humilde, comprensivo, paciente y persistente con su clase. 
—Por su mensaje, para que el Señor le dé luz espiritual. Si no contrista al Espíritu, El puede guiarle a toda verdad. 8 
—Por sus discípulos, pidiendo la ayuda de Dios para llevar a cabo sus propósitos de conversión, crecimiento en la gracia, consagración al Señor y a su servicio, etc. Hay que orar por cada uno en particular porque la oración eficaz del justo puede mucho.9 
 G. Diligencia 
   Como maestros tenemos que estudiar cuidadosamente:
 1.  Nuestro  mensaje.  Es  preciso  escudriñar  las  Escrituras  y  preparar  la  lección  hasta que nuestra propia alma esté conmovida. El apóstol aconsejó a Timoteo: Ocúpate en la lectura. 10
 2. Nuestros alumnos. Hay que observar las costumbres, los anhelos, las capacidades y los hogares de cada uno de ellos. 
 3. Nuestros métodos de  enseñanza. Estos deben  ser interesantes  y efectivos. Aun el método que tiene mayor éxito se gasta con el tiempo. El maestro diligente nunca deja de  aprender  y  busca  siempre  los  métodos  que  resulten  en  mayor  beneficio  para  sus alumnos. 
 H. Responsabilidad 
 Puntualidad:  Sugerimos que el maestro llegue a la clase por lo menos diez minutos antes de la hora, si no está ocupado en el transporte de alumnos. Así podrá tener en orden  el  salón  y  su  material  didáctico  y  podrá  saludar  a  sus  alumnos  según  van llegando. 
 Cumplimiento:    En  ocasiones  cuando  tenga  que  ausentarse,  el  maestro  responsable busca un suplente y avisa con anticipación al superintendente. 
 I. Sacrificio
Un  espíritu  de  sacrificio  nos  conviene.  Nuestro  servicio  requiere  dedicación  de tiempo,  esfuerzo  en  oración  y  estudio,  y  el  estar  dispuestos  a  sacrificar  nuestros ahorros en bien de los muchachos. El amor se mide por el sacrificio. Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella.  11  El maestro que ama a su clase la llevará en el corazón y estará dispuesto a sacrificarse para ganarla para Cristo y guiarla en los caminos del Señor. 
   Veamos la necesidad de dedicar nuestra mente entera a la preparación; dedicar el alma entera en la presentación; y dedicar la vida entera a la ilustración de la lección. 
     Que mi tiempo todo esté consagrado a tu loor, 
    Que mis labios al hablar hablen sólo de tu amor. 

 3.  EL ALUMNO 
 
  Nosotros los maestros no debemos perder de vista que el niño, en el proceso de desarrollo,  atraviesa  períodos  de  transición  que  afectan  profundamente  su comportamiento.  Si  deseamos  que  nuestra  enseñanza  sea  efectiva  consideremos  la edad  de  nuestros  alumnos  y  conozcamos  las  inclinaciones  propias  del  período  que atraviesan. 
 A. El primer período de la niñez (entre los 3-8 años) 
   Lo que sigue es característico del comportamiento del niño pequeño: 
 1.  Curiosidad.  El  niño  posee  una  curiosidad  natural  y  una  imaginación  activa.
Podremos captar su atención despertando su curiosidad y luego mantenerla apelando a su imaginación. 
 2. Inquietud. Los niños pequeños están acostumbrados a la actividad y para ellos es difícil  sentarse  quietos  durante  una  hora.  Es  aconsejable  variar  las  actividades  de  la clase con el fin de evitar monotonía y permitirles movimiento. 
 3. Credulidad. En vista  de que los niños están dispuestos a creer todo lo que se les dice, tengamos cuidado de presentarles lo puedan retenerla. 
 4.  Sensibilidad  y  sentido  de  culpa.
Debemos  recordar  que  cada  niño  tiene una  conciencia,  que    todavía  tiene  el corazón  tierno  y  que  después  hacer  lo malo  siente  profundamente  su  culpabi-lidad. El temor puede provocar en el niño el deseo de ser perdonado. 
 5. Anhelo de ser amado y aceptado. La parte espiritual que Dios ha puesto en el niño le hace sentir temor y culpabilidad y es capaz de conocer el perdón de Dios. Hay en cada niño, aun en el malcriado, el anhelo de ser amado y apreciado.

sábado, 5 de enero de 2013

Curso: Consejería Bíblica - TEMA 1


. lConsejería Bíblica: Una herramienta para hoy
. biblias y miles de comentarios
 
INDICE
INTRODUCCiÓN ............................................................................................... 7             1.EL  CONSEJO  DE  DIOS  Y  EL  CONSEJERO ....................................... 13
2.  LA  RAIZ DE  LOS  PROBLEMAS .......................................................... 27
3.  EL PRÓPOSITO DE LAS PRUEBAS,  LAS DIFICULTADES Y  LOS  SUFRIMIENTOS     .......................................................................... 43
4.  PECADO  Y  ESCLAVITUD  ESPIRITUAL.. .......................................... 63
5.  SALVACIÓN  y  RESTAURACIÓN ....................................................... 83
6.  EL  MINISTERIO  DEL  ESPIRITU  SANTO .......................................... 97
7.  SANIDAD  DIVINA ................................................................................. 1 21
8.  LIBERACIÓN  DE  LA  ESCLAVITUD  ESPIRITUAL.. ...................... 14S
9.  LIBERACiÓN  ESPIRITUAL  Y  OCULTlSMO ................................. 171
10.  EL  MATRIMONIO ................................................................................. 203 
11. EL  HOGAR  CRISTIANO ...................................................................... 22S
12.  LA  FAMILIA  CRISTlANA .................................................................... 24S
 
Como podemos comprobar hoy los creyentes, las cosas en el mundo están empeorando, y cada vez  oímos más  de  "guerras  y  rumores  de  guerra",  tal  como  lo  profetizó Jesús  en Mateo  24:7-8  cuando  dijo:  "Porque  se  levantará  nación  contra  nación,  y reino  contra reino;  y habrá  pestes,  y hambres, y  terremotos  en diferentes  lugares.  y  todo  esto  será principio de dolores ".
Nos damos cuenta que el vivir cristiano bajo la guía del Espíritu Santo se ha hecho dificultoso para muchos creyentes, abunda la seducción  del  mal,  el  engaño;  fuertes  tentaciones  y  acusaciones han derrumbado  la  vida  de  cristianos sinceros  y  devotos.  Apocalipsis  12:12  nos  dice  que  el  diablo  ha  descendido  a  la  Tierra  con gran ira,  "sabiendo  que tiene poco  tiempo".
Por eso  la lucha espiritual nunca ha sido  tan crítica como  has-a  ahora,  si  bien  principalmente  en los  tiempos  de  Nerón y  de  la Inquisición muchos cristianos  fueron  masivamente perseguidos y martirizados,  la  mayoría de ellos no perdió la salvación eterna.
En cambio ahora la persecución del diablo viene a través de una inundación e incitación al  pecado,  para que los creyentes pierdan a  promesa  de  ser más  que  vencedores  en el  reino  de  los  cielos,  o que  algunos sean borrados  del  libro de  la  vida,  y así  pueda lograr sus objetivos malignos robando las almas o esclavizándolas espiri-tualmente.  Pero  el  Señor Jesucristo  nos  ha  dado  las  armas  espiri-tuales  y  todo  el  consejo  de  Dios  para  vencer cada  tentación,  cada engaño y cada acusación enviada en contra de  nosotros por el ene-migo  de  nuestras almas.
La  consejería espiritual es  un ministerio fundamental  para ayu-dar  a  todos  los  creyentes en  tiempos  de  crisis,  tal  como  Pablo  lo manifiesta  en  Hechos  20:27  cuando  dijo:  "No he  rehuido  anuncia-ros  todo  el  consejo de  Dios".  Este es un ministerio que Dios ha otorgado  al  cuerpo  de  Cristo  para  que  nos  soportemos  unos  a  otros, nos  perdonemos unos  a  otros,  y  podamos  ser  vencedores  contra las  artimañas del  diablo.
Para  ello  debemos  adiestrarnos  para  que  "la  palabra  de  Cristo more en abundancia en nosotros,  enseñándonos y  exhortándonos unos a  otros  en  toda  sabiduría ... "  (Colosenses  3:16).  Es  necesario  ins-truirnos en el  conocimiento de la  palabra de Dios  para ser de  ayuda  eficaz a otros hermanos en la  fe  y para vivir una vida victoriosa nosotros mismos,  perseverando hasta el  fin,  y predicando el  evangelio del reino  a todo el  mundo.
Lamentablemente,  muchos  han  asociado  la  consejería  bíblica espiritual  con  la psicología  humanista  o  la  medicina  psiquiátrica, y  en  algunos  casos  se  ha  requerido  en  congregaciones  cristianas que el  consejero espiritual tenga algún título profesional de psicología humanista.
Esto está muy lejos del propósito de Dios; en realidad, todo pastor o maestro bíblico  tiene que guiar fielmente el rebaño del Padre y alimentarlo de  la  palabra viva  de Dios; no solo debe administrar la  Palabra  en  la  predicación,  sino  que  debe  estar  preparado  para aconsejar  a  las  ovejas  necesitadas,  heridas  o  descarriadas,  para mantenerlas  guardadas  dentro  del  redil.  Sin  embargo,  también cualquier  fiel  cristiano  puede  intervenir  en  la  tarea  de  aconsejar, sin ser  un  ministro  cristiano  en el  ejercicio  del  pastorado  o  de  la
enseñanza bíblica.
De  hecho,  todo creyente es  responsable de  anunciar el  evange-lio de Jesucristo a todo aquel que vive  separado de Dios;  para esto no  se  requiere  un  título  de  ministro  cristiano,  pero  sí  se  requiere el  consejero  cristiano  un profundo  conocimiento  de  las Escrituras y de una preparación personal en su carácter. Esto significa que si alguien tiene una vocación para aconsejar,  debe prepararse para la obra del ministerio. La  mejor preparación y entrenamiento para aconsejar bíblicamente es  formarse  en un buen seminario  bíblico y  teológico,  o  en una escuela  l.e  líderes,  reconocidos  por su  solidez doctrinal.
Porque los  recursos sobre los  que debe  apoyarse  todo conseje-ro cristiano es la palabra de Dios, la guía del Espíritu Santo y la co-munión con la  Iglesia del  Señor.  De  hecho,  quiero aclarar,  que no hay lugar en el  cuerpo de  Cristo para los consejeros independientes que obran por su propia cuenta sin estar unidos al  cuerpo o sin pertenecer a una congregación cristiana reconocida.
Dios  manifiesta  en  la  Biblia  el  deseo  de  que  cada  creyente  se transforme  en un intercesor para  reconciliar  todos  los  corazones alejados,  heridos  o  lastimados,  con Dios.  Por ello  la  Biblia  considera  el  ministerio  de  la  consejería  como un servicio  espiritual  en favor  de  los necesitados  (2  Corintios 5: 18).
Como  consejero,  un  cristiano  es  un vínculo  vital  entre el  que está  necesitado  y  Dios.  El  Espíritu  Santo  de  Dios  es  el  Consejero de  todos  los  consejeros  cristianos,  por ello  todo  cristiano  que  ha recibido a Cristo como su Salvador personal, debe buscar la llenu-ra  del  Espíritu  Santo,  para poder así  alcanzar  el  nivel  espiritual y prepararse como consejero.  .
El  ministerio  del  consejero  espiritual  es  de  trascendental  Im-portancia para ayudar a mantener la unidad del pueblo de Dios.  El consejero  podrá  exhortar  con  amor y  autoridad  espiritual  al  cre-yente  con  dificultades,  ayudándolo  a  "enderezar  lo  que  se  había torcido"  (ver Romanos  15:14).
Este  curso  de  consejería  ha  sido  diseñado  como  un  instrumento de ayuda y como herramienta eficaz para los que sufren distintas perturbaciones o  estados de  confusión, y que todo conseje-ro cristiano no debe ignorar.  Aunque será el  Espíritu Santo quien traerá a la memoria todo el bagaje de conocimientos que usted ate-sore, y que unido al aprendizaje de textos claves y conceptos bíbli-cos  estará en condiciones de  recibir la  dirección divina  en el  momento en que usted se encuentre ante un problema para aconsejar a otro  (ver Juan 14:16;  16:13-14).
Este  curso  trata  sobre  las  soluciones  bíblicas  a  los  principales problemas  que  tiene  el  ser  humano,  y  a  las  diversas  dificultades que  pueden enfrentar  los  creyentes durante el  crecimiento espiritual.  Los  requisitos indispensables para el  creyente que desee alcan-zar  el  ministerio  de  dar  el  consejo  de  Dios  están en las  cartas  del apóstol  Pablo  a  Tito  y  en la  Primera  carta  a  Timoteo.  Después .de leerlas,  estará  en  condiciones  de  comenzar  este  estudio  practlco para el consejero cristiano. 

 1. LA CAPACITACION PARA RESTAURAR VIDAS
Es  la  creencia generalizada que la  tarea de  aconsejar bíblicamente pertenece exclusivamente solo a los pastores, sacerdotes o clérigos de  las iglesias.  Aunque en la actualidad se  ha pretendido jerarqui-zar el ministerio, algunas denominaciones cristianas han incorpo-rado  a psicólogos matriculados en psicología humanista,  tratando de  convertirlos en psicólogos "cristianos".  (También el enemigo a través de la  Nueva Era está promoviendo el  estudio de la  conseje-ría espiritual, con el título de  "Counseling" a esta nueva carrera se-cular con raíces esotéricas.)
Pero si profundizamos lo que Dios dice al respecto, en la Biblia, nos  encontramos  que  Dios  llama  a  cada  cristiano  a  aconsejar  a otros, no como tarea obligatoria, sino como responsabilidad frater-nal.  En la  carta  que  escribió  el  apóstol Pablo  a los  Gálatas  6: 1 di-ce:  "Hermanos,  (no dice:  pastores,  sacerdotes o  clérigos,  ni psicó-logos)  si alguno es  sorprendido en alguna falta,  los  que sois espiritua-les,  (todos los  creyentes comprometidos con Dios  en servirle fiel-mente)  restauradle con espíritu de  mansedumbre,  considerándote a ti mismo,  no  sea que  tú también  seas  tentado".

 También en la  carta de  Pablo a los Romanos  15:14 encontramos otro  claro  llamamiento  a  ejercer la  tarea  de  aconsejar bíblicamen-te:  "Pero  estoy  convencido  de  vosotros,  hermanos  míos,  de  que  voso-tros  mismos estáis  llenos de  bondad,  llenos  de  todo conocimiento, y ca-pacitados  también  para amonestaros  los  unos  a los  otros".  Estos ver-sículos ciertamente involucran a todos los  cristianos comprometi-dos  con Dios y de  buen testimonio,  en la  tarea de  aconsejar.
El  llamamiento  es  claro:  todos los  cristianos  tenemos  que ayu-dar a  "restaurar" a quien Dios  haya  colocado a nuestro lado y que esté necesitado de  enderezar su caminar con Dios.  El  requerimien-to  del  Padre a restaurar la vida de alguien que está en dificultad, se entiende  bien  si  tomamos  el  concepto  de  la  palabra  restaurar  del griego KATARZIO,  cuya traducción literal es:  "Remendar", es decir, volver  al  enfermo  a  su  anterior  condición  de  sanidad.  La  palabra restaurar era  usada por médicos y pescadores.  Una  red con aguje-ros,  no servía, pues los peces a los que se quería atrapar se escapa-ban;  cuando  la  red  era  reparada,  podríamos  decir  que  había  sido restaurada para su uso normal, pues vuelve a ser útil por medio de la  restauración.  El  propósito del texto de  Gálatas 6: 1,  por parte de los  que  "son  espirituales",  es  restaurar al  miembro  de  la  Iglesia  de Cristo que ha sido  sorprendido en una falta,  hecho  que lo  ha dis-locado del cuerpo espiritual. Al igual que un médico restaura al co-locar  en su  lugar un miembro  dislocado.  Y de  esa  forma  lo  pone nuevamente  en su  utilidad propia.  El  consejero  que  realiza  la  ta-rea,  no es que asuma la  responsabilidad del que ha fallado;  lo  que hace es asumir la responsabilidad de aconsejar, de modo que aquel que cometió la falta logre corregir su error para retomar la carga de su propia responsabilidad en la  Iglesia.
En resumen: restaurar es lograr que el cristiano fallido vuelva a su lugar de utilidad en la  Iglesia  del Señor.  Pero  también puede ocurrir que el creyente fallido se haya apartado y en este caso no hay posibi-lidad  de  remitirlo  con su  problema  al  pastor  o  a  los  ancianos  de la Iglesia; aquí la restauración será nuestra obligación. La condición que debemos recordar es que quien va a aconsejar a otro debe pertenecer a  "los  que sois  espirituales",  o los que tienen el  Espíritu Santo activa-do  en sus vidas.  Porque la  presencia del Espíritu Santo hace  posible que podamos realizar el  proceso de restauración en el aconsejar.  De-bemos  pensar  que  Dios  ha  colocado  providencialmente  en  nuestro camino al cristiano que ha errado en su conducta, para que le ayu-demos a volver al camino de Dios.
Recordemos  la  actitud  del  sacerdote y  del levita que,  en la  pa-rábola  del  "Buen samaritano",  pasaron de  largo  y  evitaron su  res-ponsabilidad de ayudar al  prójimo.  Dios quiere que e~ estas situa-ciones seamos como el buen samaritano.  Puede ocurnr que el pro-blema que le toca aconsejar exceda sus conocimientos bíblicos o el
de su madurez espiritual. Entonces deberá remitir al cristiano a un
anciano  o  al  pastor de  su  congregación.  Y así,  completará su res-ponsabilidad espiritual.
El otro aspecto es el del creyente que tome esta responsabilidad como  vocación  ministerial.  Las  iglesias  tienen  consejeros  "oficia-les"  designados u  ordenados por los pastores y ancianos, para ayu-dar y pastorear la grey de  Cristo.
El punto principal del creyente involucrado en la .tarea d acon-sejar,  es  que cada consejo  emitido  debe ser el  consejo  de  DIOS  ex-presado  en las Sagradas Escrituras.  Solo  así  podrá haber restaura-ción; porque si el consejo es  pobre o  mezclado .con conceptos hu-manistas, puede ser inocuo y hasta muy perjudlclal.  La  VIda  de los cristianos que componen el cuerpo de  Cristo, la  Iglesia  del  Señor, está en juego. Por ello, el llamado de Dios a restaurar a los fallIdos, jamás debemos tomarlo a la  ligera. 

¿CUANTAS  PERSONAS ESTÁN  IMPLICADAS EN  EL MOMENTO DE ACONSEJAR?
Aparentemente las personas implicadas son el consejero y el aconsejado. Esto sería correcto si hablamos de impartir  consejos huma­nos o profesionales; pero en el aconsejar blbhco slempre estan implicadas tres personas, porque el consejero y el aconsejado se reunen  en  el  nombre  del  Señor jesucristo,  y  es  en su  presencIa  real que se realiza la  tarea.
El evangelio según san Mateo  18:10 dIce:  .Donde hay dos  o tres congregados  en  mi  nombre,  alli  estoy yo en  medio de  ellos. Jesucnsto  reside hoy de modo invisible en su IglesIa en la persona del Es­píritu Santo. Jesús, antes de ascender a los cielos se reunio por. ultima vez con sus discípulos y les dijo que el Padre les enviaria, otro Consolador  (. .. )  el  Espíritu  de  verdad". (Juan  14:16-17).  El  otro mencionado, se refiere a otro como El mismo, para que los guiara, y los ayudara en todo lo  que jesús les encomendó que hicieran.  La palabra  "Consolador"  fue  traducida  del  griego  PARAKLETOS,  que significa:  ayudador,  abogado,  consejero, intercesor, alguien que se pone de nuestro lado para ayudarnos.
La  presencia del  Señor jesucristo es  manifestada en la  consejería  por medio  de  su  Santo  Espíritu,  quien es  el  autor de las  Escrituras, y quien las ha revelado a aquellos que escribieron en manuscritos la  palabra de  Dios que hoy tenemos en la  Biblia.  Por lo  tanto,  cuando  se  reúne  un  consejero  con  el  aconsejado,  para  que  el consejo  de  Dios  sea  manifestado  por su  divina  Palabra,  se  requiere  la  participación  del  Espíritu  Santo.  En  ese  caso  habrá  tres  personas  presentes:  el  Consejero  Divino,  el  consejero  cristiano  y  el aconsejado. 

2. EL CONSEJERO DIVINO
Como  hemos  dicho,  el  Señor jesucristo  reside  ahora  de  modo invisible  en su  Iglesia  en la  persona  del  Espíritu  Santo. jesús le aseguró  a sus discípulos  que  el  Padre les  enviaría  "otro  Consolador  (...)  el  Espíritu de  verdad".  La  palabra  "otro" fue  traducida  del griego ALLOS,  que significa:  "una diferencia numérica referido  a otro  con carácter similar,  u  otro de la  misma  especie". 

Durante  tres  años y  medio jesús guió,  enseñó,  instruyó,  co-rrigió y animó a sus discípulos,  fue  realmente su Consejero, co-mo  también aconsejó  a  muchos más.  En  el  momento  que  esta-ba  anticipando  a sus discípulos su  partida de  la  Tierra,  les  dijo que les iba a enviar "otro Consolador" que sería como Él  mismo, para que los guiara y enseñara como Él  lo  había hecho.  "Conso-lador"  literalmente  significa:  "llamado  al  lado  y  en  ayuda  de uno,  sugiere  la  capacidad  para  prestar  ayuda.  Generalmente usado  para  el  que  aboga  por la  causa  de  otro,  y  en un sentido más amplio, significa uno que socorre, que consuela, que acon-seja".
El  Espíritu  Santo  es  llamado  "Santo"  porque  es  la  fuente  de toda  santidad,  y su obra  principal en el  corazón del  cristiano  es impulsar el anhelo de ser santo en toda expresión y conducta por el  hecho  de  que  Dios  es  Santo.  El  aconsejar  es  un aspecto  de  la santificación.  Como  hemos  dicho,  la  obra  del  Espíritu  Santo  en la  persona  regenerada  es  la  santificación;  por lo  tanto  debemos considerar al  Espíritu Santo  como la  persona más importante en el  contexto del aconsejar bíblico,  y considerarlo  el  Consejero  de los  consejeros.
Jesús  les  anunció  a  sus  discípulos  que  los  enviaría  a  hacer una gran obra, mayor a la que Él había hecho.  Esta obra comen-zarían  a  realizarla  después  que  el  Espíritu  Santo  viniera  sobre ellos,  quien les daría el  poder,  la  guía y los consejos para poder ejecutarla. jesús les  prometió  también que continuaría estando junto a  ellos,  por medio  del  Espíritu  Santo,  hasta  los  confines de  la  Tierra.  Así  que jesús si  bien  los  dejaba  físicamente,  esto iba  a ser beneficioso  para  ellos  y  para  los  cristianos  de  todo  el mundo  y  de  todos  los  tiempos,  porque  no  estarían  nunca  más solos,  ni  tampoco  deberían  decidir  nada  por su  propia  cuenta,
pues  el  Espíritu  de  verdad  les  daría  el  consejo  apropiado  para cada situación.
Lo  cierto  es  que el Espíritu  Santo  aconsejó  a  los  discípulos  de una  manera  perfecta  y,  además,  fueron  capacitados  para  recordar de una forma  inequívoca las palabras y obras de jesús, que fueron fielmente reproducidas en el  Nuevo Testamento.  La  obra principal del  Espíritu  Santo llega  hasta  nuestros  días  por medio  de  su  ver-dad predicada, explicada y aplicada sobre los miembros de la  Igle-sia de  Cristo en todo el mundo.
El  Espíritu Santo es quien regenera y da fe  a los inconversos (1  Corintios  12:3), quien capacita al  creyente para comprender las verdades de Dios (1  Corintios 2:9-16), quien nos ayuda a vi-vir conforme a la  voluntad de Dios.  Todos los creyentes reciben el Espíritu  Santo  en el momento de  la  regeneración,  en el  mis-mo instante que declaran a jesucristo como el Señor y Salvador de  sus vidas;  y  por lo  tanto  ya  quedan  habilitados  para  recibir
su  consejo.  Pero  para  tener  la  capacidad  de  dar  el  consejo  de Dios, es necesario recibir el bautismo del Espíritu Santo,  tal co-mo  lo  recibieron  los  ciento  veinte  creyentes  que  oraban  en  el aposento  alto  en el  día  de  Pentecostés,  y  someterse  a  la  prepa-ración necesaria. 

3. EL CONSEJERO CRISTIANO
De acuerdo a la Biblia hay cuatro fuentes principales de problemas que aquejan al  ser humano: 
A- Enfermedades orgánicas.
B- Enfermedades mentales o psíquicas,  no  orgánicas.
c- Pecados  personales.
D- Opresión y posesión demoníaca.
La  mejor preparación y entrenamiento para dar el consejo cris-tiano  es  buscar involucrarse  en el  estudio  de  la  palabra de Dios,  a través  de  institutos de  educación,  escuelas de  líderes o seminarios cristianos,  que  le  proporcione  un  fondo  teológico  y  bíblico  bien
sólido al  futuro  consejero.
Los recursos sobre los que descansa un consejero cristiano son: la  palabra  de  Dios  revelada  en la  Biblia,  la  guía del Espíritu Santo, y  la  Iglesia  como  congregación  de  los  santos.  Dios  ha  establecido que los creyentes de  todas las edades se congreguen en las iglesias locales, como dice la carta a los Hebreos  10:24-25:  "Y considerémo-nos  unos  a otros  para  estimularnos  al  amor y  a  las  buenas  obras;  no dejando de congregarnos,  como algunos tienen por costumbre,  sino ex-hortándonos  (aconsejándonos);  y  tanto  más,  cuanto  veis  que  aquel día  se acerca".
La vinculación de estos recursos por medio del estudio de la Bi-blia y  la  reflexión  en lo que  Dios  nos  habla  en ella,  una cotidiana e  íntima relación con el  Espíritu  Santo a  través  de la  oración, y la participación activa en la comunión con otros creyentes en la Igle-sia,  harán  que  el  consejero  cristiano  adquiera  la  idoneidad  que Dios requiere para este servicio.
Los  requisitos  básicos  del  consejero  cristiano  se  fundamentan en el  desarrollo  de  una  profunda convicción de fe  en el  Señor Je-sucristo, y un desbordante amor y compasión para servir fielmen-te  a Dios y al prójimo.
El  consejero cristiano debe,  sobre  todas las  cosas,  ser una per-sona de fe  y de  esperanza, y creer que  todas las  promesas de  Dios se  cumplen indefectiblemente.  En la  Biblia  Dios promete cambiar a  todos  los  que se  arrepientan  de  sus pecados y  que busquen an-dar  obedientes  en sus  mandamientos.  Los  aconsejados  necesitan que el consejero les dé esperanza viva y ánimo para que puedan al-canzar las promesas de Dios.  El consejero deberá orientar siempre al aconsejado hacia las soluciones de Dios, y hacer que este deje de mirar los problemas que lo  han vencido. 

4. ACTITUDES DEL CORAZON
El  rol  del  consejero  cristiano  es  enseñar  al  afligido  la  Palabra  de Dios,  revelada  por  el  Espíritu  Santo  y  ungida  en  el  poder  de  su amor e intercesión.
El  objetivo  del  consejero es el  de  guiar a la  persoüa que soli-cita consejo hacia la luz de la verdad que está en la Biblia.  Sabe-mos que  cuando una persona inconversa recibe  a Jesucristo  co-mo  su  Señor y  Salvador,  hay  que  animarla  a  tomar  parte  activa en una iglesia local para su futuro  crecimiento espiritual.  Pero si la  persona  es  un creyente que  está  alejado  de  la  comunión,  hay que restaurarla para que vuelva a ser un miembro útil al cuerpo de  Cristo.
Todo consejero cristiano debe tener una serie de actitudes que pre-dispongan su corazón para el servicio de aconsejar.  El Salmo 57:7 di-ce:  "Pronto  está mi corazón,  oh Dios,  mi  corazón está dispuesto ... ".  Es-tas son las principales actitudes del corazón para ser un fiel y eficien-te consejero de Dios:
•  Tener una actitud de obediencia a la  Palabra de  Dios.  Dice en  Romanos  6: 17 -18:  " ... aunque  erais  esclavos  del  pecado, habéis  obedecido  de  corazón  a aquella  (. . .)  doctrina  a  la  cual fuisteis  (. .. )  liberados  del  pecado".  El  consejero  que  es  obe-diente al  Señor Jesucristo y a su Palabra obtiene una visible autoridad espiritual en el servicio, pues Dios siempre respal-da a los siervos obedientes.
•  Tener una actitud de  siervo.  Dice  Filipenses  2:7:  ''jesús  se despojó  de  sí mismo,  tomando forma  de  siervo  (. . .)  se  humilló a si  mismo  (. .. )  haciéndose  obediente hasta  la  muerte".  Y Ma-teo  20:28:  "Como  el  Hijo  del  Hombre  no  vino para ser servido, sino  para servir,  y  para dar  su vida  en  rescate por muchos".  El consejero  debe  ser  humilde de  corazón y  de  espíritu.  Debe poner sus prioridades en ser de utilidad para otros  e imitar
aJesús, que no buscó engrandecerse a sí mismo, sino a ofre-cerse como siervo de  todos.
•  Tener  una  actitud de  pureza  e  integridad.  Dice  el  Salmo 24:3-4:  "¿Quién  subirá  al  monte  del  Señor?  ¿Y  quien  estará en  su  lugar  santo?  El  limpio  de  manos y  puro  de  corazón;  el que no  ha  elevado  su  alma a cosas  vanas,  ni jurado con  enga-ño".  Cuando el espíritu del consejero está influenciado por actitudes egoístas e impuras, el Espíritu Santo no podrá fluir para bendecir al  aconsejado.
•  Tener  una actitud sumisa.  Dice  Hebreos  13:17:  "Obedeced  a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas,  como quienes  han de dar cuenta".  El consejero debe reco-nocer y respetar a los líderes de la iglesia que estén sobre él por mandato de Dios.  Para poder guiar a otros, primero debe apren-der a ser guiado.  En la  obra  de Dios,  antes de  tener autoridad sobre otro debe  estar bajo autoridad y en sujeción a ella.
•  Tener una actitud de  plena confianza en Dios.  Dice  2 Co-rintios  1:9-10:  "". Tuvimos  en  nosotros  mismos  sentencia  de muerte,  para  que  no  confiásemos  en  nosotros  mismos,  sino  en Dios  que  resucita a los  muertos;  el  cual  nos  libró,  y nos  libra,  y en  quien esperamos nos librará,  de  tan grande muerte".  El con-sejero debe tener siempre su mirada puesta en Jesús, duran-te el  tiempo que esta aconsejando, confiando y descansando que Él  hará todo lo que prometió.
• Tener una actitud paciente y amorosa. Dice 2 Corintios 5: 14:
"Porque  el  amor de  Cristo  nos  constriñe".  El  consejero  debe  te-ner paciencia para escuchar los problemas, una actitud amoro-sa, pues la impaciencia o la actitud de no dejar hablar al acon-sejado, solo  traerá confusión.  Todo  debe ser hecho con amor; el amor es una acción y no un sentimiento.
•  Tener una actitud compasiva hacia el pecador, aunque al mismo tiempo, su actitud se mantendrá firme contra el pe-cado  que  esclaviza  al  oprimido.  El  rey  David  fue  severa-mente amonestado por el profeta  Natán, debido  al adulte-rio  cometido con Betsabé;  el  rey retenía  en secreto  su fal-ta.  Recibió  la  reprensión  de  los  pecados  cometidos  y  el anuncio  de  las  consecuencias  que  sufriría  por  ello;  pero, sin embargo,  después de  tomar conciencia de  cómo había ofendido a  Dios con sus  pecados, pudo confesar sus deli-tos y al  instante recibió  el  misericordioso perdón de Dios. Dice  2  Samuel  12:l3:  "Entonces  dijo  David  a Natán:  pequé contra  Dios.  Y Natán  dijo  a David:  También  Dios  ha  remiti-do  tu  pecado;  no  morirás".  El consejero debe  tener siempre un corazón dispuesto a aceptar a los pecadores sin ningún tipo  de  rechazo.
•  Tener una actitud de  discípulo,  y nunca de maestro.  Dice Romanos  2:21:  "Tu,  pues,  que enseñas a otro,  ¿no  te enseñas  a ti  mismo?"  Dios  demanda  que  como  cristianos  aprendamos a vivir bajo  el  gobierno  de sus autoridades delegadas.  Todo consejero con capacidad de aconsejar a  otro debe estar bajo autoridad, debe contar con alguien que lo aconseje y super-vise  espiritualmente;  esto  nos  ayuda  a  mantener  una  cons-tante actitud de discípulos. 

5. ACONSEJAR EN  EL ESPIRITU
La  tarea de aconsejar es la  obra del Espíritu Santo.  Cuando impar-timos el consejo de Dios, debemos tener la confianza de que el Espíritu Santo  está presente.  Lo  descubriremos al  depender de El en  cada consejo,  Él  nos ayudará a  entender y  a seleccionar las  Escn-turas  precisas  según  la  necesidad  del  que  se  dispone  a  recibir  el consejo.
Nunca debemos preocuparnos ni apresurarnos a decir nada por nuestra propia cuenta, es preferible esperar en oración hasta que el Espíritu Santo nos dé sabiduría o descubra la verdad sobre el pro-blema que nos toque aconsejar.  Dice Juan 14:23 y  16:l3-14: "Res-pondió Jesús  y  le dijo:  El  que me ama mi  palabra guardará(. .. ) cuan-do  venga  el  Espíritu  de Verdad,  él  os  guiará  a toda  verdad;  porque  no hablará por su propia cuenta,  sino que hablará todo  lo  que oyere, y os hará  saber  las  cosas  que  están  por venir  (. .. )  tomará  de  lo  mío,  y  os lo  hará saber".
Es  necesario,  además,  tener  la  mente  llena  de  la  Palabra  de Dios.  Esto lo lograremos leyendo y  releyendo la Biblia, y  toman-do  tiempos  de  reflexión  sobre los  pasajes  que leemos.  Entonces cuando  tengamos que pensar para dar un consejo,  nuestra men-te  estará  impregnada  con la  Palabra  de  Dios,  y  así  naturalmente podremos pensar con la mente de  Cristo, y  cuando. aconsejamos lo  haremos  en perfecta  concordancia con Las  Escnturas.  Dice  2 Timoteo  3:16-17:  "Toda  la  Escritura  es  inspirada  por  Dios,  y  útil para enseñar,  para redargüir,  para corregir,  para instruir en justicia, a fin  de  que  el  hombre  de  Dios  sea  perfecto,  enteramente  preparado para  toda  buena  obra".
Dios nos dio una boca y dos oídos; probablemente El ha querido que pasemos el doble de tiempo escuchando en lugar de hablar.
La  mayor  parte  del  tiempo  el  consejero  debe  usarlo  para  oír  a  la persona que  acude en busca  de  ayuda,  y  el  oír requiere  una com-pleta atención y  esfuerzo  mental para retener toda  la  información recibida;  con  un  oído  debe  oír al  aconsejado,  y  con  el  otro  estar atento a la  voz  del  Espíritu  Santo de  Dios.
El  consejero debe ser paciente para escuchar a la  persona, no debe  interrumpirla  cuando  expone  su  problema,  no  debe  apre-surarse a  hablar en los momentos que el  necesitado hace pausas en su relato para recordar algo o porque lo  necesita; proceda con calma,  muestre  un genuino  interés  en  lo  que  la  persona  dice  y no en lo  que usted pueda decir.  Nunca debe dar un consejo si  la persona no  ha  terminado su  relato.  Si  no  ha  entendido  algo,  pi-da  explicaciones, aprenda a obtener más información por medio de  preguntas.  Recuerde  que  usted  no  está  para  lograr  reconoci-miento,  sino  que sirve  como  intermediario  para  dar un consejo según  la  Palabra  de  Dios.  Dice Juan  14:26:  "". el  Espíritu  Santo (. .. )  él  os  enseñará todas  las  cosas,  y  os  recordará  todo  lo  que yo os he  dicho".
Algunas veces el que pide consejo acude buscando un aval a de-ci~iones ya  tomadas;  entonces,  en  lugar  de  buscar  el  consejo  de DIOS,  busca  aprobación  o  simpatía  por sus propias  decisiones,  en lugar de ser aconsejado.  En este  caso  el consejero debe ser hones-to  en su consejo y  hablar la  verdad  con amor.  Si  descubre  que  el aconsejado  tIene  culpa  o  responsabilidad  directa  con el  problema presentado,  hay  que  decírselo;  aunque  no  sea  fácil  hacerlo.  Esta-mos  al  servicio  de  Dios  y  no  de  los  seres  humanos.  Dice  Hechos 5:29:  "Respondiendo  Pedro y  los  apóstoles,  dijeron:  es  necesario  obe-decer a Dios  antes  que a los  hombres". 

6. EL CARÁCTER REQUERIDO PARA EL CONSEJERO
Hemos visto las actitudes del corazón requeridas para el conseje-ro  crlstiano; ahora  veremos  el  carácter  requerido  para  los  que aconsejan.
•  Tener  un  carácter  humilde,  hay  que  imitar a Jesús  en  su humildad.  Dice Marcos  9:35:  "Entonces  él  Jesús  (. .. )  les  di-jo:  Si  alguno quiere  ser  el  primero,  será  el  postrero  de  todos,  y el  servldor de todos". Y en Lucas  18: 14 Jesús agregó:  " ... el que se  humilla será  enaltecido". 
•  Tener un carácter firme,  con confianza absoluta en Cristo Jesús.  Dice  1 Juan 5: 14-15:  "Y  esta  es  la  confianza que  tene-mos  en  él  Uesucristo),  que  si  pedimos  alguna  cosa  conforme  a su  voluntad,  él  nos  oye.  Y si  sabemos  que él  nos  oye  (. .. )  sabe-mos  que  tenemos  las  peticiones  que  le  hayamos  hecho".
•  Tener  un  carácter  alegre,  proveniente  del  gozo  de  Dios.
Dice Juan 15: 11:  "Estas  cosas  os  he  hablado,  para  mi  gozo  es-té  en  vosotros,  y  vuestro gozo  sea  cumplido".
•  Tener  un  carácter  sensible,  con  actitudes  de  atención  al prójimo  y  disposición  de  ayudarlo.  Jesús  dijo  en  Mateo 25:35-40:  " .. . tuve  hambre,  y  me  diste  de  comer;  tuve sed,  y me diste  de  beber  (. .. )  estuve  desnudo,  y  me cubristeis;  enfer-mo y  me visitasteis;  en  la  cárcel,  y  vinisteis  a mí  ( ... )  ¿ Cuán-do  te  vimos  hambriento, y  te  sustentamos  (. .. ) o sediento  (. .. ) o  desnudo  ( ... )  o  cuándo  te  vimos  enfermo,  o  en  la  cárcel,  y vinimos  a ti?  ( ... )  Y respondiendo  ( ... )  os  digo  que  en  cuanto lo  hicisteis  a uno  de  estos  mis  hermanos  más  pequeños,  a mí
lo  hicisteis".
•  Tener un carácter prudente; todo lo que el consejero escu-cha  del  aconsejado  debe  quedar  guardado  entre  los  dos  y Dios.  Dice Proverbios  16:28:  " .. . el  chismoso  aparta a los  me-jores  amigos".
•  Tener  un  carácter sumiso,  ser obediente a  Dios  y  a  todos aquellos que tienen autoridad.  Dice Efesios 6:5:  " ... obedeced a vuestros amos terrenales  con  temor y  temblor,  con sencillez de vuestro  corazón,  como  [obedeCéis]  a Cristo". 

7. ,CUÁL ES EL PROPÓSITO BÁSICO PARA DAR EL CONSEJO DE  DIOS?
Hemos dicho que aconsejar es como el proceso por el cual un cris-tiano ayuda a restaurar a otro a una posición de utilidad en el cuer-po de  Cristo,  que es  la  Iglesia.  Es  una actividad en la  cual un cre-yente  entra de modo primario como miembro  de  la  iglesia,  some-tido a la autoridad de los pastores y ancianos de la iglesia para ejer-cer el  servicio.
Entonces  aconsejar  bíblicamente  es  la  búsqueda  de  lograr  un cambio de  conducta en alguien que se  ha desviado,  por medio  de la  confrontación de  las verdades de  Dios,  y  con el  activo  interés y afecto personal por parte del consejero hacia el  aconsejado.  Parta-mos de la base  que  hay pautas y actividades pecaminosas en la vi-da del aconsejado, que Dios quiere cambiar. y  que este cambio po-drá ser realizado por medio de una confrontación verbal del acon-sejado frente a las Escrituras, administrado por el consejero bajo la unción y el poder del Espíritu Santo; en una forma fraternal,  fami-liar y amorosa  para el  beneficio de la  persona.
Todo  aconsejar  bíblico  tiene  el  objetivo  de  lograr  un  cambio, pero si se pierde este objetivo dejará de ser una sesión de conseje-ría  cristiana,  para  convertirse  en  una  reunión  social  y  humanista que no afectará  la  vida  del  aconsejado.
Veamos  qué  es  lo  que  hay  que  cambiar  por medio  del aconse-jar.  En  la  carta  de Pablo  a  los  Gálatas  6: 1 dice:  " ... si  alguno fuere sorprendido  en  alguna falta".  Esta  situación  ocasiona  la  necesidad de  un  cambio.  Este  cambio  se  fundamenta  en la  restauración  del pecador a una función de utilidad, requiere un cambio en sus pau-tas  de  vida,  en sus  creencias,  actitudes  y  conducta  desviadas.  En realidad  el  objetivo  es  lograr  que  esas  pautas viciadas  sean  reem-plazadas por otras rectas.
Todo  aconsejar tiene que ver con cambios de bajos valores mo-rales  en  creencias,  en juicios,  en  relaciones,  que  determinan  un mal  comportamiento.  El  pecado  lleva  al  pecador a vivir  en forma desarticulada con el plan que Dios diseñó para los seres humanos.
O sea  que el  objeto en el  aconsejar cristiano  es:  cambiar el  pensa-miento y las acciones del pecador. El uso de la confrontación logra que el aconsejar sea curativo. La  persona que necesita ser confron-tada,  es  la  que ha estado pensando y  también obrando pecamino-samente; por eso el aconsejar curativo tiene como meta cambiar la manera pecaminosa de pensar y de  actuar del pecador,  por medio de  la  confrontación.
Toda  confrontación implica el  contacto personal, verbal,  cara a cara,  para  lograr  el  cambio.  Esta  confrontación  del  consejero  al aconsejado, se  realiza sobre los principios bíblicos que serán apli-cados en cada  situación.  No  hay violencia  ni actitudes  de  reprension  amenazadoras en este tipo de confrontación, pues es un acon-sejar  curativo,  es  como  un  diálogo  de  ayuda  en  que  el  consejero desarrolla  el  tema  de  consulta para  que  el  aconsejado  reaccione  a la  necesidad urgente de  un cambio de vida.
El  trato debe ser como el de una madre que corrige a su hijo con sumo interés y profundo amor.  Este afecto deberá estar siempre pre-sente para que la confrontación sea de utilidad. Debe resaltarse el in-terés del consejero por la persona, la búsqueda apasionada de aliviar
las  miserias  que  las  pautas  de  la  vida  pecaminosa  infringieron  al aconsejado.  Al  presentarle la  Palabra  de  Dios,  el  consejero debe in-terpretar y aplicar los preceptos y prácticas de la Biblia,  con el  úni-co  intento  de  ayudarlo  para  que  logre  los  cambios  que  lo  liberarán de su miseria y malestar.  Aquí es  fundamental  la  oración, pues será el  Espíritu  Santo  quien  usará  la  Palabra  de  Dios  para  iluminar  la mente del aconsejado, de modo que quede redargüido de su pecado y sea encaminado hacia el cambio que Dios requiere.
En la oración el consejero debe pedir sabiduría de Dios para mi-nistrar su Palabra con eficacia y,  además, orar para que el  necesita-do  reciba  fuerzas  para obedecerla.
No  debemos olvidar que  todo aconsejar cristiano  tiene por ob-jetivo el cambio escritural que lleve a la restauración y a la utilidad del aconsejado.
La Biblia es el libro que Dios  proveyó como un "manual del fa-bricante" para guiarnos en el aconsejar; en ella está todo lo que ne-cesitamos para realizar los cambios requeridos para vivir una vida que agrade a Dios.  Dice  2 Timoteo 3:16-17:  "Toda  Escritura es  ins-pirada por Dios, y útil para enseñar,  para redargüir,  para corregir,  pa-ra  instruir en justicia,  a fin  de  que el  hombre de  Dios  sea perfecto,  en-teramente preparado  para  toda  buena obra"  
Veamos  por parte cada uno de estos cuatro valores: 

ENSEÑAR:  La  Biblia  enseña cuál  es  el  verdadero  estilo  de vida  que Dios  diseñó,  para  que lo  vivamos  en la  nueva  experiencia  cristiana.
Enseña por medio de preceptos, mandamientos y ejemplos prácticos de hombres y mujeres que dejaron el  testimonio  de sus vidas,  de  có-mo debemos vivir para agradar a Dios, y qué es lo que le desagrada.
Debemos aclarar que una persona  también puede pedir conse-jo en una situación de duda o de  tentación,  antes de  haber come-tido  un pecado.  Para  lo  cual  el  consejero  aplicará  el  consejo  pre-ventivo, cuyo objetivo será evitar que el aconsejado caiga en peca-do.  En este caso el enseñar de la Escritura será la  fuerza  que enca-minará y ayudará al  aconsejado a elegir el  recto  camino de  Dios. 

REDARGUIR:  El  Espíritu Santo por medio de la Biblia nos redar-guye  de pecado.  Es  por medio de la  convicción del pecado, que es lo que hace posible el  cambio de conducta santa que expresa la Bi-blia.  Cuando  comparamos  nuestras vidas  con  el  estándar bíblico, podremos descubrir cuán lejos o cercanos estamos del amor a Dios y del  amor a nuestro prójimo. Si  no hay convicción de  pecado,  no habrá  cambio bíblicamente aceptable. 

CORREGIR:  El  arrepentimiento  o  cambio  de  actitud en nuestra mente,  hace que busquemos un cambio profundo en nuestra con-ducta.  La  Biblia  nos  confronta  para  que  reconozcamos  y  confese-mos nuestros pecados, y procuremos recibir el  perdón de  Dios pa-ra  consolidar  por medio  de  la  corrección  de  la  conducta  o  de  los pensamientos erróneos,  el  cambio bíblico. 

INSTRUIR EN JUSTICIA:  La  Biblia  nos  previene  acerca  de  cómo  evi-tar los pecados, y nos instruye de cómo encontrar la solución cuan-do caemos en pecado,  y cómo quedar liberados de  ellos  en el  futu-ro  por la  acción santificadora del Espíritu Santo.  Nos exhorta reite-radas veces  "a ejercitarnos en la  piedad".  Nos instruye para que nos despojemos de la vieja  manera de vivir  "en Adán"  -nuestra natura-leza caída- y para que nos vistamos con el ropaje de la nueva mane-ra de vivir  "en Cristo" -nuestra nueva naturaleza divina.

En estos cuatro pasos la Biblia presenta el plan de Dios para ins-truirnos y  realizar los  cambios necesarios,  para alcanzar la  estatu-ra  de  nuestro Señor y Salvador Jesucristo.  Tenemos la  responsabi-lidad como consejeros cristianos de alcanzar el objetivo;  Dios  nos ha llamado para ir por todo el mundo haciendo discípulos, y ense-ñándoles  que  vivan  la  vida  que  Dios  planeó  para  todo  el  género humano. Y la  Biblia  tiene todo  lo  que cualquier ser humano nece-sita  para lograr los cambios requeridos por Dios.
Es  fundamental  para  el  consejero  cristiano  pasar mucho  tiem-po leyendo y estudiando la Biblia cuidadosamente, para poder dar la  Palabra de Dios  con precisión y seguridad a todos los que nece-sitan hacer un cambio para Dios.

DOWNLOAD HERE>>>

viernes, 21 de diciembre de 2012

Las 95 Tesis de Martín Lutero: Obra de estudio profundo


. Las 95 Tesis de Martín Lutero
. biblias y miles de comentarios

Las 95 Tesis de Martín Lutero

Por amor a la verdad y en el afán de sacarla a luz, se discutirán en Wittenberg las siguientes proposiciones bajo la presidencia del R. P. Martín Lutero, Maestro en Artes y en Sagrada Escritura y Profesor Ordinario de esta última disciplina en esa localidad. Por tal razón, ruega que los que no puedan estar presentes y debatir oralmente con nosotros, lo hagan, aunque ausentes, por escrito. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén 
1. Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo dijo: "Haced penitencia...", ha querido que toda la vida de los creyentes fuera penitencia. 
2. Este término no puede entenderse en el sentido de la penitencia sacramental (es decir, de aquella relacionada con la confesión y satisfacción) que se celebra por el ministerio de los sacerdotes. 
3. Sin embargo, el vocablo no apunta solamente a una penitencia interior; antes bien, una penitencia interna es nula si no obra exteriormente diversas mortificaciones de la carne. 
4. En consecuencia, subsiste la pena mientras perdura el odio al propio yo (es decir, la verdadera penitencia interior), lo que significa que ella continúa hasta la entrada en el reino de los cielos. 
5. El Papa no quiere ni puede remitir culpa alguna, salvo aquella que él ha impuesto, sea por su arbitrio, sea por conformidad a los cánones. 
6. El Papa no puede remitir culpa alguna, sino declarando y testimoniando que ha sido remitida por Dios, o remitiéndola con certeza en los casos que se ha reservado. Si éstos fuesen menospreciados, la culpa subsistirá íntegramente.
7. De ningún modo Dios remite la culpa a nadie, sin que al mismo tiempo lo humille y lo someta en todas las cosas al sacerdote, su vicario.
8. Los cánones penitenciales han sido impuestos únicamente a los vivientes y nada debe ser impuesto a los moribundos basándose en los cánones. 
9. Por ello, el Espíritu Santo nos beneficia en la persona del Papa, quien en sus decretos siempre hace una excepción en caso de muerte y de necesidad. 
10. Mal y torpemente proceden los sacerdotes que reservan a los moribundos penas canónicas en el purgatorio. 
11. Esta cizaña, cual la de transformar la pena canónica en pena para el purgatorio, parece por cierto haber sido sembrada mientras los obispos dormían. 
12. Antiguamente las penas canónicas no se imponían después sino antes de la absolución, como prueba de la verdadera contrición. 
13. Los moribundos son absueltos de todas sus culpas a causa de la muerte y ya son muertos para las leyes canónicas, quedando de derecho exentos de ellas. 
14. Una pureza o caridad imperfectas traen consigo para el moribundo, necesariamente, gran miedo; el cual es tanto mayor cuanto menor sean aquéllas. 
15. Este temor y horror son suficientes por sí solos (por no hablar de otras cosas) para constituir la pena del purgatorio, puesto que están muy cerca del horror de la desesperación. 
16. Al parecer, el infierno, el purgatorio y el cielo difieren entre sí como la desesperación, la cuasi desesperación y al seguridad de la salvación. 
17. Parece necesario para las almas del purgatorio que a medida que disminuya el horror, aumente la caridad. 
18. Y no parece probado, sea por la razón o por las Escrituras, que estas almas estén excluidas del estado de mérito o del crecimiento en la caridad.
19. Y tampoco parece probado que las almas en el purgatorio, al menos en su totalidad, tengan plena certeza de su bienaventuranza ni aún en el caso de que nosotros podamos estar completamente seguros de ello.
20. Por tanto, cuando el Papa habla de remisión plenaria de todas las penas, significa simplemente el perdón de todas ellas, sino solamente el de aquellas que él mismo impuso.
21. En consecuencia, yerran aquellos predicadores de indulgencias que afirman que el hombre es absuelto a la vez que salvo de toda pena, a causa de las indulgencias del Papa.
22. De modo que el Papa no remite pena alguna a las almas del purgatorio que, según los cánones, ellas debían haber pagado en esta vida.
23. Si a alguien se le puede conceder en todo sentido una remisión de todas las penas, es seguro que ello solamente puede otorgarse a los más perfectos, es decir, muy pocos.
24. Por esta razón, la mayor parte de la gente es necesariamente engañada por esa indiscriminada y jactanciosa promesa de la liberación de las penas.
25. El poder que el Papa tiene universalmente sobre el purgatorio, cualquier obispo o cura lo posee en particular sobre su diócesis o parroquia.
26. Muy bien procede el Papa al dar la remisión a las almas del purgatorio, no en virtud del poder de las llaves (que no posee), sino por vía de la intercesión.
27. Mera doctrina humana predican aquellos que aseveran que tan pronto suena la moneda que se echa en la caja, el alma sale volando.
28. Cierto es que, cuando al tintinear, la moneda cae en la caja, el lucro y la avaricia pueden ir en aumento, más la intercesión de la Iglesia depende sólo de la voluntad de Dios.
29. ¿Quién sabe, acaso, si todas las almas del purgatorio desean ser redimidas? Hay que recordar lo que, según la leyenda, aconteció con San Severino y San Pascual.
30. Nadie está seguro de la sinceridad de su propia contrición y mucho menos de que haya obtenido la remisión plenaria.
31. Cuán raro es el hombre verdaderamente penitente, tan raro como el que en verdad adquiere indulgencias; es decir, que el tal es rarísimo.
32. Serán eternamente condenados junto con sus maestros, aquellos que crean estar seguros de su salvación mediante una carta de indulgencias.
33. Hemos de cuidarnos mucho de aquellos que afirman que las indulgencias del Papa son el inestimable don divino por el cual el hombre es reconciliado con Dios.
34. Pues aquellas gracias de perdón sólo se refieren a las penas de la satisfacción sacramental, las cuales han sido establecidas por los hombres.
35. Predican una doctrina anticristiana aquellos que enseñan que no es necesaria la contrición para los que rescatan almas o confessionalia.
36. Cualquier cristiano verdaderamente arrepentido tiene derecho a la remisión plenaria de pena y culpa, aun sin carta de indulgencias.
37. Cualquier cristiano verdadero, sea que esté vivo o muerto, tiene participación en todos lo bienes de Cristo y de la Iglesia; esta participación le ha sido concedida por Dios, aun sin cartas de indulgencias.
38. No obstante, la remisión y la participación otorgadas por el Papa no han de menospreciarse en manera alguna, porque, como ya he dicho, constituyen un anuncio de la remisión divina.
39. Es dificilísimo hasta para los teólogos más brillantes, ensalzar al mismo tiempo, ante el pueblo. La prodigalidad de las indulgencias y la verdad de la contrición.
40. La verdadera contrición busca y ama las penas, pero la profusión de las indulgencias relaja y hace que las penas sean odiadas; por lo menos, da ocasión para ello.
41. Las indulgencias apostólicas deben predicarse con cautela para que el pueblo no crea equivocadamente que deban ser preferidas a las demás buenas obras de caridad.
42. Debe enseñarse a los cristianos que no es la intención del Papa, en manera alguna, que la compra de indulgencias se compare con las obras de misericordia.
43. Hay que instruir a los cristianos que aquel que socorre al pobre o ayuda al indigente, realiza una obra mayor que si comprase indulgencias.
44. Porque la caridad crece por la obra de caridad y el hombre llega a ser mejor; en cambio, no lo es por las indulgencias, sino a lo mas, liberado de la pena.
45. Debe enseñarse a los cristianos que el que ve a un indigente y, sin prestarle atención, da su dinero para comprar indulgencias, lo que obtiene en verdad no son las indulgencias papales, sino la indignación de Dios.
46. Debe enseñarse a los cristianos que, si no son colmados de bienes superfluos, están obligados a retener lo necesario para su casa y de ningún modo derrocharlo en indulgencias.
47. Debe enseñarse a los cristianos que la compra de indulgencias queda librada a la propia voluntad y no constituye obligación.
48. Se debe enseñar a los cristianos que, al otorgar indulgencias, el Papa tanto más necesita cuanto desea una oración ferviente por su persona, antes que dinero en efectivo.
49. Hay que enseñar a los cristianos que las indulgencias papales son útiles si en ellas no ponen su confianza, pero muy nocivas si, a causa de ellas, pierden el temor de Dios.
50. Debe enseñarse a los cristianos que si el Papa conociera las exacciones de los predicadores de indulgencias, preferiría que la basílica de San Pedro se redujese a cenizas antes que construirla con la piel, la carne y los huesos de sus ovejas.
51. Debe enseñarse a los cristianos que el Papa estaría dispuesto, como es su deber, a dar de su peculio a muchísimos de aquellos a los cuales los pregoneros de indulgencias sonsacaron el dinero aun cuando para ello tuviera que vender la basílica de San Pedro, si fuera menester.
52. Vana es la confianza en la salvación por medio de una carta de indulgencias, aunque el comisario y hasta el mismo Papa pusieran su misma alma como prenda.
53. Son enemigos de Cristo y del Papa los que, para predicar indulgencias, ordenan suspender por completo la predicación de la palabra de Dios en otras iglesias.
54. Oféndese a la palabra de Dios, cuando en un mismo sermón se dedica tanto o más tiempo a las indulgencias que a ella.
55. Ha de ser la intención del Papa que si las indulgencias (que muy poco significan) se celebran con una campana, una procesión y una ceremonia, el evangelio (que es lo más importante)deba predicarse con cien campanas, cien procesiones y cien ceremonias.
56. Los tesoros de la iglesia, de donde el Papa distribuye las indulgencias, no son ni suficientemente mencionados ni conocidos entre el pueblo de Dios.
57. Que en todo caso no son temporales resulta evidente por el hecho de que muchos de los pregoneros no los derrochan, sino más bien los atesoran.
58. Tampoco son los méritos de Cristo y de los santos, porque éstos siempre obran, sin la intervención del Papa, la gracia del hombre interior y la cruz, la muerte y el infierno del hombre exterior.
59. San Lorenzo dijo que los tesoros de la iglesia eran los pobres, mas hablaba usando el término en el sentido de su época.
60. No hablamos exageradamente si afirmamos que las llaves de la iglesia (donadas por el mérito de Cristo) constituyen ese tesoro.
61. Esta claro, pues, que para la remisión de las penas y de los casos reservados, basta con la sola potestad del Papa.
62. El verdadero tesoro de la iglesia es el sacrosanto evangelio de la gloria y de la gracia de Dios.
63. Empero este tesoro es, con razón, muy odiado, puesto que hace que los primeros sean postreros.
64. En cambio, el tesoro de las indulgencias, con razón, es sumamente grato, porque hace que los postreros sean primeros.
65. Por ello, los tesoros del evangelio son redes con las cuales en otros tiempos se pescaban a hombres poseedores de bienes.
66. Los tesoros de las indulgencias son redes con las cuales ahora se pescan las riquezas de los hombres.
67. Respecto a las indulgencias que los predicadores pregonan con gracias máximas, se entiende que efectivamente lo son en cuanto proporcionan ganancias.
68. No obstante, son las gracias más pequeñas en comparación con la gracia de Dios y la piedad de la cruz.
69. Los obispos y curas están obligados a admitir con toda reverencia a los comisarios de las indulgencias apostólicas.
70. Pero tienen el deber aún más de vigilar con todos sus ojos y escuchar con todos sus oídos, para que esos hombres no prediquen sus propios ensueños en lugar de lo que el Papa les ha encomendado.
71. Quién habla contra la verdad de las indulgencias apostólicas, sea anatema y maldito.
72. Mas quien se preocupa por los excesos y demasías verbales de los predicadores de indulgencias, sea bendito.
73. Así como el Papa justamente fulmina excomunión contra los que maquinan algo, con cualquier artimaña de venta en perjuicio de las indulgencias.
74. Tanto más trata de condenar a los que bajo el pretexto de las indulgencias, intrigan en perjuicio de la caridad y la verdad.
75. Es un disparate pensar que las indulgencias del Papa sean tan eficaces como para que puedan absolver, para hablar de algo imposible, a un hombre que haya violado a la madre de Dios.
76. Decimos por el contrario, que las indulgencias papales no pueden borrar el más leve de los pecados veniales, en concierne a la culpa.
77. Afirmar que si San Pedro fuese Papa hoy, no podría conceder mayores gracias, constituye una blasfemia contra San Pedro y el Papa.
78. Sostenemos, por el contrario, que el actual Papa, como cualquier otro, dispone de mayores gracias, saber: el evangelio, las virtudes espirituales, los dones de sanidad, etc., como se dice en 1ª de Corintios 12.
79. Es blasfemia aseverar que la cruz con las armas papales llamativamente erecta, equivale a la cruz de Cristo.
80. Tendrán que rendir cuenta los obispos, curas y teólogos, al permitir que charlas tales se propongan al pueblo.
81. Esta arbitraria predicación de indulgencias hace que ni siquiera, aun para personas cultas, resulte fácil salvar el respeto que se debe al Papa, frente a las calumnias o preguntas indudablemente sutiles de los laicos.
82. Por ejemplo: ¿Por qué el Papa no vacía el purgatorio a causa de la santísima caridad y la muy apremiante necesidad de las almas, lo cual sería la más justa de todas las razones si él redime un número infinito de almas a causa del muy miserable dinero para la construcción de la basílica, lo cual es un motivo completamente insignificante?
83. Del mismo modo: ¿Por qué subsisten las misas y aniversarios por los difuntos y por qué el Papa no devuelve o permite retirar las fundaciones instituidas en beneficio de ellos, puesto que ya no es justo orar por los redimidos?
84. Del mismo modo: ¿Qué es esta nueva piedad de Dios y del Papa, según la cual conceden al impío y enemigo de Dios, por medio del dinero, redimir un alma pía y amiga de Dios, y por que no la redimen más bien, a causa de la necesidad, por gratuita caridad hacia esa misma alma pía y amada?
85. Del mismo modo: ¿Por qué los cánones penitenciales que de hecho y por el desuso desde hace tiempo están abrogados y muertos como tales, se satisfacen no obstante hasta hoy por la concesión de indulgencias, como si estuviesen en plena vigencia?
86. Del mismo modo: ¿Por qué el Papa, cuya fortuna es hoy más abundante que la de los más opulentos ricos, no construye tan sólo una basílica de San Pedro de su propio dinero, en lugar de hacerlo con el de los pobres creyentes?
87. Del mismo modo: ¿Qué es lo que remite el Papa y qué participación concede a los que por una perfecta contrición tienen ya derecho a una remisión y participación plenarias?
88. Del mismo modo: ¿Que bien mayor podría hacerse a la iglesia si el Papa, como lo hace ahora una vez, concediese estas remisiones y participaciones cien veces por día a cualquiera de los creyentes?
89. Dado que el Papa, por medio de sus indulgencias, busca más la salvación de las almas que el dinero, ¿por qué suspende las cartas e indulgencias ya anteriormente concedidas, si son igualmente eficaces?
90. Reprimir estos sagaces argumentos de los laicos sólo por la fuerza, sin desvirtuarlos con razones, significa exponer a la Iglesia y al Papa a la burla de sus enemigos y contribuir a la desdicha de los cristianos.
91. Por tanto, si las indulgencias se predicasen según el espíritu y la intención del Papa, todas esas objeciones se resolverían con facilidad o más bien no existirían.
92. Que se vayan, pues todos aquellos profetas que dicen al pueblo de Cristo: "Paz, paz"; y no hay paz.
93. Que prosperen todos aquellos profetas que dicen al pueblo: "Cruz, cruz" y no hay cruz.
94. Es menester exhortar a los cristianos que se esfuercen por seguir a Cristo, su cabeza, a través de penas, muertes e infierno.
95. Y a confiar en que entrarán al cielo a través de muchas tribulaciones, antes que por la ilusoria seguridad de paz.
(Wittenberg, 31 de octubre de 1517)
***

DOWNLOAD HERE>>>
https://story.ad/site/file_download/smartpublicity1467919561neTNIrOs.html