Consagró su vida y su fortuna al servicio del Señor. Aunque era un hombre de educación refinada, escogió trabajar entre los pobres de su vecindario, donde invirtió la mayor parte de su vida, ministrando tanto a las necesidades espirituales como a las materiales. Fue muy querido por todos los que lo conocieron. No era extraño verle cortando leña para el fuego o haciendo otras labores humildes para los necesitados.
En 1869 se publicó un librito con sus poesías. Durante sus últimos años tuvo muchas dificultades, su salud se complicó y su situación económica se redujo a la miseria. Falleció en Canadá en 1886.
La historia detrás del himno
El señor Ira D. Sankey nos relata el hecho de cómo este himno llegó hasta nosotros.
“En mi regreso de Inglaterra en 1875, tuve la oportunidad de unirme a P. P. Bliss para la publicación del himnario Gospel Hymns #1 (Himnos Evangélicos # 1). Después de terminar los arreglos con el impresor, tuve la oportunidad de encontrar este himno en un pequeño libreto de himnos, y determiné que sería bueno publicarlo en nuestro himnario. Puesto que el compositor de la música era mi amigo C.C. Converse, me tomé la libertad de quitar una de sus composiciones, que ya estaba para publicarse en nuestro himnario, y la substituí por “Oh, Que Amigo Nos Es Cristo”. Así, uno de los últimos himnos compilados en el himnario llegó a ser uno de los himnos favoritos del pueblo cristiano”.
“Inicialmente, las palabras del himno fueron atribuidas a otro autor, y no fue hasta siete u ocho años después, que se conoció que el autor fue Joseph Scrivin”.
“Joseph Scrivin nació en Dublín, Irlanda, en 1820. Después de graduarse de Dublin Trinity College (Colegio Trinidad de Dublín), este joven tenía grandes planes y expectaciones. Entre sus planes estaba el casarse con su hermosa novia, que era irlandesa, y así comenzar un hogar cristiano; además, poner en práctica la carrera que él había estudiado, comenzando un negocio. Todos estos planes nunca llegaron a llevarse a cabo porque una tragedia vino a su vida. Su futura esposa accidentalmente se ahogó el día antes de la boda. Cuando Joseph Scrivin vio que estaban sacando del agua el cuerpo de su novia, él entró en un trauma que, en parte, quedaría con él por el resto de su vida”.
“Tal vez, en su esperanza de olvidar todo aquello, el joven Scrivin viajó a Canadá en donde entregó su vida para ayudar a los menesterosos. Algunos lo veían un poco extraño, pero para muchos que ayudó, él fue la respuesta divina de las muchas oraciones que elevaron a Dios”.
Después de haber pasado diez años en Canadá, el joven Scrivin recibió un mensaje de su madre, quien se encontraba en grande prueba. Para animar a su madre, Scrivin escribió un poema titulado: “El Amigo Que Entiende”. Esto sucedió en el 1855, y durante aquel tiempo apareció un himno titulado: “Oh, Que Amigo Nos Es Cristo”. La música era atribuida a C.C. Converse, pero su autor era desconocido. Fue hasta 1880 que el misterio fue resuelto; “Oh, Que Amigo Nos Es Cristo” fue el poema que Joseph Scrivin le había enviado a su madre. Y este hecho fue confirmado cuando un vecino del Sr. Scrivin encontró el original del poema en la habitación del Sr. Scrivin mientras éste se encontraba enfermo; se le preguntó al Sr. Scrivin si él había sido el autor del poema, él insistió que él lo había escrito, con la ayuda del Señor.
Nadie sabe cuándo fue la primera vez que este himno fue publicado, pero es lógico suponer que la madre del Sr. Scrivin lo divulgó con sus amistades y alguien lo envió para publicación en un periódico, donde fue encontrado por el Sr. C.C. Converse quien le dio la música hasta el día de hoy.