martes, 22 de marzo de 2016

Todos los reinos de la tierra me han sido dados por YHVH, Dios de los cielos, y Él mismo me ha encomendado que le construya Casa en Jerusalem, que está en Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, sea su Dios con él

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6






Nos preparamos para enseñar en la Congregación

Regreso del cautiverio
Esdras 1:1.11

1      Y en el año primero de Ciro rey de Persia, para que se cumpliera la palabra de YHVH           por boca de Jeremías, YHVH despertó el espíritu de Ciro rey de Persia para que se             proclamara en todo el reino por pregón y por escrito, diciendo:
2      Así dice Ciro rey de Persia: Todos los reinos de la tierra me han sido dados por YHVH,         Dios de los cielos, y Él mismo me ha encomendado que le construya Casa en                       Jerusalem, que está en Judá.
3      Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, sea su Dios con él y suba a                         Jerusalem, que está en Judá, y construya la Casa de YHVH, el Dios de Israel, que es           Ha-’Elohim, el cual está en Jerusalem.
4      Y a todo el que haya quedado, en cualquier lugar donde viva, que lo ayuden sus                   vecinos con plata y con oro, y con bienes y ganado, además de las ofrendas                         voluntarias para la Casa de Dios que está en Jerusalem.
5      Entonces se levantaron los cabezas de familia de Judá y Benjamín, los sacerdotes y             los levitas, todos aquellos cuyo espíritu había despertado Ha-’Elohim para que                     subieran a reconstruir la Casa de YHVH que está en Jerusalem.
6      Y todos sus vecinos los ayudaron con objetos de plata, con oro, con bienes y ganado y         cosas preciosas, aparte de las ofrendas voluntarias.
7      También el rey Ciro hizo sacar los utensilios de la Casa de YHVH que Nabucodonosor         había hecho sacar de Jerusalem y colocado en el templo de sus dioses.
8      Los hizo traer pues Ciro rey de Persia, por medio del tesorero Mitrídates, quien los               consignó en mano de Sesbasar, el príncipe de Judá.
9      Y esta fue su cuenta: treinta tazones de oro, mil tazones de plata, veintinueve                       cuchillos,
10      treinta tazas de oro, cuatrocientas diez tazas de plata de otra clase, y otros mil                   utensilios.
11      Todos los utensilios de oro y de plata fueron cinco mil cuatrocientos; todo lo                         transportó Sesbasar cuando los del cautiverio regresaron de Babilonia a Jerusalem.

Principios del regreso del cautiverio
La historia del regreso y la reconstrucción del templo. Antes de la época y ministerio de Esdras, 1:1—6:22

Esta primera parte del libro de Esdras comprende el material de los primeros seis capítulos y cubre un período de sólo 22 años, desde el edicto de Ciro cuando proclamó su edicto a favor de los judíos (538 a. de J.C.) hasta la dedicación del templo reconstruido durante el reinado de Darío I (probablemente 516 a. de J.C.). 
Ya sea que el autor del libro haya sido Esdras mismo o el “cronista”, se ha de sobrentender que su relato en esta parte se basó en información de segunda mano, ya fuera de documentos antiguos (como los edictos), la tradición oral de sus antepasados o una combinación de ambos.
Semillero homilético
Cuando Jehovah habla
1:1–4; Isa. 44:24–45:7
Introducción: 
A través de todos los tiempos ha habido hombres y mujeres que han creído y actuado como si ellos fueran dioses; han tenido una idea elevada de sí mismos, en cuanto a su estima propia. 
Ciro creía que él era el rey soberano, pero tuvo que aprender que Jehovah es el único Rey soberano. Cuando Jehovah habló por medio de Ciro se cumplió ¡la voluntad de Jehovah! Cuando Jehovah habla:
I.     El ser humano oye: Jehovah escogió a Ciro como su servidor.
1.     A los hombres del pasado les ha hablado muchas      veces.
(1)     “Para que se cumpliese la palabra de Jehovah…, Jehovah despertó el espíritu de Ciro, rey de Persia” (v. 1).
(2)     “Soy quien dice de Ciro: ‘Él es mi pastor’. Él cumplirá todo mi deseo al decir de Jerusalén: ‘Sea edificada’, y del templo: ‘Sean puestos tus cimientos’ ” (Isa. 44:28).
(3)     “Así ha dicho Jehovah a su ungido, a Ciro” (Isa. 45:1).

II.     El ser humano actúa: Ciro cumplió la voluntad de Jehovah.
1.     Ciro “hizo pregonar por todo su reino, oralmente y por escrito”, un decreto garantizando la libertad de Israel de la esclavitud y su regreso a la tierra prometida, (vv. 1, 2).
2.     Jehovah tomó a Ciro “por su mano derecha para sojuzgar a las naciones delante de él” (Isa. 45:1).
3.     Jehovah declaró a Ciro: “Yo te ciño, aunque tú no me conoces” (Isa. 45:5).

III.     El pueblo de Jehovah es redimido.
1.     El decreto de Ciro anunció el regreso de Israel a Jerusalén y la reconstrucción del templo, (vv. 2–4).
2.     Jehovah se identificó como el “Redentor” de Israel (Isa. 44:24), y proclamó que era él quien “hace todas estas cosas” (Isa. 45:7).
Conclusión: 
Podemos confiar que el Señor va a hablar, y eso significa que nosotros debemos oírlo y obedecerlo.
1. En el ocaso del cautiverio babilónico, Esdras 1:1–11
El cuándo y cómo el pueblo hebreo vio un nuevo amanecer, en cuanto a su situación sociopolítica en Babilonia, está relatado en este primer capítulo. El ocaso del cautiverio babilónico se vislumbra desde el momento en que Ciro favorece al pueblo judío con la proclama de que son libres para retornar a su tierra, si así lo desean.

(1) El decreto de Ciro, Esdras 1:1–4. Los primeros cuatro versículos del libro de Esdras son una repetición de los últimos dos versículos de 2 Crónicas (2 Crón. 36:22, 23), lo cual parece ser el resultado del trabajo de algún editor. 

Pero lo más importante en esta sección es notar el interés del escritor bíblico por subrayar el hecho de que la Palabra de Dios se había cumplido a cabalidad, tal como el profeta Jeremías la expresara (Jer. 25:11, 12; 29:10).

Desde el año 605 a. de J.C., cuando Nabucodonosor sometió primero a Joacim y a Judá (el reino del sur) bajo el control babilónico, hasta alrededor de 538–536 a. de J.C. que fue el primer año de Ciro, rey de Persia (como soberano sobre Babilonia), parecía completar el tiempo estipulado por Dios para su castigo contra su pueblo; a menos que el número 70 sólo sea algo simbólico relacionado con la idea de un tiempo completo, y no necesariamente una computación de años (cf. Isa. 23:15–17 donde la misma sentencia y promesa se imparte a Tiro). Ahora, Dios mismo usaría los medios precisos para regresar a su gente a Jerusalén.

Lo primero que se señala es que Jehovah despertó el espíritu de Ciro. Una expresión que no sólo permite apreciar la soberanía de Dios sobre todo reino y dominio, sino que también señala el cumplimiento de su Palabra (Isa. 45:1–7). Fue el Señor quien motivó (inspiró) a Ciro para facilitar el regreso de los judíos a Jerusalén.

Los versículos 2–4 (cf. 6:3–5) bien pueden ser la expresión de un decreto más general de Ciro a favor de todas las razas o naciones que los babilonios tenían cautivos. Pero el escritor bíblico lo apropia al pueblo judío de manera directa: que su Dios sea con él, y suba a Jerusalén, que está en Judá

Realmente, no se sabe si este fue el decreto original, si sólo se reproduce una parte del mismo, o si era una versión oral del decreto tal como se había conservado a través de los años. Se pudiera pensar que este era un movimiento político del nuevo monarca para congraciarse con los judíos cautivos y asegurar su lealtad, aun cuando regresaran a su propia tierra. 

O quizá sea un fiel reflejo de la influencia religiosa que los judíos tuvieron, y que les dio la oportunidad de ocupar puestos de importancia en el gobierno de esos pueblos. Por otro lado, bien se puede pensar que algunos de estos hombres fieles ayudaran en la redacción del documento. De ahí su tono y expresión piadosos.

Lo que sí es obvio es el propósito religioso del autor del libro de Esdras. El pueblo regresaría a Jerusalén con la misión específica de reconstruir el templo.
Verdades prácticas
Jehovah es soberano (1:1, 2)
Jehovah actúa en la historia: 
“En el primer año de Ciro, rey de Persia”. Jehovah controla a los reyes: “Jehovah despertó el espíritu de Ciro”. Ver Prov. 21:1: “Como una corriente de agua es el corazón del rey en la mano de Jehovah, quien lo conduce a todo lo que quiere”.

Jehovah demuestra su soberanía cumpliendo su palabra: 
“para que se cumpliese la palabra de Jehovah”. Jehovah habla a través de hombres piadosos: “por boca de Jeremías” (ver Jer. 25:12–14; 29:10). Jehovah habla y actúa por medio de los no creyentes (v. 2).
Dios es omnipotente
Él puede hacer todo lo que quiere. 
Salmo 33:9: “Porque él dijo, y fue hecho; el mandó, y existió”. Salmo 115:3: “¡Nuestro Dios está en los cielos! ¡Ha hecho todo lo que ha querido!”. Mateo 19:26: “Jesús los miró y les dijo: ‘Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible’ ”.

El poder de Dios se ve más en sus acciones que en un discurso de palabras. 
El poder de Dios siempre se manifiesta con un propósito específico, definido y según la voluntad de Dios. Siempre en la palabra de Dios hay un enlace entre el poder de Dios y su propósito de redención.
Dios: Luz en las tinieblas
En un país latinoamericano hubo una campaña evangelística en un vecindario donde se practicaba mucho la brujería. 

Algunos estudiantes del Seminario local colaboraron en un gran esfuerzo para ganar para el Señor a la gente de esa urbanización. Había una familia de brujos que era muy respetada por la gente en esa comunidad. 

El Señor utilizó a esos estudiantes para ganar a esta familia de brujos para su reino glorioso. Esta familia hizo un gran montón de todas las herramientas que usaban en la brujería, y las quemaron. 

Esta acción valiente y decidida causó asombro entre los vecinos de la comunidad. Pero no sólo hicieron eso, sino que los nuevos creyentes transformaron su antigua casa dedicada a la brujería en un templo para adorar a Dios. Allí formaron una misión evangélica y comenzaron a testificar de la soberanía de Dios. 

Se vio la verdad de Juan 1:5: “La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron”.

(2) Preparación para el retorno, Esdras 1:5–11
Los primeros en responder a esta oportunidad fueron los líderes, “los jefes de las casas paternas”. La idea que transmite esta frase es la constitución de clanes, probablemente una alusión a la manera como estaban constituidos los judíos mientras permanecieron en el cautiverio en Babilonia. 

Judá y Benjamín fueron consideradas por los escritores bíblicos como las tribus que permanecieron fieles a la casa de David, y las cuales también habían constituido el reino del sur (Judá). De esta manera, sus descendientes fueron considerados como el remanente. “Los sacerdotes y los levitas” también respondieron. 

Con el desarrollo de los eventos posteriores ésta será una muestra de que el espíritu religioso del pueblo de Dios no había sido opacado con el cautiverio. Por el contrario, quizá había sido purificado en algunos aspectos. A éstos el espíritu de Dios despertó, los impulsó para desear regresar a Jerusalén y reconstruir el templo del Señor.

Parece ser que una práctica muy común en los tiempos antiguos cuando se conquistaba a una raza o nación era llevarse “cautivos” a los “dioses” o ídolos. De esa manera, la derrota era más rotunda. Pero la gente, hasta cierto punto, permanecía más conforme en el lugar de su cautiverio. 

Siendo que los judíos no tenían una imagen de Jehovah, los babilonios se habían llevado todos los tesoros que encontraron en el templo (2 Cró. 36:18, 19). Ahora se les permite regresar a algunos de ellos; además se les dio la opción de conseguir “ofrendas voluntarias”, probablemente de los judíos que deseaban quedarse en Babilonia u otros simpatizantes deseosos de ayudar; o simplemente en respuesta al decreto del rey (v. 4).

Un recuento más preciso de lo que en principio fue devuelto a los judíos está expresado en los vv. 9–11 (cf. 7:19b). Todo esto fue puesto en las manos de Sesbasar, dirigente de Judá, quien pudo haber sido el principal dirigente de los judíos durante el cautiverio. Algunos comentaristas lo identifican con Senazar, uno de los hijos de Joaquím (Jeconías, 1 Cró. 3:18). De ser así, su título tenía connotaciones reales. Otros sugieren que Sesbasar probablemente sólo es otro nombre para Zorobabel (cf. 3:8; 5:2, 16). 
Hay que recordar que a muchos judíos se les cambió su nombre cuando arribaron a Babilonia, como en el caso de Daniel y sus amigos (Dan. 1:6, 7). La nota final en este párrafo introductorio es que Sesbasar llevó todo esto cuando los del cautiverio regresaron de Babilonia a Jerusalén
Por supuesto, ésta ha de entenderse como una referencia al primer grupo que regresó a Jerusalén, como más adelante se puede observar. No todo el pueblo hebreo estuvo dispuesto a regresar a su patria desde el primer momento. Algunos quizá nunca regresaron.
Semillero homilético
El liderazgo: La base del poder de Dios
Esdras 1:5–8
Introducción: 
Lo esencial en el movimiento de Dios entre su pueblo es un grupo de líderes obedientes. Cuando la gente ve la fidelidad y la obediencia de sus líderes, la gente sigue. Esto se puede observar en el impacto que los líderes tuvieron en el regreso de los israelitas a Jerusalén.
I.     Los líderes obedecieron al Señor cuando él los “despertó para subir a edificar la casa de Jehovah que está en Jerusalén”, v. 5.
II.     Después de la acción de obediencia de los líderes, “Todos los que estaban en los alrededores les ayudaron…”, v. 6.
III.     Finalmente, el rey Ciro los ayudó devolviéndoles los utensilios que eran de la casa de Jehovah y que “Nabucodonosor había sacado de Jerusalén”, vv. 7, 8.
Conclusión: 
Los líderes escogidos y equipados espiritualmente por Dios deben también oír y obedecer la voz de Dios con la confianza de que la gente los seguirá.

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