sábado, 4 de abril de 2015

Cristo murió por los pecadores, cuando un pecador se arrepiente y le recibe como Salvador, recibe naturaleza divina para que tenga la capacidad de hacer la voluntad de Dios

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 


PABLO, EL PRIMERO EN TODO
1Timoteo
1.     Un tremendo pecador (v. 15)
2.     Un gran arrepentimiento (v. 13; Hch. 26:19)
3.     Una gran disposición (v. 16; 2 Ti. 3:10; Fil. 3:17; Hch. 9:6)
4.     Un gran ministerio (v. 12; Hch. 9:15)
¿POR QUÉ SE MOSTRÓ MISERICORDIA A PABLO? (1:14–17)
1.     Para mostrar la abundante gracia de Dios (14)
2.     Para mostrar la obra de Cristo por los pecadores (15)
3.     Para ejemplo de perdón a todas las generaciones (16)
4.     Para que Dios fuera glorificado (17)
GRATITUD A CRISTO JESÚS (1:11–17)
1.     Pablo agradece a Cristo su misericordia. Cómo se manifestó esa misericordia:
a.     Le fortaleció (12)
b.     Le tuvo por fiel (12)
c.     Le puso en el ministerio (11)
d.     Le recibió en misericordia (13, 16)
e.     Le salvó. La gracia más abundante que el pecado (14–15) (Ver Hch. 7:57–60; 8:1–3; 22:3–5; 26:9–11; Ro. 5:20).
f.     Le mostró su clemencia (16)
g.     Le dio vida eterna (16)
2.     Cómo es el Rey de los siglos a quien debemos agradecer, obedecer, honrar y glorificar (17).
a.     Inmortal
b.     Invisible
c.     Único
d.     Sabio
e.     Dios
ILUSTRACIONES
DIOS AMA AUN A LOS MÁS VILES
Durante una visita evangelística a la cárcel de Lecumberri, en aquel tiempo la principal de la ciudad de México, prediqué del amor de Dios según Jn. 3:16. Al hacer la invitación para recibir a Cristo, con excepción de uno, los 20 reclusos que se habían reunido en esa celda respondieron positivamente.
Al salir, después de haber orado por ellos, me detuvo en la puerta con cara de pocos amigos aquel hombre que no había tomado su decisión por Cristo. “¿Sabe usted, por qué no levanté mi mano para recibir a Cristo? Porque soy muy pecador y no creo que Dios me ame”, me dijo.
Tuve oportunidad de explicarle que si así fuera, Dios no me amaría a mí, ni a ningún hombre sobre la tierra (Ro. 3:10). También le pude mostrar que Jn. 3:16 enseña el amor a todos los hombres, todos pecadores—unos más que otros, pero todos pecadores (1 Ti. 1:15).
Le mostré que Cristo murió por hombres malos, y le expliqué que cuando el pecador se arrepiente y le recibe como Salvador, Cristo le da su naturaleza divina para que pueda obedecer y tenga la capacidad de hacer la voluntad de Dios, pues si alguno está en Cristo nueva criatura es (2 Co. 5:17).
MISERICORDIA (1:13, 16)
La misericordia divina es un atributo transitivo de Dios, pues El puede compartirlo con los hombres poniéndolo en sus corazones. (Algunos teólogos también los llaman atributos comunicables.) Por eso Pablo llama a Dios: “Padre de misericordias” (2 Co. 1:3).
En el hombre la misericordia es la virtud que nos hace tener compasión de los males ajenos. En Dios, es la manifestación externa de su compasión para con el pecador (Tit. 3:5). Dios es rico en misericordia (Ef. 2:4), y misericordioso para con los que le temen (Lc. 1:50).
Por cuanto Dios es misericordioso con los hombres, quiere que ellos a su vez muestren misericordia unos a otros (Mt. 9:13; 12:7; 23:23; Lc. 10:37; Stg. 2:13).
Alguien dijo que bondad es amar a la gente un poco más de lo que se merece, y misericordia es amar a la gente que no lo merece.
D.     ENCARGO DEL CUIDADO LA FE (1:18–20)
Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo (18a). Pablo retoma el pensamiento que inició en el v. 3. Es el mismo mandamiento que le encargó cuando dejó a Timoteo en Éfeso a su paso para Macedonia (v. 4). También en el v. 10 había manifestado su preocupación por conservar la “sana doctrina”.
Respecto a este encargo, es de suma importancia considerar el contexto. Por ejemplo en 6:14 le encarga que guarde el mandamiento sin mácula ni reprensión hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, y concluye su epístola con una recomendación final sobre el mismo asunto: Guarda lo que se te ha encomendado (6:20).25
Para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti (18b). Según 4:14 estas profecías tienen que ver con un don que, según dice el pasaje, te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio. Tiene que referirse a un ministerio específico para edificación del cuerpo de Cristo. (Véase la similitud de estas expresiones con las de Hch. 13:1–3.) Encontramos en Ef. 4:11–13 y 1 Co. 12:4, 7 que el Espíritu Santo da dones a todos los creyentes, para edificación de la iglesia,26 y en Timoteo vemos que con la imposición de las manos de los ministros, el Señor da una encomienda y agrega nuevos dones para desempeñar bien esa tarea.
¿Sabe usted cuál es el don que recibió al ser “ordenado” al ministerio? ¿Y qué de la tarea específica para la cual Dios lo levantó? En la Biblia Dios señaló misiones específicas a cada siervo que llamó: a Adán, Noé, Abraham, Moisés, David, los profetas; y en el N.T. a cada apóstol le señaló una parte del mundo para cumplir su eterno propósito. Demos Shakarian en su libro La gente más feliz de la tierra declara que esa gente es la que sabe cuál es su don y lo pone en práctica.
Milites por ellas la buena milicia (18c). La palabra griega para milicia es STRATEIA, y significa hueste, ejército o guerra. Pablo le recomienda que por esas profecías que se hicieron en cuanto a él, milite—o como dice en 6:12, Pelea la buena batalla de la fe. Estas expresiones son adecuadas para retar a un joven como Timoteo, pero no deben entenderse como justificación del uso de la violencia, como lo hacía Pablo al perseguir a la iglesia cuando no era cristiano. Tampoco se justifican en las famosas cruzadas de la Edad Media, ni en las persecuciones que en los 20 siglos de cristianismo ha sufrido la iglesia de Cristo en manos de quienes la han herido, martirizado, encarcelado, y han quemado en hoguera a los fieles y auténticos seguidores de Jesús.
La batalla del cristiano está bien definida cuando al ser llamada “batalla de la fe”, “la buena milicia”. Buena porque es para edificación, para dar vida, para protección de la doctrina, del pastor y de la iglesia (4:16).27
Manteniendo la fe y buena conciencia (19a). Esto refuerza lo dicho anteriormente: nuestra batalla es por la fe en Cristo, creyendo la buena doctrina, y manteniendo la buena conciencia—es decir sin ningún remordimiento de haber lastimado o hecho mal a alguien.
La fe está íntimamente relacionada con lo que creemos, y la buena conciencia, con lo que hacemos.28 Se proclama aquí la unidad entre fe y práctica.
Desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos (19b). Aquí la figura es de un barco que viaja por el océano de la vida. Naufragar, del verbo NAVAGEO, es una palabra compuesta que proviene de: NAUS = nave, y AGNUMI = romper. Habla de una nave que se rompe al chocar contra una roca o un iceberg—como sucedió con el Titanic. A algunos en cuanto a la fe les puede suceder lo mismo.
Teniendo sólo el conocimiento de la verdad, algunos no llegan a una comprensión correcta sobre el divino valor de la sangre de Cristo; naufragan y perecen, pues aparte de Jesucristo, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio (He. 10:26–29). A este grupo se aplican las palabras salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros (1 Jn. 2:19). Estos son apóstatas, son los blasfemos que se pierden para siempre.
El otro grupo de náufragos son los que creyendo en Jesucristo naufragan pero llegan a salvarse, pues logran regresar al camino con la ayuda de su Señor que los pastorea aunque anden en valle de sombra de muerte. Tal fue el caso de Pedro, que fue pedido por Satanás para zarandearlo; pero Cristo rogó por él para que su fe no faltara. Negó al Señor, pero logró regresar al camino y seguir al Señor de cerca y con grande bendición de Dios (Lc. 22:31–32).
De los cuales son Himeneo y Alejandro (20a). Himeneo parece ser el principal de los blasfemos que salieron de la iglesia de Éfeso. En 2 Ti. 2:17 se lo menciona con Fileto, y siempre en primer lugar. Fue un maestro pernicioso que se desvió tanto de la verdad doctrinal como de la moral cristiana.29 Acerca de la conducta de Alejandro, se dice que causó muchos males a Pablo (2 Ti. 4:14).
Una vez en contra de Pablo, estas personas fácilmente se entregarían a varios de los vergonzosos pecados mencionados en los vv. 4–10—empezando con las fábulas, genealogías interminables y disputas, y siguiendo con la conducta perniciosa mencionada en los siguientes versículos.
A quienes entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar (20b). Aquí encontramos una actitud muy dura de Pablo para con este tipo de personas extraviadas del camino de Dios, actitud que la iglesia hará bien en imitar para bien de muchos.
Qué es entregar a Satanás. Dos veces se usa esta expresión, aquí y en 1 Co. 5:5, donde encontramos mucha luz en relación a las implicaciones de tal medida. Consideremos ese último pasaje:
(a) Para que fuese quitado de en medio de vosotros el que cometió tal acción (v. 2).
(b) Debe ser juzgado (v. 3).
(c) Para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor (v. 5; 1 Co. 11:29–30).
(d) No os juntéis (v. 9).
(e) Vuelve a decir no os juntéis y agrega, con el tal ni aun comáis (v. 11). (Además de considerar dignos de tales medidas a los fornicarios, agrega que de igual manera se haga con los que dicen ser hermanos y son avaros, idólatras, maldicientes, borrachos o ladrones.)
(f) Termina como empezó, diciendo quitad (v. 13).
(g) Pablo habla de una reprensión hecha por muchos (2 Co. 2:6). La medida es para los pecadores que se dicen hermanos, los cuales si cometen esos pecados deben ser juzgados y quitados por la iglesia. Los que no dicen ser hermanos serán juzgados por Dios (v. 13), y nosotros podemos y debemos convivir con ellos por razones sociales y para evangelizarlos, pues de otra manera tendríamos que salir del mundo (v. 10).
¿Por qué motivo se entrega a una persona a Satanás? Cuando alguien cae en herejías o en pecados escandalosos, y después de ser sorprendido persiste en sus errores, al tal se lo entrega a Satanás para que aprenda a no blasfemar.
El Señor Jesucristo dio algunas indicaciones en cuanto a los pecadores, el perdón y la reconciliación (Mt. 18:15–18). Cuando un pecador es reprendido por su hermano y no lo oye sino que sigue en el mal camino, debe ser reprendido delante de dos o tres testigos; y si a éstos no los oye, la reprensión debe ser delante de toda la iglesia; y si no oye a la iglesia, entonces dice el Señor: Tenle por gentil y publicano, es decir, considéralo como que no es del pueblo de Dios, como un traidor.
La iglesia lo ha de considerar como inconverso e incrédulo. Y aunque en la Biblia no se encuentra la palabra excomunión, se usa el término para referirse al castigo de los que son entregados a Satanás.30
Un resumen de los motivos enseñados aquí para que una persona sea entregada a Satanás:
(a) hablar contra Cristo,
(b) oponerse a las palabras de los ministros de Dios,
(c) pecar y persistir en ello después de varias reprensiones,
(d) enseñar doctrinas contrarias a las de la Biblia,
(e) insistir en discusiones sobre necedades.
Con qué propósito una persona es entregada a Satanás. Los propósitos son siempre positivos:
(a) Para castigo del pecado. (Si un hombre vive persistentemente en la maldad, debe ser dejado allí para que sufra destrucción de la carne.)
(b) Para la gloria de Dios, ya que su santidad es vindicada.
(c) Para corrección del blasfemo, para que aprenda a no blasfemar. En algunos libros de disciplina se describen pasos progresivos de disciplina: amonestación, reprensión, suspensión, deposición (en caso de tener ministerios públicos o ser oficiales de la iglesia), y excomunión.
(d) Para preservación de la iglesia, para que los demás también teman (1 Ti. 5:20).
(e) Para conservar la pureza de la fe y de la doctrina, pues su palabra carcomerá como gangrena (2 Ti. 2:17).
La acción siempre se realiza para ayudar a los hijos de Dios y para gloria del Señor.31 Las instrucciones de Pablo son excomulgar solamente de la iglesia, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor (1 Co. 5:5). Los pecados de los cristianos no serán castigados en el infierno porque Cristo ya pagó por ellos, pero algunos de los cristianos en pecado recibirán su paga aquí (Sal. 103:10). En 2 Co. 2:5–11 el apóstol parece referirse a la restauración del fornicario que fue entregado a Satanás.
Diferencia entre la blasfemia de Pablo y la de Himeneo y Alejandro. Himeneo y Alejandro habían desechado la fe (v. 19), y no admitían corrección sino contendían, alegando que la resurrección ya se había efectuado, y trastornando así la fe de algunos (2 Ti. 2:14, 17–18). Pablo confesó haber sido blasfemo, pero lo hizo en ignorancia y en incredulidad (v. 13). En ese entonces no se decía cristiano como Himeneo y Alejandro, y persiguió a Jesús por creerlo hombre, pero no a Dios Jehová. La diferencia más grande fue que finalmente Pablo creyó en Jesús y la gracia divina fue más abundante que su pecado. Por otro lado, las religiones heréticas fundadas por hombres como Himeneo y Alejandro, creen que es necesario guardar la ley a fin de completar la salvación que Cristo principió en la cruz, y creen que el pecado es más abundante que la gracia de Dios.
25 Respecto a cómo guardar el mandamiento, ver comentario a 6:20.
26 1 Co. 14:5, 12, 26.
27 Pablo también anima a Timoteo a ser “soldado” (2 Ti. 2:3–4), pero no en la agresión, sino en dos cosas bien delineadas: (1) “Sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo” y (2) “Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida”.
28 Conciencia (gr. SUNEIDESIN) significa conocimiento, noción. También se le llama conciencia al sentimiento interior o testimonio de la propia conducta. La conciencia también nos es útil porque es una facultad mediante la cual llegamos a saber la voluntad de Dios, y experimentamos sentido de culpa o de liberación delante del Señor (He. 10:2). También llámase conciencia a aquel proceso de pensamiento que distingue lo que considera moralmente bueno o malo, alabando lo bueno y condenando lo malo (Ro. 2:15; 9:1; 2 Co. 1:12).
29 En cuanto a las malas doctrinas, se menciona una en 2 Ti. 2:18, “que la resurrección ya se efectuó”, y Pablo agrega que “en gran manera se ha opuesto a mis palabras” (v. 15).
30 No en todas las iglesias cristianas la excomunión equivale a entregar a la persona a Satanás, sino que a veces implica quitarle a la persona los ministerios públicos que tenga, y, en ciertos casos, también se le niega la participación en la cena del Señor.
31 Por otra parte la excomunión que aplica la Iglesia Católica Romana separa a los hombres no sólo de la iglesia en sí, sino también de la gracia de Dios, enviando a las personas al infierno.
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