Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6
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Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
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EL MOVIMIENTO de oración mundial está fuera de control.
Desde Pentecostés, la historia jamás ha registrado un nivel de oración en todos los continentes comparable al que ocurre en nuestros días. La Biblia nos dice que en algún lugar en los cielos, copas de oro se llenan de «incienso, que son las oraciones de los santos» (Apocalipsis 5:8). Nadie sabe exactamente cuándo esas copas se llenarán hasta desbordar. Pero esto es cierto: ¡El nivel del incienso en las copas nunca ha sido tan elevado ni ha subido tan rápidamente como hoy!
Muchos piensan que el floreciente movimiento de oración es una señal de que está a la vuelta de la esquina el gran avivamiento, por el cual generaciones de cristianos han esperado y orado. Cuatro de mis mejores amigos han escrito libros sobre el tema. Bill Bright destaca el rol que juega el ayuno en The Coming Revival [El avivamiento venidero]. El último libro de Robert Coleman es The Coming World Revival [El próximo avivamiento mundial]. Tom Phillips acaba de publicar Revival Signs: Joining the New Spiritual Awake [Señales del avivamiento: La unión al nuevo despertar espiritual] y David Bryant, director del Comité Nacional de Oración y convocador del Foro para el Avivamiento Nacional, documenta las tendencias corrientes tan bien como cualquiera en su libro The Hope at Hand [La esperanza cercana]. Bryant dice: «Dios incita a su pueblo a orar específica, creciente y persistentemente por un avivamiento mundial […] si Dios incita a la Iglesia a orar con este enfoque y consenso definido, no nos dejará orar en vano. Él ha prometido oír y contestarnos plenamente. Podemos prepararnos con confianza para las respuestas».1
Un tópico favorito de pastores en el país y el mundo es la oración. Hasta hace poco tiempo la oración típica aparecía muy por debajo en sus listas de prioridades. Hoy día algunas de sus iglesias están haciendo lo que en pocas de ellas ni siquiera se hubiera pensado antes: ¡Destinan parte de sus presupuestos para los ministerios de oración! Miles de iglesias han instalado salas para orar, ambientes amueblados con gusto que incluyen una o dos líneas telefónicas y tal vez una máquina de fax o una computadora para correo electrónico. Tales habitaciones están ocupadas por intercesores las veinticuatro horas del día. Algunas brindan conferencias especiales sobre la oración con predicadores invitados. Otras tienen personas que trabajan tiempo parcial o total como «ministros de oración», «pastores de oración» o «coordinadores de oración».
Los seminarios teológicos y las escuelas bíblicas dictan en sus programas cursos sobre la oración. No hace muchos años el Seminario Asbury era prácticamente el único en los Estados Unidos, al menos que yo sepa, que ofrecía cursos sobre la oración. Ahora un seminario sin ellos se consideraría anticuado.
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