viernes, 6 de julio de 2012

Sermones de guerra Espiritual: La lucha es Intensa y sin cuartel

biblias y miles de comentarios
 

¿De dónde proviene nuestra autoridad espiritual?

La Biblia es clara cuando enseña que nuestra autoridad espiritual proviene de Cristo nuestro amado Salvador... La Biblia es clara cuando enseña que nuestra autoridad espiritual proviene de Cristo nuestro amado Salvador...

E
l día que Laura dijo que, según la Biblia, los cristianos tenían autoridad sobre el mundo de las tinieblas, su compañera del grupo de oración la llamó aparte y la invitó a no seguir hablando de esos temas. “No podemos creer lo que andan diciendo muchos por ahí—le explicó--. Nuestra denominación no anda persiguiendo demonios, así es que no te metas en esa dirección
 
Dos días después la llamó el pastor. Su voz sonaba ceremoniosa, excesivamente lenta, como midiendo cada una de sus palabras. “Leonor, creo que lo mejor es que deje de estar leyendo esos libros que me han dicho, consulta con frecuencia, y de ver tanto programa de televisión orientado por fanáticos”, le dijo.
 
Sin embargo, cada vez que iba a la Biblia se encontraba con un tema recurrente: la liberación de los endemoniados y la sanidad de los enfermos. Subrayó en su ejemplar de las Escrituras todas las escrituras que hablaban sobre el particular. Día a día se iba convenciendo más.
 
Y su gran oportunidad vino cuando visitó a una vecina en el hospital. La mujer estaba gravemente enferma. Había consultado médicos y como no lograron identificarle una dolencia específica, fue donde un brujo que le recomendó unas aguas de colores, envasadas en botellas de cristal. Leonor oró por ella y, horas después, el médico le dio de alta.
 
Cierto día cuando enseguida de su apartamento se libraba una batalla campal en una pareja de jóvenes esposos, ella oró desde su habitación y pronto la calma reinó entre los vecinos.
 
¡Comprobó la realidad de la autoridad espiritual! Y la sigue poniendo en práctica. Hoy forma parte de un ministerio de oración, intercesión y liberación. ¡Dios responde con poder a su clamor!
 
¿Estás ejerciendo la autoridad de Cristo en su vida?
 
La batalla contra el mundo de las tinieblas es real. No es una invención evangélica sino tangible. La podemos apreciar en todo cuanto ocurre. Y el propósito de Satanás y de sus huestes es generar ataques permanentes contra los creyentes (1 Pedro 5:8).
 
Un reconocido teólogo, el doctor Scofield, asegura que “Después de la caída del hombre, Satanás comenzó su larga lucha contra la obra que Dios realiza a favor de la humanidad, lucha que aún continúa en nuestros días…”(Biblia Anotada de Estudio Scofield. Publicaciones Españolas. 1994. Nota a Apocalipsis 20:10. Pg. 1307)
 
Ahora, ¿qué debemos hacer? Ni siquiera pensar en asumir una posición pasiva, sino activa, confrontando al mundo diabólico (Cf. Santiago 4:7). Y para lograrlo eficazmente, debemos hacer acopio de nuestra autoridad espiritual.
 
Le invito para que leamos un pasaje revelador del Evangelio cuando un nutrido grupo de discípulos de Jesús regresaban tras cumplir su misión: Cuando los setenta y dos discípulos regresaron, le informaron llenos de alegría: —¡Señor, hasta los demonios nos obedecen cuando usamos tu nombre!  —Sí —les dijo—. Vi a Satanás caer del cielo como un rayo. Miren, les he dado autoridad sobre todos los poderes del enemigo; pueden caminar entre serpientes y escorpiones y aplastarlos. Nada les hará daño.”(Lucas 10:17-19. Nueva Traducción Viviente)
 
Los servidores del amado Maestro estaban felices de conmover el mundo de las tinieblas en el Nombre de Jesús. Y Él les advirtió que mientras que ellos estaban predicando, Satanás estaba librando contra ellos, tremendos ataques.
 
Jesucristo, nuestro amado Salvador, murió en la cruz y en la cruz, derrotó todas las fuerzas de las tinieblas y las exhibió públicamente sim poder
Jesucristo, nuestro amado Salvador, murió en la cruz y en la cruz, derrotó todas las fuerzas de las tinieblas y las exhibió públicamente sin poder
 
Igual con usted y conmigo como guerreros espirituales. Enfrentamos ataques del mundo de las tinieblas. No es algo esporádico sino permanente; esa es la razón por la que debemos mantenernos en intimidad con Dios en oración.
 
Un segundo aspecto relevante: Jesús les dijo que ellos—y por ende nosotros hoy—tenemos autoridad espiritual para confrontar y vencer sobre el mundo de las tinieblas. Es algo maravilloso porque el poder divino está con nosotros.
 
 
Es necesario que ejerzamos nuestra autoridad en Cristo que nos hace vencedores por encima del mundo de las tinieblas…
 
 
¿Autoridad de Dios o de los hombres?
 
Curiosamente los primeros cristianos dependían enteramente de Cristo en el desarrollo de su ministerio; hoy, dependemos de los títulos y de la experiencia que se deriva de los libros. El problema radica en que el conocimiento intelectual no tiene poder contra el mundo de las tinieblas sino la autoridad que se deriva de nuestra dependencia del Señor Jesús. Él es quien nos asegura la victoria en la lucha contra Satanás y sus huestes.
 
En usted hay autoridad. Usted fue concebido para vencer sobre las tinieblas y como tal, debe moverse: prendido de la mano de Cristo porque Él es quien nos concede el poder.
 
¿Y cómo expulsamos los demonios? No hay un Manual específico que –como si fuera el vademécum de un médico—nos diga qué hacer en cada caso. No. Usted y yo expulsamos los demonios en el Nombre de Jesucristo: Cierto día, cuando íbamos al lugar de oración, nos encontramos con una joven esclava que estaba poseída por un demonio. Era una adivina que ganaba mucho dinero para sus amos.  Ella seguía a Pablo y también al resto de nosotros, gritando: «Estos hombres son siervos del Dios Altísimo y han venido para decirles cómo ser salvos». Esto mismo sucedió día tras día hasta que Pablo se exasperó de tal manera que se dio la vuelta y le dijo al demonio que estaba dentro de la joven: «Te ordeno, en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella». Y al instante el demonio la dejó.”(Hechos 16:16-18. Nueva Traducción Viviente)
 
Observe que tras la aparente buena y oportuna confesión del demonio sobre el poder que asistía a los discípulos, se escondía la oposición del mundo de las tinieblas. Y Pablo lo entendió. Y en el Nombre de Jesucristo, sin hacer mayor espaviento, echó fuera la entidad demoníaca que estaba en la joven.
 
Si usted tiene que hacer ruido y gritería procurando que un demonio deje libre a una persona, es porque no tiene o no está ejerciendo la autoridad de Cristo en su vida. Recuerde que estamos enfrentando un mundo de maldad bien articulado, y por tal motivo, es esencial que tengamos y ejerzamos la autoridad (Lucas 11:18, 19)
 
Tenga presente que cuando militamos como guerreros espirituales, enfrentamos los ataques de nuestro adversario espiritual (Lucas 11:18; Cf. Efesios 2:2; Juan 14:30). No obstante tenemos asegurada la victoria porque en Cristo tenemos autoridad espiritual (Lucas 10:19), para enfrentar y vencer sobre el mundo de las tinieblas así como para ser protegidos de sus ataques.
 
Enfrentando la oposición
 
 
Como ministros de Cristo enfrentamos oposición de las tinieblas pero ejerciendo nuestra autoridad, aseguramos la victoria…
 
Ejercer la autoridad de Cristo, nuestro amado Señor y Salvador, nos enfrentará a la oposición incluso de quienes aseguran creer en Dios. ¿Recuerda al Señor Jesús? Las autoridades religiosas de su época lo acusaban, y cuestionaban su autoridad espiritual: “Mientras Jesús caminaba por la zona del templo, los principales sacerdotes, los maestros de la ley religiosa y los ancianos se le acercaron. —¿Con qué autoridad haces todas estas cosas? —le reclamaron—. ¿Quién te dio el derecho de hacerlas?... ”(Marcos 11:27-33. Nueva Traducción Viviente)
 
¿Enfrenta oposición?¿Le critican por estar inmerso en la oración, intercesión y guerra espiritual? Es previsible. No se sorprenda: Los guerreros espirituales se someten a sus pastores y autoridades de la iglesia, pero al mismo tiempo: son sensibles a la voz de Dios para librar las batallas.
 
A nuestro amado Salvador, el ejercer su autoridad divina, le llevó a enfrentar las trampas de los líderes religiosos de la época (Cf. Marcos 12:13-17), pero Él seguía firme en su ministerio. Él fue enfático en decir que su autoridad—como la que nos confirió a usted y a mí—proviene del Padre celestial: “Jesús se acercó y dijo a sus discípulos: «Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra.”(Mateo 28:18)
 
No se desanime si lo atacan. Recuerde que tales ataques provienen del mundo de las tinieblas que utiliza instrumentos humanos para poner tropiezo contra el ministerio que el Señor Jesús nos ha llamado a desarrollar.
 
¿Cómo mantenemos esa autoridad de Cristo en nosotros? Nuestra autoridad se fundamenta en caminar de la mano del Señor Jesucristo (Juan 15:5) y la autoridad permanece en la medida en que permanecemos prendidos de la mano de Cristo.
 
La conferencista y autora internacional, Doris Wagner señala que “En mi experiencia, he encontrado demonios de duda e incredulidad y, aunque parezca mentira, están ligados frecuentemente a espíritus religiosos tales como de legalismo, de idolatría, de religiones falsas y masonería… La incredulidad realmente limita lo que Jesús quiere hacer…” (Doris Wagner. “Cómo ministrar liberación”. Editorial Peniel. Argentina. 2005. Pg. 23)
 
El enemigo querrá robarle autoridad mediante la incredulidad; sin embargo, no ceda a la tentación. Tenga la firme convicción de que la autoridad de Cristo está en su vida.
 
Estamos llamados a vencer. Tenga presente –en todo momento—que como los primeros discípulos, los guerreros espirituales predican el Evangelio, ministran sanidad a los enfermos y liberación a los cautivos espirituales (Mateo 10:5-8).
 
No renuncie a su papel protagónico en la guerra espiritual
 
Cada cristiano tiene un papel protagónico en la extensión del Reino de Dios, que debe asumir. No podemos eludir esa encomienda. No obstante, sabemos que es una tarea que enfrentará oposición del mundo de las tinieblas.
 
Ante los ataques permanentes, de los que debemos ser conscientes, es necesario que estemos dispuestos a resistir el avance de Satanás y sus huestes. Lo hacemos en nuestra condición de guerreros espirituales, que caminan diariamente prendidos de la mano del Señor Jesús.
 
Si libramos eficazmente la batalla contra el reino de las tinieblas es gracias a la autoridad que nos dio el Señor Jesús (Marcos 6:7), y como discípulos del Señor Jesús cumplimos la misión de destruir las obras del diablo (1 Juan 3: 8)
 
A propósito, ¿Ya recibió a Jesucristo como su Señor y Salvador? Lo digo porque quizá llegó a esta página apenas hoy y tiene inquietud. Lo animo ha abrirle las puertas de su corazón. Puedo asegurarle que tener a Cristo en nuestra existencia, es la mejor decisión que podemos tomar porque emprendemos un nuevo camino en nuestra vida personal y espiritual.

Bendiciones o maldiciones, usted decide...

Cada uno de nosotros decide si quiere ser bendecido o maldecido... las maldiciones son el producto de la desobediencia a Dios... Cada uno de nosotros decide si quiere ser bendecido o maldecido... las maldiciones son el producto de la desobediencia a Dios...

E
l diagnostico era contundente. Su Padre, Paul West, padecía embolia pulmonar. No era algo nuevo. Sus ascendientes lo han padecido. Grave. Los médicos especialistas de un instituto en California, recomendaron estudiar a fondo su caso. Recomendaron ¿El costo? Ciento sesenta mil dólares. Una cifra astronómica para una modesta familia estadounidense.
 
¿La razón? Hacer una secuenciación genética obliga el estudio de 6.000 millones de caracteres que representan el código genético de una persona. La información es tan compleja, que la mayoría de las compañías envían a sus clientes procesos sin interpretar los resultados.
 
Y Anne West, una jovencita de 18 años, decidió emprender la búsqueda de pistas que pudieran ayudar a su padre, a partir de un método empírico pero eficaz: cuentas proceso por proceso. Y para desarrollar la tarea, descargó en su computadora personal una hoja de cálculo. Mientras sus amigos iban a ver una película o ver vitrinas en un centro comercial, ella se dedicaba a comparar laboriosamente las secuencias de letras que representan los nucleólitos que componen el ADN.
 
Para que podamos hacer un cálculo de la dimensión de la tarea, acojo lo que plantea el Director de Investigaciones Genéticas de la firma Knome, Nathan Pearson, quien concibe el genoma humano como un enorme libro. Asegura que “Si alguien leyera en voz alta el genoma de una persona a una velocidad de seis letras por segundo, tardaría 34 años en terminar”(The Wall Street Journal Americas. 5/10/2010)
 
 
Cada uno de nosotros determina si quiere ser bendecido o enfrentar las maldiciones…
 
La chica trabajó intensamente. Ese proceso le permitió descubrir, no solo para ella sino para su familia, los riesgos heredados para su salud… Descubrió en todos estos meses, lo mucho que podemos heredar: no solo el color de los ojos o tonalidad del cabello, sino también la proclividad a algunas enfermedades. Hoy, a pesar de que recién llegó a la mayoría de edad, trabaja en una compañía grande de los Estados Unidos y cursa una carrera en biología.


 
Dios tiene para nosotros abundantes bendiciones... Dios tiene para nosotros abundantes bendiciones...
 
Maldiciones generacionales
 
Con frecuencia y al pensar en personas que inexplicablemente experimentan enfermedades, inclinación al suicidio, ruina e incluso, propensión a los accidentes, coincidimos en reconocer que “algo extraño” ocurre en esas vidas. “Tienen un sino inexplicable y terminan siempre en las mismas condiciones que su abuelo o bisabuelo”, solía explicar uno de los ancianos más respetables de mi pueblo natal.
 
A la luz de la Biblia entendemos que se trata de maldiciones generacionales. Así como nuestro ADN físico transmite características particulares de un individuo por generaciones enteras, así también por generaciones enteras se transfiere el ADN espiritual y algo más grave: las maldiciones que muchas personas recibieron por palabras de auto condenación o bien, por las maldiciones que otras personas pronunciaron sobre ellas.
 
Las maldiciones más frecuentes se producen por abrir puertas al ocultismo o marginar a Dios de nuestras vidas. ¿La razón? Cuando el Señor no ocupa el primer lugar en nuestra existencia o en la familia, quien toma ventaja es Satanás mismo.
 
Cuando el pueblo de Israel estaba en el desierto, el Padre les hizo una advertencia que aplica a nosotros hoy referente a los ídolos y prácticas de los pueblos paganos, relacionadas todas con el ocultismo: No te inclinarás á ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, sobre los terceros y sobre los cuartos, á los que me aborrecen…”(Éxodo 20:5) Observe por favor, que de estas prácticas se derivaban maldiciones por generaciones enteras. ¡Las maldiciones son reales y se heredan!
 
No obstante, Dios también fue claro en señalar que su misericordia está extendida hacia Su pueblo. Lo que desencadena maldición, la misma que no solo nos afecta a nosotros sino a nuestro cónyuge sino a nuestros hijos, nietos, bisnietos y líneas sucesivas, es persistir en la maldad, como advirtió el Señor a través del patriarca Moisés: Que guarda la misericordia en millares, que perdona la iniquidad, la rebelión, y el pecado, y que de ningún modo justificará al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, sobre los terceros, y sobre los cuartos”(Éxodo 34:7)
 
A estas maldiciones se suman las que profieren en contra nuestra las personas, o incluso, las que como padres – en medio de un rapto de ira—expresamos hacia nuestros familiares. Al retornar la calma pensamos que “No pasará nada porque fue en un momento de rabia”, pero no es así. El peso destructivo de las palabras persiste.
 
Con el poder de Dios las maldiciones se rompen y nuestras generaciones son bendecidas…
Recuerdo el caso de una esposa airada que maldijo a su marido: “He de verte en la ruina. No saldrás de esa condición”. Aun cuando lograron mejorar la relación, él en efecto terminó en una situación caótica en la salud, en lo personal y en sus finanzas. Y ella misma, como parte de su familia, sufrió las consecuencias. ¡Mucho cuidado con lo que decimos, porque a través de las palabras somos bendecidos o acarreamos maldiciones (Cf. Proverbios 18:21)!
 
Es hora de romper las maldiciones
 
¿Recuerda la historia de la familia Kennedy? John F. Kennedy murió asesinado el 22 de noviembre de 1963. Su hermano Roberto también fue asesinado. David Kennedy murió de una sobre dosis de drogas en 1984; él representaba la tercera generación. Ahora,  John F. Kennedy Jr. murió en un accidente de avión el 17 de julio de 1999. Todas las revistas y los periódicos hablaban de la "Maldición de los Kennedy". Esta es una situación que se puede romper con la Palabra de Dios y por el poder de la sangre de Jesús. Estas tragedias no se produjeron porque los Kennedy fueran malas personas, sino debido a algo que cayó sobre ellos. La iniquidad, o maldición, fue transferida de generación en generación.
 
La Biblia nos enseña que nuestro amado Salvador Jesucristo rompió toda maldición. Nos hace herederos de las bendiciones Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos. ” (Romanos 5:19) Y esas bendiciones se aplicar a nuestras vidas cuando recibimos a Jesús como Señor y Salvador: …con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;  el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.”(Colosenses 1:12-14)
 
¿Y qué pasa con las maldiciones que pronunciamos contra otros o que otros pronunciaron contra nosotros? Es fundamental que rompamos esas maldiciones. Tras comprender el   principio espiritual de la causa y el efecto y que por la obra de Jesús somos libres (Cf. Juan 8:32-36), debemos arrepentirnos por las maldiciones que pronunciamos contra la familia (cónyuge o hijos) o contra otras personas. El segundo aspecto, declarar bendiciones sobre aquellos a quienes hayamos maldecido. Ese vocabulario nuestro, destructivo, debe cambiar. Y si es sobre nuestras vidas que operan maldiciones generacionales, en el Nombre de Jesucristo—en oración--, debemos romperlas.
 
Recuerde siempre que Dios nos llamó a ser herederos de bendiciones y no de maldiciones. Él, nuestro amado Salvador, se hizo maldición para bendecirnos. ¡Rompa hoy, en la autoridad del Señor Jesús con toda maldición generacional que desencadena estancamiento espiritual, enfermedades, inclinación al suicidio, ruina e incluso, propensión a los accidentes—entre otras!
 
A propósito, ¿ya recibió a Jesucristo como Señor y Salvador? No deje pasar esta maravillosa oportunidad para abrirle las puertas de su corazón. Hoy es el día para hacerlo. Puedo asegurarle que su vida experimentará transformación.

¿Satanás gobierna en el infierno?

El pecado y la maldad aseguran el infierno por la eternidad El pecado y la maldad aseguran el infierno por la eternidad

L
o dijo Lucía con seriedad, espaciando sus palabras para imprimirle mayor dramatismo al relato: “Yo vi al diablo con cacho, cola y ropa interior”. Un ayuno, un sábado, y todos debimos contener la risa.
 
Ella prosiguió: “Entonces me levanté del lugar donde estaba orando y tomé en mi mano la espada del espíritu y lo golpee una y otra vez hasta que el arma se quedó pegada a mi mano; sólo descansé cuando vi en el suelo rastros de sangre y comprendí que le había dado una buena zurra al jefe del infierno. Allá estaría en su lugar de refugio, curándose las heridas”, concluyó.
 
Nadie dijo nada; ni yo. Realmente estábamos a las puertas de seguir orando y antes que entrar a polemizar en ese espacio, creí lo más oportuno, clamar. Lo consideré más productivo y dejar para otro día, el hacer la correspondiente aclaración.
 
Sin duda, su apreciación obedece más a la imaginería popular que a la realidad, y fue bastante complejo sacarla de su esquema de pensamiento sobre sus convicciones—aun cuando se lo probé por la Biblia—porque en ella e infinidad de personas, pesa más la tradición que la realidad.
 
Sobre todo, a Lucía le resultó difícil entender que Satanás y su equipo de trabajo no tienen oficinas en el infierno; que por el contrario, ellos irán a ese lugar a condenación eterna.
 
A diferencia de ella, hay quienes aseguran que el infierno no existe más que en la imaginación de los cristianos…
 
El infierno es real
 
Millares de personas de todo el mundo se empecinan en negar la existencia del infierno. Argumentan que se trata de una exageración de los textos bíblicos; sin embargo, ¿es esto cierto? ¿Acaso el asunto del infierno es paralelo a los relatos de ficción? ¿Constituye el infierno un argumento religioso para presionar la conversión de las almas a Cristo?
 
El Señor Jesús en numerosas parábolas aludió a la existencia real de este lugar al que irán quienes se consideran salvos pero siguen sujetos a la mundanalidad: “…pero los hijos del reino serán arrojados a las tinieblas de afuera. Allí habrá llanto y rechinar de dientes” (Mateo 8:12 RVA)
 
La muerte del Señor Jesús en la cruz nos asegura el perdón de los pecados y la vida eterna... La muerte del Señor Jesús en la cruz nos asegura el perdón de los pecados y la vida eterna...
 
Ahora, los relatos con propósito de brindar una enseñanza espiritual que impartió el Maestro, dejan claro que hay un Ser superior que determina quién irá y quién no a este sitio, a condenación eterna. Refiriéndose a quienes se niegan a entrar en el Reino de Dios, reciben condenación, explicó: “Entonces el rey dijo a los que servían: Aten a este de pies y manos, u échenlo de aquí, a las tinieblas de afuera. ¡Allí habrá llanto y rechinar de dientes! Porque son muchos los llamados, pero pocos los escogidos” (Mateo 22:13, 14; Cf. Mateo 13:42, 50; 22:30; Lucas 12:38)
 
Hasta aquí hemos visto que es un espacio de tinieblas. No obstante, el Señor Jesús también lo describió como un sitio donde hay fuego: “Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mateo 13:41, 42)
 
Será una condena tras juzgar y definir quienes experimentarán sufrimiento por siempre: “Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y crujir de dientes”(Mateo 13:49, 50)
 
Un comentarista bíblico, al analizar este pasaje, explica que: “Mateo usa con frecuencia estos términos para referirse al juicio venidero. El lloro indica tristeza o remordimiento, y el crujir de dientes, ansiedad y dolor extremos. Los que dicen que no les importa lo que suceda después de la muerte, no tienen idea de lo que dicen. Serán castigados por vivir en forma egoísta e indiferente a Dios”(Biblia de Estudio Diario Vivir. Editorial Grupo Nelson. EEUU. 2010. Página 1249)
 
Condenados y salvos podrán verse
 
Cuando estudiamos lo que dijo el Señor Jesús respecto del infierno, encontramos algo más: Aquellos que sufren condenación eterna, serán conscientes de que mientras ellos rechazaron el mensaje de Salvación, muchos estarán por siempre en la presencia de Dios: “Allí habrá entonces llanto y rechinar de dientes, cuando vean a Abrán, Isaac y Jacob, y a todos los profetas, en el Reino de dios, mientras que ustedes son expulsados”(Lucas 13:28 RVA; Cf. Lucas 16:19-31)
 
Si el propio Salvador Jesucristo aludió en varias ocasiones a la realidad del infierno, y en su condición de Dios hecho hombre, Él no iba a engañarnos, ¿por qué millares de personas se empecinan en negarlo? Por una sola razón: Satanás he cegado su entendimiento (Cf. 2 Corintios 4:4)
 
¿Satanás gobierna en el infierno?
 
Si queda claro el hecho de que existe infierno, y que un Ser superior lo dirige—estoy seguro que Dios por lo que dice la Biblia--, cabe preguntarnos: ¿Satanás tiene incidencia sobre quienes irán a este lugar de tormento? La respuesta categórico es un rotundo y categórico no. ¿La razón? Satanás y sus huestes estarán por la eternidad en condenación, justo en ese lugar, como lo explica el apóstol Pedro: “Es un hecho que Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los arrojó al infierno y los lanzó a oscuras prisiones, donde se les vigila para llevarlos a juicio”(2 Pedro 2:4 RVC)
 
El libro del Apocalipsis registra que “El diablo… fue lanzado al lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta. Y allí serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos”(Apocalipsis 20:10 Cf. 20:2, 3)
 
Al comentar este pasaje, un biblista señala que “El poder de Satanás no es eterno; enfrentará su condena. Empezó su obra maligna en la humanidad al principio (Génesis 3:1-6) y la continúa hoy pero nunca se le sacará del lago de fuego y jamás volverá a engañar a nadie” (Biblia de Estudio Diario Vivir. Editorial Grupo Nelson. EEUU. 2010. Página 1840)
 
¿Quién entonces toma decisiones sobre el infierno? No es el diablo ni toda la corte satánica como enseñaron por muchos años; es Dios quien determina qué hacer en cada caso, como enseñó el Señor Jesús: “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Pues aun vuestros cabellos están todos contados.  Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.  A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 10:28-33)
 
No son Satanás ni sus colaboradores quienes tienen instalado un despacho infernal para determinar dónde le toca a quienes no reciben a Cristo en su corazón y andan en maldad. Nuestro Padre celestial, justo y amoroso, nos brinda la oportunidad y es quien, en última instancia, determina dónde pasaremos la eternidad de acuerdo con la elección que hayamos hecho de la Salvación o el rechazo demostrado.
 
Caminar en Dios, es sin duda, el mejor paso que podemos dar sino que nos asegura eternidad en Su presencia. Por esa razón no podemos dejar pasar la oportunidad de abrir nuestro corazón a Jesucristo. Recibirlo como el Señor de nuestra existencia. Constituye el fundamento para el crecimiento personal y espiritual, pero también, la vía para la eternidad.

¿Dónde vive Satanás?

Satanás y sus huestes ejercen dominio territorial y, desde allí, desencadenan destrucción sobre el género humano...
Satanás y sus huestes ejercen dominio territorial y, desde allí, desencadenan destrucción sobre el género humano...

E
l operativo fue rápido, pasada la medianoche. Las autoridades rodearon la vieja casona. Lo hicieron con mucha cautela, incluso, apagaron las luces de las patrullas. Un oficial hizo señas a dos agentes que golpearon con fuerza la puerta e ingresaron en la inmensa estancia.
                                            
En el centro de la sala descubrieron un círculo y una cruz grande de cinco puntas iluminados con velas de diferentes colores. El ambiente lo dominaba un fuerte y penetrante olor a incienso. En un rincón, dos gallinas despedazadas.
 
--Un sacrificio de sangre—murmuró impresionado el comandante del operativo mientras dirigía la linterna en todas las direcciones.
 
Detuvo la luz en una silla de madera, cuidadosamente tallada con formas diversas y tapizada con telas de gamuza negra y fucsia.
 
--Es el trono del diablo—dijo uno de los investigadores señalando la butaca--. Se encuentra en los lugares donde celebran rituales satánicos--.
 
Los dos asintieron con ese extraño lenguaje de los gestos en el que los interlocutores se comprenden sin decir palabra.
 
Un diario registró el incidente, haciendo especial énfasis en que el lugar, del que lograron huir los practicantes del ocultismo, albergaba el “trono de Satanás”, en una zona periférica y popular de México.
 
¿Dónde queda el trono del diablo?
 
Esta pregunta la he escuchado infinidad de ocasiones. Muchos dicen que está aquí o que tal vez allá. No obstante la Biblia nos enseña que el trono de Satanás se encuentra en infinidad de lugares porque nuestro adversario espiritual gobierna el mundo entero como consecuencia del pecado del género humano.
 
El evangelio de Mateo registra una escena en la que el enemigo tentó al Señor Jesús ofreciéndole eo dominio de todas las naciones: “… Por último, el diablo llamó a Jesús a una montaña muy alta. Desde allí podían verse los países más ricos y poderosos del mundo. El diablo le dijo: --Todosestos países serán tuyos, si te arrodillas delante de mí y me adoras. Jesús le respondió:--Vete de aquí, Satanás, porque la Biblia dice: “Adoren a Dios y obedézcanle sólo a él”. Entonces el diablo se fue, y unos ángeles vinieron a servir a Jesús.”(Mateo 4.8-11, Nueva Traducción Viviente)
 
Ahora bien, el dominio satánico llega a manifestarse por siglos enteros. Cuando ejerce el poder, trae ruina, destrucción e incluso, la muerte. El amado salvador dirigiéndose a los creyentes de la iglesia de Esmirna les dijo: “Yo conozco las dificultades por las que ahora pasas, y sé que eres pobre, aunque espiritualmente eres muy rico. También sé lo mal que hablan de ti los que se consideran judíos, pero que en realidad son un grupo que pertenece a Satanás. No tengas miedo de lo que vas a sufrir. El diablo meterá a algunos de ustedes en la cárcel, para ver si en verdad confían en mí. Durante algún tiempo tendrán muchas dificultades; pero si confían en mí hasta la muerte, yo les daré como premio la vida eterna.”(Apocalipsis 2.9, 10. Nueva Traducción Viviente)
 
Hay hasta aquí, dos ideas concretas que le invito a considerar: la primera, Satanás tiene dominio porf la pecaminosidad del género humano, y la segunda, fruto de ese poder temporal que tiene el adversario espiritual, libra contra los cristianos, muchos ataques.

Los cristianos libramos batallas en oración. En Jesucristo, nuestro amado Salvador y Capitán, tenemos asegurada la victoria... Quien debe huir es Satanás, que junto con sus huestes, ya están vencidos...
 
Los cristianos libramos batallas en oración. En Jesucristo, nuestro amado Salvador y Capitán, tenemos asegurada la victoria... Quien debe huir es Satanás, que junto con sus huestes, ya están vencidos...
 
Los dos tronos
 
En ese orden de ideas, hay dos tronos. El de nuestro amoroso Padre celestial, como señalan las Escrituras: “Pero Dios está en su santo templo; desde su palacio celestial vigila a la humanidad entera…”(Salmo 11:4. Cf. Isaías 6.1; Mateo 5:34, 35. Nueva Traducción Viviente) El segundo trono, que es limitado, es el de Satanás y a él confluyen sus huestes de maldad.
 
¿Domina el mundo diabólico? Por supuesto que sí. Millares de personas en todo el mundo se reúnen a realizar ceremonias satánicas. No sólo en Italia, Francia, Inglaterra, España y Estados Unidos, sino que este tipo de prácticas está tomando fuerza en los países latinoamericanos.
 
Las tinieblas atacan. Sus estrategias están revestidas de perseverancia y maldad. No obstante, Cristo nuestro amado Salvador nos asegura la victoria cuando ejercemos la autoridad que nos delegó. Recuerde que por Su obra redentora, rompió todo poder de lo oculto como describe el apóstol Juan: “A los que triunfen sobre las dificultades y no dejen de confiar en mí, les daré como señal de victoria la estrella de la mañana. Y si me obedecen siempre, les daré poder sobre los países del mundo, así como mi Padre me dio ese poder a mí. Gobernarán a esos países , y los tratarán con dureza: ¡Los harán pedazos, como si fueran ollas de barro!”(Apocalipsis 2:26-28. Nueva Traducción Viviente)
 
¡Tenemos poder de parte de Dios! Las tinieblas se desvanecen. ¡Satanás está vencido! La Biblia es clara cuando enseña: “Tú eres mi Dios y mi rey; ¡Tú nos diste la victoria! Por tu gran poder vencimos a nuestros enemigos; destruimos a nuestros agresores!... Fuiste tu quien nos hizo vencer a nuestros enemigos!!Fuiste tú quien puso en vergüenza a nuestros adversarios!”(Salmo 44:5, 6, 8. Nueva Traducción Viviente)
 
Es clave que ejerzamos autoridad en el poder de Jesucristo. Es lo que nos garantiza aplastar el mundo de las tinieblas.
 
¿Qué le lleva a pensar todo esto? Déjeme ayudarle un poco: a concluir que no podemos, ni por un instante, ceder terreno. Debemos desplazar los “tronos de Satanás” donde él ha establecido potestades y fortalezas espirituales de maldad. Eso lo hacemos con guerra espiritual, en oración e intercesión que es nuestro gran compromiso como soldados de Jesucristo… ¡Ni por un instante deje de orar y batallar contra el mundo de maldad que nos rodea!
 
Reciba hoy a Jesucristo
 
Quizá usted es nuevo en estos temas. Se pregunta, ¿cuál es el primer paso? Es sencillo, recibir a Jesucristo como su Señor y Salvador. ¿Cómo?, en oración. Allí donde se encuentra, dígale:
 
“Señor Jesús, reconozco que he pecado. En tu Nombre renuncio a tod apuerta abierta al ocultismo. Renuncio a Satanás y sus obras. Gracias por morir en la cruz para limpiarme de todo mí pasado de maldad, rompiendo ataduras del ocultismo sobre mi vida, y abrirme las puertas a una nueva existencia. Te recibo en mi corazón como único y suficiente Salvador de mi vida. Haz de mí la persona que tú quieres que yo sea. Amén”
 
¡Lo felicito nuevamente! Ha dado un paso que tiene trascendencia para el presente y el mañana: pasará la eternidad con Jesucristo.
 
Ahora tengo tres recomendaciones para usted: la primera, que lea la Biblia diariamente. Es un libro maravilloso en el que aprenderá principios que le llevarán al éxito y al crecimiento, tanto personal como espiritual. La segunda, que ore. Recuerde que orar es hablar con Dios, y por último, comience a congregarse en una iglesia cristiana. Puedo asegurarle que, en adelante, su vida será diferente.


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