lunes, 25 de junio de 2012

Una iglesia ejemplar (1ra Timoteo): Final de un estudio Biblico


biblias y miles de comentarios
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 29MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
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Tiene pastores de respeto
1 Timoteo 5:17–25
¿Honor o reprensión? ¿Qué necesitan los líderes en su iglesia? Hemos visto que la calidad de una iglesia depende de la vida espiritual y conducta de sus líderes. Si los ancianos tienen vidas de santidad y rectitud, los miembros querrán seguir su ejemplo. Si los ancianos-pastores conocen y enseñan con pertinencia la palabra de Dios, los miembros querrán conocer y obedecer la Biblia. Si manifiestan afecto para los no cristianos y si la vida de los líderes los atraen hacia Cristo, los miembros también llevarán a sus familiares y amistades a la salvación. Si los pastores tiene visión y fe, e intentan grandes cosas para Dios, el rebaño crecerá en fe y tendrá gran expectativa en Dios y en su iglesia.
Recordemos un concepto clave que aprendimos en el capítulo 3: que el Nuevo Testamento usa tres nombres para referirse a los mismos líderes espirituales en la congregación: pastor, anciano y obispo. Lo que se enseña sobre un pastor o un obispo se aplica también para el anciano, porque son el mismo grupo. Según el Nuevo Testamento, el pastor de una iglesia es también anciano y los ancianos participan con él en el ministerio pastoral. Deben trabajar unidos como equipo.
En el capítulo 3, el apóstol enseñó quiénes son los que pueden llegar a ser líderes en la congregación. Aquí orienta a Timoteo acerca de la manera de tratar a esos líderes en distintas circunstancias, algunas situaciones positivas y algunas lamentables. La iglesia saludable respeta y apoya a sus líderes. A la vez, la iglesia ejemplar procura evitar que sus líderes pierdan su buen testimonio y saben qué hacer cuando alguno de ellos falla.
Este estudio tiene elementos similares al pasaje sobre las viudas. La congregación debía honrar a algunas de las viudas proveyéndoles ayuda material. Ahora aprendemos que la iglesia también debe proveer ayuda económica a algunos de sus ancianos-pastores. Algunas viudas necesitaban reprensión y Pablo enseña la necesidad de reprender también a un líder de mala conducta.
¡PENSEMOS!
Según el v. 17, ¿cuáles son algunas de las actividades de los ancianos de una iglesia? En su opinión, ¿cuáles serían las características de los que “gobiernan bien”? Piense en otros pasajes del Nuevo Testamento que enseñan las funciones de los ancianos-pastores. ¿Qué dice Pablo acerca de los líderes que sirven bien, especialmente en la predicación y la enseñanza? Según el v. 18, ¿qué debe incluir el “doble honor”?
LOS LÍDERES QUE SIRVEN BIEN 5:17–18
El v. 17 enseña varios conceptos importantes acerca de los líderes de una iglesia local. Una de sus responsabilidades es gobernar. Deben preocuparse por dirigir bien. Esta carta dice que deben ser celosos de la buena doctrina y la enseñanza de la gracia de Dios (cap. 1). Han de fomentar la oración, el orden y la unidad (cap. 2). No debe haber nada en sus vidas que perjudique el respeto y confianza de la grey ni estorbe sus relaciones con ellos (cap. 3). Asimismo, la piedad personal, la comunicación de la palabra y la compasión han de caracterizar su ministerio (caps. 4–5).
El apóstol Pedro enseña que el gobierno de los ancianos no debe ser con soberbia ni prepotencia: “no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey” (1 Pedro 5:3).
También, el v. 17 enseña que la iglesia debe asignarle “doble honor”, si dirige bien. El primer honor es el respeto y la obediencia que los miembros muestran a sus líderes. El apóstol escribió en otra carta: “Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra” (1 Tesalonicenses 5:12–13).
Por su parte, Hebreos 13:17 dice: “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso”.
El otro honor es ayuda económica (Compare el sentido de honra en 5:3.). Este es el principio bíblico que nos enseña a sostener al pastor. En el v. 18, Pablo cita Deuteronomio 25:4 y las palabras de Cristo para apoyar esta enseñanza. Una iglesia debe esforzarse por remunerar a sus pastores en la mejor forma posible, para que sus familias no tengan necesidad y el líder pueda entregarse al ministerio de la palabra.
También la iglesia debe recordar que todos los ancianos contribuyen al ministerio administrativo y pastoral. En algunos casos, ellos podrían fortalecer el ministerio de la iglesia dedicándose más tiempo a estos ministerios. La iglesia puede invitarles a que dejen parte o todo su trabajo material para servir al Señor en la congregación. Entonces estos recibirían sostén de ella.
ANCIANOS-PASTORES (5:17):
TODOS GOBIERNAN.
ALGUNOS GOBIERNAN BIEN.
ALGUNOS PREDICAN Y ENSEÑAN.
ALGUNOS RECIBEN SOSTÉN.
Finalmente, el v. 17 señala que los líderes ministran en distintas maneras. Cada miembro del equipo pastoral tiene diferentes dones, experiencia y preparación. Así la actividad de uno complementa el ministerio de los otros y la iglesia goza de un liderazgo completo y equilibrado. Todos contribuyen a la administración y algunos se dedican a “predicar y enseñar”. Estos son los que generalmente necesitarán recibir sostén económico. Preparar la enseñanza y la predicación requiere muchas horas de estudio para poder compartir un alimento sólido y pertinente. En general, estas personas son las que tienen mayor preparación para el ministerio y están entregando más tiempo al ministerio en la iglesia.
LOS LÍDERES QUE SON ACUSADOS 5:19–21
¡PENSEMOS!
¿Por qué enseña Pablo que no se debe aceptar una acusación contra un anciano a menos que haya dos o tres testigos? Si un anciano es culpable de mala conducta, ¿por qué debe ser reprendido delante de otras personas? ¿Por qué son necesarias la precauciones de los vv. 21–22? ¿Cuáles son las situaciones que Pablo está tratando de evitar? En su opinión, ¿qué significa participar en pecados ajenos? ¿Por qué Timoteo debía usar un poco de vino?
Lamentablemente, no todos los ancianos-pastores son irreprensibles (3:2). Es necesario saber qué hacer cuando otros traen una crítica. Pablo enseña cuatro principios en los siguientes versículos con relación a este tipo de problema.
1) Los otros líderes y los miembros deben ser cautelosos para no aceptar cualquier crítica o acusación en contra de un líder.
2) Cuando un líder ha cometido pecado, es necesario tomar las medidas bíblicas.
3) Es necesario evitar que los prejuicios personales o la parcialidad influyan en las decisiones.
4) A veces la iglesia puede evitar estos problemas si ejerce paciencia y espera más tiempo para escoger un nuevo anciano-pastor.
Cautela con las acusaciones
El v. 19 manda que la iglesia no acepte la acusación de sólo una persona contra un líder. Es una norma muy sabia con el fin de evitar errores e injusticias. Todos miran la vida de un líder. Algunos buscan fallas, especialmente si no conocen al Señor. Un cristiano que no acepta el liderazgo de un anciano-pastor podría acusarlo injustamente. Otro puede malinterpretar alguna acción. Hemos de esforzarnos para conocer todo el caso antes de tomar decisiones que puedan afectar profundamente la vida y familia de un líder y el testimonio de la congregación y del evangelio.
Un anciano no debe participar en la crítica de otro líder de la iglesia. Los ancianos tienen que enseñar a la congregación, por su ejemplo, cómo debe mantener la unidad. Si es posible que exista una falta o un problema, el líder debe hablar personalmente con el acusado como Cristo enseñó en Mateo 18:15 y Pablo en Gálatas 6:1. Después, Mateo 18 enseña otros pasos a seguir. Los mismos ancianos son responsables mutuamente por exhortarse, corregirse y apoyarse unos a otros.
La necesaria reprensión
Por otro lado, es importante tomar las medidas bíblicas cuando un líder falla. El nivel espiritual de la iglesia, el respeto para el liderazgo y el testimonio de la congregación en la comunidad deben mantenerse.
Según el v. 20, si se comprueba que un líder “persiste en pecar”, es necesario reprenderlo y exhortarle para que cambie su comportamiento. Reprensión no es el mismo vocablo en griego que se encuentra en 5:1. Aquí incluye la idea de censurar.
No está claro quienes sean “todos” y “los demás”. Algunos opinan que se refiere a la congregación; otros entienden que son los ancianos-pastores. La frase “los demás”, sugiere que son los líderes porque la palabra significa “otros del mismo tipo o categoría”. Puesto que Pablo escribe a Timoteo, uno de los líderes, sobre la manera en que ellos deben tratar distintos problemas en la iglesia, es lógico pensar que el anciano-pastor que ha pecado debe ser reprendido delante de los líderes para que ellos teman desobedecer a Dios.
No se toma la misma medida en todos los casos. Los ancianos-pastores necesitan tratar estas situaciones en la misma forma en que tratarían el pecado de cualquier miembro, siguiendo los principios y procedimientos en pasajes como Mateo 18:15–17; Gálatas 6:1; 1 Corintios 5 y Tito 3:10. Muchas veces el líder tendrá que retirarse del liderazgo, porque ya no cumple el requisito de ser irreprensible. Ha dejado de ser un ejemplo para la grey. Si no reconoce su falta y no tiene un espíritu arrepentido, no podrá seguir en comunión con la congregación.
La imparcialidad
En el v. 21 encontramos el tercer principio, el de tratar con imparcialidad las acusaciones o el pecado. Los humanos encuentran difícil juzgar con imparcialidad. Es fácil ser comprensivo con una persona que está cerca de nosotros, que nos ha hecho bien y con quien sentimos confianza. También es natural ser impaciente con una persona que no simpatiza con nosotros. Podemos favorecer a una persona de cierto nivel social y ser más estrictos con otros. Pablo reconoce esta debilidad y exhorta “que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad”.
Pablo desarrolla el cuarto principio en los siguientes versículos.
LOS CANDIDATOS A SER LÍDERES 5:22–25
El lector de este pasaje y del capítulo 3 nota que Pablo está preocupado por las debilidades y errores de los líderes. Es probable que algunos ancianos-pastores de Éfeso enseñaban la doctrina falsa o no mantenían una vida santa. En una ciudad grande como esa, la iglesia consistía de varias congregaciones en distintas casas, cada una dirigida por uno o varios ancianos. Si estuvieran equivocados en su doctrina o en su conducta, tendrían una influencia negativa en la congregación que presidían.
Pablo enseña en estos versículos que la raíz del problema pudo haber sido imponer “con ligereza las manos”. Es decir, algunos líderes eran seleccionados sin tomar el tiempo necesario para evaluar su vida, familia y ministerio. Se requiere tiempo para evaluar si la persona tiene las cualidades personales, un matrimonio estable, hijos de buen testimonio, relaciones interpersonales pacíficas y habilidades para ser líder. Es necesario conocer bien al candidato, su familia, su ministerio y su testimonio delante de la comunidad. En la actualidad, algunas iglesias nombran o eligen a los líderes sin la adecuada evaluación. Entonces, la congregación se da cuenta demasiado tarde de las debilidades y carencia de las cualidades necesarias para el ministerio.
Algunas iglesias no se han dado cuenta de que el anciano es también un pastor. Su función no se limita a tomar decisiones en las sesiones, liderear en una comisión de la iglesia y participar en los cultos. Es también un líder espiritual que apacienta a las ovejas, los protege de la falsa doctrina, visita, orienta, enseña la palabra de Dios, ora con los miembros y los lleva hacia la madurez espiritual a través de su ejemplo y guía (Hechos 20:28–31; Efesios 4:11–13; Santiago 5:14; 1 Pedro 5:1–4). Posiblemente, por no tener este concepto bíblico del anciano-pastor, la iglesia no ha evaluado con cuidado y con tiempo a los candidatos. Algunos de ellos prefieren no aceptar esta responsabilidad cuando conocen el papel del anciano como se especifica en el Nuevo Testamento.
Hay otra razón para no seleccionar a los líderes con ligereza. La iglesia cristiana ha de alcanzar a los que no conocen a Cristo, discipularlos para que crezcan hacia la imagen de Cristo y entrenarlos para que sirvan al Señor dentro y fuera de la iglesia. Sin embargo, llegan a ser líderes de la congregación algunos hombres que no evangelizan, no discipulan a otros, no edifican a la congregación y no han entrenado a otros para servir. Por lo tanto, esa iglesia será débil y muchos miembros no estarán creciendo y sirviendo al Señor.
Cuando una iglesia selecciona a sus líderes con demasiada rapidez, es muy posible que no cumplan su ministerio o que cometan pecados que los descalifican y al final, traigan deshonra al Señor. Cuando esto sucede, los que los seleccionaron “participan en pecados ajenos”. Es decir, ellos también son responsables por el fracaso del líder. Entonces, Pablo exhortó a Timoteo “consérvate puro”, limpio de la culpa de nombrar líderes que podrían ser elegidos demasiado pronto y después fracasen.
Dejaremos el comentario acerca del v. 23 por un momento para continuar el mismo tema en los vv. 24–25. Podríamos parafrasearlos de esta forma: “Los pecados y debilidades de algunos hombres se descubren antes de que se haga la evaluación para ser líderes, pero algunos se descubren después de que han sido evaluados y nombrados. Lo mismo sucede en cuanto a las buenas cualidades y ministerios. Pero tarde o temprano, los que no tienen buenas cualidades y buenas obras se descubrirán, quizá cuando ya han llegado a ser líderes de su iglesia”. Por eso, es menester esperar suficiente tiempo para observar a los candidatos.
Los ancianos-pastores de algunas iglesias oran y evalúan a los candidatos por muchos meses, por un año, o aun más. Les dan la oportunidad de servir al Señor en las comisiones de la iglesia, en la enseñanza, como líder de un pequeño rebaño, como dirigente de un estudio bíblico o como discipulador de algunos miembros. Se observa cómo trabaja y cómo son sus relaciones con otros. Los líderes de la iglesia aprovechan este tiempo para conocer al matrimonio, a sus hijos en su hogar y fuera de él, para asegurarse de que la familia provee un ejemplo positivo y contribuye al ministerio del hombre.
PRINCIPIOS SOBRE EL LIDERAZGO
1. Los ancianos-pastores se complementan en sus ministerios.
2. La iglesia debe sostener a algunos.
3. Se reciben acusaciones con mucha cautela.
4. Las decisiones se toman sin prejuicios ni parcialidad.
5. Cuando un líder falla, es necesario reprenderle.
6. Antes de seleccionar a un líder, hay que esperar hasta tener una adecuada evaluación.
El apóstol Pablo ha enseñado mucho en este pasaje sobre los ancianos-pastores de la iglesia. A primera vista, el v. 23 no tiene relación con el tema. Pablo recomienda que Timoteo use “un poco de vino” por causa de sus frecuentes enfermedades. Probablemente se le ocurrió mencionar esta necesidad de Timoteo por lo que escribe al final del v. 22 cuando habló de conservarse puro.
La palabra puro, especialmente en el contexto del legalismo en Efesios 4:1–5, podría referirse a la conducta personal y uso de bebidas y comidas. El v. 23 indica que Timoteo se había restringido en el uso del vino para evitar alguna crítica (“Ya no sea uno que sólo agua bebe”). Él sólo bebía agua, y Pablo sabía que un poco de vino sería de ayuda a Timoteo. Por ello, Pablo introduce un breve paréntesis para aclarar que él no se refería a que fuera “puro” en el sentido de los legalistas. Él quería decir a Timoteo: “No te limites a tomar sólo agua, por temor a los legalistas, sino utiliza un poco de vino para tu estómago y tu salud en general”.
El versículo enseña el equilibrio que debe haber en la conducta cristiana. El creyente no debe ser guiado por la pureza falsa del legalismo que hace reglas más allá de las normas bíblicas. La Biblia no prohibe el uso del vino, sino la embriaguez. A la vez, el líder cristiano de hoy, según el contexto en el cual vive y ministra, ha de mantener una conducta que no perjudique su ministerio ni su buen ejemplo.
¡PENSEMOS!
¿Su iglesia le da suficiente sostén a su pastor para que su familia no sufra necesidad y para que viva, por lo menos, al nivel de los miembros? ¿Hay ancianos en su iglesia que podrían dar más tiempo al ministerio y hacer que la iglesia sea más efectiva, si recibieran una ayuda económica de la congregación?
En la actualidad, muchos líderes cristianos han caído en pecados escandalosos. ¿Cómo podrían estos versículos ayudar a la iglesia a evitar esos problemas? En este momento, ¿le es difícil evaluar cierto problema en su iglesia sin prejuicio y sin parcialidad? Para ser justo en su juicio, ¿cómo debe cambiar su actitud hacia alguna persona en su iglesia?
Si usted es uno de los líderes de su congregación, ¿qué aprendió de este pasaje que le ayude en su ministerio y su vida? ¿Debe su iglesia hacer un cambio en el procedimiento para seleccionar líderes?
Vive en piedad y contentamiento
1 Timoteo 6:1–10
En el capítulo 6 de esta carta aprendemos que nuestro caminar con Dios tiene que impactar todas las áreas de la vida. También Cristo ha de transformar las actitudes y los móviles más profundos del corazón. Una iglesia ejemplar tiene miembros contentos en las circunstancias y condiciones económicas en las cuales Dios les ha puesto. El autor utiliza la palabra contentamiento en los vv. 6 y 8 en relación con la actitud del cristiano hacia el dinero. Para Pablo, el contentamiento es no amar el dinero y no codiciar las cosas materiales; es vencer el deseo de enriquecerse; es no aprovechar la posición que Dios le ha dado, como es el ministerio cristiano, para obtener ganancia personal.
A la vez, la Biblia no pide un conformismo que prohibe al cristiano mejorar sus circunstancias. Pero si el materialismo motiva su existencia, le llevará a muchos pecados y a la ruina espiritual.
Es digno de meditarse que muchos de los problemas que Pablo trata en 1 Timoteo tienen relación con el dinero: Ni el anciano ni el diácono debe ser “codicioso de ganancias deshonestas” (3:3, 8); la responsabilidad de los familiares y de la iglesia de sostener a las viudas (5:4–16) y dar doble honor a los ancianos que sirven bien (5:17–18). Encontramos en el último capítulo el beneficio de ser trabajador fiel para el amo (6:1–2), la avaricia de los que enseñaban la falsa doctrina. También incluye una enseñanza para todos sobre el contentamiento y los peligros del amor al dinero (6:5–10), una advertencia a Timoteo (6:11) y la enseñanza para los ricos (6:17–19). Esto indica que la actitud del cristiano con relación a los recursos materiales tiene mucho significado y afecta mucho su vida espiritual. Estos temas muestran que el dinero puede ocasionar muchos conflictos cuando los creyentes no se han liberado del dominio de lo material.
En este estudio aprenderemos que el cristiano también necesita vivir contento en otras áreas de su vida. El contentamiento evita también el espíritu desobediente del trabajador que resiste la autoridad que está sobre él (6:1–2). Además, algunos maestros de Éfeso querían notoriedad y buscaban novedades doctrinales, además de querer enriquecerse por medio de sus enseñanzas (6:3–5). El contentamiento acepta con gozo y gratitud las enseñanzas de los apóstoles.
¡PENSEMOS!
En su opinión, ¿qué abarca considerar al jefe como “digno de todo honor”? ¿Cómo puede nuestra actitud en el trabajo hacer que Dios y la doctrina sean blasfemados? Piense en los problemas que pueden surgir cuando el jefe del cristiano no es creyente y en las tentaciones del cristiano cuando su jefe es creyente. Según Pablo, ¿por qué debe servirle mejor?
SIERVOS CONTENTOS 6:1–2
Antes de ver los detalles del pasaje, recordemos el ambiente en que vivía Pablo. Los historiadores dicen que en algunas épocas, la tercera parte de la población del imperio romano estaba formada por esclavos. Llegaron a ese estado por ser prisioneros de guerra, por deudas, por secuestro, porque sus padres los vendieron o porque nacieron así. A veces eran maestros, médicos, contadores o administradores, y en esos oficios servían a sus amos. Otros trabajaban en actividades humildes tales como ayuda doméstica, agricultores o en la construcción.
La ley permitía la crueldad y el abuso de los esclavos, pero en muchos lugares la opinión pública pedía un trato más humano. En ciertas circunstancias, un esclavo recibía la libertad. Quizá lograra ahorrar el precio de ésta o que le fuera pagada por un familiar u otro benefactor. A veces, el amo le concedía la libertad en su testamento. Sin embargo, la vida sin libertad, la dependencia de otro, el vivir para complacer y beneficiar a otro, con poca esperanza de rescate, era difícil para todos y desesperante para muchos que tenían amos injustos.
Por los muchos pasajes del Nuevo Testamento que orientan a los esclavos, se sabe que había muchos esclavos que eran creyentes (1 Corintios 7:21–24; Efesios 6:5–9; Colosenses 3:22–25; Filemón 10–17; Gálatas 3:28; Tito 2:9–10; 1 Pedro 2:13–25). La condición de que un humano sea propiedad de otro no es consecuente con el cristianismo. Sin embargo, Pablo y los otros apóstoles reconocían la esclavitud como una realidad dentro de la cual los creyentes legalmente tenían que vivir. Entonces, los autores bíblicos aplican los principios de la conducta cristiana a los siervos y los amos creyentes. A través de la historia, gradualmente los principios cristianos han minado la estructura social que permite la esclavitud y los cristianos han ejercido su influencia con el fin de eliminar la esclavitud en muchos países.
El Nuevo Testamento enseña que la vida de todo creyente se caracteriza por la sumisión y el servicio a otros. La forma de este mundo está por desaparecer y la posición de transitoriedad del creyente como peregrino y extranjero no es lo más importante en su vida. Su obediencia a su nuevo Rey y manifestar el amor y la transformación personal dentro de cualquier condición de la vida es lo más importante. El creyente tiene la dignidad de ser hijo y siervo del Rey de reyes, y su tarea es obedecerle a él, ser conformado a la imagen de su Salvador y manifestar en el mundo las virtudes de su Padre. Hoy debemos aplicar la enseñanza de los vv. 1–2 al creyente que es empleado y necesita mostrar la actitud y conducta correctas en el contexto de su trabajo.
Aunque un creyente se conduzca de manera ejemplar dentro de la iglesia, él es capaz de descuidar sus relaciones y responsabilidades en la comunidad, los negocios y el trabajo. Fuera de la iglesia, es posible que se conforme al estilo de vida de la sociedad, participando en la crítica, el engaño, la pereza o la desobediencia. Quizá él se acostumbró a estos procedimientos antes de ser cristiano y no se ha dado cuenta de las implicaciones de su nueva vida en Cristo. En Romanos 12:2, Pablo exhortó: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento”. La vida cristiana es de cambios constantes, porque requiere la transformación de nuestros móviles, pensamientos y conducta.
El v. 1 declara el principio general de que el buen nombre de Dios y de la doctrina cristiana depende de la conducta correcta del creyente, aún cuando fuera esclavo (comp. 3:7; 5:14; Tito 2:10). Jesucristo y los apóstoles se preocupaban por la conducta de los creyentes en sus relaciones con el mundo que los rodeaba. Así, los no cristianos respetarían a los creyentes y se verían atraídos a abrazar la nueva fe. A menudo el cristiano no se da cuenta del impacto de sus malas actitudes, palabras y conducta que distancian a otros de los cristianos, del evangelio y de Jesucristo. Cuando una persona dentro de la iglesia le hace más daño al evangelio que los que están afuera, Satanás se goza.
No hemos de tratar a las personas que nos rodean como enemigos, por no ser de nuestra fe. Aunque nos traten con enemistad, Cristo nos enseñó a amarles. Son personas que hemos de valorar, respetar y mostrar afecto en el nombre de Dios. Él los amó tanto que entregó a su hijo unigénito por ellos. Pablo mandó que tengamos a los amos “por dignos de todo honor”. Esto incluye respeto, obediencia y cooperación, mientras el jefe no pida que actuemos en contra de las normas claras de la palabra de Dios.
El v. 2 enfoca la situación más específica del creyente que trabaja para otro creyente. Posiblemente sienta que no sea necesario trabajar con mucha dedicación por un hermano en la fe. Pero por el contrario, el apóstol enseña que una nueva motivación impulsa al creyente a servir mejor al jefe que es cristiano. Puesto que el jefe es creyente, es amado por el empleado y los mejores esfuerzos de éste benefician a un hermano en la fe.
MAESTROS DESCONTENTOS 6:3–5
Además de los siervos, Pablo hace alusión a otra persona en este pasaje: el que “no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad” (v. 3). Algunos maestros de Éfeso estaban descontentos en varios sentidos. El problema más serio era que no se contentaban con la enseñanza de Jesucristo, la doctrina que enseñaban los apóstoles como Pablo. Son los mismos que el apóstol señaló en el capítulo 1, los que enseñaban diferente doctrina y fábulas varias (1:3–4). En 4:1–5, el apóstol dice que enseñaban “doctrinas de demonios”, incluyendo normas legalistas que negaban la buena obra del Creador. Además, no estaban contentos con su estado económico y tomaban la religión “como fuente de ganancia” (v. 5).
¡PENSEMOS!
Según los vv. 3–5, ¿cuáles eran las características de los que no enseñaban la verdad? ¿Cuáles eran los resultados de su enseñanza? ¿Cuál era la motivación de estos maestros? Hoy en día, ¿cómo podría un creyente usar sus amistades y privilegios cristianos para ganancia personal?
Estos maestros no estaban contentos con la sana doctrina. Querían introducir enseñanzas falsas que causaron enfermedades espirituales. Debemos contrastar sanas palabras en el v. 3 y la palabra delira en el v. 4.
En 2 Timoteo 4:3, el apóstol habla de los que “no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oir, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias”. Los humanos no se contentan con las enseñanzas fundamentales y eternas de la palabra de Dios. Buscan creencias novedosas que dan la apariencia de intelectualismo o de espiritualidad (1:4; 4:7; 6:4, 20). Son atraídos por sistemas que exigen alguna regla o rito para agradar a Dios. Quieren sentirse merecedores de las bendiciones. Es humillante para el ser humano recibir gratuitamente la salvación y la bendición de Dios. Por ello, participa en algún rito o requerimiento religioso, o se priva de alguna satisfacción, pensando que estas actividades compensan sus pecados y le hacen ser acepto delante de Dios (4:3).
Tenemos que combatir la tendencia humana de hacer algo para obtener la salvación. Es muy posible que uno que se cree cristiano haya sólo sustituido diferentes normas, un nuevo estilo de vida y otros ritos por los que antes tenía. Tal vez no haya reconocido su orgulloso egocentrismo y sus pecados o que no haya sido regenerado a través de confiar totalmente en el suficiente sacrificio de Jesucristo por nosotros: “siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 3:24).
LOS MAESTROS DEL ERROR
1. No se conforman a las enseñanzas de Cristo y los apóstoles.
2. Su doctrina no produce genuina espiritualidad.
3. Son orgullosos.
4. Realmente no saben la verdad.
5. Están enfermos de contiendas, envidia, blasfemias.
6. Buscan ganancia personal.
Otra característica de estos maestros era su orgullo. Creían que tenían conocimientos superiores a los demás y que su conducta legalista era mejor que la conducta de otros. En realidad, Pablo dice que no sabían nada de la verdad y sus enseñanzas causaban disensiones, envidias y blasfemias (vv. 4–5).
La tercera característica era su avaricia: “toman la piedad como fuente de ganancia”. Su apariencia de espiritualidad y actividades religiosas estaban motivadas por el deseo de tener más ingresos económicos (v. 5). En 5:17–18, Pablo enseñaba que la iglesia tiene la responsabilidad de sostener a los que ministran bien. Sin embargo, la ganancia no es lo que debe motivar al verdadero siervo de Dios. De estos falsos maestros el apóstol le dijo a Timoteo: “apártate de los tales”. Sus falsas enseñanzas, su legalismo, su avaricia y su mala conducta eran contagiosos como una epidemia que amenazaba a la salud de la iglesia.
CRISTIANOS CONTENTOS 6–10
La avaricia de esos maestros motivó al autor a introducir una enseñanza muy interesante acerca del contentamiento que debe caracterizar la vida de cada creyente en Cristo. En estos versículo encontraremos tres razones para tener contentamiento y no entregarnos a la avaricia.
¡PENSEMOS!
¿Cuál es la diferencia en la manera en que Pablo usa la palabra “ganancia” en los vv. 5–6? En el v. 7, ¿qué enseña acerca de la relación entre las cosas materiales y la esencia del hombre? ¿Por qué dice Pablo que debemos estar contentos con tener sólo “sustento y abrigo”? En los vv. 9–10, ¿cuáles son las dos actitudes incorrectas que señala Pablo? ¿Cuáles son las consecuencias de ellas? ¿Son estas enseñanzas sólo para personas ricas? ¿Por qué sí? O, ¿por qué no?
Sólo la ganancia espiritual es eterna (6:6–8)
Pablo ahora usa la palabra ganancia en un sentido diferente para enseñar una gran verdad. La verdadera ganancia no es la económica, la que buscaban los falsos maestros. La ganancia que es grande y valiosa es “la piedad acompañada de contentamiento”, o sea una vida de devoción y rectitud acompañada de tranquilidad en que la persona disfruta las circunstancias en las cuales Dios le ha puesto.
El vocablo contentamiento en el tiempo de Pablo era usado por los filósofos estoicos y significaba “la autosuficiencia”, el ser independiente de las circunstancias externas. La palabra describe a la persona cuyos recursos están dentro de sí misma. Pero sabemos que la idea de Pablo fue diferente del concepto que tenían los filósofos. Él nunca enseñó que el hombre es suficiente por sus propios recursos humanos. El cristiano puede sentir la autosuficiencia sólo porque Cristo está en su vida. El poder del Espíritu Santo provee la abundancia y satisfacción espiritual. El cristiano está completo sin tener las comodidades y lujos que el mundo materialista ofrece. El verdadero contentamiento brota de la devoción del corazón, no de las riquezas que-se tienen en mano. Un escritor dijo que un hombre es rico en proporción al número de cosas de que puede prescindir.
El apóstol vivía lo que enseñaba. Meses atrás, había estado encarcelado en Roma. Sin embargo, escribió: “Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:12–13).
Parte del argumento de Pablo se encuentra en el v. 7: las cosas materiales son terrenales y temporales (comp. Job 1:21–22; Eclesiastés 5:15). Su uso e importancia se limita a un breve espacio de nuestra existencia. La esencia del hombre no depende de ellas. Es más importante lo que es eterno: la devoción a Dios, las almas de los hombres, la salvación eterna, el espíritu obediente y tranquilo. Lo necesario para la vida material, según el v. 8, son el sustento y el abrigo. “Estemos contentos con esto”, dice Pablo.
Jesús enseñó: “No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?… Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:25, 33).
La avaricia lleva a otros pecados (6:9)
El v. 9 señala una de las actitudes incorrectas con relación al dinero: querer enriquecerse. Se nota que Pablo no critica a personas que tienen recursos materiales. En los vv. 17–19, él tiene una orientación especial para los creyentes que tienen recursos (comp. Mateo 27:3–5; Hechos 1:18–19; 5:1–11; Lucas 16:19–31). Lo que es crucial es la actitud del creyente con respecto al dinero, sea uno que es pobre o uno que tiene más. El pecado es la ambición de hacerse rico, porque el creyente que lo hace está equivocado en su escala de valores. El cristiano ha de entregarse a los valores que no terminan con esta vida, que son eternos: el amor a Dios y a los demás, la salvación de los hombres y la edificación del cuerpo de Cristo.
¿POR QUÉ DEBEMOS ESTAR CONTENTOS?
v. 6 La verdadera ganancia es la espiritual.
v. 7 Lo material es temporal.
v. 8 Son mínimas las verdaderas necesidades.
v. 9 Querer enriquecerse hace caer en tentación y lazo.
v. 9 Trae también codicias necias y dañosas.
v. 10 El amor al dinero es raíz de muchos males.
v. 10 Otros han dejado la fe y han sufrido por ello.
El deseo de enriquecerse trae dos consecuencias serias. La primera es que las personas que se proponen enriquecerse “caen en tentación y lazo”. Constantemente tienen la tentación de descuidar lo importante, como la familia, su testimonio, la ayuda a los demás, su participación en las actividades del Señor. Son tentados a ceder sus principios éticos para facilitar la ganancia. Pablo dice que este pecado no sólo trae tentaciones. El deseo de enriquecerse es una trampa (lazo). Nos enreda de manera que se pierde la libertad de tomar buenas decisiones.
La segunda consecuencia es que esta clase de vida trae “muchas codicias necias y dañosas”. Buscar el dinero sobre todo lo demás lleva al hombre a codiciar lo que el dinero puede conseguir, aunque estas cosas no tengan sentido (necias). El daño se refiere a que muchas de estas cosas no le hacen bien, ni a él ni a quienes lo rodean.
Estas codicias “hunden a los hombres en destrucción y perdición”. El apóstol está alumbrando el camino para que el creyente vea hacia dónde lleva el deseo de enriquecerse. Él describe las olas que alcanzan y ahogan al individuo que se ha metido mar adentro. Destrucción señala la derrota moral, emocional y espiritual en esta vida. Perdición probablemente indica las consecuencias eternas. Es el camino que caracteriza a los que no son creyentes y estarán perdidos. Si un creyente escogiera este propósito para su vida, perderá las bendiciones y el galardón que recibirá el creyente que se dedica a los valores eternos.
El amor al dinero trae muchos dolores (6:10)
La segunda actitud, muy parecida a la primera y tal vez la causa de ella, es el amor al dinero. Esta es una de las principales causas de todos los males, dice el autor. Al hablar de males, Pablo no enfoca aquí otros pecados, como hizo en el v. 9, sino las penas, desilusión, infelicidad, sufrimientos y aún el fracaso espiritual y doctrinal. Una de las mentiras de Satanás es que la felicidad viene de tener cosas materiales, cuando, en realidad, la vida se complica y las decisiones llegan a ser difíciles. Cuando una persona sustituye el dinero y lo que el dinero puede conseguir por los valores y las actividades espirituales y eternas, él trae a su vida, a su familia y a sus amigos, infelicidad y confusión. No sólo sufre él, sino también todos los suyos que le acompañan en ese camino equivocado.
Pablo dice que algunos dejan sus convicciones cristianas y fracasan espiritualmente por haber tomado el camino incorrecto de la avaricia. Como una espada, el amor al dinero penetra en el individuo y le inflige muchos dolores en la vida.
Después, en los versículos vv. 17–19, encontraremos una orientación positiva acerca del buen uso del dinero.
¡PENSEMOS!
Según los vv. 1–10, ¿qué es lo más importante en la vida? ¿Cuáles son las cosas de menor importancia? ¿Cuáles son algunas características de un buen empleado? ¿Cuáles son algunas opciones del cristiano cuando recibe un trato injusto en el trabajo?
¿En qué área de su vida está más fuerte la tentación al materialismo? Piense en una experiencia en que el deseo de enriquecerse llegó a convertirse en tentación y lazo. ¿Alguna vez el amor al dinero llegó a causar males y dolores? ¿Cuándo y por qué se siente descontento? ¿Qué aprendió en este estudio para tener un espíritu más contento?
Si usted recibe sostén por su ministerio, ¿cómo podría el dinero ser una tentación? ¿un lazo? ¿una codicia necia y dañosa? ¿un motivo de extraviarse de la fe? ¿la causa de muchos dolores?
Es una iglesia comprometida
1 Timoteo 6:11–21
La iglesia ejemplar tiene líderes como Timoteo y como los ancianos que Pablo describe en el capítulo 3: hombres comprometidos con Dios, con su iglesia, con la palabra divina y con la santidad y la fe. Toda la Biblia muestra que Dios utiliza hombres claves para llevar a cabo sus propósitos. No son fuertes o perfectos, sino aquellos que confían en Dios y lo obedecen, hombres y mujeres como Noé, Abraham, Moisés, Josué, Samuel, María, Juan y Pablo. Al llegar al final de esta carta y después de haber hablado de muchos aspectos de la vida de la iglesia, Pablo se dirige a Timoteo con una exhortación acerca de su dedicación y obediencia a Dios. Cada líder de la iglesia y cada cristiano que desea que Dios lo use, debe escuchar las palabras del apóstol en este pasaje.
La parte principal de esta exhortación se encuentra en los vv. 11–16. Después, Pablo agrega una orientación más acerca del tema del dinero en los vv. 17–19 y cierra la carta con el encargo y salutación finales.
¡PENSEMOS!
Según el v. 11, en vez de buscar la ganancia material, ¿cuáles son los valores que Timoteo debía perseguir? Según el v. 12, en vez de buscar una vida descansada y cómoda, ¿qué tenía que hacer Timoteo?
En el v. 13, ¿quiénes presenciaban esta exhortación? y ¿qué significado deben tener para Timoteo las características que se asignan a Dios y Jesucristo? En su opinión, ¿cuál podría ser el mandamiento que Pablo menciona en v. 14? Según este versículo ¿qué evento debe estimularle a hacer su mejor esfuerzo? ¿Cómo deben animar a Timoteo las cualidades de Dios en los vv. 15–16?
EL LÍDER COMPROMETIDO 6:11–16
Ahora Pablo se dirige a Timoteo personalmente para indicarle cuáles eran las prioridades que debía tener. Lo que Pablo dice está en contraste con los vv. 3–10, especialmente la descripción de quienes enseñaban el error, quienes estaban envanecidos y buscaban ganancia material (3–5). Ellos querían enriquecerse (9) y amaban el dinero (10). Pero, Pablo dice a Timoteo: “Más tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue…”
El líder se esfuerza por agradar a Dios (6:11–12)
La frase hombre de Dios recuerda a Timoteo su alta vocación y linaje espiritual. Era un nombre que se dio a Moisés, Josué, David, Elías y otros profetas. Notemos el contraste entre huye y sigue. El cristiano tiene que movilizarse para alejarse de ciertas cosas, como la ambición material en los vv. 9–10. La idea es separarse de los pensamientos, tentación e influencias que tienden a llevarnos a desobedecer a Dios. Pero no es suficiente sólo evitar lo malo. El cristiano también se esfuerza para cumplir el propósito de Dios en su vida. Los dos imperativos mandan que huya del mal y persiga el bien como una costumbre constante en su vida.
La justicia quiere decir la rectitud e integridad personal. La piedad es la devoción a Dios que lleva al cumplimiento de nuestros deberes con él y con los hombres. La fe significa fidelidad, confiabilidad. Pablo se preocupaba de que Timoteo no permitiera en su conducta alguna falta que debilitara su liderazgo y enseñanza.
El amor se sacrifica por otros; se entrega a otros, aún cuando ellos no responden de la misma forma. La paciencia no es conformismo pasivo, sino la perseverancia en hacer lo correcto aún cuando las circunstancias sean difíciles. La mansedumbre significa gentileza.
En el v. 12, la frase “pelea la buena batalla” puede provenir del vocabulario militar, como está traducido aquí. Pero también puede llevar la idea de esforzarse o luchar en un deporte. Ya sea el ambiente de guerra o de deporte, Pablo dice a Timoteo que la vida cristiana requiere dedicación, entrenamiento, disciplina y un gran esfuerzo para poder ganar (comp. 1:18; 1 Corintios 9:24–27; Hebreos 12:1–2). La vida eterna es la nueva calidad de vida que uno recibe por la regeneración. El cristiano necesita apropiarse constantemente de sus beneficios y manifestarlos en una vida transformada y eficaz.
Pablo recuerda a Timoteo de una experiencia que debe motivarlo a pelear enérgicamente en su ministerio difícil en Éfeso. Dios le llamó a este ministerio y Timoteo lo aceptó en presencia de muchos testigos. Ellos le observaban ahora para ver los frutos de su entrega y servicio a Dios.
El servicio del líder es motivado por Dios (6:13–14)
En el v. 13, Pablo exhorta a Timoteo con lenguaje fuerte y solemne. Según el v. 12, lo hace en presencia de dos grandes personas: Dios el Padre y Jesucristo. Dios “da vida a todas las cosas”; le dio vida física y espiritual a Timoteo. Todo lo que Timoteo tenía era de Dios y el mismo Creador era quien lo sostenía. También, Jesucristo le da a Timoteo el ejemplo perfecto que él debe seguir. Jesús, en momentos de peligro y gran prueba, dio un testimonio fiel delante de Poncio Pilato. Timoteo enfrentaba enemigos también y se sentía tímido y débil, pero tenía delante de él el ejemplo de su Señor que confió en Dios y dio testimonio delante del juez. Además, Jesucristo regresará, y Pablo manda a Timoteo a obedecer su llamamiento hasta que venga (v. 14).
¿A qué se refiere “que guardes el mandamiento”? Podría ser el mandamiento de 1:3–4 que Pablo vuelve a mencionar en 1:5 y 18, motivado por su preocupación de la sana doctrina. Pero también es posible que en estos versículos Pablo enfocara todo lo que había dicho a Timoteo en la carta e incluso el llamamiento al ministerio que mencionó en el v. 12 y en 4:13–14. Pablo manda a Timoteo que cumpla su ministerio con cabalidad y calidad hasta que Cristo venga. La esperanza del regreso de Jesucristo se hace más viva en el corazón de Timoteo porque Pablo declara en el v. 15 que su venida es segura y su tiempo está determinado por el único y soberano Dios.
El corazón del líder adora a Dios (6:15–16)
La esperanza de la venida de Cristo hace brotar del autor una doxología que glorifica a Dios por su soberano reinado y sus inalcanzables virtudes. Cuando Pablo contemplaba las grandes obras de Dios, a menudo rompía el silencio prorrumpiendo en adoración y alabanza por el poder, sabiduría y grandeza de Dios como en 1:17 (comp. Romanos 11:33–36 y Efesios 3:20–21). Tomemos en cuenta también que Pablo quería motivar y animar a Timoteo a cumplir con su difícil ministerio.
ADORACIÓN Y ÁNIMO
Soberano, Rey de reyes.
El único que tiene inmortalidad.
Habita en luz inaccesible.
Ninguno ha visto ni puede ver.
Al cual sea la honra y el imperio
sempiterno. Amén
Soberano significa alguien que tiene gran poder, todo el poder que Timoteo necesitaba para fortalecer su vida y ministerio y enfrentar a los que se le oponían. El mismo Dios que determina el tiempo del regreso de Cristo era el Rey sobre la vida y circunstancias de Timoteo y sobre los que se le oponen. Dios había permitido los problemas y desafíos especiales en Éfeso. El Señor de todos formó a Timoteo con una personalidad suave y sensible, aun sabiendo que tendría que enfrentar a hombres necios y rebeldes. Si había personas entre ellos que querían señorear sobre la iglesia, Dios es más grande y fortalecería a Timoteo.
Es “el único que tiene inmortalidad”. Sólo él no participa de la muerte. Los hombres son mortales, así como los falsos maestros. Timoteo moriría algún día, si Cristo no viniera antes. Pero la muerte no podía tocarle si el Soberano no lo permite. La muerte no es el final del cristiano, porque Dios es vida y la había dado a Timoteo.
Dios “habita en luz inaccesible”. La luz simboliza la santidad de Dios y también la iluminación de su verdad. Dios está infinitamente separado de las tinieblas, la confusión y el pecado de los maestros de falsedades y las doctrinas de demonios (4:1). Su santidad perfecta y la iluminación de su verdad y sabiduría guiarán a Timoteo en medio de la oscuridad y corrupción del paganismo y la falsa doctrina.
“A quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver”, hace referencia a la imposibilidad de contemplar la esencia divina. Sólo podemos ver las manifestaciones de su presencia como en la gloria del templo en el Antiguo Testamento y en la persona de Jesucristo. Nuestro Dios no es como los humanos ni las otras criaturas, ni aun los ángeles. Es diferente de todos y está separado de todo lo que es pecaminoso e imperfecto. Él merece nuestra reverencia total y nos inspira a la humildad completa. Pablo y Timoteo y cada creyente tenemos el privilegio de conocer y servir a Dios. No hay poder que pueda vencer su verdad y sus propósitos. No hemos de temer, sólo confiar en él y cumplir nuestro deber hasta que él venga y estemos en su gloriosa presencia.
EL RICO COMPROMETIDO 6:17–19
Ahora Pablo agrega una exhortación para los que necesitaban valorar y administrar sus recursos como genuinos cristianos (6:17–19). En este siglo, ya sea un cristiano que tiene algunos recursos económicos o alguien que apenas sobrevive económicamente, debe reconocer la tentación de pensar mucho en el dinero. Algunas de las preocupaciones son: cómo conseguir más, cómo ganarlo honestamente, cómo hacer que alcance para las necesidades, en qué cosas gastarlo y cómo tener suficiente en el futuro.
¡PENSEMOS!
Según el v. 17, ¿cuáles son los errores que deben evitar los ricos? y ¿cómo combaten estos errores las enseñanzas en ese versículo? ¿Cuáles son todas las razones que se dan aquí por las cuales Dios permite las riquezas a algunos cristianos? ¿Cómo puede el cristiano acumular un tesoro eterno?
Pablo tenía tres perspectivas acerca del dinero que deseaba compartir.
Los errores de los ricos (6:17a)
Los que tienen recursos se enfrentan con dos tentaciones especiales que influyen en las actitudes del corazón. Son pecados que distinguen entre el cristiano que camina con el Señor y el que guía su propia vida. La primera tendencia es la altivez. Ellos asumen, como hace la sociedad que los rodea, que deben ser más inteligentes o capaces y quizá, más merecedores de estas bendiciones. Como resultado, se sienten superiores a los demás.
La segunda tentación es poner la esperanza en las riquezas. Es probable que la persona con recursos se sienta más seguro. No se preocupa tanto por los riesgos de la vida y los temores del futuro. Piensa que probablemente tendrá lo que necesita para no sentirse incómodo.
Pablo manda que los ricos no caigan en estas tentaciones y en el mismo versículo les explica las razones.
La naturaleza de las riquezas (6:17b)
Si un cristiano ha caído en alguno de los pecados de actitud que Pablo prohibe en este versículo, es porque no entiende dos importantes verdades acerca de la naturaleza de los bienes materiales. En primer lugar, nos recuerda que son inciertas, temporales y pueden perderse fácilmente. Por perder las fuentes que las generan, por la mala administración, por la incertidumbre de las inversiones, por las mañas de ladrones, o por muchos posibles percances naturales, políticos o económicos, es posible perder una gran fortuna.
INSTRUCCIONES PARA LOS RICOS
No sean altivos
porque las riquezas son de Dios.
No pongan la esperanza en las riquezas
porque son inciertas.
Esta verdad explica el segundo mandato. Es por eso que el cristiano no debe poner su esperanza en los bienes: no son confiables. Más bien, debe esperar y confiar únicamente en Dios. Él es la única seguridad. Las riquezas están muertas; Dios está vivo. Las primeras son impotentes; Dios es poder. Las riquezas son terrenales; Dios es celestial. Los bienes son temporales; Dios es eterno.
La segunda verdad corresponde al primer mandato en el v. 17: “que no sean altivos”. Lo que el cristiano con recursos necesita entender es que Dios es quien “nos da todas las cosas”. La fuente de las riquezas es él. No es la sagacidad del hombre ni sus habilidades o experiencia. El rico no merece esas bendiciones por su rectitud, preparación, posición, o status familiar o social. Dios es la fuente de estas bendiciones y vienen por su gracia (Deuteronomio 8:18).
Su gracia da en abundancia y la persona que recibe estos recursos los disfruta. Esto debe ser motivo de humildad y gratitud hacia Dios. La persona debe sentirse responsable de usar los recursos según la voluntad divina. Los siguientes versículos hablan precisamente de este tema.
El buen uso de los bienes (6:18–19)
Pablo manda: “que hagan bien”. Las riquezas proveen a algunos cristianos la oportunidad y responsabilidad de hacer cosas buenas que otros no podrán hacer. “Que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos”. El autor juega con la palabra ricos. En vez de sólo ser ricos en bienes, ellos deben llegar a ser ricos en servicio a otros y a Dios.
El v. 17 enseña que Dios da en abundancia. Pablo manda a los cristianos que sean como Dios: dadivosos. La palabra generosos tiene la misma raíz de la que significa compartir, participar, tener en común. Las riquezas deben compartirse con otros. Es parte de la comunión con otros cristianos. Probablemente a muchas de estas personas, Dios les ha dado el don de ofrendar o repartir con liberalidad. Dios les ha concedido amor y sabiduría para administrar su ofrenda para la bendición de muchos y el avance del evangelio de Jesucristo.
Hemos de notar que Pablo no exhorta que demos todo lo que tengamos o compartamos de manera que todos sean iguales económicamente. En el v. 17, él dijo que Dios da las cosas en abundancia para que se disfruten.
El apóstol también habla de los resultados de un ministerio de ofrendar (v. 19). Enseña que el que ofrenda está acumulando un tesoro. No es un tesoro terrenal y material sino celestial y espiritual. El “buen fundamento” para lo por venir se refiere al galardón que recibe la persona dadivosa y generosa. Desde ahora está manifestando una vida regenerada, la que realmente vale la pena, la vida eterna. Está invirtiendo en la eternidad en vez de hacerlo en lo que se destruye y corrompe.
Si unimos las enseñanzas que Pablo ha dejado en 6:6–10 y 17–19, encontramos un resumen de muchos principios bíblicos acerca del dinero, y la clave está en el corazón de la persona. El cristiano comprometido con Dios no será dominado por el dinero y estará contento con lo que Dios provee. El dinero no será la fuente de su seguridad y su esperanza, sino un instrumento para bendición. El que tenga recursos no se sentirá superior, sino que tendrá un corazón agradecido.
La iglesia ejemplar tendrá miembros generosos que comparten con los demás y contribuyen a los ministerios de la iglesia. Así tendrán un tesoro en el cielo.
UN DISCÍPULO COMPROMETIDO 6:20–21
En los últimos dos versículos vemos de nuevo lo que más motivó al apóstol a escribir esta carta. Pablo comprometió a Timoteo a tomar pasos para enfrentar el problema de la doctrina falsa: “Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia...”
La carta comenzó en 1:3–4 recordando a Timoteo que por eso se había quedado en Éfeso, “para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina, ni presten atención a fábulas y genealogías interminables…”
Ahora, en las últimas líneas, Pablo vuelve a comprometer a Timoteo para que evite la influencia de la falsa doctrina en su propia vida y en otros. Las “profanas pláticas y los argumentos” que parecían muy intelectuales, atraían a muchos, aun a Timoteo (4:7; 2 Timoteo 2:16, 21–23; 3:14–17). Él tendría que prohibirles el derecho de enseñar en la congregación, distanciarse de sus discusiones y seguir advirtiendo a todos que no pusieran atención a esas discusiones y enseñanzas.
Finalmente, Pablo escribe a su discípulo y colaborador, “La gracia sea contigo. Amén”. Timoteo necesitaría el poder y sabiduría de Dios para fortalecerse y capacitarlo para que cumpliera a cabalidad el encargo solemne que el gran apóstol le entregó.
Que el Señor nos dé su gracia también a nosotros, gracia en abundancia, para que obedezcamos las enseñanzas de esta carta y para que tengamos iglesias ejemplares.
¡PENSEMOS!
¿Cuáles características de las que aparecen en 6:11–12 necesita mejorar? Iniciando hoy, ¿cómo lo hará? ¿Cuándo ha tenido que batallar para obedecer a Dios y confiar en él? ¿Qué le ayudó en la lucha? ¿Cómo le animan las palabras acerca de Dios en vv. 15–16?
¿Cuáles son algunas dudas que usted ha tenido acerca del cristianismo y las riquezas? ¿Cuáles son algunas respuestas que ha encontrado en 6:6–10 y 17–19? ¿Qué experiencia ha tenido que muestra la incertidumbre de los bienes materiales? Si está disfrutando de abundancia, ¿tiene gratitud a Dios? Nombre cinco dádivas de Dios que usted y su familia disfrutan. ¿Qué debe hacer para ser dadivoso y generoso?
Comparando 6:20 con 1:3–4; 4:1–3 y 6:3, ¿cuál era la preocupación más grande de Pablo al escribir esta carta? ¿Cuáles son otros temas que destacan en ella? ¿Cuáles son tres enseñanzas en 1 Timoteo que son importantes para su iglesia? ¿Cuáles son tres responsabilidades que usted ha encontrado en la carta para su vida como líder.
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