Los Diversos Rostros y Causas de Incredulidad: Evidencias Cristianas - Capacitación para capacitar
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Los seres humanos son agentes moralmente libres a quienes se les ha sido dado el derecho de tomar sus propias decisiones. Cada persona decide qué quiere vestir, qué quiere comer y dónde quiere ir.
Pero lo más importante es que cada persona decide qué es lo que quiere creer. Un discurso dado por el personaje del Antiguo Testamento Josué, nos permite ver, exactamente, cuán libre es cada uno de nosotros para escoger si quiere creer en Dios. Hablando a la na-ción judía, miles de años atrás, Josué dijo: “Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quien sirváis; si a los dioses que sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Josué 24:15). La idea de Josué no pudo haber sido más clara: los judíos—exactamente como cualquier otra nación y como toda persona individualmente—tenían la libertad de escoger creer, o no creer, en Dios.
No obstante, la libertad siempre conlleva responsabilidad. Con el libre albedrío viene la responsabilidad de pensar cuidadosamente, escoger sabiamente, y actuar enérgicamente. Por tanto, es la responsabilidad de cada ser humano el reconocer, creer, y obedecer a la verdad
Los seres humanos son agentes moralmente libres a quienes se les ha sido dado el derecho de tomar sus propias decisiones. Cada persona decide qué quiere vestir, qué quiere comer y dónde quiere ir.
Pero lo más importante es que cada persona decide qué es lo que quiere creer. Un discurso dado por el personaje del Antiguo Testamento Josué, nos permite ver, exactamente, cuán libre es cada uno de nosotros para escoger si quiere creer en Dios. Hablando a la na-ción judía, miles de años atrás, Josué dijo: “Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quien sirváis; si a los dioses que sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Josué 24:15). La idea de Josué no pudo haber sido más clara: los judíos—exactamente como cualquier otra nación y como toda persona individualmente—tenían la libertad de escoger creer, o no creer, en Dios.
No obstante, la libertad siempre conlleva responsabilidad. Con el libre albedrío viene la responsabilidad de pensar cuidadosamente, escoger sabiamente, y actuar enérgicamente. Por tanto, es la responsabilidad de cada ser humano el reconocer, creer, y obedecer a la verdad
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