Cuando Pedro llegó a la casa de Dorcas, las viudas llorando, le mostraron las ropas que la difunta les había hecho. Ella había practicado la religión pura, ayudando a sus semejantes y prestando así servicio desinteresado a la causa del Señor (Santiago 1:27). Luego Pedro hizo salir a todos y, después de orar, le restituyó la vida por medio del poder de Dios, y la devolvió viva a sus amigos.
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Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6