El etíope confesó que no entendía lo que leía y preguntó a Felipe a quién se refería el profeta, y obtuvo como respuesta a Jesús. Felipe no fue el primero en identificar a Jesús con el siervo de quién habló el profeta (Isaías 53). Jesús mismo había hablado de sí y de su misión mesiánica en esos términos (Marcos 10:45), y además había confirmado esa asociación con sus hechos, cumpliendo la profecía en su propia persona. Entonces Felipe, partiendo de la profecía de Isaías, enseñó al etíope acerca de Jesús, explicándole, sin duda, su papel en la salvación del hombre.
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Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6