sábado, 7 de julio de 2012

Libre de las cadenas: Cristo El Libertador

biblias y miles de comentarios
 
Libertad para los cautivos
¿Dónde están los dolientes?
¿Cuál es su esperanza?
Cuando me gradué del seminario esperaba llegar a ser el capitán de un barco del evangelio. Zarparíamos hacia el eterno atardecer, rescatando a la gente del abismo acuático. Tendríamos estudios bíblicos, clubes para los niños y deportes para los que les guste (con el fin de evangelizarlos, por supuesto). Nos amaríamos unos a otros.
Zarpé a cargo de mi primera misión, y casi de inmediato noté un barco sombrío navegando al costado. Allí se encontraban personas con toda clase de problema. Luchaban contra el alcohol, el sexo, las drogas y todo tipo de abuso concebible. De repente me di cuenta que estaba en el barco equivocado. Dios me había llamado a ser el capitán del barco sombrío. A través de una serie de hechos trascendentales en mi vida llegué a ser ese capitán; y para mi sorpresa, ¡descubrí que era el mismo barco!
Los necesitados no sólo están «por allí» en cualquier lado. Nuestras iglesias están repletas de personas dolidas que usan máscaras, asustadas de que alguien descubra lo que realmente sucede en su interior. Para ellas no habría mayor gozo que recibir un poco de esperanza, confianza y apoyo.
Este libro trata sobre la liberación de ese tipo de esclavitud. Aquí leerá relatos verídicos de personas valientes que decidieron narrar sus historias desde su propia perspectiva. Antes de nuestro encuentro eran cristianos evangélicos. Algunos ejercen el ministerio a tiempo completo. Sólo que para proteger sus identidades hemos cambiado los nombres, oficios y referencias geográficas. Le aseguro que lo que dicen es verdad y que no se trata únicamente de unos cuantos casos aislados.
Tenemos cientos de relatos similares de sesiones de consejería personal y miles que se contaron en congresos. Lo que está en juego no es mí reputación ni un ministerio transitorio, sino la integridad de la iglesia y de los millones incontables de personas que dependen de que la iglesia tome su lugar debido en el programa del reino de Dios de liberar a los cautivos. Espero que al leer estas páginas, encuentre una gran ayuda personal pero más que eso, es mi sincera oración que llegue a participar del creciente movimiento de Dios para liberar a los cautivos, que empieza a desarrollarse en la Iglesia.
Esperanza para los desesperados
Un día me llamó un colega en el ministerio. Charlamos sobre lo que Dios estaba realizando en nuestras vidas. Después de contar los testimonios de matrimonios rescatados y de gente liberada del cautiverio, fue al objetivo principal de su llamada.
«Neil» empezó a decir, «me acuerdo que decías que un marido se puede ver en un conflicto de conductas cuando trata de aconsejar a su propia esposa. He tenido el privilegio de ayudar a otros a encontrar su libertad en Cristo, pero lograr esto en mi propia familia es otra cosa. ¿Te sería posible encontrar un momento para hablar con mi esposa, Mary? Es una mujer maravillosa, la gente la ve muy equilibrada, pero interiormente tiene una lucha diaria».
Observe que esta es la esposa de un hombre que tiene un ministerio. Sin embargo, ¿por qué Satanás no debería atacar a los que se encuentren en el frente de batalla?
Me reuní dos veces con Mary. El primer día apenas llegamos a conocernos. Al segundo día la acompañé a dar los pasos hacia la libertad en Cristo, relacionados con las siete áreas principales en que Satanás podría tener la oportunidad de lograr una fortaleza en nuestras vidas (estos pasos hacia la libertad se encuentran en el apéndice). A la semana siguiente recibí esta carta:
Querido Neil:
¿Cómo se lo puedo agradecer? El Señor me permitió pasar un rato con usted cuando llegaba a la conclusión de que no había esperanza de romper con la espiral descendente de la derrota continua, de la depresión y la culpabilidad. No conocía mi posición en Cristo ni reconocía las acusaciones del enemigo.
Todo el mundo pensaba que era tan fuerte por dentro como por fuera.
Prácticamente me crié en la iglesia, y por eso, así como también por ser esposa de un pastor durante veinticinco años, todo el mundo pensaba que era tan fuerte por dentro como por fuera. Al contrario, sabía que interiormente no tenía infraestructura, y a menudo me preguntaba cuándo se desplomaría mi vida bajo el peso de tratar de mantener mi fortaleza. Parecía que lo único que me sostenía era la voluntad firme de seguir adelante.
Era un día diáfano y maravilloso cuando salí de su oficina el jueves pasado; al ver las montañas coronadas de nieve sentí que un velo se me había caído de los ojos. En la casetera sonaba la melodía al piano del himno: «Alcancé salvación», cuyas palabras prácticamente estallaban en mi mente ante la conciencia de que estoy bien con mi Dios … por primera vez en muchos años.
Al día siguiente en el trabajo, mi respuesta inmediata a la pregunta: «¿Cómo estás hoy?», fue: «¡Estoy maravillosamente bien! ¿Y tú, cómo andas?» Antes hubiera susurrado algo así como que apenas estaba viva. El siguiente comentario que escuché fue: «Bueno, algo te tiene que haber sucedido ayer».
Quiero proclamar a los cuatro vientos lo que ha sucedido en mi vida.
He escuchado las mismas canciones y he leído los mismos versículos bíblicos de antes, pero es como si fueran totalmente nuevos. Hay gozo y paz entretejidos en medio de las mismas circunstancias que antes me llevaban al fracaso y al desánimo. Por primera vez he querido leer mi Biblia y orar. Me cuesta contenerme porque quiero proclamar a los cuatro vientos lo que ha sucedido en mi vida, pero mi verdadero deseo es que mi vida grite por mí.
El engañador ya ha tratado de sembrar en mi mente que esto no va a durar, que es simplemente otro truco que no va a servir. La diferencia es que ahora sé que esas son mentiras de Satanás y no la verdad. ¡Cuán distinta me siento con mi libertad en Cristo!
Muy agradecida,
Mary
Y en efecto, ¡cuán distinta! ¿Será que hay algo especial en Neil Anderson que hizo que esta sesión de consejería fuera tan eficaz? ¿Será que tengo un don único de Dios o una unción especial? No lo creo. Es más, hay gente en todo el mundo que utiliza con resultados similares las mismas verdades que yo para ayudar a la gente a encontrar su libertad en Cristo. Entonces, ¿cómo nos explicamos tales resultados?
¿Qué es la salud mental?
Los sicólogos y los expertos en salud mental generalmente admiten que las personas tienen buena salud mental cuando se mantienen en contacto con la realidad y en cierto modo libres de la ansiedad. Desde un punto de vista secular, entonces a cada persona mencionada en este libro se le consideraría enferma mental, y por lo tanto lo sería cualquier que estuviera bajo ataque espiritual. Visto a través del marco de nuestra cultura occidental, esta gente tiene un problema neurológico o sicológico.
Si alguien oye voces o ve una aparición que el consejero no capta, este llega a la conclusión de que la persona ha perdido contacto con la realidad y hay que ponerla bajo medicamentos antisicóticos para callar las voces. Sin embargo, he aconsejado a muchas personas que oyen voces, y hasta el día de hoy todas han sido voces demoníacas o con trastornos de personalidad múltiple). Contando con la colaboración de la persona, normalmente se requiere entre dos y tres horas y media para liberar a un cristiano de esa influencia.
En 1 Timoteo 4:1 vemos que «en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe, prestando atención a espíritus engañosos y a doctrinas de demonios». Para mí es más fácil creer que estas personas que escuchan voces están bajo ataque espiritual y no que son enfermos mentales, ni que su mente se ha dividido de algún modo y una parte converse con la otra. Después de oír sus relatos, he dicho a muchos que no se están volviendo locos, sino que hay una batalla espiritual que se libra en sus mentes. No se puede imaginar el gran alivio que esto da a las personas atribuladas.
Si están mentalmente trastornadas, no les puedo ofrecer un pronóstico muy positivo. Pero si hay una batalla en sus mentes, podemos ganar la guerra. Sí creo, sin embargo, que durante un trauma severo la mente se puede disociar como mecanismo de defensa para sobrevivir. Discutiré ese fenómeno en el último capítulo.
Satanás paraliza a su presa
Cualquiera que esté bajo ataque espiritual fallaría también en el segundo criterio para la salud mental: estar relativamente libre de la ansiedad. El temor es un hecho para los esclavizados. Como un león, el rugido engañador de Satanás (1 Pedro 5:8) paraliza de temor a su presa, pero debemos permanecer firmes en nuestra fe, o sea, en lo que creemos. El temor y la fe se excluyen mutuamente. Si el temor a lo desconocido gobierna nuestra vida, entonces no hay fe en Dios. Sólo el temor de Dios es compatible con la fe bíblica. En realidad, este león que se llama «Satanás» ya no tiene dientes, ¡pero con sus encías está asustando de muerte de manera desaforada a los cristianos!
Un pastor amigo llamó para pedirme ayuda. Su esposa estaba enfrentando una enfermedad terminal, y él me llamaba porque ella experimentaba un temor tremendo. En el transcurso de nuestra conversación ella me dijo con lágrimas que quizás no era una cristiana. Eso me asombró. Era uno de los más amorosos y piadosos ejemplo de cristianismo que jamás he conocido. Sin embargo, al encontrarse cara a cara con la muerte no tenía seguridad de su salvación.
—Cariño—le contesté—, si tú no eres cristiana, estoy en problemas serios. ¿Por qué piensas eso?
—A veces cuando voy a la iglesia tengo pensamientos terribles acerca de Dios y me pasan malas insinuaciones por la mente—replicó.
—Esa no eres tú—le aseguré.
Media hora después entendía de dónde provenían esos pensamientos y cuáles eran las tácticas de Satanás; con eso se desaparecieron, así como su temor.
Si esos pensamientos hubieran sido suyos, ¿qué podía haber concluido respecto a su propia naturaleza? «¿Cómo puedo ser cristiana y a la vez pensar esas cosas?», razonaba, así es como lo hacen millones de cristianos bien intencionados. Cuando se expone la mentira y se comprende cuál es la batalla por la mente, se gana la mitad de la lucha. La otra mitad se gana teniendo un verdadero conocimiento de Dios y sabiendo quién es uno como hijo de Dios.
Dónde empieza la salud mental
Creo que la salud mental empieza con un conocimiento verdadero de Dios y de quiénes somos como sus hijos. Si sabe que Dios lo ama, que jamás lo dejará ni lo desamparará y que le ha preparado un lugar para toda la eternidad … si sabe que sus pecados son perdonados, que Dios suplirá todas sus necesidades y lo habilitará para vivir con responsabilidad en Cristo … si no le teme a la muerte porque la vida eterna es algo que posee ahora y para siempre … si sabe todo eso … si lo conoce profundamente y lo cree … ¿tendrá buena salud mental? ¡Por supuesto que sí!
Si la salud mental empieza a partir de ese conocimiento verdadero de Dios y de quiénes somos, déjeme agregar de inmediato que la clave de la enfermedad mental es un conocimiento distorsionado de Dios: una comprensión patética de su relación con Él y la ignorancia de quién es usted como hijo de Dios. Por eso los consejeros seculares muchas veces odian la religión. ¡La mayoría de sus clientes son muy religiosos! Visite un salón siquiátrico en un hospital y observará algo, unas de las personas más religiosas que jamás haya visto, pero no tienen una comprensión real de quiénes son en Cristo. Como los consejeros seculares ignoran el mundo espiritual, se equivocan al echar la culpa de los problemas de sus clientes a los pastores y a las iglesias (aunque debo aceptar que existen algunos pastores e iglesias bastante enfermizos, que en realidad le crean problemas a la gente).
El evangelio en la consejería sicológica
Le pido a Dios que venga el día en que se pueda definir la consejería cristiana en base a dos asuntos clave. Primero, ¿qué papel juega el evangelio en el proceso de consejería? ¿Son los atribulados sólo un producto de su pasado, o serán principalmente un producto de la obra de Cristo en la cruz? Las experiencias del pasado pueden tener un efecto profundo sobre nuestro diario vivir y en nuestras perspectivas actuales, pero, ¿podremos ser libres de nuestro pasado? ¿Cómo?
A menudo se hacen intentos de arreglar el pasado. Usted no puede arreglarlo; ni se puede devolver para deshacer lo hecho. Es muchísimo mejor la verdad de que se puede ser una nueva criatura en Cristo Jesús y obtener su libertad del pasado, estableciendo una nueva identidad en Cristo y perdonando a los que le hayan ofendido. La cruz de Cristo es el eje central de la historia y de la experiencia humanas, y sin esto no habría evangelio ni perdón (este es el tema de mi primer libro, Victory Over the Darkness [Victoria sobre la tinieblas]).
El segundo asunto clave que debe caracterizar a la consejería cristiana se relaciona con la perspectiva bíblica del mundo: ¿Toma en cuenta el consejero pastoral la realidad del mundo espiritual? ¿Qué importancia tiene en nuestro proceso de consejería el hecho de que «nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados, contra autoridades, contra los gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los lugares celestiales»? (Efesios 6:12) ¿Cómo puede el consejero conducir a la persona de la esclavitud a la libertad? (Este es el tema de mi segundo libro, The Bondage Breaker [Rompiendo las cadenas]. Ambos libros ofrecen la base teológica por medio de la cual encontraron su libertad en Cristo las personas cuyas historias se relatan en el presente tomo.)
¿Poseído por un demonio o endemoniado?
Hay otro asunto que tiene que ver con la posesión demoníaca. ¿Puede un cristiano ser poseído por un demonio? No hay asunto que polarice más a la comunidad cristiana que este, y la tragedia es que no hay forma bíblica para resolverla. Sin embargo, existen dos puntos dignos de notarse: en las traducciones bíblicas del griego al castellano, la frase «poseído por un demonio» se deriva de una sola palabra griega. Por lo tanto, prefiero usar más bien la palabra «endemoniado». Además, la palabra que se traduce como «posesión demoníaca» jamás vuelve a aparecer en las Escrituras después de la cruz, por lo que nos deja sin ninguna precisión teológica respecto a lo que consiste estar endemoniado en la era de la Iglesia.
Pese a ello, el que un cristiano pueda estar de un modo u otro bajo la influencia del «dios de este mundo» es un hecho en el Nuevo Testamento. De no ser así, ¿por qué se nos instruye que nos pongamos la armadura de Dios y estemos firmes (Efesios 6:10); que cautivemos todo pensamiento a la obediencia de Cristo (2 Corintios 10:5), y que resistamos al diablo (Santiago 4:7)? ¿Qué pasa si no nos ponemos la armadura de Dios, ni nos mantenemos firmes, ni nos responsabilizamos por lo que pensamos? ¿Y qué si dejamos de resistir al diablo? ¿Entonces qué? Somos presa fácil para el enemigo de nuestras almas.
Así que, ¿cómo nos damos cuenta si un problema es sicológico o espiritual? Creo que esa pregunta es fundamentalmente falsa. Nuestros problemas nunca dejan de ser sicológicos. No hay momento alguno en que las experiencias previas, las relaciones personales y nuestra propia mente, voluntad y emociones no contribuyan a nuestros problemas actuales, ni sean la clave para resolverlos. Pero, de igual modo, nuestros problemas jamás dejan de ser espirituales. No hay momento en que Dios no esté presente, ni momento en que se pueda dar el lujo de quitarse la armadura de Dios. La posibilidad de ser tentado, acusado y engañado por el maligno es una realidad constante. Debemos tratar con la totalidad de la persona, tomando en cuenta tanto lo espiritual como lo sicológico, o una espiritualidad falsa suplantará a la auténtica, como sucede con la invasión de la filosofía de la Nueva Era en los grupos de los doce pasos así como en otros de autorrecuperación, de sicología secular y de educación.
¿Un encuentro con la verdad o un enfrentamiento de poderes?
Ahora me gustaría tocar un tema de metodologías. Propongo sostener un «encuentro con la verdad» antes que un «enfrentamiento de poderes». El modelo clásico de liberación es conseguir a algún experto que invoque al demonio, consiga su nombre, y hasta su rango en la jerarquía, para luego echarlo fuera. En un enfrentamiento de poderes hay una lucha entre un agente externo y la fortaleza demoníaca. Pero no es el poder el que le da la libertad al cautivo: es la verdad (Juan 8:32). Cuando viven en derrota, los creyentes a menudo estiman equivocadamente que lo que necesitan es poder, así que buscan alguna experiencia religiosa que se los prometa. No hay ningún versículo en la Biblia, después de Pentecostés, que nos inste a buscar el poder, sólo la verdad. Eso se debe a que el poder del cristiano reside en la verdad; al estar en Cristo poseemos todo el poder que necesitamos. El problema es que no lo vemos ni lo creemos, por lo que el apóstol Pablo ora que lleguemos a comprenderlo (Efesios 1:18, 19). En contraste, el poder de Satanás reside en la mentira y una vez que esta se ha expuesto ese poder queda anulado.
En un encuentro con la verdad, trato únicamente con esa persona y no hago a un lado su mente. De forma que la gente es libre para tomar sus propias decisiones. Jamás hay falta de control en la medida en que facilito el proceso de ayudarles a asumir su responsabilidad ante Dios. Al fin y al cabo, no es lo que yo diga, haga o crea lo que libera a la gente; es a lo que renuncien, confiesen, abandonen, a quienes perdonen y la verdad que reafirmen lo que les da la libertad. Este «proceder de la verdad» me exige que trabaje con la persona integralmente, tratando con su cuerpo, su alma y su espíritu.
La medicina y la iglesia
Tratar a la persona en su totalidad incluye lo físico y lo interpersonal. Por supuesto, existen problemas glandulares y desequilibrios químicos, y tanto la iglesia como el campo médico deberían ansiar los aportes. La profesión médica se dispone a sanar el cuerpo, pero sólo la iglesia está en condiciones de resolver los conflictos espirituales. Así que no nos sentemos en juicio de las deficiencias del mundo secular si como iglesia no nos responsabilizamos con las soluciones espirituales.
En estos últimos días veremos muchas falsedades espirituales. En mi libro, Walking Through the Darkness [Caminando a través de las tinieblas], trato de identificar esos falsos prodigios y establecer los parámetros de la dirección divina. Necesitamos ese tipo de discernimiento espiritual para mantenernos firmes contra las filosofías de la Nueva Era y de los falsos maestros que surgirán de entre nosotros (2 Pedro 2:1 ss). Los principales promotores de la medicina integral son los de la Nueva Era, y son los que manejan la mayoría de los negocios de alimentos para la salud. No hay nada malo en comprar las pastillas en los estantes, pero no lea la literatura en los anaqueles.
El mayor asidero de Satanás
Además, nuestros problemas jamás se originan ni se resuelven independientemente de las relaciones personales. Tenemos una necesidad absoluta de Dios, pero también nos necesitamos desesperadamente unos a otros. En mi experiencia, la falta de perdón para con los demás le abre a Satanás la principal puerta de acceso a la iglesia. Cuando la gente perdona de corazón, da un paso gigantesco hacia la libertad. Y una vez libres, las buenas relaciones ayudan a promover ese crecimiento. Es por eso, por ejemplo, que no es una solución adecuada resolver el problema espiritual de un niño para volverlo a internar en una familia con disfunción en sus relaciones. (Steve Russo y yo hemos tratado extensamente este tema en nuestro libro The Seduction of Our Children [La seducción de nuestros hijos].)
No hay tal madurez instantánea
El último asunto es distinguir entre la libertad y la madurez. No creo en la madurez instantánea. Se necesita mucho tiempo para renovar nuestras mentes, desarrollar el carácter y aprender a vivir con responsabilidad. Un cautivo primero necesita ser liberado para luego aprender a disfrutar de esa libertad, porque fue por libertad que Cristo nos hizo libres (Gálatas 5:1). En mi experiencia, las personas atadas no crecen y rara vez, si acaso, experimentan la sanidad emocional. Una persona atada necesita su libertad y a una persona herida hay que tratarla con compasión para que pueda recibir su sanidad con el tiempo.
Ahora bien, permítame presentarle a algunos de los seguidores selectos de Cristo. Conforme digan la historia de sus vidas, agregaré algunas percepciones mías respecto a la naturaleza y solución de sus problemas. Por lo menos usted aprenderá tanto de sus experiencias como de mis comentarios. Es mi oración que sus testimonios sean de tremendo estímulo para los que anhelan ser libres, así como para los que desean ayudarles.


Interpretando los Textos en el Contexto de Toda la Biblia

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Un cuerpo moreno desnudo chapoteando en un fangoso río de Sumatra, un estudiante universitario de traje entero luchando por mantenerse a flote en el Cam – dos hombres en el agua, pero por razones bastante diferentes. Uno está tomando su baño diario, el otro ha caído por accidente.

Tanto los israelitas como los egipcios entraron al Mar Rojo, pero solamente el primer grupo salió otra vez. El asunto de Naamán en el río Jordán era diferente al de aquellos judíos penitentes que se amontonaban para unirse allí con Juan el Bautista. En cada caso el evento es similar, pero su significado es diferente dependiendo del contexto.

Las palabras tampoco pueden separarse del contexto en el que fueron dichas. En la película “¡Por Dios!” vemos a Peter Sellers como un vicario incompetente pero bien intencionado realizando visitas a sus feligreses. En una puerta es rechazado por uno de los feligreses nada amistosos quien sabe suficiente de la Biblia como para citarla fuera de contexto: “Mateo 27:5, “Judas fue y se ahorcó”; Lucas 10:37, “Ve y haz tú lo mismo.” Pero algo que es infinitamente más serio es la cita sutil de la escritura fuera de contexto que puede engañar de manera genuina, como por ejemplo, aquella realizada por el mismo Diablo (Mat. 4:6).

Un entendimiento del contexto es una parte vital de la hermenéutica. Generalmente es obvio que las palabras y eventos se relacionan con su contexto inmediato. Lo que no siempre se aprecia de manera plena es la necesidad de considerar todo el trasfondo con el contexto inmediato. Un hombre que se baña en el río Musi no significa la mismo que si se estuviese bañando en un río inglés: en un contexto sería una persona perfectamente normal, en el otro, sería un excéntrico o un exhibicionista. El estilo de recreación de un estudiante inglés probablemente sería visto como algo más excéntrico para un aldeano asiático, para quien el tiempo libre es para descansar, no para gastar una preciosa energía. Si su compañero quiere ir a Granchester, ¿no podría tomar un autobús?

De modo que, el significado de un evento o palabra se ve afectado por su lugar en el contexto de toda una cultura y su estilo de vida. En términos de la hermenéutica bíblica, esto significa que un texto necesita ser entendido no solamente en su contexto inmediato, sino también en su contexto más amplio, el cual es toda la Biblia.

El Contexto Bíblico: Historia y Teología

La Biblia registra la historia y la teología del pueblo escogido de Dios. Luego de un breve registro teológico del principio del mundo, el primer evento principal en la historia bíblica es el llamado a Abraham para que salga de uno de los grandes centros de la civilización pagana para fundar la santa nación de Israel (Gén. 12:1-3; Éxo. 19:4-6). La historia del pueblo de Dios se adelanta luego hasta dos milenios, hasta la llegada del apóstol Pablo al centro del impío Imperio Romano con el mensaje de la salvación de Dios a todas las naciones (Hech. 28:16-31). El registro es concluido con una colección de cartas que tratan con asuntos teológicos y pastorales, y visiones que se relacionan con el fin del presente orden.

En el lenguaje teológico, la historia bíblica generalmente es llamada heilsgeschichte (historia de la salvación o salvífica; e.g., von Rad, Cullmann). Con esto se quiere dar a entender que los eventos de aquella historia se presentan no simplemente como pura actividad humana sino también como la actividad de Dios, quien está obrando en ellos para salvar. La historia no es producto de la casualidad, ni se deriva en última instancia del esfuerzo humano, sino que es la realización del propósito divino. La Biblia proclama como Dios está llamando a los hombres, sacándolos de la oscuridad y llevándolos a su luz maravillosa, e incorporándolos en su propio pueblo: la raza escogida, real sacerdocio y nación santa (1 Ped. 2:9). En otras palabras, la Biblia contiene historia teológica. La historia es la esfera de la revelación de Sí mismo al hombre, tanto en palabras como en hechos. Por ejemplo, Dios reveló su grandeza y poder en el Éxodo y en los eventos asociados con éste; y reveló su voluntad y propósito para el pueblo que había salvado en los escritos que registran e interpretan esos eventos.

La historia bíblica se divide en dos eras, las que corresponden al Antiguo y al Nuevo Testamento. La relación entre las dos es bastante compleja, pero uno de sus principales aspectos ha sido resumido de forma muy conveniente en la fórmula ‘promesa y cumplimiento’ (Kümmel, Zimmerli), por la cual se quiere dar a entender que las primeras partes de la historia contienen promesas que son cumplidas en las partes posteriores. En particular, las promesas del Antiguo Testamento se enfocan en el Mesías, cuya venida se registra en el Nuevo Testamento. A través de la ley y los profetas Dios prometió salvar a su pueblo, y por medio del evangelio y los apóstoles Él produjo el cumplimiento de aquella promesa.

Una manera de entender la naturaleza distintiva de la historia bíblica ha sido tradicionalmente expresada por el concepto de ‘tipología.’ Desdichadamente, este término ha menudo se ha convertido en una excusa para todo tipo de interpretaciones extravagantes, y como resultado tanto el término como el concepto que se halla detrás de él fueron casi olvidados por la erudición histórica y crítica en la primera mitad del siglo veinte. Quizá debido a eso algunos estudiosos sugirieron términos alternativos para representar lo que se halla en la raíz de la tipología, tal como ‘homología’ (Phythian-Adams) o ‘patrones comunes’ (Rowley). Pero después de la Segunda Guerra Mundial, con la llegada de la ‘Teología Bíblica,’ la idea de la tipología gradualmente llegó a ponerse de moda otra vez, redefinida y diferenciada de la alegorización y de otras maneras generalmente inaceptables de interpretar la Biblia. Uno de los proponentes más influyentes fue G. W. H. Lampe, cuya definición es muy representativa:

Es...  ‘principalmente  un  método  de  interpretación  histórica,  basado  en  la continuidad  del  propósito de  Dios  a  lo  largo  de  la  historia  del  pacto.  Busca demostrar la correspondencia que existe entre las varias etapas en el cumplimiento de aquel propósito’ (1953:202). Entendida de esta manera la tipología es un concepto sumamente útil para interpretar la historia bíblica, y por ende, para interpretar la relación que existe entre las dos partes principales de aquella historia, la Antigua y la Nueva.

¿Qué significa esto en la práctica? El término griego tupos, tal como se usa en la Biblia, significa ‘ejemplo’ o ‘patrón’ (Baker: 251-53). De modo que, un ‘tipo’ se puede entender como un evento, persona o institución en la historia bíblica que sirve como un ejemplo o patrón para otros eventos, personas o instituciones. Por ejemplo, el Éxodo es el ejemplo supremo de la actividad salvadora de Dios tal y como se registra en el Antiguo Testamento, de modo que frecuentemente es tratado como un evento típico por los escritores bíblicos (e.g., Salmos 66, 77, 135, 136; Oseas 11; Isa. 63:11-14; cf. 1 Cor. 10:1-11; Apoc. 15:1-8). Algunas veces un personaje particular en la Biblia se convierte en tipo de cómo debiesen vivir los creyentes, tales como David (1 Reyes 3:14; 15:3, 11; cf. Eze. 34:24; Zac. 12:8; Mat. 12:3-4; Heb. 11:32); mientras que Caín (1 Juan 3:12; Judas 11) y los testarudos Israelitas en el desierto (Salmo 95:8-11; Heb. 3:7 – 4:11) son ejemplos que no deben imitarse. El nombre de la colina ‘Sión’ se llega a usar para referirse a la santa ciudad edificada sobre ella (Sal. 97:8; Isa. 28:16), de allí que llega a ser un tipo del hogar espiritual de todos los que pertenecen al verdadero Israel (Isa. 60:14; Miq. 4:1-2; Heb. 12:22; 1 Ped. 2:5-6; Apoc. 14:1).

Así, la ‘tipología,’ como la ‘historia de la salvación,’ señala al hecho de que la historia registrada en la Biblia no es meramente historia humana, ni la historia de dos religiones, sino la historia de Dios y el hombre. Se basa en la convicción de que Dios realmente existe y que está involucrado en los asuntos del hombre, a quien creó y a quien está salvando. Debido a que Dios es uno, y consistente, hay una cierta consistencia a lo largo del curso de la historia que Él dirige, y por lo tanto se pueden trazar paralelos entre los diferentes eventos en esa historia. Las experiencias espirituales de los adoradores de Baal o Buda no se conforman en patrones para la experiencia espiritual Cristiana. Pero el encuentro de Israel o Rut con Yahvé es de relevancia inmediata para nosotros, porque ellos estuvieron en contacto con el mismo Dios que se ha revelado a nosotros en su Hijo (Heb. 1:1-2). De modo que, tales personajes bíblicos pueden convertirse en ejemplos o patrones (‘tipos’) para la experiencia de Dios por parte del Cristiano.

La figura clave en la historia de la salvación, quien es el ejemplo y patrón para todo Cristiano, es Jesucristo. La teología de la Biblia se sintetiza en la persona de Jesús y en Él encuentra su expresión más clara. El Antiguo Testamento extiende su mirada hacia Él, y el Nuevo Testamento dirige su mirada hacia atrás, hacia su primera venida – y hacia adelante, a su esperado regreso. Su vida no transcurre ni en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento. Ninguno de los documentos fue escrito durante su período de vida. Pero ambos Testamentos testifican del Cristo, quien vivió en la tierra durante el tiempo entre sus composiciones. La declaración Cristiana de la fe, que ‘Jesús es el Cristo,’ se basa en ambos Testamentos, pues el Antiguo Testamento promete y provee una definición provisional de ‘Cristo,’ mientras que el Nuevo Testamento provee su nombre, ‘Jesús,’ y muestra como Él cumplió y sobrepasó todas las expectativas (cf. Vischer, Miskotte).

De acuerdo a Jesús, el Antiguo Testamento habla de Él (Juan 5:39). Esto no equivale a decir que Él estaba presente en los tiempos del Antiguo Testamento, o que puede encontrarse y ser expuesto a partir de los textos del Antiguo Testamento. Pero sí significa que es imposible dar una verdadera interpretación teológica del Antiguo Testamento en la Iglesia Cristiana sin hacer referencia al Cristo que cumplió sus promesas y realizó sus esperanzas. No tenemos que imponer la interpretación Cristológica sobre el Antiguo Testamento desde el exterior, sino leyendo el Nuevo Testamento en el Antiguo, o viendo a ‘Jesús en el Génesis,’ o recurriendo a la alegorización o la arbitrariedad. Al contrario, la naturaleza misma del Antiguo Testamento, entendida de manera correcta, demanda la interpretación Cristológica. Así que, es inútil para un Cristiano tratar de entender el Antiguo Testamento sin tomar en consideración al Cristo que éste promete, y quien en realidad vino en cumplimiento de aquella promesa. Además, una correcta interpretación Cristológica del Antiguo Testamento es esencial para justificar la existencia del Cristianismo, porque fue precisamente la interpretación Cristológica diferente por parte de los Judíos de sus escrituras lo que los llevó a ejecutar a Jesús por blasfemia y a perseguir a sus seguidores.

Predicando los textos en contexto: algunas sugerencias

El lema de Pablo al predicar era predicar a Jesucristo como el Señor crucificado (1 Cor. 2:2; 2 Cor. 4:5). Muchos predicadores han hecho de este lema su punto de partida y meta – y han hecho bien. James Stewart, por ejemplo, aconseja al candidato a predicador que ‘si no estamos determinados a que en cada sermón Cristo sea predicado, sería mejor que renunciemos a nuestra comisión de inmediato y que buscásemos alguna otra vocación’ (p. 54). Ya sea que nuestro sermón se base en un texto del Antiguo o del Nuevo Testamento, o que sea temático, su objetivo primordial debiese ser declarar las Buenas Nuevas acerca de Cristo.

Pero quizás valga la pena señalar aquí cuán importante es seleccionar un texto adecuado como la base de un sermón. No todas las partes de la Biblia son apropiadas para toda ocasión. En la enseñanza, la predicación, la consejería, la apologética, la lectura privada, algunos textos son más relevantes que otros. Un aspecto importante de la hermenéutica es determinar cuál texto ha de ser interpretado. La tarea del predicador es predicar a Cristo, y la totalidad de la Biblia es un testimonio de Cristo, de modo que se constituye en el libro-fuente para la predicación, pero no toda oración y párrafo son igualmente apropiados para ese propósito. Génesis 11:10-26; Deuteronomio 23:1-8; Nehemías 12:12-21 y Salmo 109:6-15 tienen su lugar en la Biblia como partes de la historia de la salvación, pero eso no significa que debieran ser seleccionados como textos para el sermón dominical. El predicador ingenioso puede ser capaz de elaborar una homilía edificante a partir del texto más poco prometedor, con la ayuda de la alegorización y la imaginación, pero esto es poco más que imponerle nuestras propias ideas a la palabra de Dios.
En lugar de tratar de hacer que un texto sea relevante – que obviamente no es relevante para la ocasión – sería de mayor provecho seleccionar un texto diferente. ¡No hay escasez de material en la Biblia para predicar a Cristo!

Suponiendo que ya contamos con un texto adecuado, ¿Cómo lo interpretamos fielmente como parte de la Biblia? ¿Cómo se ha de predicar un texto en su contexto bíblico? Debido a que la Biblia no es una colección de textos independientes, sino una obra compleja, con frecuencia necesitamos referirnos a otras partes de la obra para buscar clarificación de lo que se está diciendo en un punto particular. Esta es la razón por la cual las referencias cruzadas forman una parte importante de una edición de la Biblia.

Primero, consideremos la predicación de los textos del Antiguo Testamento en su contexto bíblico. En algunos casos esto es relativamente sencillo, porque una referencia marginal o un pie de página en nuestras biblias señalan hacia una cita, alusión o interpretación en el Nuevo Testamento, o en otra parte del Antiguo Testamento. Por ejemplo, si el texto escogido es Números 21:4-9, no es demasiado difícil explicar primero esto en su contexto original en la historia de Israel, y luego referirse al uso que Juan hace de la historia para ilustrar la salvación por medio de Cristo (Juan 3:14-16). Eso no significa que Cristo sea el significado del pasaje en Números, o que podemos predicar a Cristo directamente de ese texto. Pero este ilustra ciertos principios de la actividad de Dios para salvar a su pueblo: Dios inicia la salvación, un mediador humano coopera, y la gente tiene que responder de la manera señalada. De modo que forma un trasfondo útil por el cual entender uno de los textos clave de la fe Cristiana. Por supuesto que esa es únicamente una manera de predicar a partir de Números 21:4-9. Igualmente podríamos seguir la dirección de Pablo (1 Cor. 10) y producir un sermón totalmente diferente. O podríamos señalar hacia 2 Reyes 18:4, del cual aprendemos que la serpiente de bronce – originalmente un símbolo de la gracia de Dios – había sido convertida en un ídolo y alejaba a la gente de Dios.

Muchos textos del Antiguo Testamento no tienen una relación tan obvia con el Nuevo Testamento, pero no obstante se pueden interpretar con mucho beneficio haciendo referencia a lo que el Nuevo Testamento dice sobre el tema. Por ejemplo, 1 Reyes 3:4-15 es un pasaje importante y obviamente significativo en el Antiguo Testamento. Salomón tomó en consideración la sabiduría para llevar a cabo la tarea que Dios le había encomendado. Consideró que la sabiduría era más importante que la salud, las riquezas y la seguridad política (v. 11). Su oración forma un buen patrón para la súplica: recuerda la bondad pasada de Dios (v. 6), reflexiona en su situación presente (vv. 7-8) y solicita la ayuda de Dios para el futuro (v. 9). Pero esta historia, tan iluminadora como es, más bien puede parecer bastante ajena a la experiencia del Cristiano promedio, quien quizás es capaz de archivarla en su mente junto con las historias de la niñez relacionadas con los deseos concedidos por las hadas. Por lo tanto, puede ser útil asociarla con un pasaje del Nuevo Testamento que trate con el tema de la oración, tal como la invitación de Jesús a pedir lo que necesitamos (Lucas 11:9) o el aliento de Pablo a orar en fe (Fil. 4:6). De esta forma se puede mostrar que el ofrecimiento de Dios, “¿Qué quisieras que te dé?” no fue solamente para Salomón, sino que es un ofrecimiento y desafío para todo Cristiano.

Hace pocos meses el texto presentado en nuestra iglesia fue Jer. 8:4-9. Este es un ejemplo de un texto que no es irrelevante para el Cristiano, pero que está claramente incompleto si no se complementa con el Nuevo Testamento. Enseña con toda claridad acerca de la naturaleza del pecado, que es un comienzo lo suficientemente bueno para un sermón, pero el predicador sería infiel a su llamado a predicar a Cristo si lo deja en ese punto. Una solución sería referirse a Romanos 3:23, que sintetiza el punto del texto en Jeremías (“Todos han pecado y están destituidos de la presencia salvadora de Dios”), y luego señalar hacia el siguiente versículo, que da la respuesta a la separación que existe entre Dios y el hombre (“siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”, v. 24).

Segundo, se necesita considerar la predicación de los textos del Nuevo Testamento en su contexto. En la práctica es mucho más fácil predicar del Nuevo Testamento sin hacer referencia al Antiguo y viceversa, porque obviamente es más relevante para el Cristiano. Es lo mismo, predicar todo el consejo de Dios implica predicar un texto del Nuevo Testamento en el contexto de toda la Biblia, ya sea explícita o implícitamente.Con frecuencia un texto del Nuevo Testamento cita o alude explícitamente una palabra o evento en el Antiguo Testamento, y en ese caso claramente se requiere una explicación del propósito de la referencia. Textos de libros tales como Mateo, Romanos y Hebreos, por ejemplo, que se dedican específicamente a relacionar el evento de Cristo con la historia de la salvación en el Antiguo Testamento,  solo se pueden interpretar correctamente en esa luz. Hay muchos libros y artículos sobre el uso que el Nuevo Testamento hace del Antiguo que nos ayudan a hacer esto (ver Baker: 32-40).

En otros textos del Nuevo Testamento se implica una interpretación específica del Antiguo Testamento, que sin duda era obvia para los lectores originales, pero que no necesariamente es tan obvia para quienes se sientan en los bancos de la iglesia moderna. Por ejemplo:

“Y al pasar, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?” (Juan 9:1-2)

A un indonesio promedio de la calle no se le ocurre preguntar tal cosa sobre aquellos que se sientan en el pavimento o los puentes de Yakarta. En esta parte del mundo es la suerte lo que determina tales asuntos, no el pecado. La pregunta de los discípulos se basaba en su entendimiento del Antiguo Testamento (e.g., Gén. 3; Éxo. 20:5). De modo que puede ser necesario explicar el trasfondo Antiguotestamentario de un texto como ése.

Otra manera en que el Antiguo Testamento es esencial para la predicación a partir del Nuevo es la definición de los términos. Muchos de los conceptos teológicos básicos de la fe Cristiana provienen del Antiguo Testamento: pecado, reconciliación, sacrificio, perdón, Dios, el hombre, Cristo, gracia – para nombrar solo unos pocos. Por ejemplo, un sermón sobre Romanos 12:1 puede que no requiera una cita explícita del Antiguo Testamento. Pero, de hecho, casi todas las palabras significativas en este texto (misericordia, sacrificio, santo, adoración) provienen originalmente del Antiguo Testamento y sólo se pueden entender plenamente en ese contexto.

Conclusión

Para resumir, no es coincidencia que el Antiguo y el Nuevo Testamentos estén unidos en un solo volumen. El Dios que se revela a Sí mismo en el Antiguo Testamento es el Padre de nuestro Señor Jesucristo. El Nuevo Testamento narra el cumplimiento de las promesas hechas con siglos de anterioridad. De modo que los dos Testamentos forman una sola obra histórica y teológica, en la cual cada evento y obra se pueden entender plenamente cuando se interpretan en el contexto como un todo, y el todo sólo se puede interpretar correctamente a la luz de su evento y Palabra central, Jesucristo.

La Biblia tiene que ver con Dios y el hombre, la teología y la historia. Hubo un tiempo, hace casi dos mil años, cuando el antiguo pacto se agotó y el nuevo aún era un sueño, que Dios vino a la tierra. El Hijo de Dios llegó a ser el Hijo del Hombre. El Mesías prometido apareció en la persona de Jesús de Nazareth, el Rey-carpintero, la Palabra Encarnada. Ese es el mensaje de la Biblia y el punto de partida de nuestra hermenéutica. 
 
Bibliografía

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Niveles de contexto y lectura bíblica: Interpretando criticamente

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Niveles de contexto y lectura bíblica

La interpretación de la Biblia tiene dos movimientos fundamentales. El primer movimiento es la interpretación del texto. Responde a la pregunta ¿qué quería decir este texto a sus primeros lectores? Este movimiento representa una labor principalmente literaria, histórica y teológica. El segundo movimiento es la aplicación al presente, y responde a la pregunta ¿qué nos dice hoy (o qué me dice a mí)? El segundo movimiento es lo que generalmente nos mueve a leer el texto bíblico. Nuestra meta es la aplicación.El presente artículo se centrará en un aspecto fundamental del primer movimiento: el contexto. Es probablemente el elemento crucial del proceso de la interpretación, pero requiere una definición más precisa. La realidad es que no hay un solo contexto, sino muchos contextos que uno tiene que tomar en cuenta. Aunque no existe un consenso de terminología, utilizaré los términos ‘co-texto’, ‘intertexto’ y ‘contexto’ para distinguir los diversos mundos contextuales de un texto bíblico.
CO-TEXTO
Se refiere a los datos lingüísticos de una obra completa. Incluye desde las relaciones de una oración con su párrafo hasta la relación de una perícopa a la narración completa. Hay diversos puntos de referencia dentro de este término, desde la relación de un texto con lo que le precede y le sigue inmediatamente hasta la relación de un material con la narración completa.
A fin de ilustrar el importante papel que juega el contexto en la interpretación, tomamos la cita de Lucas 9:18-20, cuya confesión de Pedro acerca de Jesús "El Cristo de Dios" queremos interpretar a la luz de su co-texto. Éste nos ayudará a entender esta confesión para el autor y para los primeros oyentes.
No hay duda acerca de quién es Jesús. Se aplican muchos títulos importantes en las narraciones de la infancia (1:5-2:52): Hijo del Altísimo (1:31); Hijo de Dios (1:35); "un Salvador, que es Cristo el Señor" (2:11); entre otros.
Pero desde el inicio de su ministerio (4:14ss.), su identidad no es nada clara ni para la gente ni para sus propios discípulos. En la sinagoga de Nazaret preguntan, "¿No es este el hijo de José?" Cuando Jesús perdona los pecados de un paralítico surge la pregunta, "¿Quién es este que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios" (5:21)? Los discípulos de Juan el Bautista venían para preguntarle también (7:19). Y cuando le llegan a Herodes las noticias sobre Jesús, el tetrarca dice, "A Juan yo lo hice decapitar; ¿quién, pues, es este de quien oigo tales cosas" (9:9)?
Volviendo al texto en cuestión (9:18-20), la confesión de Pedro no da ninguna información que el/la lector(a) no tenga ya.. Pero nótese que es la primera vez que uno de sus discípulos confiesa su fe. Es bastante obvio que esta confesión es paradigmática o ejemplar para el autor: quiere que el/la lector(a) haga la misma confesión. Este propósito se hace aun más claro cuando la voz del cielo en 9:25 declara a tres discípulos: "Este es mi Hijo amado; a él oid."
La lectura cuidadosa del texto con relación a sus distintos niveles de co-texto es imprescindible para llegar a entender un texto bíblico. Pero el co-texto por sí solo no es suficiente para llegar a una buena interpretación del texto. Hace falta prestar atención también a la dinámica de la intertextualidad.
INTERTEXTO
Un texto depende de referencias lingüísticas para su significado. A veces un autor depende de una referencia lingüística conscientemente para dar significado. Por ejemplo, Lucas usa la Septuaginta (LXX). Por tanto, el/la lector(a) necesita tomar eso en cuenta al leer el texto lucano. La referencia no tiene que ser una cita de otra obra, puede ser una alusión o simplemente un eco lingüístico. Para que tengan su efecto, tendrán que ser referencias que los primeros lectores hubieran captado.
Para los lectores actuales, la intertextualidad representa un desafío. Se nos pueden escapar las alusiones y las referencias indirectas que sí habrían captado los primeros lectores. Por lo tanto, hace falta un estudio histórico con el fin de recuperar en lo posible la urdimbre intertextual. Afortunadamente, para la lectura del Nuevo Testamento podemos usar el Antiguo Testamento como un punto de referencia clave (pero no exclusivo).
Un ejemplo de la intertextualidad es el uso de escenas estereotípicas. El Antiguo Testamento presenta algunas escenas estereotípicas que los autores del Nuevo Testamento usaron. El/la lector(a) original conoce el estereotipo y sabe qué esperar del relato. Los autores del Nuevo Testamento, como el autor de Lucas, usan escenas estereotípicas para dar énfasis a través de la comparación y el contraste. El relato lucano sigue el estereotipo hasta un cierto punto, para luego apartarse de él. Puesto que el/la lector(a) espera una cosa pero encuentra otra, le llama mucho la atención, y es precisamente de lo que se trata.
Un buen ejemplo de la intertextualidad es el uso del material sobre Abraham (Génesis 11-21) que hace Lucas en 1:5-2:52. Por falta de espacio no podremos verlo todo, bastará con dar unos ejemplos. En Gén. 11:30 encontramos que Sara era estéril, una condición que comparte Elísabet (Luc. 1:7). El anuncio de un hijo para Sara, Elísabet y María viene a través de una revelación divina (Gén. 15:4; Luc. 1:13, 31).
Lo importante, sin embargo, es el uso que hace Lucas del material de Abraham. En Luc. 1:55, al final del Magnificat, y en 1:73, en la profecía de Zacarías, hallamos referencias directas a la promesa de Dios a Abraham (Gén. 12:1-4). El autor vincula la historia de Jesús a la historia de Abraham. Jesús el Salvador está en continuidad con lo que Dios estaba haciendo con Abraham. El uso intertextual de la historia de Abraham enraíza el relato de Jesús y así interpreta a Jesús como el cumplimiento de las promesas.
CONTEXTO
El contexto se refiere a las realidades socio-históricas del texto. Igual que un español leyendo el periódico capta muchos matices de significado por el mero hecho de compartir con los periodistas el mismo período histórico, la misma cultura y la misma sociedad--matices que un extranjero no capta con tanta facilidad, si es que los capta--los lectores originales de los textos bíblicos disfrutaban de una ventaja parecida. El/la lector(a) moderno(a) tiene una enorme desventaja para captar los matices socio-históricos puesto que hay una enorme distancia histórica.
El contexto es muy parecido al intertexto. La diferencia principal es que el intertexto tiene que ver con la lingüística y el contexto tiene que ver con la cultura, la sociedad y la historia. El/la lector(a) actual necesita hacer un esfuerzo especial para entrar en el ‘mundo’ del texto.
Por dar un ejemplo, volveremos a las narraciones de la infancia en Lucas. En Luc. 1:25 Elísabet hace referencia a la vergüenza de haber sido estéril. Para captar con más plenitud el significado de este versículo, es necesario saber que la esterilidad era considerada como una señal de desaprobación divina (Gén. 30:23; 1 Sam. 1:1-18). No era simplemente un asunto de decepción y frustración humana por ser estéril.
Nuestra meta al leer la Biblia es la aplicación. Para que nuestra aplicación sea apropiada y esté verdaderamente arraigada en el texto bíblico, es necesaria primero una buena interpretación. Las tres dimensiones de contexto que hemos presentado son clave para conseguir una buena interpretación, y por tanto una buena aplicación. Prestando buena atención al co-texto, al intertexto y al contexto, nuestra lectura del texto será más precisa y oiremos la Palabra con más fidelidad.


Eso que le llaman cienciologia: Un fiasco en el caen muchos

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Debo confesar que, de octubre de 2004 a junio de 2007, recibí una iguala mensual de parte de cienciólogos por ayudarlos en sus actividades de denuncia de la siquiatría. Trabajé con ellos porque fueron los únicos dispuestos a remunerar mis conocimientos antisiquiátricos; y porque después de quedarme sin carrera en México debido a los sucesos de mi adolescencia, no tuve otra alternativa laboral.
Solyenitsin ha dicho que incluso en el hombre malvado hay un rincón de bien. Si bien es cierto que los detractores de Hubbard lo ven tan loco como era, han fallado en no reconocer el rincón de bien en su legado. La iglesia que creó Hubbard intenta destronar a la siquiatría de igual manera como el catolicismo retrógrado de Polonia contribuyó a destronar al comunismo. A veces el diablo mismo se esconde detrás de la mejor de las causas.
En el mundo hay varios grupos, tanto de profesionales como de sobrevivientes, que denuncian a la siquiatría: pero debido a su músculo económico la Iglesia de Cienciología es la que acapara más prensa. En 1969 Hubbard fundó la Citizen Commission of Human Rights (CCHR), llamada Comisión Ciudadana por los Derechos Humanos en México. Los esfuerzos de CCHR pudieran ser útiles en denostar a la siquiatría ante la opinión pública. Es fundamental valorar su repulsa de drogar a los niños con químicos siquiátricos a fin de controlarlos en la escuela, así como al infatigable activismo que hacen para despertar a la sociedad civil de su letargo sobre esta situación escandalosa. Es una pena que los detractores fallen en reconocer este “rincón de bien”, como puede verse en las páginas web que critican a Cienciología. Martin Gardner mismo, el padre del movimiento escéptico en Norteamérica, toma partido por la siquiatría. Dos años después de que Hubbard publicara Dianetics Gardner publicó Fads and fallacies in the name of science, su primer libro crítico de seudociencias y terapias fraudulentas, en el que incluye a la dianética. Desde la introducción a Fads and fallacies Gardner no se percata que la siquiatría biológica es, al igual que dianética y demás terapias paranormales, una falsa ciencia.
A pesar de sus esfuerzos, buena parte de la denuncia que los cienciólogos hacen de la siquiatría se sale de la realidad. Por ejemplo, según cuenta Ron Hubbard Jr., su padre creía que se beneficiaría enormemente si se apropiara del campo de salud mental. Más loco era la creencia de Hubbard y sus actuales seguidores de atribuir todos los males de la historia y prehistoria a los siquiatras. Para trabajar con ellos, en septiembre de 2004 concerté una cita en las oficinas de un empresario en Paseo de la Reforma en la Ciudad de México. Hablando desinhibidamente sobre la siquiatría, el acreditado cienciólogo me informó que los siquiatras dominaban al mundo ¡desde hace millones de años!
No me sorprendió. Para entonces ya había leído las biografías de Hubbard y sabía que David Mayo, uno de los colaboradores más cercanos a Hubbard y el primero en producir un gran cisma en la iglesia, recibió varias cartas de Hubbard en 1980 cuando aún era un oficial leal. A Mayo le preocupó el estado mental de Ron. Hubbard decía que, desde tiempos inmemoriales, los siquiatras habían sido la raíz de las calamidades del universo; que habían creado el mal en cierto sistema solar. Pero incluso mucho antes de esa revelación, en 1967 Hubbard ya había afirmado haber identificado al enemigo de Cienciología. Según sus propias palabras: “La siquiatría y la salud mental fueron escogidas como vehículo para socavar Occidente ¡y nosotros nos interpusimos en su camino!”
Más de una vez he tratado de discutir con cienciólogos sobre los grandes males del siglo en que nacimos, como los regímenes totalitarios, pero en su visión-túnel no parecen ver más mal que la siquiatría. La pobreza, la sobrepoblación, las dictaduras, el ecocidio y un sin fin de temas quedan fuera de su visión. Por otra parte, los siquiatras abusan únicamente de seres indefensos, por ejemplo, los niños drogados por siquiatras que mencionaba; generalmente no abusan de figuras poderosas. La paranoia de Hubbard y sus seguidores que los siquiatras están detrás de todo mal se llega a reflejar incluso un par de décadas después de su muerte. Varios cienciólogos mexicanos, incluyendo la directora de CCHR y otros dignatarios de la iglesia, me dijeron reiteradamente que temían hablarme por teléfono porque las líneas podían estar intervenidas por sus archienemigos siquiatras. Uno de los oficiales llegó al extremo de salirse apresuradamente de un restaurante durante una conversación conmigo cuando sospechó que algún espía podía estar entre los comensales. El cienciólogo acreditado en los cursos avanzados vive en un estado constante de folie à deux con la ancestral paranoia de Hubbard. Es común que justifiquen la agresividad de la iglesia con los periodistas que la critican alegando “tenemos que defendernos de la siquiatría”, cosa que me recuerda la justificación estalinista de que la Unión Soviética tenía que matar a los disidentes “debido al cerco del mundo capitalista”. En ambos casos un enemigo externo, real o imaginario, es usado como pretexto para cometer crímenes.
Leer la literatura de CCHR provoca risa en el lector. Se afirma que los siquiatras fueron responsables de la Primera Guerra Mundial; la ascensión de Hitler y del Holocausto, de Stalin y del bolchevismo; de las guerras genocidas de Bosnia y Kosovo, e incluso responsables de los atentados del 11 de septiembre. Originalmente supuse que los cienciólogos se guardaban sus teorías de una megaconspiración mundial para la literatura interna de la iglesia. Estaba equivocado. Su exhibición antisiquiátrica internacional, Siquiatría: Una Industria de la Muerte, en grandes pancartas culpa a la siquiatría del genocidio de la Alemania nazi y Yugoslavia, del bolchevismo e incluso de los terroristas islamitas. Aunque he confrontado a algunos cienciólogos sobre estos dislates, las discusiones fueron surrealistas. Ninguno tenía noción sobre la historia del siglo XX, y resultó evidente que creen esas cosas única y exclusivamente porque son doctrina oficial de su iglesia. Los escritos de Hubbard sobre siquiatría están plagados de otros pronunciamientos locos. Por ejemplo, en Processes, un boletín oficial del 11 de diciembre de 1964, y con su típica sintaxis incongruente, Hubbard escribió que los siquiatras—:
mataron a varios millones de personas —así que no es asunto liviano… Se dice que el 331/3 por ciento de todos los pacientes sicoanalíticos se suicidaron en los primeros tres meses de tratamiento.
Aunque me disgusta el sicoanálisis jamás lo acusaría de falsedad tan patente. Asimismo, en un capítulo de La ciencia de la supervivencia Hubbard escribió: “En lo que a nosotros respecta un psicótico es un individuo [...] a quien se debe cuidar para proteger a los demás de él, o a él de sí mismo”. Más adelante Hubbard habla de “pacientes psiquiátricos”, y, una vez más, con su típica descuidada sintaxis vuelve a definir al psicótico como “una amenaza de muerte para las personas, las cosas [sic], si no para sí mismo”, y considera que “el suicidio siempre es psicótico”.
Estos pasajes son indistinguibles de la postura siquiátrica más ortodoxa. A diferencia de la imagen de Hollywood, la gente perturbada o “esquizofrénica” no suele ser más violenta que la gente cuerda. Asimismo, en algunos casos el suicidio es un acto de cordura, no de locura como celosamente mantienen los siquiatras y como ratificó Hubbard. Lo que es más, Hubbard se expresa de forma más despectiva hacia la gente perturbada que la misma biblia de los siquiatras, el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM por sus siglas en inglés), publicado por la Asociación Psiquiátrica Americana. De hecho, en La ciencia de la supervivencia Hubbard pinta a la gente perturbada como los temibles psicópatas que vemos en las películas. En contraste, la primera sección del DSM se limita a describir los trastornos mentales.
Cierta vez hablaba con mi hermano sobre una conocida nuestra que tuvo una fuerte crisis emocional enfrente de mí. Germán me preguntó si ella “estaba en tiempo presente”. Menciono la anécdota porque tanto mi hermano como sus correligionarios ignoran que muchas ideas de Hubbard son plagios. Hubbard escribió que la gente en crisis psicótica “no puede distinguir entre pasado, presente y futuro”, y siempre ávido de acuñar neologismos innecesarios nombró a esa condición PTS-3, siglas del tercer grado de Potential Trouble Source: concepto del que diré algo más adelante. Pero la idea es original del doctor E. R. Balken. Siete años antes de que Hubbard creara su dianética Balken ya había publicado, en inglés, que el esquizofrénico no puede distinguir entre pasado, presente y futuro. Como muchos conceptos que aparecen en Cienciología, Hubbard no le dio crédito a Balken (independientemente del plagio, la explicación de Balken y Hubbard sobre la locura es simplona).
En Los Ángeles existe el museo Siquiatría: Una Industria de la Muerte, inaugurado por la iglesia en 2005, en el que se basa la exhibición internacional con el mismo nombre. Impresionantes instrumentos de tortura que los siquiatras han usado en los siglos pasados asustan al visitante. La exhibición es similar a los museos sobre la Inquisición española y representa lo que considero la parte luminosa en la Iglesia de Cienciología: la denuncia del mal, aunque limitada a las violaciones a los derechos humanos en el sector de salud mental. Dicho esto, si los mandatarios de la iglesia fueran un poco inteligentes, CCHR, supuesto brazo secular de la iglesia, estaría a cargo de los entendidos. Éstos jamás mezclarían las justas denuncias del museo con teorías de una megaconspiración de los siquiatras detrás de la Primera Guerra Mundial, Hitler o bin Laden.

Sección de la exhibición de CCHR
La exhibición va acompañada de un DVD con el mismo nombre de “una industria de la muerte”, el cual se le ha obsequiado a miles de personas: una enorme inversión de parte de la iglesia. Aunque en el DVD se entrevista a muchos críticos seculares de la siquiatría, en el capítulo final la voz en off de un cienciólogo alega que “detrás de cada crisis mundial se encontrará la mano de la siquiatría”. Con tal aseveración, la labor que representó esta exhibición que le ha dado la vuelta al mundo, y los DVDs obsequiados, huele a paranoia.
Si quienes donan dinero a CCHR lo donaran mejor a los críticos laicos, éstos habrían causado mil veces más daño a la siquiatría que lo que ha logrado la iglesia. Además de retirar la ridícula teoría de la megaconspiración de la exhibición internacional, si CCHR estuviese a cargo de la gente secular se habrían fundado casas editoras para traducir y publicar los mejores libros contra la siquiatría en países donde se les desconoce. El mundo hispanohablante es un buen ejemplo porque, al momento de escribir, sólo existe un libro erudito disponible en el mercado que, con referencias bibliográficas actualizadas, hace una evaluación crítica de la siquiatría biológica: Modelos de locura, editado por John Read, Loren Mosher y Richard Bentall y traducido al castellano en 2006. México en particular ha sido sede de dos congresos internacionales sobre antisiquiatría secular en 1978 y en 1981 (me refiero a la crítica a la profesión que nada tiene que ver con la Iglesia de Cienciología). En lo personal, de haber estado a cargo de CCHR México, yo habría tenido en mente algo aún más ambicioso, como el memorable encuentro de intelectuales convocado por Octavio Paz y Enrique Krauze en 1990 a raíz del desmoronamiento del comunismo y la caída del Muro de Berlín. Con los fabulosos subsidios que recibe CCHR habría organizado un encuentro invitando a Thomas Szasz, Robert Whitaker y a los profesionales que publican en la revista Ethical human psychiatry and psychology, fundada por el doctor Peter Breggin. También invitaría a David Oaks, director de Mind Freedom International, organización que representa a miles de sobrevivientes de la siquiatría. En lugar de tan elemental idea, cuando trabajé con cienciólogos presencié cómo un millonario regiomontano llevó, año tras año, a numerosos invitados al museo de Los Ángeles con viaje y viáticos pagados. Tanto este generoso patrocinador, como otros patrocinadores millonarios, abonan grandes cantidades a una iglesia que nombra como directores de la treintena de filiales de CCHR International alrededor del mundo únicamente a quienes han tomado cursos de Ron. El resultado es que gente que ni siquiera ha leído a los clásicos, Foucault, Laing y Szasz, o a los nuevos críticos de la siquiatría que publican en la revista especializada de Peter Breggin, preside la poderosa organización antisiquiátrica.
Unas palabras sobre lo que podría denominar el affair Breggin. Los cienciólogos son tan paranoicos con sus críticos que, por usar su lenguaje, “desconectaron” al doctor Breggin. En principio, esto parece inexplicable si consideramos que Breggin ha sido el médico más conocido del mundo entre quienes luchan contra drogar siquiátricamente a los niños: ¡precisamente el área en que CCHR enfoca la mayoría de sus esfuerzos! Pero el hecho es que en el museo, los DVDs y las revistas de CCHR, que contienen incontables referencias de los profesionales críticos de la siquiatría, no se hace una sola mención de Breggin. ¿Cómo es posible esto? El caso es que Ginger Breggin, la esposa de Peter Breggin, había sido ciencióloga. Pero después de una grave crisis y apoyada por su marido, rompió con la Iglesia de Cienciología. Eso fue suficiente para que los cienciólogos “desconectaran” a Ginger Breggin. Aunque su marido jamás fue cienciólogo, borraron toda mención de Peter Breggin de sus textos sin importarles la estatura de Breggin en el campo, quien el año 2000 fue invitado al Congreso estadounidense para hablar en contra de la drogadicción siquiátrica a los niños.
A nivel personal, una anécdota ilustra desde otra perspectiva la estrechez mental de los cienciólogos. La directora de CCHR México, Rossana Fernández, está acreditada en la iglesia con niveles avanzados de auditación. Pero en los años en que la traté no leyó un solo libro docto de estos críticos de la siquiatría: sólo el panfleto de una mamá que se opuso al psicofármaco Ritalín que le recetaron a su hija. Una de las actitudes de la directora Rossana que precipitó mi renuncia fue pretender corregirme, vía e-mail, una ponencia que presentaría en el Hospital General Siglo XXI en junio de 2007 ( “¡Quítale esto, añádale esto otro!”). Mi protesta ante la osadía de esta mujer ignorante devino en que se suspendiera el pago de mi iguala. Jan Eastgate, la directora de CCHR International al momento de escribir, no se queda atrás. Es muy significativo, por ejemplo, que esta directora “internacional” no conozca otro idioma que el inglés. Carmen Ávila, quien presidía CCHR México antes de Rossana, se quejó conmigo que al visitar las oficinas de CCHR Los Ángeles no pudiera comunicarse con su jefa Jan.
Confieso que mi experiencia con Rossana fue surrealista y, a veces, humillante. Quien no había leído un solo tratado serio sobre siquiatría era mi jefa. En cambio, un par de décadas de investigación me costó en Estados Unidos, Inglaterra y México comprender a la siquiatría. La iglesia vende el slogan de que “Cienciología hace que la gente capaz sean más capaces”, pero a juzgar por los hechos lo opuesto parece verdad: a pesar de sus generosos subsidios los cienciólogos con quienes traté eran gente incapaz. Cierto que, mientras hagamos a un lado su teoría de la megaconspiración, el museo de Los Ángeles es elogiable. Pero cuando invitan a dignatarios a visitarlo, como he visto que lo hacen con políticos mexicanos con viaje y viáticos pagados, los conducen a otro museo en Hollywood que le rinde culto a Hubbard.
The L. Ron Hubbard Life Exhibition es el museo de las mentiras: estantes de libros de ciencia-ficción escritos por Hubbard que omiten decir que se trata de literatura barata o de revistas sensacionalistas; fotografías y artefactos de viajes de Hubbard en varias partes del mundo que lo presentan como si hubieran sido auténticas expediciones científicas; incontables diplomas, agradecimientos, proclamaciones, premios de dudoso valor y muchas otras maravillas. ¡Hubbard llegó al extremo de hacerse fotografiar con medallas del ejército norteamericano que en realidad no poseía! Ya me imagino la impresión que la visita a The L. Ron Hubbard Life Exhibition causa en quienes no tienen a Ron por gurú. Por ejemplo, a pesar de que los cienciólogos lo premiaron en Los Ángeles a principios de siglo por un programa televisivo en que denunció a la droga Ritalín, el conocido comunicador mexicano Ricardo Rocha declinó ulteriores invitaciones de la iglesia (vale decir que sus oficinas se encontraban a pocas cuadras de las oficinas generales de CCHR México, estas últimas ubicadas en la calle Cordobanes #47: detrás del Teatro de los Insurgentes de la capital mexicana).
La característica que mejor distingue a una secta es que le rinde culto a la personalidad de su fundador. Cierta vez le dije a Germán que en Cienciología se rendía culto a Hubbard. Mi hermano lo dudó, pero toda actividad en Cienciología es muestra fehaciente del culto que se le rinde a Hubbard. Por ejemplo, un enorme retrato pintado de Hubbard en cuerpo entero y con una de sus manos sobre el globo terráqueo aparece en la pared izquierda del gigantesco auditorio armado donde se imparte el informe anual ante miles de adeptos. La imagen de Hubbard con su poderosa mano sobre la Tierra es simbólica. (David Miscavige, quien al momento de escribir es el papa de la iglesia, ha declarado públicamente que el objetivo final es que Cienciología sea el eje alrededor del cual se desarrolle la sociedad humana —un sueño que me recuerda al de Felipe II de convertir al mundo entero al catolicismo, y al sueño de los islamitas contemporáneos.) La literatura de la iglesia está repleta de hazañas sobre las más diversas actividades de Hubbard, no sólo como soldado sino como horticultor, marinero, músico, guionista de cine e incluso filósofo. Hay una serie de panfletos lustrosos con tipografía artística y fotografías a color llamada La serie Ronald. La presentación de libros de lujo, ocasionalmente con canto de oro en las hojas, es típica en la iglesia. Cuando Hubbard falleció una magnífica edición en inglés de Dianetics con cubierta de piel fue donada a las bibliotecas: edición conmemorativa que la iglesia anunció incluso en televisión.
Como le dije a Germán, antes de trabajar con ellos di una conferencia denunciando los crímenes de la siquiatría en el edificio de la iglesia en avenida Cuauhtémoc #576. Al terminar, el director me regaló dos lustrosos panfletos de La serie Ronald mientras me fotografiaron mostrando sus portadas. Los diversos títulos de la serie rezan: “El administrador”, “El artista”, “El aventurero / explorador”, “El avezado marino”, “El aviador”, “El cineasta”, “El creador de música”, “El educador”, “El escritor”, “El filósofo”, “El fotógrafo” y “El poeta / lírico”. La iglesia se esfuerza desmedidamente en mostrar a Hubbard como un superdotado que dominaba todos los campos del saber humano. Como también le dije a Germán, Hubbard llegó a decir cosas tan ridículas como que tenía conocimientos de física nuclear. El título original de uno de sus libros era All about radiation by a nuclear physicist and a medical doctor. La triste realidad es que en el breve tiempo que estuvo en la universidad Hubbard ni siquiera aprobó los cursos de física que tomó.
En cada uno de los panfletos de La serie Ronald aparecen distintas fotografías con Hubbard posando cuidadosamente frente a la cámara. De toda esta glorificación lo único cierto es que Hubbard fue un escritor popular de ciencia-ficción. El trabajo de Hubbard como músico o cineasta es tal basura que ni sus más acérrimos seguidores lo muestran al público: se limitan a mostrar fotografías de Hubbard disfrazado de músico o de director de cine. Los “hallazgos” de Hubbard en horticultura son tan seudocientíficos que ninguna revista especializada ha publicado alguno de ellos. Además, la iglesia escamotea los datos pertinentes de la biografía de Hubbard. Ni una palabra se les dice a los estudiantes sobre sus primeros matrimonios. Cuando he tenido la oportunidad de tocar el tema con algún cienciólogo me percato que sólo se les habla de Mary Sue: la única de sus esposas que creyó en la “tech” de su marido. Asimismo, ninguna de las cosas que le señalé a mi hermano es mencionada en los textos oficiales ni siquiera para rebatirlas. También se oculta que Hubbard fue detenido por la policía por haber dejado a su bebé Alexis, hija de su segunda mujer, sola en el coche: algo que hizo cuando ya había creado la dianética.
Cuando confronto a un cienciólogo que cree en las rosadas hagiografías es común que me salgan con racionalizaciones. Por ejemplo, al tocar el tema de la muerte de Quentin Hubbard con Mary Campos en Monterrey, la ciencióloga alegó que había sido un asesinato perpetrado por los enemigos de la iglesia. Pero Quentin ya había tenido un intento de suicidio en 1974, como mostraré en un subsecuente capítulo. Posteriormente, en octubre de 1976 Quentin fue hallado en estado comatoso dentro de un coche estacionado en Las Vegas con el motor encendido. Fue llevado de urgencia al hospital y murió dos semanas después sin haber vuelto a cobrar conciencia.


Tom Cruise: Acusado de explotación laboral - victimas de la cienciologia

biblias y miles de comentarios
 
FBI les sigue los pasos a Tom Cruise y la iglesia de la cienciología. Obligaba a creyentes a hacer trabajos para él y les pagaba una miseria.
El popular actor Tom Cruise es investigado por el FBI, luego de que salieran a la luz testimonios de personas supuestamente abusadas y explotadas por el actor y otros miembros de la iglesia que profesa: la cienciología.

De acuerdo al desertor John Brousseau (ex cuñado del líder de la iglesia y padrino de Cruise en su boda con Katie Holmes), la estrella de Top gun y Misión Imposible utilizaba a creyentes para hacer trabajos forzados, tales como labores de oficina, reparación de sus autos y remodelación de un hangar, pagándoles tan solo 50 dólares a la semana.

Brousseau relata que, para justificar el abuso, se les indicaba que se trataba de ‘una labor a favor de la humanidad’.

En la investigación, también se cuenta con el testimonio del director Paul Haggis, quien formó parte de la organización por 34 años. Él denuncia la existencia de la congregación Sea Org, donde los padres eran obligados a entregar a sus hijos para trabajar, así como las exorbitantes cantidades de dinero que la iglesia exigía a quienes deseaban abandonar el culto.

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