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lunes, 10 de septiembre de 2012

El pecado que fue castigado con agua: Maestros de Escuela Dominical

biblias y miles de comentarios

 
Desde el principio el pecado entró en el mundo.  La gente hacía cosas malas y todos dejaron de pensar en agradar a Dios.  Esto molestó mucho a Dios, quien con mucho dolor dijo:  
-Voy a borrar de la tierra a los hombres, y también a los animales. ¡Me pesa haberlos hecho!
¡Qué triste, los hombres pecaban y Dios había decidido castigar su pecado!  Dios sabía que en toda la
tierra había solamente un hombre que le amaba y que le servía.  Se llamaba Noé.  Dios se apiadó de Noé, así que le encargó que hiciera un gran barco al que llamaron Arca.  Era tan alto como un edificio de tres pisos y tenía una ventana y una puerta. 
En este barco Noé debería tener cuartos para él y su esposa, sus tres hijos y las esposas de sus hijos.  También deberían poder entrar parejas de todos los animales, pájaros e insectos.
 
Noé hizo lo que Dios le mandó.  Se tardó mucho tiempo construyendo el Arca, y durante este tiempo la gente se daba cuenta de su trabajo y Noé les hablaba del castigo que Dios mandaría a todos por causa de sus pecados.  Pero ellos no le hicieron caso y no creyeron en Dios.
 
Los hombres, mujeres y niños no creían que sus obras y pensamientos no agradaban a Dios.  Ni creían en el castigo que Dios mandaría pronto:  una lluvia tan fuerte como nunca ha habido.  Esta tormenta llamada diluvio iba a caer y a llenar todo.  Todo iba a quedar inundado y todos los seres  vivos morirían.  Solamente los que entraran al arca se podrían salvar.  Ellos no creyeron esto y siguieron pecando sin tomar en cuenta a Dios.

Cuando el arca quedó terminada, Dios le dijo a Noé que juntara a todos los animales.  Tenía que traer un macho y una hembra de cada especie.  De algunos  animales especiales para Dios trajo siete parejas de la misma especie.  Dios le mandó a Noe que entrara en el arca, con los animales y con toda su familia.  La hora del castigo de la maldad del hombre había llegado.

Cuando ellos entraron, la gente se burlaba, y después de una semana empezó a llover.  El agua caía a cántaros.  Nadie pudo escapar al castigo del pecado, pues todos habían pecado.  Todo se inundó.  Los animales murieron; también murieron los niños, mujeres y hombres.  Solamente Noé y su familia, quienes creyeron a Dios, flotaban a salvo dentro del Arca.

Pasaron cinco meses sin dejar de  llover, Noé y sus hijos no veían nada de tierra, solamente el agua por todos lados.  Por fin el gran barco tocó la tierra.  Estaban sobre un gran monte llamado Ararat. 
Ellos sacaron a volar un cuervo y luego una paloma, a ver si encontraban lugar para pararse.  La paloma les llevó unas hojitas de olivo y la última vez no regresó.  Ellos sabían que la paloma había encontrado un lugar donde quedarse, pero no salieron hasta que Dios les ordenó salir.

¡Qué rico sintieron cuando pusieron sus pies en tierra firme!  ¡Cómo amaron a Dios por su gran misericordia!  Ellos recordaron que traían unos animales especiales para ofrecer en sacrificio agradeciendo a Dios.  Así que ese día, adoraron a Dios.

Dios le prometió a Noé que nunca volvería a llover así.  El pecado no iba a ser castigado con agua nunca más.  Y como una señal de esta promesa Dios puso el Arco Iris.  Noé disfrutó mucho esos hermosos colores.  Noé y su familia descubrieron que Dios castiga el pecado, pero ama y cuida a quienes creen en Él.
 
 
 
 


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