Bases Bíblicas de la Misión: Un Documento de Uso Ministerial
Tweet Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 29MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
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Contenido
Autores
Prefacio C. René Padilla
Abreviaturas
I. Introducción
1. La búsqueda histórica de las bases bíblicas de la misión
Sidney Rooy
II. Las bases de la misión en el Antiguo Testamento
2. La misión de Isreal a las naciones: Pentateuco y Profetas anteriores
Edesio Sánchez Cetina
3. La misión en los Salmos
Esteban Voth
4. La vocación profética: un acercamiento misionológico
Mariano Avila Arteaga
5. La misión en Isaías
Mervin Breneman
6. La misión en Jeremías
Norberto Saracco[Pág. iv]
III. Las bases de la misión en la apocalíptica y en el Nuevo Testamento
7. La misión en la literatura apocalíptica
Carlos Villanueva
8. La misión liberadora de Jesús según Lucas
Darío López
9. La misión en el Evangelio de Lucas y en los Hechos
Pablo Davies
10. La misión en el Evangelio de Juan
Pedro Arana Quiroz
11. Pablo y la misión a los gentiles
Samuel Escobar
12. La misión en el Apocalipsis
Juan Stam B.
IV. Estudios temáticos
13. La misión en el sufrimiento y ante el sufrimiento
Nancy Elizabeth Bedford
14. Los «laicos» en la misión en el Nuevo Testamento
Catalina F. de Padilla
15. La misión cristiana en un contexto de corrupción
Arnoldo Wiens
Guía de estudio
Es importante subrayar que, mientras que miles de misioneros han ido hasta lo último de la tierra para hacer su tarea, muchísimas personas del mundo «occidental y cristiano» han abandonado su militancia como discípulos del Señor. Como consecuencia, pronto el Tercer Mundo se convertirá en el sector geográfico donde se congrega el mayor número de cristianos.
La imposición de este paradigma cultural sobre el Tercer Mundo tiene efectos impredecibles para el futuro de la misión y del progreso del evangelio. Son estos la pregunta y el desafío más grandes que la iglesia cristiana tendrá que confrontar en el futuro inmediato.
Las sociedades voluntarias llevaron a cabo la mayor parte de la obra misionera desde fines del siglo 17 hasta principios del siglo 20. La primera, establecida en 1649 por Baxter, a quien mencionáramos arriba, fue seguida por la Sociedad Bautista establecida por Guillermo Carey en 1792 y continuada por docenas de otras a comienzos del siglo 18. Fueron muy distintas entre sí. Se destacan las sociedades bíblicas para distribuir ejemplares de la Biblia, las sociedades para la publicación y distribución de literatura cristiana, las asociaciones para el establecimiento de la educación popular y las agrupaciones para la evangelización de otras naciones.
En América Latina, al margen de las incursiones temporarias de los protestantes en el período colonial, las sociedades bíblicas establecieron una obra constante y por toda la región en el siglo 19. Los colportores, la Sociedad Bíblica Británica y la Sociedad Bíblica Americana desempeñaron un papel muy importante. A finales del siglo 19 y comienzos del presente siglo las sociedades voluntarias dentro de las denominaciones de los Estados Unidos y las organizaciones de composición ecuménica, como la Misión Centroamericana y la Misión Latinoamericana, impulsaron las misiones.
Estos agentes e impulsores diversos de la misión trabajaban por diferentes motivos. En primer lugar, había algunos grupos que estaban directamente influenciados por el paradigma cultural. [Pág. 28] Entre ellos influyó el espíritu optimista de la época con su confianza en los esfuerzos realizados en los campos de la educación, la medicina y el mejoramiento social. «Con cada capilla, una escuela» era el lema de esos días. Pronto surgieron clínicas, centros de traducción y publicación, granjas, fábricas.
Por supuesto, junto con todo este acercamiento comprensivo funcionaba el factor civilizador. En parte, puede haber sido inconsciente. Pero en otros momentos resulta muy explícito. El Congreso de Panamá (1916) confirma este espíritu de confianza. La sociedad latinoamericana sufría el oscurantismo medieval y feudal impuesto por la Iglesia Católica Romana. La luz moderna y civilizadora corregiría esta situación para el bien de todos los habitantes.
En segundo lugar, estaban los herederos de los movimientos de avivamiento que sacudieron el mundo anglosajón. Entre ellos primaban el apocalipticismo y la preocupación por la santidad, típicos de grupos disidentes del marco eclesial y social en el cual estaba insertos. Esta obra misionera a América Latina reaccionó contra muchos de los estilos misioneros del primer grupo. Comenzando en la última década del siglo 19 y durante la primera mitad del siglo 20, estas sociedades misioneras tendieron a establecer islas evangélicas separadas de la cultura dominante. El resultado fue la incorporación de modelos importados y civilizadores, como en el primer grupo, aunque no intencionalmente.
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