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sábado, 7 de mayo de 2011

Historia de la Inquisición: Una Historia Que no se Debe Repetir



Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 1.5MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Apologética - Historia
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PRÓLOGO 
CAPITULO I. - LOS PRECURSORES DE LA REFORMA    
1.  Decaimiento de la Iglesia antes de la Reforma.
2.  Críticas y clamores de reforma en la Iglesia de  España.
3.  Algunas muestras de crítica en la literatura de la Època.
4.  Intentos aislados de reforma en España. 
5.  Los albigenses y valdenses en España. 
6.  La extirpación de los albigenses y valdenses en España.

Capítulo II: LA IGLESIA EXTIRPA LA HEREJIA .    
1.  La Iglesia pasa de perseguida a perseguidora.
2.  Represión de las herejías desde el siglo 11 hasta la   Inquisición papal. 
3.  Premisas ideológicas en que se fundamentaba la persecución.
4.  La Inquisición papal o medieval.
5.  La Inquisición papal en España.
6.  Antecedentes de la Inquisición moderna.

Capítulo  III:  LA INQUISICION MODERNA O ESPAÑOLA. (Su implantación y sus procedimientos).
1.  Su implantación.
2.  Oposición y repulsa contra la Inquisición. 
3.  El reo de herejía ante sus jueces.
4.  Medios para descubrir a los herejes.
5.  Consideración que merecía el reo al Tribunal.
6.  Sobre el trato material del reo.

Capítulo  IV: - LA INQUISICION MODERNA O ESPAÑOLA. (Sus penas, sus víctimas y sus frutos).  
1.  Penas infligidas por el Tribunal. 
2.  La proclamación de las sentencias.
3.  El número de víctimas y los abusos de algunos inquisidores.
4.  La Inquisición y sus valedores.
5.  Juicio sobre la Inquisición.
6.  El espíritu de tolerancia en el pueblo español.

Capítulo V: EL HUMANISMO Y LA REFORMA
1.  El Humanismo y la Reforma. 
2.  Erasmo.
3.  Aspecto critico de la obra de Erasmo. 
4.  Aspecto constructivo de la obra de Erasmo.
5.  Lucha por la introducción de las ideas humanistas en España.
6.  Ocaso del humanismo español.

Capítulo  VI: SALPICADURAS REFORMISTAS EN LOS INTELECTUALES DE LA EPOCA.
1.  Dificultades de loa humanistas españoles con la Iglesia.
2.  Los humanistas españoles y la Inquisición. 
3.  Pedro de Osma.
4.  Alfonso de Valdés, Alfonso de Virués y Juan de Vergara.
5.  Otros eruditos y humanistas en entredicho.
6.  Eclesiásticos acusados de luteranismo.

Capítulo  VII: LA REFORMA DE LA IGLESIA POR LOS CATÓLICOS.
1.  Acerca de la necesidad de la Reforma protestante.
2.  La reforma moral de la Iglesia.
3.  La reforma doctrinal de la Iglesia.
4.  La Iglesia recela de sus propios fieles.
5.  El ideal de reforma a católico y el protestante.
6.  Beneficios que aportó la Reforma protestante a la Iglesia Católica.

Capítulo  VIII:  BARTOLOME DE CARRANZA MIRANDA.
1.  Semblanza del hombre y su encumbramiento. 
2.  Caída de Carranza, y sus causas.  
3.  El proceso y la sentencia.
4.  Su doctrina. Juicio sobre Carranza.
5.  Procesos inquisitoriales consecutivos a la caída de Carranza.

Capítulo  IX:  REFORMADOS ESPAÑOLES EN EL EXTRANJERO. - JUAN DE VALDES.
1.  Los primeros españoles en contacto con la Reforma.
2.  Juan de Valdés: su vida.
3.  La comunidad de Valdés en Nápoles.
4.  Muerte de Valdés y dispersión de su grey.
5.  Valdés: su obra literaria de carácter profano.
6.  Valdés: sus obras de carácter religioso.

Capítulo  X:  LOS HERMANOS ENZINAS.
1.  Los hermanos Enzinas. - Jaime.
2.  Francisco. Su juventud y conversión. 
3.  Su traducción del Nuevo Testamento: esfuerzos para publicarlo.
4.  Sus entrevistas con el emperador y con Pedro de   Soto. 
5.  Francisco de Enzinas, en la cárcel. Su liberación.
6.  Resto de su vida. Sus obras.

Capítulo XI:  JUAN DIAZ Y FRANCISCO DE SAN ROMAN .
1.  Juan Díaz: su conversión.
2.  Asesinato de Juan Díaz.
3.  Francisco de Sanromán: el comerciante.
4.  Conversión de Sanromán. Entrevistas con Carlos I y prisión consecutiva de Sanromán. 
5.  Martirio de Sanromán.

Capítulo  XII:  INTRODUCCION DE LAS IDEAS REFORMADAS EN LA PENINSULA
1.  Los españoles se ponen en contacto con la Reforma en el extranjero. 
2.  Medidas para prevenir la entrada y difusión de las ideas reformadas. 
3.  Primeros indicios de la penetración de libros reformados en la Península. 
4.  Los primeros reformados en España.
5.  Factores que dificultaron la difusión de la Reforma en España.
6.  Noción general dela extensión que alcanzó.

Capítulo  XIII: LA PERSECUCION SE GENERALIZA
1.  Sospechas y pesquisas de la Inquisición. 
2.  Captura de la Iglesia de Sevilla.
3.  Captura de la Iglesia de Valladolid.
4.  Informe de Valdés a Carlos I sobre la prisión de los reformados.
5.  Reacción del emperador al ser descubiertos los focos reformados.
6.  El inquisidor general decide obrar con calma.

Capítulo XIV: EL SANTO OFICIO SE APRESTA PARA AHOGAR LA REFORMA.
12.  Valdés recaba amplios poderes del papa.
3.  El papa concede todo lo solicitado.
4.  Los últimos reajustes.
5.  La expansión de la Reforma enjuiciada por los católicos.
6.  Los presos reformados en las cárceles de la Inquisición.

Capítulo  XV:  LA CONGREGACION DE VALLADOLID 
1.  La Iglesia de Valladolid.
2.  Carlos de Seso.
3.  Agustín Cazalla.
4.  Domingo de Rojas.
5.  Preparativos para la celebración de un auto de fe. 
6.  Ceremonial de un auto de fe y ejecución de las sentencias.

Capítulo  XVI:  PRIMER AUTO DE FE REFORMADO DE VALLADOLID .
1.  El auto de fe de 21 de mayo de 1559.
2.  Agustín Cazalla.
3.  Otros miembros de la familia Cazalla.
4.  Antonio Herrezuelo y su esposa Leonor de Cisneros.
5.  La familia de los Rojas. 
6.  Restantes víctimas del auto de fe.

Capítulo XVII: SEGUNDO AUTO DE FE REFORMADO DE VALLADOLID.
7.  Felipe II preside el auto de 8 de octubre de 1559.
8.  Carlos de Seso.
9.  Domingo de Rojas. 
10. Juan Sánchez, el fugitivo capturado.
11. Las monjas reformadas de Valladolid. 
12. Restantes víctimas del auto de fe.

CapÌtulo  XVIII: LA REFORMA EN ANDALUCIA.
1.  Rodrigo de Valera.
2.  Juan Gil: su conversión.
3.  Proceso, sentencia y muerte de Juan Gil.
4.  Constantino Ponce de la Fuente, canónigo magistral.
5.  Constantino Ponce en la cárcel de Triana. 6.  Sus obras.

Capítulo XIX: LA CONGREGACION DE SEVILLA.
1.  El Templo de la Nueva Luz.
2.  Francisco Zafra y la denuncia de María Gómez.
3.  Cristóbal de Losada.
4.  Julián Hern·ndez.
5.  El monasterio de San Isidro y su prior García Arias.
6.  Los monjes del monasterio de San Isidro.

Capítulo XX:  PRIMER AUTO DE FE REFORMADO DE SEVILLA.
1.  E1 auto de fe de 24 de septiembre de 1559.
2.  Juan Ponce de León.
3.  Los frailes del monasterio de San Isidro del Campo. 
4.  María de Bohorques.
5.  Juan González y sus hermanos. 
6.  Restantes víctimas del auto de fe.

Capítulo  XXI: SEGUNDO AUTO DE FE REFORMADO DE SEVILLA.  
1.  Julián Hernández.
2.  María Gómez y sus familiares.
3.  Restantes víctimas de la hoguera.
4.  Los reconciliados y las efigies quemadas.
5.  Un atropello al derecho de gentes: N. Burton y S. Frampton.
6.  Una víctima por error judicial: Juana de Bohorques.

CAPITULO XXII. - LOS PROTESTANTES ESPAÑOLES EN EL EXILIO .
  1. Paradero de los reformados españoles en el exilio.
  2. Juan Pérez de la Pineda.
  3. Casiodoro de Reiyna.
  4. Reinaldo González de Montes.
  5. Antonio del Corro. -
  6. Cipriano de Valera.

CAPITULO XXIII.-LA REFORMA DEL SIGLO XVI
  ES APLASTADA DEFINITIVAMENTE .
  1. Los focos protestantes de Aragón y restos del de Sevilla.
  2. Algunos otros protestantes destacados del siglo XVI.
  3. Desaparición de los últimos reformados de España. 
  4. Los protestantes extranjeros en España.   
  5. Esfuerzos para evitar la reaparición del protestantismo.
  6. La Biblia en español, libro prohibido en España.
  7. Abolición del "Tribunal de la Fe". -
  8. Triunfo del constitucionalismo.

CAPITULO XXIV. - FRUTOS Y CONSECUENCIAS DE LA INQUISICION
  1. España mantiene férreamente la unidad de la fe.
  2. Un culto insuficiente.
  3. Un costoso y fatal error.
  4. Grandes preguntas de actualidad. . 
   Primeras disposiciones del rey Felipe y la Inquisición.


La Reforma del siglo XVI irrumpe en la Historia de la Iglesia no como un conflicto, aunque grave, aislado,  sin precedentes, antes al contrario: ya desde  siglos  se venían  sucediendo  dentro  de  la grey  católica  las  protestas  y  las  disidencias,  como  agudizaciones de un malestar  interno, crónico; latente, pero real.

En  los  primeros  siglos  aparecieron  numerosas  herejías,  considerando  como  tales,  movimientos  surgidos dentro  de  la  Cristiandad,  principalmente  en  Oriente,  los  cuales  atentaban  contra  los  principios  teológicos aceptados  y  sustentados  por  el  común  de  los  fieles. E1  concepto  de  herejía  adquirió perfiles más precisos  al formularse el Dogma, o sea el conjunto de doctrinas defendidas por la Iglesia.

Sin  embargo,  las  cosas  siguieron  un  curso  imprevisible  y  llegó  un  tiempo  en  que,  paradójicamente,  los movimientos disidentes, aunque siguieron siendo  llamados "heterodoxos" por  los custodios de  la "ortodoxia", no  hacían  otra  cosa  que  clamar  por  las  viejas  y  olvidadas  doctrinas,  procurando  recobrarlas  en  su  prístina pureza. Los  valdenses,  los wiclefitas,  los  hussitas,  fueron  apareciendo  en  el  seno  de  la Cristiandad  como  un fermento que pugnaba por mantener vivas las esencias de la Iglesia Primitiva, una iglesia sencilla y pura, atenta sólo  a  los  intereses  de  orden  espiritual,  tan  distinta  de  la  Iglesia Romana  que  estaban  contemplando. En  sus tiempos,  el  papado  y  el  clero  en  general  mantenÌan  como  tradición  su  estirpe  apostólica,  pero, desgraciadamente, distaban mucho de manifestar en  su conducta  las virtudes de  los apóstoles y de  reflejar en sus enseñanzas las doctrinas que de ellos habían heredado.

No  es  de  nuestra  incumbencia  extendernos  en  considerar  las  causas  que  condujeron  a  esta  relajación  de costumbres  del  clero,  aunque  podemos  apuntarlas  brevemente. El  inicio del proceso  se  remonta  al  anárquico período  en  que  la  estructura  estatal  del  Imperio  Romano  se  iba  desmoronando  progresivamente  ante  las incesantes embestidas de los pueblos bárbaros. Tambaleante la administración pública, multitud de prestaciones y  servicios correspondientes hasta entonces a  sus  funcionarios  fueron a parar paulatinamente a  las manos del clero, que; constituía el único elemento de  la sociedad culturalmente capacitado para aceptarlas. La Iglesia era ya reconocida y respetada por todos, y la presencia de sus representantes constituía una eficaz garantía de orden y seriedad en toda clase de actos sociales que requirieran ser formalizados.

Debido a la ignorancia general de la Època podía parecer entonces plausible, y aun necesario, que el sacerdote aceptara el peso de estas nuevas obligaciones; sin embargo, como era lógico esperarlo, las nuevas tareas entorpecieron  el  desempeño  de  las  primitivas,  que  eran  cuidar  espiritualmente  de  aquellos  que  les  habían  sido encomendados.  Ahora  el  sacerdote  debía  cumplir  con  ambos  deberes,  el  de  pastor  de  las  almas  y  el  de funcionario civil; los fieles habían de acudir al sacerdote en sus necesidades espirituales, ya que la Iglesia, y por lo  tanto sus ministros, había pasado a ser, mediante  la administración de  'los sacramentos, el medio exclusivo para alcanzar la gracia y, por lo tanto, la salvación eterna; pero también tenían que acudir a Èl para ordenar sus
asuntos de carácter material, ya que  intervenía en cuestiones de herencias, matrimonios, usura, y los tribunales eclesiásticos  administraban  también  justicia  a  los  laicos.  Esto  aparte  de  que,  a  través  de  la  confesión,  el sacerdote se erigió en consejero personal del penitente. 

 Los sacerdotes, pues, iban acumulando responsabilidades, las cuales, a su vez, les dieron poder. Jam·s en la historia de Occidente  institución alguna ejerció un poder más amplio y efectivo del que  tenia  la  Iglesia en  la Edad Media sobre los fieles. E1 poder acarreó riqueza y, ambos, una general relajación de las costumbres.

Íntimamente fusionado con el proceso anterior, que se refiere a la conducta de los ministros de la Iglesia, se fue desarrollando otro: el de un progresivo cambio de  las esencias doctrinales de la Iglesia y, por lo tanto, del culto. Las  innovaciones  fueron  introduciéndose  solapadamente y acabaron desfigurando  la primitiva doctrina evangélica.  Tal  fue  la  llamada  "elaboración  del  dogma".  Así,  a  partir  del  siglo  V  en  adelante,  vamos encontrando una veneración  siempre  creciente  a  los  santos y  a  las  reliquias; un cambio en  la  significación y administración  de  la  Sagrada  Comunión;  la  justificación  por  medio  de  las  obras,  con  sus  secuelas:  las penitencias  y  mortificaciones;  peregrinaciones  supersticiosas;  una  abusiva  multiplicación  de  monasterios  y conventos; el purgatorio, etc."
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Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6