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viernes, 23 de octubre de 2015

Construyámonos una ciudad y una torre con una representación de los cielos. Y hagámonos un nombre...confundamos allí su lengua para que nadie entienda el lenguaje de su compañero.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6









Babilonia
Génesis 11: 1-9

1      Entonces toda la tierra era de una sola lengua y de unas mismas palabras.
2      Y en su deambular hacia el oriente, encontraron una llanura en la tierra de Sinar y se establecieron allí.
3      Entonces dijo cada cual a su prójimo: ¡Vamos! Fabriquemos ladrillos y cozámoslos al fuego. Y el ladrillo les fue por piedra y el asfalto por argamasa.
4      Y dijeron: ¡Vamos! Construyámonos una ciudad y una torre con una representación de los cielos. Y hagámonos un nombre, no sea que seamos esparcidos por la faz de toda la tierra.
5      Pero YHVH descendió para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos del hombre.
6      Y dijo YHVH: He aquí que son un pueblo, y todos ellos tienen la misma lengua, y este es sólo el principio de su obra, y nada les hará desistir de lo que traman hacer.
7      ¡Vamos!, descendamos ya y confundamos allí su lengua para que nadie entienda el lenguaje de su compañero.
8      Y los dispersó YHVH de allí por toda la superficie de la tierra, y desistieron de construir la ciudad.
9      Por eso llamó su nombre Babilonia, porque allí confundió YHVH la lengua de toda la tierra, y desde allí los esparció YHVH por la superficie de toda la tierra.

LA DISPERSIÓN Y SUS CONSECUENCIAS

ESTUDIAMOS NUESTRA LECCIÓN PARA ENSEÑAR EN LA CONGREGACIÓN 
 LA DISPERSIÓN DE BABEL 
Génesis 11:1–9


Este pasaje explica cómo se esparcieron las naciones por toda la tierra del mundo antiguo. Contiene un mensaje de juicio: lo que era el orgullo de los hombres, fue precisamente lo que provocó su caída, y lo que más temían, fue lo que vino sobre ellos (cf. Pr. 10:24a).

El relato se estructura usando el paralelismo antitético y el quiasmo (fig. de la retórica que consiste en presentar en orden inverso los miembros de dos secuencias; e.g. “Cuando quiero llorar no lloro, y a veces lloro sin querer”). Todo lo que la humanidad se propuso en la primera parte de la porción (Gn. 11:3–4), desapareció en la segunda (vv. 5–9); es casi un deshacer o regresión de su actividad, aun al extremo de que se expresa en términos paralelos. La narración gira alrededor del hecho central: “Y descendió Jehová” (v. 5).

Uno de los problemas de este pasaje es la relación que tiene con el cap. 10. El principio del cap. 11 dice que todo mundo hablaba “una sola lengua” y usaba un solo vocabulario, pero en el cap. 10, el relato dice que ya se habían dividido las naciones de acuerdo a sus pueblos y lenguas. Las palabras “tierras”, “naciones”, “familias” y “lenguas” aparecen tres veces, aunque no siempre en el mismo orden (10:5, 20, 31). 

Es probable que 11:1–9 sea la explicación de cómo surgió el arreglo del cap. 10, ya que a menudo, Génesis se sale del orden cronológico para componer el material temáticamente. La cronología exacta sólo se esboza en la expresión que se incluye acerca de Peleg: “en sus días fue repartida la tierra” (10:25).

11:1–4. Parece que el pecado de los sinaritas (habitantes de una llanura en la tierra de Sinar) fue el orgullo desmedido, porque dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre. Esta fue una rebelión abierta contra Dios, porque pretendieron independizarse de él. Con frecuencia se compara a la humildad con la confianza y la obediencia. 

Por el contrario, el orgullo se relaciona con la independencia y desobediencia. Aquí, la gente se unió para fortalecerse y orgullosamente, hacerse de una reputación por sí mismos: por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra. Parece que esta fue una directa oposición a la orden divina de que se multiplicaran y llenaran la tierra (9:1).

11:5–9. Su deseo de aumentar su unidad y fortalecerse llevaba en sí mismo un gran potencial para cometer la maldad más grande, según la evaluó Dios: han comenzado a hacer la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer (“y ahora nada de lo que se propongan hacer les será imposible”, BLA). Así que lo que no quisieron hacer en obediencia (i.e., esparcirse por la tierra, v. 4), al castigarlos, el Señor lo hizo por ellos (v. 8).

Sin duda, Sinar (v. 2) se refiere a la zona de Babilonia, porque el pasaje culmina (v. 9) usando un juego de palabras. Babel (bāḇel) suena muy parecido al vb. confundió (bālal). Los escritos babilónicos que relatan la construcción de la ciudad de Babilonia refieren que fue edificada en el cielo por los dioses como una ciudad celestial, la cual es una expresión de vanagloria (Enuma Elish VI, líneas 55–64). Esos registros dicen que fue edificada siguiendo el mismo proceso de hacer ladrillos que se describe en el v. 3, pero además, cada ladrillo tenía inscrito el nombre del dios babilonio Marduk. 

Asimismo, el zigurat, la torre que se cree fue construida por primera vez en Babilonia, se decía que tenía su punta en el cielo (cf. v. 4). Esa montaña artificial se convirtió en el centro de adoración de la ciudad, y tenía un templo en miniatura en lo alto de la torre. Los babilonios se enorgullecían de su capacidad de construcción y se vanagloriaban de su ciudad, porque la consideraban no sólo impenetrable, sino también la ciudad celestial bābili (“la puerta de Dios”).

Pero el registro de Génesis ve a esa ciudad como la primera potencia del mundo, el epítome de los poderes impíos. En una palabra, es el “anti-reino”. Por lo tanto, el registro de los vv. 1–9 es literatura polémica, porque muestra el poder absoluto de Dios al dictar ese castigo sumario. 

Lo que la gente creía que era su mayor fuerza—la unidad—el Señor la destruyó con rapidez al confundir su lengua (v. 7; cf. v. 9). Lo que ellos temían más—ser esparcidos (v. 4)—fue lo que vino sobre ellos en forma natural (los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, v. 8; cf. v. 9). Lo que ellos más deseaban—hacerse un nombre (v. 4)—irónicamente fue precisamente lo que sucedió, porque su ciudad vino a ser conocida como “Babel”. Fue así que dejaron de edificar la ciudad y fueron esparcidos por toda la tierra.

Este relato provee una conclusión muy adecuada para los acontecimientos primigenios. La narración describe a las familias de la tierra esparcidas través de todo el mundo entonces conocido y sin esperanza. Ya habían desaparecido tanto la señal de protección para los fugitivos (cf. 4:15) como la señal del arco iris en las nubes (9:13). 

Los hombres se quedaron sin un rayo de esperanza o muestra de la gracia divina. Todo esto deja al lector esperando una solución. Después de incluir una genealogía como conexión (11:10–26), se provee precisamente esa solución. De entre las naciones esparcidas, Dios formó una nación que posteriormente fue su canal de bendición. Así que el Señor no había terminado su plan para la raza humana. Este cap. simplemente prepara al lector para la obra que él va a realizar.

Ciertamente, en todo esto se encuentra algo más que un simple relato de lo que pasó para explicar la lista de naciones (cap. 10). Si Moisés sólo hubiera querido trazar el desarrollo del programa de Dios, lo habría hecho en forma directa. Pero hace uso de juegos de palabras, repeticiones, caracterizaciones y moralejas—todo ello teniendo en mente a la tôrâh (“ley”), la regla moral—para enseñar una lección.

Israel fue llamado de Egipto para constituir la teocracia escogida por Dios. Debía establecerse como el pueblo unificado de Dios y ser conocido en todo el mundo. El único requisito era que le obedecieran. Si lo hacían, el Señor los establecería con firmeza. Pero si por el contrario erguían la cabeza en señal de desafío y se rebelaban contra él, serían esparcidos por toda la tierra. Por lo que siguió, sabemos que Israel continuó por el mismo camino desastroso que los babilonios.

Entonces, el tema del orgullo aquí es muy importante. Dios corrige a los que se exaltan con soberbia. Para él, la dispersión (con sus guerras y conflictos) es preferible a una apostasía unificada. El plan divino se llevará a cabo, si no es contando con la obediencia del hombre, entonces a pesar de la desobediencia de él.

El profeta Sofonías explica maravillosamente la humillación de Babel. De cierto, sus palabras vuelven a estos acontecimientos y anticipan la gran unificación que ocurrirá en el reino milenial, cuando todos hablarán un solo y puro lenguaje para adorar a Dios en su monte santo. 

Además, todos se reunirán de las naciones a las cuales habrán sido esparcidos (Sof. 3:9–11). El milagro que se realizó en Pentecostés (Hch. 2:6–11) fue un atisbo de ese acontecimiento que todavía está por venir.


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jueves, 22 de octubre de 2015

En estos postreros días nos ha hablado a nosotros por el Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, y por el cual hizo el universo

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6








PREPAREMOS NUESTRO ESTUDIO PARA ENSEÑAR EN LA CONGREGACIÓN
Hebreos 1:1-3
1      Habiendo Dios hablado en el tiempo antiguo muchas veces y de muchas maneras a los padres por los profetas,
2      en estos postreros días nos ha hablado a nosotros por el Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, y por el cual hizo el universo;
3      quien siendo el resplandor de su gloria y la imagen misma de su Ser, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,

Jesucristo: la Postrera Revelación de Dios



  LA ÚLTIMA REVELACIÓN EN JESUCRISTO
Hebreos 1:1–3
Sin saludo u otro preliminar, el autor de Hebreos declara la tesis de su obra. Afirma que Jesús, el Hijo de Dios, es la revelación final de Dios, superior a toda revelación anterior. Luego enumera siete hechos acerca del Hijo.

Esencial al pensamiento de Hebreos es el hecho de que Dios…ha hablado. A través de los siglos, no ha dejado al hombre ignorante de su naturaleza o de su voluntad. Dios es un Dios que se revela, que quiere que lo conozcamos. Constantemente está hablando, buscando al hombre, dándose a conocer. 

Porque Dios ha hablado podemos tener una relación personal, y podemos entender la naturaleza de su creación y el propósito de Dios para nosotros y para nuestro mundo.

CONSIDEREMOS ESTE VERSÍCULO PRECIOSO
Dios…en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por medio de quien, asimismo, hizo el universo (1:1a, 2).


Pero ahora, ha dado su revelación final. Los primeros dos versículos de Hebreos mencionan cuatro contrastes entre las revelaciones del pasado y la revelación final en Jesucristo. 

Primero, aquellas eran parciales: muchas veces traduce una palabra que significa lit. “en muchas porciones o fragmentos”.  La revelación del Hijo, por implicación, es completa. 
Segundo, aquellas revelaciones se dieron en otro tiempo o hace mucho; esta llega en estos últimos días, en el momento crítico cuando Dios finaliza la edad, trayendo la bendición escatológica y el juicio. 
Tercero, aquellas vinieron de muchas maneras, pero esta viene por la única manera adecuada a una revelación completa: el Hijo. No habrá otra revelación de Dios después, porque la revelación en Jesucristo es la revelación de los últimos días, y porque no hay un mensajero superior al Hijo que se pueda enviar. El vocablo profetas no se debe limitar a los libros que llamamos proféticos en el AT. El autor se refiere a todas las personas que recibieron un mensaje de Dios y lo transmitieron a otros. Según el cap. 3, uno de los principales profetas en este sentido era Moisés, y el cap. 11 menciona a otros que mediaron el mensaje de Dios en otro tiempo. 
Cuarto, aquellas revelaciones eran muchas; esta es una. En el pensamiento de Hebreos uno es mejor que muchos porque tiene unidad; una proliferación implica la insuficiencia de miembros de la serie. 

Estos cuatro contrastes básicos se desarrollarán en toda la carta.
Un ejemplo de la belleza retórica de Hebreos es el hecho de que cinco de las palabras en el gr. de 1:1 empiezan con la letra pi. Este fenómeno, llamado aliteración, es común en Hebreos.

Hebreos ataca directamente la tentación de regresar a la religión anterior. Si bien es cierto que Dios ha hablado a los padres, el mismo Dios ha hablado ahora a nosotros. ¿Cómo podemos preferir la revelación anterior e inferior a ésta que nos vino por medio del Hijo? 

Nuestro autor ilumina la superioridad del Hijo con siete características o acciones de él.
1. Dios lo hizo heredero de todo
Hay solamente un Hijo, y su control se extiende a todo. No debemos entender heredero en el sentido de recibir una herencia cuando muere su dueño. El trasfondo de la expresión es más bien el AT, en el cual el hijo mayor tiene autoridad sobre toda la hacienda del padre. Ya que la hacienda de Dios es toda la creación, el Hijo es Señor de todo. Tal vez el autor quiera que sus lectores recuerden el Salmo 2:8: Pídeme, y te daré por heredad las naciones, y por posesión tuya los confines de la tierra. En 1:5 se apoya esta alusión, porque cita el versículo anterior del mismo Salmo (Sal. 2:7).

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CONSIDERACIONES PRÁCTICAS
Hebreos 1:1–3
1. No hubo un momento ni una situación en toda la historia humana en que Dios no haya hablado a los hombres, para presentarles su plan salvífico.
Hoy en día Dios está hablando a los hombres a través de diversos instrumentos (pastores, predicadores y laicos) y métodos (campañas masivas, campañas al aire libre, campañas personales casa por casa, mensajes por radio, mensajes por la televisión, y otros más), pero la gran pregunta es, ¿Cuántos le prestan un momento de atención? Muy pocos. Aun, muchos de los que nos decimos ser cristianos o evangélicos, somos lo que dice la carta de Santiago: sed hacedores de la palabra y no solamente oidores (Stg. 1: 22). Pues, si como personas esperamos que se nos escuche cuando hablamos, ¡cuánto más Dios merece ser escuchado!

2. No hubo un momento, ni una situación en toda la historia humana en que Dios no haya buscado entrar en relaciones personales con los hombres, para presentarles su plan salvífico.
Hoy en día los hombres buscan entrar en relaciones con las personas más equivocadas (interesadas, de mal vivir, espíritus, demonios y otros), pero menos con el Dios de amor, que siempre busca entrar en relaciones personales con los hombres, para darles una vida más abundante, una salvación eterna. Quizá una de las razones por el que no quieren entrar en relaciones personales con Dios es porque Dios exige demandas éticas, exige compromiso con su causa.

3. No hay otra revelación mayor, completa y directa sino a través del Hijo, de Jesucristo. Después de él no puede haber otra revelación. Él es la máxima y final revelación que nos fue dada en los últimos tiempos. Hay religiones y sectas que esperan una revelación mayor de Dios. Otras consideran el Antiguo Testamento. como la revelación mayor, pero, el autor de Hebreos nos dice que Dios se dio a conocer en forma final y completa a través de su Hijo. No debemos esperar otra mayor revelación que la salvación que Dios nos ha dado en su Hijo Jesucristo como prueba de su amor a los hombres.
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2. Por medio de él, Dios hizo el universo. 
Dios dispuso de antemano que el fin de la creación es sujetarse al Hijo como su Señor (el heredero). Es propio, entonces, que el Hijo sea su agente en la creación. Hebreos dice lit. que por él Dios hizo “las edades”, pero la forma plural de esta palabra adquirió por extensión el sentido que vemos aquí. La idea que el Hijo fue agente de Dios en la creación se encuentra también en Juan 1:3 y Colosenses 1:16. El comentarista F. F. Bruce piensa que los tres autores emplean el lenguaje de un himno o confesión de fe de las primeras décadas de la iglesia.

3. Es el resplandor de su gloria. 
Aunque la palabra traducida resplandor puede significar también “reflejo”, la idea aquí es que el Hijo tiene en sí la misma naturaleza gloriosa del Padre. Si Dios es luz, el Hijo es la misma luz brillando en este mundo. La expresión describe tanto la gloria trascendente que caracteriza al Padre y al Hijo, como el hecho de que en la encarnación esta gloria resplandece en nuestro mundo. Es imposible separar el resplandor de la luz, y es solamente por medio del resplandor que vemos la luz.

4. Es la expresión exacta de su naturaleza. 
Esta afirmación es semejante a la anterior. Expresión exacta traduce una palabra que se refiere a la impresión que deja el troquel en una moneda. Hebreos emplea esta palabra para enfatizar la correspondencia exacta entre la naturaleza del Hijo y la del Padre: El que me ha visto, ha visto al Padre (Juan 14:9). Esta figura y la anterior declaran, dentro de las limitaciones del lenguaje humano, el misterio de la Trinidad: la unidad y la distinción de las personas divinas.
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Bosquejo homilético
Dios siempre ha buscado entrar en relaciones personales con los hombres
Hebreos 1:1–3
Introducción: 
En el tiempo de la oleada de los OVNIS, la gente se hacía muchas preguntas. De esas preguntas sin respuestas, queda hasta el día de hoy una: ¿Habrá algún registro o evidencia de comunicación con la tierra, por parte de alguna forma de vida inteligente del espacio extraterrestre? ¡Los hombres de ciencia responderían todavía diciendo que no! pero, nosotros tendríamos que responder diciendo que si. ¿Por qué?
Porque el pasaje abordado nos habla de que Dios, un ser extraterrestre, creador del universo, siempre ha buscado entrar en relaciones personales con los hombres. Veamos esta evidencia en la palabra de Dios.

  I.      Dios les ha hablado a los hombres que vivían en el pasado (v. 1).
    1.      A los hombres del pasado les ha hablado muchas veces.
      (1)      Les habló muchas veces a los antiguos, aunque por medios impersonales, indirectos.
         a.      Porque los profetas, por su limitación humana no reflejaban toda la realidad divina.
         b.      Porque los profetas, por su limitación humana no reflejaban toda la verdad de Dios.
      (2)      Les habló muchas veces a los antiguos, aunque en forma incompleta e imperfecta.
         a.      Porque los profetas por su limitación humana no captaron ni transmitieron todo el mensaje de Dios.
         b.      Porque los profetas transmitieron el mensaje de Dios en términos sólo de promesa y no de cumplimiento.
    2.      A los hombres del pasado les ha hablado de muchas maneras.
      (1)      Les habló de muchas maneras por medio de los profetas queriendo que los antiguos no queden ignorantes de su naturaleza o de su voluntad.
      (2)      Les habló de muchas maneras porque los profetas no eran los canales perfectos para toda la verdad de Dios.

II.      Dios nos ha hablado a los hombres que vivimos en estos últimos tiempos (vv. 2, 3).
    1.      A los hombres de los últimos tiempos nos ha hablado también muchas veces.
      (1)      Nos ha hablado muchas veces por el medio más directo y personal, su Hijo.
         a.      Ver a Cristo es ver al Padre (Juan 14:9). Así como la impresión que reproduce exactamente y en detalle la forma del sello.
         b.      El Hijo fue agente en la creación del universo, fue cocreador.
         c.      El Hijo es heredero de toda la creación, el Señor de todo.
         d.      El hijo es sustentador, es decir, el que mantiene y guía todas las cosas hacia su fin establecido.
      (2)      Nos ha hablado muchas veces a los hombres de estos últimos tiempos el mensaje completo y perfecto de Dios.
         a.      Todo lo que Dios quiso decir a los hombres lo dijo a través de su Hijo.
         b.      Su Hijo es la revelación mayor y final de Dios a los hombres. No habrá otra revelación de Dios después.
         c.      La mayor revelación de Dios a los hombre es la salvación de la humanidad entera. El Hijo efectuó la purificación de nuestros pecados por medio de su sacrificio en la cruz.
         d.      El Hijo es la revelación de los últimos tiempos.
         e.      El Hijo inaugura la era final, la época del cumplimiento de las bendiciones y del juicio prometido por Dios por medio de los profetas.
    2.      A los hombres de los últimos tiempos nos ha hablado por la única manera adecuada y perfecta, su Hijo.
      (1)      El Hijo vino a la tierra completamente Dios y completamente hombre.
      (2)      El Hijo fue el único y directo canal por el que Dios se acercó a los hombres.
      (3)      El Hijo es el resplandor de la luz gloriosa de su Padre, la encarnación del hijo entre los hombres es el resplandor de la luz divina que visita a los hombres, así como el resplandor del sol llega hasta la tierra. En Jesús Dios había entrado en la humanidad, la eternidad había invadido en la historia del hombre trayendo la vida y la salvación.

Conclusión: 
En todo este mensaje está presente la verdad de que Dios está constantemente preocupado en entrar en relaciones personales con el hombre, para darse a conocer y hacer conocer su plan de salvación. Esta iniciativa divina y esta perseverancia de Dios tienen suficientes motivos para llenarnos de admiración y confusión, pero también de gratitud maravillosa: ¡Oh Jehovah, Señor nuestro…! ¿qué es el hombre para que de él te acuerdes? (Sal. 8:1a, 4a; Heb. 2:6), al mismo tiempo se despierta en nosotros el sentido de responsabilidad: ¡ese Dios que nos habla y actúa buscando comunicarse con nosotros para ofrecernos una vida más abundante, tiene derecho a nuestra atención, no podemos quedar con los brazos cruzados! Su palabra nos compele a tomar una decisión de aceptar o rechazar el entrar en relaciones con él. No podemos rechazar semejante demostración de amor y perseverancia que muchas veces y de muchas maneras en nuestra vida se ha manifestado y hoy de manera particular. Su amor está a la puerta de tu corazón: déjalo entrar y se alumbrará en tu vida la luz de la vida abundante.
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5. Sustenta todas las cosas. El Hijo creador también lleva todo a su cumplimiento. La idea de Hebreos es semejante a Colosenses 1:17: En él todas las cosas subsisten, pero es más dinámica. Sustenta es lit. “conduce”: no sólo mantener en existencia, sino dirigir, guiar y llevar todo hacia la meta del Creador. El Hijo sustenta todo con la palabra de su poder. Según Génesis, la creación se efectuó por el simple hablar de Dios. Así también la palabra es el instrumento para sostener y perfeccionar la creación. De su poder puede ser un genitivo adjetival (un sustantivo usado como adjetivo). En tal caso, la idea sería “palabra poderosa” o “palabra dinámica”. La palabra de Cristo tiene poder y logra su fin.

6. Hizo la purificación de nuestros pecados
El autor pasa de la naturaleza eterna y de la obra cósmica de Jesucristo a su acción terrenal para los hombres. Las descripciones anteriores del Hijo inspiran nuestra adoración y admiración; esta inspira la gratitud personal. Con su muerte en sacrificio Jesús nos limpió de los pecados que hacían imposible que entráramos a la presencia de Dios. 

La figura de purificación anticipa la descripción de la obra de Jesús en Hebreos, como una expiación y como obra de un sacerdote. Las palabras “por sí mismo”, si son originales, aluden al sacrificio personal que fue necesario para que Jesús nos purificara (ver nota de la RVA). Tuvo que ofrecer su propio ser (aun su propio cuerpo) para nuestra purificación.

La inclusión de esta obra de redención, en la misma serie con la descripción de Cristo como el agente de Dios en la creación, indica la unidad básica entre los eventos de la creación y la redención. Es el mismo Creador que nos purifica en la cruz del Calvario. También, el Cristo crucificado es el que sustenta todas las cosas. Por tanto, este evento de redención/purificación es el más importante en toda la historia de nuestro mundo.

La preocupación de Dios de hablar a los hombres siempre en toda situación
El pueblo israelita se encontró en una dura opresión bajo el faraón Ramsés II; a causa de dicha opresión el pueblo gimió y clamó ayuda, pero sólo encontró un cruel silencio en la gente y los dioses de Egipto. Pero el Dios de la Biblia, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios que siempre intervino en la historia humana, no pudo quedar indiferente sin decir ni hacer nada ante dicho sufrimiento, inmediatamente bajó para hablar a Moisés y revelarle su plan redentor para su pueblo sufrido. En medio del sufrimiento y la desesperanza bajó para dar las palabras de consuelo y esperanza a su pueblo por medio de su enviado Moisés. (Éxo. 3:7–10).

7. Se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. 
La posición a la diestra de un monarca oriental era el lugar de sumo honor y poder. La Majestad significa Dios. Tales circunlocuciones por el nombre de Dios eran comunes entre los judíos del primer siglo. El asiento a la diestra de Dios es el trono del universo. Después de su sacrificio Jesús ha alcanzado la posición de Señor de todos. El lenguaje viene del Salmo 110:1, un versículo que Jesús se aplicó a sí mismo (Mar. 12:36; 14:62).

CONSIDERACIÓN IMPORTANTE
…Y cuando había hecho la purificación de nuestros pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas (1:3).

De esta manera, Hebreos define su tema y describe con siete frases sublimes la superioridad de Jesucristo a cualquier otra persona. Servir a tal Señor tiene que ser superior a cualquier otra creencia o religión, aun a la que dio Dios en el AT.

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miércoles, 21 de octubre de 2015

Temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6





Halloween  y la muerte - Cristo y la Vida

¿Es Halloween el momento ideal para buscar contacto con el más allá? Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero es verdad que no son pocas las autoridades del ocultismo que opinan que la Noche de Brujas es algo más (o mucho más) que una simple celebración en la que la gente se disfraza de calabaza.

Los orígenes de Halloween no están claros. Algunos la suponen un festival de inicio de lo que se denomina la parte oscura del año (los meses de otoño e invierno), en contraste con la parte clara oluminosa (los meses de primavera y verano).



Los pueblos antiguos sólo veían a lo largo del lapso que dura el año dos estaciones: la próspera, que contiene los meses diáfanos, y la sombría, que coincide con los meses fríos. Todo esto nos recuerda el viejo y encantador mito de Perséfone (la versión griega de la romana Proserpina): raptada por el dios Hades y sumergida en las profundidades del inframundo, a Perséfone se le permite regresar a la tierra durante la mitad del año (la mitad luminosa), en tanto que mientras dura su encierro el clima en la tierra dista de ser acogedor. Perséfone se convierte así en lo que llamamos una divinidad ctónica: ligada a la tierra y el mundo de las sombras.
¿A qué remite esta rara palabra? Proviene del griego y significa “que pertenece a la tierra”, pero no en el sentido de la corteza terrestre o de la naturaleza, sino del mundo inferior; en otras palabras, el mundo de los espíritus desencarnados. Para muchas naciones de la Antigüedad, el año comenzaba en su parte oscura (esto es especialmente cierto para los celtas), y no son pocos los historiadores que arguyen que los alrededores de la época de Halloween marcaban una festividad relacionada con el día de los muertos (en otras palabras, de los espíritus que han partido pero aún no han encontrado su camino) lo cual se relaciona tanto con el Día de los Fieles Difuntos en los ritos cristianos como con la leyenda de Jack el del Farol, un espíritu que vaga entre el cielo y el infierno, sin poder hallar descanso ni paz merced a sus tratos con el Diablo.
Apaciguar a esos espíritus vagabundos, ganarse su favor con dádivas, o al menos evitar ser atacados por ellos era una preocupación muy seria para los antiguos. No obstante, siempre han existido personas que han deseado ir más allá y establecer contacto con estas entidades y, de ser posibles, controlarlas o inclinarlas en su favor. Dado que se supone que la pared que separa el frágil mundo de los vivos del de los muertos es delgada pero infranqueable, existen dos maneras de intentar el contacto: a través del ritual o la ceremonia individual, realizada a solas en pequeños grupos por adeptos (que en algunas ocasiones son mal vistos por la comunidad en razón de estas relaciones sospechosas, y que han sido llamados magos, hechiceros, chamanes o brujas según la cultura), y a través del ritual o la ceremonia colectiva, una de las cuales podría haber sido, o ser, Halloween.
Samhain era la festividad celta que marcaba el final de la estación luminosa (en idioma gaélico este término significa, precisamente, fin del verano). Inicio a la vez del año, era el momento propicio para invitar a los espíritus de los ancestros a visitar a los parientes vivos y traerles un soplo de su vida inmortal. 

No obstante, la contracara de esta alegría por el comienzo del nuevo año es el miedo: nunca faltaban parientes que habían tenido un deceso violento, habían llevado una vida reprochable o habían cometido suicidio, razones para temer un regreso furibundo del mundo de los muertos. Samhain era, entonces, una celebración que incluía ritos propiciatorios: comidas y bebidas era dejadas en las afueras de los hogares para el consumo de los espíritus, especialmente para aplacar a los más revoltosos, para que en la jornada de su estancia en la esfera de los vivos fuera lo menos dañina posible. Es de allí que proviene la costumbre de pedir dulces como salvoconducto para evitar una broma pesada.
¿Qué hay de quienes buscan deliberadamente el contacto con los muertos? Hay indicios de que las sociedades celtas veían con malos ojos estas prácticas. Los druidas, especie de magos-sacerdotes-filósofos de elevado rango social en estos grupos, eran los encargados de la intercesión con el inframundo; cualquier otra persona que intentara usurpar esa función era expulsada de la comunidad. La tentación de controlar los aspectos más oscuros del universo de los muertos siempre es muy fuerte; esa amenaza no debió detener a todos en esa época, como tampoco lo hará hoy día.


La Biblia no habla directamente del halloween , pero si trata varios temas relacionados con los símbolos de este día. Este artículo intenta traer un punto de vista bíblico a los temas que sobre salen durante esta fecha.

La muerte:
El origen de halloween se traza al festival celta de samhain, que se basaba en la creencia de que los muertos regresaban la noche del 31 de octubre para atormentar a los vivos.




Para ellos era un día en donde los mundos sobrenaturales chocaban el uno contra el otro. La muerte y los espíritus eran centrales en las ceremonias de samhain, y siguen siendo temas atractivos para los que celebran halloween.
Halloween celebra todo relacionado con la muerte y el mundo de las tinieblas. Esta exaltación de lo oscuro contradice lo que la Biblia nos enseña. Jesucristo vino para vencer al príncipe de las tinieblas, Satanás, y precisamente lo hiso al resucitar de la muerte. La esperanza que ofrece Jesús es de gozo, alegría, paz, seguridad y vida eterna. No de miedo, tormento, oscuridad y mucho menos la muerte.

Fantasmas, zombis y demonios:
Mucho se puede decir sobre lo que nos sucede después de morir. La parábola de Jesús sobre el rico y Lázaro , por ejemplo, nos dice que después de la muerte los justos pasaran a un lugar donde serán confortados y los injustos irán al lugar de tormento mientras esperan el juicio final. Los que han pasado a la eternidad están sujetos a estos lugares.
Cuando el rico pidió que Lázaro fuera a advertir a sus familiares sobre las consecuencias de vivir injustamente, Abraham no se lo permitió. Los detalles en las parábolas de Jesús no son coincidencias. Después en Hebreos 9:2, el apóstol Pablo dice que "está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio." No hay desorden aquí. No hay fantasmas vagando por el mundo tratando de comunicarse con los vivos. El mundo espiritual esta sujeto a un orden donde Dios tiene toda autoridad.
La Biblia si dice que Satanás y sus demonios se disfrazan como ángeles de luz para engañar. Dice 1 Corintios 11:14-15 "…porque el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan de ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.". Satanás y sus demonios no son mito, si existen. Se aprovechan de personas que creen en fantasmas y zombis pues estos son un engaño de las tinieblas. Tienen como propósito atormentar al ser humano, mantenerlo bajo la opresión del miedo, y evitar a que lleguen a tener un conocimiento verdadero de quien es Dios.
Así que el halloween, de una forma que aparenta ser inofensiva, celebra las cosas que son usadas por el enemigo para causar daño. Bíblicamente, un cristiano no tiene razón para creer en fantasmas ni en zombis. Tampoco tiene razón para estar asustado pues los evangelios nos enseñan que Jesús tiene toda autoridad sobre Satanás y los demonios y que estos ya han sido vencidos al morir Cristo en la cruz y ser resucitado de la muerte.
Supersticiones y adivinanzas:
Las supersticiones y las adivinanzas también forman parte de la historia del halloween. La Biblia habla claramente sobre las personas que tratan de consultar un mago, a un fantasma, o un adivino y que estos hechos no agradan a Dios. Recordando lo que dice arriba el pasaje de 1 Corintios 11, considera también este pasaje en Isaías 8:19 "Si os dicen: Preguntad a los encantadores y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos?"
La razón por la cual a Dios no le agradan estas cosas es porque son una forma de idolatría y llevan a la adoración diabólica. Hacen que las personas no confíen en Dios y contaminan el alma.
Otros pasajes:
Deuteronomio 18:10-12: "Que no haya en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni nadie que practique la adivinación, ni sea agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni nadie que consulte a los muertos. Al Señor le repugnan todos los que hacen estas cosas, y precisamente por estos actos repugnantes el Señor tu Dios va a expulsar de tu presencia a estas naciones."
1 Timoteo 4:1: "Pero el Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios."
Levítico 20:6: "La persona que preste atención a encantadores o adivinos, para prostituirse detrás de ellos, yo pondré mi rostro contra la tal persona, y la eliminaré de su pueblo."
Te animo a que continúes leyendo la Biblia para aprender más sobre las promesas de vida que ofrece Jesús y mejor considerar las cosas que celebras junto cada año.

¿Puede un cristiano celebrar halloween? Es un debate que surge cada año en las iglesias porque existen ciertas reservaciones sobre si un cristiano debe celebrar esta fecha o no, debido a su origen y símbolos. Este artículo trata ofrecer una breve historia del halloween y su significado para el cristiano.

¿Qué es halloween?
Halloween es un día festivo celebrado el 31 de octubre, mayormente en los Estados Unidos.
Es una fiesta que se distingue por los disfraces, dulces y temas sobrenaturales.
Origen e historia de halloween
Halloween se traza al festival celta de samhain, que ocurría el 31 de cada octubre, marcando el fin del verano y el empiezo del invierno. Los celtas creían que durante esa noche todos los mundos espirituales chochaban y los fantasmas regresaban para atormentar a los vivos. Rituales de este festival incluían el uso de disfraces y ceremonias para alejar a los espíritus y los sacerdotes de la comunidad hacían predicciones sobre el futuro. En ceremonias de fogatas, sacrificaban animales y frutas a sus dioses.
La celebración de samhain fue cambiando poco a poco debido a las influencias del imperio Romano en el área y eventualmente la iglesia católica. Para el siglo ocho, queriendo cristianizar la fecha, la iglesia católica declaró que el primer día de noviembre seria el día de Todos los Santos aunque la mayor parte de las prácticas de samhain continuaron. El nombre halloween viene de la frase en ingles All Hallow's Eveque significa "víspera de todos los santos".
El halloween se ha celebrado en los Estados Unidos desde la era colonial.
Símbolos del halloween
Los muertos y espíritus: Los celtas creían que los muertos y los espíritus regresaban la noche del 31 para visitarlos y atormentarlos.
Truco o trato: Para ganar el favor de los fantasmas y malos espíritus, en cambio de que no los molestaran, familias dejaban frutas y dulces en el frente de sus casas.
Los disfraces: Originalmente los disfraces se usaban durante las ceremonias que hacían los celtas. Luego se usaban para representar a los espíritus que vagaban por las calles esa noche. Personas se vestían de ellos poder tomar las frutas y dulces que otros dejaban afuera. Si no encontraban nada pues les hacían bromas a los de la casa (truco o trato). Los disfraces siembre eran de fantasmas, esqueletos, brujas o demonios. La combinación de los disfraces y el truco o trato forman gran parte de las celebraciones de hoy.
Las supersticiones: Las solteras consultaban a adivinos para que estos les revelaran quienes serian sus futuros esposos. Usualmente el ritual involucraba algún tipo de espejo, dichos y manzanas.
La cosecha: Porque la fecha cae en el tiempo de las cosechas, es común que los frutos de la época formen parte de cualquier celebración durante este tiempo. Las calabazas y las manzanas son bastante típicas.
Las calabazas: Las calabazas talladas con la imagen de una cara y alumbradas con una vela por dentro tiene su origen en Inglaterra con la historia de un hombre llamado Jack, quien quiso engañar al diablo. En cambio, el diablo lo condeno a que anduviera la tierra por el resto de su vida con sólo la brasa del fuego del infierno para alumbrar su camino. La imagen ha sido asociada con el halloween desde la llegada de inmigrantes a las colonias.
¿Se puede reconcilia el holloween con el cristianismo?
Precisamente esto fue lo que el papa Gregorio III quiso hacer con al combinar las fiestas de samhain y las de todos los santos. Aun así, la gente continuó con los rituales y las supersticiones paganas.
El cristianismo se basa en el triunfo de la vida sobre la muerte, de la luz sobre las tinieblas. No podemos encontrar ningún pasaje bíblico que hable sobre la muerte, el diablo, los demonios y la oscuridad en un sentido celebratorio y digno de nuestra observación y reverencia. El nuevo testamento es básicamente la historia de como Jesús venció la Satanás y al pecado, y la liberación que nos ofrece de la muerte y el miedo.
Bíblicamente la respuesta es "no". No se puede reconciliar el halloween, y ninguna otra fiesta a los muertos, basado en lo que la Biblia nos enseña. Pero, secularmente, hay cristianos que continúan participando en eventos de halloween como lo hacen con otros días festivos como los son el día de independencia, el día de las madres, día de los trabajadores, etc.
Razones por la cual un cristiano participa de halloween
Algunos cristianos consideran esta celebración inofensiva y sin ningún significado espiritual para ellos. Los disfraces y los dulces hacen que el halloween sea un día divertido para ellos y sus hijos. Algunos de los que participan prefieren no usar disfraces relacionados con los aspectos oscuros de esta fiesta. Varias iglesias toman la oportunidad para hacer eventos este día para atraer a familias y proveerles un lugar seguro para congregarse.
Razones por la cual un cristiano no celebra halloween
Algunos cristianos se oponen al halloween debido a sus orígenes y los símbolos que caracterizan la fiesta. Usualmente un cristiano de esta opinión cita la diferencia que hay entre la luz y las tinieblas, o la vida y la muerte. Para ellos el contraste entre lo que representa halloween y lo que representa su fe son irreconciliables.
Entonces, ¿Qué debe hacer el cristiano con el halloween?
Cada cristiano tiene que depender de sus convicciones en cuanto a un tema como este. La Biblia habla claramente de que el cristiano es luz y que ya no pertenece a las tinieblas. Considerando los símbolos de halloween, podemos ser guiados por pasajes como Deuteronomio 18:10-12 que dice: "Que no haya en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni nadie que practique la adivinación, ni sea agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni nadie que consulte a los muertos. Al Señor le repugnan todos los que hacen estas cosas, y precisamente por estos actos repugnantes el Señor tu Dios va a expulsar de tu presencia a estas naciones.".
Tenemos que estar consientes de las cosas que permitimos en nuestras vidas y dejamos entrar en nuestras casas. Que nuestra meta sea celebrar las bendiciones que Dios nos ha dado por medio de su hijo Jesucristo.

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martes, 20 de octubre de 2015

El Primer Libro que leían los niños judíos: Uno de los libros de la Biblia menos leídos entre los cristianos, quizás porque muchos piensan que no tiene aplicación para ellos

RECUERDAEl que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.
1Timoteo3:2,6








PREPAREMOS NUESTRO ESTUDIO PARA ENSEÑAR EN LA CONGREGACIÓN
Levítico - exégesis

El Primer Libro que leían los niños judíos

En tiempos antiguos, Levítico fue un libro de la Biblia que se leía con frecuencia; en efecto, era el primer libro que leían los niños judíos. Sin embargo, eso ya no es el caso. Actualmente, el libro de Levítico es tal vez uno de los libros de la Biblia menos leídos entre los cristianos, quizás porque muchos piensan que no tiene aplicación para ellos. Muchas personas que han comenzado a leer la Biblia con Génesis han desistido de continuar con la lectura al llegar a Levítico. 

Algunos, durante su lectura de la Biblia, han pasado por alto Levítico para seguir con otra parte de La Escritura que les pareció que era mas interesante. No pocos han concluído que la lectura de las leyes levíticas de santidad y sacrificios es infructuosa y hasta tediosa.

Es verdad que Levítico describe una sociedad muy lejana, con un estilo de vida y de adoración completamente diferente de la nuestra. No obstante, Levítico no carece de importancia ni de interés. En ese aspecto, no es diferente a ningún otro libro de la Biblia. Proclama la ley con toda su severidad y el evangelio en toda su dulzura.

Alguien podría preguntar: “¿Por qué me debo interesar en Levítico, si ya tengo el Nuevo Testamento? Estoy seguro de que es bueno tener un conocimiento general de las historias de la Biblia en el Antiguo Testamento, pero ¿por qué gastar el tiempo en un estudio detallado de las sombras cuando estamos caminando en la luz?” ¡Sencillamente porque las sombras nos ayudan a ver la luz más claramente!

Hay muchas razones para estudiar el libro de Levítico. En primer lugar, nos ayuda a tener una mejor percepción del pecado. Hace que nos demos cuenta de lo serio que es el pecado, de cuáles son las consecuencias del pecado, de cómo se siente Dios respecto a nuestro pecado, y qué castigo merecemos. 

El libro de Levítico también nos ayuda a darnos cuenta de que Dios nunca cambia; él es el mismo ayer, hoy y por lo siglos. Hoy en día, Dios siente lo mismo que sentía en los días de Moisés respecto del pecado; su plan de salvación también permanece igual. En efecto la libertad que disfrutamos en el evangelio tiene su raices en los sacrificios de sangre del Antiguo Testamento. Mediante el estudio cuidadoso de Levítico, llegamos a entender que “sin derramamiento de sangre, no hay remisión” (Hebreos 9:22), y que “la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7).

Cuanto más tiempo invirtamos en tratar de entender el Antiguo Testamento, tanto mejor será nuestro entendimiento del Nuevo Testamento. Una vez alguien dijo respecto a los dos testamentos de la Biblia: “El Nuevo está escondido en el Antiguo y el Antiguo está revelado en el Nuevo”. El ver el Nuevo Testamento como prefigurado en el Antiguo Testamento y contemplar el claro cumplimiento del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento, verdaderamente fortalece la fe.

También es importante estudiar el libro de Levítico porque nos enseña cómo era la adoración del pueblo de Dios del Antiguo Testamento. Cuando estudiamos los detalles de sus ritos de adoración, llegamos a entender y a apreciar mucho mejor nuestras propias formas de adoración. Desde luego, se han producido muchos cambios desde entonces. Por ejemplo, nosotros adoramos al Salvador que ya vino, sufrió, murió y resucitó. El pueblo que seguía el orden levítico de adoración esperaba al Salvador cuyo nacimiento aún estaba en el futuro. Sin embargo, ellos adoraron al mismo Dios que nosotros adoramos, y su plan de salvación siempre ha sido el mismo.

Al estudiar el libro de Levítico llegaremos a la conclusión de que es un libro emocionante y valioso. Emocionante, porque en él se encuentran todos los tipos y sombras de Cristo y de su obra redentora. 

Por ejemplo, la Pascua tipifica la crucifixión de Cristo. La fiesta de los Panes sin Levadura prefigura la resurrección de Cristo y su significado para nuestra vida. El sábado, el año sabático, y el año del jubileo, nos enseñan sobre el descanso, la paz y la libertad que tenemos en Cristo actualmente y que disfrutaremos por siempre en el cielo.

El libro de Levítico es valioso porque hace énfasis en la vida de santidad a la que Dios nos ha llamado, y qué debe ser nuestra respuesta a la salvación que Cristo ganó para nosotros. Los rituales, las leyes y los reglamentos de Levítico fueron la manera como Dios le enseñó a su pueblo sobre la importancia de la santidad en su vida. 

Ellos aprendieron que el pecado era una barrera entre ellos y Dios que era necesario quitar esa barrera, y que era necesaria la expiación para que ellos pudieran estar delante de Dios y vivir en comunión con él. El sacrificio de animales y el derramamiento de su sangre prefiguraban simbólicamente el sacrificio del Mesías prometido y el derramamiento de su sangre como el precio del pago por los pecados de ellos y los pecados de todo el mundo. En respuesta, Dios esperaba que todos en su pueblo viviera en santidad.

Hoy Dios también espera santidad de parte de nosotros. Él quiere que sometamos todo lo que somos y todo lo que tenemos (todos los aspectos de la vida) a él. Nosotros no somos dueños de nosotros mismos, así como el apóstol Pedro lo dice con palabras que nos recuerdan el libro de Levítico: “Vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9). Pedro dice de nuevo, teniendo presente los sacrificos de Levítico: “Pues ya sabéis que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir (la cual recibisteis de vuestros padres) no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” (1 Pedro 1:18, 19). “Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1 Pedro 2:5).

El escritor a los Hebreos dice, con palabras que obviamente se refieren al libro de Levítico: “Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto Tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar santísimo, habiendo obtenido eterna redención. Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los impuros, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” (Hebreos 9:11–14).

Nombre

El nombre Levítico viene del nombre que se le dio a este libro en la traducción del Antiguo Testamento al griego, conocida como la Septuaginta. Posteriormente, también se utilizó ese nombre en la traducción de la Biblia al latín, conocida como la Vulgata. Es un nombre que resume el contenido del libro ya que se refiere a las responsabilidades religiosas que realizaban y supervisaban los levitas, los miembros de la tribu de Leví.

Una continuación de la historia

Tenemos la tendencia a pensar que los cinco libros de Moisés son libros independientes, pero en realidad todos ellos forman parte de una historia continua. El libro de Levítico continúa donde termina el libro de Éxodo; y a continuación de Levítico, el libro de Números continúa con la historia que cuenta Éxodo, respecto a la liberación del pueblo de Dios de la esclavitud en Egipto, y cómo en el camino hacia la tierra prometida, los israelitas llegaron al monte de Sinaí donde Dios les dio su Ley. En el libro de Éxodo nos enteramos de que, cuando la gloria de Jehová llenaba el Tabernáculo de reunión, ni aun Moisés, el gran líder, se podía acercar a él. 

¿Entonces cómo podía tener el pueblo de Israel comunión con el santo Dios? ¿Cómo podían ellos cumplir las exigencias de la vida santa que Dios les exigía en los Diez Mandamientos? El libro de Levítico contesta estas preguntas mediante la explicación de los sacrificios y los ritos que se requerían para establecer la relación correcta con Dios.
El escenario del libro de Levítico es el monte de Sinaí. Fue ahí donde Dios entregó los detalles para la adoración. 

En efecto, él le dijo a su pueblo: “Esta es la manera como yo quiero que me adoren. Esto es lo que los hace diferentes de las otras naciones. Esta es la manera como ustedes deben utilizar el Tabernáculo.” Después, el libro de Números continúa con la historia desde el monte de Sinaí hasta que los hijos de Israel llegaron al límite de la tierra prometida.

El Tabernáculo

El Tabernáculo es de suma importancia en el Levítico. Mientras las instrucciones para su construcción se dieron en Éxodo, Levítico se centra en su uso. Muchas veces se hace referencia al Tabernáculo como el “Tabernáculo de reunión”, porque este era el lugar del habitación del Señor entre su pueblo y el lugar donde él se reunía con sus líderes escogidos. Muchos detalles del Tabernáculo tenían el propósito de ser ayudas visuales para enseñar a los hijos de Israel el respecto a Dios y a su relación con él.

Autor

El libro de Levítico no dice en sí que Moisés es el autor. Sin embargo, reclama la autoría Mosaica consistentemente.

Ya en el primer versículo se nos dice que Jehová le habló a Moisés. Palabras similares a estas se repiten treinta y siete veces más a lo largo del libro. El hecho de que Jehová le habló a Moisés hace énfasis en la naturaleza divina de este libro. ¡En efecto, ningún otro libro de la Biblia afirma la doctrina de la inspiración tan frecuentemente como lo hace el Levítico!



El Tabernáculo

Como dijimos antes, el Levítico fluye de Éxodo y se dirige hacia Números. Esto, por sí mismo, nos dice quién es el autor, especialmente cuando consideramos el último capítulo de Éxodo y el primer capítulo de Números. En Éxodo 40:16 y 17, leemos las siguientes palabras: “Moisés hizo conforme a todo lo que Jehová le mandó; así lo hizo. En el primer mes del año segundo, el día primero del mes, fue erigido el Tabernáculo”. Después, en el primer versículo del capítulo uno de Números leemos: “Habló Jehová a Moisés en el desierto de Sinaí, en el Tabernáculo de reunión, el primer día del segundo mes, el año segundo de su salida de la tierra de Egipto”. 

Por lo tanto, los eventos que se narran en Números comienzan a tener lugar un mes después del día en que ocurieron los hechos que se registran al final del Éxodo. Eso significa que lo que leemos en Levítico tuvo lugar durante ese mes y con seguridad fue escrito por Moisés, como lo fueron Éxodo y Números.

Los autores del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento siempre le atribuyen todos los primeros cinco libros de la Biblia a Moisés. Una y otra vez, se afirma que pasajes específicos del Pentateuco fueron dichos y escritos por Moisés. Por ejemplo, en el capítulo ocho de Josué se nos dice que Josué edificó un altar a Dios “como Moisés, siervo de Jehová, lo había mandado a los hijos de Israel, y como está escrito en el libro de la ley de Moisés: un altar de piedras enteras sin labrar. 

Ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, y sacrificaron ofrendas de paz” (Josué 8:31; vea también Deuteronomio 27:2, 3).

A través de las Escrituras, se refieren consistentemente a los primeros cinco libros de la Biblia como: “la Ley de Moisés”, o “los Libros de Moisés”, u otras expresiones similares.
Jesús dijo claramente que Moisés escribió los primeros cinco libros de la Biblia. Una vez Jesús les dijo a los judíos incrédulos: “Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza, es quien os acusa, porque si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras?” (Juan 5:45–47). En una de sus apariciones a los discípulos, el Señor resucitado les dijo: “Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés” (Lucas 24:44).

A pesar de esto, hoy muchos estudiosos de la Biblia atacan y niegan la autoridad mosáica de Levítico. No es difícil entender el por qué; si Moisés es el autor, entonces nosotros somos responsables de nuestros actos ante Dios, quien reveló su voluntad por medio de Moisés.

Contenido

Existe un número de temas básicos recurrentes a lo largo de Levítico. Por ejemplo, a los hijos de Israel se les recordaba repetidamente que ellos eran el pueblo especial de Dios, que debían estar apartados del mundo para Dios. Sus vidas tendrían que caracterizarse por una actitud de amor a Dios y al hombre. En sus ofrendas a Dios, no le podían llevar nada que estuviera contaminado o que fuera suceptible de corromperse.

Una y otra vez se le recordó al pueblo de Dios que el hombre no es santo por naturaleza ni puede llegar a ser santo por algo que haga. Para que el hombre tenga acceso a Dios, todos sus pecados se tienen que pagar. Por lo tanto, el Señor en su gracia les dio las únicas normas mediante las cuales su pueblo podía acercarse a él, y les enseñó que es necesario el derramamiento de sangre inocente para la expiación de los pecados de los culpables.
La palabra “santo” se presenta noventa veces en Levítico. En efecto, tal vez el versículo que mejor sirve como tema para todo el libro es: “Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios” (19:2).

Pero, ¿cómo podría ser santo el pueblo de Israel? ¿Cómo podrían ellos estar delante del Dios santo? El medio para obtener la santidad es “la expiación”, una expresión que aparece cuarenta veces en Levítico y que significa “satisfacción por el pecado”. La expiación se debía obtener mediante los muchos sacrificios que Dios exigía de su pueblo. Se debía tomar la vida inocente de un animal a cambio de la vida del pueblo culpable de Israel. Se derramaba la sangre inocente de un animal para que el pueblo pudiera ser santo delante de Dios. 

Por ejemplo, en el día anual de la expiación, el sumo sacerdote debía poner las manos sobre la cabeza del animal que se iba a sacrificar, indicando así que los pecados del pueblo le eran transferidos a ese animal. Después se mataba al animal para mostrar que el castigo del pecado es la muerte, pero que Dios aceptó que otro fuera sustituto en la muerte por los pecados del pueblo.

Podríamos pensar que los laicos tendrían poco interés en todas estas leyes que rigen los sacrificios. Después de todo, eso era básicamente la responsabilidad de los sacerdotes y de los levitas, ¿verdad? Sí, pero Levítico es más que un manual para los sacerdotes; está igualmente, si no más, relacionado con el papel que los laicos deberían desempeñar en la adoración. 

Las leyes explican qué era lo que el pueblo debía sacrificar, cuándo tenían que ir al Tabernáculo, y qué debían esperar que hicieran los sacedotes en el Tabernáculo. Dios quería que los rituales de adoración le enseñaran al pueblo que, dado que ellos habían sido redimidos por el Dios misericordioso, debían consagrarle toda su vida a él. Aquí hay una lección para los que hoy piensan que el servicio de adoración debe ser de interés sólo para los clérigos, pero la verdad es que el servicio de adoración debe ser un punto primordial en la vida de todos nosotros.

En número 7 se encuentra muchas veces en Levítico. Cada séptimo día se tenía que guardar como el día sábado. Cada séptimo año era un año sabático, en el que la tierra descansaba. Despues de cada siete veces siete años era el año del jubileo, en el que la tierra volvía a sus propietarios originales y los esclavos eran liberados. 

El séptimo mes tenía una importancia particular, durante ese mes se realizaban tres fiestas importantes (la fiesta de las trompetas, el Día de la Expiación, y la fiesta de los tabernáculos). La fiesta de los tabernáculos duraba siete días, la fiesta de los panes sin levadura se celebraba durante los siete días posteriores a la Pascua, y la fiesta de pentecostés se celebraba siete veces siete días después de la ofrenda mecida. Se ha sugerido que el número siete es tan importante porque simboliza la obra perfecta de Dios a favor de su pueblo.


Bosquejo

  I.      Cómo se debía acercar Israel a Dios (Levítico 1–16)
    A.      Mediante el sacrificio de sangre (1–7)
      1.      Dos sacrificios que expresaban la relación del pacto entre Dios y su pueblo (1–3)
      2.      Dos sacrificios que restauraban la relación del pacto entre Dios y su pueblo (4–7)
    B.      Mediante el sacerdocio
      1.      La ordenación de Aarón y de sus hijos (8)
      2.      Los primeros sacrificios de Aarón (9)
      3.      El juicio de Dios sobre Nadab y Abiú (10)
    C.      Evitando la impureza
      1.      En asuntos de alimentos (11)
      2.      Después del parto (12)
      3.      Por enfermedades de la piel (13–14)
      4.      Por flujos del cuerpo (15)
      5.      Mediante el gran Día de la Expiación

  II.      Cómo debía mostrar Israel su relación con Dios (Levítico 17–27)
    A.      Santidad personal (17)
    B.      Santidad respecto al comportamiento sexual (18)
    C.      Santidad en la sociedad (19–20)
    D.      Santidad para los sacerdotes (21–22)
    E.      Fiestas santas (23–24)
    F.      Santidad de la tierra (25)
    G.      Recompensa por la obediencia y castigo por la desobediencia (26)
    H.      Redimiendo lo que es de Jehová (27)

Al examinar el bosquejo, nos damos cuenta de que la primera parte de Levítico, los capítulos 1–16, tiene que ver con la manera como Israel se debía acercar a Dios. La última parte, los capítulos 17–27, revelan cómo Israel debía responder a la gracia de Dios.
Hay solamente tres secciones narrativas en todo el libro: la consagración de los sacerdotes (capítulos 8 y 9), el incidente relacionado con Nadab y Abiú (capítulo 10), y el asunto relacionado con el blasfemo no israelita (capítulo 24). Sin embargo, todo el libro tiene una estructura narrativa. El lugar es el monte de Sinaí; el evento es la revelación de la voluntad de Jehová a su pueblo por medio de su siervo Moisés.

En el libro de Éxodo aprendemos que el pueblo de Israel estaba aterrorizado por los hechos que acompañaron a la entrega de la ley. Los truenos y los rayos, la nube espesa sobre el monte y el sonido muy fuerte de la trompeta, habían hecho estremecer a todos en el campamento. Mientras ellos estaban al pie del monte, Jehová descendió sobre él en fuego y humo. El humo subía como el humo de un horno, todo el monte se estremecía en gran manera, y el sonido de la trompeta aumentaba más y más.


No nos sorprende escuchar lo que le dice el pueblo a Moisés: “Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos” (Éxodo 20:19). El poder de Dios es aterrador; su voluntad para con ellos gobernaba todo en la vida y era inflexible. Su ira era terrible. ¿Cómo podrían ellos acercarse alguna vez a ese Dios santo y poderoso? ¿Cómo podrían ellos tener la esperanza de estar en su presencia?


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