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miércoles, 1 de abril de 2015

Enseñar y entrenar a la nueva generación de obreros cristianos que habrán de cuidar las iglesias formadas, y se encargarán de seguir agregando nuevos convertidos a la iglesia del Señor

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 


1 TIMOTEO
TEMA DE LA EPÍSTOLA:  
CUIDADO PASTORAL DE LA IGLESIA
Versículo clave: Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren. (4:16)
1. CUIDADO DE LA DOCTRINA 1:1–20
A. Cuidado de los hijos espirituales     1:1–2
B. Encargo del cuidado de la doctrina     1:3–11
C. Gratitud a Cristo Jesús     1:12–17
D. Encargo del cuidado de la fe     1:18–20
2. CUIDADO DE LA IGLESIA: EL CULTO PÚBLICO 2:1–15
A. Exhortación a los hombres a orar     2:1–8
B. La conducta de la mujer     2:9–15
3. CUIDADO DE LA IGLESIA: SUS OFICIALES 3:1–16
A. Deberes de los obispos     3:1–7
B. Deberes de los diáconos     3:8–13
C. Deberes del pastor      3:14–16
4. CUIDADOS DEL PASTOR: SU MINISTERIO 4:1–16
A. Cuidados del pastor ante la apostasía     4:1–5
B. Cuidados para un ministerio eficaz     4:6–16
5. CUIDADO DE LA IGLESIA: LA DISCIPLINA 5:1–25
A. Cuidado de los diferentes creyentes     5:1–16
B. Cuidado en la disciplina de oficiales     5:17–25
6. CUIDADO DE LA IGLESIA: DIFERENTES MIEMBROS 6:1–21
A. La piedad y las diferentes clases sociales     6:1–10
B. Cuidados y conducta del hombre de Dios     6:11–21
Esta epístola juntamente con 2 Timoteo y Tito forman el grupo de las llamadas pastorales, no por haber sido escritas por un pastor sino por estar dirigidas a pastores. Por esta razón, este comentario será de especial utilidad a misioneros, pastores, evangelistas, maestros, predicadores laicos, y a todos aquellos que estén encargados de cuidar algún rebaño de creyentes.
El autor de la epístola es Pablo, misionero, apóstol, maestro, pastor, evangelista y el campeón como ganador de almas y plantador de iglesias. Su propósito fue poner por escrito los aspectos más importantes en el ministerio de un líder: Para que sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios (1 Ti. 3:15), y que dicho líder cumpla su ministerio (2 Ti. 4:5).
Al escribir estas cartas, Pablo se encuentra en la postrimería de su vida (2 Ti. 4:6–8), la cual ha gastado a lo largo de muchos años de esforzados trabajos. Entre ellos, enseñar y entrenar a una nueva generación de obreros cristianos que serían sus sucesores, habrían de cuidar las iglesias por él fundadas (1 Ti. 1:3; Tit. 1:5), y se encargarían de seguir agregando nuevos convertidos a la iglesia del Señor (2 Ti. 4:5).
El versículo clave del libro es: Ten cuidado de ti mismo de y la doctrina … y [de] los que te oyeren (4:16). Toda la carta es un valioso manual de recomendaciones y razonamientos para lograr estos objetivos.
Los seis capítulos tratan fundamentalmente los siguientes tres aspectos: (1) El pastor y su vida. (2) La doctrina y su pureza. (3) La Iglesia y su integridad.
En esta introducción no se incluye información sobre Pablo, el autor, ni Timoteo, el destinatario. Tampoco se habla de Éfeso, el lugar donde se encontraba Timoteo. Conforme vayamos haciendo los estudios, daremos la información necesaria que ayudará tanto a la interpretación y comprensión del pasaje, como a la aplicación de las enseñanzas a la vida personal.
Este es un comentario práctico, escrito por un pastor para ayudar a los compañeros pastores. Este tomo del Comentario Bíblico del Continente Nuevo se hizo a la luz de toda la epístola, de las otras cartas pastorales, y a veces de otros libros de la Biblia. Además el autor comenta algunos puntos a la luz de la experiencia personal o la de otros pastores.
Bosquejo general por párrafos. La epístola se ha dividido en 15 párrafos. El material presentado incluye:
Comentario general por asuntos y a veces por palabras. En ocasiones se ofrece la exégesis conforme al idioma original.
Bosquejos. Varios bosquejos sencillos que brotan del pasaje, y un bosquejo completo que abarca todo el pasaje de estudio.
Ilustraciones que pueden ser usadas con los bosquejos sugeridos.
1. CUIDADO DE LA DOCTRINA
A.     CUIDADO DE LOS HIJOS ESPIRITUALES (1:1–2)
Pablo (1a). El autor de esta epístola es Pablo, quien fuera Saulo de Tarso, perseguidor de la iglesia (Hch. 9:1–2). Judío de la tribu de Benjamín (Fil. 3:5) y ciudadano romano por herencia paterna (Hch. 16:37). Desde su conversión en el camino a Damasco (Hch. 9) su vida estuvo dominada por una ardiente devoción a Dios.
Prolífero escritor, Pablo fue el más extraordinario ganador de almas y plantador de iglesias, y con esta epístola revela su gran capacidad discipuladora, demostrando que no dejaba su obra a medias, sino que a través del tiempo y la distancia seguía lo que había empezado. Esto lo vemos en los vv. 1 y 2.
Apóstol (1b). Esta palabra significa “enviado”1 y se refiere especialmente a los doce escogidos por Jesucristo para que estuviesen con El y para enviarlos a predicar (Mr. 3:14). También se usa para con los maestros y misioneros destacados.2
Se ha discutido bastante sobre si el último apóstol fue Pablo o Matías (Hch. 1:26), por lo cual nada diremos en favor de uno u otro. Pero sí pensemos en por qué no se habla de los 13 apóstoles, ya que si el N.T. es un cumplimiento del Antiguo, ¿por qué no reflexionar que en Israel había 13 tribus, y no 12 como comúnmente se enseña? (La tribu de Leví dejó de contarse, pero nunca dejó de existir ni de pertenecer a Israel.)
De Jesucristo por mandato de Dios (1c). San Pablo siempre defiende su título de apóstol diciendo que lo es de Jesucristo y en esta epístola agrega por mandato de Dios. No lo hace por realzar su propio nombre, sino para dar mayor importancia a las doctrinas, exhortaciones y consejos que dará—y en esta epístola se hace más necesario ya que indicará a Timoteo sobre el trato a personas que le son opositoras y que están trastornando la fe (1:19, 4:1 y 6:10).
Con esta forma de saludo, Pablo también muestra que ser ministro de la iglesia del Señor es un oficio sagrado. No se escoge por decisión personal, como puede ser el caso de otros servicios que cualquier cristiano puede y debe prestar. Cristo resucitado apareció a Pablo como a los otros apóstoles, y lo llamó personalmente como un instrumento escogido (Hch. 9:15). Ananías le explicó a Pablo sobre su llamamiento, y luego la iglesia de Antioquía lo confirmó (Hch. 13:1–3). Además el fruto de sus trabajos lo reconfirmó. Él, como los demás apóstoles, tuvo un período de tres años de preparación de parte de Jesucristo mismo (Gá. 1:11–12, 15–18). De aquí que no cualquiera debe levantarse y decir “el Dios que llamó a Pablo me puso también a mí en el ministerio”, cosa que haciendo algunos, han trabajado en la carne y hecho estragos en la viña del Señor.3
En estos dos versículos hallamos 10 menciones del nombre de Dios: Jesucristo, Dios, Salvador, Señor, Jesucristo, Dios, Padre, Cristo, Jesús y Señor. Un enamorado siempre tiene a flor de labios el nombre del ser amado.4
Nuestro Salvador (1d). Aquí es al Padre a quien llama nuestro Salvador, aunque luego dice que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores (v. 15). Pablo tenía muy presente que al Padre también le pertenece nuestra salvación, ya que envió a su Hijo al mundo.
La expresión “Dios nuestro Salvador” sólo se encuentra en las epístolas a pastores, quizá porque ellos tienen una amplitud teológica más preparada para entender todo el programa de redención y el rol de cada persona de la trinidad.5
Y del Señor Jesucristo nuestra esperanza (1e). Aunque en el trino Dios está nuestra esperanza, a Jesucristo se le llama así porque al aceptarlo como Salvador, se inicia dicha esperanza—que abarca todo en nuestra vida, la confianza al morir y la resurrección (1 P. 1:3). Pablo vio a Cristo resucitado y nos alienta recordándonos que Él es nuestra esperanza viva.6
A Timoteo (2a). Es el destinatario, aunque Pablo sabía que la carta sería leída por líderes de Éfeso que habían empezado a enseñar una doctrina diferente de la que el apóstol había enseñado. Pero Dios estaba inspirando al autor (2 Ti. 3:16) para ayudar también a los líderes de la iglesia universal, entre los cuales estamos incluidos.
El nombre Timoteo significa “temeroso de Dios”, es decir quien honra a Dios. Nació en Listra.7 Hijo de padre griego y madre judía (Hch. 16:1), recibió instrucción de su madre Eunice y de su abuela Loida (2 Ti. 1:5).
Timoteo vivía en Listra cuando Pablo visitó ese lugar en su primer viaje, y parece ser que en esa ocasión recibió a Jesucristo como su Salvador (Hch. 14:6–7) pues para la segunda visita de Pablo (Hch. 16:1–3), ya era un joven sobresaliente del cual daban buen testimonio de él los hermanos … y desde entonces quiso Pablo que éste fuese con él. Fue testigo de los sufrimientos de Pablo y le amó como un padre (2 Ti. 3:10–11).
Acompañó a Pablo a Macedonia (Hch. 16:10), Filipos (Hch. 16:12; Fil. 2:22), Berea (Hch. 17:14), Atenas (Hch. 17:15; 1 Ts. 3:2), Tesalónica y Corinto (Hch. 18:1, 5; 1 Ts. 1:1; 2 Ts. 1:1). Estuvo con el apóstol cuando hizo su quinta y última visita a Jerusalén (Hch. 20:3–6). Participó por algún tiempo de la prisión de Pablo en Roma (Fil. 2:19; He. 13:23).
Verdadero hijo en la fe (2b). De pasajes como éste se ha derivado la costumbre de considerar como hijos espirituales a todos aquellos que oyeron el evangelio por nuestro intermedio (1 Co. 4:15). “Verdadero” porque no era convertido por otro y discipulado por él, sino que Dios le permitió a Pablo ser instrumento de su conversión.
Gracia (2c). Esta es la primera de tres palabras con que el inspirado escritor bendice a su hijo Timoteo. Gracia es la bendición divina por la cual tenemos entrada a todas las bendiciones de Dios.
GRACIA
La palabra gracia en griego es CHARIS, y tiene un gran número de acepciones y formas. La Biblia misma habla de “la multiforme gracia de Dios” (1 P. 4:10).
En el N. T. gracia se usa 170 veces. Es imposible hablar de una sola definición. Mencionemos algunas.
En 1 Ti. 1:2 como en Fil. 1:2 se refiere al gran atributo comunicable de Dios por el cual nos promete su presencia aun cuando nosotros a veces no le honremos. Gracia es, entonces, un favor inmerecido (1 Ti. 1:3, 14; Tit. 3:7).
     La principal manifestación de su gracia es la salvación (Tit. 2:11). Pablo habla del “evangelio de la gracia de Dios” (Hch. 20:24). En Ef. 2:8–9 se manifiesta como un don de Dios. Toda gracia procede de Dios (1 Ti. 1:2; 1 P. 5:10), y ha sido encarnada en Jesucristo (Jn. 1:17).
     En Hch. 14:26 encomendar a la gracia de Dios para una obra se refiere a la ayuda de Dios (ver también 2 Co. 1:12).
     Gracia es un favor que se recibe sin haberlo ganado (Ro. 11:6). En estos casos es sinónimo de perdón, indulto y salvación (Gá. 2:21; 3:11).
     Los reformadores hablaron de “gracia especial” para los creyentes y de “gracia común” para los no creyentes. Un ejemplo de esta última es Mt. 5:45.
     San Pablo también usa la palabra como sinónimo de “ofrenda” (2 Co. 8:1–3, 7, 9).
Misericordia (2e). Este es el atributo de Dios por el cual nos acepta e invita sin que haya en nosotros mérito alguno, ni siquiera el derecho de acercarnos a pedirle perdón. Misericordia es la compasión de Dios para el hombre caído y totalmente perdido.8
Y paz (2f). Paz es vivir tranquilos, tanto en nuestro interior como exteriormente y a pesar de las circunstancias. La paz es anhelo de todo hombre y de todo pueblo sobre la tierra, y precisamente Jesucristo puede hacer real esa paz entre los hombres. Dentro de la iglesia ya no hay barreras y es posible la paz entre judíos y gentiles, ricos y pobres. hombres y mujeres, sabios e ignorantes.9
El clímax de esa paz es la reconciliación del ser humano con Dios, por medio de la fe en Jesucristo (Ro. 5:1). Esta fe unió a Pablo y a Timoteo.
De Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor (2g). La Biblia enseña que toda gracia, toda misericordia y toda paz proceden de Dios, de su Hijo y del Santo Espíritu. Algunos movimientos y ciencias exaltan al hombre como si de él pudieran brotar la gracia y los poderes que sólo vienen de Dios. Ni el hombre por sí solo, ni grupos filosóficos o políticos podrán influir para traer gracia y paz al mundo sin ayuda de Dios.
Llamar a Cristo Jesús nuestro Señor y no nuestro Salvador, como hace el apóstol, es señal de conversación madura, pues dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección (He. 6:1). La enseñanza está dirigida especialmente a quienes no han puesto la vida entera a los pies de Cristo. Esto da el derecho de llamarle “Señor”, sin temor de que nos diga: ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? (Lc. 6:46)
1 Gr. APOSTOLOS.
2 Hch. 14:14; 1 Co. 4:6, 9; Fil. 2:25; 1 Ts. 2:6.
3 No menospreciemos la “ordenación ministerial” que haga una iglesia con imposición de manos de sus ancianos o ministros. Para abundar más sobre este tema, léase sobre María, Aarón y Moisés (Nm. 12:1–15).
4 Tómese cualquiera de las epístolas paulinas y nótese las muchas ocasiones en que menciona a Dios en cualquiera de sus tres personas. En 1 Timoteo lo hace 62 veces.
5 Dios se agradó en salvar a los creyentes (1 Co. 1:21); Jesucristo consumó la redención (1 Ti. 1:15); el Espíritu Santo guía a los hombres a Jesús (1 Co. 12:3). En el pasado Cristo quitó nuestra culpa (1 P. 2:24). En el presente, el Espíritu Santo nos libra del poder del pecado, haciéndonos renacer y santificándonos para una vida de victoria (1 P. 1:2–3). Y en el futuro, Dios nos librará para siempre de la presencia del pecado (Ro. 8:30).
6 Ver Col. 1:27.
7 Listra era una ciudad en la provincia romana de Galacia, Asia Menor.
8 El Salmo 136 es un canto a la misericordia de Dios, a la cual se atribuye toda obra de creación, preservación, providencia y salvación. En este salmo 26 veces se repite: Porque para siempre es su misericordia.
9 El profeta Isaías lo ilustra con la figura del lobo con el cordero (11:6).

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Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6