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lunes, 2 de febrero de 2015

Los libros que constituyen el Nuevo Testamento deben ocupar el lugar central de nuestra investigaciones

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
                                                                         Información

 Esta obra nos ayuda a entender el trasfondo y mensaje del Nuevo Testamento. Empieza situandonos en la historia que precede al tiempo de Jesucristo. Despues pasa a tratar los imporantes temas del idioma, texto y cano del Nuevo Testamento. Luego el autor trata con detenimiento cada uno de los libros del Nuevo Tesamento, discutiendo asuntos como el proposito, trasfondo, fecha, autoria, mensaje y caracteristicas principales. El Nuevo Testamento es un mundo fascinante y maravilloso, y todo el que quiera adentrarse en el para empaparse de su mensaje tiene aqui un guia diestro que lo conducira hasta un entendimiento cabal de todo su con tenido.

AL DEFINIR LOS LIMITES APROPIADOS DENTRO DE LOS QUE EL ESTUDIANTE DEL Nuevo Testamento debe moverse en sus investigaciones, está demás decir que los libros que constituyen el Nuevo Testamento deben ocupar el lugar central. Pero ninguna evaluación de estos documentos que ignore su medio circundante puede ser considerada adecuada. En consecuencia, uno debe retrotraerse hasta el período intertestamentario, al menos hasta la época macabea, o mejor aun hasta la restauración del cautiverio babilónico, para entender la situación presupuesta por los Evangelios y por el libro de Hechos. El Antiguo Testamento termina con Israel bajo el gobierno persa; el Nuevo Testamento comienza con la nación bajo el dominio de Roma. Leemos de sacerdotes principales, sinagogas, doctores de la ley, fariseos, saduceos, herodianos, del concilio o sanedrín, y de una amplia dispersión de los judíos. Todo esto requiere explicación para quien sólo está familiarizado con la historia del Antiguo Testamento.

 Del mismo modo, uno no puede ignorar el período patrístico de la iglesia antigua, puesto que sus líderes hicieron referencia al texto del Nuevo Testamento, frecuentemente con citas. Sus alusiones a varios libros del Nuevo Testamento son útiles en el estudio del canon, llevándonos hasta Harrison, E. F. (1980)

las cercanías del año 400 después de Cristo. Si el Nuevo Testamento no es examinado en forma aislada, es necesario incluir en su consideración un período de varios siglos anteriores y posteriores a su composición.
Es conveniente considerar el material antecedente desde la perspectiva histórica, institucional y literaria del pueblo judío. Estos tres están estrechamente vinculados, en especial los primeros dos, pero es ventajoso estudiarlos por separado.
LA HISTORIA
I. El período persa. Durante la cautividad babilónica Judá experimentó un cambio de señores, debido a la conquista medo persa de Babilonia. La restauración a Palestina fue hecha posible por la cooperación de Ciro y fue inspirada por el liderazgo de tres hombres: Zorobabel en la reconstrucción del templo, Esdras en el establecimiento de la ley de Moisés como constitución de la renovada comunidad, y Nehemías en la reconstrucción de los muros de Jerusalén y en el reavivamiento de la vida económica y espiritual del pueblo.1 Sólo una porción relativamente pequeña de la nación regresó a la tierra de sus padres, si bien éstos pueden ser considerados el elemento más piadoso. Se habían percatado de la insensatez de la idolatría y estaban decididos a no sucumbir en lo futuro ante este pecado, no sea que deban sufrir como lo habían hecho sus padres.
Sin embargo, la edificación de una comunidad con fuertes baluartes religiosos no resultó fácil. A pesar del pacto de servir al Señor y obedecer la ley de Moisés (Esd. 10), el pueblo iba cayendo en la negligencia del culto y del pago de los diezmos. La santidad del sábado era descuidada como también lo era la prohibición de los matrimonios mixtos (Neh. 13). En la época de Malaquías los sacerdotes se hicieron merecedores de severas censuras por su corrupción e independencia. Una causa parcial de la declinación fue el resentimiento de la población mixta y no israelita de Palestina en contra del intento de reconstituir la nación de Israel sobre una base purista. Estos hicieron todo lo que pudieron para obstaculizar dicho esfuerzo. La renuencia de los judíos al permitir que los samaritanos participasen en la reconstrucción del templo (Esd. 4:1–2) produjo un profundo antagonismo, que se refleja en el Nuevo Testamento, y que llevó al establecimiento del culto cismático en el monte Gerizim mencionado en Juan 4.
Ya que los persas no estaban dispuestos a tolerar la restauración del reinado davídico después de la experiencia con Zorobabel, el oficial de más alto rango era el sumo sacerdote, quien era responsable, de un modo general, ante el gobernador persa. El resultado final de este ordenamiento fue el de introducir una veta política y secular en un oficio que, históricamente, había sido de carácter sacerdotal.
II. El período alejandrino (332–301 a.C.). Después de la batalla de Isos y de la retirada de Darío hacia el este, Alejandrino se movilizó para asegurarse de la sumisión de Siria, Palestina y Egipto antes de enfrentar nuevamente a su adversario persa en el campo de batalla. Todo el Levante fue profundamente afectado por este hombre y sus logros. Siguiendo los pasos de su padre Felipe de Macedonia como guerrero, y el consejo de su maestro principal, el filósofo Aristóteles, Alejandro superó a ambos en el sentido de que demostró ser un genio militar más grande que su padre y que en algunas de sus ideas fue más allá de la visión de su maestro. Su meta militar inmediata fue vengar la invasión persa bajo Jerjes, pero su propósito a largo alcance era cultural: helenizar el oriente. Filósofos y científicos le acompañaron en sus campañas. Colonizadores de origen griego llegaron inmediatamente después del paso de sus ejércitos. Alejandro hizo un decidido esfuerzo por salvar la brecha entre occidente y oriente, entre griego y bárbaro, esfuerzo que quedó simbolizado en la elevación de los conquistados persas a altos cargos administrativos y en sus matrimonios con mujeres orientales.
La llegada de Alejandro a Palestina significó que esta zona estratégica comenzó a ser expuesta al proceso de helenización, lo que contribuyó mucho a neutralizar la nación en años posteriores. Pero su control sobre Palestina no trajo crisis religiosa alguna puesto que no hizo demandas de culto personal tal como le fue acordado en algunos lugares.
La muerte reclamó al conquistador en el año 323 a.C., cuando contaba poco más de treinta años, desgastado ya por la agitada vida que había llevado. Este hecho inició una larga lucha entre sus generales por el control del imperio. Cuatro de ellos se unieron para aplastar a la oposición en la batalla de Ipso (301 a.C.) aunque Tolomeo no estuvo en realidad presente junto a sus tres aliados. De éstos, sólo Seleucus, que controlaba Siria y un amplio territoria hacia el este, y Tolomeo, que gobernaba Egipto, afectaron los destinos de los judíos. Tolomeo, que había dominado a Palestina en forma intermitente, pasó ahora a controlarla durante un siglo. Pero Siria no estaba dispuesta a dejar que este dominio quedase indefinidamete sin desafío. De allí que Palestina se transformase en el campo de batalla entre estos dos reinos.
III. El período egipcio (301–198 a.C.) Debe tenerse claramente presente que los soberanos de Egipto durante esta época eran griegos. Astutamente, Tolomeo eligió para si mismo un rincón del imperio donde el alimento era abundante y donde la invasión era poco probable. Su ciudad principal, Alejandría, había sido planificada por Alejandro y su arquitecto, y creció con rapidez hasta transformarse en uno de los principales centros helenísticos, reconocido por su comercio y su cultura. El primer Tolomeo (Sotero) fundó la gran biblioteca de dicha ciudad, que perduró durante casi mil años.2 Esta fue sin duda ampliada por Tolomeo Filadelfo (285–247 a.C.).
Hasta este momento había existido poco contacto entre judío y griego, en parte porque los judíos no eran pueblo marinero, y también debido a su indiferencia hacia sus incircuncisos vecinos. Pero ahora judíos en grandes cantidades se mudaron a Egipto, donde adquirieron conocimiento del idioma griego y cierto aprecio por la literatura griega. Josefo afirma que los judíos recibieron derechos cívicos iguales a los de los macedonios.3 Fue durante el reinado de Filadelfo que la Ley judía (El Pentateuco) fue traducida al griego. Los otros libros del Antiguo Testamento fueron traducidos posteriormente.

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Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6