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miércoles, 8 de octubre de 2014

Los Temas en Los Bosquejos Temáticos: Ayuda para Obreros y Ministros Itinerantes

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
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ELECCION DE TEMAS

Al entregarse al estudio temático de la Biblia, el estudian­te descubrirá una tan gran variedad de temas, que puede pre­guntarse cómo elegir uno apropiado para su mensaje.

Si vamos a saber qué tema seleccionar, tenemos que bus­car la conducción del Señor. Esta conducción la recibiremos pasando tiempo en oración y en meditación de la Palabra de Dios.

Otros factores pueden también entrar en la elección de una materia. La elección puede quedar determinada por el tema acerca del que se le pide al ministro que hable, o por la ocasión específica en que tiene que darse el mensaje. Ade­más, ciertas condiciones en una congregación determinada, pueden indicar que sea necesario, o aconsejable, seleccionar un tema apropiado a las circunstancias.

Aunque un sermón temático no se base directamente en un texto, puede darse un versículo de las Escrituras como idea, en base de la cual, se puede erigir un bosquejo temáti­co. Por ejemplo, en Gálatas 6: 17 leemos: «De aquí en ade­lante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Iesüs.» Estas palabras nos atraen: «Yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús.» Al compa­rar con el margen de la revisión 1977 de Reina-Valera, vemos que la columna central de la traducción alternativa «cicatri­ces». Es indudable que Pablo se refiere aquí a las cicatrices dejadas por las heridas producidas en su cuerpo por sus per­seguidores por causa de Cristo, cicatrices que eran marcas elo­cuentes de que pertenecía a Cristo para siempre.

Las fuentes extra bíblicas revelan que cuando Pablo escri­bió estas palabras, no s6lo se usaban los hierros candentes con animales, sino también para marcar a humanos, dejando se­ñales sobre la carne que no podían ya borrarse ni ser elimi­nadas. Había, por lo menos, tres clases de personas que lle­vaban marcas de este tipo: esclavos que pertenecían a sus
dueños, soldados que en ocasiones se marcaban con el nom­bre del general bajo el que servían, como prenda de su total lealtad a su causa, y devotos que quedaban dedicados de
por vida a un templo y a la deidad que era adorada allí.

Como resultado de esta información, hacemos el bosquejo temático que se muestra a continuación:

Título: «Las marcas de Jesús»
Tema: Las marcas en la vida de un cristiano consagrado
l. Como el esclavo, un cristiano consagrado lleva la marca de propiedad del Señor al que pertenece (1 Co. 6: 19-20; Ro. 1: 1)

II. Como el soldado, un cristiano consagrado lleva la marca de lealtad al Capitán al que
sirve

III. Como el devoto, un cristiano consagrado lleva la marca de adorador del Señor a quien rinde culto (Fil. 1:20; 2.
Co. 4: 5)

 
PRINCIPIOS BÁSICOS PARA LA PREPARACION DE BOSQUEJOS TEMÁTICOS

 
l. Las principales divisiones debieran estar en orden lógico o cronológico.

Esto significa que debiéramos proponemos desarroIlar el bosquejo con una cierta progresión, ya lógica, ya cronológica, pero que esta elección entre orden lógico o cronológico debe ir determinada por la naturaleza del tema. Como nuestro tema elegimos verdades vitales con respecto a Jesucristo, y Ilega­mos así al siguiente bosquejo:

Título: 
«Digno de adoración» . 
Tema: Verdades vitales acerca de Jesucristo
I. El es Dios manifestando en carne (Mt. 1: 23)
II. El es el Salvador de los hombres (1 Ti. 1:15)
III. El es el Rey que ha de venir (Ap. 11: 15)

Observemos que este bosquejo está en orden cronológico.
Jesucristo, el Hijo de Dios, primeramente se encarnó, después fue a la cruz dando allí Su vida para venir a ser nuestro Sal­vador, y un día volverá como Rey de reyes y Señor de Seño­res. 

Observemos también que, en consecuencia a la definición de un sermón temático, las divisiones no se derivan del título, sino del tema o asunto. Lo mismo sucede con todos los bos­quejos temáticos que se dan a continuación.

Otro ejemplo de progresión en un bosquejo es el que se da a continuación, con las divisiones dispuestas en orden lógico. El tema trata de características de la esperanza del cre­yente, pero emplearemos las cuatro palabras, «La esperanza del creyente», como el sencillo título del bosquejo:

Título: «La esperanza del creyente»
Tema: Características de la esperanza del creyente
I. Es una esperanza viva (l.a p. 1:3)
II. Es una esperanza salvadora (La Tes. 5:8)
III. Es una esperanza cierta (He. 6: 19)
IV. Es una buena esperanza (2aTs. 2: 16)
V. Es una esperanza que no se ve (Ro. 8:24).
VI. Es una esperanza bienaventurada (Tito 2: 13)
VII. Es una esperanza de vida eterna (Tito 3:7)
Obsérvese que el bosquejo llega a su punto culminante en la última división.

2. Las principales divisiones pueden ser un análisis del tema.
 
Para analizar un tema, tenemos que dividirlo en sus par­tes componentes, y cada parte del bosquejo contribuirá así a la globalidad de la consideración del tema. 

Tomemos los principales datos acerca de Satanás en la Biblia como nuestro tema, y usando «Satanás, nuestro supremo enemigo» como tí­tulo, podemos analizar el tema de la siguiente manera:

Título: «Satanás, nuestro supremo enemigo»
Tema: Principales datos acerca de Satanás en la Biblia
I.  Su origen (Ez. 28: 12·17)
II. Su caída (Is, 14:12·15)
III. Su poder (Ef. 6: 11-12; Lc. 11:14-18)
IV. Su actividad (2.- Co. 4:4; Lc. 8: 12; 1.- Ts. 2: 18)
V. Su destino (Mt. 25:41)

Obsérvese que si se omitiera, por ejemplo, la segunda divi­sión principal de este bosquejo, no tendríamos un análisis sa­tisfactorio del tema, por cuanto una de las características básicas del tema estaría ausente. Sin embargo, es posible que un estudio adicional de la Biblia acerca del tema de Satanás pue­da resultar en otro u otros dos importantes puntos añadidos al bosquejo. 

Obsérvese también que, siguiendo la norma dada las divisiones están dispuestas en orden lógico. 

3. Las principales divisiones pueden presentar las varias pruebas de un tema.
 
El bosquejo que se muestra a continuación está hecho así:

Título: «Hacia el conocimiento de la Palabra de Dios»
Tema: Algunos de los beneficios de conocer la Palabra de Dios
I.  El conocimiento de la Palabra de Dios nos hace sabios para salvación (2 Ti. 3: 15)
II. El conocimiento de la Palabra de Dios nos guarda del pecado (Sal. 119: 11)
III. El conocimiento de la Palabra de Dios pro­duce crecimiento espiritual (1P. 2:2)
IV. El conocimiento de la Palabra de Dios re­sulta en una vida victoriosa (Jos. 1:7-8)

Se verá que cada una de las principales divisiones de este bosquejo confirma la tesis del tema; es decir, cada afirmación en las divisiones principales exhibe uno de los beneficios de conocer la Palabra de Dios.

4. Las divisiones principales pueden tratar un tema por analogía o por contraste con algo que se halle en las Escrituras.
 
En un bosquejo temático de este tipo se compara o con­trasta un tema con algo relacionado con él en la Biblia. 

Por ejemplo, leemos en Mateo 5: 13 que el Señor Jesús dijo: «Vo­sotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres,» 

Un examen del con­texto en que se halla este versículo indica claramente que Cristo se refiere al testimonio del creyente y que asemeja su testimonio a la sal. 

Podemos por ello preparar un bosquejo con el título: «Un testimonio eficaz», haciendo que cada di­visión consista en una comparación entre el testimonio del creyente y la sal:

Título: «Un testimonio eficaz»
Tema: Una comparación entre el testimonio del creyen­te y la sal
I.   Como la sal, el testimonio del creyente de­bería sazonar (Col. 4:6)
Il.  Como la sal, el testimonio del creyente de­bería purificar (La Ts, 4: 4)
Ill. Como la sal, el testimonio del creyente no debería perder su sabor (Mt, 5: 13)
IV. Como la sal, el testimonio del creyente debe­ría crear sed en otros (1 P. 2: 12)

5. Las principales divisiones pueden ser expresadas mediante una cierta palabra o frase constante de las Escrituras repetida a través del bosquejo.
 
La frase «Dios es poderoso» o «Aquel que es poderoso», o «El que es poderoso» (donde El está implicado en la for­ma verbal de tercera persona, refiriéndose al Señor) aparece una cierta cantidad de veces en las Escrituras. 
Usando esta base para cada división principal, obtenernos el siguiente bos­quejo:

Título: «El poderío de Dios»
Tema: Algunas de las cosas que Dios puede hacer
I.     Puede salvar (He. 7:25)
II.    Es poderoso para guardar Jd. 24)
III.   Es poderoso para socorrer (He. 2: 18)
IV.   Puede sujetar (Fil. 3: 21)
V.    Es poderoso para dar gracia (2Co. 9:8)
VI.   Es poderoso para hacer mucho más allá de lo que pensamos o pedimos (Ef. 3: 20)

6. Las principales divisiones pueden ser apoyadas por una palabra o frase idéntica de las Escrituras por todo el bos­quejo.
 
Esto significa que se emplea la misma palabra o frase de las Escrituras, no en el bosquejo, como en el caso de la nor­ma anterior, sino en la justificación de la afirmación de cada división. 

Como ejemplo, se da un bosquejo desarrollado en base a un estudio de la expresión «en amor», que aparece seis veces en la Epístola a los Efesios. Al usar el tema: «Hechos con respecto a la vida de amor», y al señalar cada referencia bíblica en el bosquejo, se verá que esta expresión apoya cada una de las divisiones principales:

Título: «La vida de amor»
Tema: Hechos con respecto a la vida de amor
I.   Se basa en el propósito eterno de Dios (1: 4-5)
Il.  Es producida por Cristo morando en el cre­yente (3: 17)
IIl. Debería manifestarse en nuestras relaciones cristianas (4: 1-2; 4: 15)
IV. Resultará en edificación y crecimíento de la iglesia (4: 16)
V.  Queda ejemplificada por el mismo Jesucris­to (5: 1-2)

El estudiante diligente encontrará que la repetición de pa­labras y frases significativas es un fenómeno frecuente en la Biblia. Algunas veces puede hallarse la aparición repetida de expresiones significativas dentro de un libro determinado, como sucede en el caso anterior.

 Estas repeticiones no son accidentales, sino que, indudablemente, están registradas en la Palabra de Dios para que tomemos especial nota de ellas. El libro de los Salmos, así como las epístolas de Pablo y la Epís­tola a los Hebreos, son especialmente ricos en reiteraciones de palabras y frases significativas. 

Un cuidadoso estudio del con­texto en el que aparecen estas palabras o frases resultará en muchos y útiles mensajes.

7. Las divisiones principales pueden consistir en un estudio de palabras, mostrando los varios significados de una cierta palabra o palabras en las Escrituras.
 
El estudio de palabras puede ser un examen de las len­guas originales de una palabra usada en la Biblia castellana.

Mediante esto, el predicador puede mostrar los varios matices de significado de los que pueda no estar consciente el lector de la Biblia castellana. 

Por ejemplo, el verbo traducido «andar» en la versión castellana Reína-velera 1960 del Nue­vo Testamento puede provenir de trece verbos griegos, y estos trece verbos sugieren otras tantas maneras en que puede entenderse el verbo «andar».

Tal estudio de palabras puede ser un examen del original, a fin de descubrir los matices de aquella palabra en griego o hebreo. 

Por ejemplo, el nombre «honor»  se usa en cuatro sentidos diferentes en el Nuevo Testamento griego, y de un estudio de su utilización en el texto original podemos llegar al siguiente bosquejo:

Título: «Valoraciones: de Dios o del hombre»
Tema: Significados de la palabra «honor» en el Nuevo Testamento griego
I.   Un precio que se paga (1Co. 6:20)
II.  El valor que algunos hombres dan a las ordenanzas humanas (Col. 2:23)
III. Estima o respeto dado a otro (1Ti. 1:17; He. 2:9)
IV. El gran valor de Cristo para el creyente (1 P. 2:7)

No es necesario poseer conocimiento del hebreo o del griego a fin de llevar a cabo un estudio de palabras.
La con­cordancia de las Sagradas Escrituras, de Carlos P. Denyer (Caribe), así como el Léxico - concordancia del Nuevo Testa­mento en griego y español, de Jorge G. Parker (Mundo His­pano), la Concordancia analítica greco-española del Nuevo Testamento greco-español, de J. Stegenga y A. E. Tuggy Libertador), y el Diccionario expositivo de palabras del Nuevo Testamento, de W. E. Vine (CLlE), adaptado a la versión Reina-Valera 1960, con numerosas referencias a la revisión de 1909, 1977 Y Versión Moderna, por Santiago Escuain, así como otras ayudas gramaticales hoy día disponibles, capacitarán al estudiante que no conozca los lenguajes originales de las Escrituras a hacer una valiosa investigación en semántica.

De una manera similar, un estudio de palabras puede se­guir una palabra o frase significativa a través de las Escritu­ras, estudiándola en sus relaciones contextuales e inductiva­mente. 

En otras palabras, revisamos cada referencia específica a una palabra o frase particular y después comparamos, ana­lizamos y clasificamos nuestras observaciones, con el propósi­to de llegar a una conclusión válida con respecto a aquella palabra o frase.

Por ejemplo, consideremos la frase «he pecado». Median­te el uso de una concordancia como la de Denyer, descubri­mos un total de 16 veces en que esta expresión aparece en el Antiguo y Nuevo Testamentos. 

Al examinar las relaciones con­textuales de cada una de estas referencias, así como al compararlas y analizarlas, descubrimos que la frase «he pecado» no constituye necesariamente una expresión de verdadera con­fesión. Después clasificamos nuestras observaciones y las po­nemos en forma de bosquejo. 

Bajo el título «Confesiones: verdaderas o falsas», mostramos que la expresión «he pecado», cuando es utilizada por los varios caracteres bíblicos, puede significar una variedad de cosas:

I. Una expresión de temor: Nótese el caso de Faraón (Ex. 9:27, 10:16): de Acán (Jos. 7:20): de Simei (2 S. 19:20)
II. Una expresión insincera. Nótese el caso de Saúl (1.0 S. 15:24,30)
III. Una expresión de remordimiento: Nótese el caso de Saúl (1.0 S. 26:21): de Judas (Mt. 27:4)
IV. Una expresión de verdadero arrepentimiento: Nótese el caso de David (Sal. 51:4) (cp. 2S. 12:13); de Nehemías (Neh, 1: 6): del hijo pródigo (Lc 15:18, 21)

8. Las principales divisiones no debieran ser apoyadas por textos de prueba retorcidos fuera de su contexto.
 
Existe siempre el peligro, en los estudios temáticos, de que un texto sea sacado fuera de su contexto; por ello, el predica­dor debe tener cuidado, de manera constante, de que cada referencia bíblica citada para apoyar una afirmación en su bosquejo, sea utilizada con precisión y en armonía con el evi­dente propósito de su autor.

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Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6