Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6
Tweet
El poder de la oración
Leer | Mateo 7.7-11
3 de abril de 2014
Jesús
conocía la importancia de la oración, y la practicaba con regularidad.
Se escabullía con frecuencia para estar en comunión con Dios. Después
recibía la dirección y la fuerza necesaria para realizar la obra de su
Padre.
Al enseñar acerca del poder de la oración, Jesús utilizó tres palabras para ayudarnos a orar de manera efectiva:
Pedid—Debemos
venir a Dios con nuestras peticiones. Al hacerlo, estamos reconociendo
tanto nuestra necesidad como la capacidad de Dios de atenderla. El
Señor Jesús nos asegura que toda petición será concedida en conformidad
con lo mejor que tenga el Padre celestial para nosotros y para otras
personas.
Buscad—A
veces, el Señor nos pide que nos involucremos en la situación por la
que estamos orando. Por ejemplo, podemos estar pidiéndole que nos ayude
a encontrar un nuevo empleo. Él quiere que busquemos su instrucción y
su guía, pero también que demos pasos prácticos para descubrir nuevas
oportunidades.
Llamar—Para
llevar a cabo el plan del Padre celestial nos encontraremos con
obstáculos en el camino. Para vencerlos, es posible que tengamos que
orar de manera sostenida y persistente. Llamar implica un nivel de
fuerza que se aplica para que la puerta se abra. Una vez que Dios
presente la solución, ya no necesitamos seguir pidiendo. Cuando el
Señor abre un camino, debemos andar por éste.
La oración es muy poderosa (Stg 5.16).
Involucra al Señor en las vidas de las personas, y también en los
asuntos de gobierno. Es la manera para experimentar la unidad con
nuestro Padre y recibir lo que hace falta para llevar a cabo su obra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6