Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6
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El Cimiento de las Relaciones Familiares Que Honran a Dios
LO PRIMERO ES LO PRIMERO ¡ESPOSO Y PADRE AL MÁXIMO!
Cuando la mayoría de la gente observaba a Gregorio (un seudónimo), veían en él todos los signos del éxito. Era un hombre bien vestido, inteligente, tenía una esposa atractiva y culta y dos niños dotados. A la edad de cuarenta era muy rico; además, era un líder distinguido en su congregación. Gregorio parecía ser el modelo de un hombre de éxito.
Sin embargo, allí estaban sentados, él por un lado y su esposa por el otro lado, frente a mí, en mi oficina de consejería. Aparentemente habían venido a buscar consejo para tratar con un pariente problemático; pero era evidente que el problema verdadero eran ellos mismos. Gregorio tenía éxito en muchas áreas de la vida, pero en lo verdaderamente vital no estaba bien. Tanto él como su esposa concordaban en que él tenía serias deficiencias como esposo y padre.
Su esposa estaba bien lastimada y se sentía apartada de él. “Lo admiro mucho,” reconoció, “pero no siento que en realidad él me quiera o me respete. No deja acercarme. Yo quiero que convivamos más, especialmente en las cosas espirituales. Pero no hay manera.” Gregorio reconoció que estaba descomponiendo su relación por cosas que él había hecho o dejado de hacer. Confesó, “Mi esposa es muy piadosa, cariñosa, pero yo no pongo la parte que me corresponde de cooperación en el hogar”.
Gregorio y su esposa no se estaban animando mutuamente ni se estimulaban uno al otro al amor y las buenas obras (Prov. 27:17; Heb. 10:24, 25). En sus relaciones con sus hijos había casi nada de acercamiento emocional. Él no estaba muy interesado en compartirles la instrucción (consejo) y disciplina del Señor. Por descuido, eso había llegado a ser responsabilidad de su esposa, principalmente. Su influencia en la vida había sido mínima. De hecho, cuando sus hijos llegaron a la adolescencia, la distancia entre ellos se hizo más grande.
Gregorio representa cientos de hombres que conozco y miles que no he conocido. Tal vez tú seas uno de ellos. Tal vez no tengas tanto éxito en los negocios como él, y creas que eres un cristiano que quiere ser un mejor esposo y padre.
LA CLAVE
En este capítulo, quiero compartir contigo la perspectiva de Dios, que nos muestra el factor más importante para llegar a ser esposo y padre. Dios ve este factor como la clave para convertir a un hombre en una bendición poderosa para su familia. Este es el elemento que hacía falta en la vida de Gregorio.
¿Cuál es este factor clave? Salmo 128:1–4 lo describe así:
“Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos. Cuando comieres el trabajo de tus manos, bienaventurado serás, y te irá bien. Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa. Tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa. He aquí que así será bendecido el hombre que teme a Jehová.”
Aquí tenemos un cuadro de los varios aspectos de la familia ideal de Dios: cómo son, cómo funcionan, cómo se relacionan uno con el otro, y lo que los esfuerza y motiva para lograrlo. En este capítulo vamos a considerar lo que el salmo enseña sobre el esposo y padre. En los siguientes dos capítulos vamos a enfocar nuestra atención en la descripción de la esposa y madre y los hijos.
LOS BENEFICIOS DE TEMER A DIOS
Este salmo indica que para ser el tipo de esposo y padre que Dios quiere que seas, debes ser un hombre que teme a Dios (v. 1, 4). Un temor apropiado de Dios te va a convertir en una bendición extraordinaria para tu esposa y tus hijos. Serás apreciado por tu familia. Llegarás a ser un esposo y padre efectivo. El temor de Dios va a ser la tierra en donde crecerá tu influencia positiva y la razón básica que hará que tu familia se levante y te bendiga. Te animo a meditar en lo que la Biblia dice que te va a ocurrir, a un hombre que teme a Dios.
Dios dice que los que temen a Dios:
1. Recibirán instrucción divina en cuanto a las selecciones que deben hacer (Sal. 25:12).
2. Son prósperos en todo (Sal. 25:13; 112:3).
3. Experimentan la bondad de Dios (Sal. 31:19).
4. Son objeto especial de la protección de Dios (Sal. 31:20).
5. Tienen hijos a quienes Dios muestra gran compasión (Sal. 103:11–18).
6. Tienen descendientes que van a ser grandes en la tierra (Sal. 112:2).
7. Son motivados a ser amables y generosos (Sal. 112:4, 5)
8. Van a demostrar más confianza y valentía (Sal. 112:6–8; Prov. 14:26)
9. Van a experimentar el contentamiento (Sal. 112:5, 6; Prov. 19:23)
10. Van a ser gente de oración, y sus oraciones serán escuchadas (Sal. 145:19)
11. Son bendecidos con sabiduría (Prov. 1:7; 9:10)
12. Aceptan la enseñanza y apacibles (Prov. 8:13; 14:26; 15:33; Hech. 9:31).
13. Se caracterizan por su integridad y su lealtad (Job. 2:3).
14. Son considerados y amables (Sal. 112:4–5).
15. Son notables por su conversación constructiva (Mal. 3:16).
16. Son pacientes, esperanzados y genuinos (Sal. 147:11).
17. Perseveran en hacer lo bueno (Sal. 112:3, 5; 2 Cor. 7:1).
18. Trabajan duro, pero no tanto como para no dedicar un tiempo a la diversión (Sal. 128:3).
19. Aceptan la responsabilidad de su propia familia pero sin exceso (Sal. 128:3).
20. Están dedicados a su familia y la consideran una fuente de mucha satisfacción (Sal. 128:1–4).
21. Se deleitan en adorar a Dios (Apoc. 14:7).
22. Aman las Escrituras y ordenen su vida según los mandamientos de Dios (Sal. 112:1; Ecl. 12:13).
¿Cómo aplica todo esto mi amigo Gregorio a sus problemas de familia? Ciertamente, él necesitaba instrucciones específicas para los temas que lo involucran como esposo y padre. En el curso de consejería, discutimos estos temas en detalle. Él necesitaba un temor de Dios sano y prudente en su vida.
LO QUE ES EL TEMOR DE DIOS
¿Qué quiere decir “ser un hombre que teme a Dios”? Respuestas confusas a esta pregunta te pueden impedir construir una familia como Dios quiere. Algunas personas tienen un temor a Dios que es pesado, hasta opresivo. Si piensan en Dios les provoca ansiedad, miedo o pavor. Su temor a Dios es debilitante; una maldición en vez de una bendición. Creen que Dios está para agarrarlos, que es malhumorado, vengativo e irritante.
Un ejemplo de esta clase de temor lo vemos en la historia que Jesús contó sobre los tres hombres que recibieron los talentos. Dos de los hombres invirtieron sus talentos y produjeron ganancias. El tercero no puso a trabajar su talento. Cuando los llamaron a dar cuentas, éste último explicó su inactividad diciendo, “Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento” (Mat. 25:24–25, énfasis añadido).
El miedo de este hombre lo hizo inútil para actuar. El concepto que tenía de su maestro era de un déspota vengativo que se deleitaba en avergonzar a la gente, y dar rienda suelta a la venganza. Tal actitud derrotista refleja la visión de mucha gente hoy en día. Viven con miedo de otras personas, las circunstancias o lo que pueda pasar. Consideran a Dios de la misma manera que este hombre de la historia veía a su maestro.
Pero el temor de Mat. 25:25 no es el temor de Dios descrito en el Salmo 128. El primero te va a empobrecer y a tu familia; y el segundo va a enriquecer tu vida. El miedo de Mat. 25:25 causará que seas inseguro, descontento, no perdonador, odioso, autoritario o esclavo. Pero el temor del Salmo 128 produce efectos opuestos: es constructivo, no destructivo, te llevará hacia Dios, no te mandará lejos de Él; te va a estimular a la acción responsable, no a engendrar pereza; te motivará a que busques a los demás, no a esconderte; te ayudará a servir a otros y a desminuir tu egoísmo y a demoler otros temores que te han impedido vivir con confianza, gozo y fruto.
Las Escrituras aseveran que si estás en unión con Cristo Jesús, no tienes porqué estar cautivo a un miedo que involucra el pavor a Dios. Si no has experimentado el perdón de Dios por la redención de Cristo, tienes toda la razón para tener miedo de Dios porque nunca has hecho las paces con Él. Pero si has confiado en Cristo para la salvación y el perdón de tus pecados, confesándolo como Señor, la Biblia dice que, no tienes causa de estar bajo este tipo de miedo. Dios te ha dado el espíritu de ser Su hijo y el derecho de llamarle Padre (Rom. 8:15). Y como hijo del Padre celestial, amoroso y compasivo, eres un heredero de la gloria (Rom. 8:17), estás justificado, reconciliado con Dios y salvado de la ira de Dios por medio de Jesús (Rom. 5:9–10). Por tu relación con Jesús, no tienes que estar perturbado al pensar en Dios. De hecho, ahora tienes toda la razón para gozarte en Dios, temiéndolo en la manera positiva, descrita en el Salmo 128. Y eso nos lleva a preguntar exactamente que quiere decir temor de Dios.
De manera sencilla: el temor de Dios es la respuesta inevitable de un entendimiento creciente y bíblico de, y una relación con, el verdadero y viviente Dios quien ha sido revelado por Jesucristo.
La esencia del temor de Dios lo ilustra vívidamente la vida de Moisés en Éxodo 15:1–18. Antes de este pasaje, Moisés tuvo una experiencia que engrandeció bastante su concepto de Dios. El Señor había rescatado milagrosamente y con poder a Su pueblo de la destrucción segura a manos de los egipcios. Dios había partido las aguas del mar Rojo y permitido a los Israelitas,.
EL PODER MOTIVADOR DEL TEMOR DE DIOS
Un temor de Dios sano y prudente hará lo mismo por ti y por mí. Un sentido más amplio 1) de la presencia de Dios, 2) de la majestad incomparable de Dios, 3) de la misericordia abundante y gracia de Dios, 4) de la lealtad de Dios, 5) de tu dependencia en Dios y tu responsabilidad hacia Él, 6) de tu relación con Dios y la prioridad de esa relación, 7) de la perfección suprema de Dios cambiará la dirección de tu vida, en todo aspecto, te llevará a una entrega amorosa y sin reservas a Dios; te impulsará a estructurar tu vida, ordenar tus asuntos y relaciones y a hacer decisiones según la voluntad de Dios. Vas a ser un hombre que camina con Dios en comunión íntima. Tu vida girará alrededor de Él para que puedas decir con Pablo, “para mí el vivir es Cristo”. Vas a estar estimulado y fortalecido para relacionarte con tu esposa y tu familia, a la manera de Dios. Llegarás a ser el hombre bendito (feliz) del Salmo 128, que se convierte en una bendición para su esposa y sus hijos. Construir una familia como Dios quiere no quedará como “el sueño imposible”, sino que será una realidad.
ADQUIRIENDO Y MANTENIENDO EL TEMOR DE DIOS
Este nos lleva muy naturalmente a la pregunta ¿cómo puede uno conseguir y mantener este sano temor de Dios? Esto es posible sólo si has nacido en Jesucristo. Solo, vas a temer a Dios en la manera sofocante y destructiva descrita previamente. No requieres una obra especial de Dios en tu vida para estar aterrorizado de Dios. Pero temer a Dios en la manera apropiada es otro asunto. Este requiere una obra de gracia Dios en tu vida. El Espíritu Santo te tiene que impulsar a nacer de nuevo espiritualmente y ser redimido del pecado por la obra de Jesucristo.
Sin salirse este asunto, Pedro nos reta a vivir nuestra vida en temor reverente, cuando conocemos que hemos sido redimidos por la preciosa sangre de Cristo (1 Ped. 1:17–19). Parece que Pedro está diciendo que nuestra redención en Cristo proporciona una doble razón para que tengamos temor de Dios: 1) Debe inspirar un gran concepto de Dios por la manera en que nos salvó. Hemos sido librados del castigo y del poder de nuestro pecado por, nada menos que, la muerte del propio Hijo de Dios, Jesucristo. 2) Pedro afirma que la redención de Cristo incluye la liberación de nuestro antiguo estilo de vida, en lo cual faltaba un temor reverente de Dios (Rom. 3:18).
Tal vez ahora estás pensando, “soy cristiano, pero el temor de Dios no es muy fuerte en mi vida.” Este era el problema de Gregorio: había confesado a Jesucristo como su Señor y Salvador; quería agradar a Dios pero su temor de Dios era pequeño, y su relación con Él, superficial. En tal caso, ¿qué más necesitas para desarrollar en tu vida una conciencia más amplia del Dios vivo y verdadero?
La Palabra de Dios que nos llega por medio de Jeremías nos da pistas importantes en este asunto: “y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios. Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para que tengan bien ellos, y sus hijos después de ellos. Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí.” (Jer. 32:38–40).
Toma nota cuidadosa de lo que este pasaje dice de los que temen de Dios. La gente de Dios, los que pertenecen a él temen a Dios. Le temen porque Dios los inspira a hacerlo y no como una inclinación natural. Él les da unidad de corazón y acción. Pablo reconoce eso y escribió, “Dios, que mandó que a las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.”(2 Cor. 4:6). Pablo dijo que nunca comprenderíamos la majestad y gloria de Dios a menos que Dios encienda la luz en la oscuridad de nuestro corazón. Él tiene que proveer la iluminación de nuestro hombre interior si queremos entender Su esplendor.
EL FACTOR ORACIÓN
Por su convicción, Pablo frecuentemente pide a Dios que se revele. En Efesios, escribe, “Pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo, al glorioso Padre, que les conceda el don espiritual de la sabiduría y se manifieste a ustedes, para que puedan conocerlo verdaderamente.”(Ef. 1:17, Dios Habla Hoy) Mas tarde, en la misma epístola, dice, “Pido.… que Cristo viva en sus corazones por la fe, y que el amor sea la raíz y el fundamento de sus vidas. Y que así puedan comprender… cuán ancho, largo, alto y profundo es el amor de Cristo. Pido, pues, que conozcan ese amor, que es mucho más grande que todo cuanto podemos conocer, para que lleguen a colmarse de la plenitud total de Dios.”(Ef. 3:17–19)
Debemos observar varios factores importantes en estos pasajes. Estos son oraciones dirigidas a Dios, como si fuera algo dirigido a los lectores de la epístola. Pablo no está exhortando ni amonestando directamente a sus lectores. Está orando, pidiendo a Dios que haga algo en esas vidas. Ciertamente, esto implica que sin la ayuda de Dios, no podemos experimentar lo que está describiendo. Además, me impresiona el hecho de que esta petición particular era una que frecuente y continuamente llevó delante de Dios. Dice, “Pido” (tiempo presente), no pedí (tiempo pasado).
Cuando estudias las oraciones de Pablo por los efesios, reconoces que están enfocadas en una sola cosa. El enfoque de las oraciones de Pablo es que Dios nos dé sabiduría y revelación para que podamos conocerle mejor. Para Pablo, el cumplimiento de esta petición era la fuente que abre un mundo de bendición. Si eres un hombre temeroso de Dios, vas a orar porque temes a Dios. Y, mientras oras bien, tu sano temor de Dios va a ser alimentado e incrementado porque oras. Va a ser una dinámica que te habilitará para construir tu familia como Dios quiere.
¿Te acuerdas de Gregorio? Quería ser un buen esposo y padre. Trabajaba duro para dar lo mejor a su familia. Lo quería de veras. Pero reconocía que algo andaba mal en su relación con su familia y con Dios. Gregorio era tan dotado y exitoso en la mayoría de lo que hacía que había llegado a ser demasiado autosuficiente. Estaba tan ocupado que descuidó su vida de oración. Las señas evidentes de esto era una relación distante con Dios y un impacto limitado en su familia. No puedes desarrollar una conciencia de Dios sana y prudente o construir una familia como Dios quiere sin una vida de oración significativa. Sin embargo, la importancia que la oración tenga en esta conexión, es sólo una pieza del rompecabezas.
“ESTAD QUIETOS Y RECONOCED”
Según el Salmo 46, para fomentar una conciencia controlada y penetrante debes “estar quieto y reconocer” que Él es Dios. Esto quiere decir que tomes tiempo de tu marcha frenética de la vida para reflexionar en quién y qué es Dios. El salmo 46 describe a un hombre esperanzado, seguro y valiente en medio de circunstancias inusualmente difíciles. No es su temperamento natural; ha llegado a ser este tipo de hombre porque ha tomado el tiempo de “estar quieto y reconocer que (Él) es Dios.” Te insto a que tu prioridad regular sea el estar quieto y meditar en Dios como está revelado en Jesucristo. Las Escrituras declaran que la gloria de Dios está manifiesta en la faz de Jesús (2 Cor. 4:6). Cristo es “el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia” (Heb. 1:3). Toma tiempo constantemente para reflexionar en la persona y la obra de Jesucristo; quién es y qué hizo, qué está haciendo y qué hará. Busca conocerlo personalmente, habla con Él de lo que tengas en mente.
Observa las escenas de Jesús que nos muestra en el Nuevo Testamento, y trata de hacer una visión de lo que está pasando. Considera cómo vivía y se relacionaba con la gente, igualmente lo que hizo y habló. Imagina lo que estaba pensando o sintiendo. Toma nota de cómo le respondía la gente.
Observa su majestad, su gracia, su sabiduría, su compasión, su justicia, su poder. Mira con frecuencia hacia la cruz donde Jesús murió por tus pecados. Considera el sepulcro vacío de donde resucitó, y los ángeles lo declaraban ser el Hijo de Dios. Imagínate en el monte de Olivos, de donde ascendió a la presencia de Dios el Padre. Contempla el lugar del trono de Dios, donde está sentado, poseyendo toda la autoridad sobre los cielos y la tierra, y desde allí está intercediendo por ti y gobernando todo por el bienestar de la Iglesia. Considera lo que quiere decir todo esto para tu relación con el mundo, con la gente, con la historia y contigo.
Busca junto con Pablo conocer a Cristo de una manera más completa (Fil. 3:10). Que tu conocimiento de Cristo sea de primera mano y no de segunda. He animado a algunas personas que quieren aumentar su relación personal con Jesús a que tengan un momento de compañerismo con Jesús cada hora. Un hombre arregló la alarma de su reloj para que sonara cada hora; esto le recordaba que era tiempo de ir a platicar con Cristo y reflexionar en la Palabra de Dios. Este receso en su rutina fue “la pausa que refresca”, y lo ayudó a desarrollar una vida más piadosa y centrada en Cristo.
LA BIBLIA, CARTA DE DIOS
Considera que, como la Biblia es básicamente una revelación de quién y qué es Dios, tu relación con Dios será alimentada cuando medites fielmente en Su Palabra. “Las Escrituras… dan testimonio de mí,” dijo Jesús en Juan 5:39. David relata que “El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo…el precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre” (Sal. 19:7–9). Fíjate que este pasaje tiene una relación muy íntima con “el temor del Señor”. David dice esto porque sabe que el resultado inevitable del estudio apropiado de la Palabra de Dios incrementará la veneración a Dios. Reconoce que los que van a la Biblia constante y sumisamente para encontrar a Dios no serán defraudados. Porque la Biblia es el libro de Dios (2 Tim. 3:16, 17). Dios ha revelado en ella sus atributos, sus obras, sus propósitos, su voluntad para su pueblo, sus intenciones, sus planes, sus deseos y sus castigos para el mundo que lo rechaza.
Acepta que Dios te está hablando cuando lees las Escrituras. Léelas como leerías una carta de tu amigo más allegado. Los dos están haciendo contacto. De esa manera estás conociendo mejor a tu amigo. Recibe los dichos de la Biblia como el consejo de tu Padre celestial, tu Señor y Salvador personal, el grande y temible Dios de la creación y la redención. No veas sus enseñanzas como reglas abstractas para la vida, o sólo obligaciones. Responde a la Palabra de Dios como uno que por gracia ha sido aceptado en la familia del ser más maravilloso del universo. Ve las Escrituras como una invitación a profundizarte en una relación con tu majestuoso, infinito Padre y Redentor.
Gregorio ha estado aprendiendo esta lección básica. ¿Has aprendido igual que él? Si sí, entonces estás en camino de construir tu familia como Dios quiere. Si no, te animo a arrepentirte, y con la gracia de Dios reorienta tu vida para poner lo primero en primer lugar. Va a ser un mundo de diferencia para ti y tu familia.
TAREAS PARA ESTUDIO Y APLICACIÓN
Haz las tareas individualmente, y luego comenta tus respuestas con tu cónyuge o tu grupo de estudio.
1. Reflexiona (o si es necesario, revisa) este capítulo y contesta las siguientes preguntas
a. Describe en tus propias palabras el problema en la vida de Gregorio y cómo estaba afectando a su familia.
b. ¿Cómo describe el Salmo 128 al esposo o padre de familia que quiere Dios? ¿Cuál es el aspecto más sobresaliente de la vida de este hombre descrito en este salmo?
c. Según la Biblia, ¿por qué es tan importante la relación de un hombre con Dios para sí mismo y para su familia? ¿Cuáles beneficios promete Dios a la persona (y su familia) que hace de su relación con Dios una prioridad?
d. ¿Cuáles dos tipos de “temor de Dios” fueron mencionados en este capítulo? Describe el tipo de temor de Dios que es destructivo. ¿Cuáles ejemplos de la Biblia ilustran este tipo de temor? ¿Puedes pensar en algunos ejemplos históricos o contemporáneos de gentes que tienen el temor de Dios destructivo? ¿Cómo ha afectado este tipo de temor a esas vidas y a las familias? ¿Por qué la gente ha temido a Dios de esta manera? ¿Es real este temor para ellos? ¿Es justificable?
e. Describe el tipo de temor de Dios que es saludable y constructivo. ¿Cómo se le explicarías a alguien que no tiene un concepto bíblico del temor de Dios? ¿Cuáles son sus aspectos? ¿Cuáles ejemplos bíblicos ilustran este temor de Dios? ¿Qué efecto tenía en su vida y su familia?
f. ¿Puedes pensar en unos ejemplos históricos o contemporáneos de gentes que tienen este temor de Dios constructivo? ¿Qué efecto ha tenido en esas vidas y en las familias?
g. ¿Cuáles instrucciones fueron dadas para desarrollar este sano temor de Dios? Tienes algunas sugerencias para poder mantener vivo este vital temor de Dios (o relación con Él)?
h. ¿Estás de acuerdo con la tesis primaria de este capítulo, de que una relación sana con Dios es el aspecto más importante para que seas el tipo de esposo y padre que Dios quiere? ¿Por qué sí? O ¿por qué no?
i. Evalúa tu relación actual con Dios. (Excelente , Buena , Regular , Pobre , No existe ) Explica porqué diste esa respuesta. (Si tienes dificultad en contestar estas tres preguntas, el inciso 2, de abajo, debe ser algo de ayuda)
j. En la práctica, y no sólo en teoría, ¿estás poniendo lo primero en primer lugar? (Con regularidad , Con frecuencia , A veces , Rara vez , Nunca ) Da razones de tu respuesta.
k. ¿Hay alguna manera en que puedes mejorar tu relación con Dios? (Sí , No , Tal vez ). Si es sí, ¿cómo?
2. Medita la lista de los 22 beneficios mostrados en este capítulo, que son prometidos a la persona que teme a Dios. Considera lo que cada uno quiere decir en términos prácticos y de comportamiento. Lee cada declaración y pregúntate: ¿Es esto verdad en mi vida? Con regularidad (=4), Con frecuencia (=3), Algunas veces (=2), Rara vez (=1), Nunca (=0). Según estas declaraciones, el temor de Dios afectará la vida de un hombre en ciertas maneras. Así que, en cierta medida, puedes usar estos beneficios como un medio para evaluar, realmente, la profundidad y la condición de tu relación con Dios. Después de calificarte en cada una de las 22 declaraciones, haz una lista de los lugares donde te calificaste con 0, 1 ó 2. Medita sobre cómo puedes mejorar tu relación con Dios. Tal vez vas a querer escribir una declaración de compromiso, poner tu nombre y firmar, de lo que vas a hacer. Pide diariamente la ayuda de Dios para hacer las mejorías deseadas. Refiérete a tu lista con frecuencia como el medio para evaluarte y motivarte.
3. ¿Qué revelan los siguientes versículos bíblicos acerca de la relación de Abraham con Dios, especialmente de su temor de Dios? ¿Hay indicaciones de cómo Abraham desarrolló y mantuvo su temor de Dios? ¿Qué impacto tuvo en su vida y su familia? Trata de captar las ideas específicas de los que estás haciendo o debes hacer para desarrollar tu relación con Dios y construir tu familia como Dios quiere. En cada pasaje, pregúntate: ¿Que dice Dios de mi relación con Él? ¿Cómo debo aplicar esto a mi vida y a mi familia? ¿Cómo estoy aplicando la enseñanza de este pasaje?
a. 2 Crón. 20:7
b. Isa. 41:8
c. Sant. 2:23
d. Gén. 12:1–8
e. Gén. 13:8, 9
f. Gén. 14:14
g. Gén. 14:22, 23
h. Gén. 14:24
i. Gén. 21:10, 11
j. Gén. 21:11, 12
k. Rom. 4:19–21
4. Estudia los siguientes versículos, y nota lo que cada uno implica: 1) la excelencia de Dios; 2) el temor de Dios; 3) lo que debe ser nuestra relación con Dios; 4) el lugar que debe tener Dios en nuestra vida; 5) cómo desarrollar el temor de Dios y 6) lo que pasa con una persona que teme a Dios.
a. Gén. 5:22
b. Éxo. 15:11
c. Éxo. 34:6, 7
d. Deu. 6:13; 10:12
e. 2 Cró. 20:6–19
f. Sal. 19:7–11
g. Sal. 34:7, 11
h. Sal. 128:1
i. Sal. 130:4
j. Sal. 139:1–6
k. Sal. 139:7–10
l. Sal. 139:13–16
m. Sal. 139:23, 24
n. Sal. 147:11
o. Prov. 1:7
p. Prov. 8:13
q. Prov. 14: 26, 27
r. Prov. 19:23
s. Prov. 28:14
t. Isa. 40:10–31
u. Mat. 10:28
v. Rom. 8:26–39
w. Rom. 11:36
x. Apo. 4:8–11
y. Apo. 5:9–14
z. Apo. 15:3, 4
5. Reflexiona en lo que acabas de estudiar y responde a la siguiente pregunta: ¿Qué diferencia debería hacer todo esto en mi propia vida y en mis relaciones familiares?
Notas:
1. Para más estudio sobre los temas de oración efectiva, cómo aprovechar tu Biblia y desarrollar tu relación con Dios, recomiendo los siguientes recursos: Conociendo a Dios, por J. I Packer; Confiando en Dios, por Jerry Bridges; Entre Walden y el Torbellino, por Jean Fleming; Orar Con Tus Ojos Abiertos, por Richard Pratt; Cómo Orar con Efectividad, por Wayne Mack (cinta); El Uso Práctico y Provechoso de la Biblia, por Wayne Mack (cinta); Meditación Espiritual, por Wayne Mack (2 cintas). Puedes comprar los libros en una librería cristiana, o en Biblical Counseling and Living Supplies, 2299 Brodhead Road, Bethlehem, Pa. 18017.
2. Información adicional con consejo específico para esposos puede ser encontrada en tres libros de Wayne A. Mack; Fortaleciendo Tu Matrimonio, Un Manual de Tarea para Vida Bíblica, Vol 2 (Philipsburg, N:J.; Presbyterian and Reformed, 1977 y 1980) y Preparando Para el Matrimonio Como Dios Quiere (Tulsa, Okl.; Hensley, 1986). Cintas cassette por Wayne Mack sobre relaciones entre esposo y esposa, relaciones sexuales, y finanzas están disponibles. Estos materiales de estudio pueden ser conseguidos en Biblical Counseling and Living Supplies, 2299 Brodhead Road, Bethlehem, Pa. 18017.
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 29MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
El Cimiento de las Relaciones Familiares Que Honran a Dios
LO PRIMERO ES LO PRIMERO ¡ESPOSO Y PADRE AL MÁXIMO!
Cuando la mayoría de la gente observaba a Gregorio (un seudónimo), veían en él todos los signos del éxito. Era un hombre bien vestido, inteligente, tenía una esposa atractiva y culta y dos niños dotados. A la edad de cuarenta era muy rico; además, era un líder distinguido en su congregación. Gregorio parecía ser el modelo de un hombre de éxito.
Sin embargo, allí estaban sentados, él por un lado y su esposa por el otro lado, frente a mí, en mi oficina de consejería. Aparentemente habían venido a buscar consejo para tratar con un pariente problemático; pero era evidente que el problema verdadero eran ellos mismos. Gregorio tenía éxito en muchas áreas de la vida, pero en lo verdaderamente vital no estaba bien. Tanto él como su esposa concordaban en que él tenía serias deficiencias como esposo y padre.
Su esposa estaba bien lastimada y se sentía apartada de él. “Lo admiro mucho,” reconoció, “pero no siento que en realidad él me quiera o me respete. No deja acercarme. Yo quiero que convivamos más, especialmente en las cosas espirituales. Pero no hay manera.” Gregorio reconoció que estaba descomponiendo su relación por cosas que él había hecho o dejado de hacer. Confesó, “Mi esposa es muy piadosa, cariñosa, pero yo no pongo la parte que me corresponde de cooperación en el hogar”.
Gregorio y su esposa no se estaban animando mutuamente ni se estimulaban uno al otro al amor y las buenas obras (Prov. 27:17; Heb. 10:24, 25). En sus relaciones con sus hijos había casi nada de acercamiento emocional. Él no estaba muy interesado en compartirles la instrucción (consejo) y disciplina del Señor. Por descuido, eso había llegado a ser responsabilidad de su esposa, principalmente. Su influencia en la vida había sido mínima. De hecho, cuando sus hijos llegaron a la adolescencia, la distancia entre ellos se hizo más grande.
Gregorio representa cientos de hombres que conozco y miles que no he conocido. Tal vez tú seas uno de ellos. Tal vez no tengas tanto éxito en los negocios como él, y creas que eres un cristiano que quiere ser un mejor esposo y padre.
LA CLAVE
En este capítulo, quiero compartir contigo la perspectiva de Dios, que nos muestra el factor más importante para llegar a ser esposo y padre. Dios ve este factor como la clave para convertir a un hombre en una bendición poderosa para su familia. Este es el elemento que hacía falta en la vida de Gregorio.
¿Cuál es este factor clave? Salmo 128:1–4 lo describe así:
“Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos. Cuando comieres el trabajo de tus manos, bienaventurado serás, y te irá bien. Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa. Tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa. He aquí que así será bendecido el hombre que teme a Jehová.”
Aquí tenemos un cuadro de los varios aspectos de la familia ideal de Dios: cómo son, cómo funcionan, cómo se relacionan uno con el otro, y lo que los esfuerza y motiva para lograrlo. En este capítulo vamos a considerar lo que el salmo enseña sobre el esposo y padre. En los siguientes dos capítulos vamos a enfocar nuestra atención en la descripción de la esposa y madre y los hijos.
LOS BENEFICIOS DE TEMER A DIOS
Este salmo indica que para ser el tipo de esposo y padre que Dios quiere que seas, debes ser un hombre que teme a Dios (v. 1, 4). Un temor apropiado de Dios te va a convertir en una bendición extraordinaria para tu esposa y tus hijos. Serás apreciado por tu familia. Llegarás a ser un esposo y padre efectivo. El temor de Dios va a ser la tierra en donde crecerá tu influencia positiva y la razón básica que hará que tu familia se levante y te bendiga. Te animo a meditar en lo que la Biblia dice que te va a ocurrir, a un hombre que teme a Dios.
Dios dice que los que temen a Dios:
1. Recibirán instrucción divina en cuanto a las selecciones que deben hacer (Sal. 25:12).
2. Son prósperos en todo (Sal. 25:13; 112:3).
3. Experimentan la bondad de Dios (Sal. 31:19).
4. Son objeto especial de la protección de Dios (Sal. 31:20).
5. Tienen hijos a quienes Dios muestra gran compasión (Sal. 103:11–18).
6. Tienen descendientes que van a ser grandes en la tierra (Sal. 112:2).
7. Son motivados a ser amables y generosos (Sal. 112:4, 5)
8. Van a demostrar más confianza y valentía (Sal. 112:6–8; Prov. 14:26)
9. Van a experimentar el contentamiento (Sal. 112:5, 6; Prov. 19:23)
10. Van a ser gente de oración, y sus oraciones serán escuchadas (Sal. 145:19)
11. Son bendecidos con sabiduría (Prov. 1:7; 9:10)
12. Aceptan la enseñanza y apacibles (Prov. 8:13; 14:26; 15:33; Hech. 9:31).
13. Se caracterizan por su integridad y su lealtad (Job. 2:3).
14. Son considerados y amables (Sal. 112:4–5).
15. Son notables por su conversación constructiva (Mal. 3:16).
16. Son pacientes, esperanzados y genuinos (Sal. 147:11).
17. Perseveran en hacer lo bueno (Sal. 112:3, 5; 2 Cor. 7:1).
18. Trabajan duro, pero no tanto como para no dedicar un tiempo a la diversión (Sal. 128:3).
19. Aceptan la responsabilidad de su propia familia pero sin exceso (Sal. 128:3).
20. Están dedicados a su familia y la consideran una fuente de mucha satisfacción (Sal. 128:1–4).
21. Se deleitan en adorar a Dios (Apoc. 14:7).
22. Aman las Escrituras y ordenen su vida según los mandamientos de Dios (Sal. 112:1; Ecl. 12:13).
¿Cómo aplica todo esto mi amigo Gregorio a sus problemas de familia? Ciertamente, él necesitaba instrucciones específicas para los temas que lo involucran como esposo y padre. En el curso de consejería, discutimos estos temas en detalle. Él necesitaba un temor de Dios sano y prudente en su vida.
LO QUE ES EL TEMOR DE DIOS
¿Qué quiere decir “ser un hombre que teme a Dios”? Respuestas confusas a esta pregunta te pueden impedir construir una familia como Dios quiere. Algunas personas tienen un temor a Dios que es pesado, hasta opresivo. Si piensan en Dios les provoca ansiedad, miedo o pavor. Su temor a Dios es debilitante; una maldición en vez de una bendición. Creen que Dios está para agarrarlos, que es malhumorado, vengativo e irritante.
Un ejemplo de esta clase de temor lo vemos en la historia que Jesús contó sobre los tres hombres que recibieron los talentos. Dos de los hombres invirtieron sus talentos y produjeron ganancias. El tercero no puso a trabajar su talento. Cuando los llamaron a dar cuentas, éste último explicó su inactividad diciendo, “Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento” (Mat. 25:24–25, énfasis añadido).
El miedo de este hombre lo hizo inútil para actuar. El concepto que tenía de su maestro era de un déspota vengativo que se deleitaba en avergonzar a la gente, y dar rienda suelta a la venganza. Tal actitud derrotista refleja la visión de mucha gente hoy en día. Viven con miedo de otras personas, las circunstancias o lo que pueda pasar. Consideran a Dios de la misma manera que este hombre de la historia veía a su maestro.
Pero el temor de Mat. 25:25 no es el temor de Dios descrito en el Salmo 128. El primero te va a empobrecer y a tu familia; y el segundo va a enriquecer tu vida. El miedo de Mat. 25:25 causará que seas inseguro, descontento, no perdonador, odioso, autoritario o esclavo. Pero el temor del Salmo 128 produce efectos opuestos: es constructivo, no destructivo, te llevará hacia Dios, no te mandará lejos de Él; te va a estimular a la acción responsable, no a engendrar pereza; te motivará a que busques a los demás, no a esconderte; te ayudará a servir a otros y a desminuir tu egoísmo y a demoler otros temores que te han impedido vivir con confianza, gozo y fruto.
Las Escrituras aseveran que si estás en unión con Cristo Jesús, no tienes porqué estar cautivo a un miedo que involucra el pavor a Dios. Si no has experimentado el perdón de Dios por la redención de Cristo, tienes toda la razón para tener miedo de Dios porque nunca has hecho las paces con Él. Pero si has confiado en Cristo para la salvación y el perdón de tus pecados, confesándolo como Señor, la Biblia dice que, no tienes causa de estar bajo este tipo de miedo. Dios te ha dado el espíritu de ser Su hijo y el derecho de llamarle Padre (Rom. 8:15). Y como hijo del Padre celestial, amoroso y compasivo, eres un heredero de la gloria (Rom. 8:17), estás justificado, reconciliado con Dios y salvado de la ira de Dios por medio de Jesús (Rom. 5:9–10). Por tu relación con Jesús, no tienes que estar perturbado al pensar en Dios. De hecho, ahora tienes toda la razón para gozarte en Dios, temiéndolo en la manera positiva, descrita en el Salmo 128. Y eso nos lleva a preguntar exactamente que quiere decir temor de Dios.
De manera sencilla: el temor de Dios es la respuesta inevitable de un entendimiento creciente y bíblico de, y una relación con, el verdadero y viviente Dios quien ha sido revelado por Jesucristo.
La esencia del temor de Dios lo ilustra vívidamente la vida de Moisés en Éxodo 15:1–18. Antes de este pasaje, Moisés tuvo una experiencia que engrandeció bastante su concepto de Dios. El Señor había rescatado milagrosamente y con poder a Su pueblo de la destrucción segura a manos de los egipcios. Dios había partido las aguas del mar Rojo y permitido a los Israelitas,.
EL PODER MOTIVADOR DEL TEMOR DE DIOS
Un temor de Dios sano y prudente hará lo mismo por ti y por mí. Un sentido más amplio 1) de la presencia de Dios, 2) de la majestad incomparable de Dios, 3) de la misericordia abundante y gracia de Dios, 4) de la lealtad de Dios, 5) de tu dependencia en Dios y tu responsabilidad hacia Él, 6) de tu relación con Dios y la prioridad de esa relación, 7) de la perfección suprema de Dios cambiará la dirección de tu vida, en todo aspecto, te llevará a una entrega amorosa y sin reservas a Dios; te impulsará a estructurar tu vida, ordenar tus asuntos y relaciones y a hacer decisiones según la voluntad de Dios. Vas a ser un hombre que camina con Dios en comunión íntima. Tu vida girará alrededor de Él para que puedas decir con Pablo, “para mí el vivir es Cristo”. Vas a estar estimulado y fortalecido para relacionarte con tu esposa y tu familia, a la manera de Dios. Llegarás a ser el hombre bendito (feliz) del Salmo 128, que se convierte en una bendición para su esposa y sus hijos. Construir una familia como Dios quiere no quedará como “el sueño imposible”, sino que será una realidad.
ADQUIRIENDO Y MANTENIENDO EL TEMOR DE DIOS
Este nos lleva muy naturalmente a la pregunta ¿cómo puede uno conseguir y mantener este sano temor de Dios? Esto es posible sólo si has nacido en Jesucristo. Solo, vas a temer a Dios en la manera sofocante y destructiva descrita previamente. No requieres una obra especial de Dios en tu vida para estar aterrorizado de Dios. Pero temer a Dios en la manera apropiada es otro asunto. Este requiere una obra de gracia Dios en tu vida. El Espíritu Santo te tiene que impulsar a nacer de nuevo espiritualmente y ser redimido del pecado por la obra de Jesucristo.
Sin salirse este asunto, Pedro nos reta a vivir nuestra vida en temor reverente, cuando conocemos que hemos sido redimidos por la preciosa sangre de Cristo (1 Ped. 1:17–19). Parece que Pedro está diciendo que nuestra redención en Cristo proporciona una doble razón para que tengamos temor de Dios: 1) Debe inspirar un gran concepto de Dios por la manera en que nos salvó. Hemos sido librados del castigo y del poder de nuestro pecado por, nada menos que, la muerte del propio Hijo de Dios, Jesucristo. 2) Pedro afirma que la redención de Cristo incluye la liberación de nuestro antiguo estilo de vida, en lo cual faltaba un temor reverente de Dios (Rom. 3:18).
Tal vez ahora estás pensando, “soy cristiano, pero el temor de Dios no es muy fuerte en mi vida.” Este era el problema de Gregorio: había confesado a Jesucristo como su Señor y Salvador; quería agradar a Dios pero su temor de Dios era pequeño, y su relación con Él, superficial. En tal caso, ¿qué más necesitas para desarrollar en tu vida una conciencia más amplia del Dios vivo y verdadero?
La Palabra de Dios que nos llega por medio de Jeremías nos da pistas importantes en este asunto: “y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios. Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para que tengan bien ellos, y sus hijos después de ellos. Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí.” (Jer. 32:38–40).
Toma nota cuidadosa de lo que este pasaje dice de los que temen de Dios. La gente de Dios, los que pertenecen a él temen a Dios. Le temen porque Dios los inspira a hacerlo y no como una inclinación natural. Él les da unidad de corazón y acción. Pablo reconoce eso y escribió, “Dios, que mandó que a las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.”(2 Cor. 4:6). Pablo dijo que nunca comprenderíamos la majestad y gloria de Dios a menos que Dios encienda la luz en la oscuridad de nuestro corazón. Él tiene que proveer la iluminación de nuestro hombre interior si queremos entender Su esplendor.
EL FACTOR ORACIÓN
Por su convicción, Pablo frecuentemente pide a Dios que se revele. En Efesios, escribe, “Pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo, al glorioso Padre, que les conceda el don espiritual de la sabiduría y se manifieste a ustedes, para que puedan conocerlo verdaderamente.”(Ef. 1:17, Dios Habla Hoy) Mas tarde, en la misma epístola, dice, “Pido.… que Cristo viva en sus corazones por la fe, y que el amor sea la raíz y el fundamento de sus vidas. Y que así puedan comprender… cuán ancho, largo, alto y profundo es el amor de Cristo. Pido, pues, que conozcan ese amor, que es mucho más grande que todo cuanto podemos conocer, para que lleguen a colmarse de la plenitud total de Dios.”(Ef. 3:17–19)
Debemos observar varios factores importantes en estos pasajes. Estos son oraciones dirigidas a Dios, como si fuera algo dirigido a los lectores de la epístola. Pablo no está exhortando ni amonestando directamente a sus lectores. Está orando, pidiendo a Dios que haga algo en esas vidas. Ciertamente, esto implica que sin la ayuda de Dios, no podemos experimentar lo que está describiendo. Además, me impresiona el hecho de que esta petición particular era una que frecuente y continuamente llevó delante de Dios. Dice, “Pido” (tiempo presente), no pedí (tiempo pasado).
Cuando estudias las oraciones de Pablo por los efesios, reconoces que están enfocadas en una sola cosa. El enfoque de las oraciones de Pablo es que Dios nos dé sabiduría y revelación para que podamos conocerle mejor. Para Pablo, el cumplimiento de esta petición era la fuente que abre un mundo de bendición. Si eres un hombre temeroso de Dios, vas a orar porque temes a Dios. Y, mientras oras bien, tu sano temor de Dios va a ser alimentado e incrementado porque oras. Va a ser una dinámica que te habilitará para construir tu familia como Dios quiere.
¿Te acuerdas de Gregorio? Quería ser un buen esposo y padre. Trabajaba duro para dar lo mejor a su familia. Lo quería de veras. Pero reconocía que algo andaba mal en su relación con su familia y con Dios. Gregorio era tan dotado y exitoso en la mayoría de lo que hacía que había llegado a ser demasiado autosuficiente. Estaba tan ocupado que descuidó su vida de oración. Las señas evidentes de esto era una relación distante con Dios y un impacto limitado en su familia. No puedes desarrollar una conciencia de Dios sana y prudente o construir una familia como Dios quiere sin una vida de oración significativa. Sin embargo, la importancia que la oración tenga en esta conexión, es sólo una pieza del rompecabezas.
“ESTAD QUIETOS Y RECONOCED”
Según el Salmo 46, para fomentar una conciencia controlada y penetrante debes “estar quieto y reconocer” que Él es Dios. Esto quiere decir que tomes tiempo de tu marcha frenética de la vida para reflexionar en quién y qué es Dios. El salmo 46 describe a un hombre esperanzado, seguro y valiente en medio de circunstancias inusualmente difíciles. No es su temperamento natural; ha llegado a ser este tipo de hombre porque ha tomado el tiempo de “estar quieto y reconocer que (Él) es Dios.” Te insto a que tu prioridad regular sea el estar quieto y meditar en Dios como está revelado en Jesucristo. Las Escrituras declaran que la gloria de Dios está manifiesta en la faz de Jesús (2 Cor. 4:6). Cristo es “el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia” (Heb. 1:3). Toma tiempo constantemente para reflexionar en la persona y la obra de Jesucristo; quién es y qué hizo, qué está haciendo y qué hará. Busca conocerlo personalmente, habla con Él de lo que tengas en mente.
Observa las escenas de Jesús que nos muestra en el Nuevo Testamento, y trata de hacer una visión de lo que está pasando. Considera cómo vivía y se relacionaba con la gente, igualmente lo que hizo y habló. Imagina lo que estaba pensando o sintiendo. Toma nota de cómo le respondía la gente.
Observa su majestad, su gracia, su sabiduría, su compasión, su justicia, su poder. Mira con frecuencia hacia la cruz donde Jesús murió por tus pecados. Considera el sepulcro vacío de donde resucitó, y los ángeles lo declaraban ser el Hijo de Dios. Imagínate en el monte de Olivos, de donde ascendió a la presencia de Dios el Padre. Contempla el lugar del trono de Dios, donde está sentado, poseyendo toda la autoridad sobre los cielos y la tierra, y desde allí está intercediendo por ti y gobernando todo por el bienestar de la Iglesia. Considera lo que quiere decir todo esto para tu relación con el mundo, con la gente, con la historia y contigo.
Busca junto con Pablo conocer a Cristo de una manera más completa (Fil. 3:10). Que tu conocimiento de Cristo sea de primera mano y no de segunda. He animado a algunas personas que quieren aumentar su relación personal con Jesús a que tengan un momento de compañerismo con Jesús cada hora. Un hombre arregló la alarma de su reloj para que sonara cada hora; esto le recordaba que era tiempo de ir a platicar con Cristo y reflexionar en la Palabra de Dios. Este receso en su rutina fue “la pausa que refresca”, y lo ayudó a desarrollar una vida más piadosa y centrada en Cristo.
LA BIBLIA, CARTA DE DIOS
Considera que, como la Biblia es básicamente una revelación de quién y qué es Dios, tu relación con Dios será alimentada cuando medites fielmente en Su Palabra. “Las Escrituras… dan testimonio de mí,” dijo Jesús en Juan 5:39. David relata que “El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo…el precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre” (Sal. 19:7–9). Fíjate que este pasaje tiene una relación muy íntima con “el temor del Señor”. David dice esto porque sabe que el resultado inevitable del estudio apropiado de la Palabra de Dios incrementará la veneración a Dios. Reconoce que los que van a la Biblia constante y sumisamente para encontrar a Dios no serán defraudados. Porque la Biblia es el libro de Dios (2 Tim. 3:16, 17). Dios ha revelado en ella sus atributos, sus obras, sus propósitos, su voluntad para su pueblo, sus intenciones, sus planes, sus deseos y sus castigos para el mundo que lo rechaza.
Acepta que Dios te está hablando cuando lees las Escrituras. Léelas como leerías una carta de tu amigo más allegado. Los dos están haciendo contacto. De esa manera estás conociendo mejor a tu amigo. Recibe los dichos de la Biblia como el consejo de tu Padre celestial, tu Señor y Salvador personal, el grande y temible Dios de la creación y la redención. No veas sus enseñanzas como reglas abstractas para la vida, o sólo obligaciones. Responde a la Palabra de Dios como uno que por gracia ha sido aceptado en la familia del ser más maravilloso del universo. Ve las Escrituras como una invitación a profundizarte en una relación con tu majestuoso, infinito Padre y Redentor.
Gregorio ha estado aprendiendo esta lección básica. ¿Has aprendido igual que él? Si sí, entonces estás en camino de construir tu familia como Dios quiere. Si no, te animo a arrepentirte, y con la gracia de Dios reorienta tu vida para poner lo primero en primer lugar. Va a ser un mundo de diferencia para ti y tu familia.
TAREAS PARA ESTUDIO Y APLICACIÓN
Haz las tareas individualmente, y luego comenta tus respuestas con tu cónyuge o tu grupo de estudio.
1. Reflexiona (o si es necesario, revisa) este capítulo y contesta las siguientes preguntas
a. Describe en tus propias palabras el problema en la vida de Gregorio y cómo estaba afectando a su familia.
b. ¿Cómo describe el Salmo 128 al esposo o padre de familia que quiere Dios? ¿Cuál es el aspecto más sobresaliente de la vida de este hombre descrito en este salmo?
c. Según la Biblia, ¿por qué es tan importante la relación de un hombre con Dios para sí mismo y para su familia? ¿Cuáles beneficios promete Dios a la persona (y su familia) que hace de su relación con Dios una prioridad?
d. ¿Cuáles dos tipos de “temor de Dios” fueron mencionados en este capítulo? Describe el tipo de temor de Dios que es destructivo. ¿Cuáles ejemplos de la Biblia ilustran este tipo de temor? ¿Puedes pensar en algunos ejemplos históricos o contemporáneos de gentes que tienen el temor de Dios destructivo? ¿Cómo ha afectado este tipo de temor a esas vidas y a las familias? ¿Por qué la gente ha temido a Dios de esta manera? ¿Es real este temor para ellos? ¿Es justificable?
e. Describe el tipo de temor de Dios que es saludable y constructivo. ¿Cómo se le explicarías a alguien que no tiene un concepto bíblico del temor de Dios? ¿Cuáles son sus aspectos? ¿Cuáles ejemplos bíblicos ilustran este temor de Dios? ¿Qué efecto tenía en su vida y su familia?
f. ¿Puedes pensar en unos ejemplos históricos o contemporáneos de gentes que tienen este temor de Dios constructivo? ¿Qué efecto ha tenido en esas vidas y en las familias?
g. ¿Cuáles instrucciones fueron dadas para desarrollar este sano temor de Dios? Tienes algunas sugerencias para poder mantener vivo este vital temor de Dios (o relación con Él)?
h. ¿Estás de acuerdo con la tesis primaria de este capítulo, de que una relación sana con Dios es el aspecto más importante para que seas el tipo de esposo y padre que Dios quiere? ¿Por qué sí? O ¿por qué no?
i. Evalúa tu relación actual con Dios. (Excelente , Buena , Regular , Pobre , No existe ) Explica porqué diste esa respuesta. (Si tienes dificultad en contestar estas tres preguntas, el inciso 2, de abajo, debe ser algo de ayuda)
j. En la práctica, y no sólo en teoría, ¿estás poniendo lo primero en primer lugar? (Con regularidad , Con frecuencia , A veces , Rara vez , Nunca ) Da razones de tu respuesta.
k. ¿Hay alguna manera en que puedes mejorar tu relación con Dios? (Sí , No , Tal vez ). Si es sí, ¿cómo?
2. Medita la lista de los 22 beneficios mostrados en este capítulo, que son prometidos a la persona que teme a Dios. Considera lo que cada uno quiere decir en términos prácticos y de comportamiento. Lee cada declaración y pregúntate: ¿Es esto verdad en mi vida? Con regularidad (=4), Con frecuencia (=3), Algunas veces (=2), Rara vez (=1), Nunca (=0). Según estas declaraciones, el temor de Dios afectará la vida de un hombre en ciertas maneras. Así que, en cierta medida, puedes usar estos beneficios como un medio para evaluar, realmente, la profundidad y la condición de tu relación con Dios. Después de calificarte en cada una de las 22 declaraciones, haz una lista de los lugares donde te calificaste con 0, 1 ó 2. Medita sobre cómo puedes mejorar tu relación con Dios. Tal vez vas a querer escribir una declaración de compromiso, poner tu nombre y firmar, de lo que vas a hacer. Pide diariamente la ayuda de Dios para hacer las mejorías deseadas. Refiérete a tu lista con frecuencia como el medio para evaluarte y motivarte.
3. ¿Qué revelan los siguientes versículos bíblicos acerca de la relación de Abraham con Dios, especialmente de su temor de Dios? ¿Hay indicaciones de cómo Abraham desarrolló y mantuvo su temor de Dios? ¿Qué impacto tuvo en su vida y su familia? Trata de captar las ideas específicas de los que estás haciendo o debes hacer para desarrollar tu relación con Dios y construir tu familia como Dios quiere. En cada pasaje, pregúntate: ¿Que dice Dios de mi relación con Él? ¿Cómo debo aplicar esto a mi vida y a mi familia? ¿Cómo estoy aplicando la enseñanza de este pasaje?
a. 2 Crón. 20:7
b. Isa. 41:8
c. Sant. 2:23
d. Gén. 12:1–8
e. Gén. 13:8, 9
f. Gén. 14:14
g. Gén. 14:22, 23
h. Gén. 14:24
i. Gén. 21:10, 11
j. Gén. 21:11, 12
k. Rom. 4:19–21
4. Estudia los siguientes versículos, y nota lo que cada uno implica: 1) la excelencia de Dios; 2) el temor de Dios; 3) lo que debe ser nuestra relación con Dios; 4) el lugar que debe tener Dios en nuestra vida; 5) cómo desarrollar el temor de Dios y 6) lo que pasa con una persona que teme a Dios.
a. Gén. 5:22
b. Éxo. 15:11
c. Éxo. 34:6, 7
d. Deu. 6:13; 10:12
e. 2 Cró. 20:6–19
f. Sal. 19:7–11
g. Sal. 34:7, 11
h. Sal. 128:1
i. Sal. 130:4
j. Sal. 139:1–6
k. Sal. 139:7–10
l. Sal. 139:13–16
m. Sal. 139:23, 24
n. Sal. 147:11
o. Prov. 1:7
p. Prov. 8:13
q. Prov. 14: 26, 27
r. Prov. 19:23
s. Prov. 28:14
t. Isa. 40:10–31
u. Mat. 10:28
v. Rom. 8:26–39
w. Rom. 11:36
x. Apo. 4:8–11
y. Apo. 5:9–14
z. Apo. 15:3, 4
5. Reflexiona en lo que acabas de estudiar y responde a la siguiente pregunta: ¿Qué diferencia debería hacer todo esto en mi propia vida y en mis relaciones familiares?
Notas:
1. Para más estudio sobre los temas de oración efectiva, cómo aprovechar tu Biblia y desarrollar tu relación con Dios, recomiendo los siguientes recursos: Conociendo a Dios, por J. I Packer; Confiando en Dios, por Jerry Bridges; Entre Walden y el Torbellino, por Jean Fleming; Orar Con Tus Ojos Abiertos, por Richard Pratt; Cómo Orar con Efectividad, por Wayne Mack (cinta); El Uso Práctico y Provechoso de la Biblia, por Wayne Mack (cinta); Meditación Espiritual, por Wayne Mack (2 cintas). Puedes comprar los libros en una librería cristiana, o en Biblical Counseling and Living Supplies, 2299 Brodhead Road, Bethlehem, Pa. 18017.
2. Información adicional con consejo específico para esposos puede ser encontrada en tres libros de Wayne A. Mack; Fortaleciendo Tu Matrimonio, Un Manual de Tarea para Vida Bíblica, Vol 2 (Philipsburg, N:J.; Presbyterian and Reformed, 1977 y 1980) y Preparando Para el Matrimonio Como Dios Quiere (Tulsa, Okl.; Hensley, 1986). Cintas cassette por Wayne Mack sobre relaciones entre esposo y esposa, relaciones sexuales, y finanzas están disponibles. Estos materiales de estudio pueden ser conseguidos en Biblical Counseling and Living Supplies, 2299 Brodhead Road, Bethlehem, Pa. 18017.
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Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6