Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6
Al viajar por el camino de la vida, especialmente quienes estamos en liderazgo en el cuerpo de Cristo, nos damos cuenta de que Dios ha puesto “señales” para que evitemos desgracias. A menudo vemos sitios marcados con cruces en las vías públicas donde algunos murieron por falta de precaución. El motivo de escribir sobre este tema es salvar a los siervos de Dios, pastores y otros líderes (y creyentes en general), de la desgracia de caer en una de las trampas más sutiles y efectivas que nuestro enemigo, Satanás, ha podido usar contra nosotros: la inmoralidad, el pecado sexual.
Las cifras que presentaremos son alarmantes (aunque algunas estadísticas son tomadas de los Estados Unidos), de muchas denominaciones, grupos y ministerios, nos dan un cuadro general de la problemática que vive el cuerpo de Cristo en todo el mundo. (Las estadísticas son más accesibles en ese país debido a estudios y encuestas realizados). Aunque las estadísticas pueden variar por factores culturales o sociales, sospecho que no son muy diferentes de otros países del mundo. La naturaleza humana, con sus debilidades y tendencias, sigue siendo igual en todos los ámbitos culturales del planeta. Algunos de los casos citados son de líderes de América Latina.
Las palabras de Cristo en Mateo 26:41 hacen eco en nuestros tiempos con resonante impacto: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”. La mayoría de las personas que caen moralmente no tienen intenciones de hacerlo. Es más, afirman que ese tipo de situación no es problema para ellos, que tienen control de sus emociones, acciones y decisiones. Sin embargo, al sentirse fuertes y en control bajan la guardia y luego, cuando menos lo esperan, una tentación los atrapa y caen. “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Cor. 10:12).
Este es un mensaje de advertencia para quienes se encuentran en un tramo donde hay “curvas peligrosas”.
A la vez es una súplica para que se detengan, reconsideren y vuelvan a un camino más seguro: el de obediencia a La Palabra de Dios y a una vida de santidad y rectitud. El pecado sexual sólo lleva hacia la tragedia, y el precio es demasiado elevado. También es mi deseo que este estudio sea útil para quienes ministran a otros líderes y creyentes caídos.
Aunque habla de otros tipos de pecado sexual que pueden atrapar a los líderes, el estudio se enfoca principalmente en la inmoralidad (fornicación) y el adulterio, la infidelidad matrimonial.
Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja, halla perdón (Prov. 28:13 NVI).
Nadie está exento de caer en este tipo de tentación, absolutamente nadie. El pastor y escritor Bill Perkins dijo:
Por lo tanto, este estudio, está dirigido a tres clases de personas:
Notas
1 Perkins, Bill, When Good Men Are Tempted, (Cuando los hombres buenos son tentados), E.U., Zondervan Publishers, 1997, 2007, p. 88
2 La mayoría de quienes caen son varones, por eso en la mayoría de los casos usamos términos masculinos como “el líder”, “el marido”, “el extraviado” o “el varón”, etc. Sin embargo, en la actualidad la tentación de la infidelidad también es grande y sutil para la mujer. De hecho, ha habido un incremento notable en problemas de esta índole entre esposas jóvenes, las cuales constituyen el grupo de mayor crecimiento con este problema. (De hecho, esposas jóvenes con siete años o menos de casada, constituyen este grupo de mayor crecimiento en infidelidad).
* Esto se debe al hecho de que la mujer ha entrado, en números crecientes, a los lugares de trabajo y se encuentra cada vez más en contacto con personas y situaciones donde la tentación se presenta con mayor facilidad.
La “liberación femenina” ha tenido una influencia notable en esta área. Por eso los lectores de este libro deben tomar en cuenta que el caso puede ser invertido y los mismos principios y verdades bíblicas se aplican también a mujeres.
3 Dave Carder, enseñando en el “Curso Healthy Sexuality” (“Sexualidad sana”) de Light University, Forest, Virginia, p. 276ss
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Estudio Próximo: La inmoralidad -¿Problema o epidemia?
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Al viajar por las carreteras encontramos señales que nos advierten de peligros potenciales que ponen en riesgo nuestra vida. Nos alertan y previenen para que disminuyamos la velocidad o, en algunos casos, nos detengamos. El propósito de las señales es evitar tragedias.
El conductor sabio hace caso, disminuye la velocidad, y aplica la precaución correspondiente. Una de esas señales es: “Curvas peligrosas”.
El conductor sabio hace caso, disminuye la velocidad, y aplica la precaución correspondiente. Una de esas señales es: “Curvas peligrosas”.
Al viajar por el camino de la vida, especialmente quienes estamos en liderazgo en el cuerpo de Cristo, nos damos cuenta de que Dios ha puesto “señales” para que evitemos desgracias. A menudo vemos sitios marcados con cruces en las vías públicas donde algunos murieron por falta de precaución. El motivo de escribir sobre este tema es salvar a los siervos de Dios, pastores y otros líderes (y creyentes en general), de la desgracia de caer en una de las trampas más sutiles y efectivas que nuestro enemigo, Satanás, ha podido usar contra nosotros: la inmoralidad, el pecado sexual.
Las cifras que presentaremos son alarmantes (aunque algunas estadísticas son tomadas de los Estados Unidos), de muchas denominaciones, grupos y ministerios, nos dan un cuadro general de la problemática que vive el cuerpo de Cristo en todo el mundo. (Las estadísticas son más accesibles en ese país debido a estudios y encuestas realizados). Aunque las estadísticas pueden variar por factores culturales o sociales, sospecho que no son muy diferentes de otros países del mundo. La naturaleza humana, con sus debilidades y tendencias, sigue siendo igual en todos los ámbitos culturales del planeta. Algunos de los casos citados son de líderes de América Latina.
Las palabras de Cristo en Mateo 26:41 hacen eco en nuestros tiempos con resonante impacto: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”. La mayoría de las personas que caen moralmente no tienen intenciones de hacerlo. Es más, afirman que ese tipo de situación no es problema para ellos, que tienen control de sus emociones, acciones y decisiones. Sin embargo, al sentirse fuertes y en control bajan la guardia y luego, cuando menos lo esperan, una tentación los atrapa y caen. “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Cor. 10:12).
Este es un mensaje de advertencia para quienes se encuentran en un tramo donde hay “curvas peligrosas”.
A la vez es una súplica para que se detengan, reconsideren y vuelvan a un camino más seguro: el de obediencia a La Palabra de Dios y a una vida de santidad y rectitud. El pecado sexual sólo lleva hacia la tragedia, y el precio es demasiado elevado. También es mi deseo que este estudio sea útil para quienes ministran a otros líderes y creyentes caídos.
Aunque habla de otros tipos de pecado sexual que pueden atrapar a los líderes, el estudio se enfoca principalmente en la inmoralidad (fornicación) y el adulterio, la infidelidad matrimonial.
Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja, halla perdón (Prov. 28:13 NVI).
Nadie está exento de caer en este tipo de tentación, absolutamente nadie. El pastor y escritor Bill Perkins dijo:
“Si crees que no podrías caer en este pecado, entonces eres más santo que David, más fuerte que Sansón, y más sabio que Salomón”.
Otro líder de mucha experiencia declaró a un grupo de pastores: “Es probable que haya por lo menos una docena de mujeres en tu iglesia dispuestas a acostarse contigo”. Las tentaciones son muchas, sutiles y fuertes. Son muchos los que han caído en ellas, pero hay esperanza. Si los líderes cristianos reconocemos los peligros y hacemos caso a las señales de advertencia, podremos salvarnos de la desgracia, el dolor, la angustia, y la vergüenza de una caída moral. Salvar siquiera a un solo líder de esa desgracia valdrá la pena, y hará que todos nuestros esfuerzos sean recompensados.
Por lo tanto, este estudio, está dirigido a tres clases de personas:
- A quienes en este tiempo están practicando algún tipo de pecado sexual y están pisando un terreno peligroso, para que sepan escapar de la trampa y restauren la pureza moral en sus vidas;
- A quienes no han caído, para que les sirva de prevención y ánimo para evitar la trampa, y
- a quienes ayudan a otros a ganar la batalla de la tentación sexual. Mi deseo es que todo líder y todo creyente en Cristo esté consciente del peligro, y tome en cuenta las señales, especialmente las de “curvas peligrosas”.
Notas
1 Perkins, Bill, When Good Men Are Tempted, (Cuando los hombres buenos son tentados), E.U., Zondervan Publishers, 1997, 2007, p. 88
2 La mayoría de quienes caen son varones, por eso en la mayoría de los casos usamos términos masculinos como “el líder”, “el marido”, “el extraviado” o “el varón”, etc. Sin embargo, en la actualidad la tentación de la infidelidad también es grande y sutil para la mujer. De hecho, ha habido un incremento notable en problemas de esta índole entre esposas jóvenes, las cuales constituyen el grupo de mayor crecimiento con este problema. (De hecho, esposas jóvenes con siete años o menos de casada, constituyen este grupo de mayor crecimiento en infidelidad).
* Esto se debe al hecho de que la mujer ha entrado, en números crecientes, a los lugares de trabajo y se encuentra cada vez más en contacto con personas y situaciones donde la tentación se presenta con mayor facilidad.
La “liberación femenina” ha tenido una influencia notable en esta área. Por eso los lectores de este libro deben tomar en cuenta que el caso puede ser invertido y los mismos principios y verdades bíblicas se aplican también a mujeres.
3 Dave Carder, enseñando en el “Curso Healthy Sexuality” (“Sexualidad sana”) de Light University, Forest, Virginia, p. 276ss
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Estudio Próximo: La inmoralidad -¿Problema o epidemia?
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Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6