Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 29MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información
INDICE
La muerte de Adán y la nuestr a 15
¿Dónde halló Caín a su esposa? ...... . 1 6
¿De quién tuvo temor Caín? . 17
¿Defendió Dios a Caín? . . 20
¿Dios satisfecho o arrepentido? 21
Capacidad del Arca .. . 2 3
Endurecimiento de Faraón . 25
¿Es justo que Dios castigue a
los hijos po r el pecado de los padres? 27
Castigo del amo ... . 2 9
Extermini o de los gentiles . 31
¿Son lícitos la esclavitud y el divorcio? 36
E l sol detenido ... . 3 8
Voto imprudente ... .
Rostro, manos y pies .
¿Debajo de sierras? .
¿Quién incit ó a David para
¿De dónde sacó Elias el agua con que inundó el altar? .
¿Emplea Dios espíritus menti-Suspiros de venganza .
Demasiado justo ... .
¿Creó Dios el mal? .
¿Los muertos nada saben? .
¿Es Dios injusto e indiíerente al pecado? 56
25. Zac. 11:12 ¿Fue Zacarías o Jeremías? 59
Las dos genealogías de Jesús
¿Fue una profecía cumplida el que Jesús viviera en Nazaret?
¿Cárcel o purgatorio? .
¿Cumplido o po r cumplir?
¿Qué quiere decir, no nos metas en tentación? .
¿Predica Jesús la vagancia?
Lámpara del cuerpo .
¿Jesús, o el deber filial? .
Oídos para oír
Valientes lo arrebatan .
Palabra ociosa... .
Jonás y la ballena
¿Fue crucificado Cristo en
¿Por qué Jesús se llamaba Hijo del Hombre?
¿Verían los apóstoles la Segunda Venida del Señor? .
Organizada o nacida .
Guarda los mandamientos .
¡Hosanna!
El asesinato de Zacarías .
El secreto de su Venida .
El títul o sobre la cruz .
¿Contradicciones en el relato de la resurrección de Jesús? .
Endemoniados o enfermos .
Vino nuevo
¿Sanciona Cristo el hurto? .
Fuego del Espírit u o fuego
¿Ocultó Jesús la verdad? .
E l ojo maligno ... .
¿En pro o en contra? .
Esta generación ... .
¿A qué hora fue crucificado Cristo?
Mayordomo tramposo
Esto es mi cuerpo
¿Defensa armada?
¿Se puede ver a Dios? .
Nacidos de agua y del Espíritu
¿Testimonio falso?
¿Comer su carne?
¿Juzga, o no juzga Jesús? .
Hombre diablo ... .
¿Cuántos dioses hay?
Es innegable la necesidad que existía de un libro como él que presentamos a nuestros lectores, sobre todo en el tiempo presente, cuando la Biblia se halla en manos de todo el pueblo cristiano, así como de los no cristianos, como una obra clásica de cultura, y es sabido universalmente que los cristianos basamos nuestra fe y esperanza en las ense-ñanzas de la Biblia.
Pero hay muchas cosas en la Sagrada Escritura «difíci-les de entender —como dice San Pedro— las cuales los in-doctos e ignorantes tuercen para perdición de sí mismos» (2.a Pedro 3:16). ¡Cuánto más hoy que en los días del após-tol! Por tal razón son muchos los miembros de las igle-sias cristianas que acuden a sus pastores haciéndoles pre-guntas sobre textos que les resultan difíciles y vienen a ser un escollo para su fe. Ora porque las hayan encontrado en su lectura personal de la Palabra de Dios, o por haber sido acuciados con preguntas capciosas por personas incrédulas, o pertenecientes a otras religiones, para ponerlos en apuro y burlarse de sus creencias.
Muchos miembros sencillos de nuestras iglesias no saben qué responder en tales casos. No han estudiado la Bi-blia con profundidad, solamente conocen los textos claros y sencillos que les han sido presentados por sus amigos evangelizantes, o han oído explicar en los cultos públicos cuando creyeron el mensaje de esperanza que dimana de las enseñanzas del Libro santo. Pero nunca han sido con-frontados con pasajes difíciles que pertenecen también a dicho Libro, el cual, como ha sido indicado muchas veces, no es un volumen caído del cielo para nosotros solos, sino la historia de un pueblo pequeño de la tierra, el pueblo judío, destinado a ser el vehículo de la revelación de Dios al mundo entero; y en tal historia se encuentran muchos sucesos y aun enseñanzas que eran muy propias para aquel pueblo, en la época en que fueron escritas; pero chocan con la cultura y costumbres del pueblo cristiano en el día de hoy. Tales textos vienen a ser piedras de tropiezo para la fe de estas personas, y es natural que al encontrarlos, o ser confrontados con ellos y verse incapaces de dar una explicación razonable, acudan al pastor en busca de una respuesta.
Si el pastor es un asalariado educado en una escuela modernista, dará una respuesta escurridiza, que no satis-fará al solicitante, si no llega a escandalizarle, destruyendo para siempre su fe en la Biblia como Palabra inspirada por Dios, llegando a hacerle dudar de aquellos otros textos claros y básicos, en los cuales había puesto su esperanza para la vida eterna.
Si el pastor es un fiel creyente, pero falto de la necesaria cultura bíblica, es probable que trate de buscar por su cuenta la respuesta en diccionarios bíblicos y en comenta-rios, y que no lo encuentre en tales libros porque tienen una misión diferente, la de presentar un mensaje de edi-ficación más que de apologética y que no se refieran para nada al problema para el cuál el siervo de Dios busca la respuesta conveniente. Y así, después de haber leído ho-ras y horas tenga que enfrentarse de nuevo con el miembro consultante tan sólo para demostrar su incompetencia para resolver el problema; con el peligro de que disminuya mucho la confianza del miembro, no sólo en la sabiduría que ha venido atribuyendo al pastor al oírle predicar sobre textos fáciles y claros de la Biblia, sino, lo que es mucho más triste y terrible, su confianza en la veracidad e inspi-ración divina de la Sagrada Escritura.
Por esto se ha dejado sentir en todos los tiempos la ne-cesidad de libros que atacando de frente tales cuestiones difíciles proporcionen respuestas adecuadas, aclaratorias y convincentes, para resolver y dejar bien patente el verda-dero significado del pasaje, que ha llegado a inquietar y turbar la fe del creyente sencillo, a su pastor, o a un her-mano de más experiencia en la fe cristiana.
Se han publicado en años pasados algunos buenos libros, en español, con este propósito. Quizás uno de los más di-fundidos ha sido el del profesor R. A. Torrey, antiguo direc-tor del Instituto Moody de 1889 a 1908 y del Instituto Bí-blico de Los Angeles, California, de 1912-1924. Así como, en inglés, el del pastor James M. Gray, pastor de la 1.a Iglesia
Reformada Episcopal de Boston, ambos publicados por la Editorial Moody. También cumplió una importante misión en este sentido la sección de textos difíciles de la revista Homilética publicada por el doctor Enrique Lund, para pas-tores, desde el año 1914 hasta la década de los 30; pero estos libros antiguos se hallan hoy en manos de muy pocos pastores de habla hispana.
Recientemente, la Editorial CLIE tradujo y publicó el libro Respuestas a preguntas difíciles de la Biblia , de Paul R. Van Gorder, pero es sólo un pequeño volumen de 64 páginas que responde únicamente a 26 preguntas. Era ne-cesario, por tanto, recopilar y publicar en lengua española lo mejor que ha visto la luz pública en este campo de las dificultades bíblicas, no sólo en español, sino también en inglés, añadiendo además lo que la experiencia pastoral de
medio siglo de pastorado ha traído a la mente y corazón del veterano pastor doctor Samuel Vila.
Insatisfechos de la brevedad del buen volumen del doc-tor Van Gorder es que hemos indagado en volúmenes de carácter apologético, publicados no solamente en español,sino también en inglés, hasta lograr reunir un número bas-tante considerable de respuestas para poder dar a esta re-copilación el nombre de Enciclopedia de Textos Difíciles.
No pretendemos responder con este libro a todas las cuestiones difíciles que levanta la fe bíblica. Hay algunas dificultades en la doctrina cristiana que los hombres más sabios han sido incapaces de responder, ni aclarar, en veinte siglos de Cristianismo. Tales dificultades corresponden, creemos, a aquellos puntos que Dios ha querido dejar en el secreto de sus arcanos, porque no convenía a nosotros saberlo. Como dijo cierto profesor de teología a un estu-diante que le asediaba con preguntas difíciles: «¿No cree usted, joven, que Dios tiene derecho a reservarse algunas cositas para sí?»
Lo más lamentable es que los teólogos de todos los tiempos no han querido conformarse con dar a Dios este derecho y cuando han encontrado en la Biblia versículos que a veces se hacen contradictorios han tomado una po-sición, en uno u otro sentido, y han creado sistemas pro-pios de teología, anatemizando y condenando como herejes a todos los que no han querido aceptar su punto de vista peculiar. De este modo han dividido la Cristiandad en la
forma que hoy la vemos. Menos mal que hemos aprendido un poco mejor el espíritu de tolerancia de Cristo y sabe-mos respetar mejor que en siglos pasados los puntos de vista ajenos. Hoy calvinistas y arminianos, no nos exco-mulgamos unos a otros, ni tampoco premilenarios y post-milenarios nos condenamos, ni tildamos de no cristianos, sino que creyentes de una y otra opinión, podemos reunir-nos y adorar a Dios en comunión fraternal; pero quizá guardando cada uno para nuestro fuero interno que un día
Dios nos dará la razón a nosotros, y reprenderá a los de la acera de enfrente.
Aun es inevitable que no todos los lectores de este li-bro convengan con todos nuestros puntos de vista, cree-mos que muchos aceptarán nuestro criterio; y la respuesta aquí inserta les ayudará a clarificar muchos textos que a primera vista parecen oscuros, reprobables o contradic-torios.
Debemos decir que muchas aparentes dificultades bí-blicas han sido originadas por deficiencia, no del texto inspirado en su versión original, sino por defectos de tra-ducción o desuso de las palabras en que fue vertido el texto bíblico en nuestra lengua hace centenares de años. Tales obstáculos se encuentran, igualmente que en español, en los libros y comentarios ingleses en relación con la versión clásica llamada Kin g James, tradicionalmente difundida en los pueblos de habla sajona, como nosotros las halla-mos en la traducción de Reina-Valera, del siglo XVI, que ha sido mejorada y puesta al día en las ediciones de 1960 y 1977.
Sabemos, empero, que hay todavía muchos millares de biblias en uso, pertenecientes a antiguas revisiones anterio-res al año 1909. Y algunos creyentes, acostumbrados a la fraseología de ese texto, todavía las solicitan. Esta es la razón que nos ha obligado a incluir algunos textos que no tendrían necesidad de ser objeto de un artículo aclarato-rio si todo el mundo usara las últimas revisiones de la Bi-blia, particularmente la más reciente de 1977. Hemos que-rido hacer esta Enciclopedia tan extensa que abarque difi-cultades que pueden ser halladas en todas las versiones en uso.
Hemos compaginado el libro de acuerdo con el orden de los textos según se encuentran en la Biblia, por ser el más fácil para encontrar los artículos, ya que todos los lec-tores que han de usarlos tienen fijado este orden en su mente, y los encontrarán de este modo, sin necesidad de
consultar ningún índice, mucho mejor que si los orde-náramos por temas.
Algunas respuestas habrían requerido artículos mucho más amplios que los que es dable insertar en un volumen popular como el presente, en el que es imposible tratar a fondo cuestiones teológicas que han sido objeto de una la-bor tan extensa en el pasado que ocupa bibliotecas ente-ras, y sobre los cuales se están escribiendo y publicando todavía artículos y libros. Este volumen no pretende ser más que un prontuario de respuestas breves y prácticas.
A quienes deseen explicaciones algo más completas po-demos indicarles el libro de próxima aparición titulado Manual de teología apologética por el mismo autor, doctor S. Vila, en el que son tratados los asuntos que se debaten más encarnizadamente en la teología moderna, clasifica-dos por temas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6