Génesis 2.18–24 El matrimonio fue idea de Dios
Génesis 24.58–60 La entrega total es esencial para un buen matrimonio Cantar de los cantares 4.9, 10 El romance es importante
Jeremías 33.10, 11 El matrimonio ofrece momentos de gran gozo
Malaquías 2.14, 15 El matrimonio proporciona el mejor ambiente para criar hijos
Mateo 5.32 La infidelidad rompe el lazo de la confianza. La confianza es básica en todas las relaciones
Mateo 19.6 El matrimonio es permanente
Romanos 7.2, 3 Lo ideal es que sólo la muerte disuelva el matrimonio
Efesios 5.21–33 El matrimonio está basado en la práctica de los principios del amor, no en los sentimientos
Efesios 5.23, 32 El matrimonio es un símbolo vivo de Cristo y la Iglesia
Hebreos 13.4 El matrimonio es bueno y honroso
Hay mucha confusión sobre este concepto.
No hay matrimonio cristiano si sólo uno es cristiano. No puede ser
porque Dios ordena a los cristianos no juntarse con incrédulos en ningún
tipo de “yugo”. Un matrimonio entre creyente e incrédulo sería un yugo
desigual e inservible (II Corintios 6:14). En el Antiguo Testamento Dios
dio ordenanzas que simbolizan esta realidad: no enyugar buey con
burro, y no mezclar lana con lino (Deuteronomio 22:10,11). Ni tienes que
preguntar a Dios sobre Su voluntad en cuanto a celebrar matrimonio con
un incrédulo, pues es claro que no es Su voluntad. Hay quienes afirman
que “Dios me dirigió a casarme con uno que no creía para poder ganarle
después”. Lo que sí es cierto en tal caso es que el cristiano va a tener
problemas con su “suegro espiritual”, ¡el diablo! (Juan 8:44; I Juan
3:8).
El casamiento de dos cristianos tampoco
forma automáticamente un matrimonio cristiano. Un matrimonio cristiano
se compone de dos discípulos de Cristo que están obedeciendo Sus
mandamientos y permaneciendo en Sus palabras (Juan 8:12,31,32; 14:21-23;
15:5-10). Los discípulos en Antioquía fueron los primeros en ganarse el
apodo “cristiano”. ¡Sus vidas se parecían tanto a la doctrina que
predicaban acerca de Cristo que la gente les llamaba “pequeños Cristos”!
Un matrimonio cristiano está basado en un
mutuo acuerdo sobre quién es la Cabeza o Señor de todo, a quién van a
obedecer en todo lo que hagan. “¿Pueden dos andar juntos si no
estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:3). ¿Es tu matrimonio “cristiano”?
Propongo cuatro pruebas para que puedas evaluarlo.
1. ¿Tienes lectura y/o estudio bíblico y oración regular con tu
pareja? Recuerda que son condiscípulos en la escuela divina. Necesitan
escuchar y conversar con Dios diariamente. Estos tiempos tienen que ser
sinceros, no metódicos, aburridos o formales, sino con mucha honestidad y
transparencia. Una pareja que busca todos los días a Dios con el
propósito de alabarlo y agradarlo forma una fortaleza espiritual donde
el enemigo difícilmente podrá penetrar para causar problemas.
2. Cuando hay un problema, ¿a quién
acuden? Van con un vecino o un amigo para conseguir consejo o
comprensión? ¿Buscan consejos de un psicólogo o abogado? ¿Tratan de
aguantar el problema con la vaga esperanza de que se resuelva solo? Un
matrimonio cristiano va primero a Cristo, su Cabeza y Señor. Consulta Su
Palabra. “¿Qué quieres que yo haga?” (Hechos 9:6; 22:10). Conversa con
El sobre todos los aspectos, pidiendo Su enseñanza y guía (Santiago 1:5;
Filipenses 2:12,13). Luego, si no pueden resolverlo, van con un
consejero cristiano maduro para conseguir ayuda.
3. ¿Cuál es la norma más alta para la
conducta y el estilo de vida que tienen? ¿Lo que el mundo acepta? ¿Lo
que dicen los psicólogos o autores de libros populares? ¿Lo que no les
remuerde la consciencia? ¿Lo que hacen otros cristianos? ¿O lo que
juntos han encontrado en la Palabra de Dios y han confirmado con El en
la oración? Un matrimonio es cristiano sólo si lleva la vida personal,
matrimonial y de familia a la luz de las enseñanzas de Cristo. Tiene que
estar dispuesto a ser diferente, rompiendo con los moldes culturales,
los patrones viejos y las enseñanzas de “expertos” del mundo cuando
estos están en oposición a la Palabra de Dios. No es posible unir
conceptos bíblicos con anti-bíblicos y tener éxito. Por esto Cristo
enseñó que el vino nuevo de Su Reino no podría ponerse en odres (cueros)
viejos que no se estirarían ni permitirían la fermentación de conceptos
nuevos; tampoco podría coserse la tela nueva de Sus enseñanzas en una
tela vieja que no permitiría el encogimiento necesario de las nuevas
formas de vida (Lucas 5:36-38).
4. ¿Cuál es el propósito de su matrimonio? ¿Ayudarse mutuamente?
¿Tener una vida feliz y satisfactoria? ¿Lograr algún sueño? ¿O es el de
glorificar a Dios juntos, buscando primero Su Reino y Su justicia? Esta
es la única vida que Cristo llamaría “cristiana” en lo individual o en
un matrimonio (Mateo 6:33; I Corintios 10:31; Colosenses 3:17). Un
matrimonio cristiano busca hacer la voluntad de Dios. Su petición es
“Vénganos tu Reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también
en la tierra” (Mateo 6:10). El Reino es más importante que la felicidad.
La voluntad de Dios es más importante que las posesiones. El matrimonio
cristiano quiere servir a Dios. Pone todo lo demás en segundo lugar
para poder amar a Cristo m ás que todo (Lucas 14:26,27,33; Mateo
10:34-37).
¿Es tu matrimonio verdaderamente
cristiano? No te engañes. No puede ser un éxito ni fructífero para
Dios si no está basado en el discipulado. Todos los problemas de la
humanidad han resultado del pecado de Adán y Eva cuando decidieron
desobedecer la Palabra de Dios. La Biblia es el “Manual de la Vida” y
enseña cómo funciona un matrimonio cristiano. Si quieres que tu
matrimonio sea cristiano, tú y tu pareja tienen que involucrarse
seriamente con el Espíritu Santo en el estudio con aplicación de las
Escrituras y la oración para conseguir la gracia y la misericordia
necesarias para vivir la vida conyugal cristiana (Lucas 6:46-49; Hebreos
4:16).
Si tu matrimonio no es todo lo que
quisieras, podrías hablar con tu pareja y probar este patrón nuevo por
un tiempo. Tendrán que ayudarse para no olvidar sus propósitos,
perdonarse y empezar de nuevo cuando fallan. ¡Dios les ayudará!
Ojalá que te haya gustado este primer
número de Fundamentos para la Familia Cristiana. Mejor sería una charla
abierta pero la distancia hace necesaria esta forma de comunicación. Me
gustaría mucho oir tus ideas y preguntas sobre estas cosas si tienes
tiempo para escribirme.
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Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6