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El Desarrollo de Mensajes Expositivos
Contenido
Prefacio 9
1. La predicación expositiva 13
Conceptos nuevos 30
Definiciones 30
2. ¿Cuál es la idea principal? 31
Conceptos nuevos 46
Definiciones 46
Ejercicios 47
3. Herramientas para el oficio 51
Etapa 1: Selección del pasaje 54
Etapa 2: Estudio del pasaje 58
Etapa 3: Descubrimiento de la idea exegética 64
Bibliografía 69
Conceptos nuevos 71
Definiciones 71
4. El camino del texto al sermón 75
Etapa 4: Análisis de la idea exegética 77
Etapa 5: Formulación de la idea homilética 97
Conceptos nuevos 101
Definiciones 101
Ejercicios 101
5. El poder del propósito 107
Etapa 6: Determinación del propósito del sermón 108
Conceptos nuevos 112
Defmiciones 112
6. Formas que adoptan los sermones 115
Etapa 7: Elección del método para lograr el propósito 116
Etapa 8: Bosquejo del sermón 128
Conceptos nuevos 133
Definiciones 133
7. Déles vida a los huesos secos 137
Etapa 9: Desarrollo del bosquejo 137
Conceptos nuevos 158
Definiciones 158
8. Comience de un golpe y termine de una vez 161
Etapa 10: Preparación de la introducción y la conclusión 161
Conceptos nuevos 176
Definiciones 176
9. La vestimenta del pensamiento 177
Conceptos nuevos ,.., 194
Definiciones 194
10. Predique para que la gente escuche 195
Conceptos nuevos 214
Definiciones
Notas 215
Apéndices
1. Respuestas a los ejercicios 225
2. El trazado mecánico de Efesios 4.11-16 229
El Sermón, formas de evaluacion .
Bibliografía .Guía de estudio .
Manual para el facilitador 295
Bosquejo
I. Definición
II. Criterios
III. Conclusión
¿Qué es la predicación bíblica? ¿Cómo definirla? ¿Cuáles son los criterios que determinan cuán bíblico es un sermón? En este artículo, trataré el tema de la predicación bíblica. En primer lugar, presentaré una definición general del concepto. Entonces, en segundo lugar, pasaré a discutir con más detalle los elementos que le dan carácter bíblico a la predicación.
I. Definición
De primera intención, la frase "predicación bíblica" parece redundante. La predicación cristiana es, ante todo, la presentación del evangelio en fidelidad a las escrituras. De este modo, podemos concluir que todo sermón debe ser "bíblico", en mayor o menor grado. Sin embargo, a través de la historia los estudiosos de la homilética han identificado dos estilos básicos de predicación: la bíblica y la temática.
A. La predicación bíblica
La predicación bíblica es aquella que toma como punto de partida para el sermón una porción de las escrituras. El propósito de este tipo de predicación es interpretar el mensaje del texto para los oyentes de hoy. Tradicionalmente, se han identificado tres tipos de sermones bíblicos:
1. El sermón textual:
Este tipo de sermón comenta frase por frase uno o dos versículos de la Biblia. De este modo, obtiene del texto tanto su tema como las divisiones de su desarrollo. Un ejemplo de este tipo de sermón sería una presentación de tres puntos basada en Juan 3:16.
a. El motivo de la Salvación: "De tal manera amó Dios al mundo..."
b. El mediador de la Salvación: "...que ha dado a su hijo unigénito..."
c. El propósito de la Salvación: "...para que todo aquel que en él cree no se pierda mas tenga vida eterna."
2. El sermón expositivo:
Este sermón es el que, fundamentado en una unidad de la Biblia, presenta un aspecto del mensaje del texto. La extensión del pasaje bíblico no es lo importante en este caso; lo importante es que el sermón presente algunos de los muchos temas relevantes que sugiere el texto. Por ejemplo, la parábola del Buen Samaritano (Lucas 10:25-37) sugiere una larga lista de temas: el significado de ser prójimo, la responsabilidad social de la iglesia, el peligro del legalismo religioso, el amor de Dios por el marginado, etc. Un sermón expositivo sobre esta parábola presentaría sólo uno de estos temas, dejando los demás para futuros sermones.
3. El sermón narrativo:
En este tipo de sermón el predicador cuenta una historia bíblica.
Al hacerlo, la historia cobra vida ante nuestros ojos y el mensaje del texto se vuelve evidente. En realidad, es un estilo de predicación muy sencillo. Se presta, en particular, para sermones evangelísticos y para predicarle a los niños. Tomemos, por ejemplo, el relato de la curación del leproso en Marcos 1:40-45. Un buen sermón narrativo de propósito evangelístico nos hará comprender tanto el sufrimiento del leproso como el amor de Jesús. Al oír la historia nos involucramos en la misma y de pronto comprendemos que el leproso nos representa. Nosotros estamos tan necesitados como él.
Sólo Jesús puede tocarnos, dejarnos limpios y restaurarnos a una vida plena.
B. La predicación temática
La predicación temática parte de un asunto de interés general, una doctrina o un episodio de la historia de la Iglesia. Entonces, hace una reflexión sobre el tema a la luz del mensaje de la Biblia y del pensamiento cristiano. El propósito de este tipo de predicación es, principalmente, didáctico; busca que la congregación aprenda más sobre el tema, tome conciencia de la importancia del mismo y actúe a base del conocimiento adquirido.
Podemos identificar dos (2) variantes básicas del sermón temático:
1. El sermón doctrinal :
Este tipo de sermón presenta algún aspecto importante de una doctrina de la fe cristiana. Es decir, presenta un punto importante de la fe tal como la necesidad de salvación, las consecuencias del pecado o los frutos del Espíritu Santo.
Como indicamos anteriormente, su propósito es, básicamente, didáctico.
2. El sermón sobre problemas sociales:
El sermón sobre problemas sociales presenta una reflexión bíblica y teológica sobre un tema de actualidad que afecta a la comunidad de la cual formamos parte. Algunos temas relevantes en nuestro contexto serían el discrimen racial, la violencia doméstica o el militarismo. El enfoque básico de este tipo de sermón es teológico puesto que la Biblia dice muy poco sobre nuestros problemas actuales. Es decir, nuestra sociedad confronta problemas tales como el aborto y la contaminación ambiental que la Biblia no trata directamente. Este tipo de sermón entra en el área de la ética cristiana y, por lo tanto, su propósito oscila entre la didáctica y el desafío a la acción.
II. Criterios
Anteriormente, indicamos que la predicación bíblica es aquella que toma como punto de partida un pasaje de la escritura. Sin embargo, esto no es más que el primer paso. Para ser verdaderamente bíblico, un sermón debe tener ciertas características adicionales.
La predicación bíblica ocurre cuando el contenido, la función y la forma del texto moldean el contenido, la función y la forma del sermón. En otras palabras, la predicación es bíblica cuando el sermón está diseñado en forma coherente con el pasaje bíblico que le sirve de base.
A continuación comentaremos brevemente los elementos que hacen "bíblica" la predicación.
A. Contenido
Un sermón es bíblico cuando su contenido corresponde al contenido del texto que le sirve de base. En otras palabras, un sermón ofrece una interpretación válida del texto.
Para poder interpretar adecuadamente el contenido de un pasaje bíblico es necesario prestarle atención a tres elementos importantes:
1. El contexto social e histórico: ¿En qué época fue escrito el texto? ¿Qué comunidad lo produjo? ¿A qué comunidad o persona en específico fue dirigido? ¿Cuál era la situación social e histórica de estas comunidades religiosas?
2. El mensaje : ¿Qué dice el texto? ¿Cuál es su argumento? ¿Cuáles son las ideas y los conceptos teológicos claves del pasaje? ¿Cómo podemos interpretar esta porción en forma valida? ¿Cuál es el mensaje del texto para nosotros hoy?
3. El estilo literario : ¿Es un texto narrativo, poético o discursivo? ¿Qué imágenes literarias usan? ¿Qué elementos del texto deben interpretarse en manera figurada?
Cuando no se presta la atención debida a estos elementos, surgen interpretaciones erradas. ¡Así hay quienes toman literalmente un texto poético del Antiguo testamento, Ecc. 9:8, y andan siempre vestidos de blanco.
B. Función
Un sermón es bíblico cuando su función corresponde a la función del texto que le sirve de base. Es decir, un sermón bíblico logra en el oyente un efecto similar al que logra el texto.
Los pasajes bíblicos han sido escritos con diversos propósitos. Un texto puede consolar, exhortar, desafiar, edificar, llamar a la fe, etc. El predicador bíblico debe aprender a discernir el propósito del texto y tratar que el texto tenga un propósito similar.
Por ejemplo, el libro de Apocalipsis fue escrito para consolar a los cristianos que sufrían la opresión del Imperio Romano. El propósito del texto es alentar a la audiencia, llamándolos al compromiso con el Dios amoroso y liberador que se ha revelado en Jesucristo. Un sermón sobre Apocalipsis debe tener, pues, el propósito de alentar y consolar a la Iglesia. Un sermón basado en Apocalipsis que provoque miedo en los oyentes traiciona la función del texto.
C. Forma
Un sermón es bíblico cuando su forma corresponde a la forma del texto que le sirve de base. De otro modo, un sermón bíblico toma en cuenta la estructura del texto.
La estructura de un texto bíblico es muy importante. Ya que es imposible separar la estructura del mensaje del texto, por regla general la forma aclara el contenido.
Si leemos las parábolas notaremos que casi todas tienen un final sorpresivo: El esposo llega cuando menos lo esperan (Mateo 25:10); El samaritano se compadece del judío herido (Lucas 10:33-35); y el publicano es justificado (Lucas 18:14). Todo esto habla de la sorpresa que causa la revelación de Dios en Cristo. En otras palabras, en el Reino de
Dios todo es novedoso. Aquí vemos claramente como la forma y el contenido van de la mano.
Del mismo modo, un sermón sobre una parábola que tenga un final sorpresivo será más claro e impactante que un sermón con un final tradicional.
III. Conclusión
En resumen, la predicación es verdaderamente bíblica cuando el sermón es un reflejo fiel del contenido, la función y la forma del texto que le sirve de base. La tarea, pues, del predicador es dejar que Dios hable a través de la exposición del mensaje bíblico. Sólo entonces los oyentes tendremos la oportunidad de encontrarnos con el Señor de la vida en la proclamación de la Palabra de Dios.
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Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6