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PRIMERA PARTE: LA PREDICACION
A. TEOLOGIA DE LA PREDICACION
B. LA PREDICACION EXPOSITIVA
1. Qué es un sermón expositivo
2. Utilidad y valor del mensaje expositivo
3. Preparación general para la predicación expositiva
4. Preparación específica para un sermón textual-expositivo
5. Preparación específica para un sermón expositivo
6. Organizando lo estudiado para predicarlo
7. Cómo predicar el sermón
SEGUNDA PARTE: EL PREDICADOR
1. Qué es un predicador
2. Los propósitos del predicador
3. La mentalidad del predicador
4. El estilo del predicador
5. La persona del predicador
6. El predicador y su relación con Dios
APENDICE
BIBLIOGRAFIA
INTRODUCCION
Vivimos en un momento con oportunidades sin precedentes en la proclamación del mensaje de Dios. Tenemos libertad y más tecnología disponible que cualquier otra generación.
En varios países los cristianos están teniendo una influencia creciente en el gobierno y la sociedad en general. Gente de todos los estratos sociales asiste a estudios bíblicos y reuniones de oración. Muchas iglesias que predican el evangelio vivo de Jesucristo están repletas. Por otra parte, numerosos países están experimentando el más significativo período de evangelismo masivo de la historia. Estamos en medio de una gran cosecha espiritual.
Creo que por las oraciones de millares de cristianos en cada nación, la predicación de la Palabra de Dios conducirá a un gran avivamiento que dejará rastros imborrables en generaciones futuras. No es que seamos grandes predicadores del evangelio sino predicadores de un gran evangelio.
Para que esto se cristalice es menester edificar en la fe al Cuerpo de Cristo. Es así que veremos fruto, crecimiento y un más profundo conocimiento de Dios. Los cristianos gozarán de más seguridad en su caminar, tendrán una esperanza más clara en cuanto al futuro, y vivirán en más gozosa obediencia.
Sin embargo, es triste ver tanto iglesias como cristianos que sufren de anemia espiritual. La solución está en el alimento sólido y nutritivo que reciban los creyentes. Pablo encargó de manera especial que Timoteo se dedicara a la predicación de la palabra y a la enseñanza: Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina (2 Ti. 4:1–2).
A través de la historia del cristianismo, los grandes siervos de Dios y los predicadores eficaces han exaltado el método de predicación expositiva. Bernard Ramm, quien fuera un renombrado profesor y escritor, declara: “El método que corona la predicación es el método expositivo”.
Durante la Reforma del siglo XVI, el púlpito suplantó al altar. Me refiero al púlpito con la Biblia abierta ocupando el lugar céntrico. Ese fue y es el símbolo del púlpito cristiano evangélico: una tribuna desde la cual todo el mundo puede escuchar la Palabra de Dios abierta y aplicada a las necesidades del momento.
Durante los primeros siglos de la era cristiana Justo Mártir (siglo I), Juan Crisóstomo (siglo IV) y San Agustín (siglo V) fueron primordialmente expositores de la Sagrada Escritura. En la Edad Media, Calvino lo fue por excelencia. (Quizás haya sido el más grande expositor de toda la historia.) En el siglo pasado se destacan predicadores como C.H. Spurgeon, G. Campbell Morgan, F.B. Meyer, que nos han dejado legados escritos de un poderoso ministerio expositivo.
El Dr. Billy Graham hace tiempo manifestó que si fuera pastor nuevamente, vez tras vez predicaría sermones expositivos hasta que la gente estuviera embebida con las grandes doctrinas de la Biblia. ¡Prediquemos también nosotros con ese propósito en mente!
PRIMERA PARTE:
LA PREDICACION
A. TEOLOGIA DE LA PREDICACION
Estoy convencido de que el llamado de Dios a la predicación y a la enseñanza es uno de los más honrosos cargos que un cristiano pueda recibir. Es un llamado divino pues en algún momento prácticamente hemos oído una voz del cielo diciendo: “Quiero que prediques el evangelio.” Es como una presión interior, una compulsión, a la vez que un deseo, un sueño.
Es recomendable que antes de seguir con este tema el lector lea y medite en los siguientes pasajes bíblicos que proveen el fundamento para una comprensión más integral de la perspectiva escritural que presentaremos: Jer. 1:4–10; 1 Co. 1:17–25; 2:1–12; Gá. 1:15–16; 2:7.
Me fascina la teología de la predicación pues nos mete en el significado, la razón, el propósito y todo el concepto de la predicación en sí.1
A. PREDICACION ES PROCLAMACION
Proclamar es anunciar en alta voz una cosa para que se haga notoria a todos (Ver Jon. 3:2). Es una presentación dinámica.2 El heraldo, por ejemplo, proclama en alta voz.
Hace años le preguntaron a Billy Graham:—¿Cómo se ve usted como evangelista?
—Soy sólo un mensajero—respondió—. Recibí un telegrama, y me piden que lo entregue. Es como si me encomendaran proclamar ese mensaje. Lo hago, y me voy.
Sólo somos heraldos: Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos.… Este es el mensaje que hemos oído de él y os anunciamos (1 Jn. 1:3, 5 y ver Hch. 8:4). El apóstol Pablo se consideraba sólo un mensajero de Dios (1 Co. 15:1–4). Nuestra meta es presentar la verdad como lo hacía Pablo.
¿Qué es lo que debemos proclamar y cómo debemos hacerlo?
1. Lo que proclamamos
a. La persona divina, por lo tanto la proclamación es sagrada (Ex. 9:16).
b. La verdad divina. Juan el bautista claramente dio testimonio de la verdad (Jn. 5:33).
c. La revelación divina (Ro. 16:25–26; Gá. 1:12). Estamos hablando de parte de Dios.
2. Cómo lo proclamamos
Con autoridad. No nos levantamos y simplemente decimos: “Cuando leo la Biblia a veces pienso que quizás …” Cuando uno proclama y tiene un sólido fundamento en la Escritura, tiene autoridad, y uno puede asegurar con confïanza que el mensaje es Palabra de Dios (2 Co. 13:10).
El mensaje es proclamación pues se presenta con autoridad y vigor dignos del Dios de quien proviene.
En el mundo de hoy no se oye tanto la voz de Dios sino voces extrañas que hablan con pretendida autoridad humana.3 Sin embargo, quien proclama el mensaje con autoridad divina tiene la innegable ventaja de que el oyente sabe en lo íntimo de su alma que está oyendo una verdad de Dios. El cristiano en general y el predicador en particular tienen autoridad pues Dios les ha dado espíritu de poder (Hch. 1:8).
Debemos hablar con autoridad espiritual, y aun nuestros gestos corporales deben transmitir cierta medida de autoridad. Somos generales en el ejército de Dios, y hemos recibido órdenes del comandante en jefe.
3. Proclamación y no argumentación. Pablo declaró: Cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría (1 Co. 2:1). El apóstol no estaba usando gran cantidad de argumentos. Esto no quiere decir que seamos irracionales, pero nuestro objetivo no es mostrar a la gente que somos sabios.
Es bueno recordar la vieja historia del siglo pasado: Dos personas estaban visitando dos iglesias en Londres un domingo a la mañana. Salieron de una iglesia y comentaron: “¡Qué gran predicador!” Luego fueron a la iglesia de Spurgeon, y cuando el culto terminó dijeron: “¡Qué gran Salvador!”
Uno puede ser elocuente cuando habla de Cristo, pero debemos estar tan centrados en El que la gente no piense en nosotros sino en el Salvador a quien proclamamos.
4. Proclamación del reino de Dios. Estamos proclamando el reino de Dios (Lc. 16:16; Jn. 3:3), de manera que debemos hacerlo con toda autoridad.
5. Proclamación de la Palabra de Dios. Estamos tratando con la Palabra de Dios, de manera que debemos hacerlo conreverencia (1 P. 1:25).
6. Proclamación o anuncio de gran gozo. Es el gozo de las buenas noticias (Lc. 2:10), de la oferta del perdón, de conocer a Dios, de todas las promesas de la Biblia.
Debe haber un toque de gozo, libertad, de conocer las promesas de Dios.
B. PREDICACION ES REVELACION
Como siervos, se nos han confiado los secretos de Dios (1 Co. 4:1), y al predicar debemos revelar esos secretos.4
1. Revelación a los que ignoran las cosas de Dios. En muchos casos estamos dando una revelación a oyentes que son ignorantes en cuanto a las cosas de Dios, y están en tinieblas (Ef. 4:18). Estamos revelando verdades que la gente no conoce.
2. Revelación de la salvación. Doménico Grasso, un profesor de teología en la Universidad de Roma, dice: “Predicar es proclamar el misterio de la salvación con los objetivos de conversión a la fe y profundización de la vida cristiana.” Hay proclamación de un misterio.
3. Revelación de las más profundas doctrinas (Sal. 78:2; Ef. 3:9).
4. Revelación de los caminos de Dios. Revelación en el sentido de que ayudamos a la gente a entender los caminos de Dios (Sal. 67:2; 103:7).
5. Revelación del andar cristiano. Hoy día la gente tiene su propia opinión de lo que es la forma de vida cristiana, por eso se hace preciso definir qué es en realidad (Ef. 4:1; Col. 1:10).
6. Revelación del futuro. En el Nuevo Testamento hay 430 referencias a la segunda venida de Cristo, de manera que no podemos ignorarla. No discutamos sobre los detalles. De una cosa estamos seguros: El regresará, nos llevará al cielo, nuestros cuerpos serán transformados (Jn. 16:13; 1 Co. 2:9).
7. Revelación a través de la Escritura (He. 1:1–2), donde Dios ha revelado su voluntad y sus caminos.
8. Revelación, pero sólo si el predicador es fiel a la Escritura (Pr. 13:17; 1 Co. 4:2).
C. PREDICACION ES COMUNICACION
1. Comunicación del mensaje de Cristo hasta lo último de la tierra (Hch. 1:8). Que siguiendo el ejemplo de Pablo podamos exclamar: Todo lo he llenado del evangelio de Cristo (Ro. 15:19). Juan Wesley solía decir: “Les ofrecí a Cristo.”
2. Comunicación comprensible. Estamos tratando de entender las profundas verdades de Dios, de simplificarlas y hacerlas entendibles. Aunque estamos predicando un misterio, no deseamos ser misteriosos (Sal. 119:130). Utilicemos imágenes, parábolas, ilustraciones, todos los medios necesarios para llegar a quien escucha.
3. Comunicación que ilumina. Debe ser una enseñanza tan clara en nuestra mente que podamos transmitirla con facilidad (Sal. 43:3).
4. Comunicación a través de un canal humano y falible. El Espíritu Santo obra aun en nuestras debilidades y aplica la palabra (Hch. 9:15; 13:47).
5. Comunicación de amor y en amor. No somos llamados a insultar ni ofender. La predicación por naturaleza no es combativa, con excepción de hacia los hipócritas. Mostremos amor y compasión, y animemos a los oyentes con las promesas de Dios, que son palabras de gracia y misericordia. La mayor parte del Nuevo Testamento es una promesa compasiva, perdonadora, amante, paciente y animadora.5
D. PREDICACION ES DIALOGO
El diálogo es una manera de comunicar la verdad con sabiduría. De acuerdo a San Agustín, es el método de Jesucristo. El toma la iniciativa de amar, expresar su amor, y hacer preguntas; y luego espera la respuesta. La predicación es diálogo en ese sentido.
1. Del Creador a la criatura. Debemos asegurarnos de que Cristo tenga la preeminencia para que el Creador hable a través del predicador, no viceversa (2 Co. 4:5).
2. Del Padre al hijo. Esto sucede una vez que nos hemos convertido en hijos de Dios (Ro. 8:15; 2 Co. 6:18). Cuando estamos hablando a la iglesia en particular, recordemos que es diálogo y seamos razonables como un padre, como un abuelo. Al hablar a la congregación, usemos lógica, bondad, y compasión. Pensemos en el corazón paternal de Dios.
3. De Amigo a amigo. Es un diálogo de un Amigo hablando a sus amigos (Jn. 15:15), quienes a su vez transmitirán el mensaje a otros.
4. Diálogo que el predicador facilita por designio divino. Somos intermediarios. Le estamos presentando al oyente al Señor Jesús. Esto sucede por designio divino. Es como si tomáramos la mano de la persona y la lleváramos a Jesús.
5. Diálogo en que Dios se revela a sí mismo y espera que hagamos lo mismo. Dios abre su corazón. En la Escritura vemos el carácter de Dios porque El quiso revelarlo, y espera que nosotros hagamos lo mismo. Estamos creando un diálogo en el que tratamos de que la gente que escucha se abra a Dios, no a nosotros. Animémoslos a dejar el silencio y hacer confesión apropiada (Sal. 32). Que haya gratitud, adoración, sumisión, oración.
E. PREDICACION ES PROVOCACION
Cuando predicamos debemos ser conscientes de que estamos provocando un conflicto, un choque.
1. Predicar es provocar un encuentro entre Dios y el ser humano. Debemos vernos a nosotros mismos desde la perspectiva teológica del profeta Amós cuando exhortó a Israel: Prepárate para venir al encuentro de tu Dios (4:12). No predicamos sólo con simples palabras que habrán de olvidarse, sino que estamos provocando un encuentro entre Dios y el hombre.
2. Predicar es provocar fe. No que nosotros mismos producimos fe, sino que la persona recibe de Dios el don de la fe (Ro. 10:17).
Cuando estamos hablando a un no cristiano o cuando predicamos a nuestra congregación, estamos allí para despertar y provocar la fe al presentar un mensaje. Este mensaje es palabra de Cristo, y de tal manera que la persona dice: “Oí una promesa. Hay esperanza. Estoy lleno del fuego de Dios.” Y si es inconverso: “Esto es lo que he estado buscando.”
3. Es provocación a la obediencia. No predicamos para compartir pensamientos maravillosos, contar historias graciosas y relatar magníficas ilustraciones. Todo puede ser parte del mensaje, pero nuestra misión es provocar obediencia (2 Tes. 1:8). Queremos lograr que la gente diga con sinceridad: “Quiero obedecer a Dios.”
4. Provocación por el poder del Espíritu Santo. Si no confiamos en el poder del Espíritu de Dios, todo se reduce a un esfuerzo inútil de nuestra parte para transformar a una persona. No veremos una tarea eterna en el alma de esa persona a menos que haya provocación producida por el Espíritu Santo en nosotros (Neh. 9:20).
F. PREDICACION ES ENCUENTRO PERSONAL
1. Encuentro personal con Dios mismo, encuentro sagrado que tiene lugar en el tiempo y en el espacio (Jn. 6:35; Am. 4:12). Dicho encuentro es con Dios, aunque la palabra llega por voz humana.
2. Encuentro personal entre Jesucristo y cada persona. Es un encuentro personal porque Cristo está golpeando a la puerta de cada individuo (Ap. 3:20).
El evangelio es una narración dramática de un evento en la historia del mundo. Ponga su alma y todo su ser en el mensaje. Haga una presentación dramática del mensaje y del compromiso con Cristo.
1. Pinta a Cristo crucificado. El Hijo de Dios encarnado debe ser proclamado en su crucifixión. Así lo hizo Pablo para con los gálatas: ¿Quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue claramente presentado como crucificado? (3:1).
Una de las traducciones modernas dice: “Pintando en vivos colores a Cristo”. Describimos a Cristo como El es en toda su gloria.
Lo que Pablo está diciendo es que si bien los gálatas no habían estado presentes en la crucifixión, Pablo predicó tan poderosamente con vivas imágenes dramáticas, que les podía decir que habían visto a Cristo crucificado. Era como si hubieran estado al pie de la cruz.
2. Es drama porque la persona está ante Dios. Una de las cosas grandiosas de ser predicador es que Dios nos usa para aislar al individuo y hablarle. Es como si no hubiera nadie más, sólo Jesús y cada una de las almas a solas con Dios.
Por otra parte, en un sentido la persona no está sola pues el Espíritu Santo la está ayudando a prestar oídos a la voz de Dios (Mt. 11:25–26).
3. Es un drama en la hora de decisión, donde la opción es obediencia a Dios o rebelión. Y la hora de decisión no es simplemente la conversión. Ese es el primer paso. La vida cristiana es un camino de obediencia (He. 4:7).
De manera lenta vamos profundizando en la Palabra y en las cosas de Dios. Al final viene un momento de compromiso, de apropiarse en forma personal del mensaje. Dicho mensaje requiere la decisión ya sea de obedecer, purificarse, confesar, creer.
4. Es una aventura espiritual, un drama donde la fe ocupa un lugar central.
5. Es un evento de dimensiones cósmicas: Vida o muerte. Cielo o infierno. Lo que sucede hoy aquí puede tener efectos en toda la ciudad, en todo el país, en todo el continente. La persona que hoy nos escucha dentro de treinta años puede llegar a ser un reconocido líder nacional; alguien en el auditorio tal vez se convierta en juez con el poder de afectar la ética y moral de la nación. Y otros que nos escuchan tendrán influencia en su familia, en su vecindario, y tal vez en la sociedad.
6. Es drama pues obliga y constriñe. El mensaje de Dios predicado en el poder del Espíritu es algo persuasivo (Hch. 26:27–29; Stg. 1:21).
Nuestro propósito es elevar a Cristo. Es un momento dramático en la vida de los oyentes, sean cristianos o inconversos.
H. PREDICACION ES RECONQUISTA
Reconquista de terreno o posesiones perdidas. Juan Wesley dijo: “Queremos reformar la nación, particularmente la iglesia, y esparcir santidad escritural por esta tierra.”
1. Reconquista de las masas paganas descristianizadas. La única manera de reconquistarlas es predicando la Palabra de Dios. El objetivo es reclamar a la nación para Dios, y reconquistar congregación tras congregación. Plantar iglesias bíblicas es construir la nación.
Hablamos de masas descristianizadas pues han perdido todo concepto de principios bíblicos. No tienen idea de Jn. 3:16 ni de los Diez Mandamientos. Son descristianizadas pues viven como paganos.
Evangelismo es acción social, la más profunda acción social, la única acción social digna de su nombre ya que cambia corazones (Mt. 24:14).
2. Reconquista a través de la evangelización. La manera de reconquistar a una nación corrompida es proclamar el evangelio a través de la predicación. No simplemente evangelismo masivo, sino también evangelismo en la iglesia local.
Toda iglesia debería ser una bola de fuego que proclama el evangelio y deja de lado cosas secundarias. La iglesia se ha vuelto débil. No estamos criando a nuestros hijos con sólidas convicciones de lo bueno y lo malo, de blanco y negro, de Dios, el cielo, el infierno y el juicio, de gracia, misericordia y poder. Consecuentemente la nación está en decadencia.
Unámonos al salmista en la predicación de la gloria y las maravillas de Dios (Sal. 96:3).
3. Reconquista a través de exposición bíblica, no sólo por medio de la evangelización. La mayoría de la Biblia es clara, de manera que al predicar dejemos los detalles confusos, pongamos la mira en los temas claros, y proclamemos con autoridad porque a través de la predicación hay reconquista.
4. Reconquista de las ovejas perdidas. En el rebaño hay muchas ovejas que se han apartado y deben regresar (Mt. 10:16). Nuestra oración debe ser: “Señor, por tu gracia dame una palabra de ánimo, de perdón, de edificación, de recuperación, de perseverancia; una palabra que haga nacer en la gente fuego de Dios, una promesa que los anime.” Cuando oramos de ese modo, estamos reconquistando hombres y mujeres que se han apartado del camino, y podemos ser instrumentos de Dios para que regresen a la senda del Señor.
I. PREDICACION ES DEMANDA
El Espíritu Santo hace la demanda.
1. El Espíritu Santo está en el predicador (Jn. 14:16, 26). Todo ministerio que no esté ungido por el Espíritu de Dios es sencillamente manipulación. El poder del Espíritu Santo jamás debe confundirse ni sustituirse por el poder de persuasión. Sólo Dios puede dar el don y ungir al creyente para el ministerio—ya sea como pastor, maestro, profeta, evangelista, predicador, etc.
Toda la energía física y mental combinada con todas las palabras ocurrentes y persuasivas imaginables, no pueden fabricar el poder del Espíritu, que otorga autoridad al mensaje.
2. El Espíritu mantiene viva la palabra que ha sido recibida. Nos preocupemos de las aves que puedan venir y robar la semilla (Ro. 8:16).
3. El Espíritu Santo enseña las profundas verdades de Dios. El Espíritu habla a nuestro ser interior, enseñando y guiándonos en las cosas de Dios. Y porque conoce la verdad, nos usa pero también nos corrige (Jn. 16:13; 1 Co. 2:10, 13; 1 Jn. 5:6).
4. El Espíritu Santo nos ayuda a distinguir y aceptar su voz divina y a diferenciarla de la voz del hombre. El teólogo Doménico Grasso declaró: “La voz humana se esconde para que sólo la voz de Dios sea evidente.”7
Estamos tomando las profundas cosas de Dios y abriéndolas (Ef. 3:3–4, 9; Col. 4:3). Estamos proclamando el misterio de Dios en Cristo, el misterio del cuerpo de Cristo, el misterio de la iglesia. Nuestro propósito es que la gente entienda ese misterio. Dios nos llama a revelarlo.9
1. Los temas son formidables. Las personas quieren que les hablemos sobre los misterios de la vida, y las respuestas están en la Escritura. El misterio de la creación, la caída, la encarnación, y por supuesto la reconciliación, la obra de Cristo, la resurrección, la ascensión, el retorno del Señor Jesús.
Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria.
(1 Ti. 3:16)
Al caminar con el Señor, El tomará las palabras de nuestra boca y las hará agradables a El y una bendición a los que nos escuchan (Jer. 15:19; Ef. 6:19).
2. Misterio de la obra del Espíritu Santo. El Espíritu de Dios usa nuestras palabras para que quienes nos escuchan realmente piensen los pensamientos de Dios.
Cuando estamos predicando el misterio, haciendo una exposición de la revelación, abriendo la verdad como boca de Dios, el Espíritu Santo está obrando en los cristianos y en los inconversos, y aplicando la Escritura a las almas (Jn. 14:26; 16:7–15).
3. Misterio de hablar al alma del oyente. Es asombroso pensar: “Estoy hablando al alma eterna que es parte de este cuerpo.” Pero más asombroso aun es que Dios hable al alma del hombre: He aquí Jehová nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz en medio del fuego; hoy hemos visto que Jehová habla al hombre (Dt. 5:24).
4. Misterio porque el destino eterno de la persona está en juego. Esto se aplica tanto a un inconverso como a un creyente que se está alejando. Si el inconverso se convierte, su destino y propósito en la vida de pronto adquirirían significado. Nuestra oración debe ser: “Quiero que esta gente tenga un encuentro con Dios y que haya fuego en el corazón de ellos. Quiero el fruto de Dios. Quiero que las almas confiesen sus pecados, y que deseen vivir en santidad.” (Ver Ef. 3:6; 1 Co. 2:7; Col. 1:26–27.)
5. Misterio del velo rasgado. Al predicar estamos haciendo que la gente entre al lugar santísimo por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su sangre (He. 10:20), a fin de que tengan una relación personal con el Señor Jesucristo.
El velo está abierto (He. 10:19, 22), pero para algunos está cerrado. Es como si Dios dijera: “Quiero que entren en el lugar santísimo y dejen todo lo demás a un lado al menos durante una hora.” Entremos. No nos quedemos en el patio exterior. Instemos a los demás a hacer lo mismo.
Si la predicación no fuera teología, no sería predicación desde una perspectiva bíblica.
1. Teología es el conocimiento de Dios. Predicamos con un profundo conocimiento de Dios y de las doctrinas de la Escritura que Dios revela (2 P. 1:3). Cuando decimos que estamos dando teología a los oyentes, lo que estamos diciendo es: “Les estoy dando lo que yo mismo sé sobre Dios.” (Ver Pr. 9:10; Is. 11:9.)
Saturemos a la gente de los caminos de Dios y del temor de Dios. Pero no estamos hablando de un mero conocimiento técnicode Dios sino también de conducta moral (2 Ts. 2:15; 1 Ti. 4:6).
2. Verdadera teología porque está basada en la Biblia. Si no es así, debemos resistir el deseo de predicar nuestras propias teorías (Hch. 18:28). Al predicar, tratemos de llevar a la gente unos centímetros más en las cosas de Dios.
3. Teología básica. Hacemos teología basándonos en los aspectos fundamentales (1 Co. 3:11; 2:5). Centremos la atención en la cruz de Cristo, y que ésta sea parte de todos los sermones que predicamos.
Todo lo que Dios tiene en sus planes para este mundo y para el ser humano está centrado en la cruz, la cual pone cada cosa en su debida perspectiva.
4. Teología que hace que el oyente madure. Queremos que la gente tenga un poco más de amor, de confianza, de fe (2 Ts. 1:3; Jud. 20). Libros con promesas del Señor han hecho que mi fe aumente, y me han motivado a creer en Dios en tiempos de oscuridad y de prueba.
Nuestro mensaje debe contener teología, doctrina y promesas, de manera que haya crecimiento y madurez. La idea es permanecer en las cosas básicas y al mismo tiempo seguir construyendo sobre ellas.
5. Teología centrada en Cristo. Nunca olvidemos que aunque el evangelio salva a la gente del infierno y de la culpa, lo central es Cristo mismo (Mr. 1:1; Hch. 9:20).
L. PREDICACION ES PALABRA DE DIOS
El predicador debe repetirse una y otra vez: “Mientras yo entrego el mensaje, Dios está hablando”; necesita verse a sí mismo y al ministerio desde una perspectiva bíblica. El mensaje, el poder y los resultados vienen de Dios y son de Dios.
Cuando uno habla o predica, debe hacerlo conforme a las palabras de Dios (1 P. 4:11). Nuestra perspectiva debe ser: “Este mensaje es de Dios, éstas son palabras de Dios, por lo tanto: ‘Así dice el Señor’ ” (Mt. 10:20).
1. Palabra de Dios por boca de sus enviados. Dice el Señor: Si te convirtieres, yo te restauraré … y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca (Jer. 15:19. Ver también Dt. 18:18; Jn. 1:23).
2. Palabra de Dios en la historia. Estamos predicando en un contexto histórico. Mucho ha sucedido antes, y mucho ha de suceder aún si Jesús no regresa antes. Seamos conscientes de lo que ocurre en el mundo.
El Dr. G. Campbell Morgan11 dijo: “El cristiano lee por las mañanas con la Biblia en una mano y el diario en la otra.” Cuando leemos el periódico, consideremos lo que Dios está haciendo hoy en el mundo. Sintamos que somos parte de una secuencia histórica con todos los siervos de Dios, y que la iglesia del Señor no está aquí sólo hoy sino que ha existido por generaciones, y nosotros somos sólo una pequeña parte de la masiva iglesia de Dios.
3. Palabra de Dios y por lo tanto maravillosa, gloriosa (Sal. 119:129; 1 Ti. 1:11).
4. Palabra de Dios, por lo tanto procede de la Escritura misma. El mensaje debe proceder de la Escritura y no ser forzado a amoldarse a la Escritura. Eso es lo que significa exégesis, traer a la superficie. Cuando Elías hizo que el hacha flotara en el agua, en cierto sentido eso fue exégesis, hacer que lo que estaba en el fondo saliera a la superficie.
Nuestro mensaje debe proceder de la Escritura. En el momento en que nos desviamos de ella, entramos en problemas, y no sabemos a ciencia cierta si lo que decimos es verdad, si es nuestra imaginación, o si sencillamente es falso y engañoso.
Cuidémonos de ir a profundidades que van más allá de lo que está revelado en la Escritura. Si lo que decimos no está basado en la Biblia, tiene tanta validez como lo que otro hermano pudiera decir. Asegurémonos de estar fundamentados en la Palabra de Dios, no en la experiencia.
5. Palabra de Dios, por lo tanto poderosa. Jamás nos avergoncemos del Señor. Si algo está escrito, debemos transmitirlo (Mr. 8:38; Ro. 1:16).
6. Porque es palabra de Dios, conduce a la fe. La Escritura conduce a la fe (Ro. 10:17). Por esa razón hasta un creyente sin demasiada preparación ni entrenamiento puede predicar un simple mensaje, citar una serie de versículos bíblicos, con el resultado de que la gente se convierte. Sucede que la Palabra de Dios tiene poder para salvar.
Al citar la Escritura podemos estar seguros de que conduce a la fe porque es como si Jesús estuviera allí diciendo esas palabras.
7. Palabra de Dios, y por lo tanto eficaz (He. 4:12). Por experiencia propia sé que es verdad. Por ejemplo, si estoy sentado en la audiencia, al margen de quién sea el orador que cita la Escritura, de alguna manera esas palabras llegan a lo profundo de mi ser. Saber que la palabra de Dios es eficaz en sí misma resulta de gran ánimo para el predicador.
M. PREDICAR ES ENTREGAR UN MENSAJE
La gente viene a escucharnos esperando que en verdad tengamos un mensaje de parte de Dios para sus almas.
1. Un mensaje, no un sermón. Cuando tenemos un mensaje de Dios, debemos entregarlo como tal (1 Jn. 1:5). El sermón es la estructura que nos ayuda a entregar el mensaje, pero al predicar estamos allí para entregar ese mensaje. Este llegará al alma y tendrá poder porque proviene del trono de Dios
2. Es un mensaje, no doctrina sin vida. Si nuestro corazón no está encendido con el Espíritu de Dios, sólo transmitiremos doctrina, verdad sin fuego. No confundamos la transmisión de mera doctrina con el poder del Espíritu Santo. El mensaje presenta al pueblo la verdad de la porción bíblica, pero no la aplicación de una verdad abstracta y filosófica sino la verdad como nos afecta aquí y ahora. Predicar es entregar un mensaje de Dios al alma. Es la verdad en su aplicación existencial. El maestro Andrew W. Blackwood12 dice: “Vaya al púlpito para ayudar a la necesidad humana, no a explicar un pasaje.”13
3. Es un mensaje fresco. Hay frescura en el mensaje pues hay (o debe haber) frescura en nosotros (Pr. 25:25). Que siempre haya una nueva verdad transmitida de manera distinta.14
4. Un mensaje refrescante. Entre los oyentes hay gente cansada, aburrida, hastiada. Prediquemos las buenas nuevas con una alegría que resulte contagiosa. La mayoría de la gente está desanimada y necesita con desesperación lo que Dios ofrece: palabras de ánimo, perdón, esperanza, futuro, propósito, gozo, bendición y la llenura del Espíritu Santo (Is. 28:12; Pr. 15:30).
5. Mensaje ungido por el Espíritu Santo. El mensaje no debe ser entregado en la carne. Preguntémonos: “Señor, ¿estoy lleno del Espíritu Santo? Si no lo estoy, límpiame y lléname otra vez. Quiero que tu Espíritu hable a través de mí, que me unja con poder, que me use.” (ver 2 P. 1:21.)
6. Un mensaje de esperanza, poder, perdón, vida eterna, unión y comunión con Dios (Col. 1:27 y ver Jn. 17:21; Hch. 13:38; Ro. 1:16).
7. Mensaje de buenas noticias pues Cristo vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros, que estabais lejos, y a los que estaban cerca (Ef. 2:17).
N. PREDICACION: ACTO DIVINO-HUMANO
Es un evento que tiene lugar en el tiempo y en el espacio. Algo está sucediendo hoy a causa de la predicación. El sacerdote Doménico Grasso lo describió como “el hoy de Dios”.
1. La palabra predicada es un momento histórico para el alma del oyente. Dios está por hablar, no el predicador, por eso hay poder. El habla a través de mí con tanta autoridad que decimos a los oyentes que Dios mismo está hablando.
Dios ha estado preparando al oyente para este histórico momento.15 Al predicar, recordemos que Dios ha estado obrando en la persona desde antes el nacimiento, la ha estado convenciendo de pecado e iluminando. Cuando aparecemos en escena, Dios ya estaba allí y nosotros sólo somos una pequeña parte en toda la maquinaria de Dios.
2. Dios produce fe y arrepentimiento en el corazón del oyente, por eso es un acto divino y humano. El nos utiliza para iluminar a la persona y traer salvación.
3. La palabra predicada implora al intelecto y a la voluntad. Dios nos usa para implorar al oyente. Las palabras de 2 Co. 5:20 muestran un corazón en llamas, que se preocupa por la gente, no una mente fría e intelectualizada en gran manera.
Cuando Spurgeon se convirtió en predicador, se hizo la promesa de que nunca en su vida predicaría un sermón sin hacer una invitación, porque él durante años había agonizado y nunca nadie le había dado la chance de hacer un compromiso con Cristo. La predicación es un acto divino y humano en especial cuando estamos apelando para salvación, pero también cuando estamos exhortando a los cristianos a poner en práctica lo que Pablo dice.
O. PREDICACION ES SABIDURIA Y LOCURA
Desde el punto de vista humano es una necedad, una locura (1 Co. 1:18a), pero desde la perspectiva de Dios la predicación es lo más sabio que podemos hacer pues es poder divino (1 Co. 1:18b).
En su sabiduría, Dios ha optado por hacer que la predicación sea su instrumento para salvación, edificación y crecimiento en la vida cristiana. Es interesante el poder que tienen las palabras, que son sólo eso pero a la vez tienen poder pues provienen de Dios.
P. PREDICACION ES PODER
El poder pertenece a Dios, no a nosotros.
1. Transmite vida eterna a quienes creen. Predicamos, pronunciamos las palabras del Señor, y una persona puede hallar vida eterna (Jn. 5:24). La predicación tiene poder para regenerar, salvar el alma y reconciliar. El nuevo nacimiento proviene de la palabra proclamada (Stg. 1:18), puede salvar el alma humana y reavivarla (Sal. 19:7; Stg. 1:12), y es un mensaje que habla de reconciliación (2 Co. 5:19).
2. Transmite la vida de resurrección, no simplemente vida eterna al final del camino (Jn. 11:25). La vida de resurrección de Cristo instantáneamente se hace parte de la vida del creyente, de manera que la vida de resurrección invade el alma en el momento que creemos (Gá. 2:20).
3. Limpia y santifica. Moody solía decir: “Este libro (la Biblia) los mantendrá alejados del pecado, o el pecado los alejará de este libro.” Cuando predicamos debemos tener en cuenta que hay una ola de santificación que se está esparciendo (Jn. 15:3; 17:17).
Q. PREDICACION SIGNIFICA RESPONSABILIDAD
1. Responsabilidad de tomar una decisión en razón de la palabra predicada (ver He. 3:7–8).
2. Responsabilidad de parte del predicador. Como predicadores, tenemos la responsabilidad de ser flexibles en nuestra metodología (1 Co. 9:22), no así en nuestro mensaje.
3. Responsabilidad de creer, ejercitar fe. El profesor Doménico Grasso lo explicó de esta manera: “Sin fe es imposible agradar a Dios (He. 11:6), pero sin la predicación la fe es imposible (Ro. 10:17).”
La predicación es preeminente …
… sobre las buenas obras (Hch. 6:2).
… sobre el bautismo y la Cena del Señor pues precede a ambos en la conversión. La persona no debiera bautizarse ni participar de la Cena del Señor hasta ser convertida (1 Co. 1:17).
… sobre la iglesia. En la iglesia estamos sujetos a maestros y profetas. Sin embargo, la iglesia es resultado de la palabra predicada porque ésta produce conversión, y las conversiones dan como resultado la iglesia. La predicación es preeminente sobre la iglesia en el sentido de que habla a través de la iglesia, y existió antes que la iglesia. Además la edifica y desarrolla.
Preeminente para creer. ¿Cómo oirán sin haber quien les predique? De manera que la predicación incluso precede a la fe, pues a menos que proclamemos la Palabra de Dios, la fe no tendrá lugar (Ro. 10:4, 8–17).
La predicación es tarea sagrada pues su objeto, Dios, es sagrado. Su fin, un encuentro con Dios, es sagrado. Es una tarea solemne y sacerdotal (Ro. 15:15–16). Y como tarea sagrada, debe estar centrada en Cristo (Jn. 17:3), de otra manera, es peligrosa y debiera despertar sospechas.
B. LA PREDICACION EXPOSITIVA
Antes de entrar de lleno en el tema de la predicación en sí, particularmente la expositiva, conviene mencionar varios conceptos que son parte integral de nuestra perspectiva en cuanto a Dios y su Palabra.
LA LOGICA DE UNA BIBLIA INERRANTE: Lo que predicamos no es fe irracional sino inteligente.
Revelación general:
a. La creación. (Dios sabía que esta revelación no sería suficiente para el hombre sin que también hubiera una revelación especial.)
b. La conciencia. (En nuestra predicación debemos hablar a la conciencia ya que Dios le ha estado hablando.)
Revelación especial:
a. Verbal. Dios habló en el pasado, y se revelaba en sueños y visiones. Dios se revela a sí mismo pues es su prerrogativa.
b. Escrita. La Escritura que tenemos en mano.
Revelación redentora:
Esta se lleva a cabo en la persona de Jesucristo (He. 1:1–3). El es la revelación final de parte de Dios, pero la predicación es también parte de la revelación divina.
Inspiración.2 Es la obra de Dios en y a través del escritor de la Biblia (2 Ti. 3:16). Los escritores sagrados fueron a las Escrituras lo que la virgen María fue en la encarnación de Jesucristo. Los escritores fueron instrumentos humanos de la obra invisible del Espíritu Santo, a fin de que la Escritura fuera tanto divina como humana.
Inerrancia.3 La inerrancia es el resultado de la obra del Espíritu Santo en y a través de los autores. Es la obra del Espíritu Santo en el texto, asegurando que en él hay todo lo que Dios desea, y por lo cual podemos tener absoluta confianza.
Iluminación.4 Esto es la obra del Espíritu Santo en nosotros una vez que hemos leído el texto inerrante producido por autores inspirados. Es lo que Calvino llamó “el testimonio interno del Espíritu Santo” (Ro. 8:16; 1 Jn. 2:26–27. Ver también Jn. 14:25–26; 16:12–15).
Dios no nos deja a oscuras. El Espíritu Santo ayuda a quien busca con sinceridad. Sin embargo, esto no elimina la necesidad de lectura, meditación, oración, estudio, memorización, consulta, etc.
Exégesis.5 Es el proceso de llevar a la superficie (Sal. 119:130). Es comprender el texto, interpretarlo, y abrirlo para los oyentes.
Exposición. No es necesario defender la Biblia, sino sencillamente hacer exposición de ella. Spurgeon declaró: “¿Defender la Biblia? Sería como defender a un león.”
Aplicación. Es lo que el Señor nos ha dicho en cuanto al pasaje propiamente interpretado.
Consideremos ahora el sermón expositivo. Comencemos diciendo que, básicamente, exposición bíblica es lo que ofrecemos a la persona una vez que ha entrado al reino de Dios.
1. QUE ES UN SERMON EXPOSITIVO
La primera vez que escuché un verdadero sermón expositivo quedé admirado. No llegaba a comprender de dónde surgía el atractivo y el poder que el sermón me había transmitido. Intenté analizar al predicador (que era pastor de una gran iglesia muy evangelizadora y con centenares de miembros), pero me di cuenta de que necesitaba tener su perspectiva. De manera que fui a hablar con él, y él compartió conmigo su “secreto”.
1) Cuando el predicador expone la Palabra, experimenta de una manera inexplicable la promesa … y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca (Jer. 15:19). Martín Lutero siempre identificaba al sermón con la misma voz de Dios, y lo hacía de tal manera que al referirse al sermón lo llamaba, precisamente, “la palabra de Dios”.
2) La emoción de predicar un sermón expositivo reside en el “sentido de autoridad” que emana de la exposición de la Escritura, no de una estructura ingeniosamente planificada. Por otro lado, la predicación expositiva permite que el mensaje penetre con convicción en los corazones (He. 4:12). ¿Quién podrá argumentar con Dios?
3) Asimismo, durante la predicación expositiva los asuntos “delicados” se tratan con naturalidad y sin ofensa. No estoy dando mis puntos de vista ni mi posición sino que hago resaltar lo que ya dijo Dios mismo.
4) Aunque el expositivo es el método de predicación por excelencia, no por ello ha de usarse en forma exclusiva ya que no es necesario ni conveniente. La exposición debe ser la espina dorsal del ministerio, lo que sostiene a todo lo demás en su lugar.
Nehemías describe la tarea del predicador: Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura (8:8). Los oyentes necesitan tomar conciencia de la veracidad y actualidad de los pasajes bíblicos; y es privilegio y deber del predicador ser administrador de los misterios de Dios, presentando en forma sencilla las verdades divinas que han sido reveladas.
No conozco una definición plenamente satisfactoria de sermón expositivo, y es bueno ya que de otra manera sería algo exacto, matemático y mecánico. Todos los métodos de predicación tienen ciertos rasgos similares puesto que todos tienen el mismo libro de texto, y el mismo Dios a quien proclamar. No obstante, es aconsejable distinguir las diferencias.
Primeramente demos un vistazo, por vía de contraste, a lo que no es y a lo que sí es un sermón expositivo.
A. LO QUE NO ES UN SERMON EXPOSITIVO
1. No es un estudio bíblico.
(a) No es estudio bíblico por cuanto éste trae a colación otros pasajes. Quien dirige o predica un estudio bíblico conduce a los oyentes en una “cacería espiritual”, por así decirlo, donde se examina, compara y contrasta texto con texto, doctrina con doctrina.
(b) No es estudio bíblico por cuanto éste entra en detalles menores de cada pasaje y se detiene en una palabra para examinarla microscópicamente, desmenuzarla y saborearla. No así el sermón expositivo.
(c) No es estudio bíblico por cuanto éste, en términos generales, no es un mensaje—por más que se saquen conclusiones y se señalen exhortaciones—sino un análisis.
(d) El estudio bíblico, por otra parte, es el proceso que culminará en exposición.
2. No es un sermón temático. En el sermón temático el predicador examina un tema específico a través de la Escritura, por ejemplo “el amor de Dios”. Aunque tales temas son útiles y beneficiosos tanto en la evangelización como en la edificación de los nuevos cristianos, el sermón expositivo es más que eso.
3. No es un estudio doctrinal. La “sana doctrina” que Pablo tanto enfatiza (1 Ti 1:10; 4:6, 16; Tito 2:1) es imprescindible para la vida cristiana ya que sin ella no habría cristianismo sano. Si bien el sermón expositivo contiene doctrinas (así como el oxígeno siempre está presente en el agua), no es un estudio específico de la doctrina del pasaje o de cierta doctrina bíblica.
4. No es evangelismo en el sentido estricto de la palabra. No se dirige al inconverso en la congregación sino a todos los oyentes, en especial a los ya cristianos. A pesar de ello, el predicador expositivo descubrirá que aunque sus mensajes no son de neto corte evangelístico, continuamente se convierte gente en su iglesia porque la fe es resultado de oír la Palabra de Dios (Ro. 10:17).
5. No es un comentario corrido. No es tomar un pasaje, ir leyendo versículos, hacer algún comentario apropiado, luego leer otro versículo, comentar, etc. Tampoco es leer un comentario de nuestra biblioteca para entonces repetir a la congregación las ideas del escritor.6
6. No es idear un bosquejo dentro del pasaje. Este es el error más común en el concepto de mensaje expositivo. No hay predicación expositiva cuando el predicador cree descubrir una palabra que se repite varias veces en el pasaje, y comienza a divagar, creando un sermón que prácticamente se desvía del pasaje y de su enseñanza central. Como resultado, el oyente con discernimiento se dice: “El predicador está usando el pasaje como excusa. Lo escucharé, pero que no trate de hacerme creer que está exponiendo el pasaje.”
7. No es un sermón textual. Cuando se realizan de manera correcta, tanto el sermón expositivo como el textual presentan grandes similitudes. La diferencia es que el sermón textual por lo general se basa en un versículo.7
B. LO QUE SI ES UN SERMON EXPOSITIVO
Exponer es declarar, interpretar, explicar el sentido genuino de una palabra, texto o doctrina que puede tener varios o es difícil de entender. Expositivo, entonces, es aquello que explica, declara o interpreta.
Estas definiciones son incompletas en lo que a exposición bíblica se refiere. Exponer la Biblia es abrir las Escrituras, desarrollar y explicar un pasaje. La exégesis descubre el significado del texto,8 y la exposición presenta ese significado de una manera lógica, apropiada y eficaz.
Podemos comparar el sermón expositivo a una rueda. El tema principal representa el eje, y los pensamientos que emanan de él son los rayos. El sermón expositivo debe ser una unidad completa: una rueda. Consideremos algunas características.9
1. Es procedimiento lógico. Es lógico porque hace un estudio de la Biblia en la manera y orden en que fue escrita, y explica y aplica la Escritura en el orden que Dios desea. La exposición considera un pasaje párrafo por párrafo, o verdad por verdad, en vez de hacerlo versículo por versículo. Por ser un procedimiento lógico y normal, no debiera intimidar sino animar a que muchos lo practiquen.
2. Es caminata. Predicar expositivamente es caminar dentro del pasaje junto con los personajes que protagonizaron el incidente o hicieron historia con sus dichos y acciones. Por ejemplo, si es una epístola paulina, caminamos con Pablo y con la gente a quien él se dirigió.
3. Es descubrimiento. Es descubrir el universo de conceptos, emociones, imágenes y realidades que encierra el pasaje.
4. Es cofre. Hay que hallar la llave y la clave del pasaje, extraer el contenido del cofre divino y exponer las joyas a la mirada del pueblo. Jesús dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas (Mt. 13:52). El Señor Jesús hace una comparación grandiosa en cuanto a guardar en la mente y en el corazón la profundidad de las verdades de Dios. Hay que ser docto en el conocimiento de la Palabra, como así también en experiencias, lecciones de la historia de la iglesia, y todo lo que pueda enriquecer a un maestro de la Biblia. Como resultado, cuando llegue el momento de enseñar fluirán desde el corazón tesoros de cosas nuevas y antiguas.
5. Es exposición. Es exponer al pueblo a la Palabra de Dios (Sal. 119:130). Los oyentes deben estar ante la Biblia a cara descubierta, sin máscaras ni disfraces (2 Co. 3:18). Además, es exposición de la Palabra ante el pueblo. Que en ella y por ella el pueblo vea al Dios viviente (Hch. 10:36; He. 2:12).
Nehemías 8:3–8 es una descripción de lo que sucede cuando se predica un mensaje expositivo: Leyeron del libro de la ley, Esdras hizo claro el significado (interpretación) y la gente entendió lo que se leía (aplicación).
6. Es explicación. El mensaje expositivo trata y explica el asunto central, básico y primordial del pasaje. No incluye los aspectos periféricos o demasiado detallados de una cuestión. Por lo general, la porción a predicar consiste en un párrafo o varios versículos que se combinan para presentar un pensamiento completo. El sermón expositivo primero descubre y declara ese pensamiento central, y luego procura exponer y aplicarlo a la luz de ese pasaje en particular.
7. Es sermón. La palabra sermón tiene su origen en una voz latina que significa “estocada”. Esto indica su propósito bien definido, herir al oyente en su alma con la espada del espíritu (Ef. 6:17).
El Dr. Austin Phelps10 dijo: “Un sermón es un discurso dirigido a la mente popular, sobre verdades contenidas en la Biblia, elaborado cuidadosamente, procurando persuadir a los oyentes.” Y como sermón, la predicación expositiva tiene todas sus características naturales: estructura, organización, ilustraciones, introducción, conclusión.
8. Es variedad. No cansa pues ofrece tanta variedad como la Palabra de Dios misma, que es fuente inagotable. Este tipo de predicación suministra al predicador suficiente material para toda una vida de predicación. El predicador nunca llegará al fondo del barril sino que siempre habrá material para otros sermones, y habrá “abundancia de pan” tanto para él como para el oyente.
2. UTILIDAD Y VALOR DEL MENSAJE EXPOSITIVO
Características más sobresalientes:
1. Ofrece variación temática y continuidad.
Todos corremos el riesgo de vivir en un círculo cerrado. Sin darnos cuenta repetimos mensajes y bosquejos. A veces preparamos sermones que resultan monótonos, cansadores, y con frecuencia repetitivos. Al predicar expositivamente a través de la Biblia semana tras semana, salimos del círculo de doctrinas favoritas o denominacionales, y mostramos en forma mucho más completa lo que Dios dice en su Palabra. De esa manera evitamos ser parciales, exclusivistas y obtusos. Además, tenemos la oportunidad de hablar sobre temas que, de otra manera, pasaríamos por alto.
2. Alimenta.
Alimentemos al pueblo de Dios con comida sólida y nutritiva, sirviéndoles en el plato dominical el suculento alimento que la predicación expositiva hace posible.
3. Anuncia todo el consejo de Dios.
Cuando el apóstol Pablo pensó que debía dejar para siempre a su amada iglesia en Efeso, fue un alivio saber que ante Dios él estaba limpio de la sangre de todos ellos por no haberse negado a anunciarles todo el consejo de Dios (Hch. 20:27). Además el salmista declara: La suma de tu palabra es verdad (Sal. 119:160). El peso acumulado de la verdad es lo que más eficazmente instruye al cristiano.
Se requiere el uso de toda la Escritura para la edificación del Cuerpo de Cristo pues cada parte fue divinamente inspirada y registrada con un propósito definido: ministrar al cristiano (1 Ti. 3:16, 17).
El famoso predicador británico Spurgeon exhortaba a sus estudiantes: “Cualquier parte de la Biblia es provechosa, y vuestro deber no es tan sólo predicar la verdad sino la verdad entera. No insistáis constantemente sólo en una verdad. La nariz es muy importante como parte constituyente del rostro humano, pero retratar sólo la nariz de un hombre, no sería un modo satisfactorio de copiar su cara.”
4. Es la misma Palabra de Dios.
No son palabras humanas sino divinas. Cuando Dios habla, la conciencia que escucha no puede menos que sacudirse. A veces surgen problemas en las iglesias porque algún miembro o familia acusa al pastor de que el sermón fue dirigido a ellos en forma personal y ofensiva (y lamentablemente en ocasiones es cierto). La predicación expositiva evita ese tipo de acusaciones porque la Palabra de Dios llega al corazón en forma natural y directa, y exhorta al oyente.
5. Capacita al cuerpo de Cristo.
La tarea del pastor no es hacer, supervisar y decidir todo sino capacitar al cuerpo de Cristo para que éste lleve a cabo el ministerio (Ef. 4:11–16). El predicador es usado por Dios para edificar a los santos de modo que los santos—no el pastor—hagan la obra del ministerio. De manera que con la predicación expositiva tanto el uno como los otros ocupan su correspondiente lugar.
Quien predica mensajes expositivos en forma regular, pronto descubrirá que la iglesia crece en la fe y los fieles llegan a convertirse en maestros. En realidad, podríamos comparar la predicación expositiva con un instituto bíblico.1
6. Libra del eterno dilema de elegir temas aislados.
A menudo el predicador se enfrenta a la decisión de escoger temas para sus mensajes. Por otra parte, si está predicando sobre determinado libro de la Biblia semana tras semana, la elección ya no debe hacerse pues cada mensaje corresponderá al pasaje “de turno”. De ese modo, el predicador se verá libre de la tendencia de usar caprichosamente textos aislados. Estos serán considerados a la luz del contexto, y serán interpretados, explicados y aplicados en forma correcta.
7. Cautiva, encanta y fascina.
La buena predicación expositiva crea tal fascinación e interés que a la gente le resulta difícil esperar una semana para saber cómo sigue el pasaje ya que desean continuar escuchando verdades vivientes. Por otro lado, la predicación expositiva estimula a que el pueblo regrese domingo tras domingo pues no quiere perderse ningún párrafo bíblico.
Muchos pastores me han compartido su experiencia de que al predicar expositivamente en forma regular, los cultos comenzaron a crecer en asistencia y los jóvenes se convirtieron en el público más atento.
Al recordar la exposición que había hecho Jesús, los hombres de Emaús se dijeron: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras … y cuando nos abría las Escrituras? (Lc. 24:32). Este tipo de predicación no sólo cautiva a la gente sencilla y a la juventud, sino también a personas cultas que por su preparación demandan continuidad, orden y lógica en un mensaje. El sermón expositivo, entonces, puede convertirse en útil aliado de pastores sencillos al frente de una congregación de extracciones variadas. No es necesario ser doctor en teología para poner en práctica la predicación expositiva.
8. Hace posible una constante renovación espiritual.
Al recibir mensajes expositivos, la grey avanza hacia la madurez espiritual. Este tipo de predicación ha producido grandes avivamientos. El más notable fue la reforma del siglo XVI. Lutero predicaba y escribía comentarios. Y Calvino, que tanta influencia ha tenido en el mundo cristiano evangélico, era el expositor por excelencia.
9. Fija la atención en el texto bíblico.
Cuando la congregación sabe que habrá predicación de la Biblia misma, por lo general recordará llevarla al culto a fin de poder seguir el curso del mensaje teniendo ante sí el pasaje en cuestión. Los creyentes desean constatar la exposición y ver las palabras y frases a que hace referencia el predicador. La gente comienza a darse cuenta de que la Biblia no es una serie de versículos colocados arbitrariamente en un lugar, ni temas aislados o difíciles de descubrir. Los creyentes comprueban que la Palabra de Dios es un coherente y coordinado cuerpo de verdades con continuidad lógica e inteligente.
10. Produce conversiones sólidas.
En diversas ocasiones he sido testigo de personas que se convierten mientras predico un sermón expositivo destinado primordialmente a los miembros de la iglesia.2 He conocido congregaciones donde el pastor cada domingo predica un sólido mensaje expositivo, y después del culto se entregan a Cristo personas de todo rango y cultura.3
11. Obliga a que el predicador crezca.
John Stott, el gran expositor británico, afirma que la predicación expositiva es una disciplina muy exigente y, quizás por ello, poco frecuente. Sin embargo, los resultados personales bien valen la pena: (a) enriquece y profundiza el conocimiento bíblico; (b) estimula el intelecto y el espíritu, y uno siente emoción al descubrir, conocer y “ver” más de lo eterno; (c) desarrolla la personalidad del pastor o predicador, que crece en su vida espiritual (Ro. 8:29).
Este tipo de predicación cuenta con una fuente casi inagotable, es decir que no se acaba luego de los primeros 20 minutos del sermón, luego de lo cual tal vez comiencen las repeticiones. El problema con que se enfrenta el predicador es: ¿qué es lo que no diré en esta ocasión? Hay tanto material que nos preguntamos cómo podremos limitar nuestro mensaje a 30 ó 40 minutos—o el tiempo que tengamos.
Como esta predicación pone énfasis supremo en la misma Palabra de Dios, exige que el predicador tenga contacto directo con las Escrituras. La predicación sistemática de la Biblia es imposible sin un estudio sistemático de ella.
“Es una bendición—escribió Spurgeon—alimentarse del alma misma de la Biblia hasta llegar a hablar el lenguaje de las Escrituras, y hasta que el espíritu esté sazonado con las palabras del Señor, a fin de que nuestra sangre sea bíblica y la esencia misma de la Biblia brote de nuestro interior.”
3. PREPARACION GENERAL PARA LA PREDICACION EXPOSITIVA
¿Cómo preparar un mensaje expositivo? Estudiando, meditando y haciendo notas. Es una actividad creativa por excelencia, aunque siempre bajo el control y dependencia del Espíritu Santo. El predicador Campbell Morgan, “el príncipe de los expositores”, leía 30 veces un pasaje o libro de la Biblia antes de predicarlo.1
No trato de decir que 30 sea el número ideal. El ejemplo habla de la dedicación y preparación exhaustiva que este tipo de predicación demanda.
El don viene de Dios, pero su desarrollo depende de la persona, y requiere estudio consciente y concentrado. Salomón mismo habla de la importancia de la preparación para lograr una presentación convincente.
Y cuanto más sabio fue el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; e hizo escuchar, e hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios. Procuró el predicador hallar palabras agradables, y escribir rectamente palabras de verdad. Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor. Ahora, hijo mío, a más de esto, sé amonestado.
(Eclesiastés 12:9–12)
Vemos aquí el carácter sabio y perseverante del predicador, que invertía tiempo para prepararse; era atento, estudioso, sistemático, apegado a las Escrituras, veraz. Como resultado, la predicación fue convincente, directa, con autoridad, y la ardua labor resultó eficaz.
Por otra parte, en el ministerio de la predicación es crucial querer mejorar. El predicador debe decirse: “Tal vez lo haga bien, pero debo hacerlo mejor.”
Algunos consejos prácticos:
1. Confíe en la promesa de poder y dirección del Espíritu Santo: Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir (Jn. 16:13). Jesús nos prometió poder (Hch. 1:8), y sin ese poder seríamos personas miserables y frustradas, y predicadores totalmente ineficaces.
2. Esté alerta a la dirección del Espíritu Santo a fin de escoger pensamientos adecuados. En su lectura devocional diaria, usted encontrará pasajes o libros de la Biblia que captarán su atención. Haga notas allí mismo, especificando las ideas que parecen claves.
Al preparar sus sermones, el evangelista Moody se levantaba a las cinco de la mañana para estudiar la Biblia y orar.2 Era en ese momento que Dios ponía ideas en su mente. Moody guardaba grandes sobres y en ellos escribía el título del mensaje. Dentro de ellos ponía las notas recogidas de sus estudios, y si en una revista leía una historia pertinente, por ejemplo, también la archivaba allí.
Tenga una actitud similar al escuchar sermones por otros predicadores. El evangelista R.A. Torrey3 siempre llevaba consigo una libreta de notas, y recomendaba a sus estudiantes que también lo hicieran para estar siempre listos a fin de registrar ideas y pensamientos para futuras exposiciones. Spurgeon hacía lo mismo.
3. Decídase a comenzar en forma inmediata. Predique expositivamente los domingos por la mañana. Le sugiero que comience con dos veces al mes, después tres, para luego hacerlo semanalmente. Al comenzar a predicar de manera expositiva, escoja pasajes que no encierren grandes problemas de interpretación ya que podría enredarse y confundirse, al igual que sus oyentes. Conviene comenzar con un párrafo breve. A medida que adquiera experiencia, avance hacia párrafos más largos y luego capítulos. Muy pocos hombres en la historia han podido predicar un sermón expositivo sobre un libro completo de la Biblia—a menos que fuera Abdías, Filemón o Judas.
4. Conozca íntimamente a Dios, al hombre y la relación que hay entre ambos. Spurgeon afirma: “Predicar de modo eficaz es muy simple. Sólo se necesita conocer bien a Dios y al hombre.” Para conocer a Dios debemos tener una relación viva y personal con Jesucristo, debemos caminar cerca de El, confiar en El, pasar tiempo con El en oración y estudiar su Palabra cada día. Para conocer al hombre es necesario conocernos a nosotros mismos. Esto significa examinar nuestros pensamientos, acciones, motivos y deseos a la luz de la Escritura.4
Este conocimiento permitirá que el mensaje sea vibrante y poderoso.
5. Sea ávido lector si aspira a ser buen expositor. Hace tiempo leí un artículo titulado “¡Lea ministro, lea!” Era un llamado enérgico a que los predicadores de Dios enriquezcamos nuestro ser interior con la lectura de todo cuanto nos haga mejores siervos.
Muchos predicadores están fuera de contacto con el hombre moderno, y por lo tanto hablan a un hombre producto de su propia imaginación, inexistente en el mundo de hoy. El Dr. R.A. Torrey decía que al subir al púlpito debiéramos mirar al público y ver un signo de interrogación en cada rostro, y agregaba que en su mensaje el predicador debiera contestar esos interrogantes de la gente. (Sin embargo, si el conocimiento del hombre no es más que intelectualismo teológico, el mensaje será frío y extraño.)
(a) Lea las Escrituras.
(b) Lea buen material expositivo.
(c) Lea el periódico. Esté informado de lo que ocurre en el país y en el mundo ya que usted es parte de ellos.
(d) Lea libros cristianos. Procure leer cuanto libro valioso se publique. Tenga su propio sistema y programa de lectura.
e) Lea revistas, tanto seculares como cristianas. Esté al tanto de informaciones de interés e ilustraciones en variados campos del conocimiento moderno. Entérese de lo que sucede en el mundo a su alrededor y luego, de rodillas, trate de relacionarlo con las Escrituras. Además son importantes las revistas evangélicas de la propia denominación y también las de corte interdenominacional.
6. Organice el tiempo. La organización del tiempo es esencial en la preparación eficaz de sermones expositivos. Es un aspecto difícil de poner en práctica pero es esencial.
(a) Reconozca que no habrá estudio eficaz sin concentración y tiempo especialmente apartado para ello. Encuentre un lugar adecuado, dentro de lo posible silencioso y libre de distracciones. Elija la mejor hora del día. Para algunos la más adecuada es la mañana, para otros la noche. Lo ideal es apartar 2 ó 3 horas como mínimo.
(b) Organice un programa diario de estudios, como también un programa diario de actividades.
(c) Tómese tiempo para el descanso y el esparcimiento, que son partes imprescindibles de la vida.
(d) Haga saber a la iglesia sus planes generales. La congregación debe ser consciente de que usted necesita un tiempo específico para el estudio y la preparación. En una ocasión un pastor me comentó: “Temo que los hermanos me llamen ‘pastor de escritorio’.” Mi respuesta fue: “Si la iglesia no quiere un pastor de escritorio, debieran buscarse otro pastor.” Hay que regresar a la tarea primordial del pastor: preparar alimento para las ovejas; y ese alimento espiritual sólo se consigue en la presencia del Señor. El tiempo dedicado al estudio de la Palabra de Dios constituye el fundamento de la predicación.
Antes de aceptar el pastorado de una iglesia de Costa Rica, un conocido hombre de Dios dijo a los ancianos y líderes: “No podré correr tras cada hermano que necesite una visita. O me aceptan principalmente para predicar y capacitar a la iglesia a fin de que todos, no yo solo, hagan la obra del ministerio, o francamente no tengo interés.” La iglesia aceptó, y comenzó a multiplicarse.5
7. Ordene y archive su material.
(a) Legajo, carpeta o “folder”—ideal para guardar artículos y recortes importantes.
(b) Tarjetas—útiles para copiar párrafos interesantes de algún libro prestado, revista, etc.
(c) Computadora, si el pastor tiene acceso a una. Esta resultará de inestimable valor para estudiar, escribir y archivar material. Además hay disponibles una variedad de software con MicroBiblia, concordancias, diccionarios, ayudas en griego y hebreo, etc.
8. Consiga libros de fondo como ayuda para la preparación de sermones expositivos. Tal vez muchos no cuenten con dinero para adquirir material. Acérquese entonces a quienes puedan prestarle tales libros, y sea cuidadoso con esos libros. (Y mejor aún, como pastor o líder de la congregación, procure que la iglesia aparte una suma mensual para comprar un libro por mes a fin de que usted tenga libros a su alcance. Los libros habrán de pertenecer a la iglesia, y permanecerán allí ante un eventual cambio de pastor.)
(a) Consiga tantas versiones de la Biblia como sean posibles.
(b) Otro material de referencia: Usos y costumbres bíblicas, Comentario exegético, Concordancia bíblica, Manual de la Biblia, Mapa de países bíblicos, Diccionario de la Biblia, Diccionario de la lengua española.6
Por sobre todo, ore pidiendo discernimiento en cuanto al pasaje bíblico puesto que el Espíritu Santo, autor real de la Biblia, es por ende el mejor intérprete.
Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo (2 Ti. 2:7).
1 Lo que sigue y hasta el fin de este capítulo es más que nada un bosquejo del tema de la teología de la predicación. No todos los puntos están desarrollados en detalle pues el objetivo es proporcionar al lector una base sobre la cual él pueda desarrollar sus propias ideas. Se recomienda un estudio individual de estos conceptos, de acuerdo a la necesidad e interés particulares.
3 El auge de las sectas, por ejemplo, se debe en gran manera a la necesidad de la gente de que les hablen con autoridad. Estos líderes pretenden tenerla, y la gente los sigue.
4 Este tema está íntimamente relacionado con el punto J, la predicación como misterio.
6 Drama es una condición, situación o serie de eventos que incluyen conflictos intensos o de interés y que contiene las características de una obra dramática (teatral, por ejemplo).
7 Para una exposición más completa de la obra del Espíritu Santo en el predicador, ver capítulo “La persona del predicador”, punto A, en la segunda parte de este libro.
8 Misterio se refiere a un plan de Dios que no había sido revelado. No conlleva la idea de un secreto que se esconde sino que será anunciado (1 Co. 4:1). El misterio no es sólo una verdad que había permanecido escondida y ahora ha sido divulgada, sino que además contiene un elemento sobrenatural que permanece a pesar de la revelación.
9 Aunque hemos tratado este tema separadamente, en el punto B hay varios aspectos que se sobreponen.
11 Predicador inglés (1863–1942).
12 Teólogo estadounidense, profesor en la Universidad de Princenton, autor del libro Preparación de sermones.
13 Sin embargo, tener presente punto L.6.
14 El evangelista Moody declaró: “Si vale la pena predicar determinado sermón una vez, vale la pena predicarlo cien veces. Y si no es digno de ser predicado cien veces, no lo prediquemos ni una sola vez.” No a la misma audiencia, claro está, pero es digno de ser repetido porque es un mensaje que recibimos de Dios, y por eso debemos refrescarlo con fervor, con nuevas perspectivas, con ideas adecuadas al público y a las circunstancias—aunque la esencia del mensaje permanece inmutable.
1 Revelación es que Dios haya decidido darse a conocer y haya hecho conocer sus propósitos y sus acciones en favor de la humanidad.
2 Este concepto conlleva la idea de un fenómeno en el que la acción, habilidad o palabras humanas son provistas en forma inmediata y extraordinaria por el Espíritu de Dios. El término proviene del griego THEOPNEUSTOS, que da la idea de que Dios da su aliento de vida.
3 Este concepto sugiere que la Escritura no se aparta de la verdad, e indica que tanto la inspiración como la autoridad de la Escritura son absolutas.
4 Es la obra del Espíritu Santo que da luz a las mentes de los hombres cuando éstos leen la Escritura (1 Co. 2:6–16). Siempre hace referencia a quienes leen la Escritura.
5 Palabra griega que, básicamente, significa explicar.
6 Los comentarios bíblicos son excelentes herramientas para estudiar un pasaje o libro de la Biblia, no para recitarlos casi textualmente ni para “tomar prestado” el sermón.
7 También existe el sermón expositivo-textual, que examinaremos más adelante. El que recién comienza a predicar expositivamente, debiera comenzar con ese estilo.
8 EXEGESIS es una transliteración del griego que significa narración o explicación. Aunque este sustantivo no aparece en el Nuevo Testamento, el verbo se encuentra varias veces con el primer significado, y una vez con el segundo (Jn. 3:18). Exégesis es la ciencia de la interpretación.
9 Algunas de estas características son específicas en cuanto a la predicación expositiva, y otras ya han sido mencionadas al tratar sobre la teología de la predicación, en la primera parte de este capítulo.
10 Reconocido profesor de homilética británico (1820–1890), autor del libro Teología de la predicación.
1 Asimismo, este método expositivo tiene la ventaja adicional de complementar las deficiencias que pudieran existir en la escuela dominical.
2 A veces el sermón expositivo puede ser netamente evangelístico. Ver anexo “El mensaje evangelístico”.
3 Recuerdo el caso específico de una iglesia en San José de Costa Rica donde constantemente había conversiones como fruto de este tipo de predicación. Como resultado, esta iglesia se convirtió en “madre” de más de una docena de nuevas congregaciones. Resultados similares cosechó el pastor Luis Bush en El Salvador, quien comenzó a predicar expositivamente en una pequeña iglesia salvadoreña, la cual empezó a crecer y a enviar misioneros a otros países.
1 Otras fuentes sostienen que leía un pasaje 50 veces.
2 D.L. Moody, popular evangelista (1837–1899), quien a pesar de no ser un pastor ordenado, fue un eficaz predicador que comenzó el primer establecimiento educativo de su clase (conocido luego como Instituto Bíblico Moody), y a través de quien centenares de miles se convirtieron a Cristo.
3 Maestro de la Biblia y autor de 40 libros, nacido en E.U.A. (1856–1928). Llevó a cabo una eficaz serie de campañas evangelísticas.
4 Además es crucial leer diarios y algunas revistas seculares donde haya artículos sobre los problemas de la gente y la sociedad. Es también aconsejable evaluar los avisos comerciales en la T.V., por ejemplo, y considerar cómo describen la situación contemporánea.
5 Algunos se preguntarán cómo estudiar si uno viaja mucho. Habrá que llevar consigo el material esencial, y aprovechar las horas que proporcionan los viajes. A veces el que viaja tiene más tiempo que quien debe estar en la casa. Los medios de transporte a menudo son adecuados para la meditación y el estudio.
6 Recomendamos ampliamente toda la serie del Comentario Bíblico del Continente Nuevo, cuyo propósito es ayudar al pastor y al líder con material original escrito en idioma español, ilustraciones acordes a la cultura hispana, y bosquejos de sermones que serán de ayuda en la preparación de estudios bíblicos y sermones—en especial sermones expositivos.
4. PREPARACION ESPECIFICA PARA UN SERMON TEXTUAL-EXPOSITIVO
Pasemos al estudio del texto mismo. Tal vez nos resulte difícil estudiar la Biblia en el sentido práctico. Al menos ésa fue mi experiencia.
En este capítulo examinaremos claves necesarias para el estudio y preparación de un sermón textual-expositivo. Este tipo de mensaje se basa en un solo versículo, o como máximo en dos. Este método es similar al método expositivo, con la diferencia de que el predicador sólo está exponiendo uno o dos versículos. Si se hace en forma correcta puede ser netamente expositivo. De otra manera, existe la posibilidad de un desliz a lo textual.1
Al estudiar un texto hay cuatro aspectos a considerar para determinar su verdadero significado, sus enseñanzas y sus aplicaciones a la situación contemporánea del predicador y de los oyentes.
A. Pensamiento principal que precede al versículo.
B. Pensamiento principal que sigue al versículo.
C. Paráfrasis del versículo con palabras propias.
D. Aplicación.
A. ¿QUE PENSAMIENTO PRINCIPAL PRECEDE AL VERSICULO?
1. ¿Cómo determinamos ese contexto? Lo más sencillo es considerar el párrafo anterior al versículo. Si resultara difícil determinarlo, recomiendo estudiar los ocho o diez versículos precedentes.
2. Anote los versículos que estudiará como contexto. Comience a leer el pasaje. La primera vez léalo rápidamente y concentrando toda su atención, a fin de comprender la idea principal. Luego léalo con lentitud, para ir captando detalles. Lea el pasaje por lo menos cuatro veces, y utilice cuantas versiones de la Biblia sean posibles.3
Al principio puede resultar confuso leer varias traducciones, pero pronto advertirá que con ellas se entiende mejor el contenido.
3. A medida que comprenda la idea principal de la porción bíblica, escriba en pocas líneas (de seis a diez) cuál es, en su opinión, el concepto básico del pasaje.
A esta altura sabrá qué quiso decir el autor en el contexto, y podrá relacionarlo con el versículo central de su estudio.
B. ¿CUAL ES EL PENSAMIENTO PRINCIPAL POSTERIOR AL VERSICULO?
Esta pregunta nos lleva a estudiar el contexto inmediatamente posterior al versículo clave. Para completar este segundo paso, siga las indicaciones señaladas en el primero.
Después de haber completado los dos estudios, que pueden llevarle varias horas o incluso varios días, sentirá que conoce el pasaje en profundidad.
C. ESCRIBA EL VERSICULO CLAVE CON SUS PROPIAS PALABRAS
Colóquese en el lugar del escritor del versículo elegido y considere la idea y el concepto general desde esa perspectiva. Imagine que usted está escribiendo el versículo. Tendrá que decir lo mismo pero usará sus propias palabras, modernas y actuales.4
1. Lea y medite atenta y profundamente en el contenido y significado del versículo. Relaciónelo con el contexto antes estudiado. Memorice el versículo a fin de meditar en él al caminar, al viajar, durante todo el día.
2. Imagine que usted es el autor y decida cómo lo expresaría.
3. Escríbalo entonces con sus propias palabras—dentro de lo posible palabras distintas de las de la versión de la Biblia que utiliza con más frecuencia.
¿Qué valor tiene este proceso? No conozco mejor sistema para compenetrarse del contenido y significado de un versículo. Es de sumo beneficio, especialmente para quien recién se lanza a la predicación expositiva, y para quien quiere dar sus primeros pasos en un estudio sistemático, objetivo y sincero de las Sagradas Escrituras.
D. INDIQUE POR ESCRITO COMO APLICARLO A SU VIDA PERSONAL
Una vez que haya interpretado, meditado y estudiado el pasaje completo, estará en condiciones de pensar en la aplicación.
1. Sea riguroso en la aplicación personal de las verdades aprendidas. Pregúntese: ¿Qué me dice Dios por medio de este versículo?
2. Anote en su hoja de apuntes lo que cree que Dios le está diciendo. Escriba y luego complete:
Dios me dice que yo …
Veo aquí que Dios me pide a mí …
Reconozco que con mi familia yo debo …
Comprendo ahora que en mi iglesia yo …
Utilice siempre los pronombres “yo” y “mí”. A esta altura no se preocupe por el “nosotros”, “todos”, “los cristianos debemos”, etc. ¡Hágalo personal!
3. Seguidamente responda por escrito a la pregunta: ¿Qué debo hacer y qué debo cambiar en mi vida, en vista de lo que Dios me ha enseñado aquí? El Espíritu Santo—su Maestro—se lo dirá.
5. PREPARACION ESPECIFICA PARA UN SERMON EXPOSITIVO
Este capítulo lo dedicamos al sermón expositivo propiamente dicho. Centraremos la atención en el estudio exegético.1
Nuestro propósito no es completar un estudio exhaustivo sino práctico, de ayuda en la vida pastoral.
La exposición bíblica demanda una correcta interpretación, ya que nos libra de falsedad, error, y herejía. El expositor John Stott comenta que un pastor cierta vez dijo que por más asombroso que parezca, a veces Dios bendice “una pobre exégesis de una mala traducción de una lectura dudosa de un oscuro versículo de un profeta menor.” Stott añade que, sin embargo, eso no es excusa para el descuido en la interpretación bíblica, y que no debemos ahorrar esfuerzos para descubrir lo que Dios dice en las Escrituras.
Unas pocas observaciones a modo de introducción.
Exégesis es una palabra de raíz griega que significa “interpretar, sacar a la superficie”. Este es también el propósito del estudio exegético. La exégesis bíblica es descubrir el significado del pasaje de la Biblia.2 No estamos imponiendo nuestras ideas sino descubriendo las de Dios.
Propósito. La meta no es conocer por el hecho de conocer en sí, ya que el mero conocimiento intelectual por lo general lleva al orgullo y al engreimiento (1 Co. 8:1). El propósito del estudio exegético es conocer a Dios, sus deseos y planes para mi vida y para el mundo.
Elección. Escoja el pasaje a estudiar. Para quien se inicia lo ideal es un párrafo o un capítulo breve (o si se lanza a una serie, un breve libro de la Biblia—por ejemplo la epístola a Tito, por ser concisa y de estructura sencilla). Nos compenetraremos y disfrutaremos más de un pasaje cuando el párrafo conste de pocos versículos. Un largo capítulo de profundo contenido teológico resulta muy difícil al comienzo. El pasaje debe expresar un pensamiento completo, pero no debiera contener más de lo que puede ser entregado en el curso de un sermón. Por otro lado, es conveniente evitar los pasajes cuyos significados no resulten claros al predicador, ya que éste no podría presentar el mensaje en forma clara y convincente.
Tiempo. Muchos estudiosos sostienen (y yo comparto ese concepto) que el método expositivo es el método esencial de estudio bíblico. Es el método más lógico pues toma un libro de la Biblia y lo estudia párrafo por párrafo y capítulo por capítulo. Por tal motivo, es imprescindible darnos el mayor tiempo posible para ello, semana tras semana de cada año de toda nuestra vida.
Lectura. Lea el libro completo, con el fin de ir discerniendo y escogiendo los párrafos inteligentemente. La primera vez lea con rapidez, tomando nota de los versículos que van cayendo bajo divisiones naturales. Así se formarán los párrafos. Otro beneficio de leer todo el libro es que se llega a captar el contexto total del párrafo a estudiar.
Ciencia y arte. La exégesis, juntamente con la predicación expositiva, tiene el doble carácter de ciencia y arte. Ciencia porque no sigue ocurrencias personales sino reglas de estudio e interpretación previamente establecidas. Arte porque demanda espiritualidad, concentración y discernimiento—cosas que el Espíritu Santo está dispuesto a darnos.
Por otra parte, hay tres pasos principales en el estudio exegético de un pasaje: observación, interpretación y aplicación. No hay otra forma eficaz de llevar a cabo el estudio a fondo.
A. PRIMER PASO: OBSERVACION
Una vez que el pasaje ya ha sido seleccionado, el período de observación consta de tres etapas: pregunta, lectura y divisiones.
1. Pregunta
La pregunta constante al observar el pasaje es: “¿Qué dice Dios aquí?” Note que no preguntamos qué quiere decir o qué significa (esto corresponde a un paso posterior) sino qué dice. Observe el pasaje en forma objetiva—como quien mira un hermoso cuadro—y pregúntese qué dice el autor.
2. Lectura
Para contestar la pregunta anterior lea y relea el pasaje. Consulte varias traducciones de la Biblia (la Reina Valera Revisada 1960, Versión Moderna, la paráfrasis Biblia al día, Hispanoamericana, de las Américas, el Nuevo Testamento griego interlinear). Finalmente, si no conoce el griego dé más peso a la Versión Reina Valera.3 Lea el pasaje hasta que su mente esté impregnada de él.4
La lectura profunda y cuidadosa del pasaje debe ocupar gran parte del estudio total. Sin el adecuado estudio a conciencia, tal vez uno se torne en simple repetidor de ideas ajenas.
3. Divisiones
Luego de la pregunta y las lecturas estará en condiciones de encontrar—no inventar—divisiones. Si bien éstas no son indispensables, por otro lado son de gran utilidad en la presentación del mensaje.
(a) En primer término centre su atención en las divisiones más amplias, en las mayores y generales, y busque las ideas fundamentales. Al ir descubriéndolas, escríbalas en un borrador. Al continuar su observación quizás cambie de opinión en cuanto a cierta división. Recuerde que aún está en una etapa preliminar y que los cambios son lógicos. (No se aflija por tachaduras y modificaciones. No se quede con un mal bosquejo de estudio—o uno mediocre—con tal de no realizar cambios.)
Algunos demoramos más que otros en descubrir las divisiones naturales de un pasaje. No se apresure pues no es parte de una carrera sino de un estudio en el cual Dios desea guiarnos.
Al examinar un pasaje siempre busco el hilo unificador pues sé que existe. Por ejemplo, en 1 Corintios 13 es el amor. A partir de allí es más fácil descubrir las divisiones naturales del párrafo, y luego las subdivisiones.
Cada división debiera ser distinta. La segunda no debe ser una refundición de la primera sino que debe revelar progreso en el desarrollo del tema. Además, no deben ser forzadas. Si hay sólo tres divisiones naturales en el texto, éste no debe ser forzado para que rinda cinco. Si hay cinco, no deben estirarse para tener siete, y así sucesivamente. Es aconsejable que no haya demasiadas divisiones si bien no hay regla fija en cuanto al número, y un predicador podrá ver más que otro en el mismo texto.
Una vez que haya encontrado las divisiones del pasaje bíblico, dé un título a cada sección. Lo ideal es una expresión breve del contenido general de esa división. El maestro R.A. Torrey recomienda que los encabezamientos de las subdivisiones se relacionen con el título general de la división a que pertenecen.
(b) Luego entonces es tiempo de ir a los detalles. Cuando haya impregnado su mente con el pasaje, haya señalado sus divisiones principales y haya establecido la idea primordial, concéntrese en los detalles de esas grandes verdades.
(1) Pregúntese: ¿Quién, a quién, qué, por qué, para qué, cómo, cuándo, dónde, quién fue el autor del pasaje, cuál fue su propósito al escribir, por qué lo expresó de esa manera?
(2) Advierta en el contexto la importancia y valor de cada palabra. Con el correr de los años el significado de algunos términos sufre variaciones. Un buen diccionario será de utilidad. Además tome en cuenta el lenguaje y la forma de expresión. Las Escrituras no pueden entenderse teológicamente si primero no se entienden en el aspecto gramatical y estilístico.
(3) Preste atención a palabras tales como pero, entonces, pues, sino, y, por tanto, antes, para, por ya que, por regla general, anteceden pensamientos claves o conclusiones.
(4) Note cuidadosamente la estructura, forma literaria y atmósfera del pasaje y su contexto. ¿Cuál es el trasfondo del pasaje? ¿Hay relación entre el trasfondo histórico y geográfico y las circunstancias de hoy? ¿Tiene importancia en la actualidad este pasaje?
(5) Observe, recuerde, compare.
Ejemplo: Epístola a Tito, divisiones generales
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I. 1:1–4
II. 1:5–9
III. 1:10–16
IV. 2:1–10
V. 2:11–15
VI. 3:1–11
VII. 3:12–1
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Observación detallada del párrafo 3:3–7
Título: “Antes y después”
A. Lo que fuimos (3)
Insensatos. Rebeldes. Extraviados. Esclavos de concupiscencias y deleites diversos. Maliciosos. Envidiosos. Aborrecibles.
B. Lo que Dios hizo (4, 5a)
Manifestó su bondad como Salvador. Extendió su amor a todos los hombres. Nos salvó.
C. Cómo lo llevó a cabo (5–6)
Negativamente: no por obras de justicia.
Positivamente: por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración, por la renovación del Espíritu Santo derramado por Jesucristo.
D. Su propósito al salvarnos (7)
Justificarnos por su gracia. Que llegáramos a ser herederos de la vida eterna.
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Tenga en mente que las divisiones benefician tanto al predicador como a los oyentes:
* hacen que el predicador se mantenga en el tema principal;
* facilitan a los oyentes la comprensión de las ideas del predicador;
* la memoria ya que un sermón ordenado tiene más probabilidades de ser recordado por el público.
B. SEGUNDO PASO: INTERPRETACION
Ahora es el momento de contestar la pregunta “¿qué quiere decir el pasaje?” La interpretación es el proceso de descubrir qué tenía en mente el escritor. ¿Qué verdad quiso comunicar cuando escribió esas palabras? De la correcta respuesta surgirá la correcta interpretación y la comprensión cabal de lo que se ha observado en el paso anterior.
El mejor intérprete de todo libro es su autor, puesto que sólo él sabe lo que en verdad quiso decir. Es así que el Libro de Dios sólo puede ser interpretado por el Espíritu de Dios.
Al interpretar cada pasaje, recordemos que el escritor deseaba comunicar la verdad que es más aparente. Es peligroso cuando el predicador fuerza el pasaje o lo tuerce para adaptarlo a su punto de vista, en vez de limitarse a expresar el punto de vista del autor.
La actitud del estudioso de la Biblia debe ser la de un joven que recibe carta de su novia. El muchacho lee rápida y nerviosamente la primera vez, luego vuelve a leerla vez tras vez; la mete en el bolsillo y en cualquier momento la saca para leerla una vez más. El interés y el amor por su novia hacen que durante el día, al viajar, al trabajar o al acostarse para descansar, esté pensando: ¿Qué quiso decir con aquella frase? ¿Por qué lo habrá dicho así y no de la manera acostumbrada? De la misma manera comprenderemos mejor la Palabra de Dios si leemos con avidez y continuidad.
Una buena regla de interpretación es que lo oscuro ha de interpretarse con lo claro. Nunca permitamos que un pasaje cuyo significado es oscuro, anule o modifique otro cuyo significado es inconfundible. Lo que sabemos de la enseñanza bíblica nunca debe ser contradicho con alguna parábola o profecía oscura. A menudo tratamos de usar nuestra creatividad en la interpretación, pero no es lo que necesitamos ya que en el pasado condujo a herejías.
1. El contexto del pasaje como factor supremo. El significado está determinado por todo el contexto, por lo tanto no saque conclusiones impulsivas. Tome en consideración tanto el contexto inmediato como también el contexto más amplio.5
2. El complemento del Antiguo y el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento está revelado y explicado en el Nuevo. Al hacer la interpretación de un pasaje, palabra, doctrina, etc., recuerde esta declaración comúnmente atribuida a San Agustín.
En el Antiguo Testamento aprendemos acerca del carácter de Dios, sus caminos, su gobierno, su soberanía, su santidad y su poder. Además, aprendemos sobre la previsión de Dios, el temor de Dios, la paciencia, la consolación de las Escrituras, la sabiduría divina y los principios bajo los cuales opera el Señor. Sin embargo, pertenecemos a la era de la gracia, y nuestra conducta debe regirse por las claras enseñanzas y directivas del Nuevo Testamento.
Estudie cada testamento a la luz del otro o, como decían los viejos maestros, compare escritura con escritura. El Dr. R. A. Torrey declara: “La Biblia es el mejor comentario bíblico”.
3. El lugar de las parábolas, la profecía, la poesía. Es preciso diferenciar entre un relato de la vida real y una parábola, que es la narración de un suceso ficticio (pero verosímil) del que se deduce, por comparación o semejanza, una verdad importante. También es importante distinguir aquello que entra dentro de la poesía, en especial la poética hebrea. Posiblemente la poesía sea la contribución más significativa del pueblo hebreo a la literatura universal. Una tercera parte del Antiguo Testamento es poesía. Al interpretar los poemas de la Biblia hay que tener en cuenta las normas de la poesía hebrea y sus características singulares.
En cuanto a profecía7—tal vez lo más difícil en materia de interpretación—no sólo hay que preguntarse qué quiso decir el profeta sino además qué quiere decir la profecía.
4. La base del método gramático-histórico. Este método consta de la exégesis gramatical o literal y el trasfondo histórico, social, geográfico, y toda cuestión que ayude a la comprensión cabal del texto.8
Juan Calvino describía el método gramático-histórico como el método “natural y evidente”, y afirmaba que dicho método es el “literal y primero” de un pasaje. Es necesario recordarlo para no dejarnos llevar por interpretaciones alegóricas y supuestos significados “escondidos” en el pasaje. Alguien lo explicó de esta manera: Dios dijo lo que dijo como lo dijo porque quiso decir lo que dijo.9
5. La interpretación es una.
(a) Descubra lo que quiso decir el autor, no lo que a usted le parece que debiera haber dicho.
(b) Dé preferencia a la interpretación más clara y evidente del pasaje.
(c) Dé al pasaje un solo significado, a menos que haya razones de peso para interpretaciones duales.
6. “No sé, no lo entiendo.” Aprenda a admitir que a veces no sabe o no comprende algo. El orgullo nos vuelve reticentes a confesar nuestra imposibilidad para comprender tal o cual cuestión. Sin embargo, por regla general, con fiel estudio y oración, la gran mayoría de los pasajes son entendibles. A veces decir “no entiendo” es una manera de justificar la haraganería. Es propio tanto el estudio personal como la ayuda de otros siervos de Dios y la consulta con ellos.
7. El estudio de una doctrina en toda la Escritura. A menudo aparece una palabra, doctrina o verdad que nos deja perplejos. Tómese tiempo para estudiar el tema en toda la Escritura, a fin de comprenderlo a fondo y no meramente repetir lo que siempre se ha dicho al respecto. Tome en cuenta la enseñanza total de la Palabra de Dios pues ninguna doctrina descansa sobre un solo texto aislado de los demás.
Cada cuestión debiera considerarse a la luz de todas las afirmaciones de la Biblia sobre determinado tema o doctrina, ya que la Palabra de Dios nunca se contradice a sí misma.
El maestro Torrey decía que a menudo, después de haber estudiado cuidadosamente el contexto, quedamos indecisos sobre cuál de las dos o tres interpretaciones posibles de un pasaje es la que el autor quiso enseñar. En tal caso, siempre hay en la Biblia pasajes paralelos10 que resolverán el problema. La Biblia es el mejor comentario bíblico. El mejor curso de acción es comparar escritura con escritura.
8. El material de referencia. Los libros son la manera que Dios usa para que conozcamos la sabiduría y el pensamiento a través de los siglos.
Utilice la concordancia para encontrar otros pasajes relacionados. Por otra parte, nunca comience su estudio leyendo primero lo que dice un comentarista pues esto llena la mente de presuposiciones y preconceptos que podrían malograr su estudio. Recurra al comentario como último recurso, en especial para ver si echa luz sobre alguna referencia al griego o brinda algún vistazo inesperado del pasaje. No desprecie buenos comentarios bíblicos, pero no sea esclavo de ellos. Las conversaciones sobre el pasaje con otros hermanos también tienen el mismo efecto, tanto positivo como negativo, de manera que sepa darles el lugar apropiado.
Una vez que haya terminado el estudio sobre un pasaje, compare los resultados obtenidos con los que han obtenido otros. Por otro lado, si su interpretación se encuentra en discrepancia con los mejores estudiosos cristianos evangélicos, avance lenta y humildemente. Lo más probable es que usted esté equivocado en sus apreciaciones.
C. TERCER PASO: APLICACION
El problema más grave de los cristianos no reside en no saber qué hacer o no saber cómo hacerlo. El problema está en ponerlo en práctica. Todos sabemos muchas cosas que jamás llevamos a cabo. La meta del predicador ha de ser no tan sólo obtener la atención del oyente sino además conducir a que éste acepte y obedezca la verdad presentada. Y el privilegio del predicador es exponer el significado de lo que Dios dice en su Palabra, y procurar aplicar las verdades a las circunstancias, condiciones y oportunidades de sus oyentes.
Mi experiencia es que cuando estoy predicando Dios habla a mi corazón mucho más a menudo que en otras ocasiones. Y antes de buscar la aplicación para el oyente, trato de que la aplicación del mensaje sea para mí mismo. Sin embargo, debemos cuidarnos pues existe la tendencia de saltar a la aplicación sin considerar la interpretación. En muchos casos, deseamos encontrar la lección en el pasaje antes de comprender en primer lugar qué es lo que significa dicho pasaje.
Una vez que el pasaje haya sido observado e interpretado, busque la dirección divina para que, de manera específica, Dios le muestre aplicaciones prácticas en cuanto a su vida personal, ministerial y congregacional. Si realiza un estudio a conciencia, no podrá escapar a la voz del Señor a su corazón. Este es el momento de fijar las lecciones en el alma, sin olvidar ponerlas por escrito de manera detallada.
La pregunta en este paso de APLICACION es: ¿Qué me dice Dios a través del pasaje estudiado? Tenga la certeza de que Dios le hablará. Acérquese a El con expectativa. Casi sin darse cuenta estará alabando y adorando a su Señor, o confesando y siendo perdonado de algún mal obrar.
Si hay observación apropiada e interpretación correcta, la aplicación se desprenderá de manera natural, así como la fruta madura se desprende del árbol con toda facilidad.
1. Hay cuatro aspectos bien determinados para la aplicación de un pasaje: Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia (2 Ti. 3:16).
(a) Enseñar. Se refiere a la enseñanza de verdades básicas o doctrinas al observar e interpretar un pasaje.11 Tal vez la enseñanza consista en una aclaración de conceptos que por años habían estado ocultos a su entendimiento.
(b) Redargüir. La aplicación en este caso está relacionada con un pecado señalado por Dios durante el estudio. Dios redarguye hablando a la conciencia, a fin de despertarla y sacudirla. El objetivo de redargüir es que el creyente confiese el pecado y abandone el mal comportamiento, para obtener perdón y seguir creciendo hacia la madurez.
(c) Corregir.12 En la aplicación es importante la corrección de conceptos erróneos ya que no estamos exentos de ellos. Tal vez sea la forma de llevar adelante la evangelización, la organización de una iglesia local, la forma del bautismo, la manera de celebrar la Cena del Señor, etc. Al estudiar la Biblia exegéticamente habrán de corregirse un sinnúmero de aspectos, tanto de nuestra vida personal como eclesiástica. Muchas prácticas y prejuicios pertenecen al terreno de la tradición, por lo cual deben someterse a la inspección de la Palabra de Dios.
(d) Instruir en justicia. Este aspecto de la aplicación tiene por objeto enseñar cómo andar diariamente con Dios. La instrucción en justicia señala cómo vivir correcta, limpia, justa y beneficiosamente cada día en los detalles prácticos de la vida. Esta aplicación se hará clara al corazón cuando examinemos el pasaje con este propósito en mente.
2. ¿Qué decisión debo tomar en base a lo anterior? Enumere, punto por punto, qué piensa hacer, cambiar, corregir o dejar de lado en su vida luego que Dios le haya hablado a través del estudio exegético. Escríbalo en su libreta de notas. Agregue la fecha de su resolución, ya que ello le animará a poner manos a la obra.
Cuando luego el predicador esté componiendo el mensaje propiamente dicho, estas lecciones personales que fueron aplicadas a su propia vida, serán valiosas al aplicar el mensaje a las vidas de los oyentes.
6. ORGANIZANDO LO ESTUDIADO PARA PREDICARLO
Probablemente esta es la sección que más interese al predicador. “Pues bien”, se dice “ya he estudiado, he disfrutado del pasaje, he descubierto aplicaciones para mi vida personal. ¿Qué hago con todo este material a fin de entregarlo al pueblo de Dios que vendrá para ser alimentado?” Si usted tomara sus estudios y compartiera las anotaciones tal como están, no estaría predicando un sermón expositivo sino que más bien estaría dando un estudio bíblico. Su tarea ahora es organizar el fruto del estudio y darle forma de sermón, todo esto bajo la dirección del Espíritu Santo.
El sermón expositivo es un mensaje que brota de la porción estudiada. Aun en la etapa de estudio el mensaje va tomando forma en la mente y corazón del predicador por la obra interna del Espíritu de Dios. Sin embargo, esto no nulifica el uso del intelecto ya que la iluminación divina no es sustituto de la tarea humana. Alguien lo expresó de esta manera: “Debemos combinar dependencia del Espíritu de Dios con nuestras propias investigaciones. No separemos pues, lo que Dios ha unido.”
Porque el sermón expositivo debe estar acorde a la necesidad actual de los oyentes, el predicador debe entender la mentalidad de su generación, comprender a su público y saber cómo piensa. Si no lo hace, podrá enseñar buena doctrina pero no llegará al corazón del oyente. Además el predicador tiene que ubicar al auditorio específico, saber exactamente a quién le está hablando. Según sean jóvenes, ancianos, gente sencilla o muy preparada, habrá de acomodarse a esos intereses y hacer que el mensaje esté acorde a las necesidades particulares. Estos aspectos determinarán parte del enfoque del sermón.
Es crucial que el predicador relacione las enseñanzas del pasaje a las circunstancias por las que atraviesan los oyentes. Nuevamente, entonces, surge la necesidad de estar al día, informado de lo que ocurre, consciente de la mentalidad actual. Para poder llegar al corazón del público, el predicador a menudo tendrá que dejar para otra ocasión parte de lo estudiado y aprendido si eso no está acorde a las necesidades particulares del oyente en ese momento.1
A. EL PROPOSITO DEL MENSAJE
Su propósito es entregar un mensaje de parte de Dios para todos los oyentes. Al comenzar a bosquejar el sermón, pregúntese: ¿Qué es lo que quiero decir, y qué resultados deseo ver en los oyentes? Enuncie el propósito por escrito a fin de recordarlo constantemente. Todo predicador debiera anhelar que los oyentes crezcan en las cosas de Dios. Para ello se hace imprescindible saber por qué predicará tal o cual mensaje expositivo.
B. LA UNIDAD DEL MENSAJE
El mensaje debe tener unidad. La meta es plasmar sobre la congregación una idea central, por lo tanto reduzca a un mínimo la cita de pasajes paralelos. Un predicador puede llegar a malograr un sermón expositivo si cita incontables pasajes bíblicos adicionales, pues éstos hacen que el pasaje bajo estudio quede escondido. ¡Hay suficiente material en un pasaje de la Biblia sin necesidad de inundarlo con otros! Recuerde que si trata de probar sus aseveraciones con otros pasajes, su mensaje expositivo ya no es tal sino que es más un estudio bíblico.
Por otra parte, descarte sabia e inteligentemente todo aquello que carece de aplicación directa al mensaje.2
No intente dar tres sermones en uno. Aspire a que cada punto del sermón sea un escalón que haga avanzar al oyente hacia la meta a que usted quiere llevarlo. El sermón debe ser un conjunto de pasos hilvanados con unidad.
C. LA LOGICA DEL MENSAJE
Es necesario un método en las ideas y el razonamiento. La combinación de una lógica práctica y espiritual hará del sermón un deleite. Hay que explicar las cosas, no demandar que la gente las acepte porque el predicador así lo dice. Avance paso a paso en el sermón observando el rostro de la gente y tratando de descubrir si siguen prestando atención o han perdido interés.
D. LA SENCILLEZ DEL MENSAJE
No es necesario incluir en el sermón cada detalle y cada conclusión a que arribó durante su estudio exegético. Al referirse a detalles tales como cambios en los tiempos verbales y sus posibles significados, asegúrese de mostrar la relevancia que eso tiene para “la viuda de la congregación que tiene que lavar ropa de sol a sol para alimentar a sus seis hijitos”, como solía decir Spurgeon.
Por otro lado, procure usar conceptos espirituales profundos y al mismo tiempo un lenguaje sencillo. Recurra a imágenes e ilustraciones que estén de acuerdo con el público. Spurgeon animaba a sus estudiantes: “Si predicamos la verdad pulida, y verdades bíblicas puras valiéndonos de palabras sencillas y claras, seremos pastores fieles de las ovejas y el provecho del pueblo pronto se hará patente.”
E. LA ACTUALIDAD DEL MENSAJE
El valor del sermón y sus efectos sobre la congregación estarán en relación directa con una aplicación actual para los oyentes.3 Deje de lado lo obvio, viejo y trillado. No predique como si viviera en el siglo pasado, haciendo referencia a cuestiones de antaño o a situaciones que sólo existen en su imaginación. Sea contemporáneo y utilice aplicaciones prácticas y edificantes para el día de hoy.
La gente debe experimentar en forma personal que el mensaje de la Biblia no es anticuado sino que se aplica al presente. Louis Cassels, quien fuera reconocido periodista de la agencia de noticias United Press International, declaró: “Si se persiste en entregar piedras cuando la gente pide pan, ésta dejará de ir a la panadería.”
F. LA ESTRUCTURA DEL SERMON
El sermón expositivo debe contar con la estructura general de un sermón: introducción, cuerpo con puntos principales y secundarios, ilustraciones, y por último conclusión y aplicación. La gran diferencia con otros sermones es que el pasaje mismo provee la estructura del sermón. El predicador no inventa la estructura sino que la descubre. El sermón está supeditado a la Escritura, no viceversa.
Alguien comparó el sermón a un puente. El acceso a ese puente es la introducción. La estructura es el tema general, mientras que cada división es una columna de apoyo. El otro lado del puente es la aplicación, y es el destino adonde el predicador desea llevar al oyente.
G. EL TITULO DEL SERMON
El sermón necesita un título moderno, atractivo y a la vez descriptivo. Ejemplos: Con Cristo en la tormenta (Jn. 6:16–21), La confusión de la gente (Jn. 7:25–36), La oración de los siglos (Jn. 17).
Además, sea creativo para los títulos de las divisiones del sermón. Varíe la forma: preguntas, afirmaciones, tal vez un diálogo imaginario. Dentro de lo posible, descarte la fraseología trillada y la jerga religiosa.
H. EL BOSQUEJO DEL SERMON
Siguen dos sugerencias—en especial para quienes se inician, pero también para quienes ya cuentan con años de experiencia.
1. El sermón completo, para uso propio. El escritor A. W. Blackwood dice: “El hombre sabio aprende temprano en la vida a escribir en su totalidad todo un sermón semanal. En vez de escribir dos, más bien revisa ese uno.” El Dr. R. A. Torrey sugería lo mismo a sus estudiantes. Ensaye y verá que el sermón mejorará cada semana. El lenguaje se tornará más pulido, el sermón será más breve y nuestro razonamiento y forma de expresión más claros.
2. El bosquejo breve para el púlpito. No es recomendable llevar al púlpito todo el sermón escrito. Hay pastores y predicadores que lo hacen … y se nota. Esta práctica quita frescura al mensaje.
Aconsejo que, una vez que haya escrito el sermón en su totalidad, elabore un bosquejo conciso para que llevar al púlpito. No se ate inflexiblemente al bosquejo pues el mensaje podría perder fuerza y naturalidad. En mis bosquejos anoto los puntos principales en rojo y los secundarios en negro. También agrego las ilustraciones. De esta forma me protejo ante un olvido de los diferentes puntos y subpuntos.
Ejemplos de sermones basados en distintos pasajes del Evangelio de San Juan:
GRANDES VERDADES (6:59–69)
A. Verdades difíciles (59–62)
1. Verdades duras (59–60)
2. Verdades complejas (61–62)
B. Verdades espirituales (63–65)
1. El espíritu (63a)
2. La carne (63b)
3. Las palabras de Cristo (63c)
4. La fe (64)
5. La obra del Padre (65)
C. Verdades que causaron abandono (66–69)
1. Los que se fueron (66)
2. Los que permanecieron (67–69)
LA CONFUSION DE LA GENTE (7:25–36)
A. La confusión de los cobardes (25–26)
B. Confusión por ignorancia escritural (27)
C. La confusión de los fariseos (28–32)
1. Confusión por ignorancia (28–29)
2. Confusión por falta de fe (30–31)
3. Confusión en cuanto a la soberanía de Dios (32)
D. Confusión sobre las doctrinas de Cristo (33–36)
¿HIJOS DE DIOS? (8:37–47)
A. Descendientes del hombre piadoso (37–38)
1. Descendencia reconocida (37a)
2. Corazón criminal (37b)
3. Palabra rechazada (37c)
4. Conciencia sacudida (38)
B. Hijos del diablo (39–46)
1. Jesucristo acusa (39–40)
2. Jesucristo condena (41–42)
3. Jesucristo pregunta (43)
4. Jesucristo declara (44)
a. Ellos son del diablo (44a)
b. Quién y cómo es el diablo (44b)
5. Jesucristo recrimina (45)
6. Jesucristo desafía (46)
C. Resumen final (47)
1. El que oye (47a)
2. El que no oye (47b)
EL BUEN PASTOR (10:1–16)
A. La voz incomparable (1–6)
1. El ladrón o el pastor (1–2)
2. La voz del pastor (3–4)
3. Seguimos la voz que conocemos (5–6)
B. El protector inigualable (7–10)
1. Yo soy la puerta (7, 9)
2. Cuidado con el ladrón (8)
3. Lo que ofrece Jesucristo (10)
C. Un pueblo y un pastor (11–16)
1. Las marcas del buen pastor (11, 14–15)
a. Da su vida por las ovejas (11b)
b. Conoce a sus ovejas (14b)
c. Es conocido por sus ovejas (14c)
d. Desea íntima comunión (15a)
2. Las marcas del falso pastor (12–13)
a. No le importan las ovejas (13)
b. No actúa como pastor (12a)
c. Abandona el rebaño (12b)
3. El gran pastor (16)
LA RESURRECCION DE LAZARO (11:1–45)
A. El trasfondo del milagro (1–16)
1. Jesús recibe el mensaje (1–6)
2. Jesús se prepara para ir a Betania (7–16)
B. La escena del milagro (17–32)
1. El hogar de duelo (17–19)
2. Las hermanas de Lázaro (20–24, 29–32)
3. La resurrección y la vida (25–28)
a. Fe para resurrección (25–26a)
b. Necesidad de una decisión (26b–28)
C. El milagro (33–45)
1. El amor y la compasión de Jesús (33–38)
2. La determinación de Jesús (39–40)
3. La comunión de Jesús con su Padre (41–42)
4. La resurrección de Lázaro (43–44)
5. La fe que produjo el milagro (45)
JESUCRISTO APARECE A MARIA MAGDALENA (20:11–18)
A. El dolor de María por el Señor (11–12, 14)
1. El dolor natural por la muerte (11)
2. El dolor que sobrepasa el asombro (12)
3. El dolor que enceguece (14)
B. El amor de María por el Señor (13–18)
1. Diálogo con los ángeles (13)
2. Diálogo con Jesús (14–17)
3. Diálogo con los discípulos (18)
JESUCRISTO APARECE A LOS DISCIPULOS (20:19–29)
A. Jesús ante los diez discípulos (19–23)
1. Su aparición sobrenatural (19–20)
a. Eventos sobrenaturales (19a)
b. Palabras especiales (19b)
c. Evidencias incontrovertibles (20a)
d. Efecto innegable (20b)
2. Su comisión a los discípulos (21–23)
a. El envío (21)
b. La energía (22)
c. La autoridad (23)
B. Jesús ante el intelectual persuadido (24–29)
1. Tomás había estado ausente (24)
2. Tomás demanda pruebas tangibles (25)
3. Tomás recibe pruebas tangibles (26–27)
4. Tomás se entrega de corazón (28)
5. Jesús enseña lección universal (29)
1 El sermón textual consiste en un pensamiento tomado de un versículo o de parte de uno. Una vez descubierto el tema y enunciado en palabras propias, el texto es analizado, dividido y expuesto a la luz de su contexto.
2 John Stott manifiesta que cada palabra de la Biblia es verdad sólo en relación con su contexto, y añade que aislada del contexto la palabra no puede ser verdadera. R. A. Torrey, por su parte, indica que muchos versículos, si se estudian de manera aislada, pueden tener diversas interpretaciones, pero si se estudia lo que aparece antes y después, no habrá más que una interpretación posible.
3 Por ejemplo Reina Valera, La Biblia de las Américas, La Nueva Versión Internacional, La Biblia al día.
4 También es importante colocarse en el lugar de los lectores originales que recibieron la epístola o el evangelio. ¿Qué entendieron ellos?
1 El que tiene que ver con la interpretación.
2 La exégesis es parte de la hermenéutica, que a su vez es el conjunto de reglas para la interpretación.
3 Es útil descubrir el significado de las palabras en el idioma original en que fue escrito el pasaje. Hay pocos libros que suplen esta necesidad, pero son de gran valor, como por ejemplo el Diccionario de palabras del Nuevo Testamento, por W.E. Vine.
4 En mi experiencia, leer un pasaje en una Biblia que no esté subrayada ni anotada tiene la ventaja de permitir que nos acerquemos a ese texto bíblico con una perspectiva fresca, no con preconceptos.
5 Ver énfasis dado al tema en los puntos A y B del cap. 4 de la primera parte.
6 Si hay dudas en cuanto a alguna interpretación, uno debe ajustarse al Nuevo Testamento.
7 Hallamos profecía a partir de Moisés y en la mayoría de los escritos bíblicos. Todo el Antiguo Testamento miraba al porvenir, especialmente a Jesucristo.
8 Al hablar de exégesis literal, la referencia es al significado normal y habitual que se basa en el contexto.
9 Spurgeon aconsejaba: “No forcéis un texto espiritualizándolo ilegítimamente. Esto sería un pecado contra el sentido común. ¡Cuán terriblemente se ha maltratado y despedazado la Palabra de Dios por cierta clase de predicadores que han dado tormento a ciertos textos para hacerlos revelar lo que de otro modo nunca habrían dicho!”
10 Que se refieren al mismo asunto.
11 Básicamente la aplicación de la enseñanza es lo que esas verdades básicas o doctrinas significan para la vida del oyente en términos prácticos.
12 Gr. EPANORTHOSIS, volver a poner algo en el lugar correcto. Es la corrección de lo que está mal en la vida de una persona.
1 Hay que adaptar el mensaje al tipo de público a que predicamos. Recuerdo un día singular durante una cruzada evangelística en Bolivia. Temprano a la mañana tuvimos un desayuno presidencial donde hablé sobre Deuteronomio 28 a políticos y diplomáticos. Luego fuimos a una concentración de niños donde hablé de mi conversión y de que Dios ama a los niños. Seguidamente fuimos a un almuerzo con ejecutivos; a la tarde, a un té de damas, y tuve que adaptar el mensaje a las necesidades del público femenino. A la noche tuvimos la reunión en el estadio, y de allí fuimos a la televisión para un programa en vivo. El mismo evangelio; básicamente los mismos pensamientos, pero adaptados a políticos, niños, hombres de negocios, mujeres, el público en un estadio, los televidentes. El mismo evangelio adaptado a distintas audiencias.
2 De la misma manera que dejó de lado lo que carecía de importancia para las necesidades de los oyentes.
3 El predicador Spurgeon hacía gran énfasis en “hacer creer al auditorio que puede tener un interés profundo en lo que estamos diciéndole.” El añadía que “nadie dormirá si está esperando oír algo de provecho propio. He oído decir algunas cosas muy extrañas, pero nunca hasta ahora he oído hablar de un hombre que se duerma al dársele lectura a un testamento del cual esperaba recibir un legado; ni he oído decir que un acusado dé cabida al sueño mientras el juez se dispone a fallar y su vida está en peligro. Un interés personal conduce a la mayor atención. Predicad sobre asuntos prácticos, urgentes, actuales, personales, y se os prestará una atención muy seria.”
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Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6