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CAPÍTULO CUATRO
Texto bíblico tomado de la Santa Biblia
Nueva
Versión Internacional
©
1999 por la Sociedad
Bíblica Internacional
VERSÍCULO 1.
“Queridos hermanos,
no crean a cualquiera que pretenda estar inspirado por el Espíritu, sino
sométanlo a prueba para ver si es de Dios, porque han salido por el mundo
muchos falsos profetas”.
Queridos
hermanos es
un término
de afecto característico del apóstol Juan, quién ama a la iglesia, como lo
veremos más adelante en su Tercera Epístola.
¿Qué
es probar?
Justificar, manifestar y hacer patente la certeza de un hecho o la verdad de
una cosa con razones, instrumentos o testigos.
Juan pidió que pusieran a prueba la
doctrina que estaban enseñando; para ver si era genuina o no. Puesto que no
tenían que creer a cualquiera, recordemos que los gnósticos en aquellos tiempos
estaban haciendo discípulos en muchos lugares.
¿Por
qué les llama espíritus? En la Biblia versión RV1960, dice: “no creáis a todo
espíritu”, pero en esta oportunidad Juan no está refiriéndose a espíritus, sino
a maestros.
1 Jn. 2:26 dice, les escribo para advertirles acerca de aquellos
que los engañan. Es decir, los gnósticos que no participaban de las Buenas
Nuevas, pues sólo los verdaderos evangelistas llevan el evangelio. Entonces,
Juan está diciendo: deja de creer todo lo que oyes, porque hay muchos falsos
profetas en el mundo.
¿Quiénes
son estos falsos profetas? Son los espíritus a los cuales no deberías estar escuchando;
recuerda que Juan usó la terminología de aquellos tiempos debido a que estos
gnósticos solían llamarse gente espiritual, iluminados y para ellos el resto de
las personas eran carnales.
Juan dice: Pruébalos, para que estés
convencido. ¿Pero cómo los vas a probar? ¿Cuál es el criterio a usar para
probarlos? LA ESCRITURA, es la base para
probarlos; sin embargo, en este contexto, la pregunta adecuada para probarlos
es: ¿JESÚS DEJÓ HUELLAS EN LA ARENA? si dicen no, no los escuches; si dicen sí,
óyelos porque están confirmando y aceptando la verdadera humanidad de
Jesucristo; es decir que tuvo un cuerpo real.
VERSÍCULO
2.
“En
esto pueden discernir quién tiene el Espíritu de Dios; todo profeta que
reconoce que Jesucristo ha venido en cuerpo humano, es de Dios”.
Juan da el criterio para reconocer al Espíritu de Dios. En las Escrituras cuando se habla del Espíritu Santo se escribe con letra mayúscula, pero si está refiriéndose a falsos profetas no debería comenzar con mayúscula.
¿Cuántos Espíritus Santos hay? Uno solo y ¿cuántos falsos espíritus? Muchos
Este es el criterio para distinguir la verdad de la mentira: Todo predicador o espíritu que dice que Jesucristo vino en cuerpo físico es de Dios, y todo predicador que dice que Jesucristo no vino en cuerpo físico no es de Dios.
VERSÍCULO
3.
“…todo
profeta que no reconoce a Jesús, no es de Dios sino del anticristo. Ustedes han
oído que éste viene; en efecto, ya está en el mundo”.
En griego este pasaje dice: Todo el que
niega que Jesús vino en carne no es de Dios y
este es el tema del anticristo; y esta es la forma como identificamos al
anticristo y a los gnósticos.
¿Cómo
identificamos a los católicos? Se les identifica por el papado, la adoración a María y el
bautismo de los niños por el pecado original. Esa es su teología.
¿Cómo
identificamos a los mormones? Se les identifica por la nueva revelación la cual es el
Libro del Mormón y porque ellos se llaman la Iglesia de Cristo de los Últimos
Días.
¿Cómo
identificamos a los pentecostales? Por la actividad del Espíritu Santo ya
discutida anteriormente.
¿Cómo
identificamos al anticristo? Como lo hemos visto; es aquel que niega que Jesús tuviera un
cuerpo físico.
Las Escrituras declaran que Jesucristo
tuvo un cuerpo físico real, y nosotros lo sabemos. Pues, luego de resucitar,
Jesucristo entró en el aposento alto y los apóstoles al verle pensaron que era
un espíritu. Les dijo entonces; un espíritu no tiene cuerpo físico como Yo (1
Jn. 1:1) e instó a Tomás a poner la mano en su costado, y los dedos en los
huecos de sus manos, Jesucristo tuvo un cuerpo físico real y los gnósticos
persistían en negar esta verdad, diciendo que era una clase o forma de
espíritu.
¿Qué
diferencia hace esto? El hecho que Jesús sólo parecía haber tenido un cuerpo
físico, forma parte del pensamiento llamado docetismo, el cual viene de la
palabra griega DOKEO que significa:
parece ser. Veamos; si Jesús no hubiera tenido un cuerpo físico, no hubiera
podido morir porque los espíritus no derraman sangre, no mueren y en
consecuencia la resurrección física de Jesús no hubiera sido cierta. Ni tampoco
su afirmación de ser la resurrección y la vida. Este pensamiento doceta
destruye TODO LO QUE JESUCRISTO REPRESENTA y
por esta razón Juan llama a esta enseñanza el anticristo.
VERSÍCULO 4.
“Ustedes,
queridos hijos, son de Dios y han vencido a esos falsos profetas, porque el que
está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo”.
Este versículo hace referencia a los
que han resistido las enseñanzas de los gnósticos, teniendo presente que es
mayor el que está en ellos que el que está en estos falsos profetas. Vemos
aquí; que hay dos tipos de personas.
¿Quién
está en el cristiano? Dios, el Espíritu Santo y Jesucristo.
¿Quién
está en ellos?
El diablo.
Y Dios es más grande que el diablo.
VERSÍCULO 5.
“Ellos
son del mundo; por eso hablan desde el punto de vista del mundo, y el mundo los
escucha”.
¿Qué
significa esto?
Su punto de vista es mundano porque ellos son del mundo y sus filosofías
también; es decir, se basan en el raciocinio humano, por tal motivo el mundo
los escucha; Juan está haciendo referencia a estas cosas para poner en
evidencia que: AL MUNDO LE GUSTA LA ENSEÑANZA DE LOS GNÓSTICOS.
Al mundo le gusta la doctrina de una vez salvo siempre salvo, ellos creen que si
siguen pecando no van a perder su alma, esa es la teología de los bautistas y a
ellos les gusta. Pero, si así fuera y realmente crees que Dios no tiene
problema con el pecado, ¿por qué entonces, no te empeñas en pecar cada vez
más?
Ej.
Gerald Paden tenía un amigo que había sido bautista, un día este muere y se
hace un funeral al cual Gerald asiste y allí el predicador bautista, habló del
difunto diciendo que iría al cielo, luego de la ceremonia, el predicador le
dijo a Gerald que su amigo no había asistido a la iglesia desde hacía 20 años,
y que era un mal ejemplo como bautista. Teniendo presente la doctrina de una
vez salvo siempre salvo; Gerald preguntó ¿por qué te molesta eso? hace un rato
predicaste que él iría al cielo y hablaste como si no hubiera estado perdido
¿entonces, por qué tenía que haber ido a la iglesia? ¿Acaso el hecho de asistir
hubiera cambiado su estado? Según esta doctrina, por supuesto que No, y por tal
motivo estás frustrado puesto que el resultado de tu
doctrina es falso. No tienes porqué quejarte, pues esa es la doctrina
que tu aceptas y enseñas.
Ellos son del mundo y el mundo los
escucha. ¿Quiénes lo escuchan? Aquellos falsos profetas, los gnósticos.
VERSÍCULO 6.
“Nosotros
somos de Dios, y todo el que conoce a Dios nos escucha; pero el que no es de Dios
no nos escucha. Así distinguimos entre el Espíritu de la verdad y el espíritu
del engaño”.
Veamos la diferencia entre versículo 4
y 6.
Versículo 4, ustedes son de Dios; es decir, ustedes pertenecen a Dios.
Versículo 6, nosotros
somos de Dios. ¿Este “nosotros” a quiénes se refiere? A los apóstoles.
Pues, ellos son de Dios, fueron escogidos para llevar su mensaje y todo el que
conoce a Dios les escucha, ya que su testimonio viene de Él, y a través de
ellos obtenemos nuestra epistemología. Y todo aquel que no pertenece a Dios no
escucha el testimonio de los apóstoles.
A través de la epistemología que
recibimos de los apóstoles podemos distinguir
entre el Espíritu de la verdad y el espíritu del diablo, y este Espíritu
de la verdad no es el Espíritu Santo, sino la actitud y la mentalidad de los que aman la Palabra de Dios y la obedecen, en
contraposición de la mentalidad y la actitud de aquellos que no siguen las
enseñanzas de los apóstoles.
1 Ti. 4:1 -“El Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos
abandonarán la fe para seguir a inspiraciones engañosas y doctrinas diabólicas”.
Algunos se apartarán de la verdad,
apostatarán; y al apartarse de la verdad estarán entregándose a Satanás, a
doctrinas de demonios.
2 Ts. 1:7-8 -“Y a ustedes que sufren, les dará descanso, lo mismo que a nosotros.
Esto sucederá cuando el Señor Jesús se manifieste desde el cielo entre llamas
de fuego, con sus poderosos ángeles, para castigar a los que no conocen a Dios
ni obedecen el evangelio de nuestro Señor Jesucristo”.
El punto aquí es que Dios va a juzgar a
los que rechazan el testimonio de los apóstoles.
El Espíritu dice que algunos se
apartarán de la verdad, estos tienen comezón en los oídos, ¿qué significa tener comezón en los oídos? Son aquellos cuyos oídos
van en busca de doctrinas agradables. ¿Sabías que en nuestros tiempos hay
iglesias de homosexuales en muchas partes del mundo?, ¿crees que ellos escuchan
las enseñanzas de los apóstoles? No, ellos tienen comezón en los oídos; pues
les gusta escuchar a los que dicen que ser homosexual está bien. Esto es
exactamente lo que Juan expresa al decir que ellos son del mundo y el mundo los
escucha. Y lo que Pablo afirma aquí respecto a tener comezón en los oídos es
que escuchan doctrinas de Satanás y en consecuencia no aman la verdad.
Los primeros versículos del
capítulo 4 de 1 Juan nos dicen:
- No hay armonía entre la verdad y el error, no hay comunión entre los cristianos y aquellos que no han nacido de nuevo.
- No podemos tener comunión con las personas que son de denominaciones, no porque somos superiores; sino porque tenemos un mensaje superior y
- No debemos cambiar el mensaje de la verdad, sino defenderlo, incluso si esto nos aísla de las denominaciones; ya que la verdad seguirá siendo la verdad.
Jn. 3:16, nos dice: “Porque
tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree
en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”.
1 Jn. 3:16, “En esto
conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros”.
En este versículo vemos claramente que
Jesucristo pagó un precio muy alto por nosotros, fue su gran amor hacia
nosotros el que lo llevó a la Cruz.
Observemos también, el amor del Padre en 1 Jn. 4:7
VERSÍCULO
7.
“Queridos
hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo
el que ama ha nacido de él y lo conoce”.
Dios fue quien comenzó el proceso de
redención; por amor a nosotros. Analicemos que Juan nos dice de manera
imperativa que nos amemos los unos a otros, porque Dios es amor. Cuando nos
amamos unos a otros llegamos a ser amigos de Dios.
Juan nos da también, un segundo
principio por el cual reconocemos este nuevo nacimiento:
El nuevo nacimiento está basado en tres
pilares:
1.
Primer principio: 1
Jn. 3:9, Ninguno que ha nacido de Dios practica el pecado, porque la semilla de Dios permanece en él.
2.
Segundo principio: 1
Jn. 3:7, el nuevo nacimiento comienza en el Calvario y continúa hasta
ahora, y la razón por la cual continúa hasta ahora es: porque
nosotros practicamos la justicia.
3.
Tercer principio: 1 Jn.
4:7, Todo el que ama ha nacido de Dios, aquel que ha
nacido de nuevo, y continúa en ese nuevo nacimiento es porque persiste en amar
a sus hermanos. Dios es amor y todo lo que hace es consecuencia de quién es él;
es decir, de su naturaleza. El versículo 8, dice: El que no ama no conoce a
Dios, el que no ama es aquel que odia. El odio es contrario al amor, así como
la oscuridad es opuesta a la luz, y es el pecado a la justicia.
Ahora, notemos tres versículos en las
Escrituras que nos ayudan a definir el amor que el Padre tiene hacia nosotros:
VERSÍCULO
8.
“El
que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor”.
Todo lo que Dios hace lo hace por amor,
crea por amor, juzga en amor, nos perdona en su amor. Todo
lo que Él hace es basado en su naturaleza.
Ahora en el versículo 9, esta es la
manera que el amor de Dios se ha manifestado:
VERSÍCULO
9.
“Así
manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al
mundo para que vivamos por medio de él”.
El amor necesita ser manifestado, el
amor necesita demostrarse a sí mismo; porque si no hay demostración de amor, no
es amor.
¿Cómo
se manifestó el amor de Dios a sí mismo? Enviando a su único Hijo al mundo para
que nosotros pudiéramos vivir por medio Él, pero no fue simplemente mandarlo al
mundo, pues tuvo que morir para darnos vida. Es decir, Dios envió a Jesús en
una misión de muerte, Él nació con el propósito de morir.
Ej. Si
tu hijo tuviera que morir por toda la humanidad y pudieras elegir entre tú y
él, seguramente decidirías morir en su lugar. 1 Jn. 3:16, dice que Jesús entregó su vida, pagando
así, el precio más alto. Sin embargo, pienso que quien pagó el precio más alto
fue el PADRE. Si bien no se sabe cómo fue tomada la decisión entre el Padre, el
Hijo y el Espíritu Santo desde antes de la fundación del mundo; siendo que los
tres son co-iguales. Lo que sí sabemos bien es que Jesucristo tendría que
morir. Sin embargo, el Padre tuvo la terrible asignación de enviar a su Hijo a
esta misión de muerte.
Ahora, leamos el versículo 10:
VERSÍCULO
10.
“En
esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él
nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón
de nuestros pecados”.
Dios envió a su Hijo a una misión de
muerte. Esto es algo asombroso respecto del amor de Dios, pues, el mismo
ejecutó la pena de muerte sobre su Hijo. En consecuencia debemos entender que
fue el Padre quién planificó la muerte de su Hijo y lo ejecutó.
Is. 53:3-4 -“Desechado y rechazado por lo hombres, varón de dolores, hecho para el
sufrimiento. Todos evitaban mirarlo; fue despreciado, y no lo estimamos.
Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero
nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado”.
Jesús fue herido golpeado por Dios;
sabemos que es difícil para un padre sacrificar a un hijo, incluso siendo para
salvación de los demás. Sin embargo,
supongamos que la decisión fue tomada y tu hijo debe morir; pues es
necesario entregar el corazón de tu hijo a otra persona. Como padre te sería
fácil decir: doy el corazón de mi hijo, aquí tengo un cuchillo, ¿acaso podrías
realizar la cirugía? Por supuesto que no; pero, esto es lo que Dios hizo.
Leamos el versículo 10 de Isaías.
Is. 53:10 -“Pero el Señor quiso quebrantarlo y hacerlo sufrir, y como él ofreció
su vida en expiación, verá su descendencia y prolongará su días y llevar a cabo
la voluntad del Señor”.
El Padre verá el sufrimiento del Hijo,
y esto será agradable a sus ojos, y cuando el Padre
vea el sufrimiento de su Hijo la PROPICIACIÓN ESTARÁ HECHA. A esto hace
referencia 1 Jn. 4:10.
El Sal. 22, es un salmo acerca de la
crucifixión. ¡Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?, ¿por qué te complace
castigarme a mí? Sal. 22:15,
Jesús dice al Padre, tú me has hundido en el polvo de la muerte.
Hch. 2:22-23, Pedro dice a los judíos,
que Jesucristo fue sacrificado por un plan determinado
de Dios. Él fue ofrecido para cumplir el propósito y conocimiento de
Dios. El Padre sabía desde la eternidad que iba a sacrificar a Jesús. Los que
crucificaron a Cristo sólo fueron instrumentos de Dios, mas ellos no lo sabían.
Ahora, regresando al ejemplo del padre
que va a sacarle el corazón a su hijo, no es posible hacer esto sin
instrumentos quirúrgicos, no se puede llevar a cabo esta cirugía sin que exista
un intenso dolor. Nosotros decimos que Jesucristo sufrió en la cruz, le aseguro
que el Padre también sufrió y el Espíritu Santo sintió el dolor, este fue un
plan de sacrificio tanto de Dios como del Espíritu Santo y también del Hijo;
los tres estuvieron en la ejecución del plan.
Volviendo a nuestro ejemplo, del padre
sacrificando a su hijo; sacrificio a través del cual tú irás al cielo; pero
¿cómo nos sentiríamos nosotros con este padre? Agradecidos, porque si él no
hubiera hecho esto, hubiéramos pasado una eternidad en el infierno. Esta es
razón suficiente para estar agradecidos; y amar a este padre y este amor debe
ser demostrado.
Juan dice que aquel que no ama, NO
CONOCE A DIOS, si no amas no puedes entender el amor de Dios, porque Él dio al
Hijo para que podamos vivir. El Padre puso sobre Jesús el pecado y el Padre fue
el que lo ejecutó por medio de otras manos, y Juan dice en el versículo 11:
VERSÍCULO
11.
“Queridos
hermanos ya que Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos los
unos a los otros”.
Si Dios nos amó hasta ese punto,
entonces nosotros debemos amarnos los unos a los otros de esta manera, porque
esta es la respuesta natural de aquellos que conocen a Dios, y conocen el sufrimiento
y agonía de su alma, cuando Él envió a su Hijo a morir en la cruz, y permitió a
estos hombres pusieran clavos en sus manos y Dios dio la espalda a la escena de
la crucifixión de Jesús, ÉL ABANDONÓ A SU HIJO EN LA
CRUZ, NO LO PUDO VER. Si alguien más fuera a sacarle el corazón a tu
hijo, ¿qué harías tú? Harías lo posible para que se detuviera. Entendamos el
maravilloso control del Padre, porque Dios teniendo el
control y poder para parar esa maldad, no intervino.
¿Por
qué Dios no intervino y rescató a su Hijo de este sufrimiento? PORQUE NOS AMA.
Debemos entender algo acerca de este
sufrimiento de Dios, parece para nosotros que Jesucristo fue el único que
sufrió, pero también el Padre sufrió, por las siguientes razones:
1.
Al mandar al Hijo a una misión de muerte, y
2.
Porque él mismo ejecutó al Hijo.
Si esto no es amor, entonces la palabra
amor está vacía.
VERSÍCULO
12.
“Nadie
ha visto jamás a Dios, pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece
entre nosotros, y entre nosotros su amor se ha manifestado plenamente”.
Nadie ha visto jamás a Dios, recordemos
que Moisés dijo a Dios déjame verte y Jehová le dijo ningún hombre puede verme
y vivir. Entonces, nosotros no podemos ver a Dios, el hombre que diga Señor
quiero verte, es como aquel hombre que quiere ver con sus propios ojos una
explosión atómica, estar en el centro de ella; con la idea de no ser
desintegrado inmediatamente. Si cualquier hombre de carne y huesos quiere ver
al Dios invisible, sería desintegrado de hecho. ¿Por qué no podemos ver a Dios?, ¿qué tiene que ver esto
con el amor? Nosotros no podemos ver a Dios, pero sí PODEMOS VER LA ACCIÓN DEL
AMOR DE DIOS. Si nos paramos al pie de la cruz podemos ver la cara del amor y
allí es dónde veremos el amor de Dios, no lo podemos ver físicamente pero si
vemos las acciones de su AMOR. Entonces, Dios nos ama.
El hombre pecador estaba moralmente,
perdido, era enemigo de Dios (Ro. 5). Realmente no sería difícil enviar a tu
hijo a morir por un inocente, pero en primer lugar, una persona justa no
necesitaría que nadie muriera por él. Sin embargo, mandar a ejecutar a tu hijo
por todos los criminales de esta tierra, por los enemigos de todo aquello que
es bueno. En realidad sería difícil para ti ejecutar a tu hijo por cada
criminal, pero este es el amor de Dios.
Plenamente, nuestro amor se ha perfeccionado.
Ahora, en 1 Jn. 2:5 –“En cambio el amor
de Dios se manifiesta en la vida del que obedece su palabra. De este modo
sabemos que estamos unidos a él”. Si nosotros mantenemos los mandamientos
de Dios, su amor se perfecciona en nosotros. En el sacrificio de la cruz, el
amor de Dios fue perfeccionado, fue perfectamente demostrado y los resultados
de él son perfectos para nuestra redención.
Ahora, ¿Cuándo es perfeccionado nuestro
amor hacia Dios? Cuando nosotros amamos como él ama. Juan dice que el amor de
Dios es perfeccionado en nosotros, su amor hacia nosotros produce frutos
perfectos. Él invirtió en una cruz llena de amor por nosotros, y ahora tenemos
una cruz llena de amor unos con otros; entonces, ahí el amor de Dios es
perfeccionado y ahí produce frutos; siendo el fruto que Dios esperaba a través
de la cruz.
VERSÍCULO
14.
“Y
nosotros hemos visto y declaramos que el Padre envió a su Hijo para ser el
Salvador del mundo”.
Observemos los siguientes tres
versículos, los cuales nos muestran que Dios envió al Hijo por tres razones
diferentes:
1.
Dios envió al Hijo para que nosotros podamos vivir (v. 9).
2.
Dios envió a su Hijo para que nuestro pecado fuera
adecuadamente pagado (v. 10).
3.
Dios ha mandado al Hijo para ser el Salvador del mundo (v.
14).
Ahora, ¿cuánto sabes tú acerca del amor
de Dios? El amor de Dios es de redención y este es el perfecto amor. La
redención fue el propósito detrás de este sacrificio, sacrificio de él mismo,
de su Hijo Jesucristo y de los frutos del Espíritu.
¿Cuándo es perfeccionado nuestro amor? Cuando
nosotros amemos y hagamos lo que podamos para salvar almas, Dios fue hasta este
gran extremo para salvarnos; por lo tanto, nosotros también tenemos que
sacrificarnos hasta este extremo por salvar las almas de los perdidos.
Entonces, nuestro amor será perfeccionado; cuando
nuestro amor busque la redención de otros.
En Juan
3:16, Jesucristo entregó su vida por nosotros; ahora,
debemos entregar nuestras vidas por nuestros hermanos, eso demanda que amemos a
los cristianos de una manera sacrificial. Pero Dios no solamente ama a los
cristianos, Dios ama a todo el mundo, es por eso que mandó a su Hijo Unigénito.
Dios mandó a su Hijo a para ser el
Salvador del mundo 1 Jn. 4:14.
Por ello, cuando pecamos tenemos un abogado a nuestro favor, que es Jesucristo
el Justo y Él es la propiciación por nuestros pecados y no solamente por los
nuestros; sino por los de todas las personas del mundo 1 Jn. 2:2;
esto estuvo en la mente de Dios cuando envió a su Hijo.
Nuestro amor necesita ser como el amor
de Dios, el amor no debe ser hipócrita. Ro.
12:9, nos dice que el amor debe ser sincero sin hipocresía.
¿Cuál es un amor hipócrita? Es ver a un
hermano muriendo de hambre y no sentir nada por ese hombre, ése es un amor
hipócrita.
¿Cuál es un amor sin hipocresía? 1 P. 1:22
-“Ahora que se han purificado obedeciendo
a la verdad y tienen un amor sincero por sus hermanos, ámense de todo corazón
los unos a los otros”. El nuevo nacimiento demanda de nosotros un amor
sincero el cual no es hipócrita; es real, se demuestra a sí mismo en la acción.
En el versículo 15, Juan quiere
afirmarnos.
VERSÍCULO
15.
“Si
alguien reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en
Dios”.
Dios quiere que entendamos esta unidad
íntima entre nosotros y Dios, cuando caminamos en la luz como Dios está en la
luz, cuando nos purificamos a nosotros mismos así como él es puro, cuando
amamos como él ama, cuando practicamos justicia así como él es justo, entonces
esto demuestra que tenemos una relación íntima con Dios, ESTO SE LLAMA
COMUNIÓN.
Ahora veamos, Jesús
es su nombre humano, Mt. 1:21,
dice que su nombre será llamado Jesús. En el Antiguo Testamento, su nombre
hubiera sido Josué, ¿por qué? Porque Josué fue el libertador de Israel, por
medio de él entraron en la tierra prometida. La palabra en hebrea Josué se
tradujo de la lengua aramea como Jesús y significa “El Libertador”, en el caso
de Jesús, nos libera de nuestros pecados.
Dios envió a Jesús para ser el
Salvador, esta es la razón por la que tenemos una asignación o comisión de
Dios, ir a todo el mundo y predicar el evangelio.
El corazón de Dios cubre todo el mundo,
cuando Él envió a Jesús a la cruz.
VERSÍCULO
16.
“Y
nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que
permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”.
Asimismo, hemos llegado a saber y creer
que el amor de Dios está en nosotros, en el griego este versículo dice que el
amor de Dios está investido en nosotros. Dios nos invistió su amor en la cruz.
Dios es amor y aquel que permanece en amor permanece en Él; vivimos juntos y
tenemos una misión común.
Observemos la vida misionera de Pablo;
cuando estuvo en Filipos convirtió muchas personas al Señor, entonces la misión
de Pablo se convirtió de la misión de Dios y su Hijo Jesucristo y la de Pablo
para los filipenses. Tal como la misión que Jesucristo traía de parte de Dios,
Jn 17 y 21, de la cual dijo: así como el Padre me ha enviado a mí, así también
yo les envío a ustedes. Dios envió a su Hijo con una misión de redención, por
la cual somos salvados, ahora su misión se convierte en nuestra misión.
1 Jn. 4:13 nosotros sabemos que con Dios somos una familia,
¿Cómo sabemos esto? Porque tenemos la persona del Espíritu Santo morando en
nosotros. Es el mismo pensamiento que
encontramos en 1 Jn. 3:20,
recordando el ejemplo del vaquero poniendo su marca a sus reses, esta marca
identifica a la vaca con el vaquero, ella le pertenece. Dios nos ha dado su
Espíritu, y este es el sello de pertenencia. Esta marca o sello hace lo
siguiente:
1.
Le prueba a Dios que nosotros le pertenecemos a Él, porque si nosotros
no le
perteneciéramos a Él, ¿qué hace su Espíritu en nosotros?
2.
A su vez esta marca nos prueba que le pertenecemos a Dios.
Regresemos nuevamente, al tema del
amor. En el versículo 16, hemos sido investidos del amor de Dios. Y si
permanecemos en ese amor, permanecemos en Dios.
Ahora, veremos cómo se perfecciona el
amor de Dios en nosotros.
VERSÍCULO
17.
“Ese
amor se manifiesta plenamente entre nosotros para que en el día del juicio
comparezcamos con toda confianza, porque en este mundo hemos vivido como vivió
Jesús. En el amor no hay temor”.
Cuando el amor de Dios se perfecciona
en nosotros; tenemos valentía y confianza en el día del juicio. Porque así como
él, somos también nosotros.
¿Cómo
es Él?
Él es amor,
¿Cómo
somos nosotros?
Nosotros somos amor, porque su amor se manifiesta a sí mismo y ahora también
nuestro amor se manifiesta.
1 Jn. 3:2, cuando venga Jesús seremos
como Él. Mientras tanto, hasta que Jesús venga, somos
como Él en la PRÁCTICA.
1 Jn. 1:6, Caminamos como Él camina.
1 Jn. 3:6, Nos purificamos así como Él
es puro.
DE ESTA MANERA NOSOTROS LLEGAMOS A SER
AMOR, TAL COMO DIOS LO ES.
1 Jn. 4:14, Dios envió a su Hijo para Salvar al mundo, pero
nosotros somos los instrumentos de Dios para alcanzar a este mundo, esa es
nuestra misión, así como Dios es, nosotros tenemos que ser.
Jesús dijo: así como el Padre me envió
al mundo, yo les envío a ustedes. Este es un MENSAJE GLORIOSO DE AMOR QUE
DEBEMOS HACER PÚBLICO.
VERSÍCULO
18.
“…sino
que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así
que no ha sido perfeccionado en el amor".
¿Qué es el amor perfecto? Es cuando tenemos
una cruz llena de amor por nuestros hermanos y por el mundo. Recordemos que el
amor de Dios se perfecciona en nosotros de esta manera. Y si tenemos la clase
de amor que Dios tiene por los salvos y por los que no lo son, no tendremos
temor en el día del juicio.
1 Jn. 4:17, nosotros tenemos valentía y esta valentía significa
que tenemos confianza en el día de juicio. Un cristiano amoroso no tiene temor
del día del juicio, porque estará ante el Juez perdonado, cubierto por la
sangre de Cristo; puesto que este cristiano mientras estuvo en el mundo
compartió la naturaleza de Dios, el deseo de Dios por la humanidad, compartió
su práctica de justicia y el amor ágape del Padre. Dios y él son muy parecidos,
entonces ¿por qué tendría temor de estar en presencia de su amigo?
UN CRISTIANO NO DEBE TEMER EL DIA DE
JUICIO.
Jn. 23 y 24 aquel que cree en
Jesucristo ha pasado de muerte a vida y no viene a juicio. Nosotros estaremos
presentes en el día del juicio, pero no vamos a estar
bajo el juicio, porque somos inocentes a través de la sangre de Cristo.
¿Por qué tendríamos que temer de escuchar al Señor decir entra al gozo de tu
Señor? Esta es la confianza de la cual Juan está hablando en 1 Jn. 4:18.
Juan no escribió esto para traer
inseguridad al cristiano, creo que lo escribió por los gnósticos que no tenían amor. Porque
ellos son los hombres que odian, por consiguiente, tienen razones para temer al
día del juicio. Juan nos dice en el libro de Apocalipsis, que estos hombres
orarán para que las rocas caigan sobre ellos y los cubran de la ira de Dios,
pero Juan dice, los cristianos no debemos tener temor, porque el amor ha sido
perfeccionado en ellos.
El temor trae castigo, y aquel que teme
no es perfecto en su amor, porque no ama a sus hermanos; por ello, teme al
juicio de Dios. Jesús dijo en Mt. 25, porque tenía hambre y no me diste de
comer y lo que no hiciste con ellos, no lo hiciste conmigo; vemos aquí un
ejemplo de los que no demostraron en sus vidas el amor de Dios.
Dios toma como algo muy personal cuando
alguien maltrata a su gente.
VERSÍCULO
19.
“Nosotros
amamos a Dios porque él nos amó primero”.
Nosotros conocemos el amor por Dios,
porque él fue el maestro del Amor, demostró su amor, el cual debemos copiar e
interiorizar en nuestras vidas.
VERSÍCULO
20.
“Si
alguien afirma: Yo amo a Dios, pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el
que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha
visto”.
El que afirma que ama a Dios, debe demostrarlo, pero si alguien odia a su hermano,
por cuarta vez, Juan dice él es un mentiroso. Y la razón por la cual es un
mentiroso, es porque no ama a su hermano a quien ve, entonces no puede amar a
Dios a quien no ve (v. 12).
Ahora si queremos mostrar nuestro amor
hacia Dios quien sacrificó a Cristo, sufriendo la muerte de su amado Hijo en la
cruz, sin intervenir en su ayuda por amor a nosotros. Si no podemos amar a este
Dios que representó su amor en una forma visible; pero como vimos
anteriormente, es un Dios invisible porque nadie ha podido verle jamás.
Entonces, existe algo erróneo en nosotros porque el amor debe expresarse a sí
mismo.
Recuerde Mateo 25, la escena del
juicio, Cristo es el pastor separando las ovejas de las cabras, las ovejas
representan a los salvos y las cabras a los perdidos, y
¿cuál fue la base de la salvación? La diferencia en el trato de las ovejas y
cabras hacia sus hermanos. Para comprender esto Jesús usó el siguiente
ejemplo diciendo: Yo estaba en prisión, tenía hambre, estaba desnudo y tú
respondiste a mis necesidades, estas son las ovejas. ¿Qué es lo que hicieron
las cabras ante la misma situación? Nada, fueron negligentes a las necesidades
de sus hermanos. La oveja le preguntó a Jesús, ¿cuándo te vimos en prisión?
Jesús, respondió cuando viste a mis hermanos, cuando miraste al más pequeño lo
hiciste por mí. Pero a las cabras Él les dice, así como no hiciste nada por
ayudar a tus hermanos, tampoco hiciste nada por mí.
Nosotros expresamos nuestro
amor en el trato a nuestro prójimo.
VERSÍCULO
21.
“Y
él nos ha dado este mandamiento: el que ama a Dios, ame también a su hermano”.
Si tú amas a Dios amarás también a tu
hermano, esta es la manera en que demostramos el amor de Dios en nuestras
vidas.
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Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6