Durante muchos siglos, el interés de los cristianos se había concentrado en los santos lugares tradicionales, que se expresaron en forma de monumentos tales como la Iglesia de la Natividad en Belén y la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén.
Pero entre los cruzados o los peregrinos cristianos que viajaron a Palestina, y a través de ella, durante muchos siglos, no se puede encontrar ninguna huella de interés científico en los lugares antiguos.
No se llevó a cabo ninguna exploración científica del país hasta que Eduardo Robinson, profesor norteamericano, viajó por Palestina en 1838 e identificó numerosos lugares con los mencionados en el Antiguo Testamento y en el Nuevo.
Robinson estableció un fundamento seguro y sólido para la gran investigación topográfico que fue llevada a cabo después por Conder y Kitchener bajo los auspicios del Fondo de Exploración de Palestina. Se efectuaron unos pocos descubrimientos antes de que se realizaran realmente las excavaciones.
La famosa piedra de Mesa fue hallada en la tierra de Moab por el misionero alemán Klein, en 1868.
Pero entre los cruzados o los peregrinos cristianos que viajaron a Palestina, y a través de ella, durante muchos siglos, no se puede encontrar ninguna huella de interés científico en los lugares antiguos.
No se llevó a cabo ninguna exploración científica del país hasta que Eduardo Robinson, profesor norteamericano, viajó por Palestina en 1838 e identificó numerosos lugares con los mencionados en el Antiguo Testamento y en el Nuevo.
Robinson estableció un fundamento seguro y sólido para la gran investigación topográfico que fue llevada a cabo después por Conder y Kitchener bajo los auspicios del Fondo de Exploración de Palestina. Se efectuaron unos pocos descubrimientos antes de que se realizaran realmente las excavaciones.
La famosa piedra de Mesa fue hallada en la tierra de Moab por el misionero alemán Klein, en 1868.
Sin embargo, antes de que llegara a manos de los eruditos, los recelosos árabes rompieron el monumento en muchos pedazos, calentándolo con fuego y luego arrojando agua fría sobre la piedra caliente. Afortunadamente, antes de esto se había hecho una copia imperfecta.
Después, el erudito francés Clermont-Ganneau pudo rescatar la mayoría de los pedazos y reconstruir la losa de basalto, que ahora está en el Louvre de París.
Este monumento contiene el texto de una victoria del rey moabita Mesa - en 34 líneas de hebreo antiguo anterior al exilio -, y que sigue siendo la inscripción más larga conocida de su clase.
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Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6