Cómo echar fuera demonios
Tipo de Archivo:HTML | Tamaño: | Idioma:Spanish |Categoría: Lucha Espiritual
Información
cómo empezó esto
¿Cómo rayos llegó una pequeña abuelita a involucrarse en un asunto tan asqueroso? Mi historia se asemeja en gran manera a muchas otras que he oído o leído y que me han hecho reír. Nunca me puse a buscar un ministerio de liberación … él me encontró.
Me asombra lo que Dios ha hecho en mi vida al prepararme para este ministerio que comenzó hace casi veinte años. Ya era una persona madura, tenía a mi haber un ministerio de servicio, y ahora estaba en posición de ayudar a entrenar misioneros más jóvenes para que hicieran una labor más eficaz de la que yo hice. Me consideraba una joven y entusiasta trabajadora que iba al campo misionero con una desventaja: capacitación inadecuada para la obra que me esperaba.
Mi esposo Peter y yo estábamos llenos de ánimo, pero nos habíamos preparado muy poco para el servicio en el extranjero. Nos habían enseñado teólogos, maestros bíblicos, educadores cristianos, predicadores y evangelistas personales excelentes, pero no misioneros. Casi no sabíamos nada acerca de la comunicación transcultural del evangelio, porque a principios de la década de los cincuenta aun no se había desarrollado el campo de la misionología. En nuestros institutos no había cursos de antropología, idiomas ni aprendizaje cultural; tampoco había enseñanzas especializadas en el islamismo, hinduismo, budismo, animismo y religiones tradicionales. La teología cesacionista de nuestra capacitación no dejaba lugar a la oración por los enfermos ni a la expulsión de demonios. Además, esa era la única teología que conocíamos.
En los dieciséis años que siguieron hicimos toda clase de obra misionera en Bolivia; sin embargo, trabajamos principalmente en evangelización, educación teológica y administración misionera. Al poco tiempo de habernos mudado del pequeño pueblo de San José a la ciudad de Cochabamba—la segunda ciudad más grande de Bolivia—Peter ocupó la posición de director general de la Misión Evangélica Los Andes y yo me convertí en gerente de la misma misión.
La mayor parte de su vida, Peter había sido estudiante o maestro, de modo que cuando no enseñaba se dedicaba continuamente a estudiar y a obtener títulos. Una de las épocas de estudio que trastornó nuestro mundo y cambió el curso de nuestras vidas sucedió cuando Peter estudiaba una maestría en Humanidades y Misiología en su antigua universidad, el Seminario Teológico Fuller. Mi esposo había estado leyendo las obras de Donald McGavran para investigar más a fondo el campo de la misiología; y fue durante este año lectivo, de 1967 a 1968, que las cosas se aclararon y la expresión «encuentro de poder» se volvió parte de nuestro vocabulario.
¡Comenzábamos a adentrarnos en un plano novedoso de posibilidades para la obra misionera!
Peter y yo siempre habíamos tenido la reputación un tanto dudosa de estar aproximadamente diez años por delante de la manada en lo que respecta a la zona de comodidad. Si sentimos que es la voluntad de Dios, un nuevo escenario no es una amenaza za para nosotros. A veces esto había preocupado a nuestros colegas, y hacía que de vez en cuando nuestra población evangélica se avergonzara de nosotros. No obstante, acabábamos de saber más acerca de este asunto de «poder».
Contactando con la fuente de poder
El antropólogo Alan Tippett, un misionero australiano en Fiji, fue el primero en enseñarnos este concepto novedoso. En palabras sencillas, un encuentro de poder es una situación que se crea al presentar el evangelio a algún grupo de personas incrédulas que precipitan cierta clase de enfrentamiento, como quién es más poderoso: el dios pagano del grupo o Jehová Dios y su Hijo, Jesucristo. Cuando Jehová Dios ganaba la confrontación—y así se enseñaba a los estudiantes a presentarlo—a menudo ocurría un «movimiento de gente». Esto significaba que las personas se convertían al cristianismo en grupos, con frecuencia quemando fetiches o haciendo otras declaraciones públicas de su fe en Cristo. Esta era una enseñanza nueva, ¡y nos encantaba! Sin embargo, ponía a los misioneros en aprietos pues entonces tenían que aprender a manejar este «poder».
Estábamos deseosos de aprender. Queríamos volvernos más eficaces para ganar a los perdidos en grandes cantidades, pero esto tocaba un poco el territorio pentecostal/carismático, del cual no sabíamos mucho. Sabíamos que era lo correcto y lo creíamos, pero la implementación y la enseñanza a este respecto estaban un poco lejos.
Cuando Peter se graduó, fue invitado a quedarse como profesor en el Instituto del Seminario Fuller de Misiones Mundiales, pero aun no estábamos listos para salir de Bolivia. De modo que regresamos allí por otros tres años para poner bases sólidas, y nos mudamos de regreso a California en 1971 para comenzar todo de nuevo. Peter había hecho arreglos con la administración de que debían contratarnos como pareja, conmigo como su secretaria. Algunos consideraron esto un poco extraño; y en realidad había una regla escrita en alguna parte que marido y mujer no podían trabajar juntos. Pero Peter fue insistente … yo era parte del paquete. Ellos aceptaron y desde entonces hemos trabajado juntos. Él se convirtió en professor asociado de Crecimiento de Iglesia y Estudios Latinoamericanos. Yo servía como su secretaria. Trabajaba con el comité de publicidad y supervisaba todos los aspectos técnicos de disertación y tesis.
El crecimiento de iglesias era nuestra especialidad, tanto en los EE. UU. como en el extranjero. Las placas personalizadas de nuestros autos en California eran MT 28:19 y MT 28:20 … la Gran Comisión. Llegamos a conocer muchos pastores de iglesias crecientes, primero como estudiantes y luego como ejemplos para otros estudiantes de Peter, mientras estudiaban sus iglesias y escribían documentos sobre los principios de crecimiento de las iglesias que habían aprendido en clases.
APARECE JOHN WIMBER
Uno de estos alumnos brillantes, John Wimber, llegó un día a tomar clases. Era el típico pastor cuáquero, excepto que era un recién convertido que había salido de la industria de la música. Antes de su conversión sus habilidades eran la música y la administración. Pronto se convirtió en un evangelista personal como pocos que hemos conocido. Su iglesia creció dramáticamente y su deseo era ayudar a que otras iglesias crecieran. Nos hicimos buenos amigos de John y Carol. Finalmente Peter le pidió a John que le ayudara a enseñar crecimiento de iglesias, de modo que renunció a su congregación y vino a trabajar con nosotros. El camino se le abrió también para considerar otras iglesias y denominaciones. Con su tremendo don de evangelista, pronto se inquietó su espíritu y solicitó abrir una iglesia … algo así como un segundo empleo. De esta manera tuvo su humilde inicio la Comunidad Cristiana Vineyard. John tuvo que dejarnos para dedicar todo su tiempo a Vineyard, pero mantuvimos la amistad y a menudo visitábamos su iglesia los domingos por la noche. En esa época, ¡allí era donde se encontraba la acción de Los Ángeles!
El Señor dirigió a John a orar por los enfermos. Él cuenta que fue por obediencia absoluta, sin que tuviera mayores resultados durante algunos meses. Luego sucedió … se llevó a cabo su primera sanidad divina, una de centenares, por no hablar de las miles más que siguieron. Peter invitó a John a dictar en Fuller clases de oración por los enfermos, las cuales nosotros también tomamos. Se sanaron miles y pasamos por una gran época en nuestras vidas. Aunque esto atrajo cierta oposición entre algunos de nuestros colegas, seguimos adelante sabiendo que Dios quería que enseñáramos a nuestros estudiantes a ser mejores misioneros de lo que éramos.
Ahora viene la conexión que ha estado esperando. Usted no ora durante mucho tiempo por los enfermos antes de que aparezcan disturbios emocionales y se manifieste un demonio con gritos y contorsiones corporales. Así fue como enfrenté mi primer demonio. No lo busqué; me llegó y debía hacer algo al respecto.
Puesto que este asunto del poder se había acercado más a nuestro hogar, yo quería aprender todo lo que pudiera al respecto, por lo que tomé una clase sobre la teoría de la demonología que estaba dictando Carol Wimber en Anaheim Vineyard. Esas cuatro horas de enseñanza me calificaron para ser en la familia la experta en demonios. Fue justo después de esto que se presentó nuestro primer demonio.
¡CARA A CARA CON EL PRIMER DEMONIO!
Una joven escuchó que Peter tenía un éxito especial al orar por desórdenes óseos y problemas en la espalda. Era una alumna de Fuller, de modo que hizo una cita con Peter para que orara por ella en nuestras oficinas. Cuando Peter le ungió la frente con aceite se manifestó el demonio con gritos. Inmediatamente me acerqué a ella y dije: «¡Deténte!» Su cuerpo se paralizó y se hizo un silencio sepulcral. Ordené al demonio que diera su nombre, y una voz masculina dijo entre dientes de manera lenta y deliberada: «Lujuria».
Peter estaba impresionado. Tomó su cuaderno de notas, un lápiz y retrocedió, haciendo anotaciones con gran rapidez. Me hice cargo y procedí lo mejor que pude, ordenando al demonio que saliera. Cuando se manifestaron otros demonios, en el nombre de Jesús tomé autoridad sobre ellos para que salieran. ¡Pienso que Fuller nunca antes había oído ni visto salir tanto bullicio de la oficina de un profesor!
SI LO HACEMOS, HAGÁMOSLO BIEN
Estaba decidida a aprender cómo hacer esto mejor. Comencé a buscar libros sobre el asunto de echar fuera demonios y poco a poco fui aprendiendo hasta convertirme en experta. Encontré una pareja mayor en Australia de nombre Phyl y Noel Gibson. Ellos habían escrito algunos excelentes libros y folletos. Se hicieron cargo de mí y me instruyeron a distancia. Que Dios los bendiga por eso. Cuando tenía un caso difícil, les enviaba un fax y me respondían inmediatamente. Fueron los mejores amigos que tuve, ¡sin haberlos visto nunca!
Pronto tuve más personas solicitando liberación de las que podía atender. Me toma de dos o tres horas orar adecuadamente por una persona, y solo puedo orar por ellas una vez porque soy actualmente directora de la junta de un ministerio multimillonario que demanda mucho. Ese ministerio es Global Harvest Ministries [Ministerios de Cosecha Global] y el Centro Mundial de Oración aquí en Colorado Springs. Ahora debo limitar mis oraciones solo a obreros cristianos, pero enseño todo lo que puedo para que más y más personas se entrenen en liberación.
Mi sueño es ver cientos y eventualmente miles de iglesias en todo el mundo con un ministerio eficaz de liberación. Cuando Jesús dijo: «De gracia recibisteis, dad de gracia» (Mateo 10:8), se estaba refiriendo a sanar a los enfermos y echar fuera demonios. La segunda parte de ese sueño es ver iglesias con personas profesionales calificadas que operen como ministros de liberación.
Hoy más que nunca comprendo que Dios me preparó desde «hace mucho tiempo» para llevar a cabo y enseñar liberación. Él honró el hecho de que yo creía cada palabra de la Biblia. Cuando intenté vivirla, me dio la fe para creer que en realidad Jesús es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Me dio padres amorosos y compasivos y un esposo con las mismas características, por tanto pude reflejar eso ante las personas necesitadas.
Mi clase de personalidad es la de una persona flemática y pacificadora que no puede estar en conflicto. Le pregunté al Señor por qué me colocó en posición de tener que tratar con demonios cuando me gusta la paz a mi alrededor. Entonces me percaté que mi labor era arreglar esto para que otros pudieran tener la paz de los tormentos que añoraban. De modo que soy una persona «arregladora». Oro que este práctico libro ayude a quienes están llamados a este ministerio a sacar ventaja de lo que me ha llevado años aprender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6