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domingo, 13 de diciembre de 2009
¿DIEZMAR O NO DIEZMAR?
En una reciente columna de First Person columnen Baptist Press, Mark Coppenger emitió una corrección de algo que dijo mientras hablaba en Southern Seminary (El Seminario del Sur en Louisville, estado norteamericano de Kentucky): el diezmo de las personas no debería esta basado en sus ingresos netos sino en sus ingresos brutos. En esto, Coppenger propone extensamente la respuesta (afirmativa) a más de un aspecto fundamental: ¿Deberían, en primer lugar, los creyentes diezmar? En esta creencia Coppenger no está solo. De hecho, un diezmo mínimo de diez por ciento es el requerimiento regularmente asumido a nivel popular y en muchas de nuestras iglesias. Sin embargo, como gente del Libro, deberíamos tomar el patrón de las Escrituras, adecuadamente interpretadas, la cual requiere un examen cuidadoso de las enseñanzas escriturales en el área de diezmos y, más ampliamente, en la mayordomía cristiana y la disciplina de dar.
La palabra "diezmo" significa literalmente "un décimo" y es comúnmente usada para referirse a dar el diez por ciento del ingreso a Dios. Sin embargo, desde el comienzo, debe hacerse notar que en ningún sitio fue el dinero diezmado. El diezmo en el Antiguo Testamento siempre se refería al producto de la tierra y de las crías. Algunos podrían responder que este es el caso porque la gente vivía en una sociedad agrícola. Aunque esto es verdad, sin embargo, "el dinero" es mencionado, al menos treinta veces en el libro de Génesis solamente (Gen. 17: 12, 13, 23, 27; 31:15; 33:19; etc.). Por lo tanto, antes que el diezmar se mencionara en la ley de Moisés (Levítico. 27:30), ya se había mencionado el dinero cerca de cuarenta veces. ¡La última referencia al dinero antes de mencionar el acto de diezmar en la ley de Moisés provee incluso reglas para un antiguo sistema bancario (Levítico 25:37)!
Ambos Testamentos ven los diezmos en el marco de referencia del acto de dar y la alabanza. Antes de dar en la ley de Moisés, diezmar no era algo sistemático, una práctica continua u ocasional, incluso excepcional, forma de dar (Génesis 14:20; comparar con Hebreos 7:4; Génesis 28:22). La ley de Moisés incluye estipulaciones acerca de los diezmos (Levítico 27:30-33; Números 18:21; Deuteronomio 14:22-29), los levitas, los festivales y los pobres (o bienestar welfare). Al sumarlos todos, el diezmo anual de los israelitas sobrepasaba el diez por ciento de su ingreso anual. De las siete referencias al diezmo en los libros históricos y proféticos del Antiguo Testamento, la más importante está en Malaquías 3:8 al 12 (comparar con 2do de Crónicas 31:5-6, 12; Nehemías 10:38–39; 12:44–47; 13:5, 12; Amós 4:4), donde se le dice a la gente que traigan sus "diezmos y ofrendas" (levíticos) al "almacén" o alfolí de Dios y se les promete bendiciones agrícolas a aquellos que cumplan.
Debe notarse que en Malaquías, el retener los diezmos era una señal de un patrón extenso de desobediencia. El diezmo mencionado por el profeta es el diezmo levítico (Números 18:21). Las ofrendas a las cuales se hace referencia es hecha era una fuente principal de ingresos de los sacerdotes y era una ofrenda requerida (no era voluntaria). La Invitación a probar a Dios está limitada al contexto de Malaquías 3 y no debe ser universalizada. Por esta razón, la recompensa agrícola prometida no se puede continuar a la gente de hoy día. Más aún, si este pasaje fuera aplicado consistentemente hoy, las ofrendas, las que quienes abogan por diezmar se refieren a la porción en que se da por libre voluntad de dar que ocurre después que uno ha diezmado, no son por voluntad propia, sino que son requeridas tal y como lo son los diezmos. Por lo tanto, si alguien debiera dar solamente el 10% (no que los judíos dieran solamente diez por ciento), esta persona aún estaría en pecado por robar las "ofrendas"de Dios.
Las referencias a diezmar en el Nuevo Testamento están limitadas a tres pasajes. En Mateo 23:23, el diezmo del Antiguo Testamento requerido es sobreentendido por la audiencia de Jesús. Los escribas y fariseos están escoriados por priorizar la minuciosidad de la ley por encima de asuntos más relevantes. Jesús no estaba hablando a los miembros de una iglesia, sino a judíos que aún estaban bajo el Antiguo Pacto y por lo tanto, obligados a dar. De la misma manera, Jesús en Lucas 18:9-14 denuncia el orgullo religioso inapropiado basándose en el solo cumplimiento de la ley. Finalmente, Hebreos 7, explica la entrega de Abraham de los diezmos a Mequisedec en el contexto de la supremacía del sacerdocio de Melquisedec con respecto al sacerdocio levítico. Ninguno de estos pasajes tiene el diezmar como tema principal, y ninguno ordena diezmar para la nueva era del pacto. El caso de diezmar basado en un sistema teológico mayor o sus consideraciones pragmáticas caen en que, al igual que la circuncisión, Jesús cumplió los requerimientos de diezmar y los reemplazó con una orden para los creyentes del Nuevo Testamento de entregarse a sí mismos a Dios y dar abundantemente de sus recursos (1ra Corintios. 9:1–23; 16:1–4; 2da Corintios. 8–9; Filipenses. 4:15–17).
¿Dónde deja eso a los creyentes del Nuevo Testamento? No estamos aceptando que esté bien dejar de dar. De hecho, el Nuevo Testamento tiene suficiente guía acerca del tema de dar. Segunda a los Corintios 8 nos dice que dar debe ser impulsado por una relación, por gracia y por amor. Sin embargo, no se menciona nada con respecto al diez por ciento. Más aún, 1ra a los Corintios 16 nos enseña que cada creyente debería dar; en forma consistente o sistemática (aunque allí la referencia es a una colección especial); y que la cantidad es relativa al ingreso de cada quien.
La segunda carta a los Corintios 9 estipula que la cantidad debe basarse en la disposición del corazón de cada quien (v.7); que debemos dar a fin de suplir las necesidades de otros creyentes; y que nuestra motivación debe ser la gratitud a Dios por todo lo que él ha hecho por nosotros. Esto es solo un ejemplo de los muchos principios que el Nuevo Testamento da a los creyentes a fin de dirigirlos en el tema de dar.
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