Cuando Roboam, el hijo de Salomón, se convirtió en rey se reunión con los hijos de Israel. Le pidieron que aliviara sus cargas y que ellos le servirían. Roboam consultó con los ancianos y le aconsejaron que hiciera como el pueblo solicitaba. Luego, Roboam consultó con los jóvenes y le aconsejaron que hiciera el yugo sobre los israelitas más pesado y usara el castigo más fuerte. Roboam hizo como los jóvenes le aconsejaron. Diez de las tribus de Israel se rebelaron y el reino se dividió. Solamente las tribus de Judá y Benjamín se quedaron para honrar a Roboam como su rey. Jeroboam reinó como rey sobre las otras diez tribus. Jeroboam hizo becerros de oro y los puso para que el pueblo los adorara. Nombró sacerdotes de hombres que no eran levitas. Hizo esto para evitar que el pueblo fuera a Jerusalén a adorar al Señor. Tenía miedo de que el pueblo retornara donde Roboam.
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Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6