En el ambiente religioso, una autoridad que ayuda al hombre en determinar lo que es espiritualmente bueno o malo es de aun mayor importancia. Muchos grupos religiosos, pretendiendo estar dentro de la fe cristiana, enseñan doctrinas antagónicas. Los resultados son el caos y la división. Viendo la necesidad de una autoridad máxima en asuntos religiosos, el hombre exclama: "¿Quién está calificado para ser mi autoridad en la religión?"
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Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6