Hoy en día el tópico de la unidad religiosa es común entre los católicos y los no católicos. Este deseo de alcanzar la unidad es noble. En su sabiduría divina Dios propuso una sola iglesia, unida en "un cuerpo. . .un espíritu. . .un Señor. . .una fe, y un bautismo". Jesús deseó tanto la unidad que oró fervientemente por ella. La oración de Jesús muestra su absoluta aversión a la división religiosa.
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Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6