lunes, 12 de diciembre de 2016

Quedaos... hasta que seáis investidos de poder desde lo alto... ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?

PARA RECORDAR ... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




No tener una idea clara y definitiva de lo que es

EL BAUTISMO CON EL ESPÍRITU SANTO: QUÉ ES Y QUÉ HACE


A pesar de lo mucho que se dice en la actualidad acerca del bautismo con el Espíritu Santo, es de temer que un gran número de personas que hablan acerca de este tema y oran para recibir ese bautismo, no tienen una idea clara y definitiva de lo que eso significa. Pero la perspectiva que nos ofrece la Biblia con respecto a esta maravillosa bendición, si se estudia con cuidado, sí es perfectamente clara y notablemente definitiva.

1. Lo primero que descubrimos es que en la Biblia se le dan distintos nombres a esta única experiencia. En Hechos 1:5, Jesús dijo: «Seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días». En Hechos 2:4, cuando tuvo lugar el cumplimiento de esta promesa, leemos que «fueron todos llenos del Espíritu Santo». En Hechos 1:4, se alude a la misma experiencia como ‘la promesa del Padre’ y en Lucas 24:49 como ‘la promesa de mi Padre’ y se habla además de ser ‘investidos de poder desde lo alto’. Al comparar Hechos 10:44, 45, 47 con Hechos 11:15, 16, vemos que las expresiones ‘el Espíritu Santo cayó sobre ellos’, ‘el don del Espíritu Santo’ y ‘han recibido el Espíritu Santo’ son equivalentes a ser ‘bautizados con el Espíritu Santo’.

2. En segundo lugar, observamos que el bautismo con el Espíritu Santo es una experiencia clara y podemos saber si la hemos recibido o no. Esto se deduce del mandato de nuestro Salvador a los apóstoles, «Quedaos en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto» (Lucas 24:49). Si esta investidura de poder, o bautismo con el Espíritu Santo, no fuera una experiencia tan clara que uno pudiera saber a ciencia cierta si la ha recibido o no, ¿cómo podían ellos determinar si el tiempo que debían quedarse en la ciudad había llegado a su fin? Eso mismo se infiere de la pregunta tan concluyente que les hace Pablo a los discípulos en Éfeso, «¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?» (Hechos 19:2). Pablo obviamente esperaba como respuesta un ‘sí’ o un ‘no’ categóricos. A menos de que se trate de una experiencia clara y definitiva, y por esa razón, uno pueda saber si la ha recibido o no, ¿cómo podían estos discípulos responder a la pregunta de Pablo? De hecho, ellos sabían que no habían ‘recibido’, o que no habían sido ‘bautizados con’ el Espíritu Santo, y poco tiempo después sí supieron que habían ‘recibido’, o que habían sido ‘bautizados con’ el Espíritu Santo (Hechos 19:6). Pregúntenles a muchos de los que oran actualmente para que Dios los bautice con el Espíritu Santo, «Hermano, ¿recibiste lo que pedías? ¿Fuiste bautizado con el Espíritu Santo?», y verán que se quedan boquiabierto. No esperaba una pregunta tan definitiva para que pudiera responder directamente con un ‘sí’ o con un ‘no’. Sin embargo, en la Biblia no encontramos nada de la vaguedad e indefinición con respecto a este asunto que sí se hacen patentes en gran parte de nuestras oraciones y predicaciones contemporáneas. La Biblia es un libro muy claro. Es muy claro en cuanto a la salvación, tan claro que un individuo que conoce su Biblia puede responder directamente ‘sí’ o ‘no’ cuando le preguntan si es salvo. Es también claro en lo que se refiere al ‘bautismo con el Espíritu Santo’, tan claro que un individuo que conoce su Biblia puede responder directamente ‘sí’ o ‘no’ si le preguntan: «¿Has sido bautizado con el Espíritu Santo?». Tal vez haya algunos que sean salvos y no lo sepan, porque no entienden sus Biblias, pero tienen el privilegio de saberlo. Y asimismo, es posible que haya algunos que han sido bautizados con el Espíritu Santo y no conocen el nombre que la Biblia le da a la experiencia que ha tenido lugar en ellos, pero tienen ese privilegio.

3. El bautismo con el Espíritu Santo es una obra del Espíritu Santo independiente y distinta de su obra de regeneración. Ser regenerado por el Espíritu Santo es una cosa, pero ser bautizado con el Espíritu Santo es algo diferente, algo adicional. Esto se desprende de Hechos 1:5, donde leemos que Jesús dijo, «Seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días». Hasta ese momento, los apóstoles aún no habían sido ‘bautizados con el Espíritu Santo’, pero ya habían sido regenerados, de lo cual el propio Jesús había dado testimonio en Juan 15:3 cuando les dijo, «Ya vosotros estáis limpios por la Palabra» (compárese con Stg. 1:18; 1 Pe. 1:23) y en Juan. 13:10, «Vosotros limpios estáis, aunque no todos», y se vale de la frase ‘aunque no todos’ para excluir de la declaración general ‘vosotros limpios estáis’, al único hombre de la compañía apostólica que no estaba regenerado, Judas Iscariote (Véase Juan 13:11). Los apóstoles, con excepción de Judas Iscariote, ya eran en ese entonces hombres regenerados, pero todavía no estaban ‘bautizados con el Espíritu Santo’. De esto se infiere que la regeneración es una cosa y que el bautismo con el Espíritu Santo es algo diferente, algo adicional. Podemos estar regenerados y aún no haber sido bautizados con el Espíritu Santo. Esto mismo se hace claramente patente en Hechos 8:12–16. En este pasaje leemos acerca de un grupo de creyentes que habían sido bautizados. No cabe duda de que entre todos estos creyentes bautizados, había algunos que habían sido regenerados. Sin embargo, el pasaje nos informa que cuando Pedro y Juan llegaron, «oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo, (porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos)». Es obvio, pues, que un individuo puede ser creyente, y puede haber sido regenerado, y aun así, no haber recibido el bautismo con el Espíritu Santo. En otras palabras, el bautismo con el Espíritu Santo es algo diferente de su obra regeneradora y adicional a ella. No todos los regenerados tienen el bautismo con el Espíritu Santo, aunque como veremos más adelante, cada individuo regenerado puede tener este bautismo. Todo aquél que haya experimentado la obra regeneradora del Espíritu Santo es salvo, pero no está apto para el ministerio hasta que, además de la salvación, haya recibido el bautismo con el Espíritu Santo.

Pero si bien es cierto que el bautismo con el Espíritu es una operación del Espíritu Santo independiente y distinta de su obra regeneradora, puede ocurrir, y a menudo ocurre, simultáneamente con ella. Una persona puede ser bautizada con el Espíritu en el mismo instante en que es regenerada. Eso fue lo que sucedió en el hogar de Cornelio y lo que sucede también en muchos casos en la actualidad, y ese sería el caso de todos los creyentes si la condición de la iglesia fuera perfectamente normal. La expectativa de los apóstoles era que cuando las personas se convirtieran y fueran regeneradas, recibieran también el bautismo con el Espíritu Santo en forma instantánea y estuvieran preparadas para comenzar a servir inmediatamente. (Ef. 1:13; Hechos 2:38; 1Co. 12:13; Hechos 8:15, 16; 9:17; 19:2). En algunos casos, como en Éfeso, (Hechos 19:1–6) y en Samaria, (Hechos 8:12–16), dado que la instrucción que habían recibido no era adecuada, o por otras razones, no ocurrió así. La condición vigente en Éfeso y en Samaria es, al parecer, la misma condición que predomina en este tiempo, y por tanto, tenemos que andar preguntando como Pablo en Éfeso, “¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?” (Hechos 19:2), e insistiendo en que la regeneración no es suficiente, que los creyentes también tienen que ser bautizados con el Espíritu Santo.

4. El bautismo con el Espíritu Santo siempre está relacionado con el testimonio y el servicio. Analicen con cuidado cada pasaje en el que se hace mención del bautismo con el Espíritu Santo y verán que se relaciona con, y que tiene por objetivo, el testimonio y el servicio. (Por ejemplo, Hechos 1:5, 8; 2:4; 4:31, 33). Esto se pondrá claramente de manifiesto cuando entremos a considerar qué hace el bautismo con el Espíritu Santo. El bautismo con el Espíritu Santo no es una experiencia que Dios nos concede con el único fin de que nos sintamos felices. Si bien es cierto que esa experiencia llena nuestra vida de un gozo que nunca antes habíamos conocido, ese no es su objetivo principal. La intención del bautismo con el Espíritu no es hacernos felices sino eficientes. No debemos anhelar ni buscar experiencias extáticas, sino poder y eficiencia para servir a Dios. 

El propósito primordial del bautismo con el Espíritu Santo no es ni siquiera limpiarnos del pecado, sino llenarnos de poder para servir. Hay una corriente de enseñanza teológica, propuesta por un grupo de personas muy sinceras aunque erradas, que ha causado que toda la doctrina del bautismo con el Espíritu Santo caiga en descrédito. La enseñanza consiste en lo siguiente: Primera proposición —existe una experiencia adicional (o segunda bendición) posterior a la regeneración, a saber, el bautismo con el Espíritu Santo. Esta proposición es cierta y puede probarse fácilmente en la Biblia. Segunda proposición —este bautismo con el Espíritu Santo se recibe en forma instantánea. Esta proposición también es cierta y también puede demostrarse fácilmente en la Biblia. Tercera proposición —este bautismo con el Espíritu Santo es la erradicación de la naturaleza pecaminosa del ser humano. Esta proposición es falsa. No existe ni una sola frase en las Escrituras que pueda presentarse como prueba de que el bautismo con el Espíritu Santo es la erradicación de la naturaleza pecaminosa del hombre. Por lo tanto, la conclusión de que “la naturaleza pecaminosa puede ser instantáneamente erradicada”, que se desprende de estas tres proposiciones, dos ciertas y una falsa, es necesariamente falsa.

El bautismo con el Espíritu Santo no tiene como objetivo la limpieza del pecado, sino que es la de capacitar al creyente para el servicio. Esa es, más bien, la obra del Espíritu Santo. Aparte de eso, hay una obra del Espíritu Santo que consiste en fortalecer con poder al creyente en el hombre interior, «para que Cristo habite en su corazón por la fe… y sea lleno de toda la plenitud de Dios» (Ef. 3:16–19). Otra obra del Espíritu Santo es hacer que el creyente sea «librado de la ley del pecado y de la muerte» (Ro. 8:2) y de ese modo, a través del Espíritu, el creyente «hace morir las obras de la carne» (Ro. 8:13). Tenemos, pues, el privilegio de andar así, día a día y hora tras hora, en el poder del Espíritu, para que la naturaleza carnal permanezca muerta. Pero esto no es el bautismo con el Espíritu Santo, ni tampoco lo es la erradicación de la naturaleza pecaminosa. La erradicación de la naturaleza pecaminosa no es obra de un instante, sino que es algo que requiere un esfuerzo continuo. «Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne» (Gá. 5:16).

Aunque insistimos en que el propósito principal del bautismo con el Espíritu Santo es llenar de poder al creyente para que pueda servir, debemos añadir que el bautismo va acompañado de una gran elevación moral. 

Debe producir, y habitualmente produce, una transformación en la vida y en el ministerio (véanse Hechos 2:44–46; 4:31–35). Debido a los pasos que tenemos que dar para obtener esta bendición, tiene que ser necesariamente así. Más allá de esto, no podemos olvidar que una de las promesas con respecto a este tema dice lo siguiente: «Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego» (Mt. 3:11). Cuando observamos el contraste que, al parecer, pretende establecerse entre el fuego aquí y el agua en la primera parte del versículo, es difícil no llegar a la conclusión de que en estas palabras, en parte, se hace referencia al poder purificador del fuego. De ser así, entonces el bautismo con el Espíritu Santo, que es principalmente un proceso de energización, es también un proceso revelador, perfeccionador, arrollador e iluminador —un proceso que nos hace rebosar de amor a Dios, amor a los seres humanos y amor a las almas.

5. Para alcanzar una visión más clara y más plena de lo que es el bautismo con el Espíritu Santo, debemos observar lo que hace este bautismo. Hechos 1:8 lo expresa concisamente de la siguiente manera: «Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos…». El bautismo con el Espíritu Santo imparte ‘poder’, poder para servir. Este poder, sin embargo, no se manifiesta de la misma forma en todas las personas. En 1Co. 12:4–13 encontramos una explicación muy clara al respecto, «ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo… Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere». Cuando comencé mis estudios sobre el bautismo con el Espíritu Santo, observé que en muchos casos los que recibían este bautismo ‘hablaban en lenguas’, y aquello suscitaba dudas a menudo en mi mente: Si un individuo es bautizado con el Espíritu Santo, ¿no debería hablar en lenguas? Pero como no vi que nadie lo hiciera, solía preguntarme, ¿Existe alguien en la actualidad que realmente esté bautizado con el Espíritu Santo? Sin embargo, este capítulo 12 de 1 Corintios me aclaró el asunto, especialmente cuando llegué a la pregunta que Pablo les hizo a los que habían sido bautizados con el Espíritu Santo, «¿hablan todos lenguas?» (1Co. 12:30). Aun así, caí en otro error, a saber, que todo el que recibiera el bautismo con el Espíritu Santo, recibiría poder para desempeñarse como evangelista, o como predicador de la Palabra. Esta conclusión se opone también a la enseñanza del capítulo en cuanto a que «hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo». De hecho, son tres los males que surgen del error recientemente mencionado. El primero es la decepción, porque hay muchos que buscan el bautismo con el Espíritu Santo con la esperanza de recibir poder para hacer las tareas propias de un evangelista, pero como Dios no los ha llamado a esa obra, el poder que se deriva del bautismo con el Espíritu Santo se manifiesta en ellos de otra manera. Ha habido muchas personas amargamente decepcionadas y casi desesperadas por esta causa. El segundo mal es más grave que el primero, la presunción. Este es el caso del individuo a quien Dios no ha llamado a hacer obra de evangelista o de ministro, y a pesar de ello, se lanza a hacerla porque ha recibido, o cree haber recibido, el bautismo con el Espíritu Santo. Otros han dicho, «Lo único que un hombre necesita para ser un predicador exitoso es el bautismo con el Espíritu Santo». Eso, sin embargo, no es cierto. Necesita un llamado para hacer esa obra específica y necesita el estudio de la Palabra de Dios que lo preparará para esa obra. El tercer mal es todavía mayor, la indiferencia. Hay un gran número de personas que saben que no han sido llamadas por Dios para predicar. Por ejemplo, una mujer que tiene a su cargo numerosos hijos, lo sabe. Si aun así, piensa que el bautismo con el Espíritu Santo simplemente imparte poder para predicar, este asunto no despertará su interés. Sin embargo, cuando entendemos la verdad de que, aunque sí es cierto que el bautismo con el Espíritu imparte poder, el modo en que ese poder se manifiesta depende de la obra para la que Dios nos ha llamado, y que ninguna obra puede realizarse eficazmente sin él, entonces esa madre se dará cuenta de que ella, al igual que el predicador, necesita este bautismo —lo necesita para realizar la más importante y santa de todas las tareas, a saber, criar a sus hijos ‘en disciplina y amonestación del Señor’. Conocí recientemente a una madre muy feliz. Hace unos meses oyó hablar del bautismo con el Espíritu Santo, lo buscó y lo recibió. —«¡Oh!», exclamó gozosa mientras me contaba la historia, «desde que lo recibí he podido adentrarme en los corazones de mis hijos, lo cual nunca antes me había sido posible».
Es el propio Espíritu Santo el que decide de qué manera se manifestará el poder en cada caso «repartiendo a cada uno en particular como él quiere» (1Co. 12:11). Tenemos derecho a «procurar los dones mejores» (1Co. 12:31), pero el Espíritu Santo es soberano. Es él, y no nosotros, quien ha de decir la última palabra. No es tarea nuestra, pues, elegir algún don, y entonces esperar que el Espíritu Santo nos imparta el don que hemos elegido; no nos corresponde a nosotros escoger un área de servicio y luego esperar que el Espíritu Santo nos imparta poder en esa área que nosotros, y no él, hemos escogido. Nuestro deber, más bien, es reconocer la divinidad y la soberanía del Espíritu, y entregarnos sin reservas a su voluntad; mientras que su tarea es elegir el don que ‘él quiere’ e impartírnoslo, escoger el área que ‘él quiere’ y otorgarnos el poder que nos preparará para servir en esa área que él ha escogido. En una ocasión conocí a un hijo de Dios, que, al oír hablar del bautismo con el Espíritu Santo y el poder que se derivaba de él, abandonó con mucho sacrificio el trabajo secular al que se dedicaba y empezó a desarrollar la labor de evangelista. Pero el poder que esperaba recibir en esa área de servicio no llegó y el hombre se vio sumido en grandes dudas y tinieblas, hasta que le fue revelado que el Espíritu Santo reparte «a cada uno en particular como él quiere». Renunció, pues, a escoger su propia área de servicio y sus dones, y se puso a disposición del Espíritu Santo para que fuera él quien lo escogiera. El resultado final fue que el Espíritu Santo sí le impartió a ese hombre poder para que se desempeñara como evangelista y predicador de la Palabra. Tenemos, pues, que rendirnos absolutamente al Espíritu Santo para que él obre en nosotros como él quiera.
Pero, aun cuando el poder que acompaña al bautismo con el Espíritu Santo se manifieste de diferentes formas en los distintos individuos, todos tendrán poder. Cada vez que un ser humano es bautizado con el Espíritu Santo, entra en posesión de un nuevo poder, un poder que no es suyo, sino ‘el poder del Altísimo’. En la biografía religiosa abundan los ejemplos de personas que hicieron todos los esfuerzos posibles por desarrollar bien su labor hasta que un día les fue revelado que existía una experiencia como la del bautismo con el Espíritu Santo, y la buscaron y la obtuvieron. A partir de ese momento, su ministerio fue visitado por un poder nuevo que transformó por completo la naturaleza de la actividad que desarrollaban. Finney, Brainerd y Moody son solo algunos casos concretos entre muchos. Esta experiencia, sin embargo, no está limitada a algunos hombres excepcionales, ejemplos así son cada vez más comunes. El escritor ha conocido y ha mantenido correspondencia con cientos de personas durante los últimos doce meses, las cuales testifican claramente del poder que Dios les ha concedido por medio del bautismo con el Espíritu Santo. El ministerio de estos cientos de individuos de ambos sexos abarcaba todas las ramas del servicio cristiano. Muchos de ellos eran ministros del evangelio, otros eran misioneros, otros secretarios de la ‘Asociación cristiana de jóvenes’ (YMCA sus siglas en inglés), otros se desempeñaban como maestros de escuela dominical, otros eran simples obreros, y otros desarrollaban sus actividades como padres y madres de familia. Nada podría superar la claridad, la confianza y el gozo de muchos de estos testimonios. Lo que para algunos no es más que una promesa en las palabras de Cristo muchos otros lo poseen, y todos podemos poseerlo, como una experiencia gozosa, «Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo».

6. En Hechos 4:31 leemos de otro resultado, aunque estrechamente relacionado, del bautismo con el Espíritu Santo: «… todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios». El bautismo con el Espíritu Santo imparte a los que lo reciben una libertad y una valentía nuevas para testificar de Cristo. El propio Pedro, que antes de su bautismo con el Espíritu Santo, se amilanó cuando una criada del palacio lo acusó de ser uno de los discípulos de Jesús (Jn. 18:17), después de recibir ese bautismo, se enfrentó al mismo concilio que había condenado a muerte a Jesús y dijo, «el Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero» (Hechos 5:30). La timidez natural y las limitaciones que caracterizan a muchas personas se desvanecen cuando el Espíritu Santo las llena, y con gran denuedo, libertad y valentía dan testimonio de Cristo.

7. El bautismo con el Espíritu Santo hace que el individuo que lo recibe se dedique a Dios, a Cristo y a las cosas espirituales. El día de Pentecostés, los hombres y las mujeres a quienes el Espíritu había llenado hablaron de «las maravillas de Dios» (Hechos 2:11). Todo el sermón de Pedro aquel día trató acerca de Cristo, y especialmente de su resurrección (Hechos 2:22–36, compárese también con Hechos 4:8–10, 31, 33). Una vez que el Espíritu Santo llenó a Saulo de Tarso, este «en seguida predicaba a Cristo en las sinagogas» (Hechos 9:17, 20). En cuanto Cornelio y su casa fueron bautizados con el Espíritu Santo, comenzaron inmediatamente a «magnificar a Dios» (Hechos 10:44–46). Los que son bautizados con el Espíritu Santo no hablan mucho de sí mismos, hablan muchísimo de Dios y en especial de Cristo. Esto, obviamente, no puede ser de otro modo porque el oficio del Espíritu es «dar testimonio de Cristo» y «glorificarlo» (Jn. 15:26; 16:14). Pablo dice que cuando somos ‘llenos del Espíritu Santo’, comenzamos a hablar «entre nosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en nuestros corazones» (Ef. 5:18, 19). Las canciones mundanas pierden su encanto para todo aquel que sea bautizado con el Espíritu Santo porque ahora su única ocupación es Cristo.

Para resumir diremos que cuando el creyente recibe el bautismo con el Espíritu Santo, el Espíritu de Dios hace su morada en él, toma posesión de sus facultades, le imparte dones que no poseía por naturaleza, pero que lo capacitan para el área de servicio a la que Dios lo ha llamado.

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sábado, 10 de diciembre de 2016

Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. A PROPÓSITO DE LA NAVIDAD

PARA RECORDAR ... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



LA NAVIDAD Y LA FIESTA DE LOS TABERNÁCULOS
NAVIDAD
EL NACIMIENTO DE JESUCRISTO

EL NACIMIENTO PROFÉTICO QUE CAMBIÓ LA HISTORIA DEL MUNDO Y PUEDE CAMBIAR SU VIDA

Feliz Navidad porque nuestro Dios ha enviado a Su Hijo que se ha hecho hombre y ha venido de Su Reino eterno a nuestro mundo finito para salvarnos de este mundo y de la muerte, para que tengamos acceso, por la fe en Su obra, al Reino de Dios por la eternidad, si recibimos a Jesucristo en nuestro corazón, el niño que cumplió la profecía: ...Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro, y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz... Isaías 9:6. Pocos textos en la Biblia son tan claros y explícitos como éste sobre el nacimiento profético y la naturaleza del Mesías. Yahshua, Jesucristo el Hijo de Dios, Yahweh.
En este estudio sobre la Navidad, sobre el nacimiento de Jesucristo y su repercusión en la humanidad, veremos varios apartados. Primero veremos los Textos sobre el nacimiento de Jesús, seguido de la historia de la Navidad y las tradiciones. Luego pasaremos a un apartado dedicado a las profecías que cumplió Jesús en Su nacimiento, y finalmente una tabla comparativa donde de un solo vistazo podemos ver la siguiente información fundamental dividida en tres columnas: La historia Bíblica y su paralelismo con la historia de la vida de Jesús; la vida de Jesús de Nazaret y su paralelismo con la historia del hombre, "La Navidad de Jesucristo", y la repercusión del nacimiento, vida, muerte y resurrección de Jesús en la historia del hombre. Jesucristo ha sido concebido en nuestra alma por el Espíritu Santo, para nacer, para que nazcamos de nuevo. Toda la historia de Jesucristo tiene un enfoque hacia el hombre, "...pues por nosotros se escribió... 1Corintios 9:10, y por nosotros nació, murió y resucitó Jesucristo". ¿Es Navidad en su alma, María?.

TEXTOS BÍBLICOS DEL NACIMIENTO DE JESUCRISTO
MIQUEAS 5
2Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.
 
MATEOCAPÍTULO 1
NACIMIENTO DE JESÚS LLAMADO EL CRISTO
18El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.
La virgen María simboliza toda alma en la que nace Cristo por ser engendrado del Espíritu. Ella, cualquiera de nosotros,  no se considera digna. No tiene este engendramiento procedencia de José, quien representa nuestra carne, porque Cristo nace en nosotros por la fe y no por nuestras obras de la carne, nuestra moral, o nuestros esfuerzos de justicia.
19José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.
José, nuestra carne, no usa normalmente la mente para las cosas de Dios, sino para racionalizar y explicar científicamente como funcionan las cosas. Por eso quiso dejar a María secretamente, ya que, como diríamos hoy: ¿En qué cabeza cabe la mente de Cristo? Es necesario nacer de nuevo para asimilar que uno tiene que negarse a si mismo.
20Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.  21Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
No temas recibir a Cristo en tu alma, porque el es EMANUEL, Dios con nosotros. Así está profetizado que el Cristo nacería dela Virgen. Isaías 7:14.
22Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: 23 He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. 24Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer.  25Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.
Primero llama la atención el nombre del hijo de José y María, el ángel indica Emanuel que es Dios con nosotros, y al nacer le llamaron Yeshua o Yahshua, que es Salvación de Dios, y la salvación ¿para quien es?: para nosotros, es decir que el nombre de Jesús era en realidad: Dios nuestro Salvador, esto es lo que era este niño que venía al mundo. Yah-Shua, como Yah-Weh. Hay otras raíces del nombre de Dios en el Tetragramatón YHWH que también son parte de Su nombre.
También vemos que el Señor nos avisa de Sus planes para con nosotros a través de los sueños. Pero José no conoció a María; esto es: no tuvo relación matrimonial hasta que nació Jesús; que el hombre no conoce al Señor hasta que la semilla del Evangelio no da el fruto en nuestra alma y cambia nuestra mentey nos hace nacer del Espíritu, y este fruto es Jesucristo.

MATEO: CAPÍTULO 2
LA VISITA DE LOS MAGOS
1Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes
El Mesías viene al mundo en pleno reinado de Satanás sobre los hombres. De igual modo ocurre cuando viene a cualquier persona hoy día.
vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, 2diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.
Aquellos que tienen espíritu de sabiduría y también aquellos que tienen  potestades de los aires con ellos, vienen a adorar a Aquel que es Rey de los espíritus. También representa que los sabios del mundo reconocerán en nosotros la sabiduría de Dios, que es superior a la humana.
3Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él.
Se turba el diablo cuando ya ve que se le acaba el tiempo en un alma porque Cristo ha nacido en ella. Y toda Jerusalén con él, simboliza a todos los hombres de religión en el mundo que saben que con sus obras no pueden justificarse ante Dios, que ha llegado el día del Señor.
4Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo.  5Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:
El nacimiento del Mesías está profetizado en La Biblia y los Judíos lo sabían y lo saben. Es dureza de corazón no aceptarle, aunque ya hay muchos Judíos Mesiánicos que han aceptado al Mesías que había de venir, a Yahshua llamado el Cristo.
6tú, Belén, de la tierra de Judá, No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador,que apacentará a mi pueblo Israel. 7Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella;  8y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore.  9Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño.  10Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo.  11Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.
Los magos, también llamados sabios, son aquellos del mundo que están buscando la verdad de Dios, y que con sus conocimientos, a veces entrando en ocultismo y otras abominaciones, se dan cuenta de que el que está delante de toda la creación es el Dios de los espíritus. Por ello estos hombres vienen a adorar, honrar y glorificar a Dios en Su Hijo Jesús, mandado para la salvación del mundo. Ellos le ofrecen todo lo más preciado y significativo para un rey: oro representando sus riquezas espirituales, sus experiencias de sus vidas, incienso: sus oraciones para conocer a Dios, y mirra: la amargura de sus vidas sin Dios. Un poco los que experimentaría nuestro Señor, el oro que es la riqueza de un Rey, en este caso el Rey de reyes, incienso su ministerio del Sacerdocio de la intercesión por amor a los hombres, y la amargura de la mirra en aquellas almas que le aborrecen por ser lleno de bondad y amor espiritual, las almas que se pierden y el sufrimiento de Su pasión, ...le dieron a beber vino mezclado con mirra. Marcos 15:23.
12Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
MATANZA DE LOS NIÑOS
13Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo. 14Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto,
He aquí José, un alma que ya tiene a Cristo dentro de sí, porque le ha aceptado en su corazón; que tome al niño y a su madre, o sea que lleve consigo en María, su alma, y al niño, que es Cristo. Le es indicado por el Señor que vaya a Egipto, en otras palabras, que vaya a seguir viviendo en el mundo, como uno más, para que confíe en que el Señor le irá dando sabiduría, señales y enseñanza, para su vida acompañado de Dios y ser luz para los demás, trayéndoles a Aquel que Es la Luz del mundo.
Que no nos apartemos de los demás que aun no creen, ya que si lo hacemos, los aborrecemos, y Cristo precisamente quiere que no dejemos de estar en contacto con los que aun están muertos al Espíritu. Porque he aquí que el diablo busca formas para que aborrezcamos a los que no tienen fe. También intenta influenciar a aquellos que ahora ven a Dios para que se consideren la élite y los perfectos. Nada que ver con el comportamiento de Cristo que se mezcla con los pecadores para salvarlos, sin pecar, y dando el ejemplo a seguir.
15y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo. 16Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos.  17Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: 18 Voz fue oída en Ramá, Grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, y no quiso ser consolada, porque perecieron. 19Pero después de muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto, 20diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño.  
Cuando ha muerto el rey Herodes, que representa a Satanás o mejor dicho, cuando el diablo deja de tentar a un alma que acaba de recibir a Jesús, como tentó a Cristo, entonces recibe la instrucción de ir a Israel, es decir a ser parte del Pueblo Espiritual de Dios, la Iglesia: Aquellos que han recibido a Jesucristo, el Hijo de Dios, El Mesías. También veremos a Jerusalén como ciudad donde se predica ya al Mesías por los Judíos Mesiánicosporque los Judíos ya comienzan a reconocer a Yahshua como el Mesías prometido, conforme a la profecía de Romanos 11.
21Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel.  22Pero oyendo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvo temor de ir allá; pero avisado por revelación en sueños, se fue a la región de Galilea,  23y vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret, para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado Nazareno.

LUCAS: CAPÍTULO 2
8Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño.
También hoy podemos interpretarlo del siguiente modo: Había en la región guías del pueblo de Dios que aguardaban las buenas noticias del Mesías, para bendecir a aquellas personas que aprendían con ellos las cosas de Dios. Hoy esos mismos pastores esperan también la venida de Cristo en los corazones de aquellos a los que predican.
9Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. 10Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: 11que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. 12Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. 13Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: 14 ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!
Día de gran gozo en el Cielo y en la tierra. Esto es lo que se debe celebrar en Navidad, aunque no coincida con la fecha real; este es el mensaje que debemos llevar a nuestro prójimo para que Dios toque sus corazones y para la Gloria de Dios.
15Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. 16Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. 17Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. 18Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían.
Todos los que oyen el mensaje de predicación se maravillan. 
19Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. 20Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho.

María y cualquier alma, al conocer a Cristo y sobre Cristo, medita atónita sobre El que ha nacido en su corazón.
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Habla a los hijos de Israel y diles: En el mes séptimo, al primero del mes tendréis día de reposo, una conmemoración al son de trompetas, y una santa convocación. A PROPÓSITO DE LA NAVIDAD

PARA RECORDAR ... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




SUKKOT-FIESTA DE LOS TABERNÁCULOS
LA FIESTA DE LOS TABERNÁCULOS
EL AGRADO DE CRISTO

La fiesta de los Tabernáculos "Sukkot" es la tercera y última de las tres Santas Convocaciones que el Señor pide al discípulo. Como podemos ver en LA PASCUA "Pesach" que inicia la fiesta de los Panes sin levadura "Hag HaMatzah" terminando con las Primicias "Bikkurim" y en la fiesta de PENTECOSTÉS, "Shavuot" culminando con los Tabernáculos tras el día de la Expiación "Yom Kippur", precedido por la fiesta de las Trompetas "Rosh HaShanah", Dios nos enseña la construcción espiritual de nuestra persona al completo y la simbología que hay en Sus Fiestas Santas para que podamos celebrarlas de forma viva y espiritual en nuestras almas. En la Fiesta de los Tabernáculos se cierra el ciclo anual de las Fiestas del Señor, por eso la he llamado El Agrado de Cristo.

Además de la clave espiritual de este estudio, me gustaría que el lector, al terminar, leyera otro estudio sobre el nacimiento de Jesús de Nazaret, donde se vincula la fiesta de Los Tabernáculos con la Navidad del Mesías.

LEVÍTICO 23
LAS FIESTA DE LOS TABERNÁCULOS
23Y habló Yahweh a Moisés, diciendo:  
24Habla a los hijos de Israel y diles: En el mes séptimo, al primero del mes tendréis día de reposo, una conmemoración al son de trompetas, y una santa convocación.
El primer día después de estos siete meses y quince días, se celebra un día de santa convocación; este día es el día en que una persona ya sabe que ama a Dios y que va a servir en su vida para llevar la Palabra de Dios a los demás y que andará con Cristo compartiendo el yugo por amor a Jesús y a sus hermanos. 

A partir de este día de santa convocación o Sábado, se viven siete días de ofrenda encendida a Dios; estos son los días de vida a partir de ese momento de solidaridad con Cristo, hasta el último día de vida de ese hijo de Dios en la Tierra. El octavo día será el día de reposo en que vendrá Jesucristo en el fin del tiempo, y se alegrarán Dios y los suyos de toda la bendición que ha venido a las almas por el Amor de Aquél que es nuestra fuente de Vida. 

25Ningún trabajo de siervos haréis; y ofreceréis ofrenda encendida a Yahweh.
Ningún trabajo de siervos haréis: ...ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer... Juan 15:15. 

26También habló Yahweh a Moisés, diciendo:  27A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Yahweh.  28Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Yahweh vuestro Dios. 29Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo.  30Y cualquiera persona que hiciere trabajo alguno en este día, yo destruiré a la tal persona de entre su pueblo.  31Ningún trabajo haréis; estatuto perpetuo es por vuestras generaciones en dondequiera que habitéis.  32Día de reposo será a vosotros, y afligiréis vuestras almas, comenzando a los nueve días del mes en la tarde; de tarde a tarde guardaréis vuestro reposo.

Esta es la tercera y última de las grandes fiestas anuales de Israel. En el contexto espiritual que es el que tenemos que aprender de parte de Dios, encontramos que esta fiesta se celebra en el mes séptimo, o sea en el séptimo tiempo espiritual del año, o de la vida del creyente, porque estas fiestas del Señor son de aplicación a aquellos que ya han conocido a Dios. 

Por lo tanto, cuando un hijo de Dios ha decidido caminar con Cristo, ha crecido espiritualmente, se ha preparado para ser útil a sus vecinos y a los hermanos y a Dios, se encuentra en el mes séptimo de su vida espiritual. Es entonces cuando en esta fiesta de los tabernáculos, se recoge la cosecha del año, es decir de la vida espiritual de un hombre, y se celebra con Dios que uno vivió dispuesto a dar frutos del alma por amor al prójimo y a Dios. 

33Y habló Yahweh a Moisés, diciendo:  34Habla a los hijos de Israel y diles: A los quince días de este mes séptimoserá la fiesta solemne de los tabernáculos a Yahweh por siete días.  
35El primer día habrá santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis.
El primer día es el día en que uno recibe a Cristo y se dispone a andar con Él, se celebra santa convocación o sábado, porque se descansa al pasar de muerte a vida con Cristo, y porque el significado del sábado viene por aceptar la pascua de Dios que es Cristo. Ver Estudio Bíblico en alimento sólido Y SE RASGÓ EL VELO.  

36Siete días ofreceréis ofrenda encendida a Yahweh; el octavo día tendréis santa convocación, y ofreceréis ofrenda encendida a Yahweh; es fiesta, ningún trabajo de siervos haréis.
Siete días, son otra vez esos siete tiempos de un hijo de Dios que ha vivido ofreciendo su vida como ofrenda encendida al Señor, al octavo, aquí es cuando estemos en el reposo del Señor.

37Estas son las fiestas solemnes de Yahweh, a las que convocaréis santas reuniones, para ofrecer ofrenda encendida a Yahweh, holocausto y ofrenda, sacrificio y libaciones, cada cosa en su tiempo,  38además de los días de reposo de Yahweh, de vuestros dones, de todos vuestros votos, y de todas vuestras ofrendas voluntarias que acostumbráis dar a Yahweh. 39Pero a los quince días del mes séptimo, cuando hayáis recogido el fruto de la tierra, haréis fiesta a Yahweh por siete días; el primer día será de reposo, y el octavo día será también día de reposo.  40Y tomaréis el primer día ramas con fruto de árbol hermoso, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos, y sauces de los arroyos, y os regocijaréis delante de Yahweh vuestro Dios por siete días.  41Y le haréis fiesta a Yahweh por siete días cada año; será estatuto perpetuo por vuestras generaciones; en el mes séptimo la haréis.  42En tabernáculos habitaréis siete días; todo natural de Israel habitará en tabernáculos,  43para que sepan vuestros descendientes que en tabernáculos hice yo habitar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo Yahweh vuestro Dios.

Se conmemora el habitar en tabernáculos, porque el pueblo Judío, que representa al pueblo de Dios, habitó en ellos durante su peregrinación por el desierto. Es pues la memoria de que hemos vivido en desierto espiritual, en la sequía espiritual, en la búsqueda de Dios y de Su Tierra Prometida, la cual encontraremos en el corazón de cualquier hombre o mujer que ama a Dios y conoce y ha recibido al Mesías y camina con Él llevando Su yugo. Aquellas almas o tabernáculos en los que habita Cristo. 

44Así habló Moisés a los hijos de Israel sobre las fiestas solemnes de Yahweh.

LEVÍTICO 24
ACEITE PARA LAS LÁMPARAS
1Habló Yahweh a Moisés, diciendo:  
2Manda a los hijos de Israel que te traigan para el alumbrado aceite puro de olivas machacadas, para hacer arder las lámparas continuamente. 3Fuera del velo del testimonio, en el tabernáculo de reunión, las dispondrá Aarón desde la tarde hasta la mañana delante de Yahweh; es estatuto perpetuo por vuestras generaciones.  4Sobre el candelero limpio pondrá siempre en orden las lámparas delante de Yahweh.
Las lámparas son las almas de los que llevan el yugo con Cristo, y Aarón que representa el sacerdocio y a Cristo ordena estas almas para que vayan con Él por estatuto perpetuo, llenas de aceite obtenido por esas almas machacadas por el peso del yugo que representa la continua intercesión por el Pueblo de Dios: aquellos que le aman y reciben a su Hijo, el Mesías.

ZACARÍAS 14
16Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Yahweh de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos. 17Y acontecerá que los de las familias de la tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al Rey, Yahweh de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia. 18Y si la familia de Egipto no subiere y no viniere, sobre ellos no habrá lluvia; vendrá la plaga con que Yahweh herirá las naciones que no subieren a celebrar la fiesta de los tabernáculos. 19Esta será la pena del pecado de Egipto, y del pecado de todas las naciones que no subieren para celebrar la fiesta de los tabernáculos.

2 CORINTIOS 5
1Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.  2Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial;  
Es por lo tanto el tabernáculo, un recipiente temporal donde habitar en el tiempo, pero que es sustituido por la morada eterna, La nueva Jerusalén, el templo del Dios vivo, donde mora Él y su pueblo como hemos visto que dice la Escritura.

3pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos.  4Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.  5Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu. 6Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor  7(porque por fe andamos, no por vista);  8pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.  9Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables.  10Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.

HEBREOS 9
11Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, 12y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. 13Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, 14¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?

APOCALIPSIS 7
LA MULTITUD VESTIDA DE ROPAS BLANCAS
9Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;
Las palmas para hacer los tabernáculos, el agrado de Cristo.
10y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. 11Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, 12diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén. 13Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?  14Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.
El Señor extenderá su tabernáculo sobre nosotros, Su corazón, Su unción, Su protección.
16Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno;  17porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.

APOCALIPSIS 21
CIELO NUEVO Y TIERRA NUEVA
1Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. 2Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. 3Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. 4Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.

JUAN 7
2Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos; 3y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. 4Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo. 5Porque ni aun sus hermanos creían en él.  

CONCLUSIÓN:

La fiesta de los Tabernáculos es la tercera y última de las tres Santas Convocaciones que el Señor pide al discípulo. Como podemos ver en LA PASCUA que inicia la fiesta de los Panes sin levadura y en la fiesta de PENTECOSTÉS, culminando con los Tabernáculos tras el día de la Expiación, Dios nos enseña la construcción espiritual de nuestra persona al completo y la simbología que hay en Sus Fiestas Santas para que podamos celebrarlas de forma viva y espiritual en nuestras almas. 

En la Fiesta de los Tabernáculos se cierra el ciclo anual de las Fiestas del Señor, por eso la he llamado El Agrado de Cristo, porque simboliza la culminación espiritual dentro de nuestra alma, de la alabanza y la glorificación de nuestro Dios en nuestro corazón. Tabernáculos nos uno al Padre en el Hijo a través del Espíritu, nos une como Iglesia o Cuerpo de Cristo, nos une en las coyunturas del afecto fraternal y el amor de Dios. Tabernáculos simboliza la convivencia espiritual, a la que deberíamos llegar entre aquellos que Le amamos, siempre y cuando veamos a nuestro hermano/a como templo del Espíritu Santo y al menos como a nosotros mismos, y parte del Señor. Nos vemos en Tabernáculos. 

Que la unidad del Espíritu Santo forje las coyunturas del Espíritu entre vosotros.
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Yo me voy, y me buscareis, pero en vuestro pecado moriréis; a donde Yo voy, vosotros no podéis venir: A propósito de la navidad

PARA RECORDAR ... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




LAS TRETAS DE SATANÁS - ¿CAE USTED EN ELLAS?

Seis formas que Satanás usa para robar la Navidad

La mayoría de la gente en el mundo se perderá la próxima Navidad. ¿Cómo puede ser? ¿Pero cómo puede alguien perderse  la Navidad con la cantidad de propaganda, publicidad y promoción que esta fiesta recibe cada año? Porque a pesar de que muchos celebran la Navidad cada año, la mayoría no sabe de qué se trata. A pesar de toda la promoción de la Navidad hecha por los medios de comunicación, la mayoría de la gente la perderá porque se ha tornado en algo poco claro.
Para aquellos de nosotros que conocemos y amamos al Señor Jesucristo, la Navidad es un tiempo para enfocarse en Su nacimiento. Pero aun nosotros podemos quedar atrapados en un torbellino de actividades cerca del tiempo de la Navidad y perderla en un sentido práctico. Satanás ha atestado el concepto cristiano de la Navidad con tanta parafernalia inútil, que su verdadero significado se pierde fácilmente.
Una Breve Historia de la Navidad
La mayoría de los estudiosos dudan que el 25 de diciembre sea la fecha verdadera del nacimiento de Cristo. No hay sustento bíblico para ello, y sí alguno en contra. Esa fecha fue decidida por la iglesia en Roma en el siglo cuarto, y tenían motivos específico para hacerlo.
Muchos de los primeros habitantes de la tierra adoraban al sol porque dependían del curso anual del sol en los cielos. La mayoría de la gente tenía fiestas en el tiempo del solsticio de invierno (mediados de diciembre), un momento en el cual los días eran más cortos. Ellos construían hogueras para darle al dios del sol fuerza y revivirlo. Cuando se veía que los días se alargaban, había un gran júbilo.
Los padres de la iglesia en Roma decidieron celebrar el cumpleaños de Cristo en el solsticio de invierno. Fue su intento de cristianizar las celebraciones paganas populares. Pero no lograron que la gente se ajustara. En cambio, las festividades paganas continuaron y nos quedamos con una mezcla bizarra de elementos paganos y cristianos que caracteriza nuestra moderna celebración de Navidad.
Los siguientes ejemplos le darán alguna idea de cuántas costumbres paganas conforman lo que hoy conocemos como Navidad.
Para los romanos el mes de diciembre marcaba el festival de Saturnalia (diciembre 17-24). Una de las costumbres más comunes durante ese festival era darse regalos. De ahí proviene, por lo que sabemos, la idea de intercambiarse regalos. La corona siempre verde también deriva del festival de Saturnalia, durante el cual los hogares eran decorados con ramas de hojas perennes.
Los druidas de Inglaterra juntaban muérdago sagrado para sus ceremonias y decoraban sus casas con él. Se cree que el primer árbol de Navidad fue instituido por Bonifacio, un misionero inglés en Alemania en el siglo VIII. Se supone que él sustituyó los sacrificios al roble sagrado del dios Odín con un abeto adornado en homenaje a Cristo. Algunos afirman que Martín Lutero introdujo el árbol de Navidad iluminado con velas.
“Santa Claus” es una contracción de San Nicolás, un obispo en Asia Menor durante el siglo cuarto, conocido por su extraordinaria generosidad. A él se le asoció más tarde con la entrega de regalos a fin de año. San Nicolás fue adoptado por los Países Bajos como el santo patrón de los niños. En vísperas de San Nicolás, los niños dejaban sus zapatos llenos de heno para el caballo blanco del santo.
No es de extrañar que tanta gente se pierda la Navidad. La sencillez del nacimiento de Cristo se ahoga en un mar de tradiciones, muchas de ellas de origen pagano. Aún peor, cuando Cristo nació en Belén, la mayoría de la gente de ese día se lo perdió. En los siguientes relatos del evangelio, veremos seis maneras de cómo las personas no entendieron Navidad, y aprenderemos a evitar cometer el mismo error nosotros mismos.
Preocupación Ignorante
Lucas 2:7 dice: “Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.” La primera persona que se perdió la Navidad era el posadero. Él no había podido recibir a María y José, porque no había lugar para ellos. Al parecer, él era indiferente a su situación – no hay ninguna indicación en la Escritura que él llamó para pedir ayuda.
Note que el versículo 7 dice: “Ella dio a luz a su hijo primogénito.” María se dio a luz a Jesús. Por sí misma, lo envolvió en pañales. José estaba allí para ayudar, pero si era como la mayoría de los padres jóvenes, debe haber sido de poca ayuda.
La gente de Oriente Medio es hospitalaria, amable y atenta. No son primitivos. Ellos no son el tipo de personas que dejarían una mujer tener a su bebé sola. Pero en este caso, lo hicieron. ¿Dónde estaban las parteras? Uno pensaría que el posadero conocía a alguien que podría haber ayudado.
Lucas nos dice que Le puso en un pesebre, que es un canal de alimentación de los animales. Las telas con las que envolvió a Jesús eran largas tiras de tela. Cada vez que nacía un pequeño, se limpiaba al bebé de inmediato. A continuación, se envolvían al bebé con pañales y abrigaba en una manta. Tarea que era normalmente llevada a cabo por una partera. Pero María tuvo que hacerlo todo ella misma.
El comentarista G. Campbell Morgan escribió,
Piense qué patético. “Ella dio a luz”, “ella lo envolvió en pañales”. Es muy hermoso, pero qué pena, qué trágico, qué soledad; que en esa hora    de todas las horas, cuando la mujer debe estar rodeada de la más tierna atención, estaba sola. El método del escritor es muy claro. Ella con sus   propias manos envolvió al Bebé con los pañales y Lo acostó en el pesebre. No había nadie que lo hiciera por ella. Otra vez os digo, qué pena,   sin embargo la gloria para el corazón de María (El Evangelio según Lucas [Old Tappan, NJ: Revell, 1931], p. 36).
No sabemos nada sobre el posadero, porque la Biblia no dice nada de él. Algunos analistas especulan con que Jesús nació en un establo, algunos piensan que nació en una cueva, y otros creen que nació en un patio abierto en la posada. Una cosa sí sabemos: la hospitalidad que María y José esperaban encontrar, no la encontraron  – ellos fueron rechazados.
¿Por qué el posadero se pierde la Navidad? Creo que la respuesta sencilla es por la preocupación. Él estaba ocupado. Su hotel estaba lleno debido a que había un censo en Belén. La ciudad estaba llena de personas cuyos ancestros venían de allí. Ya que Belén era la ciudad de David, todos los que eran de la línea de David estaban allí, incluyendo a José y María. El posadero no fue necesariamente hostil y poco comprensivo, el estaba simplemente ocupado.
Muchas personas son como el posadero. Sus almas están llenas de cosas inútiles – con cosas que no importan. Como resultado, se pierden el Cristo de Dios. Nuestra sociedad está llena de lo innecesario, lo  insignificante, y sin sentido. Gastamos una fortuna en acumular cosas que les permitirán a nuestros niños pelearse por ellas cuando muramos. Y nuestro tiempo es devorado por las exigencias que nuestras cosas nos crean.
La gente se pierde a Cristo en la época de Navidad, porque Él es desplazado por un mundo que determina lo que deben pensar, hacer y comprar. Al igual que el posadero, la gente hoy en día está preocupada. El posadero no sabía nada sobre el bebé que María dio a luz, y ellos tampoco. Ellos no saben quién es Cristo y por qué Él vino. En cambio, están ignorantemente preocupados por lo mundano y lo que no tiene sentido. ¡Qué triste es que muchas personas viven sus vidas en pos de los mismos, sólo para despertar un día en la eternidad sin Dios!
Temor Celoso
En Mateo 2 nos encontramos con otro hombre que se perdió la Navidad:
Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque Su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él… Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del Niño; y cuando Le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore” (v. 1-3, 7-8).
Herodes era el rey de la tierra. Fingió su deseo de adorar a Jesucristo, pero él tenía miedo porque había nacido Uno que fue llamado el Rey de los judíos. La palabra griega traducida como “turbado” en el versículo tres significa “estar perturbado” o “agitado.” Conlleva la idea de pánico total. Herodes entró en pánico. ¿Por qué? Tenía miedo de Jesús-miedo de otro rey. Veamos por qué.
Julio César nombró al padre de Herodes, Antípatro, a ser procurador o gobernador de Judea bajo la ocupación romana. Antípatro a continuación, logró que su hijo Herodes fuera nombrado prefecto de Galilea. En esa oficina Herodes fue exitoso en sofocar las bandas de guerrilleros judíos que continuaban luchando en contra sus gobernantes extranjeros.
Después de huir a Egipto, cuando los partos invadieron Palestina, Herodes, luego fue a Roma y en el 40 A. C. fue declarado por Octavio y Marco Antonio (con el consentimiento del Senado romano) para ser rey de los Judíos. Invadió Palestina el próximo año y, después de varios años de lucha, expulsó a los partos y estableció su reino.
Debido a que él no era judío, pero idumeo (un edomita), Herodes se casó con Mariamne, heredera de la casa hasmonea judía, para convertirse más aceptable para los Judíos a quienes ahora gobernaba. Era un orador, guerrero, y diplomático inteligente y capaz. Pero también era cruel y despiadado. Era increíblemente celoso, desconfiado y temía por su posición y poder. Temiendo una amenaza potencial, ahogó a Aristóbulo su sumo sacerdote, el hermano de su esposa, y después proporcionó un funeral magnífico donde fingió llorar. Luego hizo que Mariamne se suicidara, y luego su madre y dos de sus propios hijos.
Cinco días antes de su muerte (alrededor de un año después del nacimiento de Jesús), mandó a ejecutar a su tercer hijo. Una de las mayores evidencias de su sed de sangre y locura cruel fue mandar a encarcelar a los ciudadanos más distinguidos de Jerusalén poco antes de su muerte. Debido a que sabía que nadie  lloraría su propia muerte, dio orden que los prisioneros fueran ejecutados en el momento de su muerte. Así  él garantizaba que  habría duelo en Jerusalén.

Ese acto de barbarie fue superado en crueldad sólo por su masacre de “todos los hijos varones que había en Belén y en todos sus alrededores, de dos años para abajo” (Mateo 2:16). Por medio de tal acción esperaba eliminar cualquier amenaza a su trono de Aquel que los magos dijeron había nacido Rey de los Judíos.
¿Por qué Herodes perdió la Navidad?  Miedo celoso. Para que no piense que no hay más Herodes en este mundo, sólo tiene que leer la prensa diaria. El hombre es depravado. Hay Herodes en todas las sociedades. Pero hay una lección más grande para toda la humanidad.
Muchas personas se pierden Navidad a causa de la misma clase de miedo que tenía Herodes. Herodes tenía miedo de que alguien tomara su trono. Hoy la gente tiene miedo de renunciar a sus propios planes, prioridades, valores y moral. Ellos no quieren venir a Cristo porque Él entorpecerá su estilo-Él se adjudicará sus vidas. Eso significa que tendrán que modificar la forma en que viven. Los medios de comunicación le dicen a la gente que hagan lo que quieren, dominen su suerte y tracen su propio destino. El mundo está lleno de reyes que no se arrodillan delante de Jesucristo, que se pierden la Navidad al igual que Herodes.
¿Y usted? ¿Ha dicho que no a Jesucristo, ya que tiene miedo de lo que Él le reclamará a usted? ¿Quiere ser el amo y señor de su vida y el rey de su pequeño reino? Eso es trágico – ¡Su reino es mucho más glorioso!
Orgullosa Indiferencia
Una vez que Herodes supo por los sabios que un niño iba a nacer, quien sería el Rey de los Judíos, reunió “a todos los principales sacerdotes y los escribas del pueblo, [y] les preguntó dónde había de nacer el Cristo.  Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel” (Mateo 2:4-6). Herodes llamó a los expertos.
Los sumos sacerdotes eran el sumo sacerdote, el capitán de la policía del Templo, y lo mejor de los demás sacerdotes -aquellos que tenían grandes habilidades administrativas, docentes, y de liderazgo. La mayor parte de los sacerdotes eran saduceos. Los escribas eran mayormente los fariseos. Ellos fueron los lingüistas e intérpretes que entendían la cultura y la historia de los datos bíblicos.
Los dos grupos sabían dónde nacería el Mesías porque sabían que Miqueas había profetizado que “Belén…de ti me saldrá el que será Señor en Israel” (5:2). Una cosa que la nación judía había estado buscando, y aún lo hace hoy en día, era el Mesías. Ellos habían estado esperando un libertador a lo largo de su historia, especialmente cuando bajo la opresión romana. Sin embargo, estos sacerdotes y escribas no estaban dispuestos a recorrer los pocos kilómetros para averiguar si este niño podría ser el Mesías.
Por qué se perdieron la Navidad? Indiferencia. No les importaba. Tenían todos los hechos, pero no necesitaban a un Mesías. ¿Por qué? Debido a que se creían moralmente superiores- se consideraban perfectos guardianes de la ley. En sus mentes eran todo lo que Dios podía pedir de ellos. Se podría decir que estaban llenos de indiferencia orgullosa porque la indiferencia es siempre el resultado de orgullo. No había lugar para el Hijo de Dios en su sistema. Cuando el hijo mayor llegó a la escena, Le odiaron y despreciaron. Así que tramaron Su asesinato y clamaron por Su sangre.
Jesús identificó su indiferencia en una punzante reprimenda en Mateo 9. “Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos” (v. 10). Jesús se sentó a esta comida con la gente que necesitaba su ayuda: los marginados, los recaudadores de impuestos, traidores, y los pecadores. “Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores? Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento” (v. 11-13). Cuando los fariseos celebraban una fiesta, invitaban a la gente de superioridad moral. Cuando Jesús celebró una fiesta, Él le dio la bienvenida a aquellos que sabían que eran pecadores y estaban desesperadamente conscientes de su necesidad de un Salvador.
Muchas personas hoy en día se pierden la Navidad porque no se dan cuenta que son pecadores. Así que ignoran a Cristo. No muestran ningún interés en el Salvador, porque no entienden su necesidad de ser salvados. Ellos no entienden que la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23) – que el pecado se arrastra a la gente a un infierno eterno. En consecuencia, ignorar el remedio, ya que ni siquiera saben que tienen la enfermedad.
Rituales Religiosos
Lucas 2 indica otro grupo de personas que perdieron la Navidad: “Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor” (v. 8 -9). El ángel proclamó el nacimiento de Cristo, y los pastores fueron a Belén para verlo. El versículo 20 dice: “Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho.” De todas las personas en Jerusalén, Dios señaló pastores para recibir la gran noticia sobre el nacimiento de Cristo.
Los pastores eran un grupo de personas despreciado. No podían mantener todos los ritos de purificación y actividades, ya que estaban muy ocupados atendiendo a las ovejas. Sin embargo, nadie más de la ciudad vino a ver al niño Jesús, excepto los “impuros” pastores. Sin embargo, dos personas especiales Lo advirtieron cuando Lo llevaron a la ciudad. Lucas 2:25-26 menciona a Simeón, un hombre que “era justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel, y el Espíritu Santo estaba sobre él y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor.” Lucas 2:36-38 nos dice acerca de Anna, una viuda que vio al Mesías en el templo y que hablaba del “Niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén” (v. 28).
Sin embargo, la masa de gente en Jerusalén se perdió la Navidad. El nacimiento de Cristo tuvo lugar a pocos kilómetros de distancia. Fue el cumplimiento de todos sus sueños y esperanzas – el evento que cambiaría el destino del mundo – pero ellos se lo perdieron. ¿Por qué? La religión. Estaban tan ocupados con los ritos de su religión que se perdieron la realidad de Su Nacimiento.
Cuando Jesús preguntó a sus discípulos: ” ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? (Mateo 16:13), su respuesta fue: “Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas” (v. 14). Todo era especulación, estaban equivocados. Jesús no encajaba en el sistema religioso de Su época. Y la gente lo sabía, después que dio el Sermón del Monte.
La religión maldecirá un alma más rápido que cualquier cosa, si ese algo es otra cosa que la verdadera adoración del Dios verdadero. Un sistema religioso falso da a una persona un lugar para esconderse – un lugar donde puede enmascarar su espiritualidad. La gente involucrada en varios cultos habla sobre Dios, Cristo, y la Escritura, pero no conocen a Cristo. Están perdidos en medio de la religión. Entonces, el pueblo de Jerusalén se perdió la Navidad mientras eran religiosos.
Idolatría
Los romanos también se perdieron la Navidad. La profecía de Miqueas, sobre que el niño Cristo nacería en Belén se puso en marcha por un emperador gentil. Lucas 2:1-2 dice, “Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria.” Los soldados romanos registraron a la gente y realizaron el censo.
A lo largo de la vida de Cristo vemos la presencia de los romanos. Antes de su muerte apareció Cristo ante Pilatos, el gobernador romano de Judea (Juan 18:28-40). Cristo fue ejecutado por los romanos (Mateo 27:27-36). Guardias romanos mintieron acerca de Su resurrección, propagando una historia para encubrir la realidad de que Él resucitó de los muertos (Mateo 28:11-15). Todos ellos se perdieron Navidad a causa de su idolatría: adoraban a sus propios dioses. Cristo no encajaba con ellos. Ellos adoraban a una multitud de dioses, y el pináculo de su culto era la adoración del emperador. Así que en medio de su idolatría pagana se perdieron Navidad.
El mundo actual está lleno de personas que adoran a sus propios dioses. No adoran ídolos como lo hicieron en la época de Cristo, pero todavía tenemos ídolos y dioses. Algunas personas adoran el dinero. Algunas personas adoran el sexo. Otros adoran coches, barcos y casas. Algunos adoran el poder y el prestigio. Esas cosas son los dioses paganos de hoy, los ídolos del siglo XXI. Y si eso es lo que está adorando, se perderá la Navidad, también. Usted puede recibir algunos regalos, comer una gran cena, y disfrutar de un árbol decorado de pino, pero se perderá la Navidad.
El Exceso de Familiaridad
Tal vez lo más triste de todo, es que la gente de Nazaret se perdió la Navidad. Lucas 2:39-40 dice: “Después de haber cumplido con todo lo prescrito en la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él.” Cuando Jesús volvió a Nazaret, Él no se parecía a cualquier otro niño. Acompañó a sus padres a Jerusalén para celebrar la Pascua cuando tenía doce años. Desconcertó a los doctores de teología en el Templo (Lucas 2:41-47). Pasó treinta años de su vida en Nazaret, sin embargo, los residentes no lo reconocieron.
Lucas 4 revela la tragedia que sucedió cuando Jesús reveló Su identidad a los nazarenos:
Él fue a Nazaret, donde se había criado, y como era Su costumbre, entró en la sinagoga el sábado, y se levantó a leer. Y se le dio el libro del profeta Isaías. Y abrió el libro y encontró el pasaje donde estaba escrito: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor”. Y cerró el libro, y lo devolvió al ayudante y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en Él. Y comenzó a decirles: “Hoy esta Escritura se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.” Y todos hablaban bien de Él, y se maravillaban por las palabras de gracia que salían de Sus labios, y decían, “¿No es éste el hijo de José?”… Y Él dijo: “En verdad os digo que ningún profeta es acepto en su propia tierra” (v. 16-22, 24).
La gente de Nazaret se perdió Navidad a causa de exceso de familiaridad. Ellos conocían a Jesús como el hijo de José, y no Le consideraban especial. Después de que Jesús terminó de hablar en la sinagoga, la gente “levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle. Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue”(v. 29-30).
El exceso de familiaridad es algo mortal. Me encuentro con tantas personas que dicen haber sido criadas en un ambiente cristiano, pero no son cristianas. El miedo se apodera de mi corazón cuando oigo eso. El exceso de familiaridad coarta la convicción. Cuando usted ha oído algo muchas veces y no hace nada al respecto, tal familiaridad puede generar desprecio.
Marcos 6:6 nos da el análisis de Cristo del pueblo de Nazaret: “Estaba asombrado de la incredulidad de ellos”. Mateo 13:58 Y añade: “Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos”. El exceso de familiaridad con la verdad de la Navidad puede generar un corazón de piedra. Es mejor responder, mientras que su corazón es blando, o su corazón se endurecerá y no tendrá la oportunidad de responder (Proverbios 29:1).
Conclusión
Hay muchas maneras de perder la Navidad: la preocupación ignorante, el ritual, la idolatría, y la familiaridad excesiva. Pero detrás de todas esas razones está la incredulidad. Muchas personas simplemente se niegan a creer en Jesucristo. El apóstol Juan dijo: “En el mundo estaba, y el mundo por Él fue hecho; pero el mundo no Le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no Le recibieron. Mas a todos los que Le recibieron, a los que creen en Su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”(Juan 1:10-12).
Si usted se ha estado perdiendo la realidad de la Navidad en su vida, sepa que si recibe al Señor Jesucristo y cree en Su nombre, la Navidad se convertirá en real para usted. Puede suceder hoy en día, y es entre usted y Dios (2 Corintios 6:1-2, Romanos 10:8-11).
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