domingo, 11 de septiembre de 2016

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según su grande misericordia nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva por medio de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




LA GLORIA DE DIOS ES ETERNA
GLORIA HUMANA VERSUS GLORIA DIVINA    La jactancia de los heraldos, la pompa del poder,    Y todo lo que la belleza o la riqueza jamás hayan dado,    Espera por igual la hora inevitable,    Las sendas de gloria llevan sólo a la tumba.
La gloria del hombre sencillamente no dura, pero la gloria de Dios es eterna; ¡y él se ha dignado compartirnos esa gloria! En esta primera sección de su carta Pedro nos revela cuatro maravillosos descubrimientos que hizo en cuanto a la gloria de Dios.

  Los creyentes nacen para la gloria (1 Pedro 1:2–4)
Debido a la muerte y resurrección de Jesucristo, a los creyentes Dios “…nos hizo renacer para una esperanza viva”, y esa esperanza incluye la gloria de Dios. Pero, ¿qué queremos decir con “la gloria de Dios”?
La gloria de Dios quiere decir la suma total de todo lo que Dios es y hace. “Gloria” no es un atributo o característica separada de Dios, tal como su santidad, sabiduría o misericordia. Todo lo que Dios es y hace se caracteriza por gloria. Es glorioso en sabiduría y poder, así que todo lo que piensa y hace se caracteriza por gloria. El revela su gloria en la creación (Salmo 19), en sus tratos con el pueblo de Israel, y especialmente en su plan de salvación para los pecadores perdidos.
Cuando nacimos la primera vez, no nacimos para la gloria. “Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba” (1 Pedro 1:24, que es cita de Isaías 40:6). Cualquier gloria endeble que el hombre tenga a la larga se desvanecerá y desaparecerá; pero la gloria del Señor es eterna. Las obras del hombre hechas para la gloria de Dios durarán y serán recompensadas (1 Juan 2:17). Pero los egoístas logros humanos de los pecadores un día se desvanecerán y no se verán más. ¡Una de las razones por que tenemos enciclopedias es para que aprendamos de gente famosa ya olvidada!
Pedro da dos descripciones que nos ayudan a entender mejor esta maravillosa verdad en cuanto a la gloria.
Se describe el nacimiento de un creyente (1 Pedro 1:2–3). Todo ese milagro empezó en Dios: fuimos escogidos por el Padre (Efesios 1:3–4). Esto tuvo lugar en los profundos consejos de la eternidad, y nosotros no sabíamos nada al respecto hasta que nos fue revelado en la Palabra de Dios. Esta elección no se basó en algo que hayamos hecho, porque nosotros ni siquiera estábamos en escena. Tampoco se basaba en algo que Dios vio que nosotros seríamos o haríamos. La elección de Dios se basó totalmente en su gracia y amor. No podemos explicarla (Romanos 11:33–36), pero sí podemos regocijarnos en ella.
“Anticipado conocimiento” no sugiere que Dios meramente sabía de antemano que creeríamos, y por consiguiente nos escogió. Esto levantaría la pregunta: “¿Quién o qué nos hizo decidir por Cristo?” y eso quitaría nuestra salvación totalmente fuera de las manos de Dios. En la Biblia, “conocer previamente” quiere decir poner el amor de uno en una persona o personas de una manera personal. Se usa de esta manera en Amós 3:2: “A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra”. Dios puso su amor de elección en la nación de Israel. Otros versículos que usan “conocer” en este sentido especial son Salmo 1:6; Mateo 7:23; Juan 10:14, 27; y 1 Corintios 8:3.
Pero el plan de salvación incluye más que el amor de elección del Padre; también incluye la obra del Espíritu Santo al convencer al pecador y llevarle a la fe en Cristo. El mejor comentario de esto es 2 Tesalonicenses 2:13–14. También, el Hijo de Dios tuvo que morir en la cruz por nuestros pecados, o si no, no podría haber salvación. Hemos sido escogidos por el Padre, comprados por el Hijo y apartados por el Espíritu Santo. Se requiere a todos los tres para que haya una experiencia verdadera de salvación.
En lo que a Dios Padre se refiere, fui salvado cuando él me escogió en Cristo antes de la fundación del mundo. En lo que tiene que ver con el Hijo, fui salvado cuando él murió por mí en la cruz. Pero en lo que tiene que ver con el Espíritu Santo, fui salvado una noche en mayo de 1945 cuando oí el evangelio y recibí a Cristo. Entonces todo se combinó, pero se necesitó de todas las tres Personas de la Deidad para llevarme a la salvación. Si separamos estos ministerios, o bien negamos la soberanía divina o la responsabilidad humana, eso conduce a la herejía.
Pedro no niega la parte del hombre en el plan de Dios para salvar a los pecadores. En 1 Pedro 1:23 él recalca el hecho de que el evangelio fue predicado a esas personas, y que ellas oyeron y creyeron (ve también 1 Pedro 1:12). El propio ejemplo de Pedro en Pentecostés es prueba de que nosotros no “lo dejamos todo con Dios” sin instar a los pecadores perdidos a venir a Cristo (Hechos 2:37–40). El mismo Dios que ordena el fin —nuestra salvación— también ordena los medios para ese fin —la predicación del evangelio de la gracia de Dios.
Se describe la esperanza del creyente (1 Pedro 1:3–4). Para empezar, es una esperanza viva porque se basa en la Palabra viva de Dios (1 Pedro 1:23), y se hizo posible por el Hijo viviente de Dios que resucitó de los muertos. Una “esperanza viva” es la que tiene vida en sí y por consiguiente puede darnos vida. Debido a que tiene vida, crece y llega a ser más grande y más hermosa con el paso del tiempo. El tiempo destruye la mayoría de las esperanzas; se desvanecen y después mueren. Pero el paso del tiempo sólo hace que la esperanza del creyente sea mucho más gloriosa.
Pedro llamó a esta esperanza “una herencia” (1 Pedro 1:4). Como hijos del Rey participamos de su herencia en gloria (Romanos 8:17–18; Efesios 1:9–12). Estamos incluidos en el último legado y testamento de Cristo, y participamos con él en la gloria (Juan 17:22–24).
Nota la descripción de esta herencia, porque es totalmente diferente de cualquier herencia terrenal. Para empezar, es incorruptible, lo que quiere decir que nada puede arruinarla. Debido a que es incontaminada, nada puede mancharla ni restarle valor de ninguna manera. Jamás se envejece porque es eterna; no se puede gastar, ni puede desilusionarnos de ninguna manera.
En 1 Pedro 1:5,9 a esta herencia se la llama “salvación”. El creyente ya ha sido salvo por fe en Cristo (Efesios 2:8–9), pero la conclusión de esa salvación espera el regreso del Salvador. Entonces tendremos nuevos cuerpos y entraremos en un nuevo medio ambiente, la ciudad celestial. En 1 Pedro 1:7, el apóstol se refiere a esta esperanza diciendo: “cuando sea manifestado Jesucristo.” Pablo llamó a esto “la esperanza bienaventurada” (Tito 2:13).
¡Qué emocionante es saber que hemos sido nacidos para la gloria! Cuando nacimos de nuevo, ¡cambiamos la gloria pasajera del hombre por la gloria eterna de Dios!

  Los creyentes son guardados para la gloria (1 Pedro 1:5)
No sólo que la gloria está “reservada” para nosotros, ¡sino que nosotros estamos siendo guardados para la gloria! En mis viajes a veces he llegado a algún hotel, sólo para descubrir que han confundido o cancelado las reservaciones. Esto no nos sucederá cuando lleguemos al cielo, porque nuestro hogar y nuestra herencia futuros están garantizados y reservados.
“¿Pero supongamos que nosotros no lo logramos?” tal vez pregunte algún santo tímido. Pero llegaremos, porque todos los creyentes están siendo “guardados por el poder de Dios”. La palabra que se traduce “guardados” es un término militar que quiere decir protegido, escudado. El tiempo del verbo revela que estamos siendo constantemente guardados por Dios, lo que nos asegura que llegaremos con toda certeza al cielo. La misma palabra se usó para describir a los soldados que guardaban a Damasco cuando Pablo se escapó (2 Corintios 11:32). Ve también Judas 24–25 y Romanos 8:28–39.
Los creyentes no son guardados por su propio poder, sino por el poder de Dios. Nuestra fe en Cristo nos ha unido a él de tal manera que su poder ahora nos guarda y nos guía. No somos guardados por nuestra propia fuerza, sino por la fidelidad de él. ¿Por cuánto tiempo nos guardará? Hasta que Cristo vuelva, y entonces participaremos de la plena revelación de su gran salvación. Esta gran verdad se repite en 1 Pedro 1:9.
Es emocionante saber que somos “guardados para la gloria”. De acuerdo a Romanos 8:30 ya hemos sido glorificados. Todo lo que falta es la revelación pública de esta gloria (Romanos 8:18–23). Si algún creyente se perdiera, eso le privaría a Dios de su gloria. Dios está tan seguro de que estaremos en el cielo que ya nos ha dado su gloria como seguridad (Juan 17:24; Efesios 1:13–14).
La seguridad del cielo es una gran ayuda para nosotros hoy. Como el Dr. James M. Gray lo expresó en uno de sus cantos: “¿A quién le importa la jornada cuando el camino conduce a casa?” Si el sufrimiento de hoy quiere decir que habrá gloria mañana, entonces el sufrimiento llega a ser una bendición para nosotros. Los incrédulos tienen su “gloria” ahora, pero a eso le seguirá el sufrimiento eterno lejos de la gloria de Dios (2 Tesalonicenses 1:3–10). A la luz de esto, medita en 2 Corintios 4:7–18; ¡y entonces, regocíjate!

  Dios está siendo preparando los creyentes para la gloria (1 Pedro 1:6, 7)
Debemos tener presente que todo lo que Dios planea y ejecuta aquí es preparación para lo que tiene guardado para nosotros en el cielo. Él está preparándonos para la vida y los servicios venideros. Nadie sabe todavía todo lo que está guardado para nosotros en el cielo; pero esto sí sabemos: la vida de hoy es una escuela en la que Dios nos prepara para nuestro ministerio futuro en la eternidad. Esto explica la presencia de pruebas en nuestras vidas: éstas son algunas de las herramientas y los libros de texto de Dios en la escuela de la experiencia cristiana.
Pedro usó la palabra “pruebas” en lugar de “tribulaciones” o “persecuciones”, porque estaba tratando de los problemas generales que los creyentes enfrentan al estar rodeados por inconversos. El habla de varias realidades en cuanto a las pruebas.
Las pruebas suplen necesidades. La frase “si es necesario” indica que hay ocasiones especiales cuando Dios sabe que necesitamos atravesar pruebas. A veces las pruebas nos disciplinan cuando no hemos obedecido la voluntad de Dios (Salmos 119:67). En otras ocasiones las pruebas nos preparan para el crecimiento espiritual, o incluso ayudan a evitar que pequemos (2 Corintios 12:1–9). No siempre sabemos la necesidad que se esté supliendo, pero podemos confiar en que Dios lo sabe, y hace lo que sea mejor.
Las pruebas son variadas. Pedro usó la palabra “diversas” que literalmente quiere decir variadas, a multicolores. Usó la misma palabra para describir la gracia de Dios en 1 Pedro 4:10. Sin que importe de que color pudiera ser nuestro día, bien sea un lunes descolorido o un martes gris, Dios tiene suficiente gracia para suplir la necesidad. No debemos pensar que debido a que hemos vencido cierto tipo de pruebas, automáticamente “las ganaremos todas”. Las pruebas son variadas, y Dios determina las pruebas de acuerdo a nuestras fuerzas y necesidades.
Las pruebas no son fáciles. Pedro no sugiere que tomemos una actitud descuidada hacia las pruebas, porque esto sería engañoso. Las pruebas producen lo que nosotros llamamos “angustia”. La palabra quiere decir experimentar dolor o aflicción. Se usa para describir a nuestro Señor en el Getsemaní (Mateo 26:37) y la tristeza de los santos cuando muere un ser querido (1 Tesalonicenses 4:13). Negar que nuestras pruebas sean dolorosas es empeorarlas. Los creyentes deben aceptar el hecho de que hay experiencias difíciles en la vida y no simplemente poner una fachada valiente para aparecer “más espirituales”.
Las pruebas son controladas por Dios. No durarán para siempre; duran “por un poco de tiempo”. Cuando Dios permite que sus hijos atraviesen el horno, él mantiene su ojo en el reloj y su mano en el termostato. Si nos rebelamos, tal vez él vuelva a ajustar el reloj; pero si nos sometemos, no permitirá que suframos ni un minuto demás. Lo importante es que aprendamos la lección que él quiere enseñarnos y que solo él reciba la gloria.
Pedro ilustró esta verdad refiriéndose a un orfebre. Ningún orfebre desperdiciaría deliberadamente el precioso metal. Lo pondría en el horno de fundición lo suficiente sólo para quitarle las impurezas; entonces lo sacaría y haría de él un hermoso artículo de valor. Se ha dicho que los orfebres orientales dejaban el metal en el horno hasta que vieran su cara reflejada allí. Así nuestro Señor nos mantiene en el horno de sufrimiento hasta que reflejemos la gloria y belleza de Jesucristo.
El punto importante es que esta gloria no se revelará completamente sino hasta que Cristo regrese por su iglesia. Nuestras actuales experiencias de prueba nos están preparando para la gloria de mañana. Cuando veamos a Jesucristo, le daremos alabanza, honra y gloria si hemos sido fieles en los sufrimientos de esta vida (ve Romanos 8:17–18). Esto explica por qué Pedro asoció el regocijo con el sufrimiento. Aunque tal vez no podamos regocijarnos al mirar alrededor a nuestras pruebas, podemos regocijarnos al mirar hacia adelante. La expresión “en lo cual” en 1 Pedro 1:6 hace referencia a la “salvación” (el regreso de Cristo) que se menciona en 1 Pedro 1:5.
Tal como el avalador prueba el oro para ver si es oro puro o impuro, así las pruebas de la vida prueban nuestra fe para demostrar su sinceridad. ¡Una fe que no puede ser probada no es confiable! Demasiados creyentes profesantes tienen una “fe falsa”, y esto lo revelarán las pruebas de la vida. La semilla que cayó en terreno poco profundo produjo plantas sin raíces, y las plantas murieron cuando salió el sol (ve Mateo 13:1–9, 18–23). El sol en la parábola representa tribulación o persecución. La persona que abandona su fe cuando las cosas se ponen difíciles sólo está demostrando que en realidad no tiene ninguna fe.
El patriarca Job atravesó muchas pruebas dolorosas, todas ellas con la aprobación de Dios; y sin embargo él entendió de alguna manera esta verdad en cuanto al fuego refinador. “Mas él conoce mi camino; Me probará, y saldré como oro” (Job 23:10). ¡Y así fue!
Es alentador saber que hemos nacido para la gloria, que somos guardados para la gloria y que estamos siendo preparados para la gloria. Pero el cuarto descubrimiento que Pedro les revela a sus lectores tal vez es el más emocionante de todos.

  Los creyentes pueden disfrutar de la gloria ahora mismo (1 Pedro 1:8–12)
La filosofía cristiana de la vida no es una promesa de beneficios en el futuro. Lleva consigo una dinámica presente que puede convertir el sufrimiento en gloria hoy. Pedro dio cuatro instrucciones para disfrutar de la gloria ahora, incluso en medio de las pruebas.
Ama a Cristo (v. 8). Nuestro amor por Cristo no se basa en la vista física, porque no le hemos visto. Se basa en nuestra relación espiritual con él y lo que la Palabra de Dios nos ha enseñado en cuanto a él. El Espíritu Santo ha derramado en nuestros corazones el amor de Dios (Romanos 5:5), y nosotros a la vez le amamos a él. Cuando te hallas en alguna prueba y sufres, de inmediato eleva tu corazón a Cristo en verdadero amor y adoración. ¿Por qué? Porque esto le quitará el veneno a la experiencia y lo reemplazará con medicina sanadora.
Satanás quiere usar las pruebas de la vida para hacer resaltar lo peor de nosotros, pero Dios quiere sacar a relucir lo mejor de nosotros. Si nos amamos nosotros mismos más de lo que amamos a Cristo, entonces no disfrutaremos de ninguna gloria ahora. El fuego nos quemará y no nos purificará.
Confía en Cristo (v. 8). Debemos vivir por fe y no por vista. Una anciana se cayó y se rompió una pierna mientras asistía a una conferencia bíblica durante unas vacaciones. Le dijo al pastor que la visitó: “Sé que el Señor me llevó a esa conferencia; pero ¡no veo por qué esto tenía que suceder! Y no veo ningún bien que resulte de esto”. Sabiamente el pastor replicó: “Romanos 8:28 no dice que vemos que todas las cosas obren para bien. Dice que lo sabemos”.
Fe quiere decir rendirle a Dios todo y obedecer su Palabra a pesar de las circunstancias y consecuencias. El amor y la fe van juntos: cuando amas a alguien, confías en él. La fe y el amor juntos nos ayudan a fortalecer la esperanza; porque cuando hallas fe y amor, hallas confianza para el futuro.
¿Cómo podemos crecer en la fe durante las pruebas y el sufrimiento? De la misma manera que crecemos en la fe cuando las cosas parecen marchar bien: alimentándonos de la Palabra de Dios (Romanos 10:17). Nuestra comunión con Cristo mediante su Palabra no sólo fortalece nuestra fe, sino que también intensifica nuestro amor. Es un principio básico de la vida cristiana que pasamos mucho tiempo en la Palabra cuando Dios nos está probando y Satanás nos está tentando.
Regocíjate en Cristo (1 Pedro 1:8). Tal vez no puedas regocijarte por las circunstancias, pero puedes regocijarte en medio de ellas al centrar tu corazón y mente en Jesucristo. Cada experiencia de prueba nos ayuda a aprender algo nuevo y maravilloso en cuanto a nuestro Salvador. Abraham descubrió nuevas verdades en cuanto al Señor en el monte en donde ofreció a su hijo (Génesis 22). Los tres jóvenes hebreos descubrieron la cercanía de Dios cuando estaban en el horno de fuego ardiendo (Daniel 3). Pablo aprendió la suficiencia de la gracia de Dios cuando sufrió un aguijón en la carne (2 Corintios 12).
Nota que el gozo que Dios produce es gozo inefable y glorioso. Este gozo es tan profundo y tan maravilloso que ni siquiera podemos expresarlo. ¡Nos faltan palabras! Pedro había visto algo de la gloria en el monte de la transfiguración en donde Jesús conversaba con Moisés y Elías en cuanto a su propio sufrimiento y muerte inminentes (Lucas 9:28–36).
Recíbelo de Cristo (vs. 9–12). “Creer… recibir” es la manera en que Dios suple nuestras necesidades. Si le amamos, confiamos en él y nos regocijamos en él, entonces podemos recibir de él todo lo que necesitamos para convertir las pruebas en triunfos. Primera de Pedro 1:9 se podría traducir: “Porque ustedes están recibiendo la consumación de su fe, es decir, la salvación final de sus almas”. En otras palabras, podemos experimentar hoy algo de esa gloria futura. Carlos Spurgeon solía decir: “Poca fe llevará tu alma al cielo, pero gran fe traerá el cielo a tu alma”. 
No es suficiente anhelar el cielo en los tiempos de sufrimiento, porque cualquiera puede hacer eso. Lo que Pedro insta a sus lectores que hagan es ejercer amor y fe, y regocijarse, de modo que puedan experimentar algo de la gloria del cielo en medio del sufrimiento ahora.
Lo asombroso es que esta salvación que estamos esperando, o sea, el regreso de Cristo, fue una parte del gran plan de Dios para nosotros desde la eternidad. Los profetas del Antiguo Testamento escribieron sobre esta salvación y estudiaron con detenimiento lo que Dios les reveló. Vieron los sufrimientos del Mesías y también las glorias que vendrían; pero no pudieron entender completamente la conexión entre las dos cosas. Es más, en algunas de las profecías los sufrimientos y la gloria del Mesías se encuentran en un mismo versículo o párrafo.
Cuando Jesús vino a la tierra, los maestros judíos esperaban un Mesías conquistador que derrotaría a los enemigos de Israel y establecería el reino glorioso que fue prometido a David. Incluso sus propios discípulos no comprendieron claramente la necesidad de su muerte en la cruz (Mateo 16:13–28). Todavía estaban preguntando en cuanto al reino judío después de la resurrección de Cristo (Hechos 1:1–8). Si los discípulos no tenían un concepto claro del programa de Dios, ¡por cierto que los profetas del Antiguo Testamento tienen una disculpa!
Dios les dijo a los profetas que ellos estaban ministrando para una generación futura. Entre el sufrimiento del Mesías y su regreso en gloria viene lo que nosotros llamamos “la edad de la iglesia”. La verdad en cuanto a la iglesia fue un misterio oculto en el período del Antiguo Testamento (Efesios 3:1–13). Los creyentes del Antiguo Testamento miraban hacia adelante por fe y vieron, por así decirlo, dos picos de montañas: el monte Calvario, en donde el Mesías sufriría y moriría (Isaías 53), y el monte de los Olivos, a donde él volverá en gloria (Zacarías 14:4). No podían ver el valle entre uno y otro pico, la presente edad de la iglesia.
Aun los ángeles se interesan en lo que Dios hace en y a través de su iglesia. Lee 1 Corintios 4:9 y Efesios 3:10 para más información sobre la manera en que Dios está enseñando a los ángeles por medio de la iglesia.
Si los profetas del Antiguo Testamento estudiaron con tanta diligencia las verdades de la salvación, teniendo tan poca información, ¡cuánto más deberíamos nosotros investigar este tema, ahora que tenemos completa la Palabra de Dios! El mismo Espíritu Santo que les enseñó a los profetas y, por medio de ellos, escribió la Palabra de Dios, puede enseñarnos la verdad de ella (Juan 16:12–15).
Es más, podemos aprender estas verdades en el Antiguo Testamento tanto como en el Nuevo Testamento. Tú puedes hallar a Cristo en cada parte de las Escrituras del Antiguo Testamento (Lucas 24:25–27). Qué delicia es hallar a Cristo en la Ley del Antiguo Testamento, los tipos, los salmos y los escritos de los profetas. En tiempos de pruebas puedes acudir a la Biblia, tanto al Antiguo como al Nuevo Testamentos, y hallar todo lo que necesitas para ánimo e iluminación.
Sí, para los creyentes, ¡es gloria de principio a fin! En el momento que confiamos en Cristo, nacimos para la gloria. Somos guardados para la gloria. Conforme le obedecemos y experimentamos pruebas, estamos siendo preparados para la gloria. Cuando le amamos, confiamos en él y nos regocijamos en él, experimentamos la gloria en este momento actual.
¡Gozo inefable y glorioso!
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martes, 6 de septiembre de 2016

Porque ejemplo os he dado, para que así como yo os hice, vosotros también hagáis... el que recibe al que yo envío, a mí me recibe; y el que a mí me recibe, recibe al que me envió... Yo sé a quiénes he elegido

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




PREPARARSE PARA SERVIR MEJOR AL MAESTRO

Cómo preparar sermones bíblicos
Mientras entablamos un diálogo con alguien, tenemos la oportunidad de verificar, sobre la marcha, si estamos comprendiendo lo que la persona nos quiere decir. Así que entonces la interrumpimos, formulamos preguntas, parafraseamos lo que nos dice y clarificamos nuestras dudas. 

El proceso es activo, dinámico y, ciertamente, complejo.

Al acercarnos a un texto, enfrentamos una realidad distinta. El texto nos llega por sí solo. Es un discurso separado de su autor y de su contexto original. Todavía más, es un discurso colocado en un nuevo contexto —el nuestro— que posiblemente es muy distinto al de su contexto original. 

El diálogo directo con el autor, incluyendo la clarificación de sus intenciones y de nuestras dudas, se hace prácticamente imposible. Así que la pregunta se impone: ¿Cómo se interpreta un texto?

I. Los tres pasos
El sistema de los tres pasos ha sido desarrollado en diálogo con teorías contemporáneas de interpretación literaria. Nuestro objetivo principal ha sido diseñar un método que, por medio de preguntas y actividades específicas, lleve al expositor de la Biblia a una interpretación válida del texto.
La interpretación de cualquier texto bíblico siempre provoca un encuentro entre el mundo donde surgió el texto y el del intérprete. Este encuentro no sólo modifica nuestra forma de ver el texto, sino que también modifica nuestra forma de vernos a nosotros mismos. Así pues, el lector que comenzó interpretando el texto termina siendo interpretado por el texto. Ese texto, alguna vez frío y distante, ha cobrado vida. Ahora nos llama, nos juzga y nos interpela.



Habiendo dicho esto, pasemos a ver con más detalle cada uno de los tres pasos. 

A. El punto de contacto
El punto de contacto es el espacio donde nuestra experiencia personal se liga íntimamente al texto bíblico; es el punto donde el texto nos toca personalmente. El punto de contacto es un momento devocional donde el estudio de las Escrituras se entrelaza con la alabanza, la adoración y el testimonio. Si fuésemos a explicarlo por medio de un diagrama, el punto de contacto sería el espacio donde “C” se traslapa con “B”, la esfera de experiencia del intérprete y “A” el texto bíblico [vea diagrama 1].

Establecer el punto de contacto con el texto del cual uno se propone predicar es sumamente importante. Esto se debe a varias razones:

• Muchos de nosotros hemos oído un sinnúmero de sermones y estudios bíblicos. Por ello, cuando nos acercamos a un pasaje bíblico conocido, es posible que ya traigamos al estudio varias presuposiciones. Estas son ideas ya formadas de antemano sobre el contenido, el mensaje y el reclamo teológico del texto. Así que la metodología que proponemos reconoce que todos tenemos presuposiciones sobre las Escrituras y que al establecer el punto de contacto no las abandonamos. Sencillamente, desde el principio, dejamos en claro cuáles son esas ideas previas y esto nos permite hacer un estudio más honesto del texto.

• Establecer el punto de contacto nos permite tener momentos de devoción personal con el texto bíblico antes de pasar al análisis crítico del pasaje. La lectura del pasaje en voz alta nos permite escuchar las distintas «voces» del texto, que son distinguibles a través de la entonación y el sentimiento con los que nos acercamos a la Escritura.

• Recordar nuestras experiencias con el texto nos ayuda a recopilar ilustraciones para el sermón. Esas ilustraciones nos facilitan movernos de lo particular a lo general en el sermón.

• Como parte del ejercicio del punto de contacto debemos anotar las preguntas y las observaciones que surgen al leer el texto. Estas anotaciones nos irán indicando lo que debemos buscar en la concordancia, los diccionarios bíblicos y los comentarios.

• En varias ocasiones, el momento de devoción que tenemos con el texto nos dará el tono dominante del sermón. Por ejemplo, nos dirá si el tono de un sermón sobre la parábola del hijo pródigo (Lc. 15:11-31) será sobre la alegría del padre, el dolor del hijo menor o la indignación del hijo mayor.

• Finalmente, al establecer el punto de contacto, anotamos los diversos temas que nos sugiere el texto. De estas ideas, podemos obtener temas para uno o más sermones.

El punto de contacto puede establecerse de distintas maneras. Puede ser que baste un solo rato de meditación. Otra alternativa es usar el modelo de la «margarita» [vea el diagrama #2]. Éste consiste en escribir el texto en el centro de un papel, rodeando el pasaje con nuestros comentarios e impresiones sobre el pasaje. Sin embargo, creo que la metodología más efectiva es la de contestar una serie de preguntas guías que provean sentido de dirección en nuestro encuentro con el texto.

A continuación voy a proponer nuestro sistema para establecer el punto de contacto. Sugiero, a quienes se interesen en emplear este método, a que le den un poco de tiempo en tanto se familiarizan con él. Más adelante, cada uno podrá modificarlo, añadiendo preguntas y actividades que respondan a su propia perspectiva teológica y personalidad.

1. Separe de 30 a 45 minutos para tener su encuentro con el texto.
2. Comience con unos momentos de oración. Trate de mantener un ambiente de meditación a lo largo de este encuentro.
3. Lea el pasaje bíblico varias veces. Léalo, por lo menos, en dos versiones distintas de la Biblia, y tome nota de las diferencias significativas que hay entre ellas.
4. Lea el texto en voz alta, con buena entonación y con sentimiento. Para esto use la versión de la Biblia que sea más conocida para usted.
5. Conteste lo siguiente:
a) ¿Qué preguntas surgen de su lectura del texto?
b) ¿Qué sentimientos experimenta al leer el texto?
c) ¿Qué recuerdos le trae este texto?
d) Imagine que está en el mundo que propone el texto: ¿Qué ve? ¿Qué oye? ¿Qué huele? ¿Qué saborea? ¿Qué toca? En resumen, ¿qué siente al estar en el mundo que propone el texto?
e) ¿Qué cambios han ocurrido en su forma de entender el texto?
f) ¿Qué temas e ideas le sugiere el texto?
B. La explicación

La explicación es el momento donde el intérprete toma una cierta distancia del texto. Ésta es una distancia crítica, es decir, su propósito es dar espacio para un análisis cuidadoso del texto. La explicación es el momento donde recurrimos a fuentes secundarias —concordancias, diccionarios bíblicos, comentarios— que nos ayuden a estudiar el texto a profundidad. Si fuésemos a explicarla por medio de un diagrama, éste sería el momento donde se establece distancia (C) entre la esfera de experiencia del intérprete (B) y el texto bíblico (A) [vea el diagrama #3].

Si la explicación es el momento de estudiar el texto a profundidad, entonces debemos tomar en cuenta varios elementos:
• Desde este punto puede comenzar a utilizar fuentes secundarias. Se recomienda el uso de la concordancia, de un diccionario bíblico y de una Biblia en edición de estudio. En cuanto a comentarios se refiere, recomendamos la lectura de, por lo menos, dos comentarios sobre el pasaje bíblico que se está estudiando. De ser posible, se debe consultar un comentario crítico que trate el pasaje verso por verso en unión a un comentario hermenéutico que explore la relevancia del mensaje del texto para nuestros tiempos. Pero esto no limita a que quien estudia el texto pueda consultar más comentarios. Sin embargo, afirmamos que dos es un número razonable dada la presión de tiempo que pesa sobre los predicadores en nuestras iglesias.

• Un paso importante en el estudio del texto es determinar el contexto social e histórico del pasaje. Esta información puede encontrarse en libros dedicados especialmente al estudio del contexto histórico y cultural de los textos bíblicos. Recomendamos que por lo menos adquiera uno de estos libros y lo lea, haciendo las anotaciones pertinentes. Así, al buscar por el contexto del pasaje bíblico sólo tendrá que repasar el material. Otras fuentes donde se puede encontrar información sobre el contexto histórico son los diccionarios bíblicos, la introducción a los comentarios y los libros introductorios tanto al Antiguo como al Nuevo Testamento. De hecho, aquellas personas que han tomado cursos introductorios a la Biblia, ya sea en institutos o en seminarios, no deben tener mayores problemas para contestar estas preguntas.

• El estudio del género, la forma y la estructura literaria de los pasajes bíblicos puede ser uno de los mejores aliados del predicador. Podemos dirigir nuestro estudio sobre esto por medio de las siguientes preguntas guías:

– ¿Cuál era la condición social de la comunidad a la que se dirigió originalmente? En lo posible, identifique el contexto histórico, social, político y religioso del texto.

– ¿Cuál es el género literario del texto? ¿Cuál es su forma? ¿Qué elementos la caracterizan? ¿Qué función tiene esta forma?

– ¿Cuáles son las características literarias de este texto?

– ¿Qué palabras difíciles de entender contiene el texto? ¿Cuáles son los conceptos teológicos claves del pasaje? ¿Qué significado tienen?

– ¿Qué respuestas ha encontrado a sus preguntas sobre el texto? ¿Qué elementos importantes para la interpretación del pasaje ha encontrado usted en su investigación?

– En pocas palabras, ¿qué dice el pasaje bíblico? Resuma el mensaje central del pasaje. Exprese sencilla y claramente los temas e ideas de este texto para su audiencia original.

C. La interpretación

La «interpretación» es el momento donde logramos un entendimiento más profundo del texto. En cierto sentido, es el momento donde cosechamos el fruto de nuestro análisis y estudio. La interpretación es una re-lectura informada del texto. Es una segunda lectura que toma como punto de partida las conclusiones obtenidas mediante el estudio cuidadoso del texto que llevamos a cabo en la explicación. Por lo tanto, esta segunda lectura debe ser más completa, más profunda, más aguda, más crítica y más válida que la primera. 

Si fuésemos a explicarla por medio de un diagrama, la interpretación sería el espacio donde “B”, la esfera de experiencia del intérprete, se re-encuentra con “A”, el texto bíblico, y así se obtiene una comprensión, “C”, más profunda del texto [vea el diagrama #4].

En este punto debemos señalar que hay una diferencia entre la explicación y la comprensión. El hecho de que uno pueda explicar un texto no quiere decir que lo comprenda. La explicación es posible cuando uno maneja en detalle el contexto, la forma y el contenido del texto. Sin embargo, la comprensión no ocurre hasta que escuchamos el reclamo del texto para nosotros hoy. Esto se verá más claro en el siguiente ejemplo.

Diagrama 4

Es posible estudiar críticamente la parábola del buen samaritano (Lc. 10:29-37), viendo lo peligroso del camino a Jericó, las razones cúlticas y rituales por las cuales el sacerdote y el levita no se detuvieron a darle la mano al herido, y la enemistad que separaba a los judíos de los samaritanos. Conociendo estos elementos, podremos explicar el contenido de la parábola. Ahora bien, sólo comprenderemos el texto cuando escuchemos su reclamo teológico para nosotros hoy. Sólo comprenderemos el texto cuando la frase «Ve y haz tú lo mismo» (v. 37) nos llame a ser misericordiosos con aquellas personas necesitadas en nuestro entorno.

La interpretación es el momento crucial del estudio bíblico. Al momento de interpretar el texto debemos considerar los siguientes elementos:

• Existe toda una serie de paralelos entre el mundo que describe la Biblia y el nuestro. En la vida hay constantes que se repiten, elementos que todo ser humano debe enfrentar. Tomemos, por ejemplo, el tema del poder. La Biblia, en especial el Antiguo Testamento, discute a fondo el problema del poder. En varias narrativas bíblicas la discusión gira en torno a la pregunta: ¿Quién tiene el poder último en el mundo? La respuesta bíblica es que Dios está en control, que Dios tiene el poder. Quizás hoy nadie se pregunte si Moloc, Marduk, Baal o alguna otra divinidad antigua tiene el poder último sobre la humanidad; sin embargo, el problema del poder sigue vigente. Hoy podemos ¡y debemos! preguntar quién tiene el poder último sobre el destino humano. Debemos preguntar cuáles son las nuevas deidades que reclaman nuestra adoración y nuestra lealtad. Debemos preguntar cuáles son las nuevas potencias que matan y destruyen al pobre, que matan y destruyen al pueblo de Dios. Al hacer esto estaremos usando la hermenéutica de la analogía, es decir, estaremos haciendo una comparación entre nuestro mundo y el mundo bíblico para determinar la relevancia del mensaje del texto para nosotros hoy.

• La forma del texto nos puede dar pautas o hacer sugerencias a seguir a la hora de diseñar la forma de nuestro sermón.

• Del mismo modo, la función o el propósito del pasaje bíblico nos puede sugerir un propósito específico para nuestro sermón.

• El mensaje del texto se vuelve más claro cuando nos identificamos con alguno de los personajes del texto. Si el texto es narrativo, podemos identificarnos con alguno de los personajes; si es discursivo, con la persona que escribe o que recibe la enseñanza. En todo este proceso la regla a seguir es muy sencilla: Nunca debemos identificarnos con el héroe de la historia. La razón para esto es sencilla. Si nos identificamos con el héroe —es decir, con Dios, Cristo, o con el creyente fiel— corremos el peligro de caer en el triunfalismo. Si nos identificamos con los demás personajes, el mensaje del texto será más contundente. Por ejemplo, si predicamos la parábola del buen samaritano diciendo que la iglesia representa al samaritano misericordioso, no hay desafío para la audiencia. Si, por el contrario, nos identificamos con los religiosos que siguieron de largo, el llamado de la parábola a ser compasivos y misericordiosos será evidente.

• En todo este proceso no debemos perder de vista el propósito de la predicación cristiana: llamarnos a vivir en comunión con Dios y, por lo tanto, en comunión con los demás. Así pues, a la hora de interpretar el texto debemos considerar sus implicaciones prácticas. Es decir, debemos preguntar qué nos llama a hacer el texto aquí y ahora, tanto al nivel personal como al nivel de iglesia. Así nuestra predicación será pastoral y contextual.

• Finalmente, alcanzaremos la meta de todos nuestros esfuerzos: identificar el mensaje del texto para nosotros hoy. En este punto debemos recordar que la palabra evangelio viene del vocablo griego que significa «buena noticia». Por lo tanto, la proclamación del evangelio debe transmitir siempre una buena noticia al oyente. La predicación cristiana es verdadera si transmite la buena noticia de que por medio de la obra redentora de Jesucristo podemos pasar de la esclavitud a las fuerzas de la muerte a la libertad para servirle al Dios de la Vida. La predicación que carece de buena noticia, por definición, no es predicación cristiana.

Podemos usar las siguientes preguntas guías para interpretar el texto:

• ¿Cómo se compara el contexto socio-histórico del texto con el nuestro? ¿Qué elementos de conflicto presenta el pasaje? ¿Qué elementos salvíficos? ¿Hay en nuestro mundo elementos parecidos a éstos? Haga una comparación entre nuestro mundo contemporáneo y el mundo que propone el texto.

• ¿La forma o la estructura literaria del texto le sugiere una estructura específica para su sermón?

• ¿La función del texto le sugiere un propósito específico para su sermón?

• ¿Con qué personaje debemos identificarnos para escuchar el mensaje de este texto en forma apropiada?

• ¿Qué pautas le sugiere este texto para la práctica de la fe y para la acción pastoral?

• ¿Cuál es el mensaje del texto para nosotros hoy? ¿Cuáles son las «buenas nuevas» del pasaje?

II. Estudio de Juan 21:15-18

A manera de ejemplo, a continuación presentaré algunas notas exegéticas sobre Jn. 21:15-18, siguiendo el método de los tres pasos. Estas notas me guiaron a producir el sermón de práctica Itinerario, uno de los apéndices de este libro.
A. El punto de contacto

Comienzo leyendo el texto en varias versiones. Éstas son: la Reina-Valera, Revisión 1960 (VRV); La Biblia de Jerusalén (BJ), edición de estudio; Dios Habla Hoy, la Biblia Versión Popular (VP), edición de estudio y la New Revised Standard Version (NRSV). La discrepancia principal en la traducción del texto salta a la vista. Mientras la VRV usa el verbo amar en todas las preguntas y respuestas, las traducciones modernas en español alternan entre los verbos amar y querer. 

La NRSV  usa sólo el verbo to love, ya que el inglés no tiene otros verbos para referirse a este sentimiento. Otro punto de controversia es el nombre de Simón. ¿Es «hijo de Jonás» o de Juan? Una vez más, las traducciones modernas se apartan de la VRV, la única que llama al discípulo pescador «hijo de Jonás». Después de un rato de lectura y meditación, procedo a contestar las preguntas.

• ¿Qué preguntas surgen de mi lectura del texto?
El texto sugiere varias preguntas. ¿Cuál es la traducción correcta del texto? ¿Por qué Jesús cuestiona tan insistentemente a Pedro? ¿Por qué repite la pregunta tres veces? ¿Por qué Pedro se entristece la tercera vez que se le hace la pregunta?

• ¿Qué sentimientos experimento al leer el texto?
El texto provoca sentimientos agridulces. Por un lado, me regocija el encuentro con el Señor resucitado. Por otro, me entristece y me avergüenza el encuentro con el Señor al cual tanto Pedro como yo hemos negado.

• ¿Qué recuerdos me trae a la memoria este texto?
Recuerdo los viajes por las Islas Vírgenes en el bote de mi padre, navegando desde la isla de Santa Cruz al Islote del Bucanero. Recuerdo el paseo en bote por el mar de Galilea. Recuerdo los momentos en que he tenido que volver al Señor, humillado después de haber cometido una falta contra mi prójimo y contra Dios.

• Imagino que estoy en el mundo que propone el texto: ¿Qué veo? ¿Qué oigo? ¿Qué huelo? ¿Qué saboreo? ¿Qué toco? En resumen, ¿qué siento al estar en el mundo que propone el texto?

Veo las riberas del mar de Galilea, cerca de Capernaúm. Los montes galileos están a la izquierda. A la derecha, veo a la distancia las alturas del Golán. Recuerdo el amanecer en la ciudad de Tiberiades y veo el sol comenzando a radiar, brillando contra el mar en calma. Escucho el ruido del agua contra el malecón; mi mano firme en un costado del bote. Recuerdo el sabor del pescado. A la distancia, me parece ver la silueta majestuosa de Jesús.

• ¿Que cambios han ocurrido en mi forma de entender el texto?
De alguna manera el texto ha cobrado vida. Ya no es la historia de Pedro; ahora es mi historia.

• ¿Qué temas e ideas me sugiere el texto?
Pienso en la importancia del discipulado que nos lleva a seguir a Jesús. Es posible perder de vista al maestro, volviendo a las viejas redes del pasado. El texto me lleva a pensar en la importancia de aceptar el perdón de Dios. Me lleva a pensar en el gran amor de Dios.

De alguna manera, este texto se ha convertido para mí en un resumen del mensaje del evangelio. Jesús acepta y restaura al discípulo caído. Aun cuando Pedro lo había negado, Jesús va a su encuentro y lo comisiona.

B. Explicación

• En lo posible, identifico el contexto histórico, social, político y religioso del texto. ¿Cuál era la condición social de la comunidad a la que se dirigió originalmente?
El Evangelio de Juan presupone la separación entre la comunidad cristiana primitiva y el judaísmo fariseo (Juan 9:34b-38). Por lo tanto, debió ser escrito entre los años 90 y 100. El Evangelio evoca un contexto palestino donde encontramos puntos de contacto con varias sectas judías. 

Primero, los discípulos iniciales de Jesús vienen del movimiento bautista (Juan 1:35-37). Segundo, Juan le da gran importancia a los habitantes de Samaria (Juan 4:4, 20-24). Tercero, presenta ideas comunes a lo que describen los documentos de la comunidad de Qumrán (como el dualismo entre la luz y las tinieblas, vea Juan 3:19-21 y 8:12).

• ¿Cuál es el género literario del texto? ¿Cuál es su forma? ¿Qué elementos la caracterizan? ¿Qué función tiene esta forma?
Este pasaje se aparta de la forma tradicional de las manifestaciones de Jesús después de su resurrección. Más que un relato sobre la resurrección, sigue la forma de un contrato legal donde se repite tres veces, ante testigos, las condiciones del contrato. La función del texto es, pues, afirmar el llamamiento o la vocación de Pedro.

• ¿Cuáles son las características literarias de este texto?
Como indiqué anteriormente, el texto se caracteriza por la triple apelación de Jesús a Pedro.

• ¿Qué palabras difíciles de entender contiene el texto? ¿Cuáles son los conceptos teológicos claves del pasaje? ¿Qué significado tienen?
El concepto teológico central de este pasaje bíblico es el amor. La razón para la discrepancia en la traducción es que Jesús usa el verbo agapáo en las primeras dos preguntas. En las demás ocasiones, tanto Jesús como Pedro emplean el verbo filéo. Hay un gran debate entre los expertos sobre los matices de estas formas del amor. Me inclino a pensar que la primera forma verbal se refiere a un amor más profundo y comprometido que la segunda. En este sentido, las traducciones modernas al español reflejan el verdadero sentido del texto. En las primeras preguntas, Jesús exige un nivel de compromiso que Pedro no puede alcanzar. En la tercera, Jesús llega al nivel de Pedro, le acepta y le comisiona.

• ¿Qué respuestas he encontrado a mis preguntas sobre el texto? ¿Qué elementos importantes para la interpretación del pasaje he encontrado en mi investigación?
La traducción correcta es la moderna. Creo que Pedro se conmueve al comprender el amor de Jesús, un amor que le acepta y le restaura al lugar que había perdido en la comunidad cristiana primitiva.

• Resumo el mensaje central del pasaje. Expreso sencilla y claramente los temas e ideas de este texto para su audiencia original.

Para la audiencia del Evangelio de Juan, este texto legitimó el ministerio de Pedro. El mismo aseguraba que, a pesar de haber negado a Jesús, Pedro continuaba siendo uno de los líderes importantes de la iglesia primitiva. Para nosotros, este texto es un resumen claro del mensaje del evangelio: Dios acepta, restaura y comisiona a los creyentes.

C. Interpretación

• Hago una comparación entre nuestro mundo contemporáneo y el mundo que propone el texto. ¿Cómo compara el contexto socio-histórico del texto con el nuestro? ¿Qué elementos de conflicto presenta el pasaje? ¿Qué elementos salvíficos? ¿Hay en nuestro mundo elementos parecidos a éstos?

A la base de este texto hay un «sub-texto». Es decir, hay otro relato al cual se hace referencia: la negación de Pedro (Juan 18:15-18 y 25-27). Creo que Juan 21:15-18 responde a las dudas que surgieron en la comunidad cristiana primitiva sobre el liderazgo de Pedro.

Podemos comparar la falta de compromiso de Pedro con la nuestra. En algún momento, todos «negamos» a Jesús y en todas las congregaciones podemos encontrar luchas de poder. Creo que el texto nos exhorta tanto al compromiso personal como a la misericordia con las personas que puedan encontrar tropiezos en su desarrollo cristiano.

• ¿Acaso la forma o la estructura literaria del texto me sugiere una estructura específica para mi sermón?
Voy a presentar el sermón en forma narrativa.

• ¿Acaso la función del texto me sugiere un propósito específico para mi sermón?
Voy a usar el texto para llamar al discipulado cristiano.

• Para escuchar el mensaje de este texto en forma apropiada, ¿con qué personaje debemos identificarnos?
Debemos identificarnos con Pedro, el discípulo caído y restaurado.

• ¿Qué pautas me sugiere este texto para la práctica de la fe y para la acción pastoral?
El texto nos llama a un compromiso serio con Cristo, a la misma vez que nos exhorta a mostrar misericordia, aceptación y comprensión.

• ¿Cuál es el mensaje del texto para nosotros hoy? ¿Cuáles son las «buenas nuevas» del pasaje?
La experiencia de conocer a Cristo pierde su sentido si no conduce a la práctica del discipulado cristiano.

III. Conclusión

El método de los tres pasos intenta ayudar a estudiar el texto bíblico de manera eficiente y efectiva a quienes predican. Le exhortamos a que, después de usarlo por lo menos un par de veces, lo modifique hasta que pueda desarrollar su propio método de estudio e interpretación de la Biblia.

Tareas sugeridas

1. Tenga un tiempo de reflexión y de oración, usando las preguntas sugeridas en el Punto de contacto.

2. Estudie un texto bíblico usando el método de Los tres pasos.
Lecturas sugeridas

Bek de Goede, Jan. «La Biblia y la predicación» en Comunicación y proclamación del evangelio para el siglo XXI, editado por Marjorie T. y James W. Carty. México: Casa Unida de Publicaciones, 1984, pp. 13-23.

Cortés Fuentes, David. «Exégesis bíblica y predicación» en Púlpito cristiano y justicia social, editado por Daniel Rodríguez Díaz y Rodolfo Espinosa. México: Editorial El Faro, 1994, pp. 101-112.

Jiménez, Pablo A., editor. Lumbrera a nuestro camino. Miami: Editorial Caribe, 1994.

Jiménez, Pablo A. «Cómo preparar sermones bíblicos» en El Evangelio 53:4 (Octubre-Diciembre 1998): pp. 28-29.

——. «Cómo preparar un sermón con la Biblia de Estudio» en La Biblia en las Américas 49:#214 (#5, 1994): pp. 11-12.

——. «¿Qué es la predicación bíblica?» en El Educador Cristiano 1, Tercera época (Febrero 1990): 4-7.
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viernes, 2 de septiembre de 2016

Los tales son falsos apóstoles, obreros fraudulentos disfrazados como apóstoles de Cristo. Y no es de maravillarse, porque Satanás mismo se disfraza como ángel de luz. Así que, no es gran cosa que también sus ministros se disfracen como ministros de justificación, cuyo fin será conforme a sus obras.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




El verbo hebreo satan significa “atacar o acusar”


Satanás, los demonios y el satanismo
Una siniestra realidad
      Alguna vez se ha preguntado: ¿Por qué hay tanta maldad? Las personas de todo el mundo ven las noticias sorprendidas de que el mal se encuentra por todas partes. Muchos no se dan cuenta de que Satanás es el origen del mal; es una fuerza siniestra que ha influido en las personas para que sean malas desde la fundación del mundo. Su estrategia encubierta es distorsionar la verdad de Dios y engañar al mundo entero.
“Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él”.(Apocalipsis 12:9)

  I.      DEFINICIONES
    A.      ¿Quién es Satanás?
    ¿Recuerda sus años en la escuela cuando formaba parte de un equipo deportivo bastante competitivo? El objetivo principal era derrotar al equipo contrario. El equipo contra el que jugaba era visto como “el adversario”. En años recientes, las estrategias deportivas se han vuelto más sofisticadas y los entrenadores han comenzado a estudiar seriamente a sus contendientes, valiéndose incluso de la observación minuciosa de los videos donde juegan sus contrincantes. En la actualidad, usted tiene un adversario. Pero no se trata de ningún juego, es real. Usted necesita conocer a Satanás su adversario, el enemigo de su alma. Su objetivo inamovible es derrotarle y destruir el plan de Dios para usted.
“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”.(1 Pedro 5:8)
      •      Satanás es el principal adversario de Dios y el líder de las fuerzas espirituales del mal.      •      La palabra Satanás proviene del sustantivo hebreo satan, que significa “adversario” u               “opositor”. El verbo hebreo satan significa “atacar o acusar”.      •      Satanás es un ser angélico que posee:
         —Mente “…la serpiente con su astucia engañó a Eva…”.                                                                          (2 Corintios 11:3)         —Voluntad “y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él”.                                                                          (2 Timoteo 2:26)         —Emociones “Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer”.                                                                          (Apocalipsis 12:17)
         “Si Dios es tan bueno, ¿por qué creó a Satanás?”         Él no lo creó. Dios creó a “Lucifer, hijo de la mañana”, un ser angélico que, debido a su rebelión contra Dios, fue echado del cielo. Solo después de pecar se convirtió en “Satanás,” que literalmente significa adversario. Solo entonces se convirtió en el adversario de Dios y de todo lo que es bueno.
         “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones”. (Isaías 14:12)

NOMBRES BÍBLICOS DE SU ADVERSARIO
      Acusador      “Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche”.                                                                                                                    (Apocalipsis 12:10)      Ángel de luz (Lucifer significa “portador de luz”.)      “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz”.                                                                                                                    (2 Corintios 11:14)      Destructor (este es el significado de Abadón y Apolión)      “Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en         griego, Apolión”. (Apocalipsis 9:11)
      Diablo (En griego, diabolos significa “calumniador” y se usa 37 veces en el Nuevo                               Testamento.)      “Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la          bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos”.                                                                                                                         (Apocalipsis 20:10)      Dragón (también “el gran dragón”)      “Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el                  dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar              para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se                llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus                ángeles fueron arrojados con él”.                                                        (Apocalipsis 12:7–9)             Enemigo      “El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los         ángeles”.                                                                                             (Mateo 13:39)
      Maligno      “Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego            del maligno”.                                                                                        (Efesios 6:16)            Padre de mentira      “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él          ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay              verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de                  mentira”.                                                                                                (Juan 8:44)
      Dios de este siglo      “En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no             les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”.                                                                                                                        (2 Corintios 4:4)
      Lucero (Lucero significa “portador de luz” o “el que brilla”.)      “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que              debilitabas a las naciones”.                                                                     (Isaías 14:12)
      Homicida      “Él ha sido homicida desde el principio”.                                               (Juan 8:44)
      Príncipe de este mundo      “Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera”.                                                                                                                               (Juan 12:31)      Príncipe de la potestad del aire      “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los        cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al                príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia.”                                                                                                                         (Efesios 2:1–2)      Satanás (palabra hebrea que significa “adversario”. Este es su nombre más común, pues                        se usa 53 veces en la Biblia)      “Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a          él sólo servirás”.                                                                                       (Mateo 4:10)
      Serpiente (algunas veces se le llama “serpiente antigua”)      “Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil                años;”                                                                                                        (Apocalipsis 20:2)      Tentador      “Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan          en pan”.                                                                                                     (Mateo 4:3)
    B.      ¿Qué es el satanismo?
    El satanismo no es sólo una mescolanza de actividades ocultistas, sino una religión que exige adoración y lealtad a Satanás. La devoción al diablo y a sus legiones de demonios puede manifestarse en la forma de adoración a Satanás mismo, o participando en varias actividades ocultistas que abren la puerta a lo demoníaco. Ya que opera en este mundo desde el huerto de Edén, Satanás engaña y exige la sumisión a sus deseos. Su meta final es tomar el lugar de Dios.
“Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás”.                                                                                                                            (Mateo 4:8–10)
      •      El satanismo es una religión que adora y declara lealtad a Satanás.         —Las ceremonias y ritos promueven una relación con Satanás e invocan su poder.         —Los rituales secretos pueden involucrar sacrificios, magia negra y la misa negra.         —Es ilegal y se practica en lo oculto.
      •      El satanismo es también una religión basada en la exaltación del mal sin creer                   necesariamente en el diablo.         —Consiste en la autoindulgencia completa, orgías y otras prácticas sexuales obscenas.         —Los ritos incluyen el uso de la magia para conseguir deseos personales.         —Es legal y está exento de impuestos.
               “Si Dios es tan poderoso, ¿por qué no destruye a Satanás y al satanismo?”         Lo hará. Llegará el día en que Satanás será lanzado para siempre al lago de fuego. ¿Para ser destruido? No, ¡eso sería muy leve! El destino del diablo es el tormento continuo y el castigo eterno: “día y noche por los siglos de los siglos”.
         “Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos”.                                                                                                                                  (Apocalipsis 20:10)

    C.      ¿Qué es la iglesia de Satanás?
    En la actualidad, el culto organizado a Satanás se relaciona con las enseñanzas de Aleister Crowley. Nacido en Inglaterra en 1875, Crowley se rebeló contra su herencia cristiana rechazando a Cristo y buscando la guía sobrenatural por medio del ocultismo. Él creía que Satanás es más poderoso que Cristo, y sembró las semillas del satanismo moderno en los Estados Unidos, donde la libertad religiosa permitió que floreciera su influencia maligna.
      •      Es una religión legal y altamente organizada que enseña que para alcanzar la libertad                 se debe dar rienda suelta al pecado.      •      Fue fundada en Estados Unidos el 30 de Abril de 1966, por Anton LaVey                                  (anteriormente miembro del llamado Carnaval).      •      Los rituales se burlan de la cristiandad.      •      Los ritos de iniciación son sexuales.      •      Sus enseñanzas incluyen lo siguiente:         —No existe ningún ser sobrenatural.         —Satanás es sólo un símbolo de auto-complacencia.         —No existe un diablo personal.         —El hombre es el centro del mundo.
      •      Publicó La Biblia Satánica en 1969.
“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios”. (1 Timoteo 4:1)


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