miércoles, 2 de diciembre de 2015

Muy limpio eres de ojos, Oh YHVH, para ver el mal, y no puedes contemplar impasible el agravio. ¿Por qué miras a esos pérfidos y guardas silencio cuando el malvado destruye al que es más justo que él?

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6






Nos preparamos para enseñar en la congregación
El Segundo Lamento de Habacuc
Habacuc 1:12-2:1

11      Pero luego mudará su espíritu y se enfurecerá, y pecará, por cuanto ha hecho de su poder su dios.
12      ¡Oh YHVH, Dios mío y Santo mío! ¿Acaso no eres Tú desde el principio? ¡Oh YHVH, Tú no mueres! Tú has señalado este castigo para juicio, y Tú, oh Roca, los has establecido como reprensión.
13      Muy limpio eres de ojos para ver el mal, y no puedes contemplar impasible el agravio. ¿Por qué miras a esos pérfidos y guardas silencio cuando el malvado destruye al que es más justo que él?
14      ¿Por qué tratas a los hombres como a los peces del mar, como reptiles que no tienen amo?
15      A todos ellos los saca con anzuelo, los atrapa en su red y los junta con su barredera, por lo cual se alegra y se regocija.
16      Por eso sacrifican a su red y ofrendan a su barredera, porque por ellas su porción es abundante y suculenta su comida.
17      ¿Seguirá vaciando sin cesar su red? ¿Seguirá aniquilando sin piedad a las naciones?

Resolución de la sabiduría

2      Sobre mi atalaya me pondré, me plantaré en mi muro, y estaré oteando para ver lo que Él me dice, y qué responde a mi querella.

Los lamentos de un hombre de Dios


Segundo lamento de Habacuc
Habacuc 1:12–2:1

En su segunda intervención, el profeta declara que en principio acepta que Jehovah levantará a los caldeos para castigar a Judá (Habacuc 1:12). Sin embargo, el hecho de que Dios usara a un imperio pagano que era más violento que su pueblo no le parece una solución comprensible al problema de la injusticia nacional. ¿Es que Jehovah juzgará esa injusticia por gente más injusta (Habacuc 1:13–17)? 

Esta sección termina con la disponibilidad del profeta a escuchar la respuesta divina y con duda en relación a cómo responderá Jehovah al reproche (Habacuc 2:1).

Se puede estructurar este pasaje de la siguiente manera: 
(1) la fe del profeta en el carácter de Jehovah (Habacuc1:12), 
(2) la inquietud del profeta acerca del juicio de Jehovah (Habacuc 1:13–17), y 
(3) la confianza del profeta en la respuesta de Jehovah (Habacuc 2:1). Como se puede observar, (1) y (3) son expresiones de la fe de Habacuc y marcan los límites de esta sección.

(1) La fe del profeta en el carácter de JehovahHabacuc 1:12. Habacuc expresa de varias formas su fe en Jehovah. Por un lado, se dirige a Dios por medio de títulos de importancia teológica: 
- Él es Jehovah, el Dios del Pacto Abrahámico y del éxodo (Éxo. 3:4–15, 6:1–8); 
- Es el Santo, quien juzga y demanda la justicia (Lev. 11:44, 45; Jos. 24:19; Eze.       39:7); 
- es la Roca, el refugio de su pueblo y de los fieles (Deut. 32:18, 37; 1 Sam. 2:2;       Sal. 28:1, 94:22; Isa. 26:4, 44:8). 

Además, el profeta reconoce que estos títulos, que representan diferentes elementos de la persona de Dios, reflejan su carácter eterno (¿no eres tú desde el principio?). A través de toda la historia de Israel, Jehovah ha manifestado estos atributos a favor de su pueblo (Sal. 44:1; 75:5, 11).
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Tesoro  bíblico
En mi guardia estaré de pie y sobre la fortaleza estaré firme. Vigilaré para ver qué dirá y qué tiene que responder a mi queja (Habacuc 2:1).
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En base a estas verdades, Habacuc exclama: ¡No moriremos! Al decir esto, él no está hablando ni de la vida eterna ni de que no habría muertos cuando Babilonia invadiera. Más bien, Habacuc declara que tiene la plena seguridad de que la nación no desaparecerá a pesar de las grandes pérdidas. 

El Dios de Israel no abandonaría por completo a su pueblo. En sus oraciones había clamado por justicia (Habacuc 1:2–4); ahora entiende que Jehovah había levantado a ese imperio “para juicio” y “para castigar”.

(2) La inquietud del profeta acerca del juicio de JehovahHabacuc 1:13-17. Son precisamente todos los atributos divinos mencionados los que crean una contradicción teológica en la mente de Habacuc. Utilizar a los caldeos, cuya falta de ética e idolatría los calificaría como más pecaminosos que los judíos, no tenía sentido para el profeta.

En el v. 13 reaparecen los verbos acerca de “ver”. 
En Habacuc 1:2–4 el profeta se quejaba de que Jehovah lo forzaba a ver la perversión nacional; 
en Habacuc 1:5 Jehovah exige que la nación vea su obra de juicio. 

Ahora Habacuc no comprende cómo es que el Santo puede ver el mal que sería la horrible invasión. No entiende cómo la Roca, el refugio fiel, puede mirar la destrucción de Judá. 

En Habacuc 1:2–4 los justos son los piadosos en la nación; en este versículo el justo se refiere a toda Judá, mientras que el impío es Babilonia.

Una vez más, las circunstancias le dan al profeta una imagen inicial bastante negativa acerca de la persona de Jehovah. 

Si al principio Habacuc pensaba que Jehovah era indiferente (Habacuc 1:2), aquí tiene la impresión de que él es frío y sin misericordia. Aparentemente, a los ojos de Dios el ser humano no tiene más valor que los animales (Habacuc 1:14).

Comparando a los caldeos con un gran pescador, Habacuc dice que Jehovah permite que el imperio tome cualquier pueblo que desee (Habacuc 1:15–17). No concibe cómo Dios deja que Babilonia ofrezca loor a sus armas de conquista por sus victorias (y así seguramente a sus dioses de guerra 1:16). 

La figura de la red es muy apropiada para el antiguo Medio Oriente; era un símbolo de poder militar y aparece en el arte babilónico donde los dioses recogían a sus enemigos en redes.

¿Era realmente la invasión extranjera una adecuada solución para castigar el pecado de Judá? 
¿Sería posible reconciliarla con el carácter de Dios? 
Habacuc ha levantado por segunda vez un lamento con profundas inquietudes teológicas. 
Busca resolver la tensión entre la necesidad de un juicio y la manera de realizarlo.

(3) La confianza del profeta en la respuesta de JehovahHabacuc 2:1. 
Habacuc tiene confianza de que el diálogo con Jehovah continuará. Al hablar de estar en su guardia, es posible que solo esté diciendo que se mantendría listo para recibir el mensaje divino. 

En varios pasajes los profetas son comparados figurativamente con centinelas (Isa. 21:8, 11; Jer. 6:17; Eze. 3:17, 33:2, 3). En este versículo se ve que Habacuc estaría esperando la respuesta de Jehovah. Si se tomara el concepto lit., el profeta está diciendo que subirá a la torre de los muros de la capital para ver (otra vez se nota la importancia del concepto de ver en el libro) cómo le respondería Dios. Seguramente en poco tiempo desde ese mismo lugar observaría la llegada de los ejércitos babilónicos.

La última frase del versículo ha sido traducida de varias maneras. 
Muchos comentaristas y algunas versiones como la RVA le hacen una enmienda al texto. El TM dice “y qué tengo (primera persona singular) que responder a mi queja”. Con el cambio sugerido, la frase se lee “y qué tiene (tercera persona masculina singular) que responder a mi queja”. 

La enmienda busca una uniformidad en toda la oración y toma a Jehovah como el único sujeto. Según esta traducción, la idea es que Habacuc espera ver cómo Jehovah va a reaccionar ante su último argumento teológico (comp. Job 13:6, 23:4).

El contexto sugiere que Habacuc quiere seguir el intercambio con Jehovah para aclarar sus dudas. Más adelante es Jehovah quien corta la conversación (Habacuc 2:20). La palabra queja (tocajat8433, 2:1) puede referirse a un reproche o corrección que sirve para impartir sabiduría (Prov. 6:23, 15:31, 29:1). 

Mi queja entonces puede entenderse como “la queja (o, el reproche) que recibo”. Es decir, el profeta está pensando en cómo ha de responder al reproche que podría recibir de Jehovah por cuestionarlo. Sin embargo, a través de este intercambio Habacuc sería instruido más en las verdades de Dios.

Después de la respuesta de Jehovah a su primer lamento, Habacuc expresa este segundo, en el que expone su falta de comprensión de los caminos de Dios. Lo que Jehovah le había comunicado en relación a la invasión caldea no encaja con su teología. En verdad, le parece como una negación de la santidad de Dios. De nuevo corresponde a Jehovah arrojar más luz sobre un cuadro complejo y chocante.
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Práctica homilética
Cualidades loables en un profeta
Habacuc 2:1
Introducción: 
Habacuc mostró su humildad por su disposición a recibir instrucción. No tomó la actitud de un “sabelotodo”. Él reconoce la sabiduría de Dios (1 Cor. 1:25). Por sus acciones y su palabra, el profeta da testimonio de su humildad y su deseo de saber más y más de Dios.

        I.      El profeta se puso en el lugar donde Dios le hablaría. “En mi guardia estaré” (Habacuc 2:1a).
      1.      Dios no regaña al profeta por hacer preguntas.
      2.      Uno puede preguntarle a Dios sobre cualquier asunto.

        II.      El profeta quiso mirar las cosas desde lo alto. “Sobre la fortaleza estaré firme” (Habacuc 2:1b).

        III.      El profeta estaba dispuesto a escuchar a Dios. “Vigilaré para ver que dirá y qué tiene que responder a mi queja” (Habacuc 2:1c).
      1.      Estuvo listo para escuchar.
      2.      Se acercó a Dios con una actitud dis-puesta y quieta.

        IV.      El profeta habló honestamente.
      1.      No negó que se acercó a Dios con una queja.
      2.      No buscó la solución en otra parte sino que vino directamente a Dios.

Conclusión: 
Confiamos en que Dios siempre está dispuesto a comunicarse con sus siervos.
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lunes, 30 de noviembre de 2015

¿Hasta cuándo, oh YHVH, clamaré por auxilio? Pero no, Tú no oirás. Gritaré ante ti: ¡Violencia! Pero no, Tú no salvarás. ¿Por qué me haces ver la iniquidad, y me constriñes a mirar la opresión? La violencia y la destrucción me confrontan; surgen contiendas y se levantan pleitos.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6






Nos preparamos para enseñar en la congregación
Habacuc 1:1-11
1      Carga que tuvo en visión el profeta Habacuc.

Diálogo de protesta

2      ¿Hasta cuándo, oh YHVH, clamaré por auxilio? Pero no, Tú no oirás. Gritaré ante ti: ¡Violencia! Pero no, Tú no salvarás.
3      ¿Por qué me haces ver la iniquidad, y me constriñes a mirar la opresión? La violencia y la destrucción me confrontan; surgen contiendas y se levantan pleitos.
4      Por eso la Ley ha perdido su poder y el derecho no sale vencedor, porque los impíos han cercado al justo, y la justicia resulta pervertida.
5      Mirad a las naciones, contemplad y asombraos, porque Yo haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os contara, no la creeríais.
6      He aquí levanto a los caldeos, pueblo cruel e impetuoso que marcha por la anchura de la tierra conquistando poblaciones ajenas.
7      Terribles y temibles, de ellos mismos procede su juicio y majestad.
8      Sus caballos son más veloces que leopardos y más feroces que lobos nocturnos. Su caballería se despliega, y sus jinetes vienen de lejos, vuelan como el águila cuando se precipita sobre la presa.
9      Todos ellos vienen en son de violencia. Sus rostros están fijos hacia el viento del oriente, y recogen cautivos como arena.
10      Se burlan de los reyes, y los príncipes son motivo de su mofa: se ríen de todas las plazas fuertes, pues levantan terraplenes y las conquistan.
11      Pero luego mudará su espíritu y se enfurecerá, y pecará, por cuanto ha hecho de su poder su dios.

Un Gran Mensaje Pesado


  I.      TÍTULO, Habacuc 1:1

Como ya se mencionó, la Biblia no ofrece datos concretos tocantes a la persona y al ministerio del profeta Habacuc. Él solo dejó por escrito esta profecía que recibió del Señor. La palabra profecía (massa4853) muy bien puede traducirse lit. como “carga”, porque casi siempre se refiere a un mensaje “pesado” que amonesta o anuncia juicio (ver por ej., Isa. 13:1; Nah. 1:1; Mal. 1:1).

Predice el juicio y la destrucción tanto de Judá como del imperio de Babilonia. Habacuc vio esta profecía, es decir, ella vino por revelación divina. Más adelante, Jehovah le da una visión del futuro (2:2) y el profeta presenta un cuadro impresionante de Dios que ve en la oración que clausura su obra (3:7 ss.).


  II.      DIÁLOGO ENTRE HABACUC Y JEHOVAH: EL PROBLEMA DE LA JUSTICIA DIVINA,  Habacuc 1:2–2:20


  1.      Lamento inicial de Habacuc, 1:2-4
La inquietud que anima al profeta a que inicie un diálogo con Jehovah tiene que ver con la justicia divina: ¿Cómo es posible que un Dios justo permita que haya injusticia en su pueblo? Las palabras de Habacuc están en forma de lamento y expresan dos angustiosas preguntas: 
- ¿Hasta cuándo? (comp. Sal. 13:1, 2) y 
- ¿Por qué? (comp. Sal. 22:1). 

Estas preguntas dan la impresión de que ya había estado orando a Jehovah por mucho tiempo y la falta de respuesta lo tiene perplejo y frustrado. En el pasado Dios sí había respondido al clamor de su pueblo (por ej., Éxo. 2:23–25; Jue. 3:9; Sal. 145:19), pero ahora aparentemente se mantiene mudo ante la súplica de los justos (comp. Job 19:7).

El profeta hace énfasis en la gravedad de la situación de varias maneras. Por un lado, en el v. 3, él elabora el concepto de la violencia mencionada en el v. 2, al presentar tres pares de abusos. 

Usa también una gran variedad de términos: iniquidad/aflicción, pleitos/contiendas, destrucción/violencia. Vocablos similares en otros pasajes dan a entender que Habacuc está describiendo el sistema de injusticia y opresión sancionado por las autoridades de la nación (Job 15:35; Jer. 6:6, 7, 15:10; Amós 3:10). 

Él describe poéticamente la situación perversa, utilizando la forma literaria llamada quiasmo, que es una estructura en forma de espejo (a b / b’ a’). Esta estructura tiene como uno de sus propósitos subrayar los elementos que se encuentran en el centro de esa estructura o, por lo menos, hacer que el lector ponga su atención en ello. La estructura hebrea de la frase es así: “¿Por qué me muestras (verbo) la iniquidad (objeto) y la aflicción (objeto) me haces ver (verbo)?”. 

Habacuc quiere que el lector se fije en las palabras “iniquidad” y “aflicción”. Lo que le es aun más inexplicable es que Dios hace que él vea toda esta injusticia.

Como resultado de la extensa iniquidad (1:4), ahora no rige un estado de derecho justo en Judá (2 Rey. 24:4; Jer. 22:13–17). Los fallos de las cortes salen manipulados y no siguen las exigencias de la Ley de Jehovah. El justo no puede escaparse de los ataques y del maltrato de los impíos que controlan el sistema y se benefician de la injusticia. 

En el Pacto Mosaico Dios había advertido que el pecado traería consecuencias graves. Ahora, ante la inactividad de Jehovah, su palabra podría perder su impacto y, los llamados proféticos al arrepentimiento, su credibilidad.

¿Quiénes son las víctimas de esta injusticia? Probablemente los seguidores de Jehovah son los que se esfuerzan por mantener una vida recta y fiel a la voluntad divina. Es posible que el mismo Habacuc se encuentre entre los acosados, así como su contemporáneo Jeremías. También, el justo puede ser una referencia a individuos inocentes que pierden sus casos en el sistema legal corrupto.

Esta porción introductoria pinta un cuadro bastante negativo de la situación interna del país. Habacuc muestra su angustia e inconformidad a través de un enfático lamento. En estos versículos también aparecen por primera vez ciertos términos que tendrán importancia en el desarrollo de su obra: violencia (1:9; 2:8, 17), “observar” “mirar” y ver (1:5, 13), justicia (1:4, 7). 

Quedan planteadas las interrogantes del profeta: 
¿Hasta cuándo? 
¿Por qué? 
Ahora le corresponde a Jehovah dar una respuesta a su siervo.


PRÁCTICA homilética
Dios responde a las inquietudes de su profeta
Habacuc 1:12–2:4
Introducción: 
Todos los siervos del Señor tienen tiempos cuando hay grandes preguntas e inquietudes. En tales tiempos, es necesario expresar las inquietudes, y evaluar de nuevo nuestra fe.

        I.      El profeta expresa sus inquietudes delante de Dios.
               1.      El problema de la oración no contestada ( Habacuc 1:2).      
                        El profeta sufrió confusión, porque sintió que Dios no lo oyó, ni le                                   contestó.
               2.      Los pecados de la sociedad están delante de él ( Habacuc 1:3). El                                 profeta sufre porque él ve toda esta maldad.
                3.     La razón de tanta iniquidad, y sus resultados ( Habacuc 1:4).
                         (1)      Falta de respeto.
                         (2)      El derecho no prevalece.

        II.      Los eventos históricos contribuyen a las inquietudes.
                 1.      Él cree que Dios es inmortal, santo, y personal ( Habacuc 1:12, 13).
                 2.      Dios levanta a los caldeos; ellos destruyen al más justo que ellos                                   ( Habacuc 1:6–17).
                         (1)      Es nación cruel.
                         (2)      Posee las moradas ajenas.
                         (3)      Destruyen como águilas que se apresuran para devorar.
                         (4)      Pasa como el huracán y luego lo atribuye a su dios.

        III.      El profeta se acerca a Dios con sus inquietudes ( Habacuc 2:1b).
                  1.      Tomó su posición sobre su guardia.
                  2.      Subió la torre espiritual para ver de lejos.
                  3.      Hizo su acercamiento a Dios con el fin de escuchar.

        IV.      Dios responde a las inquietudes.
                  1.      Primero, Dios dijo al profeta: “escribe la visión y grábala claramente                              en tablas” ( Habacuc 2:2b).
                  2.      La respuesta de Dios vino en forma de una visión.
                  3.      Es importante la paciencia ( Habacuc 2:3).
                  4.      He aquí la respuesta. “He aquí, aquel cuya alma no es recta dentro                              de sí está envanecido, pero el justo por su fe vivirá” ( Habacuc 2:4). 




  2.      Respuesta inicial de Jehovah, Habacuc 1:5-11
En estos versículos Jehovah responde a las inquietudes del profeta. Esta sección se divide en dos partes. Primera, Jehovah anuncia que pronto enviará a los caldeos como su instrumento de juicio (1:5, 6), y luego pasa a describir el carácter de estos invasores ( Habacuc 1:7–11).

(1) El anuncio del juicio, Habacuc 1:5, 6. 
El mensaje divino que corresponde al lamento de Habacuc se dirige no solo al profeta, sino a la nación entera (nótese el cambio al plural en Habacuc 1:5). Todo el pueblo debe darse cuenta de la obra de Dios. Las palabras que inician esta porción (observad, mirad) en heb. son las mismas del v. 3 (¿Por qué me muestras… y me haces ver?). 

Jehovah había forzado a Habacuc a que viera la triste condición del pueblo; ahora exige que toda Judá se fije en lo que hará por el pecado nacional. Esto indica que Jehovah sí estaba consciente de los problemas que el profeta señalaba en sus oraciones. Habacuc pensaba que Dios estaba indiferente. 

Sin embargo, él veía la situación con más seriedad de la que creía el profeta. Por lo tanto, decide tomar la drástica medida de entregar a Judá en manos de un invasor poderoso y cruel.

¿Por qué estarían los judíos asombrados y atónitos? ¿Por qué razón no iban a creer lo que haría Jehovah? La idea de que Dios enviará naciones para juzgar a su pueblo era muy antigua: se menciona en las maldiciones de la legislación mosaica (Lev. 26:17, 18, 33, 36–39; Deut. 28:25, 26, 47–57) y los profetas en el siglo anterior también habían anunciado que un imperio (el asirio) sería la vara del juicio de Jehovah (por ej., Isa. 5:26–30, 10:5, 6; Amós 6:14). 

Entonces, posiblemente para los judíos habría dos realidades sorprendentes. Por un lado, en el pasado, por castigo divino, cuando Judá había sido invadida, Dios la había salvado una y otra vez. El pueblo seguramente conocía las historias de los jueces y de sus grandes reyes guerreros. Hacía 100 años que, durante el reinado de Ezequías cuando los asirios sitiaron a Jerusalén, el ángel de Jehovah había herido a gran parte del ejército enemigo para lograr una victoria inesperada (2 Rey. 18–19; Isa. 36–37). 

De acuerdo con tales acontecimientos y las tradiciones teológicas acerca de Sion y el Pacto Davídico (por ej., 2 Sam. 7; Sal. 2), muchos pensaban que la capital era inviolable. Concebir que la nación y en particular la santa ciudad de Jerusalén serían destruidas, habría sido considerado como blasfemia y una contradicción (ver la reacción al ministerio de Jeremías a nivel popular y oficial; por ej., Jer. 6–7, 28, 36–38). 

Por otro lado, el surgimiento de Babilonia como el imperio sin rival en el Medio Oriente fue sumamente acelerado. Entre el año 614 y el año 605 a. de J.C. destruyó al imperio asirio y derrotó a los egipcios. Nadie hubiera imaginado que los caldeos (otro nombre para referirse a los babilonios, por ej., 2 Rey. 24:2, 25:4, 5; Jer. 32:4, 5) alcanzaran tanto en tan poco tiempo. Su llegada a las puertas de Jerusalén sería en vuestros días, o sea en días no muy lejanos.

(2) El carácter del invasor,  Habacuc 1:7-11
En esta porción Jehovah describe y califica el carácter del ejército de Babilonia como temible y terrible. Lo compara con la ferocidad y rapidez de varios animales salvajes (comp. Deut. 28:49; Jer. 4:13). Es violento ( Habacuc 1:9), orgulloso y burlador ( Habacuc 1:10; comp. Isa. 10:8, 9, 13, 14).

Estos versículos también enseñan dos verdades centrales del libro. 

Primero, se recalca la ley del talión: el juicio corresponde al pecado. El pueblo judío (o por lo menos sus líderes) pervierten la justicia de Jehovah ( Habacuc 1:4); por lo tanto, tendrán que vivir según la justicia caldea ( Habacuc 1:7). 

La nación está llena de violencia ( Habacuc 1:2, 3); ahora sufrirá la violencia del opresor ( Habacuc 1:9). Los injustos cercan a los piadosos ( Habacuc 1:4); en un futuro cercano multitudes irán amarradas como cautivos ( Habacuc 1:9; comp. Lev. 26:33, 34; Deut. 28:36, 37, 63–68). 

Segundo, esta obra profética intenta presentar a Jehovah como el único, incomparable y Dios soberano. Los demás dioses son vanas creaciones humanas. El versículo 11 hace alusión a la idolatría babilónica. El imperio atribuye su éxito a sus dioses (comp. Habacuc 1:16), algo que más adelante es juzgado por Jehovah ( Habacuc 2:18, 19; comp. Isa. 40:18–20, 44:9–20, 46:1–7).


Cuando las cosas no salen bien
En su libro ¿Quién va allá? (Who goes there? ), Walter Hamilton dice: “Es un tonto el que dice que tiene la respuesta al problema del sufrimiento humano”. Usted puede estar de acuerdo o no con él, sin embargo, casi diariamente estamos enfrentados con problemas sin respuesta. Aunque no tenemos respuesta, nosotros nos preguntamos, ¿por qué?, ¿por qué pasa así conmigo?

Hay varios acontecimientos misteriosos y sufrimientos de la vida que no se pueden entender ni explicar. Aunque no hay explicación, tales hechos nos llevan a averiguar y preguntar. Alguien ha dicho que la esperanza de descubrir algo nuevo da vigor a la vida. Un filósofo dijo: “Si pudiera recoger toda verdad y todo conocimiento y contenerlos en mi mano como a un pájaro cautivo, los soltaría para poder experimentar el gozo de descubrirlos de nuevo”. 

Habacuc, el profeta del AT, se enfrentó con grandes problemas en su tiempo. La destrucción y la violencia lo rodeaba. La ley fue débil y no hubo justicia. Hombres malos conquistaban a los buenos. 

Habacuc tuvo dos preguntas: 
- ¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás? ¿Hasta cuándo daré voces a ti diciendo: “¡Violencia!”, sin que tú libres? (Hab. 1:2). Y 
- ¿Por qué, pues, contemplas a los traidores y callas cuando el impío destruye al más justo que él? (Hab. 1:13b).

¿Cómo afrontamos nuestros problemas indecifrables? Habacuc decidió así: “En mi guardia estaré de pie y sobre la fortaleza estaré firme. Vigilaré para ver qué dirá y qué tiene que responder a mi queja”. El resultado fue que él ganó una nueva perspectiva. 

Él pudo ver el panorama, tuvo preguntas, tuvo problemas grandes; no le dio la espalda a Dios, sino que buscó a Dios con más fervor. Dios le mostró a él que iba a hacer una obra, y tal vez por el momento no entenderá, pero el “justo vivirá por la fe”. No hay nada malo en hacer preguntas, solamente recuerda que en medio de las preguntas debes buscar a Dios.

Si tienes preguntas sin respuestas recuerda que fue Jesús quien preguntó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mar. 15:34.)

No sé la respuesta a todas las preguntas que hace la humanidad. Solamente sé que Dios dice: “Pero los que esperan en Jehovah renovarán sus fuerzas” (Isa. 40:31a).


Dentro de esta porción se encuentran tres pasajes difíciles de traducir. 

El primero ( Habacuc 1:8) hace referencia a los jinetes de la caballería babilónica. 
En el Texto Masorético (TM) el término sus jinetes se repite y las dos palabras aparecen juntas. En contraste, el versículo en los Rollos del Mar Muerto (Rollos MM) tiene la forma verbal “se dispersarán” en vez del primer “sus jinetes”. La RVA  está de acuerdo con esta versión. La repetición de vocablos o de palabras derivadas de la misma raíz es muy común en Habacuc; por lo tanto, se puede mantener el texto de TM (comp. RVR-1960). 

El segundo, la frase todos sus rostros en el v. 9, ha causado problemas. 
RVR-1960, por ejemplo, traduce “el terror”. De acuerdo con la RVA, es mejor presuponer que el término viene de la raíz gamam (“ser abundante”, de allí, “todos”) y no de otras raíces, de las cuales las diferentes versiones basan sus traducciones. La frase todos sus rostros sería paralela a la anterior todo este pueblo. Así que el v. 9 describe el avance incontenible del invasor.

Por últimoHabacuc 1:11 ha sido muy discutido. 
Existen dos problemas principales. Primero es necesario tomar una decisión acerca de la palabra heb. ruaj7307 ó 7306. Este término se puede traducir como “espíritu” o como “viento”. La RVA toma la primera opción y la califica como el sujeto (su espíritu pasará). No obstante, se puede traducir como “viento” y asignarle la función de adverbio. La frase entonces se traduciría “pasará como el viento” (RVR-1960 y Dios Habla Hoy tienen: “como el huracán”). Tal vez sea mejor esta segunda opción. En este caso, el versículo sería la continuación de la descripción iniciada en 1:7 acerca de la invasión.

Tercero, algunos comentaristas y versiones cambian la forma verbal de la segunda oración del versículo de acuerdo con los Rollos MM. 
La forma propuesta es traducida por la RVA (ver su nota) devolverá; mientras que Dios Habla Hoy y RVR-1960 optan por la otra forma verbal. Gran parte de esta culpabilidad ante Dios es el orgullo egoísta del imperio que se asocia con sus dioses.

No reconocen que su éxito viene por la voluntad de Jehovah que utiliza al imperio según sus planes soberanos.

En resumen, Habacuc 1:7–11 presenta cómo ha de ser el juicio de Dios. 
Será una invasión llevada a cabo por el imperio caldeo. Este instrumento de Dios hará una campaña militar relámpago y devastadora. 

Habacuc quería que Jehovah juzgara la injusticia del pueblo. Dios responde que pronto lo castigará a través de un pueblo cruel e idólatra. Esta revelación hace que surjan nuevas inquietudes en la mente del profeta y lo lleva a continuar el diálogo con Jehovah.

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contemplad y asombraos, porque Yo haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os contara, no la creeríais.

RECUERDALa Ley ha perdido su poder y el derecho no sale vencedor, porque los impíos han cercado al justo, y la justicia resulta pervertida. Habacuc 1:4







Un Libro menos consultado

HABACUC EL LIBRO TAN DESCONOCIDO

Los lectores que usan computadoras para el procesamiento de textos saben que una de las funciones de esos programas es la de corregir la ortografía. Si se usa una palabra mal escrita o incorrecta, la computadora subraya esa palabra y da sugerencias de palabras y su ortografía. Si la computadora no reconoce la palabra, aparecerá en la pantalla el mensaje “¡No hay sugerencias!”. 

Eso sucede cuando se escribe el nombre Habacuc en una computadora: no recibirá sugerencias. Este nombre resulta igualmente extraño para los cristianos de estos tiempos, los padres no lo usan para nombrar a alguno de sus hijos como lo hacen con el nombre de otros profetas. 

Por desgracia, muchas personas que no han escuchado el nombre tampoco conocen el mensaje del libro.


Autor

No se conoce mucho acerca de Habacuc, aparte de lo que se menciona en su libro, lo cual es muy poco. No existe ninguna referencia en cuanto a su lugar de origen o en que época vivió ni donde trabajó. Tanto para el lector hispano moderno como para el israelita antiguo, este nombre ha sido muy extraño. Lutero, así como algunos otros estudiosos, sugirieron que el nombre Habacuc proviene de un verbo hebreo que significa “abrazar”, así que interpretan su nombre con el significado de “el consolador” o “el que consuela”. 

Otros insisten en que Habacuc es un nombre extranjero, que es una palabra asiria que designaba una planta que se cultivaba en todo el Medio Oriente en tiempos antiguos. Cualquiera que sea el origen del nombre, lo único que conocemos de Habacuc es su libro.

Sin embargo, hay una leyenda que habla de Habacuc en la adición apócrifa al libro de Daniel llamada Bel y el Dragón. Este libro, como otros libros apócrifos, se escribió en el tiempo que transcurrió entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Según la leyenda, Habacuc estaba en Judea llevándoles alimentos a algunos trabajadores del campo. Un ángel se le apareció y le dijo que en lugar de ir al campo fuera a Babilonia y le llevara alimento a Daniel. Daniel ya había pasado seis días en la cueva de los leones y tenía hambre. 

Habacuc respondió que nunca había ido a Babilonia y que tampoco sabía nada de la cueva de los leones. Entonces el ángel lo levantó del cabello y lo llevó allí. Después de que Habacuc lo alimentó en la cueva de los leones, el ángel lo regresó a Judea. Aunque pueda parecer muy interesante esta historia apócrifa, no nos da información acerca de Habacuc.

Habacuc pudo haber sido un levita y miembro del coro del templo, porque su libro termina con un salmo (capítulo 3) hermoso y bien escrito, como los que se encuentran en el libro de los Salmos. El salmo de Habacuc comienza con indicaciones para cantar la melodía. Contiene la misteriosa palabra “Selah” tres veces, las únicas veces que aparece en el Antiguo Testamento aparte del libro de los Salmos. 

Aunque Habacuc puede que haya sido levita, no es necesario ser músico profesional para componer buena música. Habacuc, igual que el rey David, pudo haber tenido un talento musical aunque esa no haya sido su profesión. Así como muchas otras cosas que se han mencionado acerca de Habacuc, ésta también es una especulación. En realidad, no hay mucho que podamos decir con certeza.


Fecha

Habacuc no fechó sus escritos con el reinado de cierto rey de Israel o de Judá como otros profetas lo hicieron. Por eso los que desean calcular en el esquema de acontecimientos del Antiguo Testamento tienen que depender de algunas de las claves que el profeta nos da en su libro. En realidad sólo ayuda una afirmación con respecto a esto. En 1:5, 6 el Señor dice por medio de Habacuc: “Mirad entre las naciones, ved y asombraos; porque haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os contara, no la creeríais. Porque yo levanto a los caldeos”.

El Señor predice la llegada de los babilonios bajo el rey Nabucodonosor. Por lo tanto, según las palabras del Señor, esto se profetizó en un tiempo en el que la profecía se consideraba muy improbable. El Señor le indica a Habacuc que aunque se le haya dicho, tanto a él como a la gente de sus días, sería difícil creerlo.

Al continuar la lectura, parece ser que Habacuc estaba familiarizado con los babilonios y su estilo de vida belicosa. Eso parece indicar que los babilonios ya existían, pero todavía no eran la nación más poderosa ni se esperaba que su influencia se extendiera hasta Canaán, a unos mil cuatrocientos cincuenta kilómetros de Babilonia, y que fueran una gran amenaza para Judá.

Hay un período que parece cumplir estos requisitos. En el año 626 a.C. Babilonia bajo el liderazgo de Nabopolasar, padre de Nabucodonosor, declaró su independencia de Asiria. Nabopolasar (626–605 a.C.) era caldeo, jefe de una de las tribus que se habían establecido en la tierra del sur de Babilonia por lo menos cuatro siglos antes. Allí esos caldeos trataban de combatir los intentos que hacía constantemente Asiria para dominarlos. 

Por fin, en el año 626 a.C., se cambiaron los papeles con los asirios. En una batalla que se llevó a cabo fuera de Babilonia, obtuvieron el control de lo que hasta entonces había sido la provincia asiria de Babilonia. Entonces Nabopolasar tomó el trono de Babilonia. Ese fue el principio del imperio caldeo o la Nueva Babilonia. Nunca más estuvo Babilonia bajo el control de los asirios, pero en el año 626 a.C. todavía no era obvio que el nuevo imperio de Babilonia al fin iba a controlar todo el imperio asirio.

Entonces, en el año 612 a.C., los babilonios y los medos marcharon hacia el interior de Asiria y sitiaron la ciudad de Nínive, la capital de Asiria. Tres meses después quemaron Nínive y la dejaron reducida a cenizas, tal y como el profeta Nahúm lo predijo. Las fuerzas asirias que quedaron se esparcieron y se dirigieron hacia el oeste. Intentaron reagruparse y poner resistencia en Harán, pero en el año 610 a.C. los babilonios y sus aliados tomaron también Harán. Ahora toda Asiria estaba en sus manos.

Por siglos los asirios habían sido la superpotencia del Medio Oriente. Ahora, con el desmoronamiento de su imperio había un vacío de poder en la región: un vacío que tanto los babilonios como los egipcios estaban ansiosos de llenar. Uno de los premios valiosos de esta lucha por el poder sería el “área provisional” de Siria-Palestina que estaba justo entre los dos (los medos estaban contentos de tener el control de las tierras que tenían en el este). Por eso, después de que cayó Nínive, los egipcios marcharon rápidamente al norte, con la intención de detener cualquier posible expansión babilonia en el Éufrates.

Por siete años los egipcios controlaron con éxito la expansión de Babilonia en el río Éufrates. Durante ese tiempo parecía muy improbable que los babilonios alguna vez pudieran vencer a los egipcios, cruzaran el Éufrates, avanzaran hacia la costa del Mediterráneo y lograran controlar a Siria y a Palestina (incluso Judá), que una vez formaron parte del jactancioso imperio asirio.

Sin embargo, todo esto terminó en el año 605 a.C. cuando Nabucodonosor, hijo de Nabopolasar, venció contundentemente a los egipcios en la batalla de Carquemis en la parte alta del río Éufrates. Esta victoria monumental solidificó el nuevo imperio babilonio y estableció a Babilonia como la potencia para tomar en cuenta en el Medio Oriente. Ya no existía el problema de quién controlaría el área que estaba al oeste del Éufrates.

Ese mismo año Nabucodonosor marchó hacia el sur, a las áreas que Egipto había controlado para demostrar que ahora él estaba al mando. Cuando llegó a Jerusalén, se llevó a Babilonia como rehenes a algunos hombres jóvenes, incluyendo a Daniel, que pertenecían a destacadas familias judías. También explicó que él era el gobernante de todo el antiguo imperio asirio.

Durante esos siete años antes de Carquemis (612–605 a.C.) el poder de los caldeos era bien conocido, sin embargo todavía les faltaba dominar a Judá. Por eso el Señor pudo haberle hablado a Habacuc en alguna oportunidad durante esos años. El piadoso rey judío Josías gobernó durante la mitad de esos años, y se supone que las condiciones de las que se queja Habacuc habrían ocurrido después de la muerte de Josías. Los años de Joaquín, el hijo de Josías, fueron años de perversidad: malvados, impenitentes, y violentos. Coinciden con las quejas de Habacuc.

Estos datos nos hacen suponer que Habacuc profetizó entre el año 609 y el 605 a.C., lo que lo pondría como joven contemporáneo de Nahúm y de Sofonías. Esta fecha también lo coloca en medio del ministerio de Jeremías. Es probable que hasta haya trabajado con Jeremías por algunos años.

Forma y contenido

La forma del libro de Habacuc es única entre los profetas. Los dos primeros capítulos son un diálogo entre Habacuc y Dios; Habacuc añade a la conversación las quejas que le presenta a Dios, tal vez en nombre de todos los creyentes que todavía quedan en Judá. El Señor, a su vez, responde a las preguntas del profeta. Después de haber recibido las respuestas de Dios, Habacuc contesta y termina su libro con un hermoso salmo. Este salmo nos muestra que él ha aceptado con fe las respuestas del Señor, a las conmovedoras preguntas que le había presentado. 

Al mismo tiempo es una hermosa confesión de fe porque expresa la confianza que Habacuc tiene en el Señor y en su gobierno sobre la tierra y todos sus habitantes.

Una de las razones que hace de Habacuc un libro interesante, valioso, y digno de estudiarse, son las preguntas fundamentales que presenta, que son las mismas que el pueblo de Dios de toda época todavía hace. Pregunta: “¿Por qué?” Si el Señor es Dios justo que odia el mal, entonces ¿por qué permite que el mal llene la tierra? ¿Por qué la gente perversa no recibe castigo? Si el Señor es Dios de amor que se preocupa por su pueblo, entonces ¿por qué permite que sufra? ¿Por qué permite que experimente el mal en el mundo? Éstas son preguntas muy importantes para el bienestar espiritual de los creyentes. La respuesta equivocada, o la falta de una respuesta, pueden alejar de la fe a los hijos de Dios y llevarlos: a la amargura, a la ira, y a la desesperación.

Sin embargo, Habacuc no sólo hace las preguntas; sino también les da a los creyentes un modelo excelente a seguir mientras esperan la respuesta de Dios. Habacuc dice: “Velaré para ver lo que me dirá, y qué he de responder tocante a mi queja” (2:1). Cuando Habacuc se presenta ante el Señor y expresa sus quejas, no lo hace para desafiar al Señor, ni para entablar ningún debate con Dios acerca de la manera en que el Señor gobierna la tierra. No, busca respuestas que pueda llevar al pueblo de Dios, respuestas que fortalecerán su fe, y aliviarán la ansiedad que han estado sufriendo.

Como Habacuc se acerca con este espíritu, Dios le responde misericordiosamente y comparte con él sus planes para el futuro. El Señor le asegura a Habacuc que el mal no ha pasado desapercibido, ni el de Judá, ni tampoco el de los babilonios. Se castigará la maldad y nadie escapará. Estas cosas sucederán, pero cuando el Señor lo disponga.

Estas respuestas le dan solidez al tema del libro: “Mas el justo por su fe vivirá” (2:4). El Señor le dijo a Habacuc lo que debía esperar en el futuro próximo, pero eso no responde directamente la pregunta, ¿por qué el Señor tolera el mal? La maldad de Babilonia castigará la de Judá. A su vez, otra nación de malhechores castigará la maldad de Babilonia. Además, el pueblo del Señor continuará sufriendo en este mundo.

Entonces, ¿dónde está la justicia eterna de Dios? La respuesta del Señor es el llamado a la fe. “Confía en mí” son las palabras de ánimo que le da el Señor. Esa es la diferencia que existe entre el pueblo de Dios y los incrédulos. Los creyentes actúan con la confianza de que todo está en las manos del Señor, y al mismo tiempo él controla todas las cosas para el bien de los miembros de su familia eterna. Cuando esa seguridad penetra en el corazón de los creyentes, uno se pueden unir a Habacuc en medio de las dificultades y decir: “Tranquilo espero el día… me alegraré en Jehová, y me regocijaré en el Dios de mi salvación” (3:16, 18).

El último capítulo de Habacuc está escrito de una manera que indica la posibilidad de que se haya utilizado en un servicio de adoración durante tiempos de calamidad y desastre. Se puede tomar esto como evidencia de que el Espíritu de Dios no sólo obró en el corazón de Habacuc la confianza en el Señor, sino también en el corazón de los demás hijos de Dios. Desde entonces los creyentes adoptaron las palabras de Habacuc al usar su salmo en el servicio de adoración.


Bosquejo de Habacuc

Tema: El justo vivirá por la fe

          I.      Título ( Habacuc 1:1)
          II.      Diálogo sobre la maldad del mundo ( Habacuc 1:2–2:20 )
            A.      Habacuc pregunta sobre la maldad de Judá (1:2–4)
            B.      El Señor responde que los babilonios castigarán a Judá (1:5–11)
            C.      Habacuc pregunta acerca de la maldad entre los babilonios (1:12–2:1)
            D.      El Señor responde que también castigará la maldad de los babilonios                          (2:2–20)
          III.      Salmo de fe en la justicia y el poder salvador del Señor ( Habacuc                         3:1–19)
            A.      Llamado a que el Señor los libere como en el pasado (3:1–15)
            B.      Confesión del poder misericordioso del Señor para salvar (3:16–19)

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