lunes, 18 de mayo de 2015

En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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Santiago 2
LA MISERICORDIA QUE TRIUNFA SOBRE EL JUICIO

13 Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.
Hacemos esta meditación, en repuestas a consultas sobre el tema y también para eliminar confusiones que por lo general las corrientes apostatas de estos tiempos tuercen o tergiversan este tipo texto para justificar una vida de pecado mediante acciones de gracia, pensando que por las limosnas y buenas acciones hacia otras personas Dios perdonará sus pecados. En muchos casos esta mala interpretación hace que muchos cristianos desestimen la Obra del Señor Jesús y quieran mostrarse como buenos o justos por medio de sus acciones.
Por lo general este tipo de interpretación y la mala aplicación de este texto se ve entre los pentecostales, neo-pentecostales y ciertos tipos de bautistas y las he escuchado en radio, televisión e internet y es trágico porque es absorbida por los cristianos que no leen las Escrituras y se dejan arrastrar por pensamientos filantrópicos puramente humanistas.
Frases como “no estoy bajo la ley, estoy bajo la gracia”, “Dios es amor y perdona todo”, “la misericordia triunfa sobre el juicio” son las frases que usan los cristianos pecadores para justificar una vida liviana una vida de errores y pecados, son las frases de las mentes débiles que no quieren vivir bajo los mandamientos del Señor Jesús, porque quieren seguir en su falso libertinaje.
¿Qué significa?
Qué significa que “la misericordia triunfa sobre el juicio”?.
Pues para entenderlo debemos conocer en principio el significado del vocablo misericordia. Y esto es necesario porque muchos confunden la misericordia con la amabilidad y con dar limosnas o hacer obras de caridad y eso no es tan así.
Según el Diccionario de la Real Academia Española:
[MISERICORDIA: (Del lat. misericordĭa). f. Virtud que inclina el ánimo a compadecerse de los trabajos y miserias ajenos. / Atributo de Dios, en cuya virtud perdona los pecados y miserias de sus criaturas. / Porción pequeña de alguna cosa, como la que suele darse de caridad o limosna]
Según las Escrituras: Del griego eleov [1495] “éleos”: Misericordia, Compasión, Conmiseración
El vocablo en latín “misericordia” es la fusión de las palabras “misera” y “cardia” y hace referencia a aquella compasión nacida de corazón por ayudar al que padece una miseria es decir, padece una desgracia.
En particular el cristiano  reconoce que antes de conocer a  Cristo vivía  en desgracia, ¿porqué  en desgracia?, por causa de su pecado, sus errores, sus transgresiones, por su mala vida; Y estando en esa miserable forma de vivir, reconoce su condición y pide ayuda a Dios y Dios le da la eleov “eleos”, la misericordia; Y recibimos esa “Gracia” (es decir gratuitamente, sin hacer nada) para aplacar nuestras miserias, aplacar nuestros pecados, aplacar nuestras desgracias.
¿Cómo sabemos cuando somos miserables?, ¿Cuál es la desgracia del hombre? Romanos 1
29  estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia,
homicidios, contiendas, engaños y malignidades; 30 murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, 31 necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; 32 quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.
Gálatas 5
19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
La desgracia es entonces producto de la vida pecaminosa, producto de la vida carnal, todo aquello que se menciona en Romanos 1:29-32; Gálatas 5:19-21, las Escrituras dicen “por cuanto todos pecaron están destituidos de la Gloria de Dios”, y “la paga del pecado es la muerte” (Ro 3:23; 6:23).

Apocalipsis 20
12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios;
y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. 13 Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras.
Todo ser humano que comprende su desgracia (su vida pecaminosa), comprende que su final es una condenación justa, comprende que es digno del lago de fuego porque Dios es Juez Justo porque dará a cada uno según sus hechos. Y conociendo tal final, mediante el arrepentimiento el cristiano clama y apela a la misericordia de Dios, porque mediante la “Gracia”, mediante la ayuda de Dios puede revertir su final sin afectar la justicia de Dios. ¿Y cómo funciona la misericordia de Dios sin afectar la justicia de Dios?
Romanos 5
8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
La Misericordia de Dios consiste en  poner  un  sustituto,  poner  a alguien que reciba el castigo por nosotros, eso es la misericordia. Por eso comprendemos el valor del  sacrificio  de  Jesús,  porque vemos            el      amor      de            Dios sacrificando,            entregando            a muerte  a  su  Hijo  unigénito  por nosotros, conocer la misericordia de  Dios  es  experimentar  que Jesús asumió la ira de Dios por nosotros,  Él  absorbió  el  juicio justo  de  Dios  que  debía  caer sobre      nosotros,      para      que      la misericordia triunfe sobre nuestro juicio.
Por eso el cristiano está agradecido, porque Dios resolvió mediante esa poderosa virtud que se llama misericordia la salvación de nuestra alma.
Como ven, la misericordia eleva hasta lo más alto el Amor de Dios y respecto al hombre eleva hasta lo sumo la Gracia de Dios al aplicar la Salvación mediante su Hijo Jesucristo.
Efesios 2
4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),
8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9no por obras, para que nadie se gloríe.
No hay nada que podamos hacer nosotros para aplacar el juicio de Dios, no es por obras, las obras no aplacan los pecados, las cosas injustas no pueden ser suplantadas por acciones de bondad hacia otros. No es nuestra misericordia la que nos salva, es la Misericordia de Dios.
Nadie entonces se atreverá a exponer sus “buenas” acciones ante el gran juicio de Dios, por eso debemos implorar por su misericordia, por su Gracia, por su Hijo Jesús quien es el Salvador de todo ser humano.
Números 14
18 Jehová, tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita la maldad de los padres sobre los hijos hasta los terceros y hasta los cuartos.
Entonces, la misericordia de Dios NO anula su justicia, no anula la condenación, la misericordia aplica un sustituto y mediante Él el justo juicio de Dios queda satisfecho y el acusado obtiene liberación.
¿Qué es lo que tiene que hace el hombre pecador?, Buscar ese sustituto, buscar a Jesús, porque si no tiene un sustituto Dios aplicará su juicio sobre él y aunque mencione sus frases “Dios es amor”, “Dios es misericordioso” no podrá escapar de la condenación. “¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (Heb 10:31).
La misericordia condicionada
Hay muchos que se confunden y dicen, “la biblia se contradice, porque dice que Dios quiere salvar a todos, y también dice que tiene misericordia del que quiere tener misericordia”. ¿Cómo es eso?
 1 Timoteo 2
4 el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.
Romanos 9
18 De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece.
Entonces ¿Cómo es?: A causa de esto, muchas filosofías religiosas, muchas teologías, han producido tantas divisiones, tantas denominaciones en la Iglesia, por tener una mente tan chicata, una vista tan corta de las virtudes de Dios.
Hablar de la misericordia de Dios, es sugerir, es enseñar que Dios tiene el deseo de ayudar a todos los hombres. Pero en la mayoría de los casos es el hombre el que no quiere ser ayudado.
Juan 3
19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
Proverbios 16
27 El hombre perverso cava en busca del mal, Y en sus labios hay como llama de fuego.
Proverbios 17
20 El perverso de corazón nunca hallará el bien, Y el que revuelve con su lengua caerá en el mal.
Entonces mediante la virtud misericordiosa Dios provee los recursos adecuados para suplir nuestras necesidades, primeramente la Sangre de Cristo para perdonar pecados y el Espíritu Santo para santificar “apartar” al hombre de malas obras. Esto está disponible para todo hombre, pero son los hombres lo que no quieren estos vitales recursos. Por lo tanto la misericordia es condicional.
Es aquí donde hablamos de una misericordia condicionada.
Salmos 103
     17 Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, Y su justicia sobre los hijos de los hijos;
     18 Sobre los que guardan su pacto, Y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.
Salmos 86
3 Ten misericordia de mí, oh Jehová; Porque a ti clamo todo el día.
4 Alegra el alma de tu siervo, Porque a ti, oh Señor, levanto mi alma.
     5 Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, Y grande en misericordia para con todos los que te invocan.
Esto demuestra claramente que la misericordia es aplicada selectivamente sobre aquellos que le invocan, es para los que le buscan, si no buscan a Dios, no habrá misericordia, ¡Si el hombre no busca a Dios no habrá misericordia!.
Y no solo se trata de clamar, de invocar, también se trata de obediencia, porque misericordia se hace en aquellos que le “temen” (los que tienen reverencia), sobre aquellos que guardan su pacto, sobre aquellos que conocen y viven según sus mandamientos, poniéndolos por obra.
En definitiva, la misericordia es concedida y se aplica sobre el hombre que se aparta del mal, sobre el hombre arrepentido que aborrece el pecado, por eso dice también
Proverbios 16
     6 Con misericordia y verdad se corrige el pecado, Y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal.
Isaías 55
7 Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.
Lucas 1
50 Y su misericordia es de generación en generación A los que le temen.

La Salvación está en manos de Dios y es aplicada sobre los que se arrepienten, sobre los que buscan vivir bajo la ley de Dios y todo esto lo hace soberanamente, porque es Dios por medio del Espíritu de su Hijo el que produce la Salvación (2 Te 2:13-14)
Ahora bien, Dios no solo ha establecido las condiciones para aplicar su misericordia, sino que también ha identificado específicamente a la Persona mediante el cual será ofrecida. Es decir mediante el Señor Jesús.
La misericordia no se suministra al azar, no depende de las acciones o méritos del hombre, no se puede comprar con dinero, ni tampoco es una cuestión de linaje o herencias sanguíneas.
La misericordia es administrada por Cristo Jesús, Él es nuestro abogado, nuestro mediador (1 Ti 2:5). Desde el momento en que el hombre nace en el mundo y peca, inmediatamente necesita un Salvador, y no solo eso, necesita un Señor que le ordene, que le provea, y no solo eso necesita el Espíritu Santo para dejar de pecar. Ese Salvador, ese Señor, ese Espíritu es Jesucristo.
La salvación es Cristo Jesús y en Cristo Jesús. El perdón de los pecados está solamente en Cristo Jesús. La comunión con Dios es Cristo Jesús.
Y la prueba fiel de que Dios ya aplicó su juicio y su misericordia es mediante la resurrección de Jesús, dándonos la prueba de que no moriremos eternamente, sino que resucitaremos en gloria, sin relación con el pecado.
Romanos 6
5 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; 6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. 7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. 8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; 9 sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. 10 Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive.
11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Juan 5
28 No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; 29 y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.
Entonces los que viven en pecado, los que viven según esta carne, los que quieren vivir en este mundo y disfrutar de este mundo pecaminoso no serán salvados, pero los que creen en Cristo Jesús y le siguen siguiendo sus pasos, obedeciendo sus mandamientos, estos si serán salvados.
Si has comprendido esto, comprenderás como debes predicar el Evangelio.
El Evangelio no es aceptar a Jesús como muchos predican, la salvación no es mediante esa oración de fe que muchos hacen, eso no es bíblico, la salvación no se obtiene ayudando o dando limosnas o haciendo buenas obras a las personas, la salvación no se obtiene siguiendo una religión o a un hombre sea cura, pastor, ministro, apóstol, profeta o lo que sea que se autonombre.
La Salvación consiste en una conversión, convertir es hacer de algo una cosa totalmente diferente. Conversión es dejar la vida pecaminosa y seguir a Jesús; Conversión es comenzar una vida nueva con una manera diferente de ver la vida, con nuevos propósitos, con nuevos objetivos, no según la carne, no según el mundo sino según Dios; Conversión es entender la misericordia de Dios y rendir la vida a Dios.
Efesios 4
22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
Si alguno todavía no tiene un sustituto para el día del juicio, ¿Qué espera?, la misericordia solo se aplica aquí en este tiempo de existencia humana; Si mueres sin sustituto para tus pecados, en el juicio ya no se puede suplicar por misericordia.
Observaciones finales
Entonces, “La misericordia triunfa sobre el juicio” no es mi propia justicia, no es mis sacrificios por ayudar a los demás lo que me hará salvo.
Filipenses 3
9 y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; 10 a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte,

 2 Timoteo 1
9 quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,
Ayudamos a los demás por amor, no para alcanzar salvación. Y la mejor ayuda que podemos brindar es predicar la misericordia de Dios no de manera teórica, sino práctica, con la vida de uno, pero primero debe ser perfeccionado y estar en plena obediencia y sujeción.
2 Corintios 10
6 y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.

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Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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Juan 14
UNA PAZ SIN PERTURBACIONES


27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

(14:27) ειρηνην→Paz αφιημι→estoy dejando por completo υμιν→a ustedes ειρηνην→paz την→la εμην→mía διδωμι→estoy dando υμιν→a ustedes ου→no καθως→según como ο→el κοσμος→mundo διδωσιν→está dando εγω→yo διδωμι→estoy dando υμιν→a ustedes μη→no ταρασσεσθω→esté siendo perturbado υμων→de ustedes η→el καρδια→corazón μηδε→ni δειλιατω→esté acobardando

Paz: Del griego eirhnh [1353] “irini”
(14:27) La paz les dejo, mi paz les doy; yo no se la doy como el mundo la da. No se perturbe su corazón, ni tenga miedo.

Perturbar: Del griego tarassw [4341] “tarasso”: Trastornar el orden; Perder el orden o el juicio; Inmutar

Uno de los anhelos del cristiano, es tener Paz, quiere tener paz. El problema es que se confunde o confunde el hecho de tener la Paz del Señor Jesús con la tranquilidad de vivir sin preocupaciones carnales. Muchos cristianos viven insatisfechos y perturbados, porque solo buscan egoístamente su bienestar en este mundo que rendir su vida al Señor Jesús.
Con esta meditación queremos que los cristianos aprendan cuál es la verdadera Paz y que no la confunda con la paz del mundo.

A su vez la ausencia de Paz provoca trastorno del orden, pérdida de juicio y razón y esto es muy perjudicial para el cristiano.

¿Por qué dijo el Señor “mi paz les doy” y “yo no se las doy como el mundo la da”?. Que significa o que nos está enseñando el Señor con esta expresión registrada por el apóstol Juan?.
Cuando Jesús dijo esto de Jn 14:27 fue extraño para los discípulos. 
Según Juan, esa noche de pascua era un día de gran solemnidad y celebración, un día de alegría, los discípulos estaban con Jesús, desde hacía tres años los discípulos habían estado festejando con Jesús esa fiesta judía. 
Sin embargo esa noche fue diferente, los discípulos quizás estaban todavía pensando en lo que Jesús les había dicho días antes respecto del templo y de las señales del fin (Mt 24-25); Fue extraño también que durante la cena, Jesús se levantara y lavara los pies de los discípulos; 
Fue extraño que conmovido en espíritu dijera que uno de ellos le iba a traicionar; Todo esto comenzó a perturbar el corazón de ellos, porque no entendían. 
Por eso Jesús resumió esa expresión “mi paz os dejo” indicando que pase lo que pase, es necesario que pase y que ante todo no debe haber perturbación ni cobardía porque todo será para bien. Y los discípulos vieron que posteriormente Jesús fue puesto delante de las autoridades religiosas y gubernamentales y sin miedo y sin temor se enfrentó a ellos sosteniendo la Voluntad de Dios y fue asesinado sufriendo, pero resucitó en gloria y para gloria y los discípulos fueron testigo de ello y se armaron de valor.

Romanos 8
28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

Por eso, posteriormente los discípulos comprendieron con precisión estas palabras, porque se sujetaron a la voluntad de Dios, siguiendo el propósito de Dios, eliminando el miedo carnal y el temor que infundían los gobernantes y las elite de control y actuaron como Jesús les había indicado, desafiando la autoridad religiosa y la autoridad gubernamental, siendo asesinados casi de la misma manera en que lo fue el Señor Jesús, dieron sus vidas por el Evangelio, algo muy difícil de ver en estos días, porque la mayoría de los cristianos viven con miedos, viven cobardemente, perturbados pensando en su carne, en sus posesiones y en como sobrevivir en este mundo. Hasta las religiones cristianas se suman a ese miedo y expanden ese miedo sometiendo a los cristianos a la esclavitud del mundo, a la esclavitud del dinero y de los gobiernos.

Los cristianos deben saber, que la Iglesia primitiva jamás se vinculó con los emperadores o con los reyes gobernantes de su época 
Jamás la Iglesia primitiva se vinculó con los gobiernos, por el contrario los enfrentaron y tuvieron que soportar sus persecuciones y torturas aún las de la religión católica que surgió posteriormente y quiso dominar a la Iglesia y no pudo.

Pero hoy en día, las religiones cristianas por miedo y cobardía llaman e invitan a los gobernantes del mundo, a los ministros del mundo los cuales muchos son adúlteros, fornicarios, homicidas, corruptos y anticristianos a hablar y predicar o hacer proselitismo desde los púlpitos de las congregaciones.

Lamentablemente hoy en día las congregaciones visten las banderas de los gobiernos, sus escudos, festejan a los genocidas que consideran próceres o héroes patrios. Las religiones (en casi todas sus denominaciones: pentecostales, bautistas, anglicanos, metodistas, libres, etc), se han hecho amigo del mundo, siguiendo la corriente de este mundo y están uniéndose ecuménicamente en una sola religión, y lo hacen porque tienen miedo de enfrentarlos como los enfrentó el Señor Jesús.

Y a nivel particular, me lleva inevitablemente a preguntarles a cada uno, ¿Tienen la Paz del Señor Jesús en sus corazones? o tienen la paz del mundo? o la paz de las religiones?; ¿Están perturbados en como vivir en el mundo?. Yo he visto y veo como los cristianos se perturban y abandonan la fe, porque la cobardía los lleva a tomar malas decisiones, malos caminos, muchos de ellos a veces sin retorno; He visto a “cristianos” abandonar sus familias y la vida cristiana por querer un mejor trabajo, una mejor profesión o un mejor status; He visto “cristianos” abandonar sus hijos porque han quedado viudo y van en busca de otra mujer porque los domina su carne; He visto a muchos “cristianos” abandonar las reuniones congregacionales y los ministerios por buscar un mejor trabajo, un bienestar en el mundo, y viven rebotando de congregación en congregación, criticando a los demás y no haciendo nada sino solamente van engañando con ese pseudo evangelio carnal a otros.

Hoy veo a muchos cristianos gobernados por el miedo. Por eso pregunto: ¿A que le temen?, ¿Cuáles son sus miedos?, ¿Tienen miedo a perder sus cosas, su casa, su vehículo, su comodidad?, ¿miedo a perder el trabajo? a no poder alimentar a sus seres queridos? ¿Tienen miedo de enfermar y morir?.

Hay miedos mayores a estas cosas.
Mateo 10
28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

¿Quién les ha puesto a pensar en la carne? y ¿Por qué temen por la carne?, Que dice las Escrituras?
Lucas 17
33 Todo el que procure salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la salvará.

Romanos 8
6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
¿Cuántas oraciones se levantan a diario cuya peticiones a Dios son para sostener esta miserable carne en la corriente del mundo con salud, dinero y comodidad?. Yo prefiero aquellas oraciones que claman por vencer los miedos y vivir para el propósito del Evangelio.
Y pregunto además ¿Por qué dejan que el miedo dirija sus vidas?.

¿Que aprendemos realmente de Juan 14:27?
Lo que considero puntualmente, es que Jesús nos está enseñando a superar los miedos, a eliminar la cobardía y a enfrentar las situaciones con paz y tranquilidad sin importar la gravedad de las situaciones. Paz que no proviene del mundo, y no la provee el hombre, sino la Paz del Príncipe de Paz, la Paz de Dios, la cual debemos dejar que gobierne nuestra vida.
Colosenses 3

15 Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.

(3:15) και→Y η→la ειρηνη→paz του→de el θεου→Dios βραβευετω→esté actuando como árbitro/gobierne/juzgue en decidir o dirigir εν→en ταις→los καρδιαις→corazones υμων→de ustedes εις→en/en un/en una/para/por/hacia dentro ην→cual και→también εκληθητε→fueron llamados εν→en ενι→uno σωματι→cuerpo και→y ευχαριστοι→agradecidos γινεσθε→estén llegando a ser
(3:15) Y la paz de Dios gobierne en los corazones de ustedes, a la que asimismo fueron llamados en un solo cuerpo; y sean agradecidos.

¿Qué es la Paz?
¿Será tranquilidad para vivir?, ¿Será ausencias de conflictos? o sin temor a los conflictos?
Hay muchos conceptos o significados, según la posición en que estemos. Si hay un conflicto bélico entre dos países, se llama “paz” a la usencia de guerra. Si hay un litigio entre dos personas por ciertas circunstancias, se llama “paz” a la solución que deje sin peleas o ausencia de discordias y pleitos.

La Paz es una virtud del Espíritu, es fruto del Espíritu Santo (Ga 5:22) que intercede, que se antepone al propósito de la carne por seguir el propósito de Dios, por eso dice:

Romanos 8
27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.

Jesús dijo “yo no doy la paz como el mundo la da”, ¿A que se refiere?, ¿Qué clase de paz es la que ofrece el mundo? y ¿Porque no acepto Jesús la Paz del mundo?.

La Paz que propone el mundo es el miedo.
Desde los tiempos antiguos, la humanidad busca vivir sin guerras, vivir bajo esos conceptos de “justicia social”, “igualdad”, “fraternidad”, “libertad”, “solidaridad”.

Aún en tiempos de Jesús el emperador Tiberio se embarcó en el proyecto de establecer un imperio bajo “romanix pax”, “la paz romana” y no lo logró.

Posteriormente ese concepto se usó como pretexto para que las elite de gobierno y control adquirieran cada vez mas poder y recursos. Actualmente el mundo promete paz y tranquilidad bajo un gobierno capitalista que promueve el terror, el consumismo y el entretenimiento.
Hoy en día vivimos bajo un mundo globalizado y sistematizado, que esclaviza al hombre y lo hace dependiente y defensor del mundo, aún las religiones están sujetas a ese poder. El mayor logro de Satanás es haber insertado ese concepto de paz en el cristianismo actual. Por eso los cristianos viven con miedo, y cobardemente se ajustan y amoldan al mundo y a sus leyes aún cuando estas sean contradictorias a las Escrituras y al propósito de Dios.

¿Cómo se controla al hombre?
Hoy en día, al hombre se lo amaestra mediante los sistemas educativos para estimar que existen pobres y ricos, incultos y cultos, mejores y peores. Por eso las sociedades viven pensando que es justo que el rico sea más rico y el pobre mas pobre, y vivir con esa falsa ilusión de que cualquiera puede hacerse rico si se somete al Sistema. De verdad ¡Que locura!.

Pocos pueden ver, que la paz del mundo no es otra cosa que terror, guerra y desafío.
Satanás y el mundo saben que para gobernar hace falta infundir miedo; Y el miedo gobierna al hombre cuando éste se aleja de la enseñanza bíblica y de la oración.

Además el cristiano debe entender que satanás no está en contra de la moral y la educación mundana, está contra del Señor Jesucristo y de su autoridad y por eso quiere deshacer su Nombre de toda actividad humana.

Un poco de historia de cómo llegó el mundo a dominar el cristianismo
A mediados del siglo XIX y en los inicios del siglo XX, estando ya la Iglesia muy vinculada con la sociedad secular y estableciendo una simbiosis con las nuevas formas de gobierno, la Iglesia quedó esclavizada y a merced de la ley del mundo. Desde entonces la Iglesia se ha convertido en una Iglesia tibia tal como se describe a la Iglesia en Laodicea según Ap 3:14-22, una Iglesia que está dormida, dominada y muy influenciada por las instituciones religiosas.

Los capitalistas influenciaron con sus leyes y llevaron a la humanidad y a las religiones a separar el Nombre del Señor Jesús de toda buena enseñanza para que solamente quede una frágil moral de vivir haciendo buenas cosas sin importar las malas.

Desde que los estados han dejado de lado los pocos principios bíblicos puestos por sus fundadores en las constituciones de cada país, las leyes actuales prohíben enseñar la biblia o hablar de Jesús en las escuelas, algunos estados permiten enseñar religión, pero avocados más a los valores morales que a las enseñanzas de Jesús.

Posteriormente, después de la segunda guerra mundial, muchas cosas han cambiado, pero las dos más importantes han sido:
• Primero: Los estados protestantes dejaron de lado las oraciones matutinas en las escuelas, debido a la influencia de los capitalistas sobre las diferentes cortes suprema de justicia de cada país.

• Segundo: Los sistemas educativos cambiaron por completo, relegaron la biblia como libro histórico y científico, y la relegaron como línea de tiempo, y comenzaron a suplantarlas por enseñanzas de teorías humanistas de diversos tipos, Ejemplo: La evolución del mono en hombre en millones de años, la teoría del big bang, teoría de Galielo Galilei y su sistema solar, la teoría de los dinosaurios, la teoría de vida extraterrestre, y todos los grandes fraudes intelectuales que se enseñan en todas las escuelas y universidades.

Ha de saberse que el arma principal de los capitalistas para dominar al mundo son los “sistemas educativos”; Porque mediante los sistemas educativos se le enseña al hombre a tener miedo: Miedo del futuro, miedo del pasado, miedo del presente, miedo a las enfermedades, miedo a las autoridades policiacas y militares, miedo a los bancos, miedo a las cárceles y miedo a las religiones.

La educación es el instrumento intelectual para controlar al hombre mediante sus temores.
Además, el Sistema está continuamente infundiendo miedo manipulando la información y manipulando los medios de comunicación, en definitiva está controlando la opinión pública.
Por eso el pensamiento del hombre y sus prioridades han cambiado totalmente; Sorprendentemente cuando hablamos de terror, preguntamos al hombre y sobre todo a los cristianos: ¿A que le tienes miedo?

¿Temes ir al infierno o perder el trabajo?, ¿Qué te asusta más, el pecado o el tener que vivir con tus padres?, ¿Temes el juicio de Dios después de la muerte o temes tener que pagar impuestos o deudas durante el resto de tu vida?.... ¿Ven como han cambiado las prioridades?.

Cuantas veces te has preguntado: ¿De que sirve mi vida en este mundo? ¿Nací para pagar impuestos?

¿Nací para estudiar y trabajar para un patrón capitalista?; ¿Para que estoy aquí?, ¿Estoy desperdiciando mi vida en este mundo?

Actualmente se le enseña al hombre a ser un esclavo del sistema, a que se ocupe solamente de ese concepto ilusorio llamado “futuro” y en el afán de adquirir bienes y consumir cosas, ya no hay tiempo para Dios, no hay tiempo pensar en la muerte, ni después de la muerte, Jesús es para la sociedad actual solo un mero personaje histórico cuestionable; Y las religiones han llevado al hombre a considerar más su existencia física que la existencia espiritual, por eso solo hablan de prosperidad económica, de autoestima, de superación personal y de entretenimientos religiosos. Por eso la mayoría de los cristianos actuales, piensan que Dios les ha traído al mundo para que disfruten de todo los que los capitalistas anticristianos inventan y que Dios quiere darles dinero y bienes.

Por eso el hombre de este tiempo no discierne entre el bien del mal, su propia moral forjada por la educación y la religión lo engaña y lo está llevando al infierno.
Atentado contra la Paz del Señor Jesús.


El mundo atenta contra la verdadera Paz. La sociedad actual blasfema y deshonra el Nombre del Señor Jesús.

La sociedad actual no solo ha dejado de lado la biblia y al Señor Jesús, sino que también blasfema contra su Nombre, y eso ocurre todo el tiempo en los medios de comunicación. Y es importante destacar esto porque al tratarse de los medios masivos de comunicación sabemos el poder y la influencia que tienen sobre la sociedad. De hecho el entretenimiento es la herramienta que utiliza satanás para extraviar al mundo, inclusive a los cristianos. Satanas a logrado insensibilizar a las personas mediante programas y películas que solo tratan de muerte, violencia, dinero, hurtos, coimas, injusticias, inmoralidad sexual, drogadicción, etc. Poco a poco el pecado se filtra en las mentes humanas porque las ve todo el tiempo, y ya no espanta el pecado graficado y por eso comete actos indebidos, porque no puede discernir que tan malo es si lo ve todos los días en los medios y ve que todos lo practican.

En este tiempo secular, en este tiempo en el que el cristiano intenta vivir en medio de una sociedad sin Dios, no se ha percatado de que El Nombre del Señor Jesús, el Nombre de nuestro Dios creador de todas las cosas fue eliminado por satanás en toda enseñanza moral, fue eliminado en las escuelas, fue eliminado en los gobiernos, en los negocios y las empresas, y es a su vez atacado en las artes y en los entretenimientos. Tantos extraordinarios inventos son usados para ir contra Jesús. Satanas ha implantado toda forma pecaminosa mediante pensamientos mostrados en pantalla de televisión y cine, ideas y alternativas de una vida diferente, de una cultura sin Dios, y los cristianos y sus hijos se alimentan a diario de esas malas influencias y luego se quejan de que no tienen paz.

Por eso el cristiano que consume del mundo, el cristiano que solo piensa en su trabajo y en su salud, el cristiano que ve televisión o busca entretenerse con internet o con cualquier cosa, es un cristiano que no lee y no ora y si no lee, ni ora, ni se congrega, no tiene Paz, porque solo tiene perturbaciones, porque está continuamente bombardeado por los medios, por el trabajo, por el sistema, y llega a las reuniones de fines de semana y nada le puede quitar ese miedo y para peor las religiones solo intentan amortiguar la caída mientras le sacan el poco dinero que tiene y tristemente el cristiano se ha hecho adicto a esa mediocridad de vida.

También ocurre que la falta de Paz se debe a que un cristiano en su corazón sabe que durante la semana no se dedicado a Él y eso lo pone en un estado de inseguridad respecto de su relación con Cristo, por eso busca que la religión le mienta.

Las religiones tienen tanto poder sobre las mentes que no permiten que verdaderos cristianos escapen de su poder o de las garras del sistema; Las religiones realmente se han preparado y se han adaptado a lo que consideran tácticas de cristianos que intentan volver al modelo bíblico, llamando sectario y descalificando a cualquiera que sigue la vida cristiana según las Escrituras.

Conclusión:
     - El mundo atenta contra la Paz del Señor Jesús.
     - Las religiones atentan contra la Paz del Señor Jesús
     - La vida en el mundo es incompatible con la vida en el Señor Jesús.
Si realmente quieren que la Paz del Señor Jesús gobierne sus vidas, aléjense de los miedos del mundo, aléjense de la televisión, aléjense del consumismo innecesario, aléjense de los sistemas educativos, aléjense del excesivo trabajo, aléjense de los entretenimientos seculares. Aléjense de la amistad mundana (sea escolar, laboral, o deportiva)
Busquen la Paz en la lectura bíblica, en la oración, en las enseñanzas, en las reuniones, en la visita a hermanos. Busquen la Paz sirviendo al Señor, brindando su vida, su tiempo y sus recursos a los hermanos de la congregación.
A los que ministran, tomen ejemplo del Señor y de los apóstoles que sin miedo y sin cobardía se enfrentaron a las autoridades y obtuvieron mayor recompensa.
Actualmente, la verdadera Paz se encuentra en muy pero muy pocas congregaciones; La verdadera Paz está en las entrañas de una congregación sin religión y sin denominación, un lugar que parece lejos del mundo exterior, una congregación de enseñanzas bíblicas que difiere ampliamente de todo lo que nos han enseñado en las instituciones escolares o en libros o en la televisión, allí encuentras y disfrutas la Paz, una Paz en armonía con los demás.

 2 Tesalonicenses 3
16 Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera. El Señor sea con todos vosotros.

(3:16) αυτος→Mismo δε→pero/(y) ο→el κυριος→Señor της→de la ειρηνης→paz δωη→dé υμιν→a ustedes την→la ειρηνην→paz δια→por medio/a través παντος→todo (tiempo) εν→en παντι→toda τροπω→manera ο→El κυριος→Señor μετα→con παντων→todos υμων→ustedes
2 Corintios 13
(3:16) Y el mismo Señor de paz les dé siempre paz en toda manera. El Señor sea con todos ustedes.

11 Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros.

 
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domingo, 17 de mayo de 2015

¡Oigan los asesinos!: Y ahora, ¡maldito seas tú desde esa tierra, la cual ensanchó su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano!

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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Información 


 
El Génesis es el semillero de la Palabra de Dios. El título Génesis, que es griego, significa “origen”, y la primera palabra en el manuscrito hebreo del Génesis se traduce: “En el principio”—palabras que indican tanto el alcance como los límites del libro. Nos habla sobre los comienzos de todas las cosas, excepto Dios. Otra cosa que tenemos que notar es que sólo relata comienzos. No hay ningún sentido de finalismo en este libro. Toda la futura revelación de Dios al hombre se construye sobre la base de sus verdades.
Parece que Satanás siente una enemistad especial hacia el libro del Génesis. No es de sorprender que el Adversario le haya dirigido tantos ataques. Génesis lo delata como el enemigo de Dios y el engañador de la raza humana; predice su destrucción; pinta su condenación (Génesis 3).
Sin el Génesis, nuestro conocimiento sobre el Dios creador sería lastimosamente limitado; viviríamos penosamente ignorantes de los comienzos de nuestro universo.

El Génesis es el libro de los comienzos
    1.      El comienzo del mundo      Génesis 1:1–25
    2.      El comienzo de la raza humana      Génesis 1:26–2
    3.      El comienzo del pecado en el mundo      Génesis 3:1–7
    4.      El comienzo de la promesa de redención      Génesis 3:8–24
    5.      El comienzo de la vida familiar      Génesis 4:1–15
    6.      El comienzo de la civilización de hechura humana      Génesis 4:16–9:29
    7.      El comienzo de las naciones del mundo      Génesis 10, 11
    8.      El comienzo de la raza hebrea      Génesis 12–50
Adán comenzó con Dios, y cayó por la desobediencia      (Génesis 3).
Abel comenzó con Dios por la sangre del sacrificio      (Génesis 4:4).
Noé comenzó con Dios por la vía del arca      (Génesis 6:8, 14, 22).
Abraham comenzó con Dios cuando edificó altares      (Génesis 12:8).
Todos estos actos significaron nuevos comienzos para la raza.
Génesis es el registro de los comienzos de todas estas cosas. No es de sorprender que cuando los hombres, a causa de la ceguera espiritual (Efesios 4:18), rechazan la revelación de Dios en este incomparable registro de comienzos, rinden culto al acaso como creador, a las bestias como su antepasados, y a la humanidad caída como la flor de la evolución natural.
El Génesis comienza con “Dios”, pero termina “en un ataúd”. Este libro es la historia del fracaso del hombre. Pero vemos que Dios resuelve cada uno de los fracasos del hombre. Es un Salvador glorioso. Descubrimos que donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia (Romanos 5:20).
Génesis nos ofrece un registro de por lo menos 2.000 años. No se trata de historia únicamente; contiene una interpretación espiritual de la historia. En dos capítulos Dios proyecta sobre la pared un relato de la creación del mundo y del hombre. De allí en adelante tenemos la historia de la redención. Dios está acercando al hombre hacia él nuevamente.
Hemos mencionado las razones que tiene Satanás para atacar este majestuoso libro. Su paternidad literaria por Moisés, su exactitud científica, y su declaración literal del pecado humano como desobediencia deliberada a Dios, son todos temas que han sido encarnizadamente atacados. La Palabra de Dios, empero, declara decididamente que el Génesis es uno de los oráculos vivientes presentados por Moisés. Nuestro Señor Jesús puso su sello de aprobación a la doctrina infalible y al testimonio del Mesías que presenta el Génesis (Juan 5:46, 47).
Si desaparece el Génesis, también tiene que desaparecer el Creador divino, la creación divina, el Redentor divinamente prometido, y la Biblia divinamente inspirada. En torno a sus sagradas páginas gira la protección del Espíritu Santo de Dios que inspiró sus palabras. Si se estudiara más el libro del Génesis en lugar de discutirlo tanto, su fidelidad se destacaría más claramente. En los primeros once capítulos se registran muchos comienzos: el universo natural, la vida humana, el pecado, la muerte, la redención, la civilización, las naciones, y las lenguas.
El resto del libro, a partir de Génesis 12, trata de los comienzos de la raza hebrea; primero, en su fundación con Abraham, luego, en su posterior desarrollo e historia en las grandes figuras de Isaac, Jacob y José. Esta gran nación hebrea se inició con el propósito concreto de que por ella todo el mundo fuese bendecido. Dios prometió a Abraham, el hombre que creyó en él, que sus descendientes:
1. Heredarían la tierra de Canaán (Génesis 12:1–3).
2. Serían una nación grande.
3. Serían canal para la bendición de todas las naciones.
Dios les repitió estas promesas a Isaac y a Jacob (Génesis 26:1–5; 28:13–15).
Siete grandes nombres y mensajes que aparecen en este libro son:
Inclínate con Abel ante la cruz del Cordero inmolado.
Alcanza a Enoc y aprende a caminar con Dios.
Confía en Dios y lánzate con Noé sobre las aguas de Dios.
Ve adelante con Abraham en fe.
Cava pozos con Isaac en busca de recursos divinos.
Asciende escaleras con Jacob para ver a Dios.
Sé fiel como José y vive con Dios.
¿Está dispuesto el lector a hacer un libro de Génesis (comienzos) y de un renovado amor para con su Señor en su propia vida?
Génesis responde a los grandes interrogantes del alma, tales como:
1. La eternidad de Dios.
2. ¿De dónde vino el hombre?
3. ¿De dónde vino el pecado?
4. ¿Cómo puede el hombre pecador volver a Dios? (El sacrificio de Abel.)
5. ¿Cómo puede el hombre agradar a Dios? (La fe de Abraham.)
6. ¿Cómo podemos tener poder ante Dios y el hombre? (La rendición de Jacob.)
Hay tres palabras que también podrían ofrecernos un bosquejo de Génesis:
1. Generación—En el principio … Dios … (Génesis 1:1)
2. Degeneración—Pero la serpiente … (Génesis 3:1)
3. Regeneración—Pero Jehová … (Génesis 12:1)
El Génesis es el registro del fracaso humano, primero en circunstancias ideales (el Edén), luego bajo la norma de la conciencia (de la caída hasta el diluvio), y finalmente bajo el régimen patriarcal (Noé a José). En todos los casos de fracaso humano, sin embargo, Dios salió al encuentro de la necesidad del hombre con maravillosas promesas de gracia soberana. Por lo tanto, es acertado que el primer libro de la Biblia nos muestre el fracaso del hombre bajo diversas condiciones, resuelto eficazmente por la salvación proporcionada por Dios mismo.

Referencias al Mesías
Recordemos que Jesucristo es el centro de la Biblia. De algún modo está presente en todas las páginas. En Génesis lo vemos en figura y en profecía en:
    La simiente de la mujer      Génesis 3:15
    Las pieles de los animales muertos      Génesis 3:21
    La necesidad del sacrificio sangriento de Abel      Génesis 4:4
    El ingreso en el arca de la seguridad      Génesis 7:1, 7
    El acto de ofrecer a Isaac      Génesis 22
    José sacado del pozo y colocado en el trono      Génesis 37:28; 41:41–44

PERIODO PATRIARCAL
El período de los patriarcas es el fundamento y la base de toda la historia. Abarca la época que va desde Adán hasta Moisés. Como consecuencia de los fracasos cometidos por los hombres durante ese período inicial, Dios sacó de entre los demás a un individuo. Hizo a un lado a la raza y llamó a un hombre, Abraham, que habría de ser el padre del pueblo hebreo. Llegamos a dicho período en el capítulo 12 de Génesis.
Hay cinco padres patriarcales, Abraham, Isaac, Jacob, José y Job, porque el libro de Job debe ubicarse después del libro de Génesis y antes del libro de Exodo. Por cierto que Job vivió antes de Moisés y sobre este último ya leemos en Exodo 2.
Dios llamó a Abraham e hizo un pacto con él, conocido con el nombre de Pacto Abrahámico. El lector debe familiarizarse con dicho pacto (Génesis 12:1–3), de lo contrario todo el estudio sobre el pueblo elegido (más aún, de todo el Antiguo Testamento) tendrá poco sentido. Dios reiteró el pacto al hijo de Abraham, Isaac, y nuevamente a su nieto, Jacob (Génesis 26:1–5; 28:13–15). Pero no se lo repitió a nadie más.
Estos tres, por lo tanto, constituyen los Padres del pacto, y es por ello que en la Escritura leemos: Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob (Hechos 7:32). Dios nunca menciona a nadie más. Les dio el pacto a estos tres y fue responsabilidad de ellos comunicarlo a los demás. ¿Qué es el pacto (Génesis 12:1–3; 26:1–5; 28:13–15)?

DE LA FAMILIA AL PUEBLO
Una proporción considerable del relato del Génesis se dedica a José (Génesis 37–48). ¿Por qué? Porque José es el vínculo entre la familia y la nación. Hasta la época de José se trata de una familia, la familia de Abraham, de Isaac, y de Jacob. Al final del libro del Génesis encontramos unas setenta almas, que constituyen la familia de Jacob. Pero de todos modos es una familia con la que Dios sigue tratando. Leamos lo relativo a esta familia y a las bendiciones que Jacob le dio a cada uno de sus hijos en Génesis 49.
El momento en que pasamos a la otra página y entramos en el Exodo, ya se trata de un pueblo, no de una familia. Durante el largo período desde el final de Génesis hasta el comienzo de Exodo, la familia se ha transformado en un pueblo. José es el vínculo entre esa familia y esa nación.
José es un personaje a quien se nos presenta sin falta alguna—no porque no tuviese faltas, sino que no se las menciona. Era hombre de carne y hueso como nosotros. Dios lo honró, por cuanto hay por lo menos 130 paralelos entre la vida de José y la vida de Jesús. Por lo tanto él constituye el patriarca mesiánico, el patriarca que reflejó a Cristo en su persona.

¿QUIEN ESCRIBIO EL GÉNESIS?
La posición tradicional tanto hebrea como cristiana es la de que Moisés, guiado por el Espíritu de Dios, escribió el Génesis. El libro termina unos trescientos años antes del nacimiento de Moisés. Pudo haber recibido la información sólo por revelación directa de Dios o de documentos históricos a los que tuvo acceso, que habrían sido conservados por sus antepasados. (Amós 3:7.) Notemos lo que Jesús dijo acerca de Moisés (Lucas 24:27; Juan 7:19).
Todos los años se desentierran en Egipto y Palestina pruebas de la existencia de escritura en los días de Moisés y de la verdad histórica de lo que relata el Pentateuco. Moisés se educó en el palacio de Faraón y fue enseñado en toda la sabiduría de los egipcios (Hechos 7:22), lo cual incluía la profesión literaria. Es indudable que Moisés se valió de la escritura (Éxodo 34:27; Números 17:2; Deuteronomio 6:9; 24:1, 3; Josué 8:32).

¿QUIEN ESCRIBIO EL RELATO DE LA CREACION QUE USO MOISES?
Indudablemente fue escrito mucho antes, tal vez por Abraham, o Noé, o Enoc. ¿Quién puede saberlo? El arte de escribir se conocía ampliamente antes de la época de Abraham. En Ur, como en toda ciudad importante de Babilonia, existían bibliotecas con miles de libros, diccionarios, gramáticas, obras de consulta, enciclopedias, obras de matemática, astronomía, geografía, religión y política. Es indudable que Abraham debe haber recibido tradiciones o documentos de Sem acerca del relato de la creación y la caída del hombre, como también del diluvio. Abraham vivía en una sociedad de cultura, de libros y de bibliotecas. No cabe duda de que habrá hecho copias fieles y cuidadosas de todo lo que le ocurrió y de las promesas que le hizo Dios. Lo iría anotando todo en tablillas de arcilla en la escritura cuneiforme, para que fuese conservado en los anales del pueblo que estaba iniciando.

LA CREACION (Génesis 1; 2)
Al comienzo mismo del libro encontramos las siguientes palabras que no han sido empañadas por el tiempo: En el principio creó Dios los cielos y la tierra. En estas breves y sencillas palabras tenemos la declaración bíblica del origen de este universo material. Dios hizo que las cosas existieran mediante su palabra de poder. Habló y los mundos adquirieron forma (Hebreos 11:3). Las interpretaciones sobre el método empleado por Dios pueden variar, pero la realidad del hecho mismo se mantiene invariable.

  La obra de creación de Dios fue progresiva:
1. El mundo de la materia (Génesis 1:3–19).
2. El sistema de la vida (Génesis 1:20–25).
3. El hombre, coronación de la creación (Génesis 1:26, 27).
¿Quién era el Dios que se menciona tantas veces en los primeros treinta y un versículos del Génesis? Leamos Juan 1:1 y Hebreos 1:1. Allí vemos que el que nos redimió con su preciosa sangre, nuestro Salvador, fue el Creador del universo. Alguien ha dicho que Dios Padre es el arquitecto; Dios Hijo, el constructor, y Dios Espíritu Santo, el embellecedor del universo. Vemos al Espíritu Santo en Génesis 1:2.
En el capítulo uno tenemos el relato de la creación en bosquejo; en el capítulo dos tenemos parte del mismo en detalle. Los detalles se relacionan con la creación del hombre, ya que la Biblia es la historia de la redención del hombre.
Es necesario que comprendamos lo siguiente: Que Dios creó al hombre a su propia imagen para que tuviese comunión con él. El hombre se separó de Dios por el pecado. Unicamente cuando se elimina el pecado podemos volver a tener comunión con él. Por eso fue que Jesucristo vino a la tierra: a fin de que pudiese llevar él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero (1 Pedro 2:24). Leamos en 1 Juan 1 cómo es que el pecado no sólo nos priva de la comunión con Dios, sino también entre nosotros. 1 Juan 1:9 nos explica lo que podemos hacer a fin de restablecer la comunión.

LA CAIDA (Génesis 3; 4)
Adán y Eva fueron creados en estado de inocencia, pero con la facultad de elegir. Fueron probados bajo las condiciones más favorables. Estaban provistos de mente pura y corazón puro, con la capacidad para obrar bien. Dios les proporcionó su propia presencia y comunión (Génesis 3:8).
Satanás, autor del pecado, actuando por medio de una serpiente, los instó a dudar de la Palabra de Dios. Cedieron a la tentación, y así fracasaron ante la prueba. En ese momento entró el pecado en el mundo. Satanás sigue ejerciendo influencia en la gente para que desobedezcan a Dios. Los resultados de su pecado se enumeran en Génesis 3. Fueron separados de Dios, la tierra fue maldecida, y el pesar llenó sus corazones.
En su misericordia Dios les prometió un Redentor (Génesis 3:15). La simiente de la mujer (Jesús, nacido de una virgen) habría de deshacer las obras del diablo (1 Juan 3:8).
Génesis 3:21 contiene un cuadro en miniatura de todo el plan de redención para el hombre por medio de la sangre derramada de nuestro Sustituto. Las “túnicas de pieles” no se hubieran podido conseguir sin que mediara la muerte de una víctima inocente. Este versículo arroja luz sobre Hebreos 11:4. No hay forma de cubrir el pecado si no es por la sangre.
Inmediatamente después de “la caída” los hombres empezaron a ofrecer sacrificios al Señor. No cabe duda de que dichos sacrificios fueron ordenados por Dios. Tenían como fin que el hombre tuviese siempre presente el hecho de su caída y el del futuro Sacrificio. Había de ser por el derramamiento de dicha sangre, que ese hombre habría de ser redimido del pecado y de la muerte (Hebreos 9:22).
Dos de los hijos de Adán, Caín y Abel, trajeron sacrificios al Señor. Caín trajo del fruto de la tierra. Abel trajo de los primogénitos de sus ovejas. La ofrenda de Abel fue aceptada, mientras que la de Caín fue rechazada. Por nuestro conocimiento de la Palabra resulta plenamente evidente que no fue aceptada porque no era típica del Sacrificio que posteriormente había de ser ofrecido en el Calvario. Caín se enojó con su hermano Abel y en su furor lo mató.
El arte de escribir comenzó cuando Dios le puso una “señal” o “marca” a Caín (Génesis 4:15). La marca representaba una idea y la gente sabía lo que significaba. De este modo las “marcas”, “señales”, “figures”, se comenzaron a usar para registrar ideas, palabras, o combinaciones de palabras. Dichas figuras se hacían en objetos de alfarería o en tablillas de arcilla endurecida, ya sea pintadas o grabadas. Este es el tipo de escritura que se encuentra en los niveles inferiores de las ciudades prehistóricas de Babilonia. El tipo más antiguo de escritura que se conoce consiste en figuras sobre tablillas de arcilla.
Mucho antes que Dios diera la ley a Moisés (Exodo 20), encontramos varias ordenanzas concretas que aparecen en el libro del Génesis. Al comienzo mismo Dios había instituido el sábado (Génesis 2:1–3) y el matrimonio (Génesis 2:24).
Evidentemente se observaba la ley del diezmo. Leamos las palabras de Abraham en Génesis 14:20, y las palabras de Jacob en Génesis 28:22. Es evidente que Dios ha logrado que el hombre tomara conciencia desde el comienzo mismo de que no era más que un mayordomo de todo lo que tenía.

LA PRIMERA CIVILIZACION
La civilización anterior al diluvio se llama civilización antediluviana y pereció en el juicio del diluvio. Era la civilización que había iniciado Caín, la cual terminó en la destrucción.
La Biblia enseña y la arqueología confirma que la gente que habitaba el mundo antes del diluvio no eran meros salvajes. Habían alcanzado un grado considerable de civilización. Todo lo que atañe a la civilización material se toca en Génesis 4:16–22. Si bien no se sabe mucho acerca de los antediluvianos, con todo algunos de los lugares donde residieron han sido descubiertos, y algunas reliquias de su artesanía que han sido desenterrados, ofrecen pruebas de la existencia de una civilización semejante a la que describe la Biblia.
En tres ciudades, Ur, Kis, y Fara, el profesor Woolley, un arqueólogo enviado conjuntamente por el Museo Británico y la Universidad de Pensilvania, ha encontrado la capa de sedimento que dejó el diluvio. Debajo del depósito dejado por el diluvio en Ur se encontraron capas de desechos llenas de instrumentos de piedra y de pedernal, alfarería en colores, sellos y ladrillos quemados. Lo mismo puede decirse de las otras dos ciudades.
Busquemos Génesis 4:16–22 y veamos lo que se menciona de esa civilización en las Escrituras.
Primero, pastores. Y Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganados (Génesis 4:20).
Segundo, músicos. Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan arpa y flauta (Génesis 4:21).
Tercero, artífices y fabricantes. Y Zila también dio a luz a Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro (Génesis 4:22).
Cuarto, constructores. Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc (Génesis 4:17).
La civilización fundada por Caín puede haber sido igual a la de Grecia o Roma, pero el juicio de Dios fue sobre ella. ¿Por qué? (Génesis 6:5–7).

EL DILUVIO (Génesis 5–9)
El relato del diluvio en la Biblia es muy sencillo y directo. No está allí porque sea asombroso o interesante, sino porque se trata de un incidente en la historia de la redención que relata la Biblia. El mal se había hecho excesivo. Amenazaba con destruir todo lo que era bueno. Sólo quedaba un hombre justo, Noé. Dios mandó el diluvio a fin de restablecer el bien en la tierra.


LAS TIERRAS BIBLICAS

Adán y Eva habían cedido ante una tentación exterior, pero ahora los hombres estaban cediendo a la tentación desde dentro. Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal (Génesis 6:5). Dios pensaba separar a los justos de los malos. Estaba dando el primer paso hacia la elección de su pueblo escogido.
Después de la caída, Dios dio al mundo un nuevo comienzo, pero pronto la maldad del hombre aumentó hasta que no quedó sino un hombre justo, Noé.
Dios había obrado con longanimidad en su paciencia para con los hombres. El Espíritu Santo había luchado con los hombres. Noé los estuvo advirtiendo del peligro durante 120 años mientras preparaba el arca. Incluso después de que Noé y su mujer y sus tres hijos con sus mujeres, juntamente con dos de cada animal no limpio y catorce de cada animal limpio, entraron en el arca de salvación, hubo un lapso de siete días antes que comenzara el diluvio, pero la misericordia de Dios fue rechazada, por lo que los hombres tuvieron que perecer (Génesis 6; 7). Noé se salvó del diluvio por el arca (tipo perfecto de Cristo, nuestra Arca de salvación). Cuando salió, lo primero que hizo fue erigir un altar y adorar a Dios (Génesis 8:20).
De ese terrible juicio contra la tierra por medio del diluvio, Dios salvó a ocho personas. A estos hombres les entregó la tierra purificada, con amplios poderes para gobernarla (Génesis 9:1–6). Les dio el control sobre todos los seres vivientes en tierra y mar. Por primera vez Dios entregó al hombre el gobierno de la humanidad. El hombre debía hacerse responsable del gobierno del mundo en nombre de Dios. La responsabilidad más grande que le dio fue la de tomar la vida por la vida (Génesis 9:6). Dios estableció la pena capital por el homicidio. Dios no ha cambiado esto jamás. Nunca la ha sustituido por la prisión perpetua. Esta última es una vía de escape inventada por el hombre.
Sir Charles Marston, en lo que respecta a descifrar misterios antiguos, sobrepasa a todos los grandes detectives de la novela moderna. En su búsqueda de materiales para la reconstrucción de las razas antiguas, ha desenterrado miles de testimonios, tanto de piedra como de barro. Algún aspecto de la veracidad de las Escrituras queda confirmado cada vez que este investigador toma la pala o la pluma. Sir Charles, a quien con frecuencia se ha llamado “arqueólogo con un propósito”, sirve para silenciar a los críticos de la Biblia. Datos sobre muchas personas que los científicos han afirmado que nunca existieron, han salido a la luz; se han descubierto muchos lugares que según ellos no eran más que nombres en la Biblia.
Marston nos dice que el escenario de los acontecimientos relatados en los primeros capítulos del libro del Génesis, parece corresponder a la zona del río Eufrates. El territorio circundante lleva el nombre de Sinar, o Caldea, o Mesopotamia. La hemos conocido como Babilonia; hoy corresponde al reino de Iraq.
Es una zona de desiertos arenosos a través de los cuales corre el gran río Eufrates hacia el Golfo Pérsico. Pero los desiertos están salpicados de ruinas de ciudades antiguas y marcados por los indicios de antiguos canales de irrigación; la arena lo ha cubierto todo.
Las excavaciones han puesto al descubierto las ruinas de una vasta civilización que existió en el 5.000 a. de J.C Estas pruebas de la existencia de una era hasta hace muy poco casi olvidada, fueron dejadas por dos grandes pueblos—los sumerios, y los semitas. Los semitas derivan su nombre de Sem, el hijo mayor de Noé, y la raza hebrea, de la cual surgió Abraham, era una rama de este pueblo.
Los descubrimientos arqueológicos en la Mesopotamia ofrecen pruebas del diluvio, tanto en los escritos cuneiformes como en los depósitos del diluvio mismo. Las bibliotecas cuneiformes parecen haber proporcionado relatos amplios de dicha catástrofe, como también referencias al mismo. También se ha encontrado un prisma de arcilla en el que están inscriptos los nombres de los diez reyes que reinaron antes del diluvio.
La expedición del Dr. Langdon encontró evidencias del diluvio en Kis cerca de la antigua Babilonia.
Los descubrimientos de los depósitos diluviales hechos por el Dr. Wodley se hicieron mientras excavaba Ur de los Caldeos, bastante más al norte, aproximadamente a mitad de camino entre Bagdad y el Golfo Pérsico. Las excavaciones en Kis revelaron la existencia de dos estratos diluviales distintos, a unos 5 metros de distancia entre sí en sentido vertical.
El Dr. Langdon asocia los depósitos encontrados en Ur con el nivel más bajo en Kis. Informa que los escribientes babilonios y asirios hacen frecuentes referencias a la épocas “antes del diluvio”. Un rey se precia de ser una persona que “ama leer los escritos de la época anterior al diluvio”.

BABEL (Génesis 10; 11)
Después del diluvio se le dio al mundo una nueva oportunidad. Pero en lugar de desparramarse para volver a poblar la tierra, como había ordenado Dios, edificaron la gran torre de Babel en actitud desafiante contra Dios. Pensaban que iban a poder establecer un imperio mundial que sería independiente de Dios. A modo de juicio Dios envió la confusión de lenguas y los obligó a dispersarse.
La raza se dividió luego en naciones que hablaban diferentes lenguas, según los tres hijos de Noé, Sem, Cam y Jafet. Los hijos de Sem se asentaron en Arabia y hacia el este; los hijos de Cam se ubicaron en Africa; los hijos de Jafet en Europa.
El gran historiador judío, Josefo, afirma que la torre de Babel fue edificada porque la gente no quería someterse a Dios.
Cuando leemos Génesis 11:1–9, el relato parece sugerir que los propósitos de la gente eran contrarios a los de Dios. Como consecuencia de esto se produjo la confusión de lenguas y la dispersión. Las diferencias de lenguaje tienden a separar a la gente en más de un sentido y a detener el progreso comercial y artístico, como también la civilización.
El hombre intentó glorificarse a sí mismo, pero el propósito de Dios es que el hombre lo glorifique a él solo. Leyendo Génesis 10 y 11 veremos la base sobre la que las naciones fueron divididas, según los tres hijos de Noé—Sem, Cam y Jafet. Allí veremos también la razón de la división.
El grupo principal de descendientes de Noé parece haber emigrado de Armenia, donde la familia de Noé abandonó el arca, de vuelta a la llanura de Babilonia, donde edificaron la torre.

EL LLAMADO DE ABRAHAM (Génesis 12–38)
A pesar de la maldad del corazón humano, Dios quería manifestar su gracia. Quería un pueblo escogido:
1. Al que pudiese confiarle las Escrituras.
2. Que fuese su testigo a las demás naciones.
3. En cuyo seno pudiese nacer el Mesías prometido.
Dios llamó a un hombre llamado Abram a que dejara su familia en la idolátrica Ur de los Caldeos y se encaminara hacia una tierra desconocida, donde lo convertiría en el padre de una nación poderosa (Génesis 12:1–3; Hebreos 11:8–19). Con esto comienza la historia del pueblo elegido de Dios, Israel.
Dondequiera que iba Abraham, levantaba un altar a Dios, Dios lo honró manifiestamente revelándosele. Se lo llamó “amigo de Dios”. Dios hizo un pacto con él, en el sentido que sería padre de un gran pueblo y que por medio de él serían bendecidas las naciones de la tierra (Génesis 12:1–3). Su familia se vio favorecida por Dios en forma particular. Dios los trató como a ningún otro pueblo. Los judíos aparecen siempre como el pueblo elegido de Dios.


EGIPTO, CANAAN, PENINSULA DE SINAI

A través de Isaac, el hijo de Abraham, las promesas de Dios pasaron a Jacob, el que, a pesar de sus muchos defectos, valoró las bendiciones prometidas por Dios en el pacto. El plan de Dios de fundar una nación por la que todo el mundo se vería bendecido, lo entusiasmó. En sus andanzas Jacob sufrió por su pecado, y tras los castigos, se convirtió en un gran hombre. Se le cambió el nombre a Israel, príncipe de Dios (Génesis 32:28). Este es el nombre que recibió el pueblo elegido de Dios—el de israelitas. Sus doce hijos fueron los jefes de las doce tribus de Israel. (Véase Génesis 49.)

DESCENSO A EGIPTO (Génesis 39–50)
Tanto Isaac como Rebeca cometieron el error de tener favoritos entre los hijos. Isaac favorecía al cazador, Esaú. Rebeca favorecía al reposado Jacob. Jacob hizo lo mismo en relación con José, lo cual despertó los celos de los otros hijos. José fue uno de los personajes más notables del Antiguo Testamento por su nobleza. Fue mediante José que la familia fue trasplantada a Egipto. La vida de José constituye una de las ilustraciones más perfectas de la Biblia sobre la providencia divina como algo superior a los actos del hombre. José fue vendido como esclavo a los diecisiete años de edad. A los treinta ya era gobernador de Egipto; diez años más tarde su padre, Jacob, llegaba a Egipto.

Después de la muerte de Isaac y después de que José fuera vendido a Egipto, Jacob y sus hijos y nietos, que sumaban setenta personas en total, se fueron allí a causa del hambre. Allí fueron exaltados por el faraón que reinaba en esa época. Cuando supo que eran pastores, les permitió alojarse en la tierra de Gosén, donde aumentaron en número, en riquezas y en influencia bajo los “reyes pastores”.

Dios sabía que era necesario que los israelitas abandonaran Canaán hasta que hubiesen adquirido las características de un pueblo poderoso, para que pudiesen tomar posesión de la tierra de Canaán. Dios quería protegerlos del peligro de que se mezclaran y se casaran con las razas idólatras que habitaban la tierra en esa época.

Leamos las palabras que Jacob dijo a sus doce hijos cuando estaba por morir (Génesis 49). Allí vemos nuevamente la promesa de Siloh, que es el gobernante que ha de venir. Recordemos que a Cristo se le llama el León de la tribu de Judá (Apocalipsis 5:5).

El libro del Génesis termina en el fracaso. Sus últimas palabras son: En un ataúd en Egipto. Sólo la muerte señala el sendero del pecado; la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23). ¡La gente necesitaba un Salvador!

En Génesis se mencionan ocho nombres que debemos recordar en orden: Dios, Adán, Satanás, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, José.

Hay seis lugares de suprema importancia en relación con la historia del Génesis—Edén, monte Ararat, Babel, Ur de los Caldeos, Canaán (tierra prometida), Egipto.

 
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No tengas miedo. Yo soy el primero y el último, y estoy vivo. Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre, y tengo poder sobre la muerte.

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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El lienzo de Cristo diseñado en la atmósfera terrestre
Apocalipsis 1:12–18


Entre los diversos aspectos del Apocalipsis, es prominente el hecho de que este es un libro que trata sobre una Persona, Cristo mismo, quien es su tema central. El doctor G. Campbell Morgan observa: “Cualquier estudio de Apocalipsis que no se centre en Cristo y que no vea todo lo demás en relación con El, conducirá al lector a un laberinto sin salida.” Así las primeras cuatro palabras de Apocalipsis declaran su naturaleza y su propósito: “La revelación de Jesucristo.” No es “la revelación de Juan el teólogo”, sino la manifestación de Uno a quien Juan amaba tiernamente.

Tampoco se trata aquí de “las revelaciones”. Es el singular, no el plural el que se usa. Es “la Revelación”, en la cual hay muchas facetas. En el Apocalipsis, Cristo es más plenamente revelado y exaltado que en cualquier otro libro de la Biblia. Abundan las alusiones a Cristo, como en las veinte o más referencias a El como “el Cordero”. Una división amplia del libro sería esta:
          •      Cristo y sus santos (Capítulos 1–3)
          •      Cristo y el mundo antiguo (Capítulos 4–19)
          •      Cristo y el mundo nuevo (Capítulos 20–22).

En los evangelios vemos a Cristo sirviendo y sufriendo. En el libro de los Hechos lo vemos vivo para siempre, obrando a través de su Iglesia. En el Apocalipsis, es el Héroe supremo, que derrota a todos sus enemigos.

Al observar la lucha entre el bien y el mal y los puntos más críticos de este drama, recibimos con profundo aprecio la imagen de Jesús como el futuro ejecutor de la justicia divina y el dispensador de la retribución y de las recompensas. Aquí se hace la presentación del Rey y su reino, y de cómo el Rey toma por la fuerza lo que le corresponde.
Cristo es la clave del libro; el Espíritu Santo es nuestro guía y nuestra propia espiritualidad es la medida de la manera en que podemos apreciar el retrato de cuerpo entero de nuestro Salvador.

En muchos sentidos, el primer capítulo es uno de los más importantes del libro, puesto que en él se da un sumario de todo lo que va a ocurrir. Los nombres, títulos y símbolos que se dan de Cristo en este capítulo inicial son distribuidos y ampliados a través del libro.

Ningún otro libro de la Biblia descubre la presencia, la Persona y el poder del Señor Jesucristo como lo hace el Apocalipsis, que se declara como un panorama maravilloso de nuestro Señor mismo y no meramente de los sucesos relacionados con su triunfo. El libro se abre con Cristo como el revelador de sí mismo (1:1–3). Puesto que es la revelación de Jesucristo, el libro adquiere un significado superior y se hace inmensamente importante. Aquí El es descrito como la figura central, que posee las llaves del destino. A pesar de los demonios y los hombres malvados, Cristo avanza invencible a través del fascinante y veloz drama del libro. Tome nota de las presentaciones autoritativas de Cristo en los “Yo soy” del primer capítulo y compárelas con los “Yo soy” que da Juan en su evangelio.

Una de las características especiales de este primer capítulo es el cuadro auténtico que nos da de Jesucristo. Hay aquí un retrato que ningún artista ha sido capaz de pintar. El capítulo abunda en títulos y superlativos y los utiliza para describir a Aquél que no tiene comparación.

1. El prólogo (1:1–3)
No simpatizamos con el sistema modernista de interpretar el Apocalipsis. Su falsa afirmación de que Juan tomó la visión de su libro de la antigua literatura apocalíptica y que sólo nos da una mezcolanza del folklore pagano, es claramente contradicha por la declaración que hace Juan acerca del origen y el orden de lo que vio y escribió. El apóstol no nos ha legado una colección de visiones paganas cristianizadas. Al contrario: Cristo nos presenta un sumario de su triunfo final sobre todas las fuerzas que se le oponen. Como esta revelación es dada por Dios, es nuestra solemne obligación inclinarnos reverentemente mientras la estudiamos.

En el Apocalipsis encontramos lo que bien podríamos llamar una escalera con cinco peldaños:

                                                                       Dios
                                                            Cristo
                                              el ángel
                                     Juan
    los siervos de Dios

Dios le dio la revelación a Jesucristo, puesto que ésta se refiere a El. Cristo, a su vez se la dio a su ángel, después de lo cual los ángeles son prominentes en el libro. El mensajero angelical le comunicó la revelación a Juan. Juan entonces puso por escrito todo lo que recibió para la iluminación y edificación de los santos de todas las edades. Ese es el orden que se sigue hasta la conclusión: “Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto” (22:6).

Nadie estaba mejor calificado que Juan para actuar como el canal autorizado de esta sublime revelación. Esto es evidente por lo que los evangelios relatan acerca de la intimidad de este apóstol con Cristo. Juan fue amigo íntimo de Cristo y muy amado por El. También se dice que él se recostaba sobre el pecho de Jesús. Y fue Juan quien escribió las palabras de Jesús concernientes a la capacidad del Espíritu para revelarles a los siervos de Cristo las “cosas que sucederán.”

Antes de seguir adelante en nuestro estudio es esencial que hagamos una pausa y nos preguntemos: “¿Estoy yo preparado espiritualmente para recibir bendición del Señor a través de la lectura de este gran libro?” Nuestra actitud humilde debe ser: “Enséñame tú lo que yo no veo; si hice mal, no lo haré más” (Job 34:32).

Para poderle transmitir esta revelación a Juan por medio de su ángel, Jesús utilizó símbolos (1:1). Es decir, usó figuras y señales para impartirle su conocimiento. En nuestro estudio de estos símbolos, debemos tratar de interpretarlos a la luz de su uso en otras partes de las Escrituras. Debemos comparar símbolo con símbolo y así protegernos de las extravagancias de interpretación en las que caen muchos expositores.

Debemos también considerar cuándo fue que Juan vio todas las cosas que escribió posteriormente en el Apocalipsis. El indica que se encontraba en la isla llamada Patmos (1:9) y que la revelación le fue dada allí durante cierto día del Señor, mientras El estaba en el Espíritu (1:10). Dos frases constituyen aquí una interesante combinación: “en la isla” y “en el Espíritu.” Evidentemente, las limitaciones geográficas de Juan no eran un obstáculo para su visión espiritual. Su oscuro calabozo no era capaz de cautivar su libre espíritu. ¿Así ocurre con nosotros? Cuando nos encontramos atrapados y confinados en circunstancias que nos aíslan de un mundo libre que se halla alrededor de nosotros, ¿nos sentimos más capacitados espiritualmente para comunicarnos con el cielo? En nuestra isla de restricciones, ¿estamos nosotros también en el Espíritu?

Hay dos maneras de interpretar “el día del Señor”. La interpretación común y corriente es que este día en particular era un domingo o primer día de la semana, el cual observaba Juan cuando le llegó la visión. Y ciertamente esta es una designación apropiada del día que se conoce como “domingo”, aunque dicho día no se designa así en ningún otro lugar de la Biblia. El primer día de la semana es el día de Cristo: el día de la resurrección, el día que el Señor ha separado para la adoración de su nombre y la predicación de su Palabra. Y en este día, el mejor de todos, cuando tenemos la oportunidad de hacer a un lado las cosas del mundo, podemos escuchar la voz de Dios y dedicarnos a la comprensión espiritual de su Palabra.

Otros eruditos creen que esa frase no se refiere al primer día de la semana, sino que significa “el día del Señor”, quizá con un sentido más profético. Estar “en el Espíritu” puede referirse a alguna clase de preparación por medio de la cual el Espíritu Santo proyectó la mente de Juan hacia el futuro, como lo declaraban los profetas del Antiguo Testamento cuando profetizaban acerca del día del Señor. Isaías 2:10–22, por ejemplo, es considerado como un resumen general de los capítulos 4 al 19 del Apocalipsis. Juan fue llevado hacia el futuro por el Espíritu hasta el terrible día de los juicios y se le hizo describir detalladamente lo que Daniel y otros profetas habían visto en general.

Puede ser que la solución se encuentre en armonizar ambos puntos de vista sobre el día del Señor. Mientras Juan meditaba un primer día de la semana, el Espíritu Santo capacitó a Juan para que pudiera ver el panorama del futuro y distinguir allí el día venidero del Señor.

Antes de dejar el prólogo debemos considerar dos frases más. Juan recibió una revelación de “las cosas que deben suceder pronto” (1:1). Esta palabra “pronto” lleva en sí el sentido de presteza o inminencia. Una vez que comience la acción habrá una sucesión rápida de eventos. No existe aquí la idea de que Juan esperara que todo lo que él predijo se cumpliría casi inmediatamente.

La misma idea está asociada con la declaración “el tiempo está cerca” (1:3). Afirma Walter Scott: “La profecía aniquila el tiempo y todas las circunstancias que intervienen, aun las opuestas, y lo coloca a uno en el umbral de su cumplimiento.” De acuerdo con nuestra manera de pensar, parece como si Dios estuviera deteniendo el cumplimiento de sus últimos propósitos esbozados en el Apocalipsis, pero tal demora no significa más que gracia a favor de un mundo condenado.

2. Las prerrogativas (1:4–11)
Con un estilo autoritativo, el apóstol Juan empieza esta sección con su propio nombre: “Juan, a las siete iglesias que están en Asia.” Igualmente enfática es la expresión que se encuentra en el versículo 9: “Yo Juan.” La palabra griega apostello significa “enviar” y describe a un mensajero comisionado para cumplir una misión importante. En este sentido se aplica este término a Cristo (Hebreos 3:1). Cuando Juan inicia la comunicación de la revelación enviada a él (1:1), trata de afirmar su autoridad como apóstol, o “enviado”. Lo que él está a punto de anunciar, no procede de su propia creación. Como mensajero enviado por Dios, Juan va a describir “todas las cosas que ha visto” (1:2). Con la expresión “Yo Juan” del versículo 9, el apóstol proclama la apertura del libro que contiene la segunda venida de Cristo. En la frase “vengo en breve” de 22:20, Cristo anuncia su propia venida.

El Señor Jesucristo se presenta en el versículo 4 como el “que es y que era y que ha de venir”. “El que es” se refiere al presente y nos recuerda la inmutabilidad de Dios. Por ser el Dios Inmutable, Cristo está capacitado para actuar con independencia en un presente cambiadizo y fugaz. “El que era” retrocede hacia el pasado y nos hace volver millares de años atrás. “El que ha de venir” nos lleva hacia adelante y nos hace recordar que lo que el Señor ha sido, continuará siéndolo para siempre. El es el mismo ayer, hoy y por los siglos.

Hay otra importante verdad en la salutación de Juan (1:4, 5). La preposición “de” se usa tres veces: de El (1:4), es decir, de Dios, el independiente, el que existe por sí mismo; de los siete espíritus los cuales están delante del trono (1:4). Por la designación “siete espíritus” podemos entender (como ya lo hemos explicado) la plenitud de poder y la diversidad de actividades del Espíritu Santo; de Jesucristo (1:5). De esta manera, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo están ligados en la comunicación de esta revelación. Aquí, como en los demás lugares de las Escrituras, el Dios trino está obrando en perfecta unidad.

“Jesucristo, el testigo fiel” (1:5), le imparte fuerza al mandamiento del Señor a la iglesia de Esmirna: “Sé fiel hasta la muerte” (2:10). Su vida mostraba sus enseñanzas y mandamientos gráficamente. La descripción “Jesucristo el testigo fiel” demuestra la relación de Jesús con el Padre mientras el Salvador estaba en esta tierra. Como verdadero profeta, El nunca dejó de declarar todo el consejo de Dios. La palabra “testigo” describe a alguien que ve, sabe y por lo tanto habla, y es una palabra característica de Juan (quien la usa más de setenta veces en sus escritos).

“Jesucristo … primogénito de los muertos” (1:5) es un título maravillosamente descriptivo. “Cristo es tanto las primicias como el primogénito de los muertos,” dice Walter Scott. “El primer título indica que El es el primero en tiempo de la futura cosecha de los que duermen (1 Corintios 15:20, 23). El último título significa que El es el primero en rango de todos los que se levantarán de entre los muertos. ‘Primogénito’ es una expresión de supremacía, de preeminente dignidad, y no de tiempo o de secuencia cronológica (Salmo 89:27). Sin importar dónde, cuándo ni cómo entró Cristo en el mundo, necesariamente tomará siempre el primer lugar en virtud de lo que El es.” Dicho título también señala hacia la obra sacerdotal de Cristo.
“Jesucristo … el soberano de los reyes de la tierra” (1:5) retrata el aspecto de realeza dentro de la obra de Cristo. Los reyes de la tierra han sido siempre monarcas orgullosos y poderosos, y hasta el momento de la aparición de Cristo, ejercerán una fuerte influencia. Pero cuando Cristo venga para poner en función sus derechos soberanos, El tendrá el supremo dominio de todo. Todos los cetros imperiales serán destruidos y todas las autoridades opositoras serán desmanteladas. Como el Señor de señores, Cristo dominará sobre todos aquellos que ejerzan autoridad; como Rey de reyes, reinará sobre todos los que reinen. ¡Qué gobierno soberano le espera a esta caótica tierra!

“Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin” aparecen en 1:8, 11, pero muchos eruditos sostienen que la primera parte del versículo 11 no aparece en el texto original tal como lo escribió Juan. (El título habría sido tomado del versículo 8 y la frase “el primero y el último” vendría del versículo 17. Aquí nos encontramos con uno de esos divinos “Yo soy” que hacen resaltar la dignidad y la autoridad de Cristo. Alfa y omega, primera y última letras del alfabeto griego, sugieren que Cristo es el principio y el final de todo lo referente a los planes de Dios con relación a la humanidad. El es el primero y el último y todo lo que llena el intermedio.

Cristo aparece nuevamente en el versículo 8 como el Ser de los tres tiempos (como aparece en el versículo 4), pero esta vez, con dos adiciones: “el Señor”, “el Todopoderoso”. Estos títulos constituyen una conclusión apropiada para esta sección tan abundante en ellos. Con la manifestación del juicio sobre las fuerzas antagónicas del infierno y de la tierra y todo el odio que se había amontonado sobre los justos, es de mucha consolación contar con la revelación de la autoridad omnipotente del Señor, y otros recursos en los cuales apoyarnos desde el principio del libro.

Como veremos más tarde, las circunstancias en que vivirán los necesitados los obligarán a hacerle constantes demandas a tan poderoso nombre. Grandes poderes malignos tratarán de hundir al pueblo de Dios, pero el Todopoderoso estará presto a defenderlo. ¡La omnipotencia se enfrentará a esas fuerzas arrogantes y soberbias … ¡y triunfará! La gran pregunta del Apocalipsis es “¿Quién reinará?” Sólo hay una respuesta a esta pregunta crítica: El Señor Todopoderoso.

La revelación y la enumeración de las dignidades de Cristo figuran en la triunfante doxología de los redimidos (1:5, 6). Nuestros sentimientos son conmovidos profundamente y asciende nuestra adoración cuando meditamos en todo lo que el Señor es en sí mismo y de qué manera son aplicados sus atributos a favor de todos los suyos.

“Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (1:5). La liberación está ya realizada, pero el amor de Dios continúa para siempre. “Como había amado a los suyos … los amó hasta el fin” (Juan 13:1). ¡Qué gran fortalecimiento trae a los redimidos de todos los tiempos el amor inconmovible y siempre presente del Redentor! Durante el período de la Tribulación, cuando el fuego de la persecución se amontone alrededor del pueblo de Dios que haya quedado sobre la tierra, ¡qué cantos de triunfo y de victoria entonarán los redimidos al descansar confiadamente en el amor de su Libertador!

“Y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre” (1:6). Juan no olvida celebrar la alta dignidad de los redimidos. Cristo, cuya sangre y amor constituyen la base de nuestra confianza y descanso, ha hecho a su pueblo “un reino para ser sacerdotes para su Dios, su Padre”. La palabra original de la cual viene el término “reyes” aparece en singular: “reino”, lo cual está completamente de acuerdo con todo el libro, e indica que los redimidos no serán únicamente sujetos gobernados, sino que también ejercerán soberanía. Los santos han de reinar como sacerdotes. Ahora todos los creyentes ejercen las funciones sacerdotales aquí en la tierra (Efesios 2:18; Hebreos 13:15), pero el Apocalipsis prevé el ejercicio de un sacerdocio real.

Walter Scott pregunta: “¿Cuál es el significado de la dignidad real y la gracia sacerdotal? Zacarías 6:13 establece exactamente esta posición: ‘Se sentará y dominará en su trono, y habrá sacerdote a su lado.’ Como nosotros hemos de reinar con Cristo, el carácter de su reino determinará la naturaleza del nuestro. Nunca olvidemos nuestro elevado rango, ni actuemos por debajo de él en la práctica. Pensar en ello constantemente nos impartirá dignidad de carácter y nos mantendrá por encima del espíritu de ambición por el dinero que reina en nuestro tiempo (1 Corintios 6:2, 3).” ¡Sí, y notemos el orden: reyes y sacerdotes! Si queremos interceder con eficacia, debemos reinar constantemente en la vida. Cuando triunfemos sobre el mal interno y externo como reyes, entonces tendremos libertad y poder como sacerdotes para interceder por la causa de los perdidos y de las almas en pecado.

“A él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos” (1:6). En esta atribución de eterna gloria y dominio a Cristo, vislumbramos el cumplimiento de su gloria visible y su extenso dominio tal como lo anunciaran los santos del pasado. Conforme se va desarrollando la revelación, esta doxología aumenta en plenitud. Aquí es doble; en 4:11 es triple; en 5:13 es cuádruple; y en 7:12 es séptuple.

En el versículo 7 hallamos un testimonio sobre la segunda venida de Cristo. William Newell designa con toda razón este versículo como el primer gran texto del Apocalipsis. En 21:5 encontramos el segundo: “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas.” El glorioso advenimiento de nuestro Señor es presentado con la exclamación “¡He aquí!” de pie como centinela en el umbral mismo del libro.

Aquí Juan está haciendo énfasis en el regreso de nuestro Señor a la tierra. Esto es, su manifestación pública ante el mundo entero, que terminará con el establecimiento de su reino. Y todo ojo, en un momento u otro, presenciará su manifestación personal en público. Por la expresión “los que le traspasaron” podemos entender los judíos y también los gentiles. Es Juan quien nos hace recordar que fue un soldado gentil quien abrió el costado del Salvador (Juan 19:33–37).

Así lo expresa Walter Scott: “El vacilante y débil representante de Roma degradó la grandeza imperial su jactanciosa reputación de justicia inflexible al ordenar cobardemente que su augusto prisionero, a quien había declarado inocente tres veces, fuera azotado y crucificado.” Pero, ¿hay aquí una referencia especial a los judíos, ya que ellos aguijonearon a Pilato para que crucificara al Salvador (Zacarías 12:10)? Cuando el pueblo de Israel vea aparecer a Cristo, creerá en El, y cuando el verdadero amanecer haya llegado para los judíos que moren en la tierra, el pueblo experimentará su nuevo nacimiento como nación.

El gemido general de angustia por la venida del Hijo del Hombre no se debe perder de vista. No debemos limitar el terror a las dos tribus de Judá y Benjamín, ni tampoco a las otras diez tribus. La expresión usada aquí no es “las tribus de la tierra de Israel”, sino “todas las tribus de la tierra”. El anuncio profético que describe a los hombres escondiéndose en las cuevas de la tierra para no presenciar la ira del Señor, llega hoy a su realización (Isaías 2:19; 1 Tesalonicenses 5:2, 3; Lucas 21:34, 35). Entonces viene el doble asentimiento al testimonio profético: “Sí” y “amén”. Cristo viene, tanto para los judíos como para los gentiles, y para ambos grupos la Palabra de Dios permanece para siempre.

3. Su Persona (1:12–18)
En esta sección, Juan presenta una impresionante descripción de Aquél cuya voz él escuchó. Los símbolos de cargo y de personalidad dados aquí, se identifican con el Hijo del Hombre, quien es poseedor de una plena y completa divinidad. Las siete partes del retrato de cuerpo entero de Cristo son fáciles de discernir y todas las características (como lo indicaremos más detalladamente en nuestra próxima sección) están distribuidas entre las iglesias. Al seguir adelante, debemos observar que hay una vasta diferencia entre los sufrimientos pasados de nuestro Señor y su soberanía futura. ¡Al fin vemos al Cristo escarnecido coronado para siempre como Rey de reyes y Señor de señores!

El Apocalipsis trata sobre la Persona y el poder de Jesucristo, con múltiples símbolos sobre sus actividades, funciones y carácter. Aquí vemos a Jesús relacionado con el tiempo y con la eternidad, con judíos, con gentiles y con la iglesia de Dios. La parte del primer capítulo en la que queremos detenernos, es la que muestra a Cristo como el personaje celestial con apariencia humana. En El están combinadas la deidad y la humanidad y están maravillosamente mezclados lo celestial y lo terreno (1:9–18). ¡Qué enorme diferencia hay entre los pasados sufrimientos de nuestro Señor y su futuro reinado! Al fin vemos a Jesús (quien fue una vez objeto de vergüenza, escarnio y contradicción), coronado de honra y gloria.

A. Su vestidura y su cinto (1:13)
    En medio de los siete candeleros,
    uno semejante al Hijo del Hombre,
    vestido de una ropa que llegaba hasta los pies,
    y ceñido por el pecho con un cinto de oro.

La posición de Cristo—en medio de la Iglesia (simbolizada por los siete candeleros)—lo declara como la Cabeza y el centro de poder de la Iglesia.

El título de Cristo—el Hijo del Hombre—lo identifica con la humanidad y con el juicio.
La vestimenta y el cinto de Cristo declaran su autoridad real y también la majestad de su sacerdocio. Es una alusión a las bellas vestimentas de los sumos sacerdotes bajo el orden levítico e indican las cualidades personales y la posición oficial del Sacerdote.
La vestidura de Cristo le “llegaba hasta los pies”, pero no se los cubría. De otro modo, Juan no hubiera podido distinguirlos para inclinarse a adorar a su Señor, cuya forma glorificada estaba debidamente vestida. En el Calvario, Jesús fue desvestido y sobre su ropa echaron suertes, pero ahora aparece vestido con su bella túnica, como el gran Sumo Sacerdote. “Y sus vestidos se hicieron blancos como la luz” (Mateo 17:2).

Cristo también estaba “ceñido por el pecho con un cinto de oro”. Cuando el cinto está alrededor de los lomos es indicación de preparación para el servicio (como en Juan 13:4, 5), pero cuando está ciñendo el pecho implica dignidad sacerdotal y juicio. El hecho de que el cinto es de oro, indica la divinidad de Cristo y su legítima dignidad real. El pecho bien puede implicar calma y reposo, o preparación para el juicio.

Juan no ve a Cristo vestido como Rey-Sacerdote ante el altar de oro con el incensario y el incienso ardiendo, sino que lo ve entre los candeleros con la despabiladera, como si estuviera revisando las lámparas del santuario para ver si pueden seguir alumbrando o si se veía en la necesidad de quitarlas de su lugar pronto. Todas las figures del lenguaje que siguen son una expresión de juicio; una revelación del Sacerdote, no en el altar con el incienso, ni siquiera junto a la lámpara con el aceite, para ver si era necesario llenarla, sino con la despabiladera en su mano para juzgar y limpiar los candeleros.

Esta visión inicial recibida por Juan, no se refiere a la gracia pastoral de Cristo, sino a su autoridad judicial. Esta es la razón por la cual el Apocalipsis debe ser visto como un libro de juicios. Las palabras “Juez” y “juicios” aparecen quince veces en todo el libro. Las siete iglesias se presentan como si estuvieran en el lugar de este juicio, el cual debe siempre empezar por la casa de Dios (1 Pedro 4:17). Si quiere una enumeración de los diversos juicios del Apocalipsis donde Cristo es Juez, tome nota del siguiente sumario:
    1.      Juicio de la historia terrena de la Iglesia (capítulos 2 y 3).
    2.      Juicio de las naciones rebeldes, especialmente las que adoraron a la bestia (capítulos 4–16).
    3.      Juicio del sistema de idolatría en la tierra (capítulos 17 y 18).
    4.      Juicio de la bestia, el falso profeta, los reyes y los ejércitos del Armagedón (19:19–21).
    5.      Juicio de la actuación que se le ha permitido al diablo sobre la tierra (20:1–3).
    6.      Juicio de las naciones salvadas (bajo equidad, paz y justicia impuestos) durante el milenio (20:4–6).
    7.      Juicio de los que se rebelan en la tierra al ser suelto Satanás (20:7–9).
    8.      Juicio de Satanás en el lago de fuego para siempre (20:10).
    9.      Juicio de los no salvos ante el gran trono blanco (20:11–15).
Cada uno de estos juicios venideros presenta un rasgo especial de Cristo en cada etapa.

B. Su cabeza y su cabello (1:14)
Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve.
La cabeza blanca de Cristo, descubierta, distinguía fácilmente a la Persona glorificada que era revelada. La blancura de la lana y de la nieve, usada por Isaías para describir la limpieza del corazón de las manchas del pecado (Isaías 1:18), simboliza aquí la pureza absoluta y también la existencia eterna del Salvador, cuya sangre derramada puede limpiarnos de lo vil del pecado y prepararnos para caminar con El en ropas blancas.

La majestuosa cabeza descubierta del Hijo del Hombre da la idea de experiencia madura y de sabiduría perfecta, acompañadas de una santidad inmaculada. Daniel tuvo una visión similar. Un “como anciano de días” estaba vestido de ropa blanca como la nieve y su cabello era como la lana limpia (Daniel 7:9).

La transfiguracón Cristo fue una anticipación de la visión de Patmos. Pedro, Santiago y Juan fueron testigos presenciales de la majestad de Cristo y se espantaron al ver que “resplandeció su rostro como el sol” (Mateo 17:2). Por un momento, ellos vieron su gloria, gloria como del unigénito del Padre.

Para nosotros, el cabello blanco es indicio de mucha edad, decadencia y proximidad a la tumba, pero eso no es lo que implica aquí el Apocalipsis, porque el que tenía la cabeza blanca en la visión de Juan es el inmutable, inmortal y eterno. Desde la eternidad hasta la eternidad, Jesucristo es el mismo y sus años no tienen fin.

Cristo siempre retiene la frescura y el vigor de su juventud. No obstante, siempre ha sido venerable en la eterna sabiduría y gloria que ha tenido con el Padre desde antes de la fundación del mundo. Juan, quien una vez contempló la cabeza y los cabellos de su Señor coronados con espinas, ahora los ve coronados con la diadema de la gloria del cielo.

C. Sus ojos como llama de fuego (1:14; 19:12)
    Sus ojos eran como llama de fuego.
La Biblia dice mucho acerca de los ojos del Señor, “porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra” (2 Crónicas 16:9) y están en todo lugar (Proverbios 15:3). Los ojos y la lengua tienen una connotación especial; los ojos del Señor, observando lo malo y lo bueno indican el discernimiento divino, su profunda penetración e íntimo conocimiento. En lo que respecta a la “llama de fuego,” representa el atributo del entendimiento perfecto y la capacidad de escudriñar los pensamientos, las intenciones y las motivaciones del corazón. Todas las cosas están expuestas ante aquellos ojos penetrantes y nadie puede escapar de su escrutinio.

Todos aquellos que vean al Señor a su regreso en gloria, verán sus ojos centelleantes como llamas de fuego (Apocalipsis 19:12). El Apocalipsis es un libro de fuego, porque en él se encuentra diecisiete veces la palabra “fuego”. Los llameantes ojos de Cristo siempre están fijos en las escenas de la vida humana; no se cansan de escudriñar los corazones de los hombres y el verdadero significado de todos los sucesos y las acciones de los seres humanos. Por eso quemarán todo lo que sea extraño y contrario a su mirada santa, cuando su poseedor vuelva a la tierra vestido con ropas ensangrentadas. “Todas las cosas están desnudas y descubiertas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta” (Hebreos 4:13).

Cuando Cristo estaba en la tierra, sus amorosos ojos a menudo se empapaban en lágrimas a causa de los pecados y sufrimientos de aquellos que lo rodeaban. Seguramente no hay ningún pasaje tan conmovedor en las Escrituras como aquel que describe la compasión de Jesús por la muerte de uno a quien El amaba: ¡Jesús lloró!

Pero los ojos que vio Juan aquí en Apocalipsis, no estaban rojos de llorar sino de juicio. Cuán agradecidos debiéramos estar de que a través de la gracia no tendremos que sufrir la mirada abrasadora de aquellos ojos que escudriñan y consumen todo aquello que se opone a la voluntad divina.

 
 
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