domingo, 22 de marzo de 2015

Conviértase en un sustentador que piense en los demás y añada valor a las personas que conozca: Lo hizo nuestro Maestro

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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Una persona influyente …
Nutre a los demás
Hace varios años Nancy y yo decidimos ayudar a nuestro hijo Eric a ser un poco más independiente. Hablando en general, le va muy bien. Es más, participa en muchas actividades que alguien que no usa una silla de ruedas jamás llega a realizar. Pero creímos que disfrutaría al dar otro paso en su desarrollo personal, así que indagamos respecto a algo que oímos llamado Canine Companions for Independence [Compañeros caninos para la independencia] (CCI), una organización que une perros especialmente entrenados a personas impedidas.
CCI opera hace veinte años y tiene oficinas alrededor del país, incluyendo Oceanside, California. Como no dista mucho de San Diego, un sábado por la mañana nos amontonamos en el auto y salimos hacia la costa para investigarlo.
Eric se emocionó mucho al llegar y visitar el centro de entrenamiento. Conocimos a varios miembros del personal, y vimos muchos perros. Nos enteramos de que estos animales se pasan el primer año de sus vidas en los hogares de voluntarios que los crían y les enseñan destrezas básicas como obediencia y sociabilidad. Luego los llevan al centro CCI, donde viven y son especialmente entrenados durante ocho meses por miembros del personal. Aprenden cómo llegar a ser compañeros de trabajo para casi cada clase de personas impedidas, excepto los ciegos. Los perros aprenden cómo abrir puertas, cargar objetos, y cosas como esas. Algunos son entrenados para ayudar a personas sordas, y aprenden a señalarles a sus dueños cuando suena la puerta o el teléfono, cuando llora un bebé, cuando suena una alarma de incendios, y así por el estilo. Una vez que un perro es completamente entrenado, se le une a un nuevo dueño, y los dos se someten a cierto tipo de «entrenamiento básico» para aprender a trabajar juntos.
A Eric le encantó la idea de tener un perro; así que solicitamos uno que se ajustara a sus necesidades. Durante las siguientes semanas, esperamos. Y no pasó un día sin que Eric no hablara de ello. Al fin, una tarde recibimos una llamada de CCI diciendo que tenían un perro para Eric, y la mañana siguiente, salimos de nuevo a Oceanside.
Eric se enamoró de Sable de inmediato. Era una enérgica perra de caza color oro que tenía poco más de un año y medio de edad. Los dos pasaron el entrenamiento inicial y aprendieron a trabajar juntos. Sable podía encender y apagar las luces por Eric, acompañarlo a la tienda con dinero y cargar sus compras, y hacer un montón de cosas más.
A medida que se acercaba el término del entrenamiento, uno de los entrenadores se sentó con Eric y habló con él. Le dijo: «Eric, no importa qué hagas o dejes de hacer con Sable, asegúrate de algo. Tienes que ser quien la alimente. Eso es muy importante. Es la única manera de asegurar el vínculo entre ustedes, y que te perciba como su amo».
Darle amor y afecto a la perra era sencillo para Eric. Disfrutaba mimándola y acariciándola, pero le era más difícil encargarse de ella. Él tiene una personalidad bastante dócil. Con el tiempo, aprendió a alimentarla, y al fin se convirtió en parte favorita de su rutina.
Alimentar a la perra es la mejor manera de crear una relación con ella. No solo provee lo necesario para el animal, dándole vida y fuerza, sino que también le enseña a confiar en usted y a seguirle. Y en la mayoría de los casos, cuando usted la alimenta, el cuidado que ofrece se convierte en lealtad, obediencia, y afecto.
NATURALEZA DE LA NUTRICIÓN
En cierta medida, las personas responden de manera similar a algunos animales. Y al igual que estos, a las personas hay que cuidarlas, no solo física, sino emocionalmente. Si observa a su derredor, descubrirá que hay personas en su vida que quieren ser alimentadas, con ánimo, reconocimiento, seguridad, y esperanza. Ese proceso se llama sustento o nutrición, y es algo que todo ser humano requiere.
Si desea convertirse en alguien que influye otras vidas, comience nutriéndolas. Muchas personas erróneamente piensan que la manera de llegar a ser influyente es convirtiéndose en una figura autoritaria, corrigiendo los errores ajenos, revelando las áreas débiles que no pueden ver con facilidad en ellos mismos, y ofreciendo crítica supuestamente constructiva. Pero lo que el clérigo John Knox dijo hace más de cuatrocientos años aún es cierto: «Uno no puede competir e influir al mismo tiempo».
El centro del proceso nutritivo es el interés genuino por otros. Cuando uno escucha la palabra nutrir, ¿qué es lo primero que se le ocurre? Si es como la mayoría, quizá se imagine a una madre meciendo a un bebé. Ella cuida a su niño, lo protege, lo alimenta, lo anima, asegurándose de que sus necesidades sean satisfechas. No le da atención solo cuando tiene tiempo libre o cuando es conveniente. Lo ama y desea que rebose. De manera parecida, cuando trata de ayudar e influir a las personas alrededor, debe tener sentimientos positivos e interés por ellos. Si desea impactarlos de manera positiva, no puede despreciarlos, aborrecerlos, o ridiculizarlos. Debe amarlos y respetarlos. O como afirma el experto en relaciones humanas Les Giblin: «No puede hacer que su prójimo se sienta importante ante usted si en secreto siente que es un don nadie».
Si nutre a otros pero deja que lleguen a depender de usted, en verdad los
hiere y no los ayuda.
Podrá preguntarse por qué debe adoptar una función sustentadora con las personas que desea influir, sobre todo si son empleados, colegas, o amistades, y no familiares. Podría decir: ¿Acaso eso no es algo que pueden conseguir en otra parte, por ejemplo, en el hogar? La desafortunada verdad es que la mayoría de las personas están desesperadas por ánimo. Y aunque pocas personas las edifiquen, todavía tiene que convertirse en su sustentador porque ellas son influidas mayormente por los que los hacen sentir mejor respecto a sí mismos. Si se transforma en un gran sustentador de los demás, tendrá la oportunidad de impactar bastante en ellos.
Evalúe una y otra vez sus motivos mientras ayuda y anima a otros. No sea como una niñita llamada Emily. Su padre, Guy Belleranti, manejaba un domingo en la mañana de la casa hacia la iglesia cuando la niña de cinco años dijo:
—Cuando crezca, quiero ser como el hombre que se para al frente.
—¿Quieres ser un ministro?—preguntó la madre de Emily.
—No—dijo Emily—, quiero decirle a la gente qué es lo que tienen que hacer.
Su meta es el crecimiento y la independencia de otros. Si nutre a otros pero deja que lleguen a depender de usted, realmente los hiere, y no los ayuda. Y si los ayuda por su deseo de satisfacer sus necesidades o para sanar las heridas de su pasado, su relación con ellos puede llegar a ser codependiente. No es saludable tratar de corregir su historia personal reviviéndola en forma vicaria a través de otros. Además, las personas codependientes jamás llegan a ser influencias positivas en los demás.
EL SUSTENTADOR INFLUYENTE
ES UN PROVEEDOR
Ahora que tiene una mejor idea de lo que significa nutrir a otros, quizás esté listo para aprender cómo hacerlo con las personas allegadas: empleados, familiares, amistades, compañeros de trabajo de iglesia, y colegas. Lo hace enfocándose en dar más que en obtener. Comience dándoles a otros en estas áreas:
Amor
Antes que pueda hacer algo en la vida de otros, debe mostrarles amor. Sin él, no puede haber conexión, futuro, ni éxito juntos. Recuerde algunas de las personas clave que impactaron su vida: un maestro increíble, un jefe fantástico, un tío o tía especial. Indudablemente, cuando uno invierte tiempo en estas personas, puede sentir que se interesan en uno. Y por eso respondía positivamente a ellos.
Descubrimos este ejemplo de la manera en que el amor puede afectar en la vida de los estudiantes. He aquí algo escrito por un maestro reflexivo:
Me alivió mucho cuando comencé a entender que el joven necesita algo más que un tema. Conozco las matemáticas, y las enseño bien. Antes pensaba que eso era todo lo que tenía que hacer. Ahora enseño a niños, no enseño matemáticas. Acepto el hecho de que solo puedo alcanzar éxito parcial con algunos de ellos. Cuando no tengo que conocer todas las respuestas, parezco tener más soluciones que al tratar de ser el experto. El joven que realmente me llevó a entender esto fue Eddie. Un día le pregunte por qué creía que le iba mucho mejor que el año pasado. Le dio significado a toda mi nueva orientación. «Porque me siento bien conmigo mismo cuando estoy con usted», dijo.1
Eddie respondió al amor de una manera como no lo habría hecho al conocimiento, la sicología, la técnica, o la teoría docente. Floreció una vez que supo que su maestro se interesó en él.
Sin amor, no puede haber conexión,
futuro, ni éxito juntos.
La extensión y la amplitud de nuestra influencia en otros están directamente relacionadas con la profundidad de nuestro interés por ellos. Cuando se trata de ayudar a las personas a crecer y sentirse bien consigo mismos, no hay sustituto para el amor. Hasta un tipo duro como Vince Lombardi, el legendario entrenador de los Green Bay Packers, comprendió el poder del amor para sacarles lo mejor a las personas e impactar sus vidas. Él decía: «Hay muchos entrenadores con buenos equipos de pelota que conocen lo básico y tienen bastante disciplina, pero aun así no ganan juegos. Entonces uno se encuentra con el tercer ingrediente: Si van a jugar juntos como equipo, tienen que interesarse unos en otros. Tienen que amarse entre sí. Cada jugador tiene que pensar en el otro».
Uno puede impactar positivamente a las personas sustentándolas. No importa qué profesión tenga. Ni cuán exitosas sean las personas a su alrededor o lo que hayan alcanzado. Todos tienen la necesidad de sentirse valorados. Hasta alguien que una vez fuera el líder del mundo libre necesita amor. En su libro In the Arena [En la arena], el antiguo presidente Richard Nixon describió su depresión luego de dimitir de la Casa Blanca y ser sometido a cirugía. En un momento en que estuvo en el hospital, le dijo a Pat, su esposa, que quería morirse.
Cuando estaba en lo más bajo de su vida, una enfermera entró a su cuarto, abrió las cortinas, y señaló un pequeño avión que volaba de un lado a otro. Arrastraba este anuncio: DIOS LO AMA, Y NOSOTROS TAMBIÉN. Ruth Graham, la esposa del evangelista Billy Graham, hizo los arreglos para que volara por el hospital. Ahí fue cuando Nixon experimentó un momento culminante. Ver esa expresión de amor le dio el valor y el deseo de continuar y recuperarse.
Invierta tiempo expresándoles su amor y aprecio a las personas que tiene cerca. Dígales cuán significativos son para usted. Escríbales notas diciéndoles cuánto se interesa por ellos. Déles una palmada en la espalda y, cuando sea apropiado, un abrazo. Jamás suponga que las personas saben lo que siente por ellos. Dígaselo. A nadie le dicen mucho que le aman.
Respeto
Leímos un relato sobre una mujer que se mudó a un pueblo pequeño. Después de estar allí por poco tiempo, se quejó a la vecina del pobre servicio que recibía en la farmacia local. Esperaba que su nueva conocida le repitiera su crítica al dueño de la tienda.
La próxima vez que la recién llegada fue a la farmacia, el farmacéutico la saludó con una gran sonrisa, le dijo cuán feliz se sentía de verla de nuevo, y que esperaba que le gustara el pueblo. También se le ofreció a la mujer y a su esposo para ayudarles mientras se acomodaban. Luego se ocupó de su orden rápida y eficientemente.
La mujer le reportó el increíble cambio a su amiga.
—Supongo que le dijiste cuán pobre era el servicio—declaró.
—Bueno, no—dijo la vecina—. Es más, espero que no te moleste, le dije que estabas sorprendida por la manera en que desarrolla su farmacia, y que creías que era una de las mejor atendidas que jamás habías visto».2
La vecina de esa mujer entendía que la gente responde al respeto. En efecto, la mayoría de las personas harán casi cualquier cosa por usted si las trata con respeto. Y eso significa aclararles que sus sentimientos son importantes, se respetan sus preferencias, y que sus opiniones son valiosas. Significa darles el beneficio de la duda. O como lo dijera el poeta y filósofo Ralph Waldo Emerson: «Cada hombre tiene el derecho de ser valorizado por sus mejores momentos».
Cuando el amor se enfoca en dar a otros, el respeto muestra una disposición a recibir de parte de ellos. El respeto reconoce la habilidad de la otra persona o el potencial a contribuir. Escuchar a otras personas y promover sus intereses por encima de los suyos refleja su respeto, además tiene potencial para que usted y ellos tengan más éxito. Según un reciente estudio realizado por Teleometrics International reportado en el Wall Street Journal [El periódico de Wall Street], los ejecutivos entienden el poder del respeto. Entre los dieciséis mil ejecutivos encuestados, los investigadores se concentraron en un grupo de personas con mucho éxito. Todos tenían actitudes positivas con sus subordinados, buscaban su consejo con frecuencia, escuchaban regularmente sus intereses, y los trataban con respeto.
Si ha tenido la oportunidad de laborar en muchos contextos, y ha trabajado para ambos tipos de personas—los que le respetan y los que no—, entiende cuán motivador puede ser el respeto. Y sabe también que es influido con más facilidad por quienes lo tratan bien.
Sentido de seguridad
Otra parte importante del sustento es darle a la gente un sentido de seguridad. Las personas dudan de confiar en usted y de alcanzar su potencial cuando les preocupa si están seguros con usted o no. Pero cuando se sienten seguras, están en posición de responder positivamente y hacer lo mejor. Virginia Arcastle afirmó: «Cuando uno hace que las personas se sientan seguras, importantes y apreciadas, no necesita que menosprecien a otros para aparentar que son mejores».
La integridad es parte de lo que hace a las personas sentirse seguras, de lo cual hablamos en el capítulo anterior. La gente se siente segura con usted cuando sus palabras y sus hechos son congruentes y se conforman con un elevado código moral que incluye el respeto. Lou Holtz, antiguo entrenador principal de fútbol de Notre Dame, se ocupó de esto cuando señaló: «¡Haga lo correcto! Haga lo mejor que pueda, y trate a otros de la manera en que quiere ser tratado porque preguntarán tres cosas: (1) ¿Puedo confiar en usted? (2) ¿Está comprometido?… (3) ¿Le intereso como persona?»
Las personas desean seguridad no solo de parte suya sino también de su medio ambiente. Los buenos líderes reconocen esto y crean un medio en el que las personas puedan florecer. Mike Krzyzewski, el exitoso entrenador de baloncesto de la Universidad Duke, entiende el impacto que un líder puede tener al proveerles seguridad a las personas que lo siguen: «Si establece una atmósfera de comunicación y confianza, se convierte en una tradición. Los miembros del equipo más viejos establecerán su credibilidad con los nuevos. Aunque no les agrade todo lo suyo, dirán: “Es confiable, y está comprometido con nosotros como equipo”».
No puede influir en las personas de manera positiva e impactar sus vidas hasta que puedan confiar en usted por completo.
Reconocimiento
Un error muy común, especialmente entre los líderes en el mercado, es no mostrar reconocimiento y apreciar por otros. Por ejemplo, J.C. Staehle hizo un análisis de los obreros en los EE.UU. Y encontró que la causa principal de insatisfacción entre los empleados era que sus superiores no les daban reconocimiento. Es difícil que las personas sigan a alguien que no los aprecia por quiénes son y lo que hacen. Como dijera el antiguo secretario de defensa y presidente del Banco Mundial Robert McNamara: «Los cerebros son como los corazones, van donde se les aprecia».
El reconocimiento es algo que todos aprecian mucho, no solo las personas en los negocios y la industria. Un poco de ello puede respaldar mucho la vida de una persona. Por ejemplo, hace poco leímos un relato escrito por Helen P. Mrosla, una monja maestra. Contaba su experiencia con Mark Eklund, un estudiante al que le enseñó en tercer grado y luego matemáticas en la escuela secundaria. He aquí su relato:
Un viernes [en el aula] el ambiente no era bueno. Toda la semana nos habíamos esforzado mucho en un nuevo concepto, y percibí que los estudiantes estaban frustrados consigo mismos, y se sentían incómodos entre sí. Tenía que detener la incomodidad antes de que se descontrolaran. Así que les pedí que escribieran en dos hojas de papel los nombres de los demás compañeros, dejando un espacio entre cada uno. Entonces les dije que pensaran en la cosa más genial que se les ocurriera respecto a cada uno de sus compañeros de clase y que la escribieran.
Hizo falta el resto del período de clase para terminar la tarea, pero mientras los estudiantes salían del salón, cada uno me entregó su papel …
Ese sábado, escribí el nombre de cada estudiante en una hoja de papel, y anoté lo que el resto dijo acerca de ese individuo. El lunes le di a cada estudiante su lista. Algunos tenían dos páginas. Antes de que pasara mucho tiempo, toda la clase sonreía. «¿De verdad?» escuché susurrar. «¡Jamás pensé que eso le resultara significativo a alguien!» «¡No sabía que le cayera tan bien a los otros!»
Nadie volvió a mencionar los papeles en la clase. Jamás supe si los discutieron después o con sus padres, pero no importaba. El ejercicio cumplió su fin. Los estudiantes nuevamente estaban felices consigo mismos y entre sí.
Ese grupo de estudiantes prosiguió adelante. Años más tarde, después de regresar de unas vacaciones, mis padres me recogieron en el aeropuerto. Mientras manejábamos a casa, mamá me hizo las preguntas acostumbradas en cuanto al viaje: Cómo estuvo el clima, mis experiencias en general. Hubo un vacío breve en la conversación. Mamá miró de reojo a papá y simplemente dijo:
—¿Papá?
Mi padre se aclaró la garganta.
—Los Eklunds llamaron anoche—comenzó.
—¿Verdad?—dije—. No he oído de ellos en años. Me pregunto cómo estará Mark.
Papá respondió en voz baja.
—Mataron a Mark en Vietnam—dijo—. Mañana es el funeral, y sus padres quieren que asistas.
Hasta hoy puedo señalar el punto exacto en la autopista interestatal 494 en donde papá me dijo lo de Mark.
Nunca había visto un combatiente en un ataúd militar … La iglesia estaba llena de amistades de Mark. La hermana de Chuck [su antiguo compañero de clase] cantó «The Battle Hymn of the Republic» [El himno de batalla de la República]. ¿Por qué tenía que llover el día del funeral? Ya era bastante difícil estar al lado de la tumba. El pastor pronunció las oraciones acostumbradas, y el trompetista ejecutó el toque militar fúnebre. Uno por uno, todos los que amaban a Mark caminaron por última vez al lado del ataúd y lo salpicaron con agua bendita.
Fui la última en bendecir el ataúd. Mientras estaba parada allí, uno de los soldados que cargó el ataúd se me acercó. «¿Usted era la maestra de matemáticas de Mark?» preguntó. Asentí mientras continuaba viendo el ataúd. «Mark me habló mucho de usted» dijo.
Después del funeral la mayoría de los compañeros de clase de Mark salieron a la granja de Chuck para almorzar. La madre y el padre de Mark estaban allí esperando, obviamente, por mí. «Queremos mostrarle algo» dijo su padre, sacando una cartera de su bolsillo. «Encontraron esto en su cuerpo cuando lo mataron. Creímos que lo reconocería».
Al abrir la billetera, sacó con cuidado dos gastadas hojas de papel de libreta que obviamente fueron pegadas, dobladas y desdobladas en muchas ocasiones. Supe sin mirar que los papeles eran los que había usado para nombrar todas las cosas buenas que cada compañero de clases de Mark había dicho de él. «Muchas gracias por hacer eso», dijo la madre de Mark. «Como puede ver, él lo atesoraba».
Los compañeros de clase de Mark comenzaron a rodearnos. Chuck se sonrió un tanto tímido y dijo: «Todavía tengo mi lista. Está en mi casa, en la gaveta superior de mi escritorio». La esposa de John dijo: «John me pidió que pusiera la suya en nuestro álbum de bodas». «Yo también tengo la mía» dijo Marilyn. «Está en mi diario». Entonces Vicki, otra compañera de clase, buscó en su cartera, sacó su billetera y le mostró su gastada y estrujada lista al grupo. «La llevo conmigo en todo momento» dijo Vicky sin parpadear. «Creo que todos guardamos nuestras listas».
Fue entonces cuando finalmente me senté y lloré.3
¿Qué haría que tantas personas guardaran las hojas de papel que recibieron cuando niños llevándolas aún consigo siendo adultos, algunos de ellos, por todas partes, hasta luchando en un campo de arroz al otro lado del mundo? La respuesta es el aprecio. Todo el mundo tiene una increíble hambre de afecto y reconocimiento. Mientras se relaciona con las personas, camine lentamente a través de la multitud. Recuerde los nombres de las personas, invierta tiempo mostrándoles que está interesado. Haga que otras personas sean una prioridad en su vida por encima de cualquier otra cosa, incluyendo sus planes y su itinerario. Y déles reconocimiento cada vez que pueda. Los edificará y los motivará. Eso lo hará una persona de significativa influencia en sus vidas.
Ánimo
Hace años se condujo un experimento para medir la capacidad de las personas para resistir el dolor. Los sicólogos midieron cuánto tiempo podía una persona descalza pararse en una cubeta de agua helada. Hallaron que un factor facilitó que algunos estuvieran en el agua el doble que los demás. ¿Sabe cuál fue el factor? El ánimo. Cuando otra persona estaba presente, apoyando y animando, los que sufrían pudieron soportar el dolor mucho más tiempo que los que no los recibían.
Cuando una persona se siente animada, puede enfrentar lo imposible y
sobreponerse a una adversidad increíble.
Pocas cosas ayudan a una persona como el ánimo. George M. Adams lo llamó «el oxígeno del alma». El poeta y filósofo alemán Johann Wolfgang von Goethe escribió: «La corrección alcanza mucho, pero el ánimo después de la censura es el sol tras una llovizna». Y William A. Ward reveló sus sentimientos al decir: «Adúleme, y es posible que no le crea. Critíqueme, y quizás no me caiga bien. Ignóreme, y a lo mejor no lo perdone. Anímeme, y no lo olvidaré».
La habilidad de influir es una consecuencia natural del ánimo. Benjamin Franklin escribió en una carta al comandante naval John Paul Jones: «De aquí en adelante, si ve ocasión para darles a sus oficiales y amistades un poco más de elogios de lo debido, y confesar más falta de la merecida, por ello simplemente pronto llegará a ser un gran capitán». Jones en verdad aprendió la lección. Al fin y al cabo llegó a ser un héroe de la revolución estadounidense y luego alcanzó el rango de contralmirante en la marina rusa.
Así como el ánimo hace que otros le sigan, no ofrecer elogios y ánimo tiene el efecto opuesto. Leímos un relato por el Dr. Maxwell Maltz que muestra el increíble impacto negativo que una persona puede ejercer al no animar a los que tiene cerca. Maltz describió a una mujer que vino a su oficina buscando ayuda. Evidentemente, su hijo se mudó de su hogar, en el centro del país, a Nueva York; en donde Maltz tenía su consultorio. Cuando su hijo era solamente un niño, murió el esposo de la mujer, y ella se encargó del negocio, esperando hacerlo solo hasta cuando el hijo fuera lo suficientemente maduro para ocuparse de él. Pero cuando el hijo creció, no quiso involucrarse. En lugar de eso quería ir a Nueva York a estudiar. Ella acudió a Maltz porque quería averiguar por qué su hijo se comportaba de esa manera.
Unos cuantos días después el hijo fue a la oficina de Maltz, explicando que su madre había insistido en la visita.
—Amo a mi madre—explicó—, pero jamás le dije por qué tuve que dejar la casa. Simplemente nunca tuve el valor. Y no quiero que sea infeliz. Pero verá, Doctor, no quiero seguir lo que mi padre comenzó. Quiero arreglármelas por mi propia cuenta.
—Eso es muy admirable—le dijo Maltz—, ¿pero qué tienes en contra de tu padre?
—Él era un buen hombre y se esforzó mucho, pero supongo que lo resentía—dijo—. Mi padre tuvo que esforzarse mucho. Y creyó que tenía que ser duro conmigo. Me parece que quería que desarrollara autosuficiencia o algo así por el estilo. Cuando niño, jamás me animó. Recuerdo jugar pelota con él en el patio. Él la lanzaba y yo la agarraba. Hacíamos un juego para ver si podía atrapar diez pelotas seguidas. Y, doctor, ¡jamás me dejaba agarrar la décima pelota! Me tiraba ocho o nueve, pero siempre tiraba la décima al aire, o al suelo, o donde no podía atraparla.
El joven se detuvo un momento y entonces dijo:
—Nunca me permitía atrapar la décima pelota, ¡jamás! Y me parece que tuve que dejar la casa y el negocio que empezó porque de una u otra manera deseaba atrapar esa décima pelota!
La falta de ánimo puede inhibir a la persona e impedirle una vida saludable y productiva. Pero cuando se siente animada, puede enfrentar lo imposible y sobreponerse a la adversidad de manera increíble. Y la persona que da el don del ánimo se convierte en alguien influyente en su vida.
LO QUE RECIBEN
Para llegar a ser un sustentador, aprenda a pensar de otra manera. En vez de pensar en sí mismo, déles prioridad a otros. En vez de poner a otros en su lugar, trate de ponerse en el de ellos. Eso no siempre es fácil. Solo cuando se siente en paz consigo mismo y con quien usted es podrá pensar diferente y entregarse a otros. Nutrir brinda muchas recompensas. Cuando uno nutre a las personas, ellas reciben varias cosas:
Dignidad positiva
Nathaniel Branden, siquiatra y experto en el tema de la autoestima, afirma que ningún factor es más decisivo en el desarrollo sicológico de las personas y la motivación que los juicios valorativos que hacen de sí mismos. Dice que la naturaleza de la autoevaluación tiene un profundo efecto en los valores, las creencias, los procesos mentales, los sentimientos, las necesidades, y las metas de la persona. Según su punto de vista, la autoestima es la clave más importante para el comportamiento de la persona.
Un pobre concepto propio puede tener todo tipo de efectos negativos en uno. El poeta T.S. Eliot afirmó: «La mitad del daño que se hace en este mundo se debe a personas que quieren sentirse importantes … No quieren hacer daño … Están absortos en la interminable lucha por pensar bien de sí mismos». La autoestima pobre crea un techo invisible que puede detener a una persona para que no intente superar sus limitaciones autoimpuestas.
Si está confiado y tiene una imagen propia saludable, entonces podrá decir: «Oye, aumentar la dignidad de un niño lo puedo entender, pero cuando se trata de mis empleados o colegas, eso es asunto de ellos. Son adultos. Que se superen». La realidad es que la mayoría de las personas, tengan siete o cincuenta y siete años, pueden requerir ayuda con su percepción propia. Les encantaría que les aumenten su sentido de identidad. De cuestionarse eso, intente este experimento. Pídales a un par de personas que conozca que escriban en una hoja de papel todos los puntos fuertes de su personalidad. A cada persona generalmente se le ocurre una media docena. Entonces pídales que escriban todas sus debilidades. La mayoría del tiempo, ¡las listas de debilidades son al menos el doble de largas!
Samuel Johnson, el crítico y escritor del siglo dieciocho, expresó este pensamiento: «La autoconfianza es el primer gran requisito de las grandes iniciativas». La autoestima impacta cada aspecto de la vida de la persona: el empleo, la educación, las relaciones, y más. Por ejemplo, el National Institute for Student Motivation [Instituto nacional para la motivación del estudiante] condujo un estudio que mostró que el impacto de la autoconfianza en los logros académicos es mayor que el del coeficiente intelectual. Y Martin Seligman, profesor de sicología en la Universidad de Pensilvania, descubrió que las personas con alta estima obtienen trabajos mejor remunerados y tienen más éxito en sus profesiones que las personas con baja autoestima. Cuando se encuestó a representantes de una de las principales compañías de seguros, se halló que los que esperaban tener éxito vendían treinta y siete por ciento más de seguros que los que no esperaban tener éxito.
Si desea ayudar a las personas a mejorar su calidad de vida, a ser más productivas en el trabajo, y desarrollar relaciones más positivas, entonces edifique su autoestima. Haga que se sientan a gusto con ellos mismos, y se derramarán los beneficios positivos en cada aspecto de sus vidas. Y cuando comiencen a experimentar esos beneficios, le estarán agradecidos.
Sentido de pertenencia
El sentido de pertenencia es una de las necesidades humanas básicas. La gente sufre cuando se siente aislada y excluida de un sentimiento de comunión con otros. Albert LaLonde señaló los peligros de este aislamiento: «Hoy muchos jóvenes jamás experimentan una profunda conexión emocional con nadie. No saben cómo amar o ser amados. La necesidad de ser amados se traduce en el requisito de pertenecer a alguien o a algo. Impulsados por su necesidad … Harán cualquier cosa por pertenecer».
Los que influyen positivamente entienden esta necesidad y hacen cosas para que las personas se sientan incluidas. Los padres se aseguran de que los niños se sientan miembros importantes de la familia. Los cónyuges hacen que la persona con quienes están casados se sienta como un compañero querido y con igual valor. Y los jefes permiten que sus empleados sepan que son miembros valorados del equipo.
Los grandes líderes son particularmente habilidosos en lograr que sus seguidores se sientan incluidos. Napoleón Bonaparte, por ejemplo, era un maestro en hacer que las personas se sintieran importantes e incluidas. Se le conocía porque merodeaba por su campamento y saludaba a cada oficial por su nombre. Mientras hablaba con cada hombre, le preguntaba sobre su pueblo, su esposa, y la familia. El general hablaba respecto a una batalla o maniobra en la que sabía que el hombre había participado. El interés y el tiempo que invertía con sus seguidores hacía que experimentaran un sentido de camaradería y pertenencia. No en balde sus hombres estaban consagrados a él.
Si desea convertirse en mejor sustentador de personas, desarrolle una manera de pensar que tome en cuenta a los demás. Busque maneras de incluir a otros. Conviértase en el agricultor que todos los días amarraba su vieja mula en un arado para dos caballos y decía: «Vamos, Beauregard. Vamos, Satchel. Vamos, Robert. Vamos, Betty Lou».
Un día su vecino, al oír al agricultor, le preguntó: «¿Cuántos nombres tiene esa mula?»
«Oh, solo tiene uno», respondió el agricultor. «Se llama Pete. Pero le pongo anteojeras y menciono los otros nombres para que crea que otras mulas trabajan con él. Tiene una mejor actitud cuando es parte de un equipo».
Perspectiva
Otra cosa que las personas adquieren cuando son nutridas es una mejor perspectiva de sí mismos. La mayoría recibe muchos comentarios negativos y crítica ajena, tanto que algunas veces comienzan a perder de vista su valor. Hay un ejemplo efectivo de esto en A Touch of Wonder [Un toque de maravilla], por Arthur Gordon. Relata la historia de un amigo que pertenecía a un club en la Universidad de Wisconsin. Estaba compuesto de varios jóvenes brillantes que tenían un talento genuino para la escritura. Cada vez que se reunían, uno de ellos leía un relato o ensayo que había escrito, y el resto del grupo lo analizaba y lo criticaba. Lo vicioso de sus comentarios los motivó a llamarse los Estranguladores.
En el mismo recinto, algunas mujeres formaron un grupo, y se llamaban las Pendencieras. Ellas también leían sus manuscritos entre sí, pero en lugar de criticar una contra otra, trataban de encontrar cosas positivas. Se animaba a cada miembro, sin importar cuán débil o poco desarrollado fuera su escrito.
Para la mayoría de las personas lo que no les permite avanzar no es lo que son. Es lo que creen no ser.
Los resultados de las actividades de los dos grupos salieron a la luz veinte años después cuando se examinaron las carreras de los compañeros de clase. De los jóvenes talentosos de los Estranguladores, ni uno alcanzó fama como escritor. Pero media docena de escritoras con éxito salieron de las Pendencieras, aunque realmente no mostraron gran perspectiva. Y algunas de las mujeres alcanzaron prominencia nacional, como la ganadora del premio Pulitzer, Marjorie Kinnan Rawlings.4
Para la mayoría de la gente, lo que no les permite avanzar no es lo que son. Es lo que creen no ser. Los Estranguladores indudablemente hicieron que cada uno sospechara de su habilidad para escribir, y con el tiempo se convencieron de ello. ¿Quién sabe qué clase de talento fue aplastado por su negatividad? Pero si alguien en el grupo hubiera tomado la iniciativa de nutrir en lugar de ser negativo, quizás habría salido otro Hemingway, Faulkner, o Fitzgerald que le hubiera dado al mundo otra biblioteca de obras maestras.
Todos aprecian ser nutridos, hasta los hombres y las mujeres grandes. Una pequeña exhibición en la Institución Smithsoniana comprueba esto. Contiene los efectos personales que llevaba Abraham Lincoln la noche que lo mataron: un pequeño pañuelo con el bordado «A. Lincoln», un pequeño cuchillo como el que usaban los niños en las áreas rurales, un estuche de lentes reparado con hilo de algodón, un billete confederado de cinco dólares, y un recorte amarillento de periódico que celebraba sus logros como presidente. Comienza así: «Abe Lincoln es uno de los grandes estadistas de todos los tiempos …»5
Como mencionamos en el capítulo anterior, Lincoln enfrentó una crítica severa mientras ocupaba su puesto, y le habría sido fácil desanimarse por completo. Ese artículo, gastado de tanto leerlo, indudablemente lo ayudó durante algunos tiempos muy difíciles. Lo nutrió y lo ayudó a retener su perspectiva.
Sentido de significación
Woody Allen dijo sarcásticamente: «Lo único que lamento en la vida es que no soy otra persona». Y aunque tal vez lo indicó para que otros se rieran, con los problemas que ha tenido en sus relaciones a través de los años, no podemos sino preguntarnos cuánta verdad hay en ese comentario. En la vida, el precio que el mundo nos asigna es casi idéntico al que nos damos a nosotros mismos. Las personas que tienen mucho respeto por sí mismas y que creen tener significado casi siempre son respetadas y los demás los hacen sentir valorizados.
Cuando uno nutre a las personas y les añade valor sin esperar nada a cambio, ellas se sienten significativas. Se percatan de que son valoradas, que les importan a otros. Y una vez que se sientan coherentemente positivas en cuanto a sí mismas, tienen libertad para vivir más positivamente consigo y con los demás.
Esperanza
El escritor Mark Twain advirtió: «Aléjese de los que tratan de menospreciar sus anhelos. Las personas pequeñas siempre hacen eso, pero los que realmente son grandes hacen que usted también se sienta como si pudiera llegar a ser grande». ¿Cómo se siente la mayoría de las personas cuando están a su alrededor? ¿Se sienten pequeños e insignificantes, o creen en sí mismos y tienen esperanza en lo que pueden llegar a ser?
La clave de cómo tratar a las personas yace en la manera en que piensa en ellas. Es un asunto de actitud. Su manera de actuar revela lo que cree. Johann Wolfgang von Goethe enfatizó: «Trate a un hombre como aparenta y lo empeorará. Pero trátelo como si ya fuera lo que potencialmente pudiera ser, y hará que sea lo que debe ser».
La esperanza es, quizás, el don más grande que pueda darles a otros como resultado de nutrirlos, porque aunque su sentido propio sea débil y no puedan percibir su significado, aun así tienen razón para continuar tratando y luchando para concretar su potencial en el futuro.
En Building Your Mate’s Self—Esteem [Edifique la autoestima de su cónyuge], Dennis Rainey cuenta un maravilloso relato respecto a la esperanza nutridora que puede hacer desarrollar el tremendo potencial. Dice que había un niño llamado Tommy que no le iba muy bien en la escuela. Hacía preguntas constantemente, y jamás podía ponerse al día. Parecía fracasar cada vez que intentaba algo. Su maestro, al fin, no pudo más, y le dijo a su madre que era incapaz de aprender y que jamás llegaría a mucho. Pero la madre de Tommy era una nutridora. Creía en él. Le enseñó en la casa, y cada vez que fracasaba, le daba esperanza y lo animaba a que siguiera intentándolo.
¿Qué pasó con Tommy? Se convirtió en inventor, y a la larga tuvo más de mil patentes, incluyendo las del fonógrafo y el primer bombillo incandescente eléctrico con potencial comercial. Su nombre era Thomas Edison.6 Cuando las personas tienen esperanza, no se sabe cuán lejos pueden llegar.
CÓMO LLEGAR A SER UN
SUSTENTADOR NATURAL
Quizás usted no nació como persona sustentadora. A muchos se les dificulta ser amorosos y positivos con otros, sobre todo si el ambiente en el que crecieron no era particularmente inspirador. Pero cualquiera puede llegar a ser sustentador y añadirle valor a otros. Si cultiva una actitud positiva pensando en otros, a usted también le podría resultar natural nutrir y disfrutar del privilegio adicional de la influencia en la vida de otros. He aquí cómo hacerlo:
     Comprométase con ellos. Comprométase a conver—tirse en sustentador. Conságrese a ayudar a las personas a cambiar sus prioridades y sus acciones. El amor por otros siempre encuentra una manera de ayudar; la indiferencia hacia los demás no halla otra cosa que excusas.
     Crea en ellos. La gente se levanta o cae para satisfacer las expectativas de los más allegados. Déles a las personas su confianza y su esperanza, y harán todo lo que puedan para no defraudarlo.
     Póngase a su disposición. Usted no puede nutrir a nadie a la distancia. Solo puede hacerlo de cerca. Al comenzar el proceso con las personas, es posible que tenga que invertir mucho tiempo con ellos. Pero a medida que logren confianza en sí mismos y en la relación, necesitarán menos contacto personal. Hasta que lleguen a ese punto, asegúrese de que tienen acceso a usted.
     Dé sin esperar nada a cambio. Si usted necesita a la gente, no puede dirigirlos. Y nutrirlos es un aspecto del liderazgo. En vez de tratar de convertir eso en una transacción, dé libremente sin esperar nada a cambio. Henry Drummond, economista del siglo diecinueve, observó sabiamente: «Al observar su vida, se percatará de que los mejores instantes que vivió fueron los momentos cuando hizo cosas en un espíritu de amor».
     Déles oportunidades. A medida que las personas a quienes sustenta logran fortaleza, déles más oportunidades para crecer y tener éxito. Continuará sustentándolos, pero mientras pasa el tiempo, sus acciones y logros los ayudarán a continuar seguros, respetados, y animados.
     Elévelos a un nivel superior. Su meta definitiva siempre debe ser ayudar a las personas a avanzar a un nivel superior, que alcancen su potencial. El sustento es el fundamento sobre el cual pueden comenzar el proceso de construcción.
Se afirma que Walt Disney dijo que hay tres clases de personas en el mundo. Los envenenadores de pozos que desaniman a otros, pisotean su creatividad, y les dicen qué es lo que no pueden hacer. Los cortadores de grama, personas que tienen buenas intenciones pero están absortos en sí mismos, que cortan su grama pero jamás ayudan a otros. Y los mejoradores de vida. Esta última categoría tiene personas que se esfuerzan en enriquecer la vida de otros, que los elevan y los inspiran. Cada uno de nosotros necesita hacer todo lo que pueda para convertirnos en mejoradores de vidas, para sustentar a las personas, para motivarlas a crecer y alcanzar su potencial. Es un proceso que requiere tiempo. (Y en los capítulos venideros, comunicaremos conocimientos que le mostrarán cómo ayudar a las personas a dar pasos adicionales en ese proceso.)
Una de las historias más inspiradoras de ánimo y aliento que jamás oímos trata de John Wesley, una persona influyente que mencionamos en la introducción de este libro. En el 1791, Wesley le escribió una carta a William Wilberforce, un miembro del parlamento inglés que estaba en plena lucha por la abolición del mercado esclavista británico. La carta, que se hizo famosa, decía esto:
Londres, 26 de febrero de 1791.
Querido Señor:
A menos que sea inspirado por el poder divino … No veo cómo pueda sobrellevar su gloriosa empresa, oponiéndose a esa execrable villanía, que es el escándalo de la religión, de Inglaterra, y de la naturaleza humana. A menos que Dios lo haya levantado para esto, lo agotará la oposición de hombres y demonios. Pero «si Dios está con usted, ¿quién podrá oponérsele?» ¿Acaso todos ellos son más fuertes que Dios? Oh, «¡no os agotéis de hacer el bien!» Continúe, en el nombre de Dios y en el poder de su fortaleza, hasta que incluso la esclavitud americana (la más vil que jamás se viera bajo el sol) desvanezca ante su poder …
Que Quien lo ha guiado desde su juventud, continúe fortaleciéndolo en esto y todas las cosas, es la oración de,
Su afectuoso siervo,
J. Wesley
Cuatro días después, Wesley murió, a los ochenta y ocho años, pero su influencia en la vida de Wilberforce siguió por muchos años. Wilberforce no tuvo éxito en convencer al parlamento para que aboliera la esclavitud en ese momento, pero no se rindió. Continuó por décadas a pesar de las difamaciones, el envilecimiento y las amenazas. Y cuando se sentía incapaz de persistir, acudía a la carta de ánimo de Wesley. Finalmente, en 1807, se abolió la trata de esclavos. Y en 1833, varios meses después de la muerte de Wilberforce, la esclavitud se hizo ilegal en todo el Imperio Británico.
Pese a ser condenado por muchos durante su carrera, Wilberforce fue enterrado con honores en la Abadía de Westminster; fue uno de los hombres más estimados de su tiempo. Parte de su epitafio lee:
Eminente como fue en cada departamento de labor pública,
Y líder en cada obra de caridad
,
Ya fuera para aliviar las necesidades temporales o espirituales
de su prójimo
Su nombre siempre se identificará,
Con aquellos esfuerzos
Que, por la bendición de Dios, eliminaron de Inglaterra
La culpa de la trata de esclavos africanos,
Y preparó el camino para la abolición de la esclavitud
en cada colonia del imperio.
Quizás haya un William Wilberforce en su vida, simplemente en espera de que se sustente su grandeza. La única manera que podrá averiguarlo es convirtiéndose en un sustentador que piense en los demás y añada valor a las personas que conozca.
Puntos para verificar la influencia
SUSTENTE A OTRAS PERSONAS
     Desarrolle un medio ambiente sustentador en su hogar, en su negocio, o en la iglesia. Que su meta sea hacer que quienes lo rodean se sientan amados, respetados, y seguros. Para ello, comprométase a eliminar toda crítica negativa de su manera de hablar por un mes, y buscar solo cosas positivas para decirles a otros.
     Ofrezca ánimo extraordinario. Escoja dos o tres personas para animarlas este mes. Envíeles una nota breve escrita a mano cada semana. Póngase a la disposición de estas personas. Y dé su tiempo sin esperar nada a cambio. A final de mes, examine sus relaciones con ellos para ver si hay un cambio positivo.
     Arregle los puentes. Piense en alguien con quien haya tenido la tendencia a ser negativo en el pasado. (Puede ser cualquiera: un colega, un familiar, o un empleado, por ejemplo). Vaya a esa persona y discúlpese por sus acciones y declaraciones anteriores. Encuentre, entonces, la cualidad que más admira de esa persona y dígasela. Durante las siguientes semanas, busque maneras de edificar y fortalecer la relación.
1 Everett Shostrom, Man the Manipulator [El hombre manipulador].
2 Bits and Pieces [Mordiscos y pedazos].
3 Jack Canfield y Mark Victor Hansen, «All the Good Things» [Todas las cosas buenas], en Chicken Soup for the Soul [Sopa de pollo para el alma], Health Communications, Deerfield Beach, Florida, 1993, pp. 126–128.
4 Arthur Gordon, «The Gift of Caring» [El don del interés], en A Touch of Wonder [Un toque de maravilla].
5 Greg Asimakoupoulos, «Icons Every Pastor Needs» [Íconos que necesita todo pastor], Leadership [Liderazgo], otoño 1993, p. 109.
6 Dennis y Barbara Rainey, Building Your Mate’s Self—Esteem [Edifique la autoestima de su cónyuge], Thomas Nelson, Nashville, 1993.
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¿Qué le pasa al pueblo de Dios? ¿Por qué muchos van en busca de otras doctrinas? Conocen bien la verdad, aceptan ser desviados de ella

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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El Reconocimiento del Error
2 Juan 7
La urgencia con que Juan exhortaba a sus hermanos a seguir obedientes a la verdad (4–6), se explica en el siguiente pasaje, donde les advierte del peligro. Ya circulaban falsos maestros negando la fe apostólica y sembrando confusión entre los hermanos (7). No debe haber sido una sorpresa para las iglesias ya que Pablo y Pedro, al igual que nuestro Señor, habían dicho que algunos vendrían después para introducir el error doctrinal (Lucas 21:8; 1 Timoteo 4:1–3; 2 Pedro 2:1–3).
La presencia de estos engañadores requiere que se manifieste la otra cara del amor. El mandamiento de Dios es que nos amemos unos a otros. Sin embargo, el andar en amor va de la mano con el andar en verdad (4–6). La comunión genuina se basa en ésta. Por eso, el amor sincero tiene que excluir a los que no andan conforme a la verdad (7–11).
El propósito de Juan no fue dejarnos una excusa para apartarnos de aquellos que no están de acuerdo con todo lo que creemos. No debemos examinar detalladamente cada declaración doctrinal de otros grupos con el fin de encontrar alguna cosa para poder criticarlos y para no tener comunión con ellos. Sin embargo, es obvio que Juan consideraba que ciertas doctrinas falsas eran lo suficientemente graves como para impedir la unión con esa gente. En este estudio, queremos evaluar la doctrina de estos “engañadores y anticristos” para observar cuáles eran sus enseñanzas.
EL ANDAR EN COMUNION
SE BASA EN LA VERDAD.
DOS NO PUEDEN ANDAR JUNTOS
SI VAN EN DIRECCIONES CONTRARIAS
LOS ENGAÑADORES Y LOS ANTICRISTOS
El engañador o impostor pretende ser lo que no es. Siempre tiene el propósito de desviarnos de la verdad, o de distraernos para que no nos demos cuenta de ella. Juan previene a los hermanos que andan muchos engañadores por el mundo. Lo peor es que profesaban venir de Dios siendo que su objetivo verdadero era infiltrar en las iglesias el error y las divisiones.
La palabra “anticristo” quiere decir uno que se opone a Cristo. Así que, para Juan el anticristo es cualquier persona que está en contra de El y de sus enseñanzas. En particular, porque niegan Su venida en carne, es decir la encarnación. “Engañador” y “anticristo” no se refieren a dos clases distintas de falsos maestros. Son títulos sinónimos del mismo oficio.
Negar la venida de Cristo en carne era el error fundamental de ellos. La forma que Juan empleó para expresarlo da lugar a un significado amplio de la palabra encarnación. Esta se refiere a la venida del Hijo de Dios en forma de hombre, con todo lo que esa venida incluía: Su muerte en la cruz, Su resurrección corporal, Su ministerio actual en cuerpo glorificado, la segunda venida, y Su reino en la tierra.
LA INFLUENCIA DEL GNOSTICISMO
Gran parte del error de estos maestros se relacionaba con las doctrinas falsas de los gnósticos. Esta corriente pregonaba la filosofía de la superación del hombre, que se obtenía por medio de sus elevados conocimientos. Consideraban que el espíritu era divino, pero la materia era corrupta. Para los gnósticos, el mayor problema del universo era que lo espiritual estaba esclavizado por lo material. Su salvación consistía en liberar al espíritu de su prisión material. El hombre, por lo menos el grupo selecto de conocedores, alcanzaba dicha separación por medio de su elevado entendimiento, es decir, por medio del gnosis.
Es fácil entender entonces, por qué los gnósticos tenían poco aprecio para el universo creado por el Dios Supremo. Para ellos, un Dios bueno y espiritual nunca hubiera creado nada material, puesto que la materia es mala en sí. Creían que Dios es Espíritu, pero que este universo había sido creado por una fuerza maligna.
Por estas razones, los gnósticos consideraban que el cuerpo era una prisión del espíritu humano e indigno de cuidado, mucho menos de salvación. El fin del hombre era liberarse de las ataduras de este cuerpo material.
Debido a ello, el gnosticismo negaba la encarnación de Jesucristo. Puesto que la materia es mala, el Hijo de Dios jamás hubiera tomado un cuerpo humano. Según ellos, el espíritu de Jesús sólo tenía la apariencia de un cuerpo. Por lo tanto, el nacimiento virginal, la muerte en la cruz, la resurrección con cuerpo glorificado, y la segunda venida en ese mismo cuerpo, carecían de sentido.
Los engañadores y anticristos de los cuales Juan escribió, sin duda sembraban esas ideas erróneas y mucho más. Lo peor del asunto, es que pretendían dar la interpretación correcta de las enseñanzas de Jesús, ya que poseían grandes conocimientos de los misterios del universo. Es fácil entender cómo algunos hermanos se quedaban impresionados con las ideas tan atractivas que exaltaban los logros humanos; la gente hoy en día responde de la misma manera. Con cuánta razón Juan se preocupaba por ellos y les advertía de los peligros de sus enseñanzas.
RESUMEN DE LA ENSEÑANZA DE JUAN
Conforme al propósito de esta carta personal, la corta descripción que hace Juan de los engañadores sería suficiente para sus lectores. Sus contemporáneos ya los conocían bien. No había necesidad de mayor definición. Probablemente la primera carta de Juan ya circulaba entre varias iglesias de la región. Es más, algunos de los mismos lectores tenían conocimiento de las cartas de Pablo y Pedro, escritas veinticinco años atrás. Sin embargo, a pesar de tanto tiempo transcurrido, nosotros necesitamos estudiar estos escritos para orientarnos en cuanto a la esencia de esta doctrina.
¡PENSEMOS!
Para comprender mejor la naturaleza del error contra el cual Juan luchaba, haga un estudio breve de pasajes en los cuales Juan se refiere a los “anticristos” o a “engañadores”. Elabore una lista de las expresiones que se utilizan para describirlos y a sus doctrinas en cada pasaje.
1 Juan 2:18–19
1 Juan 2:22–23
1 Juan 4:2–3
1 Juan 4:5–6
2 Juan 7
Después, resuma las doctrinas falsas que apoyaban. ¿Cuáles doctrinas bíblicas negaban? ¿Cómo podría usted reconocerlos si los viera en su vecindad hoy en día?
Para exponer estos pasajes en una manera más amplia y detallada y para relacionarlos mejor con la enseñanza de 2 Juan, a continuacíon se incluye un resumen de su doctrina desde nuestra perspectiva.
1 Juan 2:18–19
Juan recordaba a sus lectores que el anticristo vendría, pero que otros muchos ya andaban sueltos. Eran muchos los que estaban en contra de Jesucristo. De la misma manera, mientras aparece el que encabezará la oposición a Dios, siempre habrá quienes apoyen este mismo espíritu de anticristo y sembrarán error y confusión.
Al principio, estos anticristos se identificaban con las iglesias cristianas, pero su misma herejía finalmente evidenciaba que no eran cristianos genuinos. Esto servía como una advertencia de que pudiera haber otros en medio del pueblo de Dios que todavía no habían demostrado lo que eran en realidad.
La “salida” de estos anticristos de las iglesias probablemente se refiere al desvío o separación de la doctrina de los apóstoles. Por lo que Juan escribió, parece que esos maestros falsos no dejaban en paz a las iglesias. Seguían abrumándolas con sus errores, queriendo atraer a otros.
1 Juan 2:22–23
Estos engañadores y anticristos eran también mentirosos, pues negaban que Jesús fuera el Mesías, el Ungido de Dios. De acuerdo al punto de vista gnóstico, el enviado de Dios no podría ser un hombre. Si acaso aceptaban que pudiera haber un Mesías, no toleraban la idea de que tuviera cuerpo humano. Es muy probable que ni siquiera aceptaran la doctrina de la venida del Salvador, y mucho menos que lo hiciera en el cuerpo de uno llamado Jesús.
Es más, al negar al Hijo, Juan afirmó que desechaban también al Padre. El hecho de negar al Hijo de Dios equivale a negar a Dios Padre también. El que busca al Padre, reconoce a Su Hijo a quien El ha enviado (Juan 5:23; 14:6–11; 15:23). Sin embargo, estos engañadores ponían en duda toda la obra de redención de Dios y que hubiera enviado a su Hijo a morir por los hombres. No aceptaban la intervención divina en el mundo por amor, y Su relación con el Hijo. En fin, rechazaban el fundamento y corazón del mensaje de salvación.
QUIEN SE OPONE A JESUCRISTO
SE OPONE TAMBIEN AL PADRE
1 Juan 4:2–3
Juan distingue claramente entre el espíritu de los maestros fieles que son de Dios y el del anticristo. El maestro fiel es guiado por el Espíritu de Dios, quien enseña todo acerca de Cristo, nuestro Salvador. El espíritu del anticristo no acepta que Jesucristo ha venido en carne, es decir, no cree en la encarnación. Los hermanos debían entender bien que este espíritu maligno ya estaba presente en el mundo.
1 Juan 4:5–6
Los anticristos provienen del mundo dominado por el diablo. Enseñan las cosas de él. Sus enseñanzas son atractivas y el mundo las oye bien. Parecen apelar también a los hermanos que no andan bien en los caminos del Señor, apoyando la misma perspectiva que sus vecinos y compañeros incrédulos.
Juan y los otros apóstoles eran de Dios, y los que verdaderamente eran de Dios los oían. Por el contrario, los que no son de Dios no oyen a los apóstoles. Así se puede distinguir entre el espíritu de verdad y el error, dependiendo de la disposición de aceptar la verdad que Dios ha revelado a Sus mensajeros.
2 Juan 7
A la luz de las referencias anteriores a la enseñanza de Juan en cuanto a los anticristos, podemos ver la importancia de afirmar la verdad en cuanto a Jesucristo. Estos engañadores se oponen a El. Niegan que Jesús es el Mesías, el que Dios envió a esta tierra en carne. Al negar a Jesús, niegan también al Padre.
Quien hace tal cosa se ha apartado de la verdad. Representa un espíritu que no viene de Dios, sino del mundo. No es vocero de El, ni de la verdad, sino del error. Proclama una mentira. Es una voz muy popular que a la gente les gusta oir, pero que no procede de la verdad. Por lo tanto, debemos comprender lo que representan y estar atentos para defendernos de su engaño. Tales doctrinas vienen del autor de la mentira.
EL QUE NIEGA LA ENCARNACION
DE JESUCRISTO
NO ES DE DIOS
No debemos creer que la doctrina mencionada en esta carta fuera un error aislado del primer siglo. Existe aún en la actualidad y parece que va en aumento. En América Central existe un grupo que se llama “Gnosis Cristiano”. Afirman el mismo error del primer siglo, sólo que actualizado y ahora profesan abiertamente ser “cristianos”.
Pensemos en otras sectas, como los mormones y los testigos de Jehová, que circulan en todas partes del mundo. Propagan muchas ideas erróneas, pero la principal es la relacionada con la persona y obra del Hijo de. Dios cuando vino al mundo. Tales grupos niegan que Cristo es el mismo Dios del universo hecho hombre. Aunque puede haber algunas doctrinas en las cuales estemos de acuerdo, en lo que se refiere a la persona y obra de Cristo, jamás podremos llegar a estarlo.
El apóstol Juan establece claramente que “el que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne es el engañador y el anticristo”. Según la prueba de Juan, aunque profesan ser cristianos, en realidad son engañadores que se oponen a Cristo. No son de Dios. Por amor a la verdad, tenemos que rechazar las enseñanzas de tales grupos.
¡PENSEMOS!
Identifique los grupos religiosos conocidos en el pueblo donde usted vive que tienen errores serios en cuanto a la persona y obra de Cristo. ¿Quiénes niegan que Jesucristo sea el Dios del universo hecho verdaderamente hombre? Conforme a lo enseñado por Juan, ¿cuál debe ser nuestra respuesta frente a los maestros de tales grupos?
En Gálatas 1:6–9, Pablo hace referencia a otra clase de error que considera tan grave como el que enfrentaba Juan. ¿Qué enseñaban ellos? Busque los indicios que revelan su error en 3:1–5, 10–14. ¿Merecen los que enseñan esta clase de doctrina el mismo trato que los de 2 Juan 7? ¿Habrá algún otro error doctrinal tan grave que exija semejante trato? ¿Cómo debemos responder al encontrarnos con maestros de esta clase de doctrina?
Debemos tomar en cuenta que una acción tan radical no debe aplicarse por cualquier error o diferencia de opiniones. Estos casos tienen que ver con la esencia del mensaje del evangelio.

Confrontando el Error
2 Juan 8–13
¿Qué sucede con el pueblo de Dios? ¿Por qué será que tantos cristianos van en busca de otras doctrinas? Aunque muchas veces conocen bien la verdad, se les desvía de ella. ¿Por qué?
Esta situación no es nada nuevo, pues ya existía en el Antiguo Testamento. Después de la gran obra de redención que Dios había efectuado en el éxodo de Egipto (Exodo 12–14), Su provisión espectacular en el camino (Exodo 15–17), la revelación de Su gloria (Exodo 19–20), y la prohibición específica de hacer imagenes (20:4–5); mientras que Moisés estaba en el monte recibiendo la ley de Dios para gobernarlos conforme al plan divino, Israel se extravió de la senda indicada para seguir otra (Exodo 32:1–8). En lugar de perseverar en la verdad, se apartaron de lo que acababan de oir de parte de Dios mismo.
Al tratar de explicarnos cómo pudo suceder tal cosa, en su primera carta Juan explica que las personas que se oponían a Jesucristo habían salido de en medio del pueblo de Dios, pero no eran parte de él en realidad (1 Juan 2:19). Su misma separación comprueba que nunca pertenecieron a ellos de corazón. Más bien, su proceder sirve para recordarnos que no todos los que están en medio de nosotros son de verdad del cuerpo de Cristo. Por eso, tenemos que tener cuidado, estando seguros de nuestra propia doctrina y de la influencia de aquellos que pudieran estar entre nosotros con el propósito de desviarnos.
VIGILANCIA FRENTE AL ERROR 8–9
En esta segunda carta, Juan repite la misma advertencia (8–9). Los que quieren engañar intentan desviar a los verdaderos hijos de Dios de Su camino para que no hagan la voluntad del Señor y no reciban la recompensa del servicio fiel que El les quiere dar. Quienes se oponen de esta manera a la doctrina de Cristo, demuestran así que no tienen a Dios en su vida. Por lo tanto, debemos estar atentos para no caer en su trampa.
¡PENSEMOS!
Al observar la advertencia que Juan presenta en este pasaje, parece que existe el peligro de que un cristiano pierda la salvación. Juan afirma que se puede arruinar o destruir lo que se ha logrado. Además, enseña que para tener a Dios, se requiere perseverar en la doctrina de Cristo. ¿No indican estas advertencias que se puede perder la salvación?
Frente a una enseñanza que parece incluir tal cosa, siempre vale la pena estudiar el pasaje con cuidado. Observemos lo que estos versículos dicen. Al indicarles que deben estar atentos, Juan señala lo que deben procurar no perder (8). ¿Qué es esto? ¿Qué es lo que deben luchar por recibir? ¿Acerca de qué tema habla Juan aquí?
En la segunda parte de la advertencia, se afirma que hay riesgo de extraviarse y no perseverar en la doctrina de Cristo (9). Según este versículo, ¿quién es la persona que no se apega a la verdad? ¿Quién sí lo hace? El propósito no es asustar al creyente verdadero en cuanto a su salvación, sino, más bien, afirmar una verdad en cuanto a los maestros falsos. A la luz de este versículo, ¿qué se puede decir con seguridad en cuanto a la persona que niega la persona y obra de Cristo?
El Peligro de Perder el Premio 8
“Mirad por vosotros” es para decir a sus lectores que están en peligro de perder el fruto de su trabajo. Esto se refiere a los galardones que Dios ha prometido por el servicio fiel de su hijos.
La salvación es distinta de ellos. Tiene que ver con el perdón del pecado y la vida eterna. La salvación se recibe como un regalo de Dios por medio de la fe en Jesucristo. No la podemos ganar, sino que la obtenemos por la gracia y misericordia de Dios (Hechos 16:31; Efesios 2:8–9; Romanos 3:21–24).
Los premios son recompensas que se nos darán por haber servido fielmente como hijos de Dios después de nuestra salvación. En la Biblia se les llaman también coronas y varios autores del Nuevo Testamento las mencionan:
* 1 Corintios 9:16–27
Corona incorruptible
* 2 Timoteo 4:6–8
Corona de justicia
* Santiago 1:12
Corona de vida
* 1 Pedro 5:4
Corona incorruptible de gloria
* Apocalipsis 2:10
Corona de vida
Al final de esta era, todos tendremos que dar cuentas ante nuestro Señor Jesucristo por el servicio que hayamos rendido durante nuestra vida. Conforme a Su evaluación, se distribuirán los premios indicados para cada uno. Algunos recibirán coronas y otros apenas lograrán entrar, como alguien que acaba de escapar de un incendio: con vida pero con las manos vacías. No está en juego la salvación; sólo las recompensas (1 Corintios 3:10–15; 4:2–5).
El propósito de los engañadores que se oponen a Cristo es desviarnos de la verdad de tal manera que nos hagan inútiles y perdamos las recompensas que Dios nos quiere dar. Por eso, debemos tener cuidado para que no lo logren.
El Camino Extraviado 9
Juan explica nuevamente que el peligro consiste en la infiltración subversiva de doctrinas erróneas acerca de Jesucristo. Quienes se han apartado y no perseveran en la sana doctrina, son los falsos maestros. Extraviarse no es sólo perder el camino por ignorancia. Significa más bien adelantarse o salir del camino correcto para seguir uno propio, pero desviado. La expresión se empleaba con frecuencia para identificar a alguien que procuraba llevar adelante alguna cosa. En ese sentido, podríamos llamarle un promotor.
Así habían hecho esas personas. Decidieron seguir su propia interpretación en cuanto a la persona y obra de Jesucristo. Juan señaló las dos características principales de ellos: se habían apartado completamente de la enseñanza apostólica, y ya no se apegaban a la verdad. Se habían dedicado a promover otras doctrinas.
La conclusión es que tales maestros no tienen a Dios; es decir, no son creyentes genuinos (1 Juan 5:12). Tal vez aún profesan pertenecerle pero lo hacen para engañar y sembrar el error. Pueden ser reconocidos porque no persisten en la enseñanza de Cristo. Por el contrario, los que sí perseveran en la sana doctrina de Cristo tienen al Padre y al Hijo. Son creyentes auténticos y lo manifiestan por su lealtad a El.
El apóstol Juan teme que los hermanos se dejen llevar por los dichos equivocados de los engañadores, y pierdan parte de su recompensa. En lugar de servir a Dios en la evangelización de los perdidos y la edificación del cuerpo de Cristo, irán a malgastar sus energías discutiendo y propagando doctrinas erróneas.
LOS MAESTROS DE DOCTRINA FALSA
LA PRESENTAN EN PAQUETES ATRACTIVOS.
SE REQUIERE MUCHO CUIDADO
PARA NO SER ENGAÑADO
EXCLUSION DE LOS MAESTROS FALSOS 10–11
A la luz de la amenaza que los falsos maestros presentan, se requiere cuidado en la selección de quienes colaboran en la educación cristiana en la iglesia. Si un maestro no trae la doctrina correcta sobre la encarnación de Cristo, no lo debemos recibir.
En aquel entonces, los que se dedicaban a la enseñanza, acostumbraban ir de pueblo en pueblo llevando sus ideas y acumulando discípulos. Esperaban que ellos y sus oyentes les dieran hospedaje, comida y donaciones para ayudar en el sostén.
Los apóstoles y enviados cristianos hacían lo mismo. El dar hospitalidad a los maestros acreditados entre las iglesias era una obligación para los hermanos. Pablo lo presentó como un deber y forma parte importante del ministerio en el cuerpo de Cristo (Romanos 12:8; Tito 1:8).
Juan no niega la importancia de la hospitalidad, sino que les exhorta a tener mucho cuidado y distinguir entre lo genuino y lo falso. Hay que probar la doctrina de un maestro antes de extenderle la bienvenida. Si no se acredita adecuadamente, los hermanos no deben recibirlo. Aceptarlo es igual a invertir en el ministerio de tal persona y apoyar sus enseñanzas.
La palabra “participar” significa entrar en un compañerismo íntimo (11). Juan aclara que no puede existir tal cosa entre el error y la verdad. Si tratan de acomodarse a sus desviaciones, sólo van a cosechar problemas. La tolerancia del error no es una virtud. No estamos obligados a hospedar a engañadores y anticristos. Si recibimos con entusiasmo a los que promueven otras doctrinas, nos hacemos copartícipes con ellos. No conviene que nos identifiquemos con los que apoyan otras ideas que se oponen a la verdad que la Palabra de Dios enseña en cuanto a la persona y obra de Cristo.
AL EXTENDERLES LA HOSPITALIDAD
A LOS MAESTROS FALSOS
NOS HACEMOS PARTICIPES
DE SUS MALAS OBRAS
¡PENSEMOS!
Hoy en día, las iglesias evangélicas confrontan una situación similar. Tienen que decidir si aceptan o no la oportunidad de recibir a un predicador o conferencista desconocido. Todavía existe el peligro de que traigan doctrinas falsas o divisionistas. Tomando en cuenta el dictamen de Juan en esta carta, ¿cuál debe ser nuestro proceder antes de invitar a un predicador?
¿Cuál debe ser nuestra actitud frente a la llegada de tal persona? ¿Qué factores debemos considerar para decidir si debemos colaborar en una campaña evangelística con otras iglesias?
Juan indica que nuestra meta debe ser la deno participar en la propagación de doctrinas falsas. ¿Prohibe este principio toda hospitalidad para los desconocidos? ¿Impide ésto la ayuda social a los necesitados que no son creyentes?
DESEO DE VISITARLES 12–13
Al concluir la carta, Juan indica que todavía quisiera presentar otros temas más. No sabemos sobre qué otras cosas quería escribirles. En lugar de enviárselas por carta, esperaba ir a visitarles para hablar con ellos cara a cara.
Los hijos de una hermana mandan saludos. Bien pudo ser hermana de la destinataria de la carta. El hecho de que los hijos manden saludos se explica satisfactoriamente si suponemos que la madre hubiera muerto.
La otra interpretación posible es que Juan siempre se refería a las iglesias de Asia Menor como hermanas. Una sería la destinataria; la otra es la iglesia desde donde Juan escribe. En tal caso, los hijos serían los miembros de la congregación.
RESUMEN DE 2 JUAN
En esta carta, Juan pone énfasis en dos principios importantes:
1. El amor y la verdad tienen que mantenerse juntos. El amor fraternal debe manifestarse dentro de los límites que la verdad impone; y ésta debe expresarse con amor (4–6).
2. La intolerancia ante el error doctrinal es aceptable. La corriente moderna es aceptar los extremos en asuntos de doctrina, lo cual trae muchos peligros, entre ellos el de perder nuestro galardón. No debemos participar en la maldad de quienes se oponen a Jesucristo y Su doctrina.
Que Dios nos dé sabiduría para distinguir entre la verdad y el error, y para seguir la verdad con amor.
¡PENSEMOS!
Señale las lecciones principales que ha aprendido por medio del estudio de este libro. ¿Qué pasos debe dar para poner en práctica lo que Dios le ha enseñado y para agradarle sólo a El?
AMAD A LOS QUE ANDAN EN LA VERDAD
3 JUAN

SALUDO INICIAL     1–2
FELICITACION A GAYO     3–8
DENUNCIA DE DIOTREFES     9–11
RECOMENDACION DE DEMETRIO     12
SALUDO FINAL     13–15

EL AMADO HOSPITALARIO
EL QUE AMA EL PRIMER LUGAR
EL DE BUEN TESTIMONIO

Autor y Destinatario     1
Deseo para su Bienestar     3
Regocijo por su Testimonio     3–4
Felicitación por su Hospitalidad     5–6a
Exhortación a la Hospitalidad     6b
Razón para la Hospitalidad     7–8
Causa de la Denuncia     9–10
Advertencia a los Demás     11
Testimonio de los Hermanos     12a
Testimonio de la Verdad     12b
Testimonio de Juan mismo     12c
Deseo de Visitarles     13–14
Entrega de Saludos     15

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