sábado, 7 de mayo de 2011

Historia de la Inquisición: Una Historia Que no se Debe Repetir



Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 1.5MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Apologética - Historia
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PRÓLOGO 
CAPITULO I. - LOS PRECURSORES DE LA REFORMA    
1.  Decaimiento de la Iglesia antes de la Reforma.
2.  Críticas y clamores de reforma en la Iglesia de  España.
3.  Algunas muestras de crítica en la literatura de la Època.
4.  Intentos aislados de reforma en España. 
5.  Los albigenses y valdenses en España. 
6.  La extirpación de los albigenses y valdenses en España.

Capítulo II: LA IGLESIA EXTIRPA LA HEREJIA .    
1.  La Iglesia pasa de perseguida a perseguidora.
2.  Represión de las herejías desde el siglo 11 hasta la   Inquisición papal. 
3.  Premisas ideológicas en que se fundamentaba la persecución.
4.  La Inquisición papal o medieval.
5.  La Inquisición papal en España.
6.  Antecedentes de la Inquisición moderna.

Capítulo  III:  LA INQUISICION MODERNA O ESPAÑOLA. (Su implantación y sus procedimientos).
1.  Su implantación.
2.  Oposición y repulsa contra la Inquisición. 
3.  El reo de herejía ante sus jueces.
4.  Medios para descubrir a los herejes.
5.  Consideración que merecía el reo al Tribunal.
6.  Sobre el trato material del reo.

Capítulo  IV: - LA INQUISICION MODERNA O ESPAÑOLA. (Sus penas, sus víctimas y sus frutos).  
1.  Penas infligidas por el Tribunal. 
2.  La proclamación de las sentencias.
3.  El número de víctimas y los abusos de algunos inquisidores.
4.  La Inquisición y sus valedores.
5.  Juicio sobre la Inquisición.
6.  El espíritu de tolerancia en el pueblo español.

Capítulo V: EL HUMANISMO Y LA REFORMA
1.  El Humanismo y la Reforma. 
2.  Erasmo.
3.  Aspecto critico de la obra de Erasmo. 
4.  Aspecto constructivo de la obra de Erasmo.
5.  Lucha por la introducción de las ideas humanistas en España.
6.  Ocaso del humanismo español.

Capítulo  VI: SALPICADURAS REFORMISTAS EN LOS INTELECTUALES DE LA EPOCA.
1.  Dificultades de loa humanistas españoles con la Iglesia.
2.  Los humanistas españoles y la Inquisición. 
3.  Pedro de Osma.
4.  Alfonso de Valdés, Alfonso de Virués y Juan de Vergara.
5.  Otros eruditos y humanistas en entredicho.
6.  Eclesiásticos acusados de luteranismo.

Capítulo  VII: LA REFORMA DE LA IGLESIA POR LOS CATÓLICOS.
1.  Acerca de la necesidad de la Reforma protestante.
2.  La reforma moral de la Iglesia.
3.  La reforma doctrinal de la Iglesia.
4.  La Iglesia recela de sus propios fieles.
5.  El ideal de reforma a católico y el protestante.
6.  Beneficios que aportó la Reforma protestante a la Iglesia Católica.

Capítulo  VIII:  BARTOLOME DE CARRANZA MIRANDA.
1.  Semblanza del hombre y su encumbramiento. 
2.  Caída de Carranza, y sus causas.  
3.  El proceso y la sentencia.
4.  Su doctrina. Juicio sobre Carranza.
5.  Procesos inquisitoriales consecutivos a la caída de Carranza.

Capítulo  IX:  REFORMADOS ESPAÑOLES EN EL EXTRANJERO. - JUAN DE VALDES.
1.  Los primeros españoles en contacto con la Reforma.
2.  Juan de Valdés: su vida.
3.  La comunidad de Valdés en Nápoles.
4.  Muerte de Valdés y dispersión de su grey.
5.  Valdés: su obra literaria de carácter profano.
6.  Valdés: sus obras de carácter religioso.

Capítulo  X:  LOS HERMANOS ENZINAS.
1.  Los hermanos Enzinas. - Jaime.
2.  Francisco. Su juventud y conversión. 
3.  Su traducción del Nuevo Testamento: esfuerzos para publicarlo.
4.  Sus entrevistas con el emperador y con Pedro de   Soto. 
5.  Francisco de Enzinas, en la cárcel. Su liberación.
6.  Resto de su vida. Sus obras.

Capítulo XI:  JUAN DIAZ Y FRANCISCO DE SAN ROMAN .
1.  Juan Díaz: su conversión.
2.  Asesinato de Juan Díaz.
3.  Francisco de Sanromán: el comerciante.
4.  Conversión de Sanromán. Entrevistas con Carlos I y prisión consecutiva de Sanromán. 
5.  Martirio de Sanromán.

Capítulo  XII:  INTRODUCCION DE LAS IDEAS REFORMADAS EN LA PENINSULA
1.  Los españoles se ponen en contacto con la Reforma en el extranjero. 
2.  Medidas para prevenir la entrada y difusión de las ideas reformadas. 
3.  Primeros indicios de la penetración de libros reformados en la Península. 
4.  Los primeros reformados en España.
5.  Factores que dificultaron la difusión de la Reforma en España.
6.  Noción general dela extensión que alcanzó.

Capítulo  XIII: LA PERSECUCION SE GENERALIZA
1.  Sospechas y pesquisas de la Inquisición. 
2.  Captura de la Iglesia de Sevilla.
3.  Captura de la Iglesia de Valladolid.
4.  Informe de Valdés a Carlos I sobre la prisión de los reformados.
5.  Reacción del emperador al ser descubiertos los focos reformados.
6.  El inquisidor general decide obrar con calma.

Capítulo XIV: EL SANTO OFICIO SE APRESTA PARA AHOGAR LA REFORMA.
12.  Valdés recaba amplios poderes del papa.
3.  El papa concede todo lo solicitado.
4.  Los últimos reajustes.
5.  La expansión de la Reforma enjuiciada por los católicos.
6.  Los presos reformados en las cárceles de la Inquisición.

Capítulo  XV:  LA CONGREGACION DE VALLADOLID 
1.  La Iglesia de Valladolid.
2.  Carlos de Seso.
3.  Agustín Cazalla.
4.  Domingo de Rojas.
5.  Preparativos para la celebración de un auto de fe. 
6.  Ceremonial de un auto de fe y ejecución de las sentencias.

Capítulo  XVI:  PRIMER AUTO DE FE REFORMADO DE VALLADOLID .
1.  El auto de fe de 21 de mayo de 1559.
2.  Agustín Cazalla.
3.  Otros miembros de la familia Cazalla.
4.  Antonio Herrezuelo y su esposa Leonor de Cisneros.
5.  La familia de los Rojas. 
6.  Restantes víctimas del auto de fe.

Capítulo XVII: SEGUNDO AUTO DE FE REFORMADO DE VALLADOLID.
7.  Felipe II preside el auto de 8 de octubre de 1559.
8.  Carlos de Seso.
9.  Domingo de Rojas. 
10. Juan Sánchez, el fugitivo capturado.
11. Las monjas reformadas de Valladolid. 
12. Restantes víctimas del auto de fe.

CapÌtulo  XVIII: LA REFORMA EN ANDALUCIA.
1.  Rodrigo de Valera.
2.  Juan Gil: su conversión.
3.  Proceso, sentencia y muerte de Juan Gil.
4.  Constantino Ponce de la Fuente, canónigo magistral.
5.  Constantino Ponce en la cárcel de Triana. 6.  Sus obras.

Capítulo XIX: LA CONGREGACION DE SEVILLA.
1.  El Templo de la Nueva Luz.
2.  Francisco Zafra y la denuncia de María Gómez.
3.  Cristóbal de Losada.
4.  Julián Hern·ndez.
5.  El monasterio de San Isidro y su prior García Arias.
6.  Los monjes del monasterio de San Isidro.

Capítulo XX:  PRIMER AUTO DE FE REFORMADO DE SEVILLA.
1.  E1 auto de fe de 24 de septiembre de 1559.
2.  Juan Ponce de León.
3.  Los frailes del monasterio de San Isidro del Campo. 
4.  María de Bohorques.
5.  Juan González y sus hermanos. 
6.  Restantes víctimas del auto de fe.

Capítulo  XXI: SEGUNDO AUTO DE FE REFORMADO DE SEVILLA.  
1.  Julián Hernández.
2.  María Gómez y sus familiares.
3.  Restantes víctimas de la hoguera.
4.  Los reconciliados y las efigies quemadas.
5.  Un atropello al derecho de gentes: N. Burton y S. Frampton.
6.  Una víctima por error judicial: Juana de Bohorques.

CAPITULO XXII. - LOS PROTESTANTES ESPAÑOLES EN EL EXILIO .
  1. Paradero de los reformados españoles en el exilio.
  2. Juan Pérez de la Pineda.
  3. Casiodoro de Reiyna.
  4. Reinaldo González de Montes.
  5. Antonio del Corro. -
  6. Cipriano de Valera.

CAPITULO XXIII.-LA REFORMA DEL SIGLO XVI
  ES APLASTADA DEFINITIVAMENTE .
  1. Los focos protestantes de Aragón y restos del de Sevilla.
  2. Algunos otros protestantes destacados del siglo XVI.
  3. Desaparición de los últimos reformados de España. 
  4. Los protestantes extranjeros en España.   
  5. Esfuerzos para evitar la reaparición del protestantismo.
  6. La Biblia en español, libro prohibido en España.
  7. Abolición del "Tribunal de la Fe". -
  8. Triunfo del constitucionalismo.

CAPITULO XXIV. - FRUTOS Y CONSECUENCIAS DE LA INQUISICION
  1. España mantiene férreamente la unidad de la fe.
  2. Un culto insuficiente.
  3. Un costoso y fatal error.
  4. Grandes preguntas de actualidad. . 
   Primeras disposiciones del rey Felipe y la Inquisición.


La Reforma del siglo XVI irrumpe en la Historia de la Iglesia no como un conflicto, aunque grave, aislado,  sin precedentes, antes al contrario: ya desde  siglos  se venían  sucediendo  dentro  de  la grey  católica  las  protestas  y  las  disidencias,  como  agudizaciones de un malestar  interno, crónico; latente, pero real.

En  los  primeros  siglos  aparecieron  numerosas  herejías,  considerando  como  tales,  movimientos  surgidos dentro  de  la  Cristiandad,  principalmente  en  Oriente,  los  cuales  atentaban  contra  los  principios  teológicos aceptados  y  sustentados  por  el  común  de  los  fieles. E1  concepto  de  herejía  adquirió perfiles más precisos  al formularse el Dogma, o sea el conjunto de doctrinas defendidas por la Iglesia.

Sin  embargo,  las  cosas  siguieron  un  curso  imprevisible  y  llegó  un  tiempo  en  que,  paradójicamente,  los movimientos disidentes, aunque siguieron siendo  llamados "heterodoxos" por  los custodios de  la "ortodoxia", no  hacían  otra  cosa  que  clamar  por  las  viejas  y  olvidadas  doctrinas,  procurando  recobrarlas  en  su  prístina pureza. Los  valdenses,  los wiclefitas,  los  hussitas,  fueron  apareciendo  en  el  seno  de  la Cristiandad  como  un fermento que pugnaba por mantener vivas las esencias de la Iglesia Primitiva, una iglesia sencilla y pura, atenta sólo  a  los  intereses  de  orden  espiritual,  tan  distinta  de  la  Iglesia Romana  que  estaban  contemplando. En  sus tiempos,  el  papado  y  el  clero  en  general  mantenÌan  como  tradición  su  estirpe  apostólica,  pero, desgraciadamente, distaban mucho de manifestar en  su conducta  las virtudes de  los apóstoles y de  reflejar en sus enseñanzas las doctrinas que de ellos habían heredado.

No  es  de  nuestra  incumbencia  extendernos  en  considerar  las  causas  que  condujeron  a  esta  relajación  de costumbres  del  clero,  aunque  podemos  apuntarlas  brevemente. El  inicio del proceso  se  remonta  al  anárquico período  en  que  la  estructura  estatal  del  Imperio  Romano  se  iba  desmoronando  progresivamente  ante  las incesantes embestidas de los pueblos bárbaros. Tambaleante la administración pública, multitud de prestaciones y  servicios correspondientes hasta entonces a  sus  funcionarios  fueron a parar paulatinamente a  las manos del clero, que; constituía el único elemento de  la sociedad culturalmente capacitado para aceptarlas. La Iglesia era ya reconocida y respetada por todos, y la presencia de sus representantes constituía una eficaz garantía de orden y seriedad en toda clase de actos sociales que requirieran ser formalizados.

Debido a la ignorancia general de la Època podía parecer entonces plausible, y aun necesario, que el sacerdote aceptara el peso de estas nuevas obligaciones; sin embargo, como era lógico esperarlo, las nuevas tareas entorpecieron  el  desempeño  de  las  primitivas,  que  eran  cuidar  espiritualmente  de  aquellos  que  les  habían  sido encomendados.  Ahora  el  sacerdote  debía  cumplir  con  ambos  deberes,  el  de  pastor  de  las  almas  y  el  de funcionario civil; los fieles habían de acudir al sacerdote en sus necesidades espirituales, ya que la Iglesia, y por lo  tanto sus ministros, había pasado a ser, mediante  la administración de  'los sacramentos, el medio exclusivo para alcanzar la gracia y, por lo tanto, la salvación eterna; pero también tenían que acudir a Èl para ordenar sus
asuntos de carácter material, ya que  intervenía en cuestiones de herencias, matrimonios, usura, y los tribunales eclesiásticos  administraban  también  justicia  a  los  laicos.  Esto  aparte  de  que,  a  través  de  la  confesión,  el sacerdote se erigió en consejero personal del penitente. 

 Los sacerdotes, pues, iban acumulando responsabilidades, las cuales, a su vez, les dieron poder. Jam·s en la historia de Occidente  institución alguna ejerció un poder más amplio y efectivo del que  tenia  la  Iglesia en  la Edad Media sobre los fieles. E1 poder acarreó riqueza y, ambos, una general relajación de las costumbres.

Íntimamente fusionado con el proceso anterior, que se refiere a la conducta de los ministros de la Iglesia, se fue desarrollando otro: el de un progresivo cambio de  las esencias doctrinales de la Iglesia y, por lo tanto, del culto. Las  innovaciones  fueron  introduciéndose  solapadamente y acabaron desfigurando  la primitiva doctrina evangélica.  Tal  fue  la  llamada  "elaboración  del  dogma".  Así,  a  partir  del  siglo  V  en  adelante,  vamos encontrando una veneración  siempre  creciente  a  los  santos y  a  las  reliquias; un cambio en  la  significación y administración  de  la  Sagrada  Comunión;  la  justificación  por  medio  de  las  obras,  con  sus  secuelas:  las penitencias  y  mortificaciones;  peregrinaciones  supersticiosas;  una  abusiva  multiplicación  de  monasterios  y conventos; el purgatorio, etc."
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viernes, 6 de mayo de 2011

El Bautismo del Espíritu Santo: Estudio Detallado Para Ministros y Obreros Cristianos


El Bautismo del Espíritu Santo: Estudio Detallado Para Ministros y Obreros Cristianos
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 14MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Pneumatología 
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Este libro es ante todo una profundización erudita en el contenido de la doctrina del Nuevo Testamento sobre " el bautismo del Espíritu Santo" . En este sentido, el biblista recorre, en orden, las instancias crít icas en los escritos fundacionales del cristianismo: Juan el Bautista, el bautismo de Jesús, Pentecostés, los Hechos de los Apóstoles, Pablo , Juan, Hebreos, Pedro. Y en cada caso encontraremos un análisis exhaustivo de los textos y elementos acumulados en el curso de la investigación, para componer la descripción del concepto bíblico según los diferentes autores. Un tra bajo cu idadoso, metodológicamente impecable, ilumi nador, riguroso. James G. Dunn se propone con este estu dio un doble objetivo.

Por un lado, extraer del texto bíblico los criterios para una crítica evangélica de la doctrina y la práctica que del bautismo del Espíritu Santo hacen las iglesias pentecostales. Por otro, recuperar para todo el cristianismo el énfasis pentecostal del cual estas iglesias dan testimonio y ejemplo, para la revitalización de su vida y misión.

Así, como puente por donde transitar hacia el encuentro y el diálogo, esta obra constituye un aporte muy valioso que ningún cristiano que piensa -pentecostal o no- puede ignorar, sopena de persistir en una creencia y práctica que se ale ja, por exceso u omisión, del testimonio bíblico.

El autor es profesor en la Universida d de Nottingham, Inglaterra, donde ocupa la cátedra de Nuevo Testamento, una especialidad en la que ya ha adquirido renombre por sus aportes a través de publicaciones y con ferencias.

Esta monografía es en primer lugar un estudio del Nuevo Testamento. Pero la motiva el creciente interés en el pentecostalismo y su influencia durante los últimos diez años. Tiene por lo tanto varios propósitos secundarios. Espero que estos capítulos ayuden a presentar a los eruditos, a los estudiantes y a los ministros, el aspecto más característico de la teología pentecostal: el bautismo del Espíritu Santo. Pondremos de manifiesto que esta doctrina no puede eludir un juicio crítico riguroso desde el punto de vista del Nuevo Testamento, pero tengo también la esperanza de que no se perderá de vista ni se pasará por alto la importancia y el valor del énfasis pentecostal. En particular, el aporte pentecostal debería hacer que los cristianos de las denominaciones "principales" examinaran de nuevo con ojos críticos el lugar que otorgan al Espíritu Santo en la doctrina y la experiencia, y en sus distintas teologías de conversión, iniciación y bautismo. Y debe recibirse con agrado cualquier opinión que nos incite a cotejar las tradiciones familiares con el criterio del Nuevo Testamento.
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Dios En Pie De Guerra: La Lucha con Un Final - La Victoria


Dios En Pie De Guerra: La Lucha con Un Final - La Victoria
Perseveremos y Oremos La venida del Señor se Acerca
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 27MBytes| Idioma: Spanish | Categoría: Guerra Espiritual                      
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Las Parábolas Del Reino: ¿Qué son?¿A quiénes Va Dirigido? ¿Son Útiles? ¿Qué Enseñan?


Las Parábolas Del Reino: ¿Qué son?¿A quiénes Va Dirigido? ¿Son Útiles? ¿Qué Enseñan?
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 1MByte | Idioma: Spanish |Categoría: Estudios Ministeriales
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A. de la Fuente: Presentación  11
Prólogo 17
Cap. I: Naturaleza y finalidad de las parábolas evangélicas 21
Interpretación alegórica 23.—¿Qué es una parábola?, 25.—Tipos de parábolas, 27.—Realismo de las
parábolas, 29.—La parábola como argumento, 31.— Cómo interpretar las parábolas, 33.—Parábolas aplicadas, 35.—El mayordomo infiel, 37.—Parábolas del reino, 39.

Cap. II: El reino de Dios 42 La palabra «reino», 43.—Las expectaciones judías, 45.—Fuentes de los Evangelios, 47.—Doble
empleo del término, 49.—Del judaismo al cristianismo, 51.—La llegada del reino, 53.—Está aquí, 55.— Presente y futuro, 57.—Predicción en los Evangelios, 59.—El reino de los cielos, 61.—Predicción de padecimientos, 63.—Futuros desastres, 65.—Destrucción del templo, 67.—La conquista romana, 69.— , «Esta generación», 71.—Visión profética, 73.—La «edad futura», 75.—¿«Escatología de felicidad»?, 77. El «juicio del reino», 79.—El reino y la muerte de Jesús, 81.

Cap. III : El día del Hijo del hombre 83
Semejante a un relámpago, 85.—Su llegada como juez, 87.—¿Es Jesús el «Hijo del hombre»?, 89.—
Resonancias apocalípticas, 91.—El «Hijo del hombre» en Daniel, 93.—Los doce tronos, 95.—La resurrección, 97.—El «tercer día», 99.—Resurrección y venida, 101.—Escatología y ética, 103.—Símbolo y realidad, 105.—Historia y escatología, 107.—La segunda venida, 109.

Cap. IV: La «situación en la vida» 110 Parábolas del reino de Dios, 111.—Parábola de los niños en la plaza, 113.—Lo viejo y lo nuevo, 115.— Parábola de la oveja perdida, 117.—Parábola del gran banquete, 119.—Parábola del hombre fuerte despojado, 121.—Parábola de los pérfidos viñadores, 123.La era del cumplimiento, 129.—Motivos del cambio, 131.—Parábola del demandado, 133.—Parábola de la sal, 134.—Parábola de la lámpara y el celemín, 137.—Parábola de los talentos, 141.

Cap. V: Parábolas de crisis 148
Parénesis de la Iglesia primitiva, 149.—Los siervos fieles e infieles, 151.—Los siervos vigilantes, 155.— El ladrón nocturno, 159.—Las diez vírgenes, 163.

Cap. VI: Parábolas de crecimiento 167 La semilla que crece, 169.—El sembrador, 173.—La cizaña, 175.—La red barredera, 177.—El grano de mostaza, 179.—La levadura, 181.—Sentido de estas parábolas, 183.

Cap. VII: Conclusiones 184 Significación central de las parábolas, 185.—«Ha llegado el reino de Dios», 187.—El reino de Dios como riesgo, 189.—Lo eterno entra en la historia, 191.— Visión cristiana de la historia, 193.Suprema crisis de la historia, 195. Parábolas estudiadas en particular 197 Parábolas mencionadas 197
índice onomástico 198

Publicar hoy en español un libro que apareció en Inglaterra hace casi cuarenta años podría parecer una
empresa fuera de lugar. Pero en el caso de Las parábolas del reino la publicación está plenamente justificada por tratarse de lo que llamaríamos «un clásico de la ciencia bíblica». Esta obra no sólo inauguró en su día una nueva etapa en la interpretación de las parábolas de Jesús, sino que conserva en la actualidad una vigencia indiscutída para el conocimiento del mensaje evangélico. Junto con la satisfacción que supone presentar la obra de un maestro, sólo nos cabe lamentar que su traducción española se haya diferido durante tanto tiempo.

Hasta hace menos de un siglo, la interpretación de las parábolas evangélicas estuvo presidida por la tendencia a descubrir en cada detalle de las mismas una referencia teológica o una implicación moral. Este método —conocido con el nombre de alegorismo— era sencillo: bastaba sustituir los elementos mencionados en la parábola por realidades de la existencia cristiana.

Así, el talento que no se multiplicó en manos del siervo temeroso podía ser la gracia de Dios, o bien los vendedores de aceite en la parábola de las diez vírgenes resultaban ser los representantes del ministerio eclesiástico. Esta tendencia, iniciada ya entre los primeros cristianos, alcanzó un amplio desarrollo en algunos Padres de la Iglesia y se cultivó con esmero en la catequesis y la predicación.

Fue el exegeta protestante Adolf Jülicher (1857 - 1938), profesor primero en Berlín y luego en Marburgo, quien puso las bases para romper definitivamente con la interpretación alegórica de las parábolas. Su obra Die Gleichnisreden Jesu (2 vols., 1888 y 1899) fue saludada como una liberación. En ella se describen hasta la saciedad los abusos y errores a que llevó elviejo alegorismo, se distingue claramente entre parábola y alegoría distinción que hoy constituye un principio elemental de Hermenéutica— y se "insiste"el que Jesus utilizó en su enseñanza parábolas, no alegorías. (Recordemos que la parábola se diferencia de la alegoría en que ofrece normalmente un solo punto de
\comparación, de suerte que los eventuales detalles han de considerarse como mero ingrediente literario).
Pero Jülicher, fiel a la visión de la «teología liberal» del siglo xix, consideró a Jesús como un simple predicador de buenas costumbres. A su juicio, el mensaje originario de las parábolas se reduce a una serie de verdades religiosas de alcance general. El reino de Dios anunciado en ellas vendría a coincidir con el estadio supremo de la evolución cultural preconizada por el liberalismo de la época. Quedaba así eliminado todo  contenido escatológico. La «religión de Jesús» enseñada en las parábolas se distanciaba netamente de la «religión cristiana» proclamada por Pablo y por la Iglesia.

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La Biblia Que Leyó Jesús: Leer Para Capacitarse y Enseñar

La Biblia Que Leyó Jesús: Leer Para Capacitarse  y Enseñar
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 11MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Preparación Ministerial
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Prefacio  9
1.  ¿Vale la  pena el Antiguo Testamento?  17
2.  Job: Ver  en  la oscuridad  47
3.  Deuteronomio: Un  tanto agridulce  77
4.  Salmos: Espiritualidad en cada tono  109
5.  Eclesiastés: El  final de  la  sabiduría  143
6.  Los Profetas: Dios responde  171
7.  Ecos adelantados de una  respuesta final  199

Después de un  capítulo en  que  introduzco el Antiguo Testamento como un todo, he elegido una muestra de cada una de sus secciones principales:  historia,  profetas,  poesía y  literatura de  sabiduría.
¿Por qué estos libros en particular? Oswald Chambers dijo una vez que los Salmos nos enseñan cómo orar;  Job nos enseña cómo sufrir; el Cantar de  los Cantares de Salomón nos enseña cómo amar;  los Proverbios nos enseñan cómo vivir; y Eclesiastés nos enseña cómo disfrutar. ¡Desearía tener una confianza tan clara sobre lo que espero de la Biblia! Creo que hice mis selecciones  -Job, Deuteronomio, Salmos, Eclesiastés y los Profetas- debido a mis propias dudas y luchas, no porque espero que esos libros me enseñen los secretos de la vida.

Esos libros en particular han sido compañeros en mi  trayectoria. En ellos descubro quién soy, y por  esa razón he escrito sobre ellos de una manera personal y subjetiva, y no analítica.

«Como las niñeras comúnmente hacen con  los niños, Dios acostumbra, hasta cierto punto,  a  "balbucear" cuando habla con nosotros»,  dijo Juan Calvino. Especialmente en el Antiguo Testamento,
Dios  «balbuceó».  Habló  en  un  idioma  que  pudieran  comprender, Dios gradualmente movió a  su pueblo hacia un camino diferente.

Tomó la posición del oprimido y prometió un Siervo Sufriente que los redimiría, no como a los petpetradores, sino como a las víctimas de la violencia. Por cierto tiempo permitió una conducta que él desaprobaba, «por  la dureza de su corazón». Mientras tanto, aunque algunas veces en zigzag,  los largos vectores de  la historia señalaban de una manera constante hacia su Hijo, Jesús,  la última revelación de Dios en forma humana. EnJesús Dios ya no balbuceaba; la Palabra habló claramente.

Quisiera explorar estas materias más a fondo, pero no aquí. Este no es un libro de respuestas sino de preguntas que traigo al Antiguo Testamento, un conjunto de escrituras tan desconcertantes, exaspe-
rantes, y que extrañamente satisfacen como la vida misma.

En nuestra época, dice un historiador de la Iglesia. los liberales sociales han tratado de recobrar  los Evangelios; los de Pentecostés, el libro de los Hechos; y los evangélicos, las Epístolas. 
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