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jueves, 20 de diciembre de 2012

Curso para Obreros y Ministros Itinerantes: El Evangelio de Juan Lección 7


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LECCIÓN SIETE:
LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS IV

. biblias y miles de comentarios
INTRODUCCIÓN:
En esta lección, conoceremos una forma completamente inversa de ejercer el liderazgo entre los hombres, ya que la búsqueda de posiciones de autoridad o poder, ciertamente deben recorrer un camino ascendente en lo que se refiere a capacidad y formación personal. Gestión que algunos  desempeñan honestamente, esforzándose, preparándose y trabajando duramente; sin embargo,  hay quienes usan otros medios poco lícitos y nada honestos, con tal de conseguir su propósito de acceder a una posición de mando o dominio.


TEXTO DE LA LECCIÓN: Jn. 13:1-35; 14:15, 21-24

OBJETIVO
:
Conocer un tema de vital importancia, en donde Jesús enseñó verdades profundas dirigidas a cambiar la manera de pensar y de vivir de los seres humanos. Para lo cual, debe usted leer no menos de tres veces el texto de la lección.
ADELANTO
:
Usted aprenderá sobre los siguientes temas:

A.   Ejemplo de un Liderazgo Diferente.
B.   La Importancia de Servir.
C.   La Exaltación del Siervo.
D.   La Obediencia.
E.   Los Frutos.
 




A.   Ejemplo de un Liderazgo Diferente.
 
Jesucristo desciende de lo Alto, se despoja de su Deidad, se humilla tomando la forma de siervo para vivir entre los hombres, para sentir sus dolores y sufrimientos, para realizar tareas incluso de esclavo al lavar los pies de sus discípulos. Asimismo, no busca lo material, sino más bien cultiva y enseña lo espiritual, practica la verdad que pregona, profesa el amor que pide para el prójimo y es tanta su entrega, que agoniza y muere en la cruz cargando las culpas ajenas, para luego resucitar venciendo a la muerte, victoria a través de la cual le es otorgada  toda autoridad en el Cielo y en la Tierra como Líder Supremo.
De esta manera, Jesucristo nos enseña este tipo de liderazgo que está caracterizado por la humildad y el servicio a los demás; es decir, para ir ascendiendo uno a uno los peldaños de esta escalera de amor, que nos llevarán a la formación plena de nuestro Espíritu, lo que nos permitirá luego ser  líderes auténticos y dignos seguidores suyos.
“Sabía Jesús que el Padre había puesto
                         todas las cosas bajo su dominio,
                         y que había salido de Dios y a Él volvía;
                         así que se levantó de la mesa, se quitó el manto
                         y se ató una toalla en la cintura.
                         Luego echó agua en un recipiente
                         y comenzó a lavar los pies a sus discípulos
                                   y a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura”. (Jn. 13:3-5).
1.    La Certificación de su Procedencia. En el párrafo anterior, vimos que  Jesús ha recibido todo dominio de parte de Dios, y que ha salido del Padre; por lo tanto, viene de Él mismo, porque es de su misma esencia y naturaleza, y una confirmación de lo que allí se certifica, podemos encontrarla también al leer (Fil. 2:5-9).
La Necesidad de un Ejemplo. Es bien conocido que, cuando un maestro en cualquier actividad, da una enseñanza práctica a sus pupilos, ésta es

1.    mucho más efectiva que varias clases teóricas juntas; porque la instrucción penetra rápida y profundamente al entendimiento y a la memoria del discípulo. Asimismo, Jesús, luego de su enseñanza práctica impartida sobre la humildad y el servicio, les dice a sus discípulos: “Ustedes me llaman Maestro y Señor, y  dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes”. (Jn. 13:13-15).
2.    Un Rey Sirviendo a los Siervos. Esta frase en el caso de Jesús, equivale a decir: “Un Salvador con una toalla”, pensará usted; y qué tiene que ver un Rey con este Salvador, agregará bueno, los que viven aún bajo un régimen monárquico, conocen cuáles son los atributos y poderes de un Rey; ahora, probablemente han variado bastante desde la antigüedad, pero el entendimiento es claro sobre la autoridad que un hombre en esta posición tenía sobre sus súbditos. Además, en ningún caso, un Monarca iba a doblar su rodilla ante unos simples pescadores para lavarles sus pies; antes bien, si era su deseo real, ellos podían ser obligados a realizar esta humilde tarea, amén de que el Rey podía asimismo disponer de sus bienes y hasta de sus mismas vidas.
En la época en que se describe esta enseñanza de Jesús para sus discípulos, entre los judíos había siervos o esclavos que se encargaban de lavar los empolvados pies de sus amos y visitantes; para lo cual, siempre portaban en su cintura una toalla, la misma que usaban en esta humilde tarea cada vez que se requería.
En el numeral uno, estudiamos sobre la naturaleza de Jesucristo y su condición ante los hombres, donde podemos entender que tiene la categoría de Rey de Reyes y Señor de Señores, el mismo que ha sido enviado a la Tierra por su Padre, con el propósito de salvar a los pecadores; por lo que además de su condición de Rey y Señor, tiene también el título de Salvador, el cual al tomar el lugar de un esclavo y servir a sus siervos, lo hace con el propósito de instruirles en un nuevo modelo de liderazgo que viene de Arriba hacia abajo.
B.     La Importancia de Servir.
 “Ciertamente les aseguro que ningún siervo es más que su amo, y ningún mensajero es más que el que lo envió. ¿Entienden esto? Dichosos serán si lo ponen en práctica” (Jn. 13:16-17).
La Unidad viene del Servicio. La principal cualidad de un líder, seguramente se encuentra en la capacidad para fomentar y mantener la unidad entre las personas; y si su liderazgo está basado en el servicio, no hay duda que su ejemplo llevará a los demás a servirse mutuamente, con lo que lograrán mantenerse unidos en propósito y acción. Lea, por favor: (Lc. 22:24-30). En consecuencia, podemos ver que Jesús da esta
1. enseñanza a sus discípulos, como el modelo verdadero para conseguir la unidad en base a la humildad y el servicio entre unos y otros.
2. ¿Cómo nos Beneficia Servir? ¿Será que el hecho de ayudar en las situaciones difíciles a otros seres humanos, puede proporcionarnos algún beneficio? Antes de contestar a esta pregunta, leamos lo que nos dice (Stg. 4:17). Cuando hemos entrado a formar parte del Reino de Dios, sabemos que uno de nuestros frutos es el amor al prójimo, por lo tanto, como producto de ese amor es placentero el poder ayudar a los semejantes; y además de esto; agradar a Dios y recibir bendiciones de su parte. Los que aún no son cristianos; es decir, que todavía no forman  parte del Reino de Dios, permanecen sin poder saborear los frutos del Reino de Dios; sin embargo, experimentan una humana sensación de contentamiento por haber hecho el bien, pero les es necesario hacer siempre la voluntad de Dios y obedecer sus mandamientos, para entonces pasar a  formar parte de la familia de Dios, y recibir todas sus ricas bendiciones.
C.      La Exaltación del Siervo.
 “Nos convenía tener un Sumo Sacerdote, así: santo, irreprochable, puro, apartado de los pecadores y exaltado sobre los cielos” (He. 7:26).
1.     Un Mandamiento Nuevo. Jesús, luego de haber enseñado la humildad y el servicio, poniendo el ejemplo en  acción les emite y les dicta un mandamiento nuevo, según el cual el amor debe ser el vínculo que sostenga la unidad entre unos y otros; y este amor debe ser: auténtico, sincero y profundo; de tal manera que en aras del servicio, lleguen incluso a entregar su propia vida (Jn. 13:34).
2.     La Gloria es para Dios. “Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en Él. Si Dios es glorificado en Él, Dios glorificará al Hijo en sí mismo, y lo hará muy pronto” (Jn. 13:31b-32) .La exaltación de Jesucristo es el resultado de su liderazgo diferente, basado en el servicio y la humildad; ejemplo que todos los Cristianos debemos imitar para obtener la corona de gloria, prometida a los que perseveran.
3.     La Señal de Cristo. Una señal muy particular resalta en los que somos hijos de Dios, y discípulos de Cristo; y sobre este distintivo, Jesús mismo nos hace saber a través del siguiente verso: “De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros” (Jn. 13:35). De tal manera que cuando las personas se profesan un amor sincero entre ellas, un amor que es evidente y que se muestra con el ejemplo, un amor que deja ver que son dignos alumnos del Gran Maestro Jesucristo, es,  porque ese amor proviene de Él mismo, de su máximo y sublime ejemplo demostrado al dejar su vida en la Cruz del Calvario para salvar a los pecadores.
4.     Reflexiones sobre el Amor que Exalta al Siervo.
a)     ¿En qué forma nos ama Jesús? Dando su vida por nosotros. 
b)    ¿Con qué clase de amor? Misericordioso, compasivo y puro
c)  ¿Cuál es la más grande medida de amor? Poner o dar la vida por los enemigos. 
d)     ¿En qué se diferencian el amor del mundo del amor de Dios? El amor de Dios es eterno e incondicional. Y el amor del mundo es temporal y vacío. 
e)    ¿Dios quiere que sus hijos actuemos como huérfanos? ¡NO! porque somos de la Familia de Dios. 
f)  ¿Cuáles son los elementos del amor que podemos mostrar los cristianos? Entrega, sacrificio, paciencia, humildad, bondad, servicio, etc. 
g)      ¿Quién es el Consolador? El Espíritu Santo, según (Jn. 14:26). 
h)    ¿Cómo actúa el Consolador en la vida del cristiano? Como: un confortador, abogado, amigo, psicólogo, enardecedor, ayudador, auxiliador, defensor, intercesor, etc. 
i) ¿Cómo reconocemos a los cristianos? Por su amor  respetuoso, mutuo y sincero. 
j)    ¿Qué pasa si alguien dice que ama a Dios y no ama a su hermano? Es un mentiroso. 
k)     ¿Quién es nuestro enemigo y qué hace entre los hermanos? Nuestro enemigo es Satanás, porque siembra discordia, mentira y cizaña entre los cristianos. 
l)     ¿Para qué es importante la armonía entre hermanos? Para tener una estrecha comunión con Dios.

i.           La Obediencia: (Jn. 14:15, 21-24). “Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos” (Jn. 14:15). La obediencia nos muestra el amor de Dios.
1.     Conociendo los Mandamientos de Dios. ¿Cómo podemos conocer los mandamientos de Dios? Para contestar a esta pregunta, debemos leer la siguiente cita bíblica, que dice: “Toda la Escritura (la Biblia) es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra” (2 Ti. 3:16,17). Es, en la Biblia,  donde vamos a saber cuáles son los mandamientos de Dios para los seres humanos. Al leer (Dt. 4:13), podemos enterarnos cómo llegaron a nosotros: “El Señor les dio a conocer su pacto, los Diez Mandamientos, los cuales escribió en dos tablas de piedra y les ordenó que los pusieran en práctica”. ¿El conocer los mandamientos de Dios es la prueba de que nosotros lo amamos? No, no es suficiente, el conocimiento debe llevarnos a la obediencia, entonces sí, podremos sentir y dar el amor de Dios.


1.     Siguiendo los Mandamientos de Dios. ¿Cómo podemos seguir los mandamientos de Dios? Al conocer las instrucciones especificadas en el “Manual de Vida Espiritual” que es la Biblia, en el Libro de Éxodo 20:1-17 y también en el Evangelio de Mateo 22:34-40, aprendemos cada uno de sus mandamientos para ponerlos en práctica en nuestra vida diaria lo que Dios ha dispuesto que hagamos. Solamente así, podremos agradar al Señor, siendo hijos obedientes que saben hacer caso a su Padre Celestial. En virtud de tal, preguntemos: ¿Qué es lo que nos distrae para cumplir los mandamientos de Dios? Generalmente, la indiferencia y los afanes de la vida o las pasiones humanas, son los encargados de alejarnos de Dios,  impidéndonos que cumplamos con los mandamientos impuestos por Él, para llevar una vida espiritual sana y ejemplar.
2.     El Amor de Dios nos Motiva a la Obediencia. En el capítulo 13 de la Primera Carta a los Corintios, el apóstol Pablo describe el amor de Jesucristo y el modo cómo debe ser reflejado por los Hijos de Dios. En el Evangelio de Juan, sobre el amor que motiva a la obediencia, dice: “¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él” (Jn. 14:21). Éstas son motivaciones más que suficientes para movernos a la obediencia que Dios quiere de nosotros; ya que sin amor nada somos; por tanto, debemos pensar que toda la Creación viene del Amor de Dios; y además, somos salvos por el amor de Dios y la obediencia de Jesucristo a su Padre. Cabe entonces preguntarnos: ¿Cuál es la respuesta del corazón honesto al Evangelio? Compare con Ro. 6:17, y la respuesta es: que debemos obedecer la doctrina de Jesucristo.
3.     La Obediencia trae Comunión con el Padre y con el Hijo. Como fruto de la obediencia, obtenemos una comunión íntima, verdadera, única; ya que al obedecer los mandamientos de Dios, Jesús y el Padre hacen morada en cada cristiano; conforme nos dice: (Jn. 14:23)  “El que me ama obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él”.  Compare también con (Hch. 5:32).  y con (1 Co. 3:16-17). ¿Es posible tener el amor del Padre sin obediencia?, veamos detenidamente el siguiente gráfico y obtendremos la respuesta.



                                                                                     OBEDIENCIA
La respuesta es: Si no hay obediencia al Hijo, no podemos tener comunión con el Padre ni tampoco con el Hijo.
       Para poder tener una relación con el Hijo, debemos obedecer sus mandamientos, según lo podemos apreciar en los siguientes versículos: “Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos” (Jn. 14:15) y también dice Jesús: “Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando” (Jn. 15:14). Entonces, la condición inevitable es  OBEDECER al Hijo, ya que si le obedecemos a Él, obedecemos también al Padre; por tanto, así tenemos relación con el Padre y el Hijo.

En consecuencia, cuando hay obediencia, la Palabra de Dios es guardada en la mente y en el corazón de los cristianos. De hecho, las palabras de Jesús son las palabras de Dios, porque vienen del Padre; y las palabras de Jesús son muy importantes en nuestras vidas, porque son para nuestra salvación espiritual y para obtener la Vida Eterna. Además, podemos estar seguros que hoy tenemos la Palabra de Dios sin alteraciones, ya que así nos certifican los siguientes versos: (Jn. 16:13; 17:20; Ef. 3:3-5).

E.    Los Frutos: (Jn. 15:1-16).Todo ser vivo que Dios ha creado, produce fruto según su género; es decir, seres humanos, animales y vegetales. Jesús en esta ocasión, toma el género vegetal para elaborar una alegoría con el fin de dar una enseñanza sobre el maravilloso milagro que empieza con la semilla y culmina con el fruto. En virtud de tal, Jesús dice: “Yo soy la vida verdadera…”. Sabemos que la vid, es la planta que produce las uvas, pero existe un tipo de vid que produce uvas agrias; es por esto la aclaración de ser la “verdadera”; de tal modo, enfocados en este tema, vamos a presentar algunos puntos:


1.     ¿Cuál es la Relación del Labrador, la Vid y el Pámpano? Es una relación estrecha y de íntima dependencia; en ésta alegoría podemos apreciar: Dios es el labrador, Jesús es la vid “verdadera” y los pámpanos somos los cristianos. Y así como la vid extrae la vida de la tierra; los frutos, o sea las uvas, absorben la vida del pámpano; es decir, de la rama que ha brotado del tronco, el cual es alimentado por medio de las raíces que posee, las mismas que extraen las sales y nutrientes del suelo que lo sostiene; así también Jesús se alimenta del Padre y es el tronco que sostiene a los cristianos, que son alimentados por su savia, para entonces producir el fruto esperado, el mismo que no puede ser otro sino los “nuevos cristianos”; es decir, de su mismo género. Dicho en otras palabras, no se puede pedir “peras al olmo”, cada cual producirá según su género. Podemos concluir con esta comparación, diciendo que la dependencia del cristiano con Jesús y con el Padre es total, ya que separados del tronco, los pámpanos mueren, como muere el cristiano que se separa de Cristo-Jesús.
2.   Los Frutos Glorifican a Dios. La forma cómo un cristiano va a producir nuevos cristianos, es poniendo en práctica las enseñanzas de Jesucristo en su propia vida; la cual será un ejemplo para los que aún no se han convertido. En consecuencia, todo discípulo de Jesucristo es conocido porque que proviene de Él y por la calidad de los frutos que produce. Lea, por favor (Mt. 7:15-23). Esta forma de multiplicación de frutos a través del sacrificio de Jesucristo en la cruz, es el Plan de Salvación que ha venido desde el Cielo de parte del Padre para redimir a la humanidad.
 
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