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martes, 24 de enero de 2017

Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá... diciendo que hay otro rey, Jesús.

PARA RECORDAR ... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Qué debemos saber de La Biblia

COSAS BÁSICAS IMPORTANTES ACERCA DE LA SANTA BIBLIA
    I.      Cosas Básicas Importantes Acerca de la Santa Biblia      A.      Inspiración de la Biblia         1.      2 Timoteo 3:16         Otras traducciones: “Toda la Escritura es respirada por Dios”.         “Toda la Escritura es Divinamente inspirada”. La palabra Griega para “inspiración” - theopneustos - respirada divinamente. 
La palabra Hebrea para “inspiración” - n shemuh - soplar, viento. 
La definición del Diccionario Webster de “inspiración” la influencia del Espíritu de Dios en la mente humana por la cual los profetas y apóstoles y escritores sagrados eran calificados para poner una verdad divina sin ninguna mezcla o error.
         A. Realidades acerca de la inspiración         Razones que creemos muestran cómo fueron inspirados los escritores de la Biblia           1)      Es un término que simplemente describe la guía sobrenatural del Espíritu Santo de aquellos que recibieron una revelación de Dios mientras escribían la Biblia.             a)      Salmos 45:1             Jeremías 1:9             Isaías 51:16             Isaías 49:2             b)      2 Pedro 1:20, 21             c)      2 Samuel 23:2             d)      Lucas 1:35             “Cubrirá” en Griego - imponer una sombra sobre;             Envolver en una nube de brillantez.             e)      Lucas 24:45             “Abrió” en Griego - abrir totalmente             f)      Job 32:8             g)      Dios habló, ellos lo escribieron             Apocalipsis 1:11             Jeremías 30:2             Éxodo 19:18–20; Éxodo 20:18–22             h)      Jeremías 1:2 - la Palabra del Señor vino             Joel 1:1             Oseas 1:1             Miqueas 1:1             Sofonías 1:1             Zacarías 1:1             Jonás 1:1; Ezequiel 1:3             j)      Malaquías 1:1 - la carga de la Palabra del Señor             Habacuc 1:1             Nahúm 1:1             k)      Abdías 1:1 - la visión de la Palabra del Señor             Amós 1:1             Isaías 1:1
         2.      Plenaria - Inspiración Verbal           a.      Plenaria - Llena, completa en todas partes. Esta teoría significa que cada libro, capítulo, párrafo y oración es igualmente derivada de Dios.           b.      Verbal - Esto significa que las palabras del texto, así también como las ideas comunicadas son sobrenaturalmente inspiradas por Dios.
         3.      Sin error         Esto habla de que las enseñanzas de la Biblia son verdad en todo de lo cual habla. Que las palabras de las Escrituras, en los escritos originales, enseñan la verdad sin ninguna mezcla o error.
         4.      Infalibilidad         Esto literalmente significa que no es propensa a fallar en alcanzar Su propósito; incapaz de error. Es imponer la verdad divina, sin ninguna mezcla o error.
      B.      Más Escrituras que muestran cómo y por qué los escritores de la Biblia recibieron la palabra inspirada.         1.      Juan 16:12, 13         El Espíritu Santo los guió         2.      1 Corintios 15:3, 4         Lo que yo he recibido         3.      Juan 14:26         El trajo a su memoria las cosas que Él había dicho.         4.      Efesios 3:5         Revelado por el Espíritu


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sábado, 14 de enero de 2017

Estaban todos unánimes juntos...fueron todos llenos del Espíritu Santo

PARA RECORDAR ... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Una gran sorpresa

La venida del Espíritu Santo
HECHOS 2.1-13
1Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.

5Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo.

6Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. 7Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? 8¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? 9Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de Africa más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, 11cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.

12Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? 13Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto.

Pentecostés y el discurso de Pedro, 2:1-41
Según el relato, el acontecimiento que se narra no tiene sentido más que cuando se lo sitúa en el contexto de pensamiento de quienes lo viven. Está claro en lo que se refiere a las citas de Joel (2:17–21), del Salmo 16 (2:25–28), del Salmo 110 (2:34, 35) y de Isaías 57:19 (2:39); pero también, de manera menos palpable, en la alusión a la fiesta judía de Pentecostés (2:1) y a las tradiciones judías sobre el significado de esa ocasión.

(1)  Pentecostés, 2:1–13.
Puede ser útil precisar el significado de Pentecostés en el primer siglo. Había tres grandes festivales judíos a los cuales todo varón judío que viviera dentro de un radio de 30 km. de Jerusalén estaba obligado legalmente a asistir: la Pascua, Pentecostés y la fiesta de los Tabernáculos. El término griego pentekosté 4005 significa “cincuenta”. En el calendario judío designa la fiesta que se celebraba cincuenta días después de la Pascua (otro nombre para Pentecostés era Fiesta de las Semanas; se llamaba así porque eran cincuenta días, que equivale a una semana de semanas). En su origen fue una fiesta agrícola para celebrar la recolección de trigo, y en ella se ofrecían los primeros panes de la nueva cosecha (ver Exo. 23:16). Pero, a principios del cautiverio en Babilonia, en el siglo V. a. de J.C., cambió la celebración de un acontecimiento agrícola que tenía lugar todos los años y pasó a ser la celebración de un acontecimiento único y central, es decir, el pacto del Sinaí. Una tradición rabínica añadió al significado de Pentecostés la conmemoración de la promulgación de la ley en Sinaí. En el siglo III a. de J.C., parece ser que a esta fiesta de Pentecostés correspondía la celebración de una renovación del pacto (2 Crón. 15:10–15). En todo caso, parece cierto que en la época de Cristo esta fiesta conmemoraba la entrega de la ley de Dios por medio de Moisés. La celebración de esta alianza permitía renovarla.
En este acontecimiento se encuentra la misma relación entre Pascua y Pentecostés que se ve en el pensamiento judío durante su historia. Israel ha sido salvado de Egipto y del mar (Exo. 14–15; comp. 1 Cor. 10:1–4) para entrar en pacto con Dios en el Sinaí (Exo. 19). Debido a estos dos eventos, Israel se sentía constituido como pueblo, por haber sido salvado de las fuerzas de la destrucción y de la muerte y establecido en la existencia de las naciones por medio del encuentro con Dios y su palabra. La salvación y el establecimiento son elementos básicos en la creación del pueblo de Dios en el AT. Israel contemplaba su liberación como el principio de su creación. En el libro de Exodo el nacimiento de un pueblo coincide con su liberación de la esclavitud de Egipto. Y luego la liberación de Babilonia fue contada en un nuevo éxodo (o un éxodo renovado).

Es probable que el hecho de Pentecostés en Los Hechos haya sido coloreado en su presentación literaria con el trasfondo de las teofanías del Sinaí y quizá también con la confusión de lenguas en Babel. Eso fue así a fin de hacer resaltar más claramente dos ideas fundamentales que dirigirán la trama de todo el libro de Los Hechos, a saber: la presencia divina en la iglesia, representada por el Espíritu Santo (2:1–4) y la universalidad de esta iglesia, representada ya en germen en esa larga lista de pueblos enumerados (2:5–11). El trasfondo del AT se dejaría traslucir sobre todo en las expresiones que se encuentran en este pasaje. En el relato de la escena del Sinaí el libro de Exodo dice: Todo el pueblo percibía los truenos, los relámpagos, el sonido de la corneta y el monte que humeaba. Al ver esto, ellos temblaron y se mantuvieron a distancia (Exo. 20:18). Los rabinos decían que la voz de Dios, al promulgar la ley en el Sinaí en medio de truenos y relámpagos (ruido y fuego), se dividió en 70 lenguas, número de pueblos que según la creencia judía existían entonces a raíz de la dispersión de Babel, y resonó hasta comprender a todas las naciones. Es sabido que los judíos pensaban, según Génesis 10, que había 70 naciones en el mundo.

En este sentido, concluyen algunos que así como la ley mosaica fue dada el día de Pentecostés, así la ley nueva, que consiste primariamente en la gracia del Espíritu Santo y que ha de substituir la ley antigua, debía ser proclamada en ese mismo día. Algunos comentaristas opinan que el milagro de las lenguas (2:4) era como un dar la vuelta al influjo destructivo de Babel, que separó a los pueblos por la diversidad de lenguas. A la fiesta de Pentecostés acudía tal vez tanta o más gente que a la Pascua. Esto explica la cantidad de países mencionados en este capítulo, porque nunca había en Jerusalén una multitud más internacional que en ese momento.

Es posible que Lucas, ahora escribiendo después de una reflexión sobre los primeros treinta años de vida del movimiento cristiano primitivo (e inspirado por el Espíritu Santo), comenzó con la fiesta de Pentecostés y de esta manera trató de hacer resaltar algunas de las mismas ideas judías. Pero ya Lucas está interpretando la revelación del AT a la luz de la revelación superior, la de la encarnación de Dios en Jesucristo (Mat. 5:21–37; Hech. 6:8–14; 7:51–53; Heb. 1:1–4). ¿No dijo Jesús: No penséis que he venido para abrogar la Ley o los Profetas. No he venido para abrogar, sino para cumplir (Mat. 5:17)? ¿Y no escribió Pablo: En otras generaciones, no se dio a conocer este misterio a los hijos de los hombres, como ha sido revelado ahora a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu, a saber: que en Cristo Jesús los gentiles son coherederos, incorporados en el mismo cuerpo y copartícipes de la promesa por medio del evangelio (Ef. 3:5, 6)?

Pero haya o no trasfondo de narraciones del AT en su presentación literaria, no hay motivo alguno para dudar la historicidad del hecho. Vamos a ver cuales son las afirmaciones fundamentales de Lucas.

Importancia de Pentecostés en la historia del pueblo de Dios. Pentecostés como es narrado aquí por Lucas forma un escenario de enorme trascendencia en la historia de la iglesia. A ello, como a algo extraordinario, se refería Jesucristo cuando, poco antes de la ascensión, avisaba a los discípulos de que no se ausentasen de Jerusalén hasta que llegara este día. Es ahora precisamente cuando puede decirse que se renueva el pueblo de Dios y va a comenzar la historia del establecimiento del movimiento cristiano. Pues es ahora cuando el Espíritu Santo desciende visiblemente sobre él para darle la vida y ponerlo en movimiento. Los discípulos, antes tímidos (Mat. 26:56; Juan 20:19), se transforman en valientes difusores de la doctrina de Cristo (2:14; 4:13, 19; 5:29). Para Lucas esta presencia de Dios en poder (Luc. 24:49) en la comunidad cristiana es un momento crucial en la vida de la comunidad, porque refleja su lugar de importancia entre los eventos más importantes en la historia sagrada.

La venida del Espíritu Santo en Pentecostés. La afirmación fundamental del pasaje está en las palabras del v. 4: Todos fueron llenos del Espíritu Santo. Todo lo demás, de que se habla antes o después, no son sino manifestaciones exteriores para hacer visible esa gran verdad. A eso tiende el ruido como de un viento violento que se oye en toda la casa (v. 2). Era como un primer toque de atención. A ese fenómeno acústico sigue otro fenómeno de naturaleza física: unas llamitas en forma de lenguas como de fuego que se reparten y van posándose sobre los reunidos (v. 3). Los dos fenómenos pretenden lo mismo: llamar la atención de los reunidos de que algo extraordinario está sucediendo. Y notamos que tanto el viento como el fuego eran los elementos que solían acompañar las manifestaciones de Dios en el AT (Exo. 3:2; 24:17; 2 Sam. 5:24; Eze. 1:13) y por eso es que los discípulos pensaron que se hallaban ante una epifanía, la prometida por Jesús pocos días antes, al anunciarles que serían bautizados en el Espíritu Santo.

Esta venida del Espíritu Santo sobre la comunidad cristiana en el día de Pentecostés es comparable con la venida del Espíritu Santo sobre Jesús en su bautismo (Luc. 3:22). La guía divina en términos del Espíritu Santo es un énfasis que ocurre una y otra vez en Los Hechos (2:4, 17, 33, 38; 4:8, 31; 5:3; 6:3, 5; 7:55 s.; 8:17, 29; 10:19; 11:12, 15 s.; 13:2, 4; 15:8, 28; 16:6; 19:2, 6; 20:23; 21:11; 28:25).

Esta presencia divina no se presenta siempre como la intervención del Espíritu Santo. Por ejemplo, en la historia de Felipe y el eunuco hay un intercambio entre Un ángel del Señor (8:26) que envió a Felipe por el camino de Jerusalén a Gaza y el Espíritu que dijo a Felipe: “Acércate y júntate a ese carro” (8:29). Aparentemente fue el mismo Espíritu (el Espíritu del Señor) que arrebató a Felipe después del bautismo del eunuco (8:39). En la conversión de Pablo fue Jesús quien habló directamente a Pablo (9:4, 5), y el Señor Jesús quien habló a Ananías (9:10, 15, 17); se menciona sólo indirectamente al Espíritu Santo (9:17).

La importancia mayor del Espíritu Santo (especialmente en la primera mitad de Los Hechos) es comparable con el mismo énfasis en el Evangelio de Lucas. En el Evangelio se muestra que Juan el Bautista había de ser lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre (Luc. 1:15). El Espíritu Santo había de venir sobre María y el poder del Altísimo la cubriría con su sombra (Luc. 1:35). Elisabet y Zacarías fueron llenos del Espíritu Santo (Luc. 1:41, 67). El Espíritu estaba sobre Simeón, quien vio en Jesús la salvación de Dios para todos los pueblos (Luc. 2:51 s.). El Espíritu Santo vino con gran poder sobre los discípulos quienes lo estaban esperando el día de Pentecostés, pero esto no se debe entender como la primera venida del Espíritu Santo. Ni tampoco fue la primera vez que los discípulos (como personas individuales) fueron llenos del Espíritu Santo. El AT da testimonio a la actividad del Espíritu en toda la historia del hombre; y en el NT la actividad del Espíritu se presenta como estando relacionada con los eventos del AT en la vida y el ministerio de Jesucristo (como se ve en los Evangelios). Dios nunca ha dejado al mundo que él creó sin su presencia santa (el Espíritu Santo).

La gran liberación del poder en el día de Pentecostés en ninguna manera debe ser minimizada, pero es evidente que ello no sobresalió tan distintivamente durante el primer siglo como para algunos grupos cristianos de hoy día. Este día no se menciona en ningún escrito de los existentes del primer siglo fuera del cap. 2 de Los Hechos. Era el día de la resurrección y no el de Pentecostés el que sobresalía. Sin la resurrección de Jesús no hubiera habido un Pentecostés cristiano. Y además se encuentran en Los Hechos otros acontecimientos comparables a aquello del Pentecostés. Cuando el evangelio alcanzó a Cornelio (cap. 10) y algunos seguidores de Juan el Bautista (cap. 19), también había efusiones semejantes a aquella en Jerusalén. Estas etapas mayores del progreso en la expansión del evangelio entre grupos nuevos fueron autenticados por el Espíritu Santo con manifestaciones vigorosas.

Resumen de los pensamientos sobre la importancia de Pentecostés. Básicamente el AT es la historia del llamamiento y la creación de Israel. Hablando precisamente, Dios no llamó a Israel; llamó a personas para que conformaran Israel. Una nación no tiene oídos y no puede ser llamada. Dios habla a individuos; sus llamados son de persona a persona y no de central a central. Llama a individuos para que lleguen a ser personas relacionadas con otras personas en la comunidad.

Cuando Adán perdió el rumbo de su verdadero destino, dándose a la falacia de la autosuficiencia, Dios se dio a la creación de un pueblo verdadero para sí. El llamado de Abraham, Isaac y Jacob tenía en vista la creación de un pueblo que fuera su posesión. Cuando el Israel nacional se mostró como carnal, al buscar como Adán el ser suficiente en sí mismo, Dios se volvió a la creación de un remanente. El mismo remanente se mostró como carente de fijeza y finalmente llegó a la concreción de una persona, el verdadero Hijo del Hombre, el verdadero siervo de Dios, Cristo Jesús. Pero, paradójicamente, él vino como una persona individual y como un cuerpo. En él fue creado un nuevo hombre (Ef. 2:15); el verdadero Israel de Dios (Gál. 6:16; Rom. 9:6), la simiente de Abraham (Gál. 3:29); una raza elegida, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios (1 Ped. 2:9).

El propósito de Dios al crear en Israel a su pueblo, expuesto a lo largo del AT, es una historia continuada en el NT. En Cristo, Dios ha venido a llamar y crear a su pueblo. La comunidad de personas en Cristo es Israel limpiado y constituido. La iglesia en el NT es una nueva creación, pero en cierto sentido es el Israel reconstituido. Abraham, Isaac y Jacob se sentarán junto con Pedro, Santiago y Juan, así como las gentes del oriente y del occidente (Mat. 8:11). Este verdadero Israel es la iglesia, la ekklesía 1577 de Dios.

Llenos del Espíritu Santo. Ya que el significado de lo que quiere decir ser “lleno del Espíritu Santo” o “la plenitud del Espíritu Santo” es un problema candente entre los cristianos interesados en la vida espiritual, vamos a examinarlo un poco más a fondo. Vale la pena mencionar que no hay que confundir la presencia del Espíritu Santo con las señales exteriores. La venida del Espíritu fue acompañada por un sonido semejante al de un movimiento violento de viento. Los exégetas tempranos reconocían que Lucas no estaba describiendo el sonido del viento sino algo semejante a una ráfaga de un viento poderoso. Ni tampoco dice Lucas que lenguas de fuego aparecieron a los discípulos sino que les aparecieron lenguas como o similares al fuego. Estas señas perceptibles y visibles fueron solamente un fenómeno pasajero; la presencia y el poder del Espíritu Santo eran la realidad permanente e importante.

La creencia en la presencia del Espíritu se basaba sobre una experiencia. No era una mera doctrina que los discípulos buscaban perpetuar; más bien era una experiencia personal que no podían dejar de proclamar. Se encontraron a sí mismos conscientes de una Presencia, diciendo y haciendo cosas que les ocurrían a ellos y a otros debido a un poder irresistible que les mandó hacer o decir cosas que nunca habían contemplado previamente.

La frase “plenitud del Espíritu” es una forma de expresar una verdad que, a través del NT, se expresa también de otras maneras. Describimos el mismo fenómeno cuando hablamos de ser bautizados en o con el Espíritu Santo, la venida del Espíritu Santo en o sobre alguien, la vida cristiana victoriosa, el señorío de Cristo y el ser crucificado con Cristo y resucitado con él. La frase que utilizamos para expresar la vida ideal depende de nuestro punto de vista. Vista en su relación con el pecado, la tentación y la preocupación, la vida cristiana es la vida cristiana victoriosa. Vista en su relación con Cristo, es el señorío de Cristo. Vista en su relación con el Espíritu Santo, es la plenitud del Espíritu. Un autor opina que el ser lleno del Espíritu es o debe ser “la vida cristiana normal”.

En el día de Pentecostés todos los discípulos que estaban presentes fueron llenos del Espíritu Santo (v. 4). Pero esta misma expresión describe también a Juan el Bautista, Elisabet, Zacarías, Esteban y Bernabé. Antes y después de Pentecostés, el pueblo de Dios fue lleno del Espíritu Santo. Esta plenitud sí era pentecostal, pero también prepentecostal y postpentecostal. En el NT se nos dice específicamente cómo esta plenitud del Espíritu Santo afectaba las vidas y el ministerio de aquellos que fueron así llenados.

Juan el Bautista fue lleno con el Espíritu Santo y predicó. No predicó en sonidos extáticos consistiendo en pronunciaciones ininteligibles, sino en lenguaje tan sencillo que todo el mundo podía entender. Zacarías fue lleno del Espíritu Santo y profetizó… (Luc. 1:67). Lucas nos presenta el contenido de su profecía. Era proclamación inspirada, predicación inteligible. Zacarías no estuvo presente el día de Pentecostés. Era un sacerdote judío que oficiaba en el templo judío. Fue lleno con el Espíritu Santo antes de Pentecostés, antes del nacimiento de Jesús y antes del nacimiento de Juan el Bautista. Fue lleno del Espíritu Santo y así fue habilitado para adorar a Dios, vivir en santidad y rectitud y predicar las buenas nuevas de redención. Esteban fue un hombre lleno… del Espíritu Santo (Hech. 6:5). La primera cosa que aprendemos de Esteban es que era uno de los siete escogidos para atender las necesidades materiales de los pobres. Más tarde notamos que él predicó, no en expresiones ininteligibles de lenguas extrañas, sino en palabras simples y comprensibles. Bernabé es otro hombre de quien leemos que era lleno del Espíritu Santo (Hech. 11:24). La primera cosa que conocemos de Bernabé es que vendió un campo y entregó la cantidad total a la iglesia para el bienestar de los pobres (Hech. 4:37). Esto es la espiritualidad verdadera. Esto es un fruto de un hombre lleno del Espíritu. Ser lleno del Espíritu Santo no significa que Bernabé era sin pecado o que era un hombre perfecto. El falló en Antioquía, junto con Pedro, cuando se retraía de comer en la misma mesa con los hermanos incircuncisos (Gál. 2:11–14). Ser lleno del Espíritu Santo no hizo a Bernabé un hombre perfecto y sin pecado. Ni, que sepamos, habló en lenguas; pero sí el Espíritu Santo lo hizo un hombre bueno en hecho y en palabra.

Ser lleno del Espíritu Santo no es un privilegio restringido o exclusivo de unos cuantos favorecidos. No era una segunda bendición, reservada para el Pentecostés o para algunos selectos en cualquier época o para quienes se consideran pertenecientes a una genealogía pentecostal. El ser llenos del Espíritu Santo no produjo una vida sin pecado. El ser llenos del Espíritu Santo no produjo necesariamente lenguas ininteligibles y un orgullo personal sobre una excelencia o superioridad espiritual asumida.

¿Cuáles, pues, son las señales verdaderas de la plenitud del Espíritu Santo? Un estudio del libro de Los Hechos sugiere, por lo menos, algunas de las siguientes indicaciones de que uno está lleno del Espíritu: manifestar el carácter de Cristo, llevar una vida de testimonio, estar bajo la dirección del Señor, ejercer eficientemente los dones del Espíritu, espontaneidad en la vida y una conciencia de la presencia de lo divino. Los que estaban llenos del Espíritu Santo se dieron a sí mismos en servicio humilde y en sacrificio: el evangelio para los perdidos, comida para los hambrientos, apoyo para los oprimidos (Luc. 4:18, 19).

Hablar en lenguas. El hablar en lenguas es un asunto mencionado en el NT solamente en el libro de Los Hechos y 1 Corintios. En cuanto a Marcos 16:17, no se encuentra en los manuscritos más viejos y dignos de confianza y se cree que fue añadido más tarde durante la transmisión del texto. Leemos distintas lenguas y lenguas en Hechos 2:4; 10:46 y 19:6. Los caps. 12–14 de 1 Corintios tratan principalmente con una forma de lenguas en Corinto que no es semejante al fenómeno en Pentecostés (Hech. 2). No hay un término griego en el NT para lenguas desconocidas.

Lucas nos informa de un acontecimiento asombroso en Jerusalén durante la fiesta de Pentecostés después de la muerte y resurrección de Jesús. No sabemos realmente qué sucedió en Pentecostés. Lo cierto es que los discípulos tuvieron la experiencia de que el poder del Espíritu Santo inundaba sus vidas como nunca antes. Debemos recordar que Lucas no fue testigo ocular de esta parte de Hechos y que probablemente estaba transmitiendo una historia que había escuchado en su investigación (Luc. 1:1–4). Si fuera que Lucas empleara fuentes extrabíblicas o no, el cap. 2 pertenece a Los Hechos como nos ha llegado y es apropiado procurar comprenderlo como está en el texto. En Hechos 2 el don de lenguas se ve como un milagro de cierta clase, fuera del hablar, o del oír o de ambos. En Jerusalén estaban reunidos peregrinos judíos, habiendo llegado de muchos países con sus diferentes fondos lingüísticos. Lo que los asombró era que cada uno podía entender en el lenguaje o dialecto de su nacimiento (v. 8). Lucas da énfasis al hecho del entendimiento sin explicar cómo fue posible. Explicarlo sobre bases de acuerdo con la historia natural, por ejemplo, que se hablaban varios lenguajes conocidos (como si no fuera un milagro), no parece ser el propósito de Lucas. La sorpresa de la gente no ocurrió porque encontró en uso varios lenguajes, en vista que era una experiencia común en aquel entonces como hoy en día en el Medio Oriente. Lucas indica que era el don del Espíritu Santo y no la competencia lingüística de la gente la que hizo posible la comprensión en esta ocasión.

Lucas intenta presentar un milagro. Era el Espíritu Santo quien, al comenzar ellos a hablar en distintas lenguas… les daba que hablasen (v. 4). Pedro rechazó la acusación infundada de embriaguez e identificó la experiencia como el cumplimiento de la promesa que se encuentra en el profeta Joel, quien predijo la efusión del Espíritu en los últimos días, llevada a cabo por profecía, que quiere decir predicación inspirada (2:15 ss.). Pedro interpretó esto en términos de la predicación inspirada y evangelística que fue diseñada para que todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo (vv. 17–21). Esto no implica lo que algunos carismáticos han concluido: un éxtasis en masa de parte de los discípulos que incluye erupciones de hablar en lenguas.

El énfasis real de Lucas en Hechos 2 es sobre el don del Espíritu Santo, y sólo secundariamente sobre las lenguas. Los fenómenos del ruido como de viento violento, las lenguas como de fuego y el hablar en lenguas, pretenden lo mismo: llamar la atención de los reunidos a que algo extraordinario está sucediendo. Su finalidad era servir de consuelo a los fieles al verse así favorecidos con la presencia del Espíritu Santo, y al mismo tiempo llamar la atención y provocar el asombro de los infieles, disponiéndoles a la conversión (8:18, 19; 1 Cor. 14:22). Lo que sí emerge con fuerza es que el énfasis de Lucas es sobre el Espíritu Santo, y no primariamente en el medio que fue dado en ese momento. Las lenguas, en el patrón y sentido de Pentecostés, cesaron; el Espíritu permanece.

Solamente dos veces fuera del cap. 2 se mencionan las lenguas en el libro de Los Hechos: en Cesarea (10:46) y en Efeso (19:6). En cada caso el enfoque principal es sobre el Espíritu Santo: el don de lenguas representa sólo una manifestación de la presencia del Espíritu. Puede ser importante que cada una de las tres citas del don de lenguas cae en una ligazón importante en el progreso del evangelio: (1) De los judíos de Jerusalén en Pentecostés (cap. 2) a (2) la casa de Cornelio en Cesarea (cap. 10) y (3) a los seguidores de Juan el Bautista (cap. 19) quienes debieran haber seguido a Jesucristo. No hay certidumbre tocante a la naturaleza precisa de las lenguas en Cesarea y Efeso, si fueron semejantes a las lenguas comprensibles en Pentecostés o fueron como las lenguas ininteligibles en Corinto. Aparentemente no hubo una barrera lingüística en Cesarea y Efeso como fue el caso en Jerusalén, y por eso no había necesidad de un milagro de comunicación como en Jerusalén. Esto favorece un paralelo con Corinto más bien que con Jerusalén, pero no es demostrable. Lucas dice que los de Cesarea les oían hablar en lenguas y glorificar a Dios (10:46), y los de Efeso hablaban en lenguas y profetizaban (19:6). Por lo menos glorificar a Dios parece implicar hablar en forma inteligible; y en 1 Corintios profecía se distingue de lenguas; esto siendo ininteligible y aquello inteligible. El fenómeno en Cesarea y Efeso podía corresponder al de Corinto y representar un punto medio entre las lenguas de Jerusalén y las de Corinto. Lo que sí es claro es la distinción aguda entre las lenguas en Pentecostés y en Corinto.

Aparte de Hechos, el fenómeno de las lenguas se conoce en el NT sólo en 1 Corintios 12–14. Si las lenguas representan el don supremo del Espíritu, como opinan algunos carismáticos, parece extraño que Jesús mismo, el portador del Espíritu, no utilizaba este don. Al contrario, Jesús despreciaba las vanas repeticiones y la palabrería como algo pagano y no apropiado para la oración del pueblo de Dios (Mat. 6:7). Algunas veces se guardaba silencio (Mat. 27:14; Mar. 15:4 s.; Luc. 23:9; Juan 19:9 s.), pero nunca se declaraba en sonidos extáticos e ininteligibles. El se conmovió en espíritu y se turbó (Juan 11:33), pero esto no es lenguas. Fue una expresión inarticulada de profunda emoción, una experiencia humana universal bajo presión. Cuando Jesús hablaba era en el lenguaje de la gente que estaba frente a él, directo, sencillo y profundo en significado como se nota en las bienaventuranzas y las parábolas.

Es notable que de todas las cartas de Pablo, solamente en 1 Corintios se encuentra algún rastro de las lenguas. Pablo hablaba mucho del Espíritu Santo y poco de las lenguas. En Romanos, por ejemplo, se encuentra mucha atención en cuanto al Espíritu Santo (Rom. 5:5; 7:6; 8:2, 6–14, 26, 27; 14:17), pero Pablo nunca menciona las lenguas. Gálatas nos presenta instrucciones para aquellos que son espirituales (Gál. 6:1) y describe el fruto del Espíritu (Gál. 5:22), pero no dice nada de las lenguas.

En 1 Corintios 12–14 el hablar en lenguas se trata como un problema y no como una señal de excelencia. Pablo no escribió para animar a la iglesia a que pusiera más énfasis en las lenguas, sino para alcanzar el control del problema (1 Cor. 14:27). Pablo no anima el hablar en lenguas, sino que avisa contra varios peligros relacionados con las lenguas y establece varios controles para que la práctica no pudiera exagerarse demasiado. Se abstuvo de abolir la experiencia de hablar en lenguas, pero la clasificó como el menor de los dones del Espíritu y predijo: … cesarán las lenguas (1 Cor. 13:8).

Pablo contempló las lenguas como una amenaza triple para el movimiento cristiano: (1) A la fraternidad de la iglesia; (2) a las personas que hablaban en lenguas; (3) a la influencia de la iglesia en el mundo. En 1 Corintios 12 se describe a la iglesia como el cuerpo de Cristo, haciendo hincapié en la diversidad de dones espirituales y en la provisión del Espíritu para ambos, la unidad y la variedad en la iglesia. Sin embargo, una lectura rápida de 1 Corintios expone la amplitud del problema en Corinto. Había orgullo espiritual, celos y rivalidad sobre los dones espirituales. El cap. 14 indica que mucho del problema se debió al hablar en lenguas.

El cap. 13 de 1 Corintios, el gran capítulo del amor, fue compuesto precisamente para confrontar el problema de las lenguas. El amor es el camino más excelente (1 Cor. 12:31); y sin amor, hablar en lenguas de hombres y de ángeles es nada más que un sonido vacío (1 Cor. 13:1). El amor es el camino excelente y supremo de Dios. Al contrario, cesarán las lenguas (1 Cor. 13:8). El amor de Dios es la carretera sin fin; las lenguas son un callejón sin salida. Algunos dones, como el de conocimiento, cederán a algo más maduro, como el habla de un niño cede al habla de un hombre, o como la reflexión en un espejo cede a un encuentro cara a cara; pero no hay tal promesa en cuanto a las lenguas. Simplemente cesan.

El cap. 14 aclara las limitaciones para lo bueno del hablar en lenguas y también su potencial hacia el abuso y el daño. A lo mejor, uno que hable en lenguas habla a Dios pero no a los hombres, porque nadie le entiende (1 Cor. 14:2). Se compara las lenguas con la profecía, que es el hablar inspirado que edifica, exhorta y consuela (14:3). Las lenguas son concentradas en sí mismas, el que habla está interesado en su propio bien; al contrario, la profecía se usa para la edificación de la iglesia (14:4). El énfasis principal de Pablo en 14:1–19 y en cualquiera otra parte es que el cristiano debe buscar el don de profecía antes que el don de lenguas. El sonido extático e ininteligible con su egoísmo es un pobre substituto para la preocupación de amor en hablar en palabras que fortalezcan y unifiquen a la iglesia.

Otro peligro que encontramos en el uso de las lenguas es el testimonio de la iglesia para los que están fuera de ella. Para ellos el hablar en lenguas es locura (1 Cor. 14:23). Son sin sentido para los visitantes no acostumbrados a tal actividad (14:16), y alejan a los forasteros. A lo mejor, las lenguas representan un misterio para ellos (14:22); o lo peor, se persuaden a sí mismos que la iglesia crea locura (14:23).

Entonces podemos concluir que Pablo nos da tres razones para la superioridad de la profecía (quiere decir predicación inspirada) sobre el hablar en lenguas: (1) La predicación es superior porque edifica a la iglesia; (2) la predicación es superior porque puede ser entendida por todo el mundo; (3) la predicación es superior porque puede ser usada por el Espíritu Santo para ganar a la gente perdida para Jesucristo.

ARMANDO UN BOSQUEJO PARA PREDICAR
Una sorpresa bienvenida
Hechos 2:1–3
Introducción: Todos hemos tenido la experiencia del anuncio de la visita de un familiar o de una persona importante. Los días previos a la visita arreglamos la casa, los muebles y vigilamos que todo esté en orden. Pensamos en las cosas que esperamos decir o en las actividades que desarrollaremos con esa persona. Así fue con los discípulos. En obediencia y oración estaban esperando la llegada del Espíritu Santo.
I.   El tiempo de la venida
1.  El significado de Pentecostés
2.  El significado de tener a todos reunidos

II.  Las expresiones sobrenaturales
1.  El estruendo del cielo
2.  Las lenguas como de fuego
3.  Los idiomas distintos

III. Las reacciones de los presentes
1.  Atónitos y perplejos: ¿Qué quiere decir esto?
2.  Escépticos: Están llenos de vino nuevo

Conclusión: Después que hemos tenido la visita de una persona importante, siempre reflexionamos sobre lo que se hizo y lo que se dijo, y consideramos los cambios que resultan de esa visita. ¿Ha venido el Espíritu Santo a su vida?
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viernes, 30 de diciembre de 2016

Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!

PARA RECORDAR ... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Conociendo a un grupo antagónico
          Los T.J...La historia y sus protagonistas
La historia de los Testigos de Jehová comienza, según ellos, con el primer testigo verdadero de Dios: Abel. Esto correspondería a su historia antigua, ya que en tiempos modernos comenzaron a su actividad en 1870 con Carlos Taze Russell.
De este modo se expresan en una de sus publicaciones:«Puesto que los testigos de Jehová no son una secta, sino una asociación de hombres y mujeres que ponen en primer lugar el servicio de Dios y se amoldan a los principios bíblicos, forman parte del grupo de Testigos que comenzó con el primer testigo verdadero de Dios, Abel (. ..).
En tiempos modernos los testigos de Jehová comenzaron su actividad a principios de la década que comenzó en 1870. 
En 1870, CarlosTaze Russell, (...) no estaba satisfecho con las explicaciones sectarias de la Biblia que se le daban (...). En 1874 publicaron información que despojó de toda credibilidad la teoría religiosa de que la tierra sería destruida por fuego en la segunda venida de Cristo. Indicaron que la segunda venida de Cristo sería invisible (...).
En julio de 1879, para ayudar en esta obra, se publicó el primer número de La Atalaya en inglés (...).
Carlos T. Russell organizó en 1881 lo que ha llegado a ser la Sociedad Watch Tower Bible and Tract de Pensilvania, la corporación legal moderna de los testigos de Jehová, y ésta quedó establecida como corporación con carta constitucional en 1884, con él como su primer presidente.»
Al hacer un análisis de las tendencias de los Testigos de Jehová en base a sus dirigentes y obras junto con el contexto histórico en el que se desenvuelven sus fundadores, podemos afirmar que el Movimiento actual de los Testigos de Jehová es fruto de las características religiosas que se desarrollaron a mediados del siglo XIX, que Russell copió, y que sus sucesores desarrollaron imprimiendo su sello característico.
La época de RussellEl primer presidente de los Testigos de Jehová fue Ch. T. Russell. Nació en 1852 y murió en 1916. Era presbiteriano, después pasó a ser congregacionalista. Se encuentra influido por las diferentes ideas escatológicas que promueve el reavivamiento religioso protestante norteamericano, principalmente en el siglo XIX. 
Durante décadas, en varias de las organizaciones religiosas cristianas, se observa un despertar alrededor de la idea de la Segunda Venida de Cristo. Las profecías son el elemento principal a estudiar.
La mayoría de aquellos que representan a esas denominaciones que creen inminente el retorno de Cristo, se agrupan en un movimiento denominado «Adventista». Guillermo Miller dará cohesión a dicho movimiento.
Después de que el movimiento de Miller sufriera el fracaso en cuanto a no ver cumplido el retorno de Cristo a la tierra en 1844, algunos siguieron fijando fechas en relación a dicho acontecimiento. 
Russell, en 1872, será atraído por uno de los grupos surgido del movimiento de Miller.
De dos modos puede considerarse esa influencia. Interesa a Russell por la profecía al mismo tiempo que por la estructura y la hermenéutica, incluso en lo que se refiere a la forma de obtener las fechas. La tendencia a las fechas con profundos significados escatológicos, no abandonará a la organización religiosa de los Testigos a través de toda su historia.
No sabemos en qué proporción el personalismo y el amor hacia el retorno de Cristo están presentes en la obra de Russell. Reconocemos la sinceridad de Russell en algunas de sus páginas publicadas. La sinceridad, no obstante, no está siempre desprovista de errores, y no es suficiente para que las interpretaciones que transmitimos tengan que ser necesariamente verdaderas. El espíritu de búsqueda es siempre positivo si ponemos a Dios en primer lugar.
Russell se relacionó con el Movimiento de Miller, cuyos componentes creían en el retorno próximo de Cristo, y con la facción que resultó después de la decepción de 1844, y que continuó poniendo fechas de dicho retorno. Esto revolucionó su vida restableciendo su débil fe en la inspiración divina de las Escrituras.
A partir de aquí se entrega progresivamente por entero a dar a conocer lo que según él era la verdad. Se une con N. H. Barbourg que, a la sazón, en 1876 publicaba la revista The Herald of theMorning, y que una vez leída por Russell le influye a asociarse con él.
Barbourg predicaba que Cristo había venido en 1874 y que estaba presente desde entonces de modo invisible. Además había adquirido la traducción de Benjamín Wilson del Nuevo Testamento llamada «Diaglott», y que en Mateo 24:27, 37, 39, traduce por «presencia». Esto influyó considerablemente en Russell.
Otra de las influencias (ajena a Barbourg) que ejerció una cierta fascinación en Russell, tal como él mismo lo declarara posteriormente en su obra Estudios de las Escrituras, es lo que se desprende de la llamada pirámide de Gizeh, aceptando como valor para la profecía e historia la longitud de sus pasillos.
Por ciertas desavenencias teológicas con Barbourg (1878-1879) en cuanto a la expiación de Cristo, Russell se separa de aquél, y comienza por su propia cuenta a predicar de palabra y por escrito sus «hallazgos bíblicos».
A partir de 1879 fundará su propia revista, la Zion ’s Watch Tower and Herald of Crists Presence, que en castellano recibirá posteriormente el nombre de La Atalaya.
En 1884 organiza, como corporación, lo que había sido una simple sociedad.
A partir de la constitución oficial de la Sociedad, Russell viajó incansablemente no sólo por todo el territorio de los Estados Unidos, sino además por todo el mundo. En 1888 existían numerosos grupos de interesados en China, África, India, etc. En 1909 creó una gran oficina central que coordinaba todos sus esfuerzos. Fue llamada «La People’sPulpitAssociation».
Desplegó una actividad incansable hasta su muerte, sobre todo después de haber llegado a la conclusión de que el fin del mundo de un modo literal sería en 1914.
En dicha fecha acontecería la destrucción literal del mundo conocido y la total implantación histórica del Reino de Dios. Utilizó y se valió de todos los medios modernos propagandísticos de aquel entonces, hasta de un «fotodrama» que tituló «… de la Creación».
Se vio obligado a reconocer que en 1914 no ocurrió lo que él había predicado. Intentó, sin éxito, encontrar una solución bíblica que satisficiera su angustia espiritual.[18]Muere el 31 de octubre de 1916 cuando se hallaba realizando una gira de conferencias. En el servicio fúnebre se expresó la idea, y que después se publicaría, que Russell en vez de dormir en el sueño de la muerte, había sido trasladado como resucitado al encuentro del Señor en el aire.
La época RutherfordEl siguiente presidente de los Testigos de Jehová fue Joseph Franklin Rutherford. 
Nació en 1869. Sustituyó a Russell en la dirección de la Asociación religiosa de la Watchtower. Tuvo varias dificultades, y parece ser que sus métodos fueron enérgicos, y sus actitudes autoritarias. Esto se tradujo al principio en varios cismas. 
Aunque pudiera parecer que el Ruselismo iba a extinguirse, Rutherford consiguió para los Testigos un estatus de reconocimiento por parte de varias de las naciones adelantadas de aquel entonces. Rutherford había completado sus estudios de derecho, y actuó como abogado, participando incluso como juez a requisito de algunos tribunales locales. En 1907 se hizo consejero jurídico de la sociedad.
La herencia recibida de Russell respecto a su interpretación de que el fin del mundo vendría literalmente en 1914, junto con sus comentarios a Ezequiel y Apocalipsis, crea no pocos problemas.
En 1917 se contabilizan 21.274 miembros, y en 1919 se informan 17.961, lo que indica unos problemas administrativos profundos.
Tras declararse neutrales en cuanto a la primera guerra mundial, emplearon una terminología respecto al gobierno de los Estados Unidos que fue interpretada como hiriente y contraria a los intereses de la nación. Provocó el encarcelamiento de Rutherford y de otros de sus asociados.
Esta experiencia le llevó a Rutherford a una interpretación personalista del Apocalipsis: el encarcelamiento sufrido en 1918 lo hizo coincidir con el cumplimiento de Apocalipsis 11:2, 3. Después de salir de la cárcel, la producción literaria estuvo marcada por esa indignación contenida durante su apresamiento.
En 1922, en una convención realizada en el estado de Ohio, se organizó el plan de «Anunciar, anunciar y anunciar al Rey y a su Reino». Para ello todos los esfuerzos debían ser coordinados desde Brooklyn. La premura del tiempo exigía una cuota fija e irrenunciable de horas de trabajo semanal por parte de cada miembro. En esa época se va imponiendo el “puerta a puerta” como método de predicación.
El autoritarismo creciente ejercido por Rutherford hizo que no menos del 75 % de los miembros de la «Torre del Vigía», se apartaran del Movimiento entre 1924 y 1926.
Sobre la base de los que quedaron en su seno se organizó un sistema de control estricto de las actividades de cada miembro, exigiéndose una rígida obediencia a las directivas procedentes del centralismo de Brooklyn. Este autoritarismo logró su máxima expresión cuando los Testigos fueron divididos en clases.
En 1934, bajo la orientación de Rutherford, se oponen al gobierno nazi de Hitler y al saludo de la bandera en todos los países.
En 1938 la «teocracia» quedó completada cuando se logró que las sociedades de todo el mundo renunciaran a su autonomía y prestaran obediencia a la organización central.
Al igual que a otros miembros de otras denominaciones, durante la segunda guerra mundial, debido a su posición neutral, fueron llevados a campos de concentración además de ser maltratados.
En 1939 Rutherford enfermó, y desde entonces hasta su muerte sus siete colaboradores más inmediatos fueron adquiriendo más poder. Se les conoció como los Bethelitas. Nombre que hacía alusión a la sede central en Brooklyn llamada Bethel.
Falleció víctima de un cáncer, el 8 de enero de 1942, en la residencia que hizo construir en San Diego (California). En ella esperaba alojar a todos los grandes héroes de la fe que resucitarían en 1925.
En sus últimos años fue muy difícil verle, ya que la enfermedad acentuó su natural retraimiento.
Los Testigos de Jehová en la actualidadLos Testigos de Jehová son hoy aproximadamente unos siete millones de miembros, según estadísticas de 2007 que ellos mismos publican.
La tercera época está representada por cuatro presidentes, el ya muerto en 1977, Nathan H. Knorr, y Frederick Franz, el que dirigió a la organización de los Testigos de Jehová hasta 1992 cuando murió, Milton G. Henschel 1992-2000, y el actual presidente Don Adams (nacido en 1925). 
Conocen dos etapas, una eufórica que dura hasta 1975, y otra la que se vivió con Franz y los siguientes, que ha sido crítica dadas las justificaciones que se ha tenido que estar dando respecto a la salida masiva de numerosos miembros, desengañados de las cronologías erradas, y del fiasco respecto al mantenimiento de fechas a las que se les dio gran importancia para el tema del fin del mundo. Tanto en la una como en la otra existe un intento de mejorar no sólo la imagen social, sino incluso la doctrinal.
Nataan KnorrVicepresidente en los últimos años de la vida de Rutherford, lo reemplazó a su muerte y presidió el movimiento mundial hasta 1977.
Visitó varias veces Europa. Amplió notablemente la sede central de Brooklyn para mejorar la difusión del mensaje que expanden.
Su influencia fue compartida en buena medida por el Dr. Hayden C. Covington, famoso abogado de los Testigos de Jehová. Defendió con éxito 4.200 pleitos, 35 de los cuales debieron ser elevados a la consideración de la «Suprema Corte de Justicia» de los Estados Unidos.
El interés de Knorr estuvo en convertir a los Testigos en un movimiento mundial. Se organizó en 1943 una Escuela, la de Galaad, una especie de seminario «teológico», que se dedicará a instruir en los asuntos referentes a la Watchtower, a sus doctrinas, a su administración, a su historia y al trabajo misionero.
Se organizaron en Estados Unidos «Escuelas del Ministerio Teocrático», que después se ampliará a todo el mundo. Consiste en el estudio regular de La Atalaya, con el propósito de reafirmar a los recién convertidos y a los prosélitos, en los principios que emanan de la Torre del Vigía.
Se proyectan asambleas llamadas teocráticas que sirven de propaganda útil para la organización, impresionando y unificando a todos los creyentes y a posibles candidatos.
Se trata de la etapa de la estabilización. La imagen es más positiva y seria. Desde luego supo, durante todo su mandato, situar a los Testigos de Jehová en todas las casas del mundo. Por medio de una disciplina y organización «teocrática», logró el control de todos los miembros. Ninguna iglesia o «Salón del Reino» local posee autonomía propia. Se ha de dar cuenta puntual de todo a los «escalones» nombrados directamente por el «Cuerpo Gobernante», hasta llegar de nuevo a esa misma «Dirección Gobernante», que tiene su sede en Brooklyn, New York.
Supo institucionalizar el «puerta a puerta» de tal modo, que sus libros, por tiradas de millones de ejemplares, han sido colocados y vendidos por los propios miembros.
En esta época se crearán gran cantidad de libros que no llevarán autor. Ya Rutherford había transformado el «Siervo Fiel y Discreto» con que Russell se había arrogado, en una colectividad. Todavía con Rutherford los libros tendrán su firma. A partir de Knorr las obras no vendrán firmadas responsabilizándose de la autoría una colectividad, la clase de Betel que se autoarroga el ser el representante del «Siervo Fiel y Discreto».
Frederick FranzElegido en 1977 a la muerte de Nataan Knorr. En su época se hace mucho énfasis en mantener el nombre de Testigos de Jehová. Dicho nombre es el que, según ellos, «Jehová» les reveló en la convención de Columbus (Ohio), en 1931, cumpliéndose lo que Isaías dice en su capítulo 43:10 y 44:8: Testigos de Jehová.
Es una organización debidamente consolidada y que realiza, por parte de dirigentes y miembros, grandes esfuerzos por proyectar una imagen cada vez más positiva en la sociedad aun a pesar del contenido de ciertas normativas y doctrinas. ¿Lo están consiguiendo?
Las asociaciones de «desprogramadores» de «lavados de cerebro» no los incluyen dentro de la categoría de «secta».
Por diferentes motivos la opinión pública está dividida respecto a esta organización. Podemos, en un principio, aceptar el resultado de la labor social que realizan con los propios miembros que se atienen a sus enseñanzas como mejor que el que se observa en la media de la población en general, en la que no se ha proyectado ese tipo de influencia. 
Intenta realizar una labor encaminada a favorecer la buena marcha de las familias. Sus miembros se abstienen de drogas, tabaco,y no abusan de bebidas alcohólicas. Sin embargo hay una faceta doctrinal que en ciertos aspectos puede, llegando el caso, producir efectos contrarios a los propósitos positivos encerrados en las generalizaciones, y que producen frutos negativos e indeseables.
Consideran a los «gobiernos» como instrumentos satánicos, inspirándose en lo que dice la Biblia sobre el particular. Según su esquema profético el Reino de Dios empezó en 1914, y por lo tanto todo gobierno político, económico y religioso es ilegal.
Sin embargo manifiestan ser buenos ciudadanos.
Concentran toda su labor en una propaganda enérgica que vuelca a sus adherentes a desarrollarla.
No se preocupan de obras institucionales o sociales, sino tan sólo en distribuir las publicaciones que la «familia Betel» prepara.
Aparentemente hay un cierto alejamiento respecto a Russell y Rutherford, sin embargo no hay una ruptura en lo esencial. Incluso con la doctrina nueva de la prohibición de las transfusiones sanguíneas han superado en «originalidad» a sus predecesores.
La euforia que venía representada por lo que podía suponer 1975 para la escatología de los Testigos de Jehová ha quedado vaciada de contenido. Se había conocido un aumento de la membresía. Sin embargo, a partir de esa fecha hay un retroceso singular. La prensa comenta las deserciones que se dan.
Dejando a un lado el sensacionalismo de cierta prensa, las cifras que nos ofrecen los propios Testigos de Jehová en sus Anuarios a partir de esa fecha, son muy significativas: coincide con la opinión de que algo ha ocurrido como consecuencia de la fecha de 1975.
Si Knorr supuso una imagen distinta respecto a los períodos anteriores, 1975 constituye una nueva línea divisoria. Las publicaciones se hacen menos agresivas. Tratan mucho menos los asuntos doctrinales y dedican más espacio a cuestiones relativas a la moral y a las costumbres. En algunos de sus artículos se descubre un intento de responder a la crisis que ha aflorado a la superficie. 
Posteriormente a esa fecha hubo varios desencantos por parte de algunos que en otro tiempo cerraron filas apasionadamente con dicha organización religiosa.
Los Testigos de Jehová aparecen como una organización controvertida. Se presenta una vez más de un modo triunfalista entre sus miembros, y como la única organización verdadera, puesto que son ellos, mediante el Cuerpo Gobernante visible que forma el Siervo Fiel y Discreto, los que sólo pueden comunicar la auténtica verdad.
El hecho de que en algunos lugares tradicionalmente muy católicos, como Italia, hayan alcanzado una cifra cercana a los 200.000 miembros, ha supuesto por las implicaciones de su predicación que hasta un cardenal les haya atacado y tratado de charlatanes y de estar relacionados con el diablo. Los ex convictos les llaman una «multinacional en el nombre de Dios».
Teólogos como Salvador Muñoz Iglesias los tilda de no conocer la Biblia. E incluso Juan Pablo II alude a ellos sin mencionarlos cuando dice: «El celo casi agresivo con que algunos buscan nuevos adeptos yendo de casa en casa (...)».
Si a esto añadimos noticias relacionadas con el problema de las transfusiones sanguíneas, algunas confusas y tendenciosas, junto con otras que intentan ser fidedignas, no tenemos más remedio que reconocer que con lo que representa el cúmulo de estos datos no se está ayudando a clarificar este fenómeno religioso.
 Se está creando una psicosis que no lleva a la reflexión y al análisis del miembro «testigo de Jehová», respecto a la «verdad» y a la «realidad», sino que este tipo de presiones fija más al miembro en la organización sin averiguar si está o no en la verdadera fe (2ª Co. 13:5 cf. 1ª Co. 2:5; 13:8).
Milton G. HenschelSi bien la dirección por una personalidad como en la época de Russell y Rutheford, ya había cambiado en algo, parece ser, por los informes que se obtienen, que los puntos de vista religiosos que alcanzan, lógicamente a todos los aspectos de la vida del creyente, ya no es maniobrado por un solo individuo que dirigiría al llamado Cuerpo Gobernante. 
Con Milton Henschel, nombrado Presidente en 1992 cuando muere Frederick Franz, se observa, en artículos y publicaciones, durante esta época, una trayectoria más equilibrada, que va rompiendo con la radicalidad con que se trataban ciertos temas, como la educación universitaria, los deportes en las escuelas. 
Ahora ya no se vilipendian los días de fiesta, como en el pasado, y el talante se convierte más de acuerdo a lo tradicional del entorno. Las relaciones públicas son llevadas de modo más coherente por las implicaciones que la presión legal proyecta. 
El legado de Franz, consiste fundamentalmente el haber conseguido subsistir, a pesar del más de un millón de miembros que había dejado la organización en esa época. Henschel, si bien no tuvo que sufrir reveses tan grandes, no consigue ni parar el descontento, lo contestario, que provoca continuamente un deterioro de la imagen de los Testigos de Jehová, estabilizándose en un crecimiento cada vez más pequeño, de un 1 al 2 %.
Si bien se mantiene, a pesar de las equivocaciones que en materia doctrinal se ven obligados a reconocer como cambios surgidos por un “mayor conocimiento” de la verdad, el ser la “organización de Dios”, no pueden contrarrestar la constante crítica de ex testigos, que socaban la genuinidad y/o ingenuidad, de los miembros, que también se les va vulnerando la confianza en la “organización”.
En 1995, en  La Atalaya del 15 de octubre y del 1 de noviembre, rectificaron lo de la necesidad de que tuviera que haber alguien vivo de la generación de 1914, como testigo de un fin que siempre ha estado inminente. 
Personalmente les felicito por esa corrección. No prescindo de los comentarios sobre este asunto, independientemente de esta enmienda que los Testigos presentan, por cuanto el lector comprobará que sigue siendo una referencia a la importancia que le habían estado dando a ese asunto:al valor de relación con la fecha de 1914, como resultado de su interpretación de los 2520 años ó 7 tiempos de Daniel 4. Hubiera sido de desear, que ese abandono se hubiese ultimado reconociendo a su vez, la verdadera causa por la que se confiesa esa falta. Y la verdadera causa es la estructura que construyen erróneamente para obtener la fecha de 1914, y lo implicado en ella.
 Todavía no se han dado cuenta que “todo eso” está vaciado de contenido. Y que ya tuvieron que corregir lo que Russell había interpretado respecto a 1914, cuando afirmaba que iba a ser literalmente el fin del mundo. Simplemente si cayeran en la cuenta de que en 1914 no ha habido repercusiones negativas en la humanidad mayores que las que ellos mismos han experimentando organizativamente, y personalmente, y que cuanto más se aleja del propio fin, el “fin del sistema de cosas” como acontecido en 1914, es insostenible, se atreverían a modificar su más preciada contribución. 
Ahora, con la perspectiva histórica que tenemos, podemos observar que tanto la direccionalidad de la historia que imprimen los sistemas de maldad, como la direccionalidad que imprime el Reino de Dios, no tuvo la de la  historia ninguna relevancia notable en 1914, a no ser la de una profundización de una independencia respecto de Dios sin límites, abocada a un destino global sin sentido; y la del Reino de Dios, no arranca de 1914 sino de las consecuencias de la primera venida de Jesucristo.
La realidad, es, que todo el sistema fundamental que sostiene la organización de los Testigos de Jehová, se mantuvo vivo, en la época de Henschel. Cuando uno consulta Perspicacia, la entrada “día” o los “tiempos señaladosde las naciones”, uno se da cuenta que todo lo que les ha producido mayores quebraderos de cabeza (aparte del tema de las transfusiones sanguíneas), sigue sin variación. 
El período de 7.000 años de cada día de la creación, junto a la fecha fatídica del 607 como caída de Jerusalén, sin comprobación histórica, y la interpretación de los 2520 años partiendo de lo inexistente en los 7 años que aplica exclusivamente a Nabucodonosor, se mantiene vivo a la espera de una nueva torpeza de los dirigentes de turno.
Al menos durante esta época no existieron intentos de volver a poner sobre el tapete fechas y cálculos numéricos que resultan en errores manifiestos cuando se pretende con ello alcanzar el dato del fin del mundo o de algo parecido.
La época del actual presidente Don AdamsDom Adams nacido en 1925, está conociendo de nuevo las mieles de lo que supuso el legado de su antecesor, ha ido recuperando y estabilizando, mucho de lo que se perdió en la época de Franz. 
Los esfuerzos que con sus publicaciones realizan a favor de la familia “testigo de Jehová”, y de una vida ordenada de acuerdo al espíritu bíblico son encomiables, y se añaden a los que otros de otras denominaciones realizan de acuerdo al espíritu evangélico. 
Sin embargo se ha dejado arrastrar de nuevo con el tema de los números y de la cronología, y de los paralelos, con lo que vaticinamos un nuevo descalabro cuando no puedan justificar su interpretación frente al fallo. 
En efecto, en La Atalaya del 15 de diciembre de 2003 (p. 15, párrafos 6 y 7), se anuncia una nueva fecha para el Armagedón, combinando lo de los 120 años que se concedió de tiempo antes del diluvio, le quieren aplicar un paralelo para el tiempo del fin. Desde la supuesta fecha del fin del sistema de cosas en 1914, le aplican los 120 años, y les sale 2034.  En conclusiónLlevo muchos años conociendo a los Testigos de Jehová y sus doctrinas cardinales. Los considero personas de buena voluntad, aunque equivocadas, y siguen siendo para mí una opción para «ganarlos» al verdadero evangelio. 
Muchos aceptaron esa organización porque se sintieron atraídos por la belleza bíblica que supieron ofrecerles en una primera etapa. No se percataron que junto a esa belleza había ocultamente espinas y matorrales que implican doctrinas importantes que no tienen apoyo bíblico y que contradicen a la Palabra de Dios. Algunas de ellas contienen los elementos programadores como para asumir actitudes contrarias al amor al prójimo y al valor del ser humano en aras de una fidelidad a una hipotética doctrina « verdadera» (entiéndase una doctrina falsa).
Noten un ejemplo del que fuera, en 1976, representante legal de la Asociación de los Testigos de Jehová, Antonio Navacerrada. Palabras textuales a Blanco y Negro, y que la propia periodista le hace saber su sorpresa a su interlocutor:
«En primer lugar, y ante nuestra sorpresa, el señor Navacerrada dijo a B y N,con las siguientes palabras, lo que ellos consideraban como su principal problema: “Sin duda alguna, y mucho más importante que nuestros objetores de conciencia, el principal y más urgente problema con que nos enfrentamos es el de encontrar sitios para reunirnos en nuestras Asambleas de distrito, a las que suelen asistir más de 20.000 Testigos. El problema se plantea por la falta de locales adecuados y por un evidente prejuicio religioso de las diferentes empresas a las que acudimos.”»
Esta declaración es inadmisible por alguien que realmente sienta de algún modo el estado angustioso que crea la privación de libertad por mucho que se sublime esa situación negativa con la religión. 
Hay falta de auténtico amor en considerar de menos importancia el que varios jóvenes objetores se estén pudriendo en una cárcel, que el no tener sitios para reunirse en sus Asambleas de distrito. ¡Será posible una escala de valores de estas dimensiones! Como investigadores cristianos nos preocupa a dónde pueden llevar ciertas posiciones y planteamientos.
Nos damos cuenta de que ciertas cosas han cambiado en la organización de los Testigos de Jehová. Al menos en lo que se refiere a cierto «trato». Asunto de lo que no se podía decir lo mismo en el pasado. No obstante, la situación no es lo serena y positiva que oficialmente nos pretenden mostrar en sus publicaciones. 
¿Qué significado tiene para la historia de los Testigos de Jehová 1975? ¿Por qué se dio una crisis tan profunda reflejada en una salida masiva de miembros, culminando con el descrédito de la organización y con la «crisis de conciencia» de uno de sus directivos más representativos Raymond Franz?
Aun cuando no queremos adelantarnos a nuestras conclusiones, debemos señalar que la cronología bíblica implica en el ideario «Jehovista» una hermenéutica e importancia capital. Por lo tanto, las fechas fallidas engendran crisis como las de 1914, 1925, después 1975, y ahora con el nuevo paralelismo de 120 años de plazo para el diluvio, añadido a 1914 saldría 2034. En esas fechas se exponía el fin de 6.000 años y el comienzo del Milenio.
Esto significó para muchos un error que no podía escamotearse. En la época de Knorr se había alimentado esa idea produciendo un aumento considerable de la membresía. Después de pasado 1975, los abandonos aparecieron. La crisis culminó cuando un dirigente ya mencionado, Raymond Franz, del llamado Cuerpo Gobernante, y por lo tanto de la clase de los 144.000 ungidos, rompió su silencio después de varios años de haber estado albergando dudas e incertidumbres sobre la doctrina y estructuras de la asociación religiosa de los Testigos de Jehová. La revista Time explicó en un artículo la entrevista mantenida con Raymond, proveyendo una mirada excepcional del interior de los reservados «cuarteles generales» de una organización herméticamente cerrada.
Todo esto produjo una conmoción entre las filas de los Testigos. Varios de ellos lanzaron una avalancha de protestas y pleitos legales en contra de la Watchtower.
En España se ha formado una asociación de ex Testigos de Jehová, habiéndose celebrado varios congresos nacionales.
En Estados Unidos, la agencia Aceprensa informa que en el verano de 1981, durante la celebración de las convenciones internacionales de Testigos, hubo varias manifestaciones de ex testigos «denunciando con pancartas la dictadura de sus dirigentes y descalificando puntos doctrinales».
Todo esto era insólito ¿Qué habrá en la doctrina de los Testigos de Jehová que produzca tales reacciones tan soliviantadas en aquellos que un día abrazaron con tanto fervor y entusiasmo esas creencias que después detestan? Esta actitud hacia los Testigos no es privativa de ellos. Mucha gente se manifiesta en contra de las creencias que un día sostuvieron sean católicos o protestantes. Pero parecería ser que con los Testigos es más irracional.
Si bien una de las cosas que más enardece el ánimo de los seres humanos es el sentirse engañados, el haber sacrificado una vida a una idea que resulta no ser lo verdadera que se pretendía.Una vez descubierto el engaño se padece el síndrome del vacío. La marca permanece tras marchar de la organización. 
Durante años se ha tenido el tiempo suficiente para transmitir dos cosas fundamentales: lo falso de los demás y lo verdadero de ellos ¿Hasta qué punto estaría justificada una posición violenta, acusatoria contra la organización que anteriormente aceptaron? ¿Dónde están los límites racionales y de amor cristiano? ¿O quizá el móvil es la mera protesta de hacer daño? Los que disienten han sido capaces de saber que mucho de lo verdadero era falso, pero muy pocos lo son para investigar en lo que hay de verdadero en lo que suponían falso.
Este sentirse engañados es lo que hace reaccionar a la gente de ese modo. Pero esto no soluciona ni los posibles errores de unos, ni la situación de vacío de los otros. Hubiera sido mejor no dar pie a esa experiencia. 
Hay varias cosas que son muy positivas en el colectivo “Testigos de Jehová”. Y creo que con ellas sería suficiente para justificar su singularidad y existencia respecto de otros colectivos, independientemente de otras posibles diferencias que pudiera haber en el tratamiento de alguna otra doctrina.
 Con el tema de la sangre, ha apartado a los Testigos de Jehová de un proyecto de amor hacia la sociedad actual tan necesitada de gestos por parte de aquellos que quieren parecerse a Jesús de Nazaret. ¡Cuán bueno sería que se reconociera, a pesar del posible daño que se hubiera podido hacer en algunos casos, que no hay manera de sostener las transfusiones sanguíneas dentro de la sola Escritura! Que no existe el texto puente que autorizaría a ir de la abstención de consumir sangre animal a la no realización de transfusiones sanguíneas.
¿Cuándo surgirá un valiente de dentro de esa dirección que haga poner de acuerdo a todo ese cuerpo gobernante, y les haga modificar una trayectoria que conduce siempre al fracaso, produciendo desmotivación y desconfianza en los miembros, y a veces tristeza y enfermedad? ¿Tiene arreglo un ideario doctrinal como el de los testigos?.
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