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viernes, 12 de agosto de 2016

Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; mas os he llamado amigos, porque os he dado a conocer todas las cosas que he oído de mi Padre

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Himno de confianza en Jesucristo
JESUCRISTO ES NUESTRO AMIGO

José Scriven ( Joseph Medlicott Scriven), nació en Irlanda en 1820 y fue hijo de un capitán de la marina británica. A pesar de tener problemas con su salud, a la edad de 20 años decidió emigrar a Canadá, donde residió y trabajó como docente en una Escuela. 
Experimentó dos tragedias amorosas: En Irlanda, su novia se ahogó accidentalmente la noche antes de celebrar la boda. En Canadá se iba a casar, y su novia se enfermó y falleció unos días antes de la fecha de su matrimonio. No obstante, esta situación amarga no lo sumió en la desesperación. Por el contrario, siendo un piadoso cristiano, dedicó toda su fortuna y su vida al servicio de Cristo y de la humanidad.

Consagró su vida y su fortuna al servicio del Señor. Aunque era un hombre de educación refinada, escogió trabajar entre los pobres de su vecindario, donde invirtió la mayor parte de su vida, ministrando tanto a las necesidades espirituales como a las materiales. Fue muy querido por todos los que lo conocieron. No era extraño verle cortando leña para el fuego o haciendo otras labores humildes para los necesitados.

En 1869 se publicó un librito con sus poesías. Durante sus últimos años tuvo muchas dificultades, su salud se complicó y su situación económica se redujo a la miseria. Falleció en Canadá en 1886.

La historia detrás del himno


El señor Ira D. Sankey nos relata el hecho de cómo este himno llegó hasta nosotros.
“En mi regreso de Inglaterra en 1875, tuve la oportunidad de unirme a P. P. Bliss para la publicación del himnario Gospel Hymns #1 (Himnos Evangélicos # 1). Después de terminar los arreglos con el impresor, tuve la oportunidad de encontrar este himno en un pequeño libreto de himnos, y determiné que sería bueno publicarlo en nuestro himnario. Puesto que el compositor de la música era mi amigo C.C. Converse, me tomé la libertad de quitar una de sus composiciones, que ya estaba para publicarse en nuestro himnario, y la substituí por “Oh, Que Amigo Nos Es Cristo”. Así, uno de los últimos himnos compilados en el himnario llegó a ser uno de los himnos favoritos del pueblo cristiano”.
“Inicialmente, las palabras del himno fueron atribuidas a otro autor, y no fue hasta siete u ocho años después, que se conoció que el autor fue Joseph Scrivin”.
“Joseph Scrivin nació en Dublín, Irlanda, en 1820. Después de graduarse de Dublin Trinity College (Colegio Trinidad de Dublín), este joven tenía grandes planes y expectaciones. Entre sus planes estaba el casarse con su hermosa novia, que era irlandesa, y así comenzar un hogar cristiano; además, poner en práctica la carrera que él había estudiado, comenzando un negocio. Todos estos planes nunca llegaron a llevarse a cabo porque una tragedia vino a su vida. Su futura esposa accidentalmente se ahogó el día antes de la boda. Cuando Joseph Scrivin vio que estaban sacando del agua el cuerpo de su novia, él entró en un trauma que, en parte, quedaría con él por el resto de su vida”.
“Tal vez, en su esperanza de olvidar todo aquello, el joven Scrivin viajó a Canadá en donde entregó su vida para ayudar a los menesterosos. Algunos lo veían un poco extraño, pero para muchos que ayudó, él fue la respuesta divina de las muchas oraciones que elevaron a Dios”.
Después de haber pasado diez años en Canadá, el joven Scrivin recibió un mensaje de su madre, quien se encontraba en grande prueba. Para animar a su madre, Scrivin escribió un poema titulado: “El Amigo Que Entiende”. Esto sucedió en el 1855, y durante aquel tiempo apareció un himno titulado: “Oh, Que Amigo Nos Es Cristo”. La música era atribuida a C.C. Converse, pero su autor era desconocido. Fue hasta 1880 que el misterio fue resuelto; “Oh, Que Amigo Nos Es Cristo” fue el poema que Joseph Scrivin le había enviado a su madre. Y este hecho fue confirmado cuando un vecino del Sr. Scrivin encontró el original del poema en la habitación del Sr. Scrivin mientras éste se encontraba enfermo; se le preguntó al Sr. Scrivin si él había sido el autor del poema, él insistió que él lo había escrito, con la ayuda del Señor.
Nadie sabe cuándo fue la primera vez que este himno fue publicado, pero es lógico suponer que la madre del Sr. Scrivin lo divulgó con sus amistades y alguien lo envió para publicación en un periódico, donde fue encontrado por el Sr. C.C. Converse quien le dio la música hasta el día de hoy.
        Oh qué amigo nos es Cristo

¡Oh, qué amigo nos es Cristo!
El llevó nuestro dolor,
Y nos manda que llevemos
Todo a Dios en oración.
¿Vive el hombre desprovisto
De paz, gozo y santo amor?
Esto es porque no llevamos
Todo a Dios en oración.

¿Vives débil y cargado
De cuidados y temor?
A Jesús, refugio eterno,
Dile todo en oración.
¿Te desprecian tus amigos?
Cuéntaselo en oración;
En sus brazos de amor tierno
Paz tendrá tu corazón.

Jesucristo es nuestro amigo,
De esto prueba nos mostró,
Pues sufrió el cruel castigo
Que el culpable mereció.
El castigo de su pueblo
En su muerte El sufrió;
Cristo es un amigo eterno,
¡Sólo en El confío yo!


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Yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho... Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía... No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6





MOTIVOS PARA PREDICAR
11 Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y          tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en          aquel lugar.
12 Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo        tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella.
13 Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios    de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la    daré a ti y a tu descendencia.
14 Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente,    al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en    ti y en tu simiente.
15 He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y              volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo        que te he dicho.
16 Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar,      y yo no lo sabía.
17 Y tuvo miedo, y dijo: !!Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa      de Dios, y puerta del cielo.
Un himno de confianza en El Señor

Cerca de Ti, Señor — Su Historia


Cerca de ti, Señor, quiero morar;

tu grande tierno amor quiero gozar.
Llena mi pobre ser, limpia mi corazón,
hazme tu rostro ver en comunión.

Pasos inciertos doy, el sol se va;
mas si contigo estoy, no temo ya.
Himnos de gratitud, ferviente cantaré,
y fiel a ti, Jesús, siempre seré.

Día feliz veré, creyendo en Ti;
en que yo habitaré cerca de Ti.
Mi voz alabará tu santo nombre allí,
y mi alma gozará cerca de Ti.


Quisiera hablar un poco sobre la historia de este hermoso y popular himno. Fue el himno favorito del tercer presidente de los Estados Unidos, William McKinley, quien susurró su contenido al morir, afirmando a su doctor que ésta había sido su oración constante.

Se registra que durante el hundimiento del Titanic, sus músicos tocaron este himno. Indudablemente un himno muy apropiado para un momento tan solemne, consolando así a muchos que partirían de este mundo venidero y a otros que perdían seres queridos que quedaban atrás en el barco.

Fue escrito por la inglesa Sarah Flower Adams (1805-1848). Impedida por problemas de salud a dedicarse al teatro, se volcó hacia la escritura, desarrollando así tus talentos poéticos.

¿Qué motivó la escritura de nuestro cántico? 

El pastor de Sarah quiso preparar un nuevo himnario y procuró la ayuda tanto de ella como de su hermana Elizabeth. Sarah trabajaba con las letras de los himnos; Elizabeth con la música. Cuando el proyecto estaba llegando a culminación, éste conversó con ellas y les pidió si podían escribir un himno basado en el texto que predicaría el domingo siguiente. Ambas aceptaron el reto gustosamente.

"El himno está basado en Génesis 28:11-17. Cuando Jacob huye de Esaú, sueña con una escalera que llega hasta el cielo. Sarah Flower Adams expresó en su himno la verdad de que aun en los problemas y en oscuridad, podemos ser levantados más cerca de Dios" (Great Christian Hymn Writers, p. 14).

Debido a que fue escrito por una autora que estaba asistiendo a una iglesia unitaria en el momento, y dado que no tenía originalmente referencia a Jesús, el himno fue fuertemente criticado por un tiempo. Pero bajo las alas de la tonada de Lowell Mason, compuesta en 1856, éste se popularizó alrededor del mundo.

Se cantó por primera vez en 1840, y todavía sirve de expresión al anhelo de todo creyente de cultivar la comunión con Dios.

Elizabeth Flower murió de tuberculosis en 1847; su hermana Sarah contrajo la enfermedad unos 20 meses después y murió el 11 de agosto de 1848.
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miércoles, 10 de agosto de 2016

Cuando alguno fuere recién casado, no saldrá a la guerra, ni en ninguna cosa se le ocupará; libre estará en su casa por un año, para alegrar a la mujer que tomó

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




MATRIMONIOS CON NECESIDADES ESPIRITUALES
EL MATRIMONIO “POBRE”
Un matrimonio malo es uno que se ha empobrecido “en espíritu”. Es un matrimonio que está luchando porque no tiene esperanza. Puede ser que te encuentres en un matrimonio que se caracteriza por la desesperanza espiritual. 
  • Antes estabas lleno de esperanza y de fe, pero tus recursos se agotaron y ahora no puedes ver el futuro con claridad. 
  • Hace mucho dejaste de ser consciente del poder de la fe y te encuentras atrapado en un hoyo en el piensas solamente en el problema. 
  • El temor ha desplazado tu fe. Antes tenías una fe grande en Dios, la cual dirigía tu futuro y guardaba tu unión matrimonial. Pero ahora sientes que tu fe se ha perdido y te parece que Dios te ha fallado. 
  • Antes, tu devoción era el lazo que los unía, pero ahora es solamente el sentido del deber lo que los une. 
Estos son indicadores de que tu esperanza se ha agotado. Realmente eres pobre en espíritu. La desesperanza es común al hombre y común a los matrimonios. Pero Cristo vino para “dar [te] las buenas nuevas”. ¡Hay esperanza!
A menudo se abre una semana de consejería para parejas con palabras de esperanza. Se  les dice: “Aunque tu fe sea débil y tu esperanza esté casi agotada, no hay problema. Puedes apoyarte en mi fe si es necesario. ¡Mi fe es fuerte y mi esperanza firme! ¡He visto a Dios hacer grandes cambios en muchos matrimonios heridos! Por tanto no dudo que Dios lo hará por ti, también. Puede llegar el momento en que yo tenga que apoyarme en tu fe, pero, por ahora, tú puedes apoyarte en la mía”.
Es bueno, ¿no es cierto?, que podamos “llevar los unos las cargas de los otros”. Pero es mucho mejor apoyarse en la fe de Cristo. Cuando Él oró por Pedro para que su “fe no falte” (Lucas 22:32), también oraba por ti. Es cierto. Antes de casarte, y aun antes de que nacieras, Él oraba por ti. 
En una ocasión, después de orar por Sus discípulos, Cristo siguió diciendo: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos” (Juan 17:20). Él estaba mirando el futuro, al momento cuando tú y tu cónyuge creerían en Él y oró específicamente para que sus corazones se unieran: “para que sean uno” (vs. 22). Así como el Hijo y el Padre son uno, Cristo oró para que tú y tu cónyuge fueran uno.
¿Cómo describe uno la unión espiritual y mística que existe entre el Padre y el Hijo? Son dos entidades distintas y sin embargo maravillosamente unidas e inseparables. Esta fusión de personas es, de veras, un misterio. Y aunque uno no lo pueda comprender del todo, puede alegrarse sabiendo que Cristo oró por el matrimonio cristiano para que pudiera gozar de la intimidad y unidad semejantes a la relación que existe entre el Padre y su Hijo.
Casi podemos escuchar al escéptico: “Si esto sea verdad, ¿por qué no ha habido un cambio en mi matrimonio?” Puede haber varias razones por las cuales se tarda en llegar. Primero, la respuesta de Dios puede demorarse por interferencia demoniaca. 
En Daniel capítulo 10, Daniel oró, y un mensajero celestial le trajo la respuesta. ¡Pero Satanás detuvo a ese mensajero por tres semanas! Mientras tanto, Daniel pasó una agonía espiritual fuerte. Sin embargo, perseveró, y finalmente recibió la respuesta.
La razón de no ver cambios en el matrimonio, también puede ser por el pecado de resistir la voluntad de Dios. En algunos casos, la respuesta es obvia; pero uno se niega a recibirla. Un ejemplo bíblico es cuando los hebreos rehusaron entrar en la Tierra Prometida. En cambio, prefirieron creer las mentiras de los espías incrédulos y perdieron la bendición que Dios había preparado para ellos (Números 13–14). 
Posiblemente las bendiciones que Dios quiere para tu matrimonio no las disfrutas porque no se las pides. La Tierra Prometida está allí, esperándote, pero primero debes creer que Dios es más grande que los gigantes y que comer las uvas de Escol es mejor que cocinar sobre la hoguera en el desierto.
La demora de tu liberación puede deberse a que tu vida está arraigada en “las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo” (Colosenses 2:8). Los amigos y el mundo ofrecen muchos consejos y muchas opiniones que no son espirituales. Tales cosas perjudican o, literalmente, atan al creyente. Los consejos que dicen: “está bien enojarse”, o “es culpa de tu cónyuge”, o incluso, “simplemente tienes que alejarte de esto y comenzar de nuevo” no son de Dios sino del diablo y del mundo.
Si te has estado preguntando dónde está tu alivio y cuándo llegará la respuesta, y has comenzado a cuestionar a Dios, tu falta de alivio puede tener más que ver con tu entendimiento del tiempo que del Suyo. Hay dos elementos para la completa voluntad de Dios: dirección y tiempo. Equiparar las dos es necio, si no peligroso, y es ciertamente frustrante. 
Hasta que haya una unión entre la dirección de Dios y el tiempo, Su voluntad no está completa. Una pareja joven está enamorada y ha determinado que la voluntad de Dios es que se casen. Ellos asumen eso porque se van a casar de todas formas, ¡por qué no ahora! Tienen dieciséis años, todavía no se han graduado del bachillerato, no tienen trabajo ni habilidades comerciales, pero insisten que es la voluntad de Dios. Han cometido el error de equiparar la dirección de Dios con el tiempo de Dios.
La armonía matrimonial es obviamente la voluntad de Dios para cada pareja, pero eso no significa que automáticamente vendrá de la manera y a la hora que ellos quisieran. 
Sandra y su esposo han estado casados felizmente por veintisiete años. (La verdad es que han estado casados por más de treinta y cinco años.) Por supuesto que con esto se está bromeando para ilustrar un punto. Dentro de la voluntad y el tiempo de Dios, a este esposo (cabeza dura) le tomó tiempo rendirse al Señor. Era la voluntad de Dios que se casaran, pero el Señor sabía que le llevaría bastante tiempo prepararlos para recibir las bendiciones matrimoniales que disfrutan hoy.
Sí, Cristo oró por tu unión, a pesar de tu frustración por la demora, Él sigue orando. Aun ahora está intercediendo por ti en tu pobreza y necesidad. Tu fe no es tan importante como Su fe, y Su fe es abundante para ti. Hay esperanza.
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He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti... Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




JESÚS: EXCELSO NOMBRE DEL HIJO DEL HOMBRE
                             JESÚSJesús es llamado el “Hijo del Hombre” 88 veces en el Nuevo Testamento. ¿Qué significa esto? ¿Qué no dice la Biblia que Jesús era el Hijo de Dios? ¿Cómo puede ser Jesús también el Hijo del Hombre? El primer significado de la frase “El Hijo del Hombre”, es en referencia a la profecía de Daniel 7:13-14 “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un Hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de Él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; Su dominio es dominio eterno, que nunca pasará y Su reino uno que no será destruido.” La descripción “Hijo de Hombre” era un título Mesiánico. Jesús es Aquel a quien le fue dado dominio, la gloria, y el reino. Cuando Jesús usaba esta frase en relación a Sí mismo, Él se estaba adjudicando la profecía del “Hijo del Hombre” a Él mismo. Los judíos de esa época, debieron haber estado íntimamente familiarizados con la frase y a quién se hacía referencia. Él estaba proclamándose como el Mesías.

Un segundo significado de la frase el “Hijo del Hombre” es porque verdaderamente Jesús era un ser humano. Dios llamó al profeta Ezequiel “hijo de hombre” 93 veces. Dios simplemente estaba llamando a Ezequiel un ser humano. Un hijo de un hombre, es un hombre. Jesús era totalmente Dios (Juan 1:1), pero también era un ser humano (Juan 1:14). 1 Juan 4:2 nos dice, “En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios.” Sí, Jesús es el Hijo de Dios – Él era en esencia Dios. Sí, Jesús también era el Hijo del Hombre – Él era en esencia un ser humano. En resumen, la frase el “Hijo del Hombre” indica que Jesús es el Mesías, y que Él es verdaderamente un ser humano.

iesous es una transliteración del nombre heb. «Josué», significando «Jehová es salvación»; esto es, «es el Salvador»; era «un nombre común entre los judíos (p.ej., Éx 17.9; Lc 3.29; Col 4.11). Fue dado al Hijo de Dios en la encarnación como su nombre personal, en obediencia a la orden dada por un ángel a José, el marido de su madre, María, poco antes de que Él naciera (Mt 1.21). 
Es con este nombre que se le designa generalmente en las narraciones evangélicas, pero no sin excepciones, como en Mc 16.19; Lc 7.13, y una docena más de pasajes en este Evangelio, y en unos pocos lugares en el de Juan.
«‹Jesucristo› aparece solo en Mt 1.1,18; 16.21, margen; Mc 1.1; Jn 1.17; 17.3. En Hechos se halla frecuentemente el nombre ‹Jesús›. ‹Señor Jesús› se usa normalmente, como en Hch 8.16; 19.5,17; véase también los relatos de las palabras pronunciadas por Esteban (7.59), por Ananías (9.17), y por Pablo (16.31); aunque tanto Pedro (10.36), como Pablo (16.18), usaron también ‹Jesucristo›.
»En las epístolas de Santiago, Pedro, Juan y Judas, el nombre personal no se encuentra solo ni una sola vez, pero sí en Apocalipsis, donde se encuentra ocho veces (vm, 1.9; 12.17; 14.12; 17.6; 19.10, dos veces; 20.4; 22.16). En la rvr se exceptúan los dos primeros pasajes, donde aparece el nombre compuesto ‹Jesucristo› (tr).
»En las Epístolas de Pablo, ‹Jesús› aparece solo únicamente trece veces, y en Hebreos ocho veces; en esta última, el titulo ‹Señor› se añade solo una vez (13.20). En las Epístolas de Santiago, Pedro, Juan y Judas, hombres que acompañaron al Señor en los días de su carne, ‹Jesucristo› es el orden invariable (en vm) del nombre y título, porque este fue el orden de su experiencia; lo conocieron primero como ‹Jesús›, llegando a aprender, finalmente, en su resurrección, que Él era el Mesías. Pero Pablo llegó a conocerlo por primera vez en la gloria celestial (Hch 9.1-6), y siendo así su experiencia la inversa de la de los otros, se halla frecuentemente el orden inverso, ‹Cristo Jesús›, en sus epístolas, pero, exceptuando Hch 24.24, no aparece en ningún otro lugar de la vm.
»En las cartas de Pablo, el orden siempre está en armonía con el contexto. Así, ‹Cristo Jesús› describe al Excelso que se humilló a sí mismo (Flp 2.5), y da testimonio de su pre-existencia; ‹Jesucristo› describe al Menospreciado y Rechazado que fue después glorificado (Flp 2.11), y da testimonio de su resurrección. ‹Cristo Jesús› sugiere su gracia; ‹Jesucristo› sugiere su gloria» (de Notes on Thessalonians, por Hogg y Vine, pp. 26, 29).
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