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sábado, 5 de diciembre de 2015

¡Oh YHVH, he oído tu palabra, y estoy atemorizado! En medio de los tiempos, oh, YHVH, Revive tu obra, En medio de los tiempos hazla conocer, Y en medio de la ira, ¡Acuérdate de tener misericordia!

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6





Nos preparamos para enseñar en la congregación
Salmo de sumisión
Habacuc 3:1-19

3:1      Oración del profeta Habacuc. Sobre shigayón.
    2      ¡Oh YHVH, he oído tu palabra, y estoy atemorizado!
    En medio de los tiempos, oh, YHVH,
    Revive tu obra,
    En medio de los tiempos hazla conocer,
    Y en medio de la ira,
    ¡Acuérdate de tener misericordia!
    3      Dios viene desde Temán,
    El Santo, de los montes de Parán.
      Selah
    Su esplendor eclipsa los cielos y la tierra se llena de sus alabanzas.
    4      Su resplandor es como el sol,
    Sus manos producen rayos de luz, allí se oculta su poder.
    5      Delante de Él marcha la Peste,
    La Fiebre Ardiente sigue sus pisadas.
    6      Se detiene y mide la tierra,
    Lanza una mirada,
    Y hace estremecer a las naciones.
    Las montañas antiguas se desmoronan,
    Se hunden los montes de antaño,
    Pero sus sendas son sendas eternas.
    7      Veo las tiendas de Cusán en aflicción,
    Se estremecen las cortinas de la tierra de Madián.
    8      Oh YHVH, ¿ardes en ira contra los ríos?
    ¿Es contra los ríos tu indignación o contra el mar el desborde de tu enojo,
    Para que cabalgues en tus caballos y en tu carro victorioso?
    9      Desnudas y alertas tu arco,
    Jurados son los castigos de tu promesa.      Selah
    Surcas la tierra con ríos,
    10      Te ven las montañas, y tiemblan;
    El turbión de aguas se desencadena,
    El abismo deja oír su voz, y eleva en alto sus manos.
    11      El sol y la luna se detienen en su cenit,
    A la luz de tus saetas, que parten,
    A la claridad del fulgor de tu lanza.
    12      Con ira has pisoteado la tierra,
    Con furor trillaste las naciones.
    13      Has salido en socorro de tu pueblo, para salvar a tu ungido.
    Destrozas el techo de la casa del impío
    Y desnudas su cimiento hasta la roca.      Selah
    14      Con sus propios dardos traspasas al caudillo,
    Y sus tropas se dispersan en torbellino,
    Cuando triunfantes iban a devorar una víctima a escondidas.
    15      Hollaste con tus caballos el mar,
    Y la mole de las grandes aguas hierve.
    16      Lo escuché, y se conmovieron mis entrañas,
    Y mis labios palpitaron al oírlo.
    La podredumbre entró en mis huesos,
    Y dentro de mí mismo me estremezco, porque debo esperar quieto el día de la adversidad,
    Cuando el pueblo que nos ha de invadir suba con sus tropas.
    17      Aunque la higuera no florezca,
    Ni en las vides haya fruto,
    Aunque engañe el producto del olivo
    Y los campos no produzcan alimento,
    Aunque se acaben las ovejas del redil
    Y no haya vacas en los establos,
    18      Con todo, yo me alegraré en YHVH
    Y me gozaré en el Dios de mi salvación.
    19      ¡Adonay YHVH es mi fortaleza!
    Él me da pies como de ciervas y me hace andar en las alturas.

Qué bueno es orar
ORACIÓN DE CONFIANZA
Habacuc 3:1-19
Los dos lamentos de Habacuc insinúan que para el profeta su mayor preocupación era su comprensión de la persona de Jehovah. Quería resolver la aparente contradicción entre su concepción de Dios y la situación actual del país y la anunciada invasión. En base a las respuestas divinas, en el cap. 3 Habacuc eleva una oración de fe y confianza.

En el comentario sobre Habacuc 1:3 se mencionó que Habacuc utilizó la estructura quiasmo, es decir, una estructura de espejo que puede poner el énfasis en el centro. En este capítulo se nota que esta estructura se extiende a lo largo de toda la sección:
a Título (Habacuc 3:1)
b Petición por la misericordia de Jehovah (Habacuc 3:2)
c Visión de la gloria de Jehovah (Habacuc 3:3–15)
b’ Declaración de fe en Jehovah (Habacuc 3:16–19a)
a’ Dirección musical (Habacuc 3:19b)

Se puede observar que el centro de la estructura (c, Habacuc 3:3–15) trata el tema de la persona de Jehovah. El cuadro que el profeta presenta de Jehovah en esta porción es de un Dios verdaderamente glorioso. La primera subdivisión (a, Habacuc  3:1) es paralela a la última (a’, Habacuc 3:19b) porque ambas mencionan la música. La petición (b, Habacuc 3:2) tiene su eco en la declaración de fe (b’, Habacuc  3:16–19a). Estos dos pasajes usan el verbo “oír” (Habacuc 3:2, 16) y la raíz heb. ragaz (Habacuc 3:2, “ira”; 3:16, dos veces, “se estremecieron”); en Habacuc  3:2 el profeta clama por la misericordia divina y en Habacuc 3:16–19a él anuncia que confiará en su cuidado y soberanía.
1.     Título, Habacuc 3:1
En Habacuc 2:20 Jehovah había dicho que todos callarían ante él. Allí termina su diálogo con el profeta. No obstante, Habacuc responde a las últimas palabras divinas con una oración. Sigionot puede ser un instrumento musical (comp. el título del Sal. 7). La mención del instrumento aquí y la referencia al director de música en Habacuc 3:19b sugieren que la oración circuló independientemente como un canto. Es posible que su impacto haya sido tal que fue cantada por el pueblo entero. Así como la revelación que tuvo Habacuc era pertinente a toda la nación, también su oración le fue de mucha edificación.

Algunos comentaristas proponen que este capítulo no era originalmente parte de esta obra. Frente a esta postura se debe señalar que el capítulo provee una solución al dilema de fe del profeta. Habacuc muestra aquí la confianza exigida por Jehovah en Habacuc 2:4. Cree en la predicción de la destrucción del invasor enemigo (Habacuc 2:6–20). Además, hay vínculos de vocabulario y teología que serán indicados en el transcurso del comentario.
2.     Petición por la misericordia de Jehovah, Habacuc 3:2
Habacuc dice que ha oído de la fama de Jehovah. En otras palabras, conoce la historia de sus proezas del pasado. Pero, esos grandes hechos fueron tanto para bendición como para maldición por el pecado. La reacción del profeta al contemplar esos relatos acerca del poder de Dios es temer.
Joya bíblica
Oh Jehovah, he oído tu fama; he considerado tu obra, oh Jehovah. ¡Avívala en medio de los tiempos; en medio de los tiempos hazla conocer! En medio de la ira acuérdate de tener misericordia (Habacuc 3:2).
Semillero homilético
El avivamiento que necesitamos
Habacuc 3:1, 2
Introducción: 
Los grandes despertamientos espirituales de la historia han sido el resultado de la intervención divina. Habacuc sintió la necesidad de un avivamiento en su pueblo. Por eso él oraba al Señor.

     I.     El avivamiento llega cuando al oír recor-damos nuestras raíces espirituales (Habacuc 3:2).
1.     La fama de Dios (Habacuc 3:2).
2.     La obra de Dios (2 Tim. 3:15, 16).

     II.     El avivamiento viene cuando Dios visita a su pueblo (Habacuc 3:3).

     III.     El avivamiento viene cuando el pueblo se humilla ante Dios (Habacuc 3:16).
1.     Oír a Dios.
2.     Estremecerse frente a Dios.
3.     Gemir y pedir misericordia de Dios.

Conclusión: 
Oremos para que Dios nos mande un avivamiento.

Algunos comentaristas y algunas versiones, como RVA, optan por la lectura de la LXX que dice he considerado (lit. “he visto”) en vez de “temí”. La RVR-1960 y Dios Habla Hoy, sugieren que el cambio provee un buen paralelismo con “he oído”. Sin embargo, la combinación de “oír” y “temer” es común (Deut. 17:13, 19:20, 21:21) y más adelante (3:16) se nota la misma combinación de ideas.

Lo que Habacuc teme es “la obra” de Jehovah. Una vez más, existe cierta ambigüedad. El término puede referirse a milagros hechos por el bien de Israel (por ej., Sal. 44:1, 111:3), pero también es el término utilizado en 1:5 (traducido algo en la RVA) por el juicio que Jehovah pronto efectuará sobre Judá (comp. Sal. 95:9). 

Habacuc quiere que Dios manifieste su poder nuevamente (¡avívala!) en medio de los tiempos difíciles por los cuales pasará su pueblo. Sabe que la invasión babilónica sí será una demostración de la soberanía y fuerza de Jehovah, pero anhela que haya también proezas de misericordia. Que en su ira, Jehovah también tenga compasión.
El sustantivo ira (rogez ) también puede traducirse “agitación” o “aflicción”. 

Aparece una vez más en el v. 7 (el verbo derivado de la misma raíz se usa dos veces en 3:16, se estremecieron). Si se tradujera “aflicción” en vez de “ira”, el profeta estaría pidiendo misericordia divina en el contexto del gran sufrimiento judío que será la invasión.
3.     Visión de la gloria de Jehovah, Habacuc 3:3-15
Esta visión de la gloria de Jehovah se basa principalmente en eventos históricos que mostraron su unicidad: Sinaí, el éxodo y la conquista. La sección se divide en dos partes. Primero, el profeta describe la llegada impresionante de Dios (Habacuc 3:3–7). Luego, habla de su gran victoria (Habacuc 3:8–15).

(1) Llegada de Jehovah, Habacuc 3:3-7
Otra vez Habacuc usa la estructura de inclusio (ver el comentario sobre Habacuc 2:18–20) para enmarcar una sección. Los vv. 3 y 7 mencionan lugares relacionados con el Sinaí. Esta porción describe la gloria de Jehovah y, por lo tanto, los verbos que hablan de Dios están en tercera persona singular. En Habacuc 3:8–15 el profeta se dirige a Jehovah en segunda persona.

Cuando Habacuc piensa en la intervención futura de Jehovah, hace alusión a acontecimientos del pasado. En Habacuc 3:3–7 aparentemente está pensando especialmente en la manifestación de Dios en el Sinaí. No menciona ese lugar por nombre, pero otros detalles apuntan en esa dirección. 

Temán, ciudad de Edom (Amós 1:12; Abd. 9), y Parán (Gén. 21:21; Núm. 10:12) están en la región de la península del Sinaí (Deut. 33:2, Edom = Seir). Los vv. 4 y 5 hablan de relámpagos, mientras que los vv. 6 y 7 de los temblores por la presencia de Dios. Ambos fenómenos ocurrieron cuando Jehovah dio su ley (Éxo. 19:16–20, 20:18; Jue. 5:4, 5). Es el Santo (Habacuc 3:3; 1:12) que allí reveló sus mandamientos a Israel (Éxo. 19:6; Lev. 11:44, 45).

Además del Sinaí, es probable que Habacuc también tenga otros eventos en mente. La mortandad (Habacuc 3:5) puede referirse a las plagas de Egipto (Éxo. 7–12). Madián (Habacuc 3:7) es una tribu asociada con el Sinaí (Éxo. 2:15, 16) y Cusán puede ser otra tribu relacionada con ella u otro nombre de la misma (comp. Éxo. 18:1–5; Núm. 12:1). Es decir, la mención de ellas podría ser otra alusión a la manifestación divina en aquel monte. 

Pero, a la vez, hay una posible referencia a la reacción de Madián ante los milagros asociados con la salida de Egipto (comp. Éxo. 15:14–16). Otra opción es que estos dos nombres sean una referencia a dos opresores derrotados con la ayuda de Dios en la época de los jueces (Jue. 3:8, 6:1–7:25).

Todos los datos textuales recalcan que el Dios que vendrá a socorrer a Judá es majestuoso. Su gloria trasciende a toda la creación (Habacuc 3:3; comp. 2:14). Aún las montañas, símbolos de permanencia, no pueden compararse con los caminos eternos de Jehovah (Habacuc 3:6). Es decir, su carácter nunca cambia: así como mostró su poder a favor de su pueblo varias veces en el pasado, lo hará de nuevo.

(2) Victoria de Jehovah, Habacuc 3:8-15
Esta sección, al igual que la anterior, está enmarcada por un inclusio. Referencias al mar y a los caballos de Jehovah aparecen en versículos 8 y 15. La serie de tres preguntas de Habacuc 3:8 sirve como una introducción. ¿Por qué viene Jehovah? La repetida mención de la ira divina en este versículo enfatiza que llega para efectuar juicio. 
La referencia a los ríos y al mar podría ser una alusión al conflicto con las aguas en la creación y el diluvio expresado en términos mitológicos (Job 26:12, 13; Sal. 74:12–17, 89:9, 10). En otros pasajes las aguas también simbolizan los enemigos del pueblo de Dios (Sal. 18:16, 17; 144:7). 
Sin embargo, hablar de caballos, carros y el mar indica que Habacuc quiere señalar el éxodo (Éxo. 14:6–15:19; Deut. 11:4; Jos. 24:6); ríos sería una referencia a los ríos Jordán (Jos. 3–4) y Cisón (Jue. 4:6–16, 5:19–21). Entonces, ¿cuál es la respuesta a las preguntas del v. 8? Al fin y al cabo, Jehovah no peleará contra la naturaleza, no lo hizo antes ni lo hará ahora. Él viene a juzgar a las naciones que amenazan a Judá (Habacuc 3:12). Como en el pasado cuando logró victorias milagrosas, traerá nuevamente salvación a los suyos.
Joya bíblica
Has desnudado completamente tu arco; has provisto en abundancia las flechas de tu palabra (Habacuc 3:9a).
El resto de los versículos de esta sección desarrollan este cuadro del “Dios guerrero”. El v. 9 presenta la imagen de Jehovah alistándose y comisionando flechas para la lucha. Habacuc hace dos referencias más al triunfo del mar Rojo (3:10, 15; comp. Éxo. 15:5, 8; Sal. 77:16–18). La descripción del v. 11 se refiere a la victoria sobre los amorreos en la conquista (Jos. 10:7–15). Los vv. 13 y 14 hablan de la liberación de Egipto. Jehovah derrotó a los ejércitos de aquella casa de servidumbre (Éxo. 13:3, 14; Deut. 5:6; Jos. 24:17), de ese impío (el faraón), donde maltrataron y “devoraron” a Israel (Éxo. 1:8–22, 14:3–5). Ahora Judá enfrenta a otra casa explotadora (2:9–11) y a otro impío (1:13), el imperio de Babilonia. Una vez más, Jehová tendrá que ayudar a su pueblo.

Esta sección tiene dos problemas textuales y uno de interpretación que merecen la atención. Primero, en el v. 9 las tres palabras heb. shebuot matot omer han ocasionado mucha especulación. 

Shebuot significa “juramentos” (o “juradas”), pero con una enmienda cambia a has provisto en abundancia. Matot puede traducirse “tribus” o “flechas” (como en Habacuc 3:14). Omer significa “palabra” o “promesa”. Ha habido varias combinaciones de estas opciones. Una posibilidad se menciona en la nota de la RVA: “los juramentos a las tribus fueron promesas” (comp. RVR-1960). La RVA sigue la enmienda anotada anteriormente y traduce has provisto en abundancia las flechas de tu promesa. 

Otra alternativa, que tiene un significado algo similar y no requiere el cambio textual, es: “juradas son las flechas (con) una promesa”. Es decir, Jehovah comisiona sus flechas para el conflicto (comp. Jer. 47:6, 7).

El segundo problema textual se encuentra en el v. 14. No hay acuerdo en cuanto a cómo traducir perazav. Algunas versiones antiguas como la LXX proponen “guerreros” (comp. RVR- 1960). Es posible que la palabra esté relacionada a un término que significa “él quien vive en una aldea” (Deut. 3:5; 1 Sam. 6:18). Esta opción se menciona en la nota de la RVA. La RVA presenta una traducción (los que me dispersaron) que es paralela a la siguiente línea y basada tal vez en otra raíz.
El problema de interpretación es cómo identificar quién es el ungido en el v. 13

Algunos creen que es una referencia a la nación y así las dos primeras líneas del versículo serían sinónimas. Sin embargo, el término en singular nunca se refiere al pueblo de Dios. Otros sugieren que el Ungido es el Mesías (Sal. 2:2, Dan. 9:25, 26). Es mejor definir el vocablo en el contexto del pasaje. 

El v. 13 alude al éxodo para aplicarlo a la situación de la inminente invasión caldea. En este caso, el ungido habla del líder de Israel (Moisés) ante el faraón y, para los días de Habacuc, del rey davídico en Jerusalén (2 Sam. 1:14–16, 19:21; Lam. 4:20). La aplicación para el profeta sería que Jehovah preservará a la dinastía real (comp. 2 Rey. 25:27–30).
4.     Declaración de fe en Jehovah, Habacuc 3:16-19a
Estos versículos registran la reacción de Habacuc a la visión de Jehovah, el Dios glorioso y guerrero, de su oración. El temor al oír (comp. Habacuc 3:2) esta revelación acerca de Dios y los eventos del porvenir afecta sus emociones en gran manera (Habacuc 3:16).
Joya bíblica
Aunque la higuera no florezca
ni en las vides haya fruto,
aunque falle el producto del olivo
y los campos* no produzcan
alimento,
aunque se acaben las ovejas del redil
y no haya vacas en los establos;
con todo, yo me alegraré en Jehovah
y me gozaré en el Dios de mi
salvación (Habacuc 3:17, 18).
Semillero homilético
Cuando la fe es imprescindible
Habacuc 3:17–19
Introducción
Habacuc es un buen ejemplo para los que confían en Jehovah.

     I.     Cuando tenemos muchas razones para dudar.
1.     La tierra no producía la higuera, las vides, ni el olivo.
2.     El ganado no aumentaba.
        (a) Se acaban las ovejas del redil.
        (b) No haya vacas en los establos.

     II.     Cuando la situación nos parece desesperante.
1.     Con todo lo malo que pasaba.
2.     Sus dificultades eran reales.
3.     Decidió alegrarse en el Señor.
4.     Decidió gozarse en el Dios de su salvación.
5.     Hizo uso de la fuerza provista por su relación con Jehovah.

     III.     Cuando consideramos las posibilidades con Dios.
1.     Porque Jehovah es su fortaleza (Sal. 46, 23).
2.     Porque Jehovah da estabilidad.
3.     Porque Jehovah le sostiene y le lleva a lugares altos (1        Juan 3:1, Sal. 116:19, Ef. 2:6).

Conclusión
¿Cuál es su razón de tener fe?

Pero, a la vez, el profeta demuestra una confianza profunda en Jehovah. En el v. 16 (RVR-1960) él dice “estaré quieto en el día de la angustia” (comp. 1 Sam. 25:9). La RVA tiene la traducción gimo, que se basa en una enmienda al texto heb. El cambio, sin embargo, no tiene apoyo en versiones antiguas. Todas concuerdan con TM. Esta declaración de fe se amplía en los siguientes versículos. 

Una consideración mayor es que estas palabras indican que Habacuc ha cumplido con el deseo de Jehovah expresado en Habacuc 2:3. Así, el profeta promete vivir por fe (Habacuc 2:4).

Habacuc afirma que, a pesar del sufrimiento en ese terrible día que será la invasión de Babilonia, se regocijará en Jehovah (Habacuc 3:17, 18). Reconoce que Judá tendrá que sufrir las maldiciones del Pacto Mosaico por su desobediencia (Lev. 26:14–39; Deut. 28:15–68). Pero ese mismo Pacto también tiene palabras de esperanza y restauración después del juicio (Lev. 26:40–45; Deut. 30:1–10, 32:34–43). Jehovah no abandonará a su pueblo (comp. Habacuc 1:12).

Como muchos salmos de lamento (Sal. 28:6–9, 35:27, 28), esta obra que contiene los lamentos de Habacuc termina con alabanza (3:18) y con palabras de confianza (Habacuc 3:19a). Esta confianza se expresa por medio de los títulos que el profeta asigna a Jehovah. 

Aunque haya pérdida y derrota, Jehovah es el Dios de mi salvación; a pesar de la debilidad de Judá ante los ejércitos del imperio, Jehovah es mi fortaleza; no obstante el aparente caos de la situación nacional, Jehová es el soberano Señor. Al mencionar las pisadas firmes de las ciervas, Habacuc comunica que en medio de la situación precaria él andará seguro con su Dios (comp. 2 Sam. 22:34; Sal. 18:33).

Esta fe incondicional de Habacuc es el producto de un proceso. En base a un diálogo con Jehovah, en el cual pudo exponer sus dudas y recibir respuestas (caps. 1 y 2), él puede confiar en los planes divinos. Aunque no entienda todo, sabe que tiene un Dios grande y descansa en su soberanía y su poder.
5.     Dirección musical, Habacuc 3:19b
El oficio director del coro aparece a menudo en los títulos de los Salmos (por ej., Sal. 4–6, 51–62; comp. 1 Crón. 15:21, 23:4), así como también instrumentos de cuerda (por ej., Sal. 4, 6, 54, 55, 61, ver títulos). Esto nos indica que este capítulo fue usado en la adoración del pueblo. La fe en medio de tiempos difíciles que Habacuc expresa en su oración sigue siendo un ejemplo a través de los siglos.
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Te has llenado de deshonra más que de honra. ¡Bebe tú también, y deja al descubierto tu prepucio! El cáliz de la diestra de YHVH se volverá contra ti, y una pútrida ignominia cubrirá tu gloria...la derramada sangre humana y la violencia hecha a la tierra, a la ciudad, y a cuantos moran en ella, te cubrirán.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



Preparémonos para enseñar en la Congregación
Habacuc 2:2-20
2      Y YHVH me respondió y dijo: Escribe la visión y escúlpela en tablillas, para que cualquiera la pueda leer con rapidez.
3      Porque es aún visión para el tiempo señalado: ella hablará al fin y no será frustrada. Aunque tarde, aguárdala, porque sin duda vendrá, y no se retrasará.
4      He aquí, aquel cuya alma no es recta está envanecido, pero el justo por su fe vivirá.
5      El hombre arrogante, traicionado por el vino, no se queda en casa; ensancha como el Seol su alma, y es como la Muerte, que nunca se sacia. Aunque despoje a todos los pueblos y se adueñe de todas las naciones,
6      todos ellos entonarán contra él coplas y refranes sarcásticos, diciendo: ¡Ay del que acapara lo que no es suyo! ¿Hasta cuándo había de acumular prenda tras prenda?
7      ¿No se alzarán de pronto los que te han de saquear? ¿No se despertarán los que te han de oprimir con violencia para que le seas objeto de rapiña?
8      Por cuanto has despojado a muchas naciones, las demás naciones te despojarán a ti, por la derramada sangre humana y por la violencia hecha a la tierra, a la ciudad, y a cuantos moran en ella.
9      ¡Ay del que mete en su casa ganancias injustas, y pone en alto su nido para escapar de la calamidad!
10      Has tomado consejo vergonzoso para tu casa, aniquilando a muchos pueblos, has pecado contra ti mismo.
11      Por eso la piedra clamará desde el muro, y la viga del enmaderado le responderá.
12      ¡Ay del que edifica la ciudad sobre la sangre, y establece una ciudad sobre la iniquidad!
13      ¿No procede de YHVH Sebaot que los pueblos trabajen para el fuego y las naciones se fatiguen en vano?
14      Porque la tierra estará llena del conocimiento de la gloria de YHVH, como las aguas cubren el mar.
15      ¡Ay del que emborracha a su prójimo, y lo embriaga con un cáliz venenoso para recrearse en su desnudez!
16      Te has llenado de deshonra más que de honra. ¡Bebe tú también, y deja al descubierto tu prepucio! El cáliz de la diestra de YHVH se volverá contra ti, y una pútrida ignominia cubrirá tu gloria.
17      Porque la violencia hecha al Líbano, la matanza de las bestias aterrorizadas, la derramada sangre humana y la violencia hecha a la tierra, a la ciudad, y a cuantos moran en ella, te cubrirán.
19      ¡Ay del que dice al leño: Despierta, y a la piedra muda: Levántate! ¿Acaso ésta puede enseñar? He aquí está recubierto de oro y plata, pero no hay espíritu en él.
18      ¿De qué le sirve al ídolo que lo talle el artífice, si es una imagen, un maestro de mentiras? ¿De qué al artífice confiar en su obra, haciendo ídolos mudos?
20      Pero YHVH está en su santo Templo: ¡Guarde silencio ante Él toda la tierra!

Respuestas a JHVH
Segunda respuesta de Jehovah, 
Habacuc 2:2-20

Jehovah no reprende a Habacuc por lanzarle este nuevo reto teológico; más bien, le da más revelación acerca del futuro, pero esta vez acerca del destino del imperio babilónico. A esta porción se la puede dividir en dos partes mayores. 
En la primera (Habacuc 2:2–6a) Jehovah asegura a Habacuc que lo que él compartirá son palabras confiables. A la luz de ellas, el creyente debe vivir una vida de fe. 
La segunda parte (Habacuc 2:6b–20) contiene una serie de “ayes” sarcásticos por el derrocamiento de Babilonia. Jehovah se glorificará a través de este juicio sobre el imperio cruel e idólatra.
El ateísmo del poder
Al contemplar el mundo de hoy, nos preguntamos: ¿Por qué tanta maldad, tantos fracasos? El poder está siendo usado para destruir en vez de bendecir. Unos hacen del “poder” su dios y se inclinan delante de él. 
La nación de los caldeos tuvo un ejército muy poderoso y conquistaron a muchas naciones. Ellos adoraban al “poder” de su ejército y sus máquinas de guerra; su red y su malla.

Ciertamente hoy en día no practicamos tales ritos. Sin embargo, podemos ser culpables de adorar “al poder” en vez de adorar a quien es la fuente del poder: nuestro Dios. Dios nos ha manifestado su poder en varias maneras en toda su creación. 
A través de la historia, Dios ha obrado y revelado su poder. Vemos en nuestro Señor Jesucristo la revelación suprema del Poder de nuestro Dios. 
Por medio de Cristo, Dios conquistó la muerte. No hay poder más grande. No adoremos al “poder”. Adoremos a quien es la fuente de todo poder, nuestro Señor Jesucristo.
(1) Implicaciones de la visión del futuro,  Habacuc 2:2-6a
Así como la respuesta al lamento inicial no solamente se dirigía a Habacuc sino a todo Judá (Habacuc 1:5), ésta también tendrá un alcance amplio (Habacuc 2:2). 

Jehovah pide que la visión se escriba en tablas; en otras palabras, que sea pública. Escribir la visión también tendría dos propósitos más. Por un lado, se debe poner en tablas, para que corra el que las lea. Una forma de interpretar esta frase es que la visión se ha colocado sobre una tabla tan grande que no es necesario detenerse para poder leerla al pasar por ese lugar. 

Otra opción no es entender la frase lit., sino como un modismo por leer rápidamente. 

En ambos casos, la meta es que lo escrito sea legible y fácil de captar. Seguramente, esto sería una noticia grata para Habacuc. Hasta este punto en el diálogo el profeta ha tenido sus dudas. Ahora él y la nación podrían entender la voluntad divina más claramente. 

Se debe mencionar que este verbo “leer” en heb. (qara) también puede significar “proclamar” (en aquella época se leía en voz alta); el que las lea entonces podría traducirse “el que las proclame” (o “el heraldo”). En este caso, el heraldo correría para anunciar la visión al pueblo (comp. 2 Sam. 18:19–27; Est. 3:15, 8:10–14). El heraldo aun podría ser el mismo profeta (comp. Jer. 23:21; Zac. 2:3, 4).

Jehovah expone el segundo propósito en 2:3. Las tablas servirán como un testimonio en el futuro del cumplimiento de la palabra de Jehovah (comp. Isa. 8:1, 30:8). La visión es segura. Aunque tal vez desde la perspectiva humana ese cumplimiento parezca dudoso, sin duda vendrá y no tardará según el punto de vista divino. Jehovah dirige la historia soberanamente. Todos los acontecimientos tienen su tiempo asignado (comp. el mensaje profético acerca de los últimos días en Dan. 8:19; 11:27, 35; 12:7). Habacuc se había lamentado ¿Hasta cuándo? (1:2), pero ahora él ve que debe esperar el fin estipulado por Dios.

El desafío de confiar en Jehovah continúa en Habacuc 2:4 y 5. El versículo 4 tal vez sea el más conocido del libro. Es citado tres veces en el NT, en Romanos 1:17; Gálatas 3:11 y Hebreos 10:38. Se observa que Dios hace un contraste entre el orgulloso y el justo. 

En este contexto el orgulloso es el imperio de Babilonia, que se jacta de su poder (Habacuc 1:10, 15, 16). Esa arrogancia se manifestaba en el deseo insaciable de extender las fronteras del imperio por medio de sus conquistas (Habacuc 1:6, 15, 17). 

Este apetito por controlar a los otros pueblos se compara en el v. 4 con el del Seol, es decir la muerte (o la tumba), que llega a todo ser humano y nunca se sacia (Prov. 27:20, 30:16; Isa. 5:14). Sin embargo, según el v. 6, serán esos mismos pueblos los que harán burla del imperio cuando caiga. No prosperará Babilonia para siempre. Los que han sufrido de su mano se regocijarán al ver su derrocamiento (comp. Isa. 14:3–8; Nah. 3:19).

En contraste con este orgulloso está el justo. Pero, ¿qué significa por su fe vivirá? ¿A qué se refiere el verbo “vivir”? Una manera de interpretar la frase es que “vivir” significa sobrevivir a la invasión caldea: el justo, el que cree en Jehovah, será protegido y preservado cuando llegue el ejército enemigo (comp. Habacuc 1:12). El problema con esta opción es que los justos ya estaban padeciendo penas (Habacuc 1:2–4). Además, el resto de las escrituras nos indican que en la invasión el sufrimiento cayó sobre todos (3:16, 17; 2 Rey. 25:2, 3). 

Muchos murieron (2 Rey. 24:2; 25:6, 7, 18–21; 2 Crón. 36:17) y miles fueron llevados en cautiverio (2 Rey. 24:14–16; 25:11). Profetas contemporáneos a Habacuc también hablan del terrible juicio divino abarcador (por ej., Abd. 10–14; Jer. 4:19–31, 6:11–26; Lam.; Sof. 1:2–18). A pesar de que la responsabilidad por la destrucción era primordialmente de sus líderes (Jer. 21–23, 28; Sof. 3:1–8), la nación entera sufriría.

Otra opción es que el profeta se refiere a la vida eterna: el justo es salvo por su fe. Realmente esta interpretación es importada del NT y de la teología del apóstol Pablo. Pablo cita Habacuc 2:4 en dos ocasiones: en Romanos 1:17 y en Gálatas 3:11, para apoyar bíblicamente la verdad de que el ser humano recibe la vida eterna por medio de su fe en Dios. 

No obstante, el uso paulino parece ser una extensión o una profundización espiritual del mensaje del profeta; mientras que Habacuc habla desde un contexto en el cual espera un consejo concreto para su situación abrumadora. Es mejor interpretar esta frase con más atención a los detalles textuales de este libro profético. Habacuc ya había mencionado a los justos en Habacuc 1:2–4

Allí, contrasta a los impíos, quienes manipulan la Ley y violan a la población, con los justos. Ahora en Habacuc 2:4 hay otro contraste, uno entre el justo y el orgulloso. Lo que el texto subraya en estos dos pasajes es una cualidad de vida. Además, la palabra heb. (emunah), que se traduce fe en este v. 4, en el AT connota fidelidad, lealtad, estabilidad y permanencia (ver, por ej., Sal. 40:10, 119:86; Prov. 12:17). 

Es la creencia en acción. Por lo tanto, Jehovah está declarando que, en las circunstancias hasta que se cumpla lo que dirá a su profeta, la vida del justo debe caracterizarse por la fidelidad a su persona. El justo vivirá día tras día consecuentemente con su Ley y su voluntad. No vacilará en el camino recto, sin importar las dificultades; en definitiva vivirá por fe.

La cita en el NT de Habacuc 2:4 que mejor refleja este concepto es Hebreos 10:38. El autor bíblico señala que los creyentes han mantenido su testimonio a pesar del sufrimiento (10:32–39) y nos presenta una lista de héroes para estimularnos a la constancia (11:1–12:2). 

Al enfocar la fe en Dios y la vida eterna, aun Pablo no deja de lado esta exigencia de una vida marcada continuamente por la fe. En Romanos 1:17 Pablo cita Habacuc 2:4 para hablar de la vida eterna, pero más adelante en esa misma epístola el Apóstol señala que esta nueva relación con Dios siempre debe encarnar la fidelidad (caps. 6–8). En otras palabras, la teología de la salvación no puede separarse de la santificación. El que cree en Dios para vida eterna, según el NT, debe manifestar una vida totalmente nueva (1 Cor. 6:9–11; 2 Cor. 5:17; Gál. 5:16–25; Ef. 4:1, 22–24).

En suma, Jehovah inicia su respuesta al segundo lamento de Habacuc en 2:2–6a. Lo exhorta a que haga que la visión sea accesible a todo el pueblo, aún más importante, anima a los justos a seguir una vida de fe. Tienen que confiar en sus planes soberanos y mantenerse fieles a sus preceptos. Aunque ahora la nación pasa penas y pasará por tiempos peores a causa de la invasión, deben estar seguros de que un día Babilonia será derrotada.

(2) Ayes contra Babilonia, Habacuc 2:6b-20
El v. 6 sirve de transición a esta segunda sección mayor. El v. 6a del cap. 2 menciona que los conquistados se lanzarán contra él con refranes y sarcasmos (burlas). La siguiente parte viene en forma de cinco “ayes”; de estos el primero empieza en Habacuc 2:6b. En heb. la palabra traducida como ay (hoy ) no siempre es asociada con lamentos. 

Más bien es una exclamación, como “¡oh!”. El tono de la exclamación depende del contexto literario en el cual se encuentra. Por ejemplo, se utiliza en lamentos como el de Jeremías 22:18. Para llamar la atención: Isaías 55:1; Zacarías 2:6, 7; o introducir un juicio como en Isaías 5:8–23, 10:5, 28:1; Amós 5:18, 6:1. Los términos de Habacuc 2:6a (refranes, sarcasmos) indican que, aunque los “ayes” de Habacuc 2:6b–20 anuncian los juicios que vendrán sobre Babilonia, tienen el propósito de poner en ridículo al burlador orgulloso.

Estos cinco “ayes” presentan dos enseñanzas teológicas importantes. Primera, cada una recalca que el juicio divino corresponde al pecado (la ley del talión). En este caso, el imperio de Babilonia pasaría por lo mismo que les había hecho a otros pueblos. Es la misma verdad que fue subrayada en Habacuc 1:5–11 en relación al castigo que recibiría Judá.

Esta sección también deja muy claro que Jehovah no soporta a ningún rival que aspire a la gloria que solo él merece. Los imperios buscan dominar a las naciones para satisfacer su propio egoísmo; en el futuro será el conocimiento de la gloria de Jehovah lo que llenará la tierra (Habacuc 2:14). Es necesario señalar que estas descripciones del imperio babilónico son muy generales: no se mencionan nombres, ni fechas, ni lugares geográficos. 

Este cuadro del imperio opresor es similar a los que aparecen en muchos pasajes relacionados con otras naciones en el AT. Los mismos crímenes y actitudes caracterizan a todo poder y sistema humano que se aparta de Dios (1 Sam. 8:10–18; Isa. 10:7–11, 36:1–20; Amós 1:3–2:8), es decir, a pesar de que en el contexto de esta obra profética Habacuc 2:6–20 se refiere a Babilonia en particular, su mensaje de juicio y humillación sigue vigente a través de toda la historia.

a. Juicio por la explotación, Habacuc 2:6b-8
Babilonia había acumulado sus riquezas por la extorsión. Trataba sin misericordia a los pueblos que por una u otra razón estaban endeudados con el imperio y no podían pagar (Habacuc 2:6b). Se compara esta acción con juntar las prendas empeñadas de los pobres (comp. Éxo. 22:25–27; Deut. 24:10–13; Neh. 5:1–13). Esta acumulación de bienes se había logrado por medio de mucha violencia (2:8; comp. 1:8, 9).

Los pueblos, así como Habacuc 1:2, claman ¿hasta cuándo? Y súbitamente (Habacuc 2:7; comp. “en vuestros días”, Habacuc 1:5), dice Jehová, los endeudados serán los acreedores de Babilonia. Los explotados entonces maltratarán a sus opresores de la misma manera que ellos fueron abusados.
Tesoro bíblico
Porque la tierra estará llena del conocimiento de la gloria de Jehovah, como las aguas cubren el mar (Habacuc 2:14).
b. Juicio por el saqueo, Habacuc 2:9-11
Estos versículos continúan la idea de la porción anterior. Se logró cierto grado de bienestar y seguridad (comp. Núm. 24:21, Abd. 3, 4) a expensas de las demás naciones. Su casa puede referirse literalmente al palacio del rey, pero también a la capital, a la dinastía, o aún al imperio entero. Aunque la última posibilidad tal vez sea la mejor a la luz del contexto, las diferentes opciones son inseparables. El imperio giraba alrededor de la magnífica ciudad de Babilonia y su suntuosa corte real. El anhelo era establecer un reinado intocable e indestructible, pero los oprimidos que trabajaron en el levantamiento del imperio (comp. Éxo. 2:23; Jue. 3:9) o las piedras mismas de los proyectos de construcción (comp. Luc. 19:40) clamarán en contra de Babilonia. Serán testigos para acusar al imperio en el día de juicio.

c. Juicio por el egoísmo, Habacuc 2:12-14
El v. 12 continúa el tema de establecer el imperio a costa del sufrimiento de otros pueblos. Otra vez surge la mención de la violencia como medio para lograr fines egoístas.

Los vv. 13 y 14 hacen un contraste entre estos planes crueles y los decretos soberanos de Jehovah. Por el juicio que envía Jehovah, todo lo que se había logrado se perderá (comp. Sal. 127:1, 2; Deut. 9:3; Isa. 66:15). Será Jehovah de los Ejércitos, el Dios guerrero (Éxo. 15:3), quien llevará a cabo la destrucción del imperio confiado. Tarde o temprano traería a otro imperio para destruir y reemplazar a Babilonia. En la historia, los medos y los persas fueron su instrumento de juicio. Conquistaron a Babilonia en el año 539 a. de J.C.

El propósito divino primordial para remover a Babilonia es que el mundo esté lleno del conocimiento de la gloria de Jehovah (Sal. 57:5, 11; 72:19) y no de la fama de un imperio perverso. 

Si se pensara en los términos más amplios de la teología antiguotestamentaria, se notaría que en Israel la gloria de Jehovah se asociaba en particular con el tabernáculo (Éxo. 40:34, 35) y el templo (1 Rey. 8:11). Por otro lado, en cierta forma la tierra ya está llena de su gloria (Sal. 19:1), porque es el Creador y Soberano quien se manifiesta a través de la historia y la naturaleza. 

Pero en el futuro todo el mundo y todos los pueblos lo reconocerán como único Rey y Dios. Será adorado por toda la humanidad y toda persona obedecerá su voluntad (Isa. 2:1–4). Reinará como Mesías sobre un reinado de justicia y paz que se extenderá por el globo entero (Sal. 2, 72; Isa 9:6, 7, 11:6–10, 32:1–8; Dan. 7:13, 14). A la luz del NT, sabemos que este Mesías es Jesús, quien cumplió las esperanzas de un rey davídico (Mat. 2:2, 27:37; Luc. 1:31–33, 68–71; 23:1–3). 

Fue proclamado Rey por su Padre en su bautismo (Mat. 3:17; comp. Sal. 2:7). Después de la resurrección y la ascensión se sentó en un trono celestial, desde el cual reina desde ya y otorga de su Santo Espíritu a los suyos (Hech. 2:33–39; Ef. 1:20–23, 4:7–13; Fil. 2:6–11). Vendrá otra vez como Rey de Reyes y Señor de Señores (Apoc. 19:16).

d. Juicio por la humillación, Habacuc 2:15-17
En varios pasajes los profetas anunciaron que Jehovah utilizaría a Babilonia, así como a Asiria en el siglo anterior, para llevar a cabo el juicio sobre las naciones. A través de las conquistas del imperio derramaría el furor de la copa de su ira (Isa. 51:17–22; Jer. 25:8–29, 51:7).

El v. 15 señala que Babilonia, al cumplir inconscientemente esta tarea, humilló a los pueblos, los dejó “desnudos”: les quitó su dignidad y su autoestima (comp. Isa. 47:1–3; Jer. 13:20–27; Eze. 16:35–41; Nah. 3:5). Esta figura se basa en la práctica de aquel entonces de llevar a los conquistados desnudos al cautiverio (2 Crón. 28:15; Isa. 20:3, 4).

Al igual que en los “ayes” anteriores, Babilonia recibirá lo merecido. Así como había dado a beber de la copa de la ira divina a otros, ahora Babilonia tomaría de esa copa. En vez de gloriarse de la vergüenza de otros, sería deshonrada en su derrota (Habacuc 2:16). Por última vez, Habacuc hace referencia a la violencia de Babilonia (Habacuc 2:17). El Líbano puede representar a Israel como nación (Deut. 1:7, 8; Jos. 1:4; 1 Rey. 9:19; Isa. 33:9; Eze. 17:3). 

No obstante, por la mención de fieras y la tierra, es más probable que se refiera al famoso bosque de esa zona (1 Rey. 4:33, 5:6, 7:2; Sal. 104:16). Posiblemente Nabucodonosor lo explotó para sus proyectos de construcción (comp. Isa. 37:24). La violación de Judá entonces será total: hombres, animales y la naturaleza sufrirán por la invasión. Pero la misma suerte caerá sobre Babilonia; también ella será devastada (Jer. 50:8–16, 39, 40; 51:25–29, 43).

En el v. 16 los Rollos MM y varias versiones antiguas proponen atúrdete (de la raíz rael) en vez de TM “muestra tu prepucio” (de la raíz arel; compare RVR-1960, Dios Habla Hoy). La RVA sigue este cambio que encaja bien con este contexto (comp. Sal. 60:3; Isa. 51:17, 22; Zac. 12:2). Sin embargo, TM también cuadra con el mensaje de esta sección. 

El v. 15 menciona la desnudez y la asocia con la vergüenza. La frase “muestra tu prepucio” también haría referencia a la desnudez y sería paralela. En este caso, la desgracia se relaciona con la incircuncisión, con no ser miembro del pueblo escogido por Dios. Además, el comentario que acompaña la traducción de los Rollos MM dice que el impío del cual habla el versículo no había circuncidado el prepucio de su corazón. Este dato muestra que el autor del comentario de Qumrán estaba consciente del TM y lo tomaba en cuenta.

e. Juicio por la idolatría, Habacuc 2:18-20
Se puede observar que la última parte del v. 8 es igual, palabra por palabra, a la del v. 17. Por medio de esta repetición el autor bíblico indica el comienzo y el fin de una sección. Esta manera de enmarcar los límites de un pasaje se llama “inclusio”. Los primeros cuatro “ayes” (Habacuc 2:6b–17) que se incluyen en esta estructura elaboran temas comunes: la violencia, la opresión y el juicio según la norma “ojo por ojo”. El enfoque de este quinto “ay”, que está afuera del inclusio, es distinto. 

Ahora Jehovah denuncia la idolatría de Babilonia. A la vez, se puede notar que, en contraste con los pasajes anteriores, la palabra ay no inicia la primera línea de esta sección (Habacuc 2:6, 9, 12, 15), sino que aparece hasta el segundo versículo (Habacuc 2:19). Este cambio es otra forma de llamar la atención a estos versículos. Es decir, tanto por la estructura como por el cambio de tema, Habacuc comunica a sus lectores que este último ay es diferente. Es el clímax de esta larga sección (Habacuc 2:6b–20).

Antes el profeta había mencionado la idolatría del imperio babilónico (Habacuc 1:11, 16). En Habacuc 2:18, 19 es Jehovah quien la señala, pero él la compara con su propia persona. Los ídolos son creación humana. No son confiables y carecen de poder, mientras que el Dios de Judá es el Soberano (comp. Habacuc 1:5; 2:3, 13). Jehovah habla a su profeta y se comunica con su pueblo, pero los dioses paganos son mudos (comp. Deut. 4:28; 1 Rey. 18:26–28; Isa. 44:9, 10).
Los cinco ayes
Habacuc 2:6–19
     1.     ¡Ay del que multiplica lo que no es suyo! (Habacuc 2:6) No respeta la propiedad de otro. No le da vergüenza robar.
     2.     ¡Ay del que codicia injusta ganancia para su casa, poniendo en alto su nido para escaparse de mano de la calamidad! (Habacuc 2:9) Codicia. Inmoralidad.
     3.     ¡Ay del que edifica la ciudad con sangre, y del que establece la aldea con iniquidad! (Habacuc 2:12) No tiene respeto por la vida. Edifica a costa de la vida de otros.
     4.     ¡Ay del que da de beber a su compañero del cáliz de su ira, y lo embriaga para mirar su desnudez! ( Habacuc 2:15). Las tragedias que traen las bebidas alcohólicas. Vidas, familias y naciones destruidas.
     5.     ¡Ay del que dice al palo: “¡Despiértate!” y a la piedra muda, “¡Levántate!” ¿Podrá él enseñar? He aquí que está cubierto de oro y de plata; no hay espíritu dentro de él. (Habacuc 2:19). Idolatría. La codicia es igual a la idolatría.
Con los cinco ayes, vemos la lista de cinco pecados. Por la práctica de estos pecados, la fibra de la sociedad está debilitada y destruida. El pecado está en contra de Dios, y está en contra de todo lo bueno. ¡Donde el pecado gobierna, la anarquía reina!
Tesoro bíblico
Pero Jehovah está en su santo templo: ¡Calle delante de él toda la tierra! (Habacuc 2:20.)
Mostrar que él era un Dios superior a las vanidades paganas tendría mucho peso en esa coyuntura histórica. En el Medio Oriente la creencia era que la derrota probaba que los invasores tenían dioses más poderosos (2 Rey. 18:28–35). Subrayar aquí que Dios es incomparable haría que Habacuc y los judíos confiaran en que Jehovah no solo podía decretar la invasión por Babilonia, sino también después eliminar a ese imperio. Así como Jehovah se burla del orgullo de Babilonia en los primeros “ayes”, en éste pone en ridículo a los dioses que supuestamente la sostienen, defienden y le otorgan sus victorias. Jehovah sí llevará a cabo sus planes, no obstante la devastación de su pueblo. La vara con la que Dios ejecuta su juicio divino (Habacuc 1:5–12) también será juzgada (Habacuc 2:6b–17).

El v. 20 es una conclusión abrupta a esta sección; Jehovah corta el diálogo con Habacuc. Frustrado por el silencio de Jehovah, él había clamado sin cesar a favor de su pueblo (Habacuc 1:2–4). El profeta había cuestionado el compromiso de Jehovah para con su pueblo y su santidad; no veía que Dios castigara la injusticia. Después no entendía por qué utilizaría un poder pagano para cumplir su juicio (Habacuc 1:12–14). Jehovah responde que él está presente en medio del pueblo en su santo templo. Nunca estuvo lejos, ahora verán la manifestación de su voluntad en poder.

El silencio es exigido delante de Dios. Después de la extensa revelación compartida a Habacuc y a la nación, ya no puede haber más acusaciones o señalamientos. Jehovah sí es justo y soberanamente lleva a cabo sus propósitos. Ante esta verdad, toda Judá debe callarse y temerle. Aún toda la tierra debe responder de igual manera, porque él controla el destino de las naciones y los imperios. Basta ya de palabras; Jehovah sale ahora para poner en marcha el juicio (Sof. 1:7; Zac. 2:13).
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