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sábado, 1 de noviembre de 2014

Meditaciones de Noviembre: ¿Eliges bien cuando decides?

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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Una mala elección     NOVIEMBRE 1
Pero el rey respondió al pueblo duramente, desechando el consejo que los ancianos le habían dado, y hablándoles conforme al consejo de los jóvenes, les dijo: «Mi padre agravó vuestro yugo, pero yo lo haré más pesado aún; mi padre os castigó con azotes, pero yo os castigaré con escorpiones». 1 Reyes 12.13–14
Una persona que asume responsabilidad en un puesto que nunca antes ha ocupado hace bien en buscar quien lo oriente. Este es prácticamente el único paso acertado que tomó Roboam cuando falleció su padre Salomón. Antes de tomar la decisión sobre qué camino recorrer buscó el consejo de los que estaban cerca. Los ancianos, que conocían los excesos de Salomón, recomendaban un camino de mayor compasión y bondad. Los jóvenes, quizás inflados por el mero hecho de haber sido consultados, recomendaron «mano dura».
Estas dos posturas ilustran bien la diferencia que distancia a una generación de otra. Los jóvenes, que están en la etapa de los sueños y el idealismo propio de los inocentes, frecuentemente creen poder descubrir un camino que nadie ha recorrido. Desprecian la experiencia de otros porque creen que su propuesta, tal como ellos la presentan, nunca ha sido intentada. Creen en los imposibles: un mundo de paz, una tierra sin contaminación y una sociedad gobernada por el amor. Todas las propuestas padecen del mismo mal: no han sido probadas en el crisol de la vida y por lo tanto no pasan de ser simples sueños.
Por otro lado están los ancianos, los que han transitado una buena porción del camino que le toca recorrer a cada ser humano. La vida los ha golpeado. Han sufrido una interminable sucesión de contratiempos, obstáculos, infortunios e injusticias. Se han visto obligados a aceptar que la vida no resultó tan sencilla ni tan maleable como esperaban. Han sido expuestos a suficiente cantidad de situaciones como para opinar con cierto grado de inteligencia, sin ser expertos ni haber estudiado con cuidado las particularidades de cada caso.
En el pasaje de hoy, los ancianos recomendaban un camino que no tenía nada de revolucionario, ni extraordinario. Era el camino de la mansedumbre, la consideración y la sencillez. El camino de los jóvenes parecía mucho más atrevido y garantizaba, a corto plazo, resultados impresionantes. Desafortunadamente, Roboam escogió este segundo camino. El resultado fue que dañó irreparablemente las relaciones con las tribus del norte. El descontento eventualmente produciría una infranqueable división en la nación de Israel.
Vivimos en una época donde la persona de trayectoria es tratada cada día con mayor desprecio. Los mayores y los ancianos son contemplados con lástima, más que con respeto. Su opinión es considerada «pasada de moda». La Palabra, no obstante, nos anima a atesorar el camino recorrido por los mayores, a ofrecerles el respeto que merecen por haber transitado mayor distancia que nosotros en la vida. Esto no quiere decir que estamos obligados a hacer lo que ellos recomiendan. Pero la persona sabia escuchará con cuidado lo que tienen que decir: seguramente su perspectiva enriquecerá la nuestra y, en ocasiones, nos salvará de cometer errores innecesarios.
Para pensar:
¿Qué lugar ocupan los mayores en su congregación? ¿Qué clase de diálogo existe con ellos? ¿De qué manera se les honra?

Las lenguas son como los seres vivos: nacen, crecen (cambian), se multiplican y mueren

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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Pistas para descubrir el verdadero sentido de las Escrituras
Las lenguas, su origen y su incidencia en el sentido
La evolución de las lenguas. Las lenguas son como los seres vivos: nacen, crecen (cambian), se multiplican y mueren. Mientras existen, están en continua evolución; se transforman con los tiempos y las culturas que las utilizan para transmitir sus ideas, valores y realidades. Se modifican, pues, continuamente, y en algunos casos sus cambios son tan radicales que dan origen a nuevas lenguas o dialectos, y desaparecen convirtiéndose en lenguas muertas. Tal es el caso del griego y hebreo bíblicos, que hoy ya no se hablan, y del latín, que dio origen a las que llamamos lenguas romances (de Roma, a saber: francés, español, portugués, italiano, rumano), antes de desaparecer como lengua viva. El latín hoy se utiliza solo en los documentos y ritos de la iglesia católica romana. Estos hechos nos hacen pensar que las lenguas son, en efecto, acumulaciones de palabras y frases que un conglomerado humano o comunidad de personas utiliza para comunicar sus pensamientos y sentimientos. Las lenguas nacen del medio ambiente social y cultural, y se concretizan a través de las palabras como expresión de los pensamientos y vivencias de la gente que constituye esos grupos y culturas.
W.D. Whitney afirma que:
Las lenguas no tienen existencia fuera de las mentes y las bocas de quienes las usan. Están formadas de signos separados y articulados, cada uno de los cuales representa, por asociación mental, una idea. Estos signos se han elegido en forma espontánea y arbitraria, y su contenido o valor representativo depende de la aceptación y acuerdo entre los hablantes y oyentes de la lengua que forman.1
Entonces, para entender la lengua de un hablante cualquiera, debemos primero conocer el significado que él mismo le da a las palabras que usa. Como hemos dicho, este sentido o significado puede cambiar; por eso es importante que el intérprete de una lengua conozca el significado inicial o primitivo de las palabras, y el significado que han adquirido con el tiempo y el uso.
Las palabras y su significado primario
Significado primario o etimológico. El sentido o significado primitivo de las palabras es el que llamamos «etimológico», y lo hallamos regresando a la lengua materna u originaria. Por ejemplo, en español debemos ir al latín, al griego o al árabe, que son las lenguas que dieron origen al español. La palabra «teléfono» sabemos que viene de dos palabras en griego: telle (distancia) y fonos (sonido), «comunicación a la distancia»; «fumigar» (del latín fumus: humo y gare: esparcir, regar), «desinfectar algo a través de humo o gases esparcidos». El nombre de mi esposa, Atha-la, me dicen que proviene de dos términos árabes: At (regalo) y Alá (Dios), «regalo de Dios». El sentido primitivo o primario de las palabras es, pues, el que llamamos «sentido etimológico», es decir, sentido de origen. El sentido primario nos remonta a los orígenes del idioma y es muy útil para conocer la historia de las palabras y sus significados. Nos dice además el porqué de ese significado; es importante para estudiar la filosofía y la historia de la lengua. Muchos de los conceptos que manejamos en nuestras doctrinas y enseñanzas se comprenden mejor cuando desmenuzamos los términos y palabras que utilizamos para representarlos. Tomemos, por ejemplo, la palabra griega ekklesía, muy frecuente en el Nuevo Testamento, que ordinariamente traducimos como «iglesia», compuesta de dos palabras: ék (fuera de) y kalein (llamar o convocar). Inicialmente se usó para indicar la asamblea de ciudadanos convocados para tratar negocios de interés público. La preposición ék indicaba que era un grupo selecto de ciudadanos conocedores de sus derechos e interesados en el bienestar de sus conciudadanos; no de masas de gente sin ninguna conexión o propósito o multitudes anónimas incapaces de deliberar con libertad y juicio. El término kaleín indica que la asamblea fue convocada legalmente para deliberar con plenos poderes legales, tal como se expresará después en relación con la iglesia cristiana en Hechos 19:39: «Si tienen alguna otra demanda, que se resuelva en legítima asamblea». Esta palabra se hizo común para designar la comunidad de creyentes venidos del judaísmo y del mundo gentil. Todo el poder significativo de ék y kaleín se conservó. El viejo concepto de la asamblea griega ekklesía vino a significar ahora la iglesia de Dios o del Señor, «comprada con su sangre» (Hechos 20:28); la congregación de los que han sido «llamados a ser santos» (Romanos 1:7) y «como linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios» llamados «de las tinieblas a la luz » (1 Pedro 2:9).
Cambios de significado en el uso de términos o palabras
La filología y sus ciencias auxiliares nos ayudan a descubrir interesantes desarrollos de una palabra en varias lenguas, que toman diferentes formas y usos. Por ejemplo, a las palabras hebreas ab (padre) y ben (hijo) se les puede seguir el rastro en todas las lenguas semitas y mantienen el mismo significado en todas ellas. La palabra griega para «corazón», kardía, aprece también en sánscrito, hrid; en latín, cor; en italiano, cuore; en español, corazón; en portugués, coraçao; en francés, coeur; y en inglés core. Sin embargo, algunaspalabras cambian de significado cuando pasan de una lengua a otra. De modo que el significado de la misma palabra, por ejemplo, en siríaco o árabe, no es el mismo que tiene en hebreo aunque las tres lenguas son semitas. Es el caso delverbo hebreo Yatsab, «estar firme, permanecer de pie»2, que conserva el mismo significado en árabe y etiope de «erigir una columna o establecer algo»; en caldeo, «levantarse»; pero en siríaco esta palabra se usa para significar la acción del bautismo. Algunos dicen que es porque el candidato debe permanecer en pie mientras le echan el agua; otros interpretan que la razón es porque el bautismo confirma y establece a la persona en la fe. Otros verbos hebreos para expresar esta misma idea son amad (Salmo 1:1) y qum (Salmo 1:5). El hecho concreto es que una misma palabra puede tener varios significados en diversas lenguas y se debe tener mucho cuidado en el uso de las etimologías.3
Los apaxlegómena. Estas son palabras que aparecen solo una vez en la Biblia y cuyo origen prácticamente se ha perdido. Para el Nuevo Testamento no es difícil trazar el rastro de estas palabras debido a la abundante literatura griega que poseemos. En hebreo es más difícil porque la lengua hebrea estuvo limitada a un país muy pequeño e insignificante en la geografía del Oriente, y no son muchos los documentos en hebreo que poseemos fuera de las Sagradas Escrituras. Un ejemplo de apaxlegomenon lo tenemos en el término sulam (Génesis 28:12), que no aparece en ninguna otra parte en hebreo. Hay que buscarle sinónimos o términos parecidos en otras lenguas, como por ejemplo, la palabra árabe sullum, que significa escalas o escalera. En efecto, se trata de la escalera que Jacob vio en su sueño, que se extendía de la tierra al cielo.4
En el Nuevo Testamento podemos dar muchos ejemplos como epioúsion, que se usa en el Padre Nuestro (Mateo 6:11; Lucas 11:3). Esta palabra no se usa en ningún escrito de la literatura griega excepto solamente aquí en la Biblia. Podría venir de épi y lévai; o ser un participio del verbo epeimi: ir hacia o acercarse, lo que nos daría el significado de «danos nuestro pan venidero», el pan de mañana. Etimológicamente parece correcto, pero no se compadece con la expresión sémeron: «este día», que tenemos en el mismo versículo, y hasta cierto punto contradice las enseñanzas de Jesús en el versículo 34 del mismo capítulo 6 de Mateo. Por eso otros proponen un origen diferente para esta palabra: épi y oúsia, que tiene que ver con la existencia diaria o subsistencia, y significa «aquello que es necesario»: «nuestro pan esencial».5
Demos un último ejemplo de palabras muy difíciles (apaxlegomena): pistikós, que se usa solo en Marcos 14:3 y Juan 12:3. Describe el perfume de nardós (nardo) con que María ungió los pies del Señor. Encontramos esta palabra en manuscritos de Platón, Gorgias y Aristóteles, escritores griegos del siglo V a.C. Se han ensayado innumerables teorías para explicar la palabra pistikós aplicada a «nardo», que es un licor, que significa el lugar de origen del perfume, etc. La más aceptable parece traducir pistikós como fiel, genuino, puro. Es decir, se trataba de «nardo genuino», «nardo puro», como lo traduce la NVI.
Formas diversas del sentido literal
El sentido literal: es el que se expresa directamente por las letras, palabras o expresiones concretas del lenguaje, tal como lo entiende y usa el autor. Responde a la pregunta: ¿qué es lo que el autor o escritor nos quiere decir con estos términos o palabras?
Al sentido literal se le dan diferentes nombres según sus características:
Sentido literal histórico: es el que quiso darle el autor en el momento de escribir, de acuerdo con el uso y sentido que las palabras tenían en ese entonces. Como hemos visto, el lenguaje cambia y evoluciona, y es bien posible que el mismo sentido literal de una palabra o expresión cambie. Por eso, para entender el sentido que un autor quiso darle a sus escritos, debemos conocer el momento y medio históricos cuando escribió y el sentido o significado que las palabras tenían en ese entonces.6 El evangelista Lucas, al igual que otros autores del Antiguo y Nuevo Testamentos, usan, por ejemplo, la expresión ándra oú gnoskó (conocer varón) en uno de los sentidos que se le daba en su tiempo, siguiendo la tradición y uso semita, de «tener relaciones sexuales». Las versiones modernas deben ajustar este sentido literal histórico al sentido actual, cuando el verbo «conocer» ya no se usa para lo que María quiso decirle al ángel en Lucas 1:34. La NVI traduce: «¿Cómo podrá suceder esto, … puesto que soy virgen?»
Sentido literal obvio. Se le llama así porque es el sentido más inmediato y obvio que se desprende de las palabras usadas por el autor. Es lo que a primera vista y en primer lugar dice el texto.7 Algunos piensan que el sentido literal puede expresarse no solo de modo explícito, sino también implícito. Es decir, se puede deducir de las palabras del autor. Por ejemplo, la preexistencia de Dios y de Cristo están implícitamente incluidas en la expresión: «En el principio», que aparecen en Génesis 1:1 y Juan 1:1.
Sentido literal lógico y gramatical. Se le llama así al sentido literal porque es la forma regular que se utiliza para establecerlo. Son las leyes gramaticales y lógicas las que nos ayudan a señalar este sentido, ya que el sentido literal es el que natural y primariamente tienen las palabras, según las reglas de la lógica y la gramática.8 Por ejemplo: la palabra «perro» la encontramos muchas veces en las Escrituras; la mayoría de las veces con el sentido literal del animal de cuatro patas que todos conocemos: Éxodo 11:7; 22:31; Mateo 15:26; Lucas 16:21. Pero en otros casos «perro» se usa en sentido figurado: 2 Samuel 16:9; Filipenses 3:2; Apocalipsis 22:15. Abundaremos más en el estudio del sentido literal en el capítulo especial que le dedicaremos más adelante en este libro. Si hemos presentado estas primeras nociones y ejemplos de dos de los sentidos básicos bíblicos es para mostrar la importancia del estudio semántico y lingüístico de los términos, que nos ayudan a descubrir el sentido exacto de las palabras. Queda así mismo evidente la importancia de la ciencia de la hermenéutica, de la cual forma parte precisamente el estudio de los diversos sentidos. Por eso es pertinente estudiar un poco las tareas y fines de la hermenéutica bíblica.
Tareas y fines de la hermenéutica bíblica
La hermenéutica posee unos fines y desempeña una tarea muy específica en el estudio de las Escrituras. Vamos a señalar tres de las más importantes:
1. La interpretación histórica. Las raíces de la fe cristiana y bíblica radican en la Biblia. Si queremos conocer el origen del pueblo hebreo, debemos acudir al Antiguo Testamento; lo mismo debemos hacer si queremos llegar a los orígenes históricos del cristianismo: debemos estudiar el Nuevo Testamento. La hermenéutica tiene una función histórica que nos ayuda a descifrar el origen del judaísmo y del cristianismo, sus bases y su origen. Es como descubrir la partida de nacimiento de la religión judeo-cristiana. En buena parte estas dos confesiones son una «religión del libro». Esto es válido para todas las ramas de la confesión cristiana, pero de manera especial para la rama evangélica reformada y protestante. En la raíz misma de la religión cristiana están los escritos de sus fundadores, que fueron los que dieron origen al Nuevo Testamento. Estos, después de ser aceptados por la iglesia primitiva, adquirieron un carácter canónico, es decir, un valor normativo para todos los adeptos de la religión cristiana en todo el mundo y en todos los tiempos. El Nuevo Testamento se unió al Antiguo, que había sido previamente aceptado por los judíos, incluyendo a Jesucristo y sus apóstoles, como parte de la verdad revelada.
Ahora bien, se da en las Sagradas Escrituras una circunstancia especial que guarda relación con el tiempo de su origen. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento proceden de un ambiente cultural y lingüístico que pertenece a tiempos lejanos que hoy ha llegado a ser extraño para nosotros. El Antiguo Testamento nació de la mentalidad y lenguaje semíticos del Antiguo Oriente; el Nuevo Testamento nació del ambiente helenístico que prevalecía en todo el Imperio Romano cuya lengua y cultura fueron en un principio y por muchos años, aún después de la conquista romana, la lengua y la cultura griegas. De hecho, el Nuevo Testamento fue escrito en griego. Pero las cosas se complican cuando sabemos que la mayoría de los autores del Nuevo Testamento pertenecieron, en su modo de pensar y vivir, al mundo semítico-judío. Surge aquí un problema hermenéutico que hoy en día es muy discutido: En qué medida influye la ascendencia semítica del autor en su obra escrita en griego? Piensa en una forma semítica o griega occidental?
Veámoslo en un ejemplo concreto: el Evangelio de Juan, que comienza con la frase: «En el principio ya existía el Verbo» (én arké én ó lógos). El buen exegeta se pregunta de inmediato: en qué sentido quiere el autor que se entienda la palabra logos? Para el pensamiento filosófico estoico griego, logos representa a la razón del universo, la que rige y domina el mundo y todos los seres. Es este el sentido que quiere darle el evangelista Juan cuando usa este término al principio de su Evangelio? O está identificando más bien «la Palabra» divina como fuerza creadora, tal como se define en el primer capítulo del Génesis cuando dice repetidamente: «Y dijo Dios» y apareció la luz, la vida, los animales y el hombre? Podría haber una tercera significación o sentido: el concepto de la antigua mitología según el cual el Logos era un ser parecido a Dios, un ser intermedio entre Dios y el mundo, una especie de «segundo dios». Por otra parte, si vamos a los diccionarios, encontraremos una rica variedad de acepciones de la palabra logos: palabra, revelación, sentencia, afirmación, debate, orden, noticia, narración, evaluación, motivo, movimiento, expresión oral, lenguaje, discurso, proposición, rumor, discurso, definición, máxima, proverbio y muchos sentidos más.9 Este solo ejemplo nos muestra cómo el exegeta debe hacer un esfuerzo amplio y profundo de investigación para desentrañar el auténtico significado de las palabras del texto. Para ello necesita del estudio de diferentes disciplinas bíblicas, desde la filología y la lingüística hasta la historia, la antropología y la filosofía de la religión. Todo esto está implicado en la clarificación del significado que Juan quiso darle a la palabra logos en su Evangelio. Gracias a Dios que los expertos en todas estas disciplinas vienen trabajando con el texto bíblico por muchos siglos desde el momento mismo en que se produjo, y nos han legado los resultados de sus estudios e investigaciones en manuales, textos y escritos que hoy podemos usar para desentrañar el verdadero sentido del texto. Por esa razón es indispensable valernos de estos instrumentos en nuestro estudio de investigación: utilizar sin prejuicios todos los medios que están a nuestra disposición, tales como: léxicos, concordancias, gramáticas, diccionarios y comentarios de buenos autores bíblicos.
2. La Interpretación existencial. Esta interpretación tiene que ver con la situación del lector o receptor del mensaje bíblico frente al texto o mensaje de las Escrituras, qué posición adopta frente al mismo y las verdades y misterios que transmite la Biblia. Un ejemplo nos ayudará a entender mejor el significado de esta segunda función hermenéutica: una persona va a entenderse a sí misma de manera muy diferente si acepta y cree en la «eternidad» o en «otro mundo» diferente al presente. La idea que un ateo materialista tiene de sí mismo es distinta de la que tiene el creyente que acepta como cierta la existencia de un Dios eterno y de otra vida y otro mundo después de la muerte. Y esta posición tiene consecuencias significativas sobre la manera de vivir el presente y sobre las decisiones más íntimas e individuales de cada persona.
Quienes aceptamos la Biblia sostenemos que esta nos ayuda a todos a comprendernos a nosotros mismos, a tener una idea más clara y segura de nuestra propia identidad y de las realidades temporales y eternas que rodean nuestra vida. Y esta es una de las tareas que debe cumplir la hermenéutica bíblica moderna. Es lo que podemos llamar «interpretación existencial de las Sagradas Escrituras». La frase del Evangelio de Juan: «el Verbo se hizo carne» debe llevarnos no solo a reflexionar ante la realidad de un Dios encarnado, sino a comprender mejor nuestra propia realidad humana en la que se encarna el mismo Hijo de Dios, y a pensar seriamente en las posibilidades que este hecho crea: las de mejorar la imagen y la realidad de nuestra propia humanidad. La encarnación de Cristo nos abre la posibilidad, como lo dice el mismo Juan, de llegar a ser nosotros mismos «hijos de Dios» (Juan 1:12). Esta segunda tarea de la hermenéutica de «interpretación existencial» de la Palabra puede definirse sencillamente como la de «hallar la relación que la Palabra de Dios tiene con la existencia concreta del hombre y la mujer». Es casi lo que los viejos manuales de exégesis llaman la «aplicación del texto» y su mensaje a la realidad cotidiana. ¿Qué luz arroja sobre mi existencia este pasaje o texto? El teólogo G. Ebeling afirma: «El principio hermenéutico es el hombre como conciencia».10 Mediante el encuentro con la Palabra de Dios, la comprensión de sí mismo que hasta ahora tenía el hombre es confusa y desorientada. Esta comprensión es sometida a una aclaración crítica, y el resultado puede y debe ser una verdadera comprensión de sí mismo delante de Dios. El objetivo de la interpretación existencial de las Sagradas Escrituras es que prosiga mejor este proceso para purificar la comprensión de sí mismo. Ahora podemos comprender que las dificultades que hoy tenemos para comprender el texto nacen no solo de sus orígenes históricos y lingüísticos, sino de la poca o nula relación que el hombre contemporáneo tiene con el mensaje bíblico. Lo cierto es que la interpretación de las Sagradas Escrituras es un proceso recíproco: yo interpreto el texto, pero el texto me interpreta a mí. Y este es precisamente el objeto de la interpretación existencial: el texto me deja ver que su mensaje me atañe a mí, me interroga, me hace reflexionar sobre mi ser y mi vida, mi proceder y pensar, y sobre mi propia realidad existencial. Es así como me coloco bajo la Palabra de Dios, y puedo experimentar cómo esta Palabra, de una manera misteriosa, puede iluminar mi vida, enderezar mi existencia, curar mis males íntimos, juzgar mi proceder y afectar lo más íntimo de mi ser: mi corazón y mis sentimientos, mi pensamiento y mis emociones. «Uno que no cree o no entiende se sentirá reprendido y juzgado por la voz profética de la Palabra, y los secretos de su corazón quedarán al descubierto. Así que se postrará ante Dios y lo adorará, exclamando: «¡Realmente Dios está entre ustedes!» (1 Corintios 14:24–25).
3. Interpretación histórico-kerigmática. La interpretación existencial de la Biblia es una necesidad de este tiempo, pero no es la única. Si la Palabra de Dios ha de poder cumplir su función curativa y restauradora, debemos pensar en lo que los expertos llaman la «interpretación histórico-kerigmática» de la Palabra, que es la que conduce al encuentro con el misterio divino de la salvación. Kerigma es el resumen del mensaje de salvación que encontramos en multitud de pasajes de la Biblia. Volvamos al texto de Juan 1:14: «Y el verbo se hizo hombre»; a continuación se añade: «y habitó entre nosotros». ¿Qué significa esta afirmación? Nos anuncia la presencia del Verbo divino encarnado entre los hombres en la persona de Jesucristo. Aquí el hermeneuta está ante una doble tarea: ha de mostrar que se trata del cumplimiento de una promesa del Antiguo Testamento (interpretación histórica: lo que nos dice el texto de la historia de la salvación); pero al mismo tiempo debe captar y trasmitir el mensaje kerigmático del texto: el misterio de la salvación que el texto quiere comunicar al lector. La razón de ser de la encarnación es procurar la salvación del hombre. Dios se ha puesto en Jesús al alcance del hombre. Jesús es ahora para el hombre muchas cosas que representan y realizan su misión salvadora: es pan de vida (Juan 6); es agua viva, que apaga la sed de salvación (4:14; 7:37–38); es el tronco vital que sostiene las ramas (15:1–6) etc., etc.11
Conclusiones y observaciones generales
De todo lo estudiado hasta aquí podemos colegir varias cosas: una de ellas es que extraer todo el sentido del texto es una tarea difícil que exige estudio y perseverancia y no debe tomarse a la ligera. Otras razones se explican a continuación.
El sentido literal y los sentidos supraliterales
Determinar el sentido de un escrito es tanto como determinar lo que pensaba su autor cuando lo escribió. Sin embargo, la Palabra escrita asume a veces su vida propia adquiriendo una carga significativa que el autor no intentó darle. Al llegar al lector, después de muchos años, este descubre otros significados. De ahí que la moderna crítica literaria, sin abandonar la búsqueda de lo que el autor original quiso decir con su escrito, le dé importancia a lo que, de hecho, el escrito comunica al lector individual de hoy en día. Sin embargo, esto no elimina la posibilidad de que el principal cometido de la interpretación se centre en hallar el sentido que el autor original intentó transmitir.12
¿Qué significa el sentido que el autor intentó transmitir?
En la Biblia, descubrir el sentido intentado originalmente por el autor resulta a veces muy complicado por varias razones. En primer lugar, como ocurre con muchos otros libros antiguos, la época del autor, sus modos de expresión y su mentalidad distan mucho de ser los nuestros. El mismo concepto de«autor» significa algo diferente ahora de lo que significó en la antigüedad. En lo que se refiere a los libros bíblicos, podemos contar por lo menos cinco relaciones diferentes con la persona a cuyo nombre va unido un libro o escrito. Por eso cuando hablamos del «sentido de lo que el autor intentó transmitir», debemos delimitar la extensión de este concepto. Esto tiene que ver con la llamada «pseudonimia», que consiste en atribuir a uno o varios autores el contenido de un escrito por diferentes razones, como vamos a explicar a continuación.
Diferentes niveles de autoría de libros de la Biblia
Podemos diferenciar por lo menos cinco niveles distintos en la atribución de un libro o escrito bíblico a un determinado autor o autores.
Primero: Se consideraba autor, como hoy también ocurre, a la persona que había escrito de su puño y letra la obra. Algunos autores bíblicos afirman esta clase de autoría cuando se identifican como los redactores inmediatos del libro. Es el caso de Lucas, quien se identifica como autor directo de su Evangelio (Lucas 1:3) y del libro de los Hechos (Hechos 1:1).
Segundo: Se consideraba autor a quien dictaba el contenido de un escrito o libro a un amanuense, quien copiaba al pie de la letra el dictado. Ciertamente no era la forma más adecuada y funcional por lo difícil y pesada que resultaba ser para quien dictaba y para quien copiaba. Sabemos, sin embargo, que algunos autores bíblicos la utilizaron. Podemos mencionar a Jeremías, quien usó a su secretario Baruc como amanuense a quien dictaba su profecía (Jeremías 36:1–6); Pablo también dictó parte de sus cartas. Estos dos niveles de autoría siguen siendo admisibles y legítimos hoy en día.
Tercero: Algunos libros revelan las ideas de una persona a quien se identifica como el autor, aunque estas ideas hubieran sido recogidas por alguien más, encargado de ponerlas por escrito. Muy posiblemente es el caso de la carta de Santiago, escrita en un perfecto griego literario difícil de entender si provenía directamente de un sencillo campesino galileo cuya lengua materna era el arameo. La moderna exégesis y hermenéutica resuelven el problema afirmando que muy probablemente un copista o amanuense, en este caso más bien redactor o editor cercano al apóstol Santiago, recogió las ideas y el mensaje de este y las presentó con su nombre.
Cuarto: Se consideraba autor de un libro a quien proporcionaba el cuerpo de enseñanza o doctrina y las ideas fundamentales del escrito, aunque fueran sus discípulos o seguidores los que compilaran esas ideas y le dieran redacción final. Era requisito indispensable que el contenido del escrito respondiera fielmente a las ideas, términos y espíritu del autor. Este era reconocido como tal inclusive en los casos en que su obra hubiera aparecido en público un tiempo después de su muerte. Algunas partes de Isaías y Jeremías, así como también partes del Evangelio y las cartas de Juan, podrían caer en esta categoría. Lo cierto es que alrededor de los profetas y de algunos apóstoles y maestros como Juan y Pablo, se creó una corona de seguidores y discípulos que atesoraron sus enseñanzas y cuidaron de que se transmitieran a la posteridad. Estas son las que llamamos «escuela paulina o juanina», grupos de seguidores y discípulos que bien pudieron ser los responsables de complementar al menos parte de las cartas de Pablo y de los escritos de Juan.
Quinto: De una manera muy amplia se consideraba autor a un personaje famoso a quien se le atribuía un cuerpo de doctrina o enseñanza, o un género específico de literatura, como es el caso de Moisés, a quien se atribuye la autoría del Pentateuco, aunque sabemos que era física y cronológicamente imposible que Moisés mismo hubiera redactado los cinco primeros libros de la Biblia, ya que estos tardaron varios siglos para componerse en su totalidad, y en ellos se habla inclusive de la muerte de Moisés. Pero Moisés fue el gran jefe, legislador y representante de la Ley (Toráh) y, como tal, se le atribuye esta, como si él fuera su autor. Es el mismo caso de David, reconocido como el gran cantor, poeta y salmista, autor del Salterio, aunque sabemos que muchos de los Salmos fueron escritos por varios autores. En el mismo sentido se le atribuye a Salomón toda la literatura sapiencial.13
El sentido original y el largo período de redacción de los libros
Es un hecho que los diferentes libros de la Biblia se redactaron en un período largo de tiempo. Este hecho complica la tarea de determinar el sentido real que el autor intentó dar, especialmente si descubrimos que no una sino varias mentes humanas intervinieron en su composición. Las llamadas «variantes» deben también tenerse en cuenta: cambios introducidos por escribas y copistas al reproducirlos o al traducirlos. Es aquí donde funciona la crítica textual, como una disciplina y técnica que nos permite hoy acercarnos al texto original más depurado posible, comparando los miles de manuscritos que poseemos de las Escrituras. Un ejemplo interesante es el del libro de Isaías, cuya composición duró no menos de doscientos años, según los expertos. No solo se agregaron partes al Isaías original, sino que se introdujeron cambios al punto que muchos identifican no dos, sino tres Isaías. Los últimos capítulos de Amós son adiciones al Amós original. Este es un libro bastante pesimista en general, en contraste con su final, que introduce una tónica de optimismo. En estos casos se debe identificar no solo el sentido original, sino el que adquirió el escrito después de las modificaciones o cambios sufridos.
El Autor divino y el autor humano de la Biblia
Este es el factor más complicado en la interpretación de las Escrituras. Cada palabra y versículo de la Biblia es fruto de un autor humano, que presta su mente y su lenguaje para la transmisión del Autor final y definitivo del texto sagrado: Dios. Como afirma el Concilio Vaticano II en su declaración Providentissimus Deus, y que otros cristianos de varias denominaciones podemos suscribir: Dios movió de tal manera a los autores humanos a escribir, y los asistió mientras escribían, que expresaron fielmente las cosas que él dispuso.14 Nos hallamos, pues, ante un doble desafío: ¿qué intentó comunicarnos el autor divino y qué tan fiel a este pensamiento e intención divinos fue el autor humano? El estudio de los diversos sentidos de las Escrituras que vienen a continuación nos ayudará a dilucidar muchas de estas cuestiones y problemas.
 
1 W. D. Withney, Language and the Study of Language. Grand Rapids: Zondervan Publishing House, 1990. p.394
2 La NVI lo traduce como “mantener sus posiciones”, en el pasaje de Éxodo 14:13, cuando Moisés habló a los israelitas llenos de pavor ante el asedio de los egipcios: “No tengan miedo. Mantengan sus posiciones, que hoy mismo serán testigos de la salvación.”
3 Para mayor información sobre este y otros puntos relacionados, véase: Kevin J. Vanhooser, The Semantics of Biblical Literature: Truth and Scripture’s Diverse Literary Forms, chapter two in D.A Carson and John D. Woodbridge, Editors, Hermeneutics, Authority and Canon, Grand Rapids: Zondervan Publishing House, 1986. pp. 50–104.
4 E. A. Speiser E.A. T. 1, Genesis. The Anchor Bible, Garden City, New York: Doubleday & Company, 1987. pp. 216–20, and Gordon Wenham,Genesis 16–50, Word Biblical Commentary, Vol. 2, Dallas: Word Books,Publisher, 1994. pp. 217–22.
5 Joseph Fitzmyer, The Gospel According to Luke (X–XXIV), The Anchor Bible, Vol. 28A, New York: Doubleday & Company, 1964. p. 905.
6 Juan Daniel Petrino. Dios nos habla. Lima: Editorial Claretiana, 1993. p.194
7 Ibid
8 Ibid
9 Véase Sebastián Amador, Diccionario griego español. Barcelona: Editorial Sopena, 1984. p.459.
10 G. Wort und Glaube Ebeling, Gesammente Aufsaize, Tubinga, 1962. p. 348
11 Wilfred Joest, Franz Mussner y otros, La interpretación de la Biblia. Barcelona: Editorial Herder, 1970. pp. 16–18
12 Raymond Brown, Joseph Fitzmyer y Roland E. Murphy, Comentario bíblico “San Jerónimo”, Vol. V. Madrid: Editorial Cristiandad, 1986. p. 281
13 Raymond Brown, Op.cit. Vol. V, p. 92.
14 Providentissimus Deus, 72:17.
 

viernes, 31 de octubre de 2014

Los >Jóvenes: Un filón que trabajar

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información
Ideas para clases y lecciones con objetos
Los objetos pueden ayudarnos a simbolizar con más claridad un principio de la palabra de Dios. La iglesia ha usado este recurso para enseñar a los niños, pero muy poco para comunicarse con adultos o en nuestro caso con jóvenes. Los beneficios más evidentes de este recurso son que el objeto hace la clase más clara, además de memorable.
IDEA #97
Con un kiwi y varias otras frutas puedes enseñar acerca de la belleza interior. Pasa las frutas una a una y pregúntale al grupo cuál les parece la más linda y cuál es la más fea. Pasa al final el kiwi para que todos lo toquen y huelan; luego córtalo en rebanadas para que comprueben el dulce sabor de su interior. Como con el kiwi, muchas veces lo que vemos en el exterior no refleja específicamente el interior. Propone en la semana conocer interiormente a una persona que hayan estado esquivando en la escuela, el barrio o la iglesia por verse diferente. 1 Samuel 16:6–7, Santiago 2:1–9.
IDEA #98
Utiliza diferentes tipos de protectores solares, y si puedes conseguir fotos de los diferentes tipos de cáncer de piel, mejor para la siguiente lección. En nuestra sociedad tener un buen bronceado es señal de salud, de pasárselo bien, de glamour y dinero. Aunque recibimos miles de advertencias acerca del mal que pueden provocar largas exposiciones al sol, seguimos envidiando a aquellos que están bronceados, y nos cuesta aceptar que los rayos ultravioletas causen muchos males como resequedad de la piel, arrugas y hasta la muerte. Por eso se han creado tantas marcas de protectores solares y diferentes tipos de niveles de protección. De la misma manera se podría afirmar que habiendo pasado tanto tiempo expuestos al pecado, el resultado sería una memoria arrugada, un corazón lleno de parches, manchas de culpabilidad y finalmente la muerte. Pero Dios nos ha dado la protección perfecta, basada en la larga exposición bajo la presencia del Hijo. Su protección es el secreto de la belleza que corre por debajo de nuestra piel y limpia las manchas negras de nuestro corazón humano. Efesios 5:8–14, 1 Juan 1:7–9. También 1 Corintios 10:13, 2 Corintios 4:4–17, Mateo 4:16; 6:13.
IDEA #99
Para la siguiente actividad necesitarás Alka-seltzer o cualquier otro efervescente, dos litros de 7-Up, cuatro vasos limpios y cuatro bolsas de basura (sin basura). Pídele a cuatro alumnos que se presten como voluntarios, y colócalos al frente con el producto efervescente en una mano y un vaso con 7-Up en la otra. Pon a alguien delante de ellos con la bolsa de basura porque no vas a querer que se desparrame por todo el salón lo que vas a ver. Pídele luego a tus voluntarios que tomen el Alka-seltzer y se lo pongan en la boca y que después de eso tomen algo de 7-Up, pero que no lo traguen porque “explotarán” ¿La gracia? El que logra mantener la efervescencia en la boca la mayor cantidad de tiempo será el ganador. El enojo es como esa efervescencia, que si la mantenemos en la boca por mucho tiempo en algún momento va a explotar y causar un gran desparramo. La lección se basaría en cómo podemos manejar nuestros enojos antes de explotar. Efesios 4:26–27, 31–32.
IDEA #100
Junta diferentes tipos de filtros sucios (seguramente en algún taller mecánico podrás encontrar lo que necesitas). Un buen filtro deja pasar el agua, el aceite o el aire, pero no las partículas de basura. Eso es el discernimiento: un filtro de la mente. La habilidad de ver lo que es verdadero y desechar lo que no lo es. Pablo nos dice en Efesios 4:14 que el discernimiento es parte de la madurez espiritual. También Filipenses 1:9–11; 4:8–9. ¿Cuál es la diferencia entre una mente abierta y una mente llena de agujeros que deja pasar todo? ¿Qué cosas podrían tapar nuestro filtro? ¿Cómo podemos limpiar y destapar un filtro tapado? (Romanos 12:1–2) Estas y otras preguntas podrán ayudarte a desarrollar la idea.
IDEA #111
Zapatos de todos los estilos, formas, tamaños y colores. Zapatos de vestir, que representan una vida de fe brillante, los cuales algunos solo los sacan para ir a la reunión el domingo. Pantuflas, que representarían el compromiso con el Señor pero con pereza en el servicio. Botas de trabajo, demuestran que hemos estado trabajando duro últimamente, siendo responsable en nuestras obligaciones. Zapatillas para correr: Puedo sentir que el Señor me está ayudando a correr la carrera de mi vida espiritual. Zapatos viejos: He caminado mucho tiempo con el Señor y necesitaría un refresco espiritual. Zapatos con agujeros, cuando ni importa mucho la relación con el Señor o el estado en el que está el alma; obviamente habrá mucho trabajo por hacer. ¿Qué tipos de zapatos llevas puestos hoy? Miqueas 6:8, Colosenses 2:6–7. También Efesios 6:14–15.
IDEA #112
Busca o compra varios de esos palitos con los que el doctor nos revisa la garganta haciéndonos casi devolver el desayuno de la semana pasada. Puedes reemplazarlos por palitos para helados. Pásale un palito a cada participante para que se examinen la lengua los unos a los otros, y luego pídeles que escriban un poema acerca de la lengua que han examinado. La Biblia nos enseña que aunque la lengua es un órgano muy pequeño puede contaminar todo el cuerpo. Santiago 3:3–5, Salmos 19:14. ¿Por qué el habla es tan importante en la vida de un discípulo? ¿Te acuerdas de alguna conversación que se haya salido de control? ¿A quién y qué cosas podrías decir esta semana para darle un buen uso a tu lengua?
IDEA #113
Coloca en una bolsa juguetes que representan cosas que ponen nuestras prioridades en riesgo (auto, casa, plata, una muñeca Barbie, CD’s, pelota de golf, joyas, dinero, computadora, etc.) Para comenzar la lección, saca de la bolsa los elementos uno a uno, o cada uno de los chicos puede sacar uno de la bolsa. También puedes envolver los juguetes en papel, y ellos tendrían que abrirlos con los dientes o con varios guantes en cada mano para hacerlo más divertido. Luego, a medida que van descubriendo los elementos, explícales qué simboliza cada uno (lujo, belleza, glamour, moda, riquezas, etc). En Filipenses 3:7–9 Pablo nos previene acerca del peligro de darle tanto valor a este tipo de cosas materiales. ¿Cuál es el costo de darle nuestra vida a Jesús? ¿Qué es lo que a ti te resultaría más difícil dejar?
IDEA #114
Un espejo te ayudará con la siguiente lección acerca de vernos a nosotros mismos como realmente somos. ¿Qué pasaría si te parases enfrente de un espejo en un lugar público y te dieras cuenta de que el cierre de tu pantalón está abierto, que tienes comida entre los dientes, que llevas la camisa al revés o que te cuelga algo de la nariz? Seguramente actuarías inmediatamente para arreglarte. La razón por la que no ignoras estas cosas y sigues caminando es porque, gracias al espejo, ves tu realidad como la ven otros. La Biblia debe ser el espejo de nuestra alma, pues nos ayuda a vernos a nosotros mismos como nos ve Jesús, y él quiere que reaccionemos inmediatamente ante lo que vemos. Santiago 1:22–25. ¿Es posible que no veamos algunos problemas que tenemos o cosas que están mal aunque tengamos el espejo justo enfrente de nosotros? ¿Cuáles son algunas de las razones por las cuales la gente prefiere no mirar este espejo? ¿Estás dispuesto a pasar más tiempo mirando el espejo de las Escrituras o prefieres el de la pared de tu habitación?
IDEA #115
Hazte de una barra de chocolate negro y una barra de laxante de esos que parecen chocolate. Parte un pedazo de cada uno, sin olvidar cuál es cuál, y sostenlos en las manos. Mientras hablas, haz gestos de ofrecimiento del chocolate, pero sin soltarlos jamás. Basándonos en su apariencia, cualquiera de nosotros estaría contento de recibir un pedazo de chocolate como este. El resultado de elegir este pedazo (muestra el chocolate) es puro placer, uno o dos granos y quizá algo de sobrepeso. El resultado de elegir este otro (muestra el pedazo de la barra de laxante) es tiempo extra en el baño. Las apariencias no pueden decirte siempre cuál es la mejor decisión. Las Escrituras nos enseñan a mirar más profundamente de lo que vemos a simple vista. “Si elijo esto, ¿cuál será la consecuencia?” Porque comer estos dos pedazos de “chocolate” nos llevarán a resultados muy diferentes. Mateo 7:15 al 20, Amós 2:4–5, también Proverbios 13:5, 21:28.
IDEA #116
Consigue llaves de todo tipo: de las antiguas, de las de candado, llaves que cuelguen de un llavero, de las tarjetas que se usan en los hoteles, de un diario íntimo, de un auto, etc. y ten una que abra una caja fuerte, por supuesto, la caja de seguridad (de esas cajas portátiles).
Cada una de estas llaves nos dice algo. La tarjeta dice que pertenece a una habitación de hotel quizás lujoso; la llave vieja, a una casa no muy moderna; una de estas llaves que cuelgan del llavero indica que nunca se perderá, o que no se debe perder; la llave de la casa promete albergue; la del carro demuestra el prestigio del mismo … pero solo una de estas llaves … abrirá la caja fuerte.
Hay muchas maneras de llegar a Dios, varias formas de experimentar a Dios. Pero esas formas y caminos solo llegarán a Dios por medio de Jesús. ¿Qué quiso decir Jesús con “Yo soy el camino”? Él no apuntó al camino; no dijo: “Vayan por allí”, sino: “YO soy el camino”, yo soy la llave que abre la caja.
Ten preparados dentro de la caja papelitos con los siguientes versículos bíblicos: Juan 14:6, Hechos 4:12 y también 1 Timoteo 2:5–6.
IDEA #117
Consigue arcilla o plastilina de colores para amasar, además de uno o más moldes. Entrégale a cada uno un pedazo y déjalos que jueguen con la masa durante varios minutos. Toma luego las figuras una a una y mételas en el molde. Mientras lo haces, explica que cambiar de molde o de figura no cambia el color y la textura de la masa. Vivimos en una cultura que trata de cambiaros constantemente, metiéndonos en moldes y figuras para que seamos aceptables frente a los demás. Y cuando decimos “aceptables” queremos decir “simplemente igualitos a los demás”. Pero Dios nos dice que no debemos ser iguales al mundo, sino que debemos dejarnos moldear por Dios desde adentro hacia fuera. Porque Dios es el Creador y quien desea convertir este patrón en algo único y especial. Romanos 12:1–2, Jeremías 18:1–6. También: Isaías 45:9 y 64.
IDEA #118
En la puerta de entrada al salón dónde se realizará la reunión de jóvenes puedes colocar una cortina fija, ya sea de papel, cartón o tela, que tape de la mitad para arriba de la entrada y deje libre el espacio de la mitad para abajo. De esta forma, cuando los jóvenes lleguen, primero no sabrán qué hacer, y luego inmediatamente espiarán por el espacio de abajo para ver qué está ocurriendo. Del lado de dentro puedes poner un cartel que diga: “Hoy se entra agachándose”, o si quieres ser más específico: “Hoy se entra humillándose.” Al principio de la reunión (o al final si lo prefieres) debes explicar que para ser parte de la iglesia de Cristo lo primero que debemos hacer es reconocer que somos pecadores, y postrarnos en arrepentimiento. La humildad debería ser una de las máximas señales de que somos cristianos, y la Biblia está llena de enseñanzas acerca de lo que es la humildad en la vida del cristiano. Cualquiera de estas enseñanzas puede relacionarse muy bien con tener que bajar la cabeza y postrarse para entrar.
IDEA #119
Al empezar la clase se pone al grupo en círculo, y todos tienen que sacarse un zapato y ponerlo en el medio (durante la clase anterior se puede avisar -sin dar muchas pistas- de que todos deben venir con lindas medias). Los líderes toman al azar un zapato de la montaña y explican que cuando se dé la señal (con silbato, a la cuenta de tres o al bajar la mano) todos tienen que correr al medio y ponerse un zapato. Al correr, alguno de los participantes se va a quedar sin zapato. Ponerse el zapato de otro es muy difícil. A veces cuesta mucho, y en realidad no hay mucha gente que quiera hacerlo. Esta actividad es ideal para llevar al grupo a tratar de entender siempre la situación de los demás.
IDEA #120
Consigue galletas con pedacitos de chocolate o algo semejante, pero en cantidad suficiente para que cada uno tenga una.
Cuando esté todo el grupo, pídeles a algunos voluntarios que le den una galletita a cada uno. Dales estrictas instrucciones de que no se las coman todavía, pero que las examinen cuidadosamente. Pídeles que memoricen el tamaño, el ancho, la cantidad de los copos de chocolate que se vean, etc.
Terminado el período de inspección, que se junten en grupos de ocho o más con los que estén a su alrededor, y que cada grupo ponga sus galletas en un plato. Tras darle varias vueltas al plato (sin mirar), cada uno debe tratar de reconocer su galleta. Pídeles que sean honestos: si logran identificar su galleta pueden comérsela. Para aquellos que no se pongan de acuerdo en a quién le corresponde qué galleta, déjalos describir cómo era su galleta y dar las razones de su reclamo. Dios nos ha creado únicos y especiales. Él nos ha dado la cantidad exacta de copos de chocolate que necesitamos para ser únicos. Por eso somos tan importantes para Dios, y cada uno de nosotros es distinto. Él puso en nosotros ciertas características que nos hace especiales y él sí nos reconoce siempre.
IDEA #121
Al empezar la clase pide voluntarios que quieran cambiar una chocolatina (cualquier tipo de dulce o incluso una pequeña suma de dinero) que les va a dar el líder cuando el participante pase al frente, por lo que hay en una caja de sorpresas. Sería ideal que hubiera cuatro o cinco cajas de colores (o forradas) con los números del 1 al 4 (la cantidad de voluntarios tiene que ser uno menos que el número de cajas.) Cada voluntario tiene que decidir por cuál caja va a cambiar su chocolate sin saber lo que hay dentro. En cada caja tiene que haber algo mejor o peor que el chocolate. Puede ser un chocolate más grande o alguna porquería inservible graciosa que se te ocurra. Al hacer el cambio sorpresa el participante se encontrará con que ganó o perdió según la caja que decidió. Todos tenemos que vivir con el resultado de nuestras decisiones. No siempre sabemos lo que hay en la caja, pero otras veces sí. No podemos olvidarnos de elegir de entre las cajas de Dios porque en ellas siempre hay algo mejor.
IDEA #122
Di que hoy tienes varias sorpresas en una bolsa, saca poco a poco de la bolsa algunos elementos comunes y curiosos y trata de usarlos para un propósito diferente del suyo. Por ejemplo: sacar pasta dental y ponerla en un peine, poner jabón en una lata de refresco, sacar una prenda de ropa interior vieja y ponértela de sombrero. (Si todo lo haces despacio y como si estuvieras realizando un experimento inteligente, será mejor para ir creando curiosidad.) Cada cosa tiene su propósito, y si la usamos para algo distinto es un desperdicio o puede quedar ridícula. Por más que quiera, un peine no puede decidir lavarnos apropiadamente los dientes, ni el jabón va a ser agradable en el refresco. De igual manera, Dios nos creó con un propósito, y nosotros debemos crecer en nuestra fe para aprender a ponernos a su servicio de forma efectiva.
IDEA #123
Antes de que comience la reunión prepara varios bocados de diferentes cosas bien ricas, tales como pedacitos de fruta, un postre, trozos de chocolate, caramelos, etc. Prepara también un recipiente o tupperware con varias cosas desagradables como leche pasada, coliflor vieja, queso rancio, huevo podrido o cosas parecidas que produzcan muy mal olor. Consigue además varios pañuelos o telas para taparles los ojos a los jugadores. Al comenzar el estudio, selecciona a tres o cuatro voluntarios y diles: “Necesito ayuda con un proyecto. ¿Confían en mí si les digo que no haría nada, de ninguna manera, que los enferme o dañe?” Si dicen que sí -esperamos que así sea- envíalos con algún otro líder fuera del salón, lejos del lugar. Cuando ya estén fuera, explícale al resto del grupo que cuando regresen los jugadores que salieron, van a estar vendados y tendrán que probar lo que tú les vas a dar, entonces los participantes que se quedaron en la sala tienen que exclamar: “¡Guaj!” “¡Qué asco!” “¡Eso es asqueroso!” “¡No comas eso!”, o cosas parecidas. Vuelve a traer a los que se fueron, que ahora estarán vendados, y siéntalos al frente en las sillas de las víctimas, diciéndoles: “Voy a darles a probar algo delicioso. No importa lo que oigan, o lo que lleguen a sentir a su alrededor, confíen en mí”. Uno a uno, pídeles a los jugadores que abran la boca. En el momento en que lo hagan, dile a algún ayudante que acerque el contenedor oloroso a la nariz del jugador para hacerlo dudar más. Ahora tú le das con una cuchara postre de chocolate o algo parecido, y verás quién está dispuesto y quién se niega a comer de tu cuchara. Tenemos que confiar en Dios aunque otras personas o nuestras sensaciones nos guíen a no hacerlo. Cristo nos ha pedido que confiemos en él, incluso cuando nuestros sentidos afirman lo contrario u otras personas nos dicen que confiemos en nosotros mismos.
IDEA #124
Prepara varias mesas con caramelos y chocolatinas. Otra mesa con papeles de colores y marcadores. Otra mesa con versículos bíblicos que sean de aliento.
Entrégale a cada participante un papel pequeño, pídeles que escriban su nombre y apellidos, y que lo echen en un tazón.
Mezcla todos los papelitos y vuelve a repartirlos. Cada uno debe leer el nombre de la persona que le tocó y guardar o tirar el papel. Durante toda la reunión los jugadores deberán acercarse a la persona que les tocó y decirle algo bueno, alentador, especial; si pueden resaltar alguna cualidad particular de su compañero/a mejor. Le pueden entregar chocolatinas envueltas, con una tarjeta creada especialmente, o alguna otra cosa creativa. Si es tímido/a, quizás lo deje en su silla, en su bolsa, en su chaqueta; ellos deben ser creativos. Anímalos para que los varones lo hagan, pues es importante que nadie se quede sin recibir algo especial de sus amigos. Necesitarás crear ambiente para que tengan tiempo de preparar sus regalos: juegos, juegos y más juegos … Al final de la reunión, o cuando quieras, puedes sentarlos en ronda y pedirles que digan quién fue su compañero y qué averiguaron de esa persona. Y continúa la persona que nombraron, diciendo cómo se portó con ella o él el compañero que sacó su nombre, y qué aprendió del compañero del que ella o él sacaron el nombre.
Si tu grupo es muy grande y son demasiados para ir uno por uno, entonces puedes hacerlo tú solo o solo con unos cuantos. O divídelos en grupos para que todos compartan su experiencia. Si te enteras de que alguien no recibió nada ni le dijeron nada, entonces prepárate para ser tú quien le ofrezca algo especial, un elogio, además de tres preguntas de su vida personal.
Disfruta de un tiempo de compartir, jugar y amar a tus jóvenes.
IDEA #125
Para esta actividad solo necesitas lápices de colores, varios libritos para colorear y otros que ya estén coloreados por niños de entre dos y cuatro años. Entrégale primero a cada alumno unos cuantos lápices de colores y un dibujo. Déjalos colorear por unos minutos y sigue con la clase aunque no hayan terminado. Saca los libritos ya coloreados por los niños y muéstrales la diferencia. Sus dibujos estarán perfectamente coloreados, con colores lógicos y todas las líneas bien rellenas por dentro. Los dibujos de los niños estarán todos mal pintados, por fuera de las líneas, mezclando todos los colores sin sentido. Por más que los dibujos les den la guía para pintar, los niños están tan concentrados en colorear que pierden la perspectiva del dibujo, derrochando creatividad en sus pinturas. En cambio, nosotros nos enfocamos tanto en pintar respetando las líneas y dibujos que no podemos producir otra imagen que no sea la que se espera. De esa misma manera vivimos. La cultura nos presiona a vivir dentro de los marcos de lo que todos esperan. Y peleamos desesperadamente cada día para no salirnos de las rayas y para respetar los colores que se supone tenemos que usar. Dios nos llama a ser como niños, a colorear fuera de las líneas, a ponerle colores diferentes a cada día, descubriendo la verdadera libertad a la que nos ha llamado, haciendo de nuestras vidas una obra de arte. Romanos 12:1–2, Números 14 (especialmente el versículo 24). También Mateo 5:3–5.
IDEA #126
Dos hilos de diferentes medidas y un par de tijeras es todo lo que necesitas para esta clase acerca del pecado. Uno de los hilos, quizás lana, debe ser lo suficientemente largo como para rodear las muñecas de una alumna (en posición de orar). Y la otra tira debe ser lo suficientemente larga como para atar de la misma forma pero dando unas veinte o treinta vueltas.
Primero átala con la tira pequeña y pídele que la rompa. Cuando lo haya hecho, dile: “Muy impresionante … ¿podrás volver a hacerlo?” Entonces átala con la soga larga (con las veinte o treinta vueltas). Esta vez le resultará imposible romperla por sí misma, así que pídele a otro voluntario que trate de ayudarla a romper las sogas con las manos. Probablemente no podrá hacer demasiado. Explícales que así es como funciona el pecado en nuestras vidas. Poco a poco nos va enredando en hábitos y malas costumbres de las cuales luego no podemos salir tan fácilmente. Algunos de nosotros buscamos amigos que nos ayuden a salir; algunas veces nos pueden ayudar; otras, no mucho. Pero la Biblia nos dice que un camino seguro para liberarnos de toda atadura es el poder de Jesús. Saca ahora la tijera y corta las cintas. Mientras tanto, di: “Si confiesas tus pecados y pides ayuda, Jesús te perdonará cada uno de tus pecados y te dará poder para que no vuelvan nunca más”. 1 Juan 1:9, Gálatas 5:1, 13–15. También Juan 8:32–36 e Isaías 42:6–7.