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jueves, 8 de julio de 2010

Lección 1—Descubra la Oración



«Ven aquí, Jennifer; es hora de que te acuestes y hagas tus oraciones».
«Jessica, te toca el turno de dar gracias por la comida».
No todos nos habremos criado en hogares donde se decían estas cosas, pero el cuadro de una criatura con las manos unidas en oración y la cabeza inclinada es comprensible en cualquier parte. Aun en muchas casas donde se considera a Jesús como una mera figura histórica y Dios es apenas un concepto discutible, se dicen oraciones. Pregúntele a cualquiera, y la mayoría le dirá que en algún momento ora. Puede tratarse de «un deseo que se eleva al que está allá arriba», o una apasionada súplica a «Dios, si es que estás allí», o un simple recitar frases aprendidas de memoria, pero todos oramos.
Si bien la práctica de la oración es universal, hay muy pocas personas que parecen entender lo que en realidad es. La idea de invocar al Todopoderoso para que haga algo porque «se lo pido» resulta aterradora. Para la mayoría de las personas, la convicción de que Dios realmente habrá de contestar ese pedido casi no existe. ¿Por qué ora, entonces, la gente? Oran porque «a lo mejor da resultado», porque «mi abuela aseguraba que daba resultado», o, al igual que los que no saben qué contestar en un cuestionario con varias opciones, porque «cualquier cosa es mejor que nada». De modo que la oración se vuelve esa «cualquier cosa» que nos permite hacer algo en lugar de no hacer nada. Es lo que «hay que hacer» cuando uno mismo ya no puede hacer nada: «Ya no hay esperanza, de modo que es mejor que le dé una oportunidad a Dios».

Reconozco que estas actitudes pueden parecerles casi blasfemas a aquellos que creen en el poder de la oración y han comprobado que sus oraciones han sido contestadas vez tras vez. Sin embargo, debemos recordar que estamos expuestos a la influencia del mundo que nos rodea y, como resultado, muchos cristianos ya no ven la oración de manera muy diferente que la descrita arriba. Sabemos que deberíamos creer en la oración, y creer que nuestras oraciones van a ser contestadas, pero la verdad es que no entendemos, para empezar, en qué consiste la oración. ¿Por qué es necesario que un Dios que todo lo sabe necesita que le diga lo que me hace falta? ¿Por qué un Dios todopoderoso necesita mis oraciones a fin de obrar?… ¿Qué es la oración, después de todo?
Para comenzar a contestar estas preguntas, busque los siguientes pasajes en los Salmos, y vea si puede emplearlos para formular su propia definición práctica de lo que es la oración. A continuación tiene algunas preguntas para ayudarlo a formular dicha definición.
  1. ¿Qué palabra o palabras se usan además de la palabra oración?
  2. ¿Qué es lo que se pide en la oración? ¿Qué verdad se afirma?
  3. ¿Cambia la actitud en alguna forma durante la oración?
  4. ¿Qué cuadro de Dios se nos pinta en la oración?
  5. ¿Cómo es la actitud del que ofrece la oración?
  6. ¿De qué se trata la oración?
Indica la persona que ofrece la oración la razón por la cual ora?
Indica la persona que ofrece la oración la razón por la cual ora?
  • Salmo 17.1–9
  • Salmo 28.1–7
  • Salmo 55.16–23
  • Salmo 61.1–8
  • Salmo 102.1–22
  • Salmo 141
  • Salmo 142

Riqueza literaria
  • Ores, proseuchomai. Este es un vocablo aglutinante. El sustantivo euche es una oración a Dios que también implica el hacer un voto; se añade el verbo euchomai, el cual denota una invocación, una petición o ruego. Al agregarle pros, «en la dirección de» (Dios), proseuchomai viene a ser el término que más frecuentemente se emplea para oración.
  • Oración, tefillah; oración, súplica, intercesión. Tefillah aparece más de 75 veces en el Antiguo Testamento, 32 de ellas en los Salmos. En esta referencia, se le adjudicó significado especial a las oraciones ofrecidas desde el templo en Jerusalén, porque Dios protegía esa casa de oración de día y de noche. Hoy la casa de oración ha de ser la casa espiritual edificada en nuestros corazones (Jn 4.24).
  • Hubo orado, palal. Orar, rogar, interceder, suplicar. Este verbo aparece más de 80 veces. Palal nos habla de la oración como intercesión, o sea, el pedirle a alguien con más poder y sabiduría que intervenga a favor de la persona que ora. Por ejemplo, Ana oró por un hijo (1 S 1.12); Ezequías oró porque se extendiera su vida (ls 38.2, 3); y Jonás oró desde el vientre del pez (Jon 2.1–9). Además, palal se encuentra en la promesa de 2 Crónicas 7.14: «Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren… entonces yo oiré desde los cielos…» Véanse otros ejemplos del uso de palal en relación con la súplica o intercesión en Génesis 20.7, 17; Números 11.2 y 1 Samuel 12.23.
Nuestro llamado a orar
Hay muchas razones por las cuales orar y muchas ocasiones en las que necesitamos oración. Investíguelas en los siguientes pasajes considerando el tema de la oración. Vea las razones que se dan para orar. 
 
 
  1. ¿Quién nos enseñó a orar? 
  2. ¿Qué beneficios obtenemos al orar? 
  3. ¿Se nos manda orar? 
  4. ¿Qué lugar ocupan la humildad y la sumisión entre las razones por las cuales oramos?
  • Lucas 18.1–8
  • Lucas 21.36
  • Efesios 6.18
  • Santiago 4.3, 7, 8
  • 1 Pedro 5.6, 7

Fe viva
Todos sabemos que debemos orar, pero, ¿por qué? ¿Cuáles son las razones que nos llevan a orar? ¿Se sorprendió alguna vez a sí mismo acercándose a Dios simplemente con una «lista de pedidos» de las cosas que le gustaría que El hiciera? ¿Procura que se cumpla la voluntad de Dios cuando ora? ¿Está aprendiendo a conocerlo mejor durante su tiempo de oración?
Piense acerca de estas cosas y sea sincero consigo mismo. Tenga presentes estas preguntas durante los próximos días y pídale al Espíritu Santo que le ayude a ver costumbres en su vida de oración que deberían ser cambiadas. Luego vuelva y conteste las siguientes preguntas y pídale al Señor que le ayude a orar por motivos dignos.


Abra la puerta para que Dios obre
La oración es la forma en que hemos de someter todas las cosas a Dios. Cuando oramos, invitamos a Dios a que venga y obre en las cosas que nos preocupan. Al obedecer su mandato y colocar nuestras preocupaciones sobre sus hombros, ponemos esas cosas bajo su control en lugar del nuestro. Esto no es sólo sumisión, sino el acto mismo de humillarnos ante Él como nos pide 1 Pedro 5.6–7. Al orar reconocemos que Dios puede hacerse cargo de todo lo que nos preocupa y que nosotros no podemos resolver. Este franco reconocimiento de nuestra condición ante Dios siempre es necesario cuando nos acercamos a su trono. El resultado es que Dios nos exaltará a su debido tiempo. El acudir humildemente en oración ante El no sólo produce la exaltación de nuestra situación por medio de la oración contestada, sino también la de nuestro espíritu en una comunión inmediata con nuestro Padre celestial.
 
  1. ¿Cuáles son las cosas por las que hemos de orar cuando someternos todo al Señor en oración? 
  2. ¿Por quiénes debemos orar? 
  3. ¿Cuándo y cómo hemos de orar? 
  4. ¿Qué otras acciones deberían acompañar a nuestras oraciones? 
  5. ¿Notarnos algún resultado de ellas? 
  6. ¿Cuáles son?
Lea los siguientes pasajes y vea lo que nos dicen.
  • 2 Crónicas 7.14
  • Salmo 32.5–7
  • Marcos 14.3; 
  • Lucas 22.32
  • 1 Tesalonicenses 5.16–22
  • 1 Timoteo 2.1–3
  • Santiago 5.13–16

Información adicional
Con la ayuda de una concordancia o de una Biblia temática, trate de ver cómo eran las oraciones de diversas personas en la Biblia. He aquí algunas cuyas oraciones quizá quiera conocer:

  • Abraham, 
  • Moisés, 
  • Salomón, 
  • Elías, 
  • Jesús, 
  • Pablo,
  • Pedro, 
  • David, 
  • Ana, 
  • Daniel, 
  • Josafat, 
Así como muchos otros reyes, sacerdotes, profetas y apóstoles en la Biblia. Considere 
 
  • qué actitudes se observan en sus oraciones y 
  • cuáles fueron las respuestas que Dios les dio. 
  • ¿Cuáles son las principales características de estas oraciones? 
  • ¿Cómo se advierte la naturaleza del corazón de Dios a través de sus respuestas? 
  • ¿De qué manera se expresan por lo general las oraciones? 
  • ¿Qué podemos aprender de estas oraciones?

Fe viva
Ahora que hemos pasado un tiempo analizando el tema de la oración, 
  • ¿aprendió algo nuevo acerca de ella? Escriba su definición de la oración. 
  • ¿Cómo se ajusta a su vida de oración actual? 
  • ¿Cuál es su concepto de la oración? 
  • ¿Es una práctica sana la oración?
  • ¿Es aburrida? 
  • ¿Es difícil? 
  • ¿Es vibrante? 
  • ¿Qué le diría a alguien que le preguntara: «¿Por qué ora?», «¿Por qué debería orar yo?» 
  • ¿Es válido hacer algo simplemente porque Dios dijo que debíamos hacerlo? 
  • ¿De qué manera mi sumisión a Dios le permite obrar en mi vida? 
Medite acerca de estas cosas y anote sus sentimientos. Pídale al Señor que le ayude a captar su propia perspectiva sobre la oración y el lugar de la misma en su vida. Permítale a Dios hacer que sus momentos de oración sean algo realmente anhelado por usted.

    Entre bastidores
Ningún pueblo tuvo jamás un ideal tan alto sobre la oración como el judío, y ninguna religión jamás colocó a la oración en una posición tan elevada en la escala de prioridades como el judaísmo. Pero ciertas fallas se introdujeron subrepticiamente en los hábitos de oración de los judíos. Es preciso comprender que ellas pueden ocurrir, y en efecto ocurren, en cualquier parte. No son fallas producidas por la negligencia, sino por una devoción mal orientada.
Había dos rituales que todo judío debía cumplir cada día: 
  • El shema (que consistía en citar Dt 6.4–9; 11.13–21; Nm 15.37–41 en actitud de oración) el cual debía ser recitado a la salida y a la puesta del sol; y
  • el shemoneh >esreh (dieciocho oraciones fijas que se debían citar en orden) para ser recitado en las horas destinadas a la oración (a las nueve de la mañana, a medio día y a las tres de la tarde).
Además, la liturgia judía proporcionaba oraciones fijas para todas las ocasiones. No había prácticamente nada en la vida para la que no existiera una fórmula de oración. 
  • Había una para antes y otra para después de cada comida; 
  • las había vinculadas a la lluvia y a los relámpagos, 
  • para entrar o salir de una ciudad, 
  • para el momento en que aparecía la luna nueva, 
  • para el momento de usar muebles nuevos, etc., etc.
La intención de esta tradición era incorporar a Dios a cada momento del día. Y sin embargo, a pesar de lo hermosas que son estas oraciones, con el tiempo los fieles comenzaron a recitar las palabras sólo por obligación, sin ningún sentido real de comunicación con Dios. Es esta manera mecánica de orar la que critica Jesús en Mateo 6 al dirigirse a los que dicen sus oraciones para parecer buenos delante de otros.

Señor, enséñanos a orar

Atienda al pedido que hacen los discípulos de Jesús cuando observan su vida de oración. Después de haber vivido diariamente con Jesús y haber aprendido tanto a sus pies, acuden a El con el siguiente deseo: «Señor, enséñanos a orar» (Lc 11.1). Esta petición no provenía de hombres que no supieran cómo orar. Este es el clamor del corazón de quienes ven en Jesús la relación poderosa y portadora de vida que siempre han anhelado tener.
Cuando llegamos al punto en que la oración comienza a hastiarnos y ni siquiera las respuestas a ella nos proporcionan satisfacción, entonces tiene que haber algo más. Era este «algo» lo que los discípulos veían en la vida de nuestro Señor. Veían a una Persona que encontraba plena satisfacción en una relación diaria con el Padre celestial. Esto era lo que anhelaban los discípulos y es lo que podemos encontrar si nos proponemos aprender a orar en base al ejemplo de Jesús.
Para comenzar a aprender cómo orar, observe la respuesta de Jesús al pedido de sus discípulos. El «Padrenuestro», como se le ha llamado, se encuentra en dos lugares de los Evangelios. Lea ambos textos, con los versículos que le sirven de marco, y haga un bosquejo de lo que allí está escrito.
  • Mateo 6.5–15
  •  Lucas 11.1–14
 


    Fe viva

Ahora que ha completado esta visión inicial del concepto bíblico de la oración, tómese un tiempo para anotar sus percepciones.
  • ¿Cuáles son sus pensamientos básicos acerca de la oración?
  • ¿Hay interrogantes que este estudio le haya traído a la mente? Escríbalos para que pueda considerarlos de nuevo en su estudio, a medida que encuentre respuestas a los mismos.
  • ¿Qué espera obtener de este estudio?
  • ¿En qué áreas de su vida (creencias, pautas y conducta morales, relaciones, dones espirituales, etc.) cree que le ayudará este estudio?
  • ¿Ha encontrado algo en su vida que necesita ser llevado ante Dios en oración? Enumere esos puntos aquí para que recuerde ponerlos en oración. Tal vez desee anotar algunos de sus sentimientos acerca de estas cosas, dándoles la forma de una oración escrita destinada al Señor.
Siguiente: Lección 2—Intimidad con Dios

Llaves Que Siempre Liberan







¿Hay acaso algo que encierre más misterio o mayor utilidad que una llave? El misterio: «¿,A qué corresponde? ¿Qué es lo que puede poner en marcha? ¿Qué logrará abrir? ¿Qué nuevo descubrimiento motivará?» La utilidad: «¡Algo ha de abrir, sin lugar a dudas, a quien la posea! ¡Algo descifrará, con toda seguridad, y dará lugar a una posibilidad que de otro modo sería nula!»

•    Las llaves describen los instrumentos que usamos para tener acceso a algo o para hacerlo funcionar.
•    Las llaves describen los conceptos que desencadenan posibilidades que asombran la mente.
•    Las llaves describen las diferentes estructuras de las notas musicales que posibilitan la variación y las escalas.
Jesús habló de llaves: «Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos» (Mt 16.19).
Aunque no hay una lista específica de cuáles eran exactamente las llaves a las que Jesús se refería, está claro que confirió a su iglesia—a todos los que creen—el acceso a una esfera de compañerismo espiritual con El en el dominio de su Reino. Los estudiosos fieles de la Palabra de Dios, que se mueven en la gracia práctica y la sabiduría bíblica de una vida y un ministerio llenos del Espíritu Santo, han observado algunos de los temas básicos que apuntalan esta clase de «compañerismo espiritual» que Cristo ofrece. Las «llaves» son conceptos, temas bíblicos, que pueden rastrearse a lo largo de las Escrituras y que son verificables cuando se los aplica con una fe bien fundamentada bajo el señorío de Jesucristo. El «compañerismo» es el rasgo esencial de esta descarga de gracia divina; 
  1. Los creyentes buscan recibir la promesa de Cristo en cuanto a «las llaves del reino»,
  2. A la vez eligen creer en la disposición del Espíritu Santo de poner en acción su liberador e ilimitado poder en nuestros días.

Desde el inicio, estos escritores han analizado con profundidad los temas que usted podrá seguir aquí.
El objetivo central de la temática estudiada en esta serie de guías es relacionar las «claves de poder» de la vida llena del Espíritu Santo. Para ayudarlo en sus descubrimientos habrá un número de elementos auxiliares. Las guías de estudio tienen de doce a catorce lecciones, cada una de las cuales ha sido preparada de modo que pueda sondear las profundidades o rozar la superficie, según sus necesidades e intereses.
Por último, cada lección contiene esta sección. Aquí la pregunta clave es: 
  • ¿Y ahora qué? Una vez que he visto lo que dice la Biblia, 
  • ¿qué significa esto para mi vida? 
  • ¿Cómo puede influir en mis necesidades cotidianas, mis heridas, mis relaciones personales, mis preocupaciones y todo aquello que es importante para mí? 
  • Fe viva lo ayudará a percibir y aplicar los resultados prácticos de este regalo literario que Dios nos ha dado.
Como podrá observar, estas guías incluyen espacio para que conteste las preguntas, haga los ejercicios correspondientes al estudio y ponga en práctica lo aprendido. Quizás desee anotar todas sus respuestas o el resultado de lo que ha obtenido mediante su estudio y aplicación en un cuaderno separado o en un diario personal. Esto será adecuado sobre todo si piensa aprovechar a fondo la sección Información adicional. Como los ejercicios de esta sección son opcionales y pueden extenderse sin límites, no hemos incluido espacio para ellos en esta guía de estudio. De manera que quizás quiera tener un cuaderno o un diario a mano, para registrar los descubrimientos que realice al abordar las riquezas de esta sección.
El método de estudio bíblico que se utiliza en esta serie gira en torno a cuatro pasos básicos: la observación, la interpretación, la correlación y la aplicación. La observación responde a la pregunta: ¿Qué es lo que dice el texto? La interpretación se ocupa de lo que significa el mismo; no lo que creamos usted o yo, sino lo que significaba para sus lectores originales. 
  • La etapa de correlación responde a la pregunta: 
  1. ¿Qué luz arrojan otros pasajes de la Biblia sobre el que estoy estudiando? Y la aplicación, que es la meta del estudio bíblico, plantea lo siguiente: 
  2. ¿En qué aspectos debiera cambiar mi vida, como respuesta a lo que el Espíritu Santo me enseña a través de este pasaje?
Si está familiarizado con la lectura de la Biblia, sabe que puede disponer de ella en una variedad de traducciones y paráfrasis. Si bien cualquiera de ellas puede ser usada con provecho para trabajar con las guías de estudio de esta serie, los versículos y palabras que se citan en las lecciones han sido tomados de la traducción de Reina-Valera, revisión de 1960. El uso de dicha traducción en esta serie hará más fácil su estudio, aunque no es un requisito.
Los únicos recursos que necesita para completar y aplicar estas guías de estudio son: 
  1. un corazón y una mente abiertos al Espíritu Santo y 
  2. una actitud de oración, 
  3. además de una Biblia y un lápiz.
Por supuesto, puede recurrir a otras fuentes, tales como comentarios, diccionarios, enciclopedias, atlas y concordancias; incluso, encontrará en la guía ejercicios opcionales para orientarlo en el uso de dichas herramientas. Pero son opcionales, no indispensables. Estas guías de estudio son tan amplias que le brindan todo lo que necesita a fin de obtener una excelente comprensión del libro de la Biblia que trata, como también la orientación necesaria para aplicar los temas y consejos a su propia vida.
Cabe, sin embargo, una palabra de advertencia. El estudio de la Biblia, por sí mismo, no transformará su vida. No le dará poder, paz, gozo, consuelo, esperanza, ni la variedad de regalos que Dios desea que usted abra y disfrute. Pero a través de él adquirirá mayor conocimiento y comprensión del Señor, de su Reino y de su posición en el mismo, todo lo cual es esencial. Pero usted necesita algo más. Requiere depender del Espíritu Santo para que oriente su estudio y aplique las verdades bíblicas a su vida. Jesús prometió que el Espíritu Santo nos enseñaría «todas las cosas» (Jn 14.26; cf. 1 Co 2.13). 
De modo que mientras use esta serie para guiarlo a través de las Escrituras, 
  • Riegue sus momentos de estudio con oración, pidiendo al Espíritu de Dios: 
  1. que ilumine el texto, 
  2. que aclare su mente, 
  3. que someta su voluntad, 
  4. que consuele su corazón. 
 El Señor nunca le va a fallar. Mi oración y mi meta es que, a medida que abra este regalo de Dios, a fin de explorar su Palabra para vivir como El desea, el Espíritu Santo llene cada fibra de su ser con el gozo y el poder que Dios anhela dar a todos sus hijos. Adelante. Sea diligente. Manténgase receptivo y sumiso a Dios. No saldrá defraudado. ¡El se lo promete!

Demonización, Responsabilidad y Autoridad: La historia de Pat

Demonización, responsabilidad y autoridad: La historia de Pat

EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO Capítulo 8, 28 - 32 Al llegar a la otra orilla, a la región de los gadarenos, le fueron al encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, tan furiosos que nadie podía transitar por aquel camino. En ese momento se pusieron a gritar diciendo: ¿Qué tenemos que ver contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí antes de tiempo para atormentarnos? Había lejos de ellos una gran piara de cerdos que pacían. Los demonios le rogaban diciendo: Si nos expulsas, envíanos a la piara de cerdos. Les respondió: Id. Y ellos salieron y entraron en los cerdos. Entonces toda la piara corrió con ímpetu por la pendiente hacia el mar y pereció en el agua.

Todos tenemos la autoridad «sobre toda fuerza del enemigo» prometida por nuestro Comandante en Jefe en el versículo 19. En su nombre, es decir en su autoridad, también podemos exclamar:
«Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre» (v .17).

Mi hija Carolyn vivía en casa y asistía a la universidad, como era nadadora, pasaba las tardes en la piscina. Allí conoció a un joven que estaba en el equipo de natación de la facultad y un día me habló de él.
«Papá», dijo, «en la facultad he conocido a un chico guapo y simpático que se llama Pat. Está en el equipo de natación. He tratado de hablarle de Cristo, pero dice que es ateo. Sin embargo, es uno de los chicos más rectos que jamás he visto: Nunca maldice, su conversación es siempre irreprochable y es un perfecto caballero con las chicas. Me gustaría ganarle para Cristo. ¿Podríamos orar todos por su salvación?»
Desde luego accedimos. Las semanas pasaron y la resistencia espiritual de Pat seguía invariable. Estaba dispuesto a hablar de Dios y de Cristo, pero no tenía ningún interés en ello. Sin embargo sí estaba interesado en Carolyn.
Un día, nuestra hija nos preguntó si podíamos invitarle a ir con nosotros a la iglesia el domingo siguiente y luego a comer en casa. Así tendría la oportunidad de pasar un rato a solas con él y hablarle acerca de Cristo. Estuvimos de acuerdo. Dio la casualidad que aquel domingo tenía que dar la clase al grupo de universitarios de la Escuela Dominical y Pat asistió a ella. Era educado y parecía sentirse a gusto con los otros jóvenes estudiantes. Después de comer le pregunté si podíamos hablar a solas, a lo cual accedió gustoso.
Hablamos durante casi una hora, pero sin llegar a ninguna parte. Aunque escuchaba con atención y era muy cortés, mantenía su incredulidad en la existencia de un Dios personal.
—Me gustaría poder creer como usted y Carolyn, Dr. Murphy —expresó,— pero no puedo. No sé por qué, pero me es imposible. Todo me resulta muy confuso. Por lo general, no me cuesta reflexionar sobre las cosas, pero cuando se trata de Dios y de Cristo me quedo en blanco. No tiene ningún sentido para mí.

Más tarde le dije a Carolyn que la mente de Pat era como esa de la que habla el apóstol Pablo en 2 Corintios 4.4.
—El dios de este siglo —comenté— ha cegado su entendimiento hasta tal punto que no puede captar ni siquiera las cosas más elementales referentes a Dios, el hombre, el pecado, Cristo y la salvación. Jamás he tratado con nadie que fuera tan ciego a la verdad espiritual.
»Sé que te gusta. También a mí. Es un joven fino, amable y cortés. Pero a menos que su mente y su corazón se abran a Dios no tienes futuro con él. ¿No querrías pasar el resto de tu vida con un ateo
 
Carolyn se mostró de acuerdo, pero decidió seguir testificándole. Me daba cuenta de que se sentía atraída por él, pero confiaba en que llegado el momento tomaría la decisión correcta.
Un par de meses después, me encontraba en un largo viaje por el extranjero, al llegar a Grecia había una carta de Carolyn esperándome. Fue una «bomba».
«Querido papá», me decía, «ha sucedido con Pat la cosa más asombrosa que uno pueda imaginarse. Después de irte empecé a apremiarle acerca de su necesidad de Cristo. Le dije que estaba cansada de sus razones intelectuales para declararse ateo, que yo era tan intelectual como él y, sin embargo, tenía a Jesús como la persona más real en mi vida.»
Le expliqué que su problema no era intelectual, sino moral y espiritual. Que era un pecador, pero demasiado orgulloso para reconocerlo y humillarse delante de Dios, confesar sus pecados y elegir la fe en Jesucristo como Señor y Salvador. Le dije que estaba cegado, confundido y atado por el diablo, y que tenía el deber de volverse contra él y creer a Dios.
Me había enterado de que Pat procedía de un hogar con muchos problemas. Sus padres se habían separado cuando era adolescente. Quería mucho a su papá, pero no tenía respeto alguno por su mamá. Vio cómo su familia se desintegraba ante sus ojos. Poco después de la separación, su padre murió repentinamente de un ataque cardíaco y su madre mintió acerca de la edad de su hijo de sólo diecisiete años, por aquel entonces, y le alistó en el ejército para sacarlo de casa.
Pat me preguntó: “¿Dónde estaba ese supuesto Dios tuyo cuando mi hogar se deshacía? ¿Qué clase de Dios es el que permite un mal semejante en el mundo?”
Le dije que no tenía todas las respuestas para su enfado con Dios y con la vida, pero sí para su confusión. Y esa respuesta estaba en Cristo. Al final le expliqué que a menos que abriera su mente y su corazón, y diera a Dios una oportunidad, tendríamos que dejar de salir juntos.
»Papá, estábamos sentados uno al lado del otro en un banco del parque Starboard, cerca de casa. Había llovido mucho la noche anterior, el suelo estaba mojado y con charcos de barro. Entonces, delante de mis ojos, sucedió lo más insólito que he visto en mi vida.»
El cuerpo de Pat se levantó en el aire y fue proyectado hacia atrás por encima del respaldo del banco. Cayó sobre un charco y rodó de un lado para otro hasta que estuvo todo cubierto de barro. De repente se levantó de un salto y empezó a dar brincos como un mono. Sus ojos estaban vidriosos y reflejaban odio hacia mí. Sacó la lengua, hizo un siseo y me escupió. Luego, de su garganta salió un torrente de juramentos y blasfemias completamente demoníacas.
»Papá, sabía que no era Pat quien me miraba con ferocidad, me escupía, nos maldecía a mí y a Cristo y saltaba a mi alrededor en el barro. Era un demonio.
»Intenté recordar todo lo que nos habías enseñado en cuanto al trato con los demonios que se manifiestan, pero estaba sola y asustada. Empecé a citar la Palabra de Dios contra ellos y eso los enfureció todavía más. Oré, lloré y continué citando las promesas de protección del Señor para mí misma y de salvación para Pat mediante la sangre de Jesús. Aquello agitó de veras a los demonios. Por último comencé a cantar ese coro de testimonio infantil que dice “Cristo me ama, bien lo sé”, cambiándole la letra y declarando por fe la salvación de Pat, ya que no podía hacerlo él mismo.

Cristo ama a Pat, bien lo sé;
su Palabra me hace ver que Pat es de Aquel[ … ]
»Mientras lo hacía, comencé a marchar en círculo alrededor de Pat, cantando con toda mi fuerza. Los demonios jamás me quitaron los ojos de encima, pero siguieron saltando en el barro mientras los rodeaba.
»Después de una hora así, estaba tan cansada que apenas podía caminar. Sabía que necesitaba ayuda. Recordé que dos de los líderes de nuestra misión, los cuales tenían experiencia con demonios, vivían cerca, de modo que me metí en el coche de un salto y fui a buscarlos. Gracias a Dios que ambos estaban en casa y accedieron a volver conmigo para ayudarme a liberar a Pat.
»Cuando llegamos al parque, Pat no estaba allí. Vive en un piso no demasiado lejos, de modo que fuimos a su casa. Al llegar, encontramos la puerta abierta y a él sentado en el sofá, medio aturdido pero en su cabal juicio.

»Los dos hombres oraron con él. Todavía quedaban algunos demonios, pero básicamente estaba libre.
»“Carolyn”, me dijo,” no recuerdo nada de lo sucedido desde que empezaste a hablarme con firmeza acerca de mi pecado de orgullo y mi necesidad de arrepentirme, humillarme y aceptar a Cristo como Señor y Salvador. De repente, todo se quedó en blanco. Lo siguiente que sé es que estaba sentado en un charco de barro del parque, cubierto de lodo y que te habías ido. No podía entender lo que me había sucedido ni por qué te habías marchado. Volví a casa completamente confundido.
»“Me quité la ropa sucia y comencé a ducharme. Al mirar hacia arriba para ajustar la ducha, tuve una visión: La cruz de Cristo aparecía superpuesta a la misma. De repente me sentí libre. Lo único que recorría mi mente era:
Cristo me ama, bien lo sé;
Su Palabra me hace ver[ … ]
“Me confesé a Dios llorando y me escuchó. Clamé a Jesús” entró en mi vida y limpió todos mis pecados.
“Ahora sé que hay un Dios y que Él es mi Padre. Sé que Jesucristo es real y que es mi Señor y Salvador"».

Aunque he contado esta historia docenas de veces, todavía me hace saltar las lágrimas y llena de alegría mi corazón. Cuando volví del extranjero pasé horas enteras con Pat en oración y estudio bíblico. Se había incorporado ya a un grupo universitario de cierta iglesia local y estaba testificando de Cristo.

¿Había estado endemoniado? Sí, de manera grave. ¿Cuándo salieron los demonios? No lo sé. Quizás en el parque, mientras Carolyn les mandaba que lo hicieran y proclamaba con un cántico la salvación de Pat por la fe. Lo he visto suceder de esa manera.

O tal vez salieran cuando el Señor vino a Pat en la ducha y, por primera vez en su vida, pudo creer y proclamar su propia salvación.
¿Fue aquel el último problema que tuvo Pat con demonios? No, le atacaron una y otra vez. Tenía que aprender la autoliberación continua. Le fue necesario acudir a cristianos más fuertes que él para recibir oración e incluso liberación suplementaria. La liberación es más un proceso que un suceso crítico para la mayor ía de las personas gravemente endemoniadas. Y así fue para Pat.

¿Cómo está Pat hoy en día? Lleva muchos años caminando fielmente con el Señor. Es un maravilloso esposo y padre, al igual que un líder de iglesia destacado y uno de mis más íntimos amigos cristianos.



Cristo me ama, bien lo sé

Cristo me ama, bien lo sé,
Su Palabra me hace ver,
Que los niños son de aquel,
Quien es nuestro amigo fiel.

Coro:
Cristo me ama,
Cristo me ama,
Cristo me ama,
La Biblia dice así.

Cristo me ama, pues murió,
Y el cielo me abrió;
El mis culpas quitará,
Y la entrada me dará.

-Coro-

Cristo me ama, es verdad,
Y me cuida en su bondad;
Cuando muera, bien lo sé:
Viviré allá con él.

-Coro-

martes, 6 de julio de 2010

MANUAL PARA HACER DISCÍPULOS



Manual Para Hacer Discípulos - 1

Formato: PDF | Tamaño: 2MBytes | Idioma: Español | Categoría: Discipulado


C O N T E N I D O
PAGINA
Prólogo………………………………………………………………………….3
Estructura de este manual……………………………………......6
ARREPENTIMIENTO Y CONVERSION
LECCION
1.- El Pecado………………………………………………………………….5
2.-Sacrificio y Amor del Señor……………………………………….8
3.- Arrepentimiento y Conversión…………………………………11
4.- El Bautismo………………………………………………………………13
5.-La Nueva criatura………………………………………………………16
6.- Alabanza……………………………………………………………………17
7.-Adoración……………………………………………………………………19
AUTORIDAD Y OBEDIENCIA
LECCION
8.-Dios es la Autoridad……………………………………………………21
9.-El Matrimonio (a)…………………………………………………………23
10.-El Matrimonio (b)………………………………………………….....26
11.- La familia……………………………………………………………......30
MAYORDOMIA
LECCION
12.-Dueño y sus Mayordomos…………………………………………..33
13.-Manutención familiar……………………………………………………34
14.-Caridad hacia el pobre y el menester………………….......35
15.-La Ofrenda…………………………………………………………………...36
16.-El Diezmo……………………………………………………………………..37
¡Te saludamos en el precioso nombre de Jesucristo! Estamos muy contentos de poner en tus manos esta herramienta de trabajo. Son varias las razones que nos motivaron a elaborar este manual, pero la principal es la orden del Señor a sus discípulos de:

"Id y haced discípulos..." Mat. 28:19
La vida del Cristo resucitado no puede detenerse, y ya que tú has recibido esta vida estamos seguros que deseas compartirla con tus familiares y amigos. Ahora que eres discípulo de Jesucristo te encontrarás con la necesidad del pecador a cada paso. Tú no podrás cambiar a nadie, pero puedes sembrar en ellos la palabra de Dios. ¿Te ha indicado el Espíritu Santo que compartas con alguien las buenas nuevas que tú has recibido?


¡¡ADELANTE!! Ve y cuéntales cuan grandes cosas ha hecho el señor contigo. Mientras te escuchan, estarás sembrando la buena semilla en ellos y el Espíritu Santo hará lo demás.

"Cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. (Juan 16:8-9).
En este manual encontrarás ayuda para guiar al pecador a los pies de Cristo. Lo hemos titulado "HACER DISCIPULOS 1", pues va dirigido a los oyentes inconversos. Se usará en discipulados individuales y en células de discipulado. Consta de diez y seis lecciones y su contenido está basado en los requerimientos del Señor para un verdadero discipulado (Luc. 14:25-35).