miércoles, 15 de abril de 2015

La crisis actual de autoridad bíblica refleja un consenso decadente de la civilización en los asuntos de soberanía y sumisión

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 


                 La autoridad de la Biblia


LA CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL está en una severa «crisis de autoridad», que no se limita solamente al campo de la fe religiosa, ni tampoco es una amenaza especial o única para los que creen en la Biblia. La autoridad paternal, la autoridad marital, la autoridad política, la autoridad académica y la autoridad eclesiástica son puestas en duda. No sólo la autoridad en particular—la autoridad de las Escrituras, la autoridad del papa, de líderes políticos y así sucesivamente—sino que también el concepto de autoridad en sí mismo es desafiado con vigor. Por eso la crisis actual de autoridad bíblica refleja un consenso decadente de la civilización en los asuntos de soberanía y sumisión.
En algunos aspectos, el poner en duda la autoridad en esta época tiene una base moral legítima y es altamente encomiable. El siglo XX ha sido testigo del ascenso al poder de tiranos crueles y que proceden con arbitrariedad, imponiendo reglas totalitarias en ciudadanías políticamente esclavizadas. En los Estados Unidos se usó mal el poder político durante la llamada «época de Watergate». El poder de las corporaciones ha sido manipulado para obtener ventajas institucionales tanto de enormes conglomerados comerciales como de uniones laborales muy grandes.

REBELIÓN CONTRA LA AUTORIDAD BÍBLICA
Juez de hombres y naciones, el Dios que se revela a sí mismo ejerce autoridad y poder ilimitados. Toda la autoridad y el poder de los seres creados provienen de la autoridad y el poder de Dios. Como el Creador soberano de todo, el Dios de la Biblia quiere y tiene el derecho de ser obedecido. El poder que otorga Dios es un fideicomiso divino, una mayordomía. Las criaturas de Dios son moralmente responsables por el uso o mal uso que hagan de dicho poder. En la sociedad humana caída, Dios instituye el gobierno civil para la promoción de la justicia y el orden. Él aprueba un orden de autoridad y relaciones productivas en el hogar al estipular ciertas responsabilidades a los esposos, esposas e hijos. También determina un patrón de prioridades para la iglesia: Jesucristo la cabeza, los profetas y los apóstoles a través de quienes llegó la revelación redentora, y así sucesivamente. Las Escrituras inspiradas, que revelan la voluntad trascendente de Dios en una forma escrita objetiva, son la regla de fe y conducta a través de las cuales Cristo ejercita su autoridad divina en la vida de los creyentes.
La rebelión contra autoridades particulares se ha ampliado en nuestro tiempo a una rebelión contra toda la autoridad trascendente y externa. Poner en duda la autoridad es una práctica que se tolera y promueve en muchos círculos académicos. Algunos filósofos, con un punto de vista totalmente secular, han afirmado que Dios y lo sobrenatural son conceptos imaginarios, y que la verdadera realidad consiste de eventos y procesos naturales. Se dice que toda la existencia es temporal y cambiante; se declara que todas las creencias e ideales son relativos a la época y a la cultura en que aparecen. Por lo tanto, se afirma que la religión bíblica, al igual que todas las religiones, es simplemente un fenómeno cultural. Tales pensadores rechazan la afirmación de la autoridad divina de la Biblia; y la revelación trascendental, las verdades establecidas y los mandamientos inmutables, son considerados invenciones piadosas.
Afirmando que el hombre ha alcanzado «la mayoría de edad», el secularismo radical defiende y apoya la autonomía humana y la creatividad individual. Se dice que el hombre es su propio señor, y el inventor de sus propios ideales y valores. Vive en un universo supuestamente sin propósito, que presumiblemente ha sido formado por un accidente cósmico. Por lo tanto, se declara a los seres humanos como totalmente libres para imponer en la naturaleza y en la historia cualquier criterio moral que prefieran. Para tal punto de vista, insistir en verdades y valores dados divinamente y en principios trascendentales sería reprimir la autorrealización y retardar el desarrollo creativo personal. Por lo tanto, el punto de vista radicalmente secular va más allá de oponerse a autoridades externas particulares cuyas afirmaciones son consideradas arbitrarias o inmorales; el secularismo radical es agresivamente contrario a toda autoridad externa y objetiva, considerándola intrínsecamente restrictiva del espíritu humano autónomo.
Cualquier lector de la Biblia reconoce el rechazo a la autoridad divina y a una revelación definitiva de lo que es bueno o malo como un fenómeno antiguo. No es sólo algo característico del hombre contemporáneo considerar que ha llegado «a la mayoría de edad»; esto ya se encontró en el Edén. Adán y Eva se rebelaron contra la voluntad de Dios siguiendo sus preferencias individuales y su propio egoísmo. Pero su rebelión fue reconocida como pecado y no fue racionalizada como «gnosis» filosófica en las fronteras del avance evolucionista.
Si uno abraza un punto de vista estrictamente de desarrollo, que considera que toda la realidad es contingente y cambiante, ¿qué base queda para el papel decisivamente creativo de la humanidad en el universo? ¿Cómo podría un cosmos sin propósito llevar a la autosatisfacción individual? Solamente la alternativa bíblica del Dios Creador-Redentor, quien creó a los seres humanos para la obediencia moral y un alto destino espiritual, preserva la dignidad permanente y universal de la especie humana. La Biblia lo hace, sin embargo, con un llamado que demanda una decisión espiritual. La Biblia establece que el hombre es superior a los animales, que su dignidad alta («casi igual a Dios», Salmo 8:5, BLS) se debe a la imagen divina racional y moral que tiene por su creación. En el contexto de la participación universal humana en el pecado adánico, la Biblia pronuncia un llamado divino y misericordioso a la redención por medio de la obra y la mediación personal de Cristo. Se invita a la humanidad caída a experimentar la obra renovadora del Espíritu Santo, para ser conformada a la imagen de Jesucristo y anticipar un destino final en la eterna presencia del Dios de justicia y justificación.
El rechazo contemporáneo de los principios bíblicos no descansa en ninguna demostración lógica de que el caso del teísmo bíblico es falso; más bien se basa en una preferencia subjetiva de puntos de vista alternativos de «la buena vida».
La Biblia no es la única que nos recuerda que los seres humanos tienen todos los días una relación responsable con el Dios soberano. El Creador revela su autoridad en el cosmos, en la historia y en la consciencia interior, una revelación del Dios vivo que penetra la mente de cada ser humano (Romanos 1:18–20; 2:12–15). La supresión rebelde de esa «revelación general divina» no consigue evitar completamente el temor de tener que rendir cuentas al final (Romanos 1:32). Sin embargo, es la Biblia como «revelación especial» la que con más claridad confronta nuestra rebelión espiritual con la realidad y autoridad de Dios. En las Escrituras, el carácter y la voluntad de Dios, el significado de la existencia humana, la naturaleza del reino espiritual y los propósitos de Dios para los seres humanos de todas las épocas están declarados en forma totalmente inteligible. La Biblia publica en forma objetiva el criterio por medio del cual Dios juzga a los individuos y a las naciones, así como las maneras en que se pueden recobrar moralmente y ser restaurados a la comunión personal con él.
Por lo tanto, el respeto por la Biblia es decisivo para el curso de la cultura occidental y, a la larga, para la civilización humana en general. La revelación divina inteligible, la base para creer en la autoridad soberana del Dios Creador-Redentor sobre toda la vida humana, descansa en la confiabilidad de lo que dicen las Escrituras acerca de Dios y de su propósito. El naturalismo moderno impugna la autoridad de la Biblia y ataca la afirmación de que la Biblia es la Palabra de Dios escrita, es decir, una revelación dada trascendentalmente de la mente y la voluntad de Dios en una forma literaria objetiva. La autoridad de las Escrituras es el centro de la tormenta en ambas, la controversia sobre la religión revelada y el conflicto moderno sobre los valores de la civilización.

ALTA CRÍTICA
En el siglo XX, la discusión sobre la autoridad bíblica fue ensombrecida tanto por las afirmaciones generalizadas de la alta crítica, de parte de críticos no evangélicos, como por aseveraciones extravagantes de lo que requiere e implica la autoridad de las escrituras, de parte de polémicos evangélicos.
En muchos círculos académicos parece sobrevivir el escepticismo hacia la confiabilidad de las Escrituras, a pesar del colapso de las teorías críticas. Todavía se encuentra una disposición para confiar en escritores seculares cuyas credenciales para proveer testimonio histórico son menos adecuadas que las de los escritores bíblicos. No hace mucho tiempo muchos eruditos rechazaron la historicidad de los relatos patriarcales, negaron que en los tiempos de Moisés existiera la escritura y le atribuyeron los Evangelios y las Epístolas a escritores del siglo II. Pero la alta crítica ha sufrido algunos contratiempos espectaculares y sorprendentes, principalmente debido a hallazgos arqueológicos. Ya no se afirma que las glorias de la época del rey Salomón son una fabricación literaria; que «Yahweh», el Dios redentor de los hebreos, fuera desconocido antes de los profetas del siglo VIII a.C.; o que las representaciones de Esdras en cuanto a la cautividad babilónica son ficción. Los arqueólogos han localizado las minas de cobre de la época de Salomón que durante mucho tiempo estuvieron perdidas. Se han descubierto tablas en Ebla, cerca de Aleppo, que prueban que nombres similares a los de los patriarcas eran comunes entre la gente que vivía en Ebla poco antes de que tuvieran lugar los acontecimientos registrados en los últimos capítulos del Génesis.
John T. Robinson, un crítico del Nuevo Testamento, concedió en Redating the New Testament [Fechando de nuevo el Nuevo Testamento] (1906) que las fechas tardías que se le han atribuido al Nuevo Testamento son totalmente imposibles de aceptar. Robinson argumentó que el hecho de que los Evangelios y las Epístolas no mencionaran la destrucción del Templo en 70 d.C. es evidencia de que los escritos se completaron antes, porque de otra manera ese acontecimiento hubiera sido mencionado apologéticamente por los autores. Sin embargo, sería mejor llegar a las fechas de la composición por lo que enseñan los escritores y por quiénes son ellos antes que por lo que no contienen los escritos; tampoco es prudente dejarse guiar principalmente por una supuesta motivación apologética subyacente en su composición.
El punto de vista «documentario» de las Escrituras ha sido considerado por los no evangélicos, por mucho tiempo, como el logro establecido más firmemente de la crítica literaria e histórica. La teoría (de que las narraciones del Antiguo Testamento son un producto de la «redacción» de editores que combinaron registros separados en una sola narración) ha tenido—hasta hace poco—el apoyo de casi todos los eruditos prestigiosos del Antiguo Testamento fuera de los círculos evangélicos. Pero la teoría, también conocida como la «hipótesis J-E-P-D» (las letras en alemán representan los supuestamente documentos separados), ha estado bajo un ataque cada vez mayor. Umberto Cassuto (1883–1951), quien ocupaba el cargo de profesor de la Biblia en la Universidad Hebrea de Jerusalén, repudiaba la noción crítica prevaleciente de que los relatos bíblicos obtuvieron su unidad por medio de redacción literaria (edición), pero retuvo fechas relativamente tardías para la terminación del Pentateuco y del libro de Isaías (Biblical and Oriental Studies [Estudios bíblicos y orientales], publicado póstumamente, 1973). En una entrevista de la revista Christianity Today en 1959, Cyrus H. Gordon, un distinguido erudito judío, rechazó la noción de que el uso de «Elohim» y «Yahweh» como nombres divergentes de Dios implica fuentes literarias diferentes («Higher Critics and Forbidden Fruit [Los críticos altos y el fruto prohibido]»).
Investigaciones lingüísticas recientes apoyan el argumento de que las variaciones de estilo reflejan el ritmo y el tono de las narrativas; es menos probable que identifiquen a los supuestos redactores. Robert Longacre ha sostenido que «la suposición de fuentes documentarias divergentes» en la historia del Diluvio, por ejemplo, es innecesaria y «oscurece mucho de la estructura verdaderamente elegante de la historia». Entonces, los puntos de vista más antiguos que atribuyen la enseñanza de las Escrituras no a los originalmente nombrados recipientes de la revelación divina, sino a redactores editoriales posteriores, están cayendo bajo nuevo criticismo. Es más, Bernard Childs ha argumentado con persuasión contra el punto de vista de que existen, detrás de las escrituras canónicas, escritos anteriores y fuentes más confiables que los escritores hebreos mitificaron a favor del culto hebreo.

CÓMO SE VE LA BIBLIA A SÍ MISMA
La naturaleza inteligible de la revelación divina—la presunción de que se puede conocer la voluntad de Dios por medio de verdades válidas—es la presunción central de la autoridad de la Biblia. Una teología neo-protestante mucho más reciente catalogó de doctrinario y estático el énfasis tradicional evangélico. Insistió, en cambio, que la autoridad de las Escrituras debe ser experimentada internamente como un testimonio de la gracia divina que engendra fe y obediencia, renunciando así a su carácter objetivo de verdad universal válida. De cierta forma inconsecuente, casi todos los teólogos neo-protestantes se han valido del registro para apoyar racionalmente aquellos fragmentos del total que parecen coincidir con sus puntos de vista divergentes, aun cuando desaprueban la Biblia como un todo de revelación especial de enseñanza divina autorizada. Para los evangélicos ortodoxos, si la información en forma de revelación que Dios les dio a los profetas y apóstoles elegidos debe ser considerada significativa y verdadera, debe ser dada no sólo en conceptos aislados que pueden tener significados diversos, sino en frases o proposiciones. Una proposición—es decir, un sujeto, predicado y verbo que los conecta (o «cópula»)—constituye la unidad lógica mínima de comunicación inteligible. La fórmula de los profetas del Antiguo Testamento «Así ha dicho el Señor» presentaba en forma característica una verdad revelada en forma de proposición. Jesucristo empleó la formula distintiva «Pero yo os digo» para introducir frases lógicamente formadas que presentaba como la verdadera palabra o doctrina de Dios.
La Biblia es autoritativa porque está autorizada divinamente; en sus propios términos, «Toda la Escritura es inspirada por Dios» (2 Timoteo 3:16). De acuerdo a este pasaje, todo el Antiguo Testamento (o cualquier elemento de él) es inspirado divinamente. La extensión de la misma afirmación para el Nuevo Testamento no se declara expresamente, pero no es sólo dada a entender. El Nuevo Testamento contiene indicaciones de que su contenido debía ser visto, y en realidad lo era, como de igual autoridad que el Antiguo Testamento. Los escritos del apóstol Pablo son catalogados con «las demás Escrituras» (2 Pedro 3:15–16, NVI). Bajo el encabezamiento de «Escritura», 1 Timoteo 5:18 cita Lucas 10:7 junto a Deuteronomio 25:4 (compare 1 Corintios 9:9). El libro del Apocalipsis, además, reclama origen divino (1:1–3) y emplea el término «profecía» en el sentido del Antiguo Testamento (22:9–10, 18). Los apóstoles no distinguieron su enseñanza hablada y escrita, pero declararon expresamente que su proclamación inspirada era la Palabra de Dios (1 Corintios 4:1; 2 Corintios 5:20; 1 Tesalonicenses 2:13). (Vea el capítulo «La inspiración de la Biblia».)

EL ASUNTO DE LA INERRANCIA
La doctrina de la autoridad bíblica ha sido sometida a ataques sobre su confiabilidad histórica y científica, y por haberle seguido supuestamente las huellas a sus enseñanzas hasta llegar a fuentes humanas falibles. Además, la doctrina ha sido innecesariamente oscurecida algunas veces por apologistas extremadamente conservadores que han exagerado lo que presupone e implica la autoridad bíblica. Algunos eruditos conservadores han repudiado toda la crítica histórica como enemiga de la autoridad bíblica y han distinguido a los «verdaderos» cristianos de los falsos sobre la base de su suscripción a la «inerrancia bíblica». Si uno acepta la inspiración divina «plenaria» de la Escritura—es decir, la superintendencia de Dios sobre el todo—, la doctrina de la autoridad bíblica sin duda implica «inerrancia» del contenido. Pero la fe cristiana no puede esperar avanzar sus afirmaciones por medio del repudiar a la crítica histórica. Si lo hiciera, implicaría que para apoyar su posición debe recurrir a ver la historia sin crítica. Para la «alta crítica», que muy a menudo se basó en presunciones arbitrarias que promueven conclusiones injustificables, el evangélico debe responder con una crítica fidedigna que procede de suposiciones legítimas y provee veredictos defendibles.
El cristianismo evangélico debe defender la inerrancia de las Escrituras con un compromiso teológico sano, un compromiso que sea consecuente con lo que la Biblia dice sobre sí misma. Pero no es necesario que repudie la integridad cristiana de todos los que no comparten ese compromiso y que los considere apóstatas sin esperanza. J. Gresham Machen, brillante apologista evangélico de las décadas de 1920 y 1930, y defensor acérrimo de la inerrancia bíblica, escribió que la doctrina de inspiración plenaria «es negada, no sólo por los oponentes liberales del cristianismo, sino también por muchos hombres verdaderamente cristianos … muchos hombres de la iglesia moderna … que aceptan el mensaje central de la Biblia y sin embargo creen que el mensaje nos ha llegado simplemente por la autoridad de testigos confiables que realizaron su obra literaria sin ayuda, por la guía sobrenatural del Espíritu de Dios. Hay muchos que creen que la Biblia es correcta en su punto central, en su relato de la obra redentora de Cristo y, sin embargo, creen que contiene muchos errores. Esos hombres no son realmente liberales sino cristianos, porque han aceptado como verdadero el mensaje sobre el cual depende el cristianismo» (Christianity and Liberalism [Cristianismo y liberalismo], 75).
Sin embargo, Machen mismo nunca vaciló en su convicción de que toda la Biblia se debe considerar «el centro de autoridad». Él estaba convencido de que la doctrina de la inerrancia evita la inestabilidad al exponer la doctrina y la moralidad autoritativa. Insistía que un punto de vista «intermedio» de la Biblia no es sostenible. «Los modernistas», quienes afirman honrar la autoridad de Jesucristo más que la autoridad de las Escrituras, contradicen las enseñanzas de Jesús, puesto que él tenía un concepto muy alto de las Escrituras. Es más, la explicación completa de la vida y obra de Jesús dependía de su crucifixión, resurrección y ministerio celestial, y provino de la inspiración del Espíritu Santo a los apóstoles. Es ilógico seleccionar de las enseñanzas de Jesús durante su ministerio terrenal sólo aquellos elementos que sirven a las suposiciones de uno mismo. El rechazo de la total confiabilidad de las Escrituras puede finalmente guiar a alguien a asignarle a Jesús una vida y propósito diferentes de la idea bíblica de que Jesús murió y resucitó corporalmente para ser la fuente de perdón divino para los pecadores.
La posición evangélica histórica se resume en las palabras de Frank E. Gaebelein, editor general de The Expositors’ Bible Commentary [Comentario bíblico del expositor]. En el prefacio de este comentario, él habló de un «movimiento evangélico erudito [que estaba] dedicado a la inspiración divina, completa confiabilidad y autoridad total de la Biblia». Las Escrituras son autoritativas y totalmente confiables porque son inspiradas divinamente. El teólogo luterano Francis Pieper relacionó directamente la autoridad de la Biblia a su inspiración: «La autoridad divina de las Escrituras descansa solamente en su naturaleza, en su theopneusty»—es decir, su carácter de ser «inspirada por Dios». J. I. Packer comentó que todo compromiso con la veracidad de la Biblia debe ser considerado al mismo tiempo como un compromiso con su autoridad: «Mantener la inerrancia e infalibilidad de la Biblia es simplemente confesar fe en (i) el origen divino de la Biblia, y (ii) la veracidad y confiabilidad de Dios. El valor de estos términos es que conservan los principios de autoridad bíblica; porque las declaraciones que no son absolutamente verdaderas y confiables no podrían ser absolutamente autoritativas». Packer reforzó el argumento demostrando que Cristo, los apóstoles y la iglesia primitiva, todos estuvieron de acuerdo que el Antiguo Testamento era absolutamente confiable y verdadero. Siendo el cumplimiento del Antiguo, el Nuevo Testamento no tenía menos autoridad. Cristo les impartió su misma autoridad a sus discípulos en sus enseñanzas, así que la iglesia primitiva las aceptó. Las Escrituras, como revelación de Dios, están más allá de las limitaciones de la afirmación humana. (Vea el capítulo «La inerrancia e infalibilidad de la Biblia».)

DESAFÍOS RECIENTES
En debates recientes, la autoridad de las Escrituras ha sido comprometida por algunos eruditos que, queriendo reconciliar diferencias, han estado dispuestos a aceptar la infiltración de enseñanzas que dependen de la cultura. Algunas de las enseñanzas del apóstol Pablo sobre las mujeres, o sus puntos de vista acerca de una reunión de Israel en Palestina, son descartados como reflexiones de la enseñanza rabínica de aquel tiempo y, por lo tanto, como evidencia de la limitada perspectiva cultural de Pablo. Obviamente, la enseñanza bíblica coincide con la tradición judía en algunos puntos. Pero cuando la tradición hebrea era elevada al estado de norma considerada superior o que modificaba y contradecía las Escrituras, Jesús siempre criticaba esa tradición. Que el apóstol Pablo en alguna instancia haya enseñado lo que también era enseñado por tradición histórica arraigada en el Antiguo Testamento no prueba nada; en otras ocasiones él era altamente crítico de las tradiciones rabínicas.
El punto de vista evangélico siempre ha sido que lo que enseñan los escritores bíblicos inspirados, lo enseñan no como derivado de la simple tradición sino como inspirado por Dios; en su proclamación tenían la mente del Espíritu para distinguir lo que era divinamente aprobado o desaprobado en la tradición corriente. Es una perspectiva más correcta, por lo tanto, hablar de elementos en los cuales la tradición judía reflejaba revelaciones proféticas y hablar de elementos en los cuales se apartaba de ella. Una vez que el principio de la «dependencia cultural» se introduce en el contenido de la enseñanza bíblica, es difícil establecer criterios objetivos para distinguir entre lo que es supuestamente autoritativo y no autoritativo en la doctrina apostólica. Entonces, el punto de vista de Pablo sobre la homosexualidad podría ser considerado como culturalmente prejuiciado, al igual que su punto de vista sobre la autoridad jerárquica, o también el asunto de la autoridad de las Escrituras.

En un desarrollo posterior, algunos eruditos recientes han buscado atribuirles a las Escrituras sólo una autoridad «funcional», como un estimulante de transformación de la vida interior, dejando de lado su autoridad conceptual-proposicional. Algunos teólogos neo-protestantes actuales—por ejemplo, Karl Barth, Rudolf Bultmann, Paul Tillich y Fritz Buri—identifican el supuesto aspecto autoritativo de las Escrituras en elementos radicalmente divergentes, y hasta contradictorios. Todos ellos se apartan del punto de vista evangélico histórico (sostenido, por ejemplo, por B. B. Warfield en The Inspiration and Authority of the Bible [La inspiración y la autoridad de la Biblia], 1948), que la autoridad de las Escrituras se concentra en su exposición de verdades divinas reveladas, que constituyen la regla de fe y principios morales. El punto de vista «funcional» que refleja David H. Kelsey en The Uses of Scripture in Recent Theology [Los usos de la escritura en la teología reciente] (1975) rechaza la finalidad de cualquiera de los puntos de vista divergentes y los acepta igualmente (sin importar lo conflictivos o contradictorios que puedan ser). Las afirmaciones de la autoridad externa están subordinadas a una supuesta autoridad interna que altera dinámicamente la vida de la comunidad de fe. A pesar de profesar su no discriminación de puntos de vista divergentes, tal teoría debe, por supuesto, excluir explícitamente el énfasis tradicional evangélico sobre la verdad objetiva de la Biblia. Pero una vez que la validez de la enseñanza bíblica en su totalidad o en parte es dejada de lado, no queda ninguna razón persuasiva de por qué la vida de una persona deba ser transformada. La vida de alguien puede ser transformada en patrones alternativos y aun expresamente opuestos, o ajustada algunas veces de una forma y otras veces de otra, o transformada en correlación con ideas derivadas de fuentes no cristianas y anticristianas, como también lo puede ser en correlación con ideas derivadas de la Biblia.
El asunto de la autoridad bíblica difícilmente puede ser separado del interés en la validez racional y objetividad histórica de las Escrituras. Pero los evangélicos sostienen que la autoridad de la Biblia es una autoridad divina; y no todas las verdades o declaraciones históricamente correctas caen en esa categoría. La Escritura es autoritativa porque es la Palabra de Dios. Los profetas y apóstoles elegidos, algunos de ellos llamados por Dios a pesar de su propia indiferencia o aun hostilidad—por ejemplo, el profeta Jeremías y el apóstol Pablo—, testificaron que recibieron la verdad de Dios por inspiración divina. La religión judeo-cristiana se basa en la revelación histórica y en la redención; en lugar de indiferencia hacia los asuntos de la historia, la Biblia mantiene un punto de vista distintivo de historia linear ajeno al de las religiones y filosofías antiguas.

ALGUNAS DE LAS CONSECUENCIAS DEL RECHAZO
Las suposiciones básicas del secularismo moderno mitigan de antemano la fuerza personal de muchas afirmaciones históricas cristianas. Como resultado, los jóvenes son tentados, especialmente en una época moralmente permisiva, a rechazar como supersticiones las afirmaciones especiales de las Escrituras. A veces, aun los cristianos adultos muestran cierta clase de incomodidad en cuanto a la Biblia: tal vez se sometan a sus profundos juicios éticos, pero culturalmente están condicionados a enfrentar algunas de sus afirmaciones autoritativas con grandes reservas. Tal vez el lenguaje bíblico les suene extraño y la noción de escritos revelados sobrenaturalmente o inspirados les puede parecer un eco del pasado históricamente condicionado. Debido a que viven casi dos mil años después de la época de Jesús de Nazaret, algunos pensadores contemporáneos tienden a rechazar como previas a la crítica, que no se pueden criticar o arcaicas las confiadas afirmaciones de la autoridad de la Biblia que se encuentran en las confesiones históricas cristianas. A ellos tal vez les parezca contrario a la tendencia moderna, o aun repulsivo, reconocer a las Escrituras como la regla divina de fe y conducta. Ningún principio de las tradiciones religiosas heredadas sufre más agravio que el que afirma la autoridad total de la Biblia. ¿Es tan increíble que una obra literaria traducida al inglés usando alrededor de 770.000 palabras, impresa en unas 1.000 pequeñas páginas, y que se puede reducir fotográficamente a un pequeño negativo pueda ser aceptada por los cristianos como la Palabra de Dios?
Sin embargo, mirando la historia de la teología y la filosofía, queda claro que siempre fallan los esfuerzos por preservar la realidad del Dios Creador-Redentor vivo aparte de la autoridad de la palabra bíblica. Aun la teología neo-ortodoxa de «encuentro divino», que enfatiza como lo hizo la autorevelación distintiva y personal de Dios, muy pronto se volvió a alternativas existencialistas y finalmente a la especulación de la muerte de Dios. El Dios trino es sin duda la «premisa ontológica» sobre la cual se funda la fe cristiana histórica, pero el caso para el teísmo bíblico parece requerir su revelación definitiva en la inspirada Palabra de la Escritura.
La autoridad bíblica ha sido oscurecida innecesariamente colocando en la Biblia toda clase de autoridades secundarias y terciarias—libros apócrifos, tradición eclesiástica e interpretación cúltica. En siglos pasados, algunos eruditos mediadores revisaron a veces ciertas doctrinas bíblicas, y otros críticos más radicales rechazaron completamente los artículos de fe que chocaban con la tendencia de su época. En nuestro propio siglo, tales alteraciones acumulativas, aunadas al punto de vista naturalista de la realidad, han llegado a su punto culminante. El énfasis cristiano histórico sobre la autoridad bíblica ha sido totalmente repudiado en algunos lugares. Los regímenes declarados oficialmente ateos en países comunistas, por ejemplo, pueden usar todos los recursos políticos y académicos para menoscabar el punto de vista teísta. Aun después de firmar la Declaración de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, pueden reprimir el testimonio cristiano y el evangelismo, y castigar a los que no apoyan el absolutismo estatal sin críticas, y en el mejor de los casos, permiten una distribución muy restringida de la Biblia. En otras partes del mundo, los agravios a la autoridad bíblica de parte de eruditos críticos han precipitado dudas en muchas comunidades académicas influyentes.

EL PODER DE LA PALABRA DE DIOS
Sin embargo, la Biblia permanece como el libro que más se imprime, más se traduce y es leído con más frecuencia en el mundo. Sus palabras han sido guardadas en el corazón de multitudes como ningún otro libro. Todos los que han recibido sus dones de sabiduría y promesas de nueva vida y poder al principio eran hostiles a la naturaleza de su mensaje redentor, y muchos eran enemigos de sus enseñanzas y demandas espirituales. En todas las generaciones ha sido demostrado su poder de desafiar a gente de toda raza y nación. Los que aman este libro porque provee esperanza futura, trae significado y poder al presente y correlaciona un pasado pecaminoso con la gracia perdonadora de Dios no experimentarían tal recompensa interior si no hubieran conocido la verdad revelada autoritativa y divinamente. Para el cristiano evangélico, las Escrituras son la Palabra de Dios dada en la forma objetiva de verdades proposicionales por medio de los profetas y apóstoles divinamente inspirados, y el Espíritu Santo es el dador de fe a través de esa Palabra.

BIBLIOGRAFÍA
  Bruce, F. F. The New Testament Documents: Are They Reliable? 1960. Publicado en español como ¿Son fidedignos los documentos del Nuevo Testamento? en 1972.
  Childs, Brevard. Introduction to the Old Testament as Scripture [Introducción al Antiguo Testamento como escritura], 1979.
  Henry, Carl F. H. God, Revelation, and Authority [Dios, revelación y autoridad], 1979.
  Machen, J. Gresham. Christianity and Liberalism [Cristianismo y liberalismo], 1923.
  Robinson, John A. T. Redating the New Testament [Fechando de nuevo el Nuevo Testamento], 1976.
  Warfield, B. B. The Inspiration and Authority of the Bible [La inspiración y la autoridad de la Biblia], 1948.
 
DOWNLOAD HERE>>>
http://www.ermail.es/link/TCVmmA2ccJJaaATCeC7CmA7CjaallVaa

martes, 14 de abril de 2015

El mensaje central de la Biblia es el pacto de Dios con los hombres: El mediador del pacto, la base del pacto y la gente del pacto. Dios es el Salvador de su pueblo y quien confirma su pacto de misericordia con ellos.

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 2.9MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 




LA PALABRA «BIBLIA» se deriva, a través del latín, de la palabra griega biblia (libros); se refiere específicamente a los libros que la iglesia cristiana reconoce como canónicos. El uso cristiano más temprano de ta biblia (los libros) en este sentido se dice que fue en 2 Clemente 14:2 (circa 150 d.C.): «los libros y los apóstoles declaran que la iglesia … ha existido desde el principio». (Compare Daniel 9:2, NVI: «Yo, Daniel, logré entender ese pasaje de las Escrituras», donde la referencia es al cuerpo de los escritos proféticos del Antiguo Testamento.) La palabra griega biblion (cuyo plural es biblia) es un diminutivo de biblos, que en la práctica denota cualquier clase de documento escrito, pero originalmente uno escrito en papiro.
Un término sinónimo de «la Biblia» es «los escritos» o «las Escrituras» (en el griego, hai graphai, ta grammata), usados con frecuencia en el Nuevo Testamento para indicar los documentos del Antiguo Testamento en su totalidad o en parte. Por ejemplo, Mateo 21:42 dice: «¿Nunca leísteis en las Escrituras?» (en tais graphais). El pasaje paralelo, Marcos 12:10, tiene el singular, refiriéndose al texto particular citado: «¿Ni aun esta escritura habéis leído?» (ten graphen tauten). 2 Timoteo 3:15 habla de «las Sagradas Escrituras» (ta hiera grammata), y el siguiente versículo dice: «Toda la Escritura es inspirada por Dios» (pasa graphe theopneustos). En 2 Pedro 3:16 (NVI), «todas» las epístolas de Pablo están incluidas junto con «las demás Escrituras» (tas loipas graphas), refiriéndose probablemente a los escritos del Antiguo Testamento y los Evangelios.

CONTENIDO Y AUTORIDAD
Entre los cristianos, para los que el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento juntos constituyen la Biblia, no hay un acuerdo completo sobre su contenido. Algunas ramas de la iglesia siríaca no incluyen 2 Pedro, 2 y 3 Juan, Judas y Apocalipsis en el Nuevo Testamento. Las comunidades romanas y griegas incluyen varios libros en el Antiguo Testamento además de los que componen la Biblia hebrea; estos libros adicionales forman parte de la Septuaginta cristiana.
Aunque están incluidos, junto con uno o dos más, en la Biblia protestante inglesa completa, la Iglesia de Inglaterra (al igual que la Iglesia Luterana) sigue la enseñanza de Jerónimo que sostiene que pueden ser leídos «para ejemplos de la vida e instrucción de costumbres; pero que no se deben aplicar para establecer ninguna doctrina» (Artículo VI). Otras iglesias reformadas no le dan ningún estado canónico. La Biblia Etiópica incluye 1 Enoc y el libro de los Jubileos.
En las comunidades romanas, griegas y algunas otras antiguas, la Biblia, junto con las tradiciones vivas de la iglesia en algún sentido, constituye la autoridad suprema. Por otro lado, en las iglesias de la Reforma, sólo la Biblia es la corte final de apelaciones en asuntos de práctica y doctrina. Así es que el Artículo VI de la Iglesia de Inglaterra afirma: «La Santa Escritura contiene todas las cosas necesarias para la salvación; así que lo que no se lea allí, ni pueda ser probado por ella, no se le debe requerir a ningún hombre, para que no sea creído como un artículo de la fe, o sea enseñado como un requisito, o necesario para la salvación». Para el mismo efecto, la Confesión de Fe de Westminster (1.2) cataloga los 39 libros del Antiguo Testamento y los 27 del Nuevo Testamento como «todos … dados por inspiración de Dios para que sean la regla de fe y de conducta».

LOS DOS TESTAMENTOS
La palabra «testamento» en las designaciones «Antiguo Testamento» y «Nuevo Testamento», que se da a las dos divisiones de la Biblia, va desde el término testamentum en latín, al griego diatheke, que en la mayoría de las veces que aparece en la Biblia griega significa «pacto» en lugar de «testamento». En Jeremías 31:31, se predice un nuevo pacto, el cual reemplazará al que Dios hizo con Israel en el desierto (compare Éxodo 24:7 y siguientes). «Al llamar “nuevo” a ese pacto, ha declarado obsoleto al anterior» (Hebreos 8:13, NVI). Los escritores del Nuevo Testamento ven el cumplimiento de la profecía del nuevo pacto en el nuevo orden inaugurado por la obra de Cristo; sus propias palabras de institución (1 Corintios 11:25) dan la autoridad para esta interpretación. Los libros del Antiguo Testamento, entonces, se llaman así debido a su asociación cercana con la historia del «antiguo pacto»; los libros del Nuevo Testamento se llaman así debido a que son los documentos en que se funda el «nuevo pacto». Un enfoque a nuestro uso común del término «Antiguo Testamento» aparece en 2 Corintios 3:14 (NVI) que dice: «al leer el antiguo pacto», aunque probablemente Pablo se refiere a la ley, la base del antiguo pacto, más que a todo el volumen de las Escrituras hebreas. Los cristianos usaron en general los términos «Antiguo Testamento» y «Nuevo Testamento» para las dos colecciones de libros durante la última parte del siglo II; Tertuliano tradujo diatheke al latín usando la palabra instrumentum (un documento legal) y también testamentum; la última palabra fue la que sobrevivió, desafortunadamente, puesto que las dos partes de la Biblia no son «testamentos» en el uso común del término.

El Antiguo Testamento
En la Biblia hebrea, los libros están ordenados en tres divisiones: la Ley, los Profetas y los Escritos. La Ley consta del Pentateuco, los cinco «libros de Moisés». Los Profetas se dividen en dos subdivisiones: los «Primeros Profetas», que son Josué, Jueces, Samuel y Reyes; y los «Últimos Profetas», que incluyen Isaías, Jeremías, Ezequiel y «El libro de los Doce Profetas». Los Escritos contienen el resto de los libros: primero se encuentran los Salmos, Proverbios y Job; luego los cinco «rollos», que son el Cantar de los Cantares, Rut, Lamentaciones, Eclesiastés y Ester; y finalmente Daniel, Esdras–Nehemías y Crónicas. Tradicionalmente se considera que el total es veinticuatro, pero estos veinticuatro corresponden exactamente a nuestro cómputo común de treinta y nueve, puesto que en el último cómputo los Profetas Menores se cuentan como doce libros, y Samuel, Reyes, Crónicas y Esdras–Nehemías como dos cada uno. En la antigüedad había otras formas de contar los mismos veinticuatro libros; en una (atestiguada por Josefo) el total fue rebajado a veintidós; en otra (que Jerónimo conocía) el total fue elevado a veintisiete.
No se le puede seguir la pista al origen del arreglo de los libros en la Biblia hebrea; se cree que la división en tres partes corresponde a las tres etapas en las que los libros recibieron reconocimiento canónico, pero no existe evidencia directa que lo pruebe.
En la Septuaginta, los libros están ordenados de acuerdo a la similitud del tema. El Pentateuco es seguido por los libros históricos, y estos son seguidos por los libros de poesía y sabiduría, y estos por los profetas. Es este orden, en sus características esenciales, el que ha sido perpetuado (por medio de la Vulgata) en la mayoría de las ediciones cristianas de la Biblia. En algunos aspectos este orden es más fiel a la secuencia cronológica del contenido narrativo que el orden de la Biblia hebrea; por ejemplo, Rut aparece inmediatamente después de Jueces (puesto que registra cosas que pasaron «en los días en que gobernaban los jueces»), y el trabajo del historiador aparece en el siguiente orden: Crónicas, Esdras y Nehemías.
La división en tres partes de la Biblia hebrea se refleja en las palabras de Lucas 24:44 («en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos»); es más común en el Nuevo Testamento la referencia a «la ley y los profetas» (vea Mateo 7:12), o «Moisés y los profetas» (vea Lucas 16:29).
La revelación divina que registra el Antiguo Testamento fue comunicada en dos formas principales: por obras poderosas y por palabras proféticas. Estas dos formas de revelación están unidas en forma indisoluble. Las obras de misericordia y de juicio, con las cuales el Dios de Israel se hizo conocer a su pueblo elegido, no habrían podido llevar su mensaje apropiado si los profetas no se las hubieran interpretado—los «portavoces» de Dios que recibieron y comunicaron su Palabra. Por ejemplo, los hechos del Éxodo no habrían tenido un significado perdurable para los israelitas si Moisés no les hubiera dicho que en esos hechos el Dios de sus padres estaba actuando para liberarlos, de acuerdo a sus antiguas promesas, para que ellos pudieran ser su pueblo y él su Dios. Por otra parte, las palabras de Moisés no hubieran tenido fruto aparte de su vindicación en los acontecimientos del Éxodo. Podemos comparar el papel significativo y muy parecido de Samuel en la época de la amenaza de los filisteos, de los grandes profetas del siglo VIII a.C. cuando Asiria estaba arrasando con todo lo que tenía por delante, de Jeremías y Ezequiel cuando el reino de Judá llegó a su fin, y así sucesivamente.
Esta interacción de obras poderosas y palabras proféticas en el Antiguo Testamento explica por qué la historia y la profecía están tan entremezcladas a través de sus páginas; sin duda fue el descubrimiento de esto lo que guió a los judíos a incluir los libros históricos importantes entre los Profetas. Pero no sólo los escritos del Antiguo Testamento registran la progresiva revelación doble de Dios; al mismo tiempo registran la respuesta de los hombres a la revelación de Dios—una respuesta a veces obediente, y con demasiada frecuencia desobediente. En este registro del Antiguo Testamento de la respuesta de aquellos a quienes les llegó la Palabra de Dios, el Nuevo Testamento encuentra instrucción práctica para los creyentes. El apóstol Pablo escribe lo siguiente de la rebelión de los israelitas en el desierto, y de los desastres que siguieron: «Todo esto les sucedió para servir de ejemplo, y quedó escrito para advertencia nuestra, pues a nosotros nos ha llegado el fin de los tiempos» (1 Corintios 10:11, NVI).
En cuanto a su posición en la Biblia cristiana, el Antiguo Testamento es preparatorio en carácter: lo que «Dios … habló a nuestros antepasados en otras épocas por medio de los profetas», esperó su cumplimiento en lo que «nos ha hablado por medio de su Hijo» (Hebreos 1:1–2, NVI). Sin embargo, el Antiguo Testamento era la Biblia que los apóstoles y otros predicadores del evangelio en los primeros días del cristianismo llevaban consigo cuando proclamaban a Jesús como el Mesías, Señor y Salvador divinamente enviado; encontraron en el Antiguo Testamento el testimonio claro de Cristo (Juan 5:39), y una clara exposición del camino de salvación a través de la fe en él (Romanos 3:21; 2 Timoteo 3:15). Para usar el Antiguo Testamento tenían la autoridad y el ejemplo de Cristo mismo, y desde entonces la iglesia ha hecho bien cuando ha seguido el precedente sentado por él y sus apóstoles y reconocido al Antiguo Testamento como Escritura cristiana. «Lo que fue indispensable para el Redentor debe ser siempre indispensable para los redimidos» (G. A. Smith).

El Nuevo Testamento
El Nuevo Testamento complementa al Antiguo Testamento en relación al cumplimiento de promesas. Si el Antiguo Testamento registra que «Dios … habló a nuestros antepasados en otras épocas por medio de los profetas», el Nuevo Testamento registra esa palabra final que Dios habló en su Hijo, en quien toda la revelación inicial se resumió, confirmó y trascendió. Las obras poderosas de revelación del Antiguo Testamento culminaron en la obra redentora de Cristo; las palabras de los profetas del Antiguo Testamento reciben su cumplimiento en él. Pero él no es sólo la revelación suprema al hombre; es también la respuesta perfecta del hombre a Dios—el sumo sacerdote así como el apóstol de nuestra profesión (Hebreos 3:1). Si el Antiguo Testamento registra el testimonio de aquellos que vieron el día de Cristo antes de que llegara, el Nuevo Testamento registra el testimonio de aquellos que lo vieron y lo escucharon en los días en que vivía en la carne, y que llegaron a conocer y a proclamar el significado de su venida más cabalmente, por el poder de su Espíritu, después de su resurrección de los muertos.
Durante los últimos 1.600 años, la gran mayoría de los cristianos ha aceptado que el Nuevo Testamento está compuesto de veintisiete libros. Estos veintisiete libros caen naturalmente en cuatro divisiones: (1) los cuatro Evangelios, (2) los Hechos de los Apóstoles, (3) veintiún cartas escritas por los apóstoles y «hombres apostólicos» y (4) el Apocalipsis. Este orden no sólo es lógico, sino que bastante cronológico en lo referente al tema de los documentos; sin embargo, no corresponde al orden en el que fueron escritos.
Los primeros documentos que se escribieron del Nuevo Testamento fueron las primeras Epístolas de Pablo. Estas (posiblemente junto con la Epístola de Santiago) fueron escritas entre 48 y 60 d.C., aún antes de que se escribiera el primero de los Evangelios. Los cuatro Evangelios pertenecen a las décadas 60 a 100, y también se debe asignar a estas décadas todos (o casi todos) los otros escritos del Nuevo Testamento. Mientras que la escritura de los libros del Antiguo Testamento comprendió un período de mil años o más, los libros del Nuevo Testamento se escribieron en un período de un siglo.
Los escritos del Nuevo Testamento no se agruparon en la forma en que los conocemos inmediatamente después de ser escritos. Al principio, los Evangelios individuales tenían una existencia local e independiente en los grupos para los cuales fueron escritos originalmente. Sin embargo, a comienzos del siglo II, se juntaron y comenzaron a circular como un registro que constaba de cuatro partes. Cuando sucedió esto, el libro de Hechos fue separado de Lucas, con el que había formado un escrito de dos volúmenes, y comenzó una carrera separada e importante por sí solo.
Al principio, las cartas de Pablo fueron preservadas por las comunidades y los individuos a quienes habían sido enviadas. Pero para fines del siglo I existen evidencias que sugieren que la correspondencia de Pablo que sobrevivió comenzó a ser recolectada en una colección paulina, la cual circuló con rapidez entre las iglesias—primero una colección más pequeña de diez cartas, y muy pronto después una más grande de trece cartas, ampliada por la inclusión de las tres Epístolas Pastorales. Dentro de la colección paulina, las cartas parecen haber sido colocadas no en orden cronológico, sino en orden descendiente de acuerdo a su longitud. Se puede reconocer este principio en el orden que se encuentra en la mayoría de las ediciones del Nuevo Testamento hoy: las cartas a las iglesias están antes de las cartas a los individuos, y dentro de estas dos subdivisiones están colocadas de manera que las más largas van primero y las más cortas después. (La única excepción a este plan es que Gálatas está antes de Efesios, aunque Efesios es un poco más larga que Gálatas.)
Con la colección de los Evangelios y la colección paulina, y con Hechos, que sirve como un eslabón entre las dos, tenemos el comienzo del canon del Nuevo Testamento como lo conocemos. A la iglesia primitiva, que heredó la Biblia hebrea (o la versión griega de la Septuaginta) como sus Escrituras sagradas, no le tomó mucho tiempo colocar las nuevas escrituras evangélicas y apostólicas junto a la ley y los profetas, y usarlos para la propagación y defensa del evangelio y para la adoración cristiana. Por eso es que Justino Mártir, alrededor de la mitad del siglo II, describe la forma en que los cristianos en sus reuniones dominicales leían «las memorias de los apóstoles y los escritos de los profetas» (Apología 1.67). Fue natural, entonces, que cuando el cristianismo se esparció entre las personas que hablaban otras lenguas y no hablaban griego, el Nuevo Testamento fuera traducido del griego a esas lenguas para beneficio de los nuevos conversos. Había versiones latinas y siríacas del Nuevo Testamento para 200 d.C., y una versión cóptica en el siglo siguiente.

EL MENSAJE DE LA BIBLIA
La Biblia ha jugado, y continúa jugando, un papel notable en la historia de la civilización. Muchos lenguajes se han comenzado a escribir por primera vez para que la Biblia, en su totalidad o en parte, se pudiera traducir a ellos en forma escrita. Y este es sólo un pequeño ejemplo de la misión civilizadora de la Biblia en el mundo.
Esta misión civilizadora es el efecto directo del mensaje central de la Biblia. Puede sorprender que se hable de un mensaje central en una colección de escritos que refleja la historia de la civilización en el Cercano Oriente a través de miles de años. Pero hay un mensaje central, y es este reconocimiento el que ha llevado al tratamiento común de la Biblia como un solo libro, y no sólo una colección de libros—al igual que el plural griego biblia (libros) se convirtió en el singular latín biblia (el libro).
El mensaje central de la Biblia es la historia de la salvación, y a través de ambos Testamentos se pueden distinguir tres aspectos de esta historia en desarrollo: el que trae la salvación, el camino a la salvación y los herederos de la salvación. Esto podría ser reformulado en términos de la idea del pacto, expresando que el mensaje central de la Biblia es el pacto de Dios con los hombres; y que los aspectos son el mediador del pacto, la base del pacto y la gente del pacto. Dios mismo es el Salvador de su pueblo y es él quien confirma su pacto de misericordia con ellos. El que trae la salvación, el mediador del pacto, es Jesucristo, el Hijo de Dios. El camino a la salvación, la base del pacto, es la gracia de Dios, que pide de su pueblo una respuesta de fe y obediencia. Los herederos de la salvación, el pueblo del pacto, son el Israel de Dios, la iglesia de Dios.
La continuidad del pueblo del pacto del Antiguo Testamento y el pueblo del pacto del Nuevo Testamento no está clara para el lector de nuestra Biblia actual, porque «iglesia» es una palabra exclusiva del Nuevo Testamento y es natural que el lector piense que la iglesia es algo que comenzó en la época del Nuevo Testamento. Pero el lector de la Biblia griega no se enfrentaba a ninguna palabra nueva cuando encontró ekklesia en el Nuevo Testamento; ya la había encontrado en la Septuaginta como una de las palabras para indicar a Israel como la «asamblea» del pueblo del Señor. Sin embargo, es cierto que tiene un significado nuevo y más amplio en el Nuevo Testamento. El pueblo del viejo pacto tenía que morir con él para resucitar con él a una nueva vida—una nueva vida en la cual habían desaparecido las restricciones de nacionalidad. Jesús provee en sí mismo la continuidad vital entre el Israel antiguo y el nuevo, y sus fieles seguidores eran ambos, el remanente del antiguo y el núcleo del nuevo. El Señor siervo y su pueblo siervo unen a los dos Testamentos.
El mensaje de la Biblia es el mensaje de Dios para el hombre, comunicado «muchas veces y de varias maneras» (Hebreos 1:1, NVI) y finalmente encarnado en Cristo. Así que «la autoridad de las Santas Escrituras, por las que ellas deben ser creídas y obedecidas, no depende del testimonio de ningún hombre o iglesia, sino exclusivamente de Dios (quien en sí mismo es la verdad), el autor de ellas; y deben ser creídas, porque son Palabra de Dios» (Confesión de fe de Westminster, 1.4).

BIBLIOGRAFÍA
  Barr, J., editor general. The Cambridge History of the Bible [La historia Cambridge de la Biblia], Volúmenes I–III, 1975.
  Bruce, F. F. The Books and the Parchments [Los libros y los pergaminos], 1952.
  Dodd, C. H. According to the Scriptures [Según las escrituras], 1952.
  Reid, J. K. S. The Authority of the Bible [La autoridad de la Biblia], 1957.
  Warfield, B. B. The Inspiration and Authority of the Bible [La inspiración y la autoridad de la Biblia], 1948.
  Westcott, B. F. The Bible in the Church [La Biblia en la iglesia], 1896.
 
http://www.mediafire.com/view/dz52s1fmm4lv3c0/ElOrigenBiblia_ClaudioxpGroup.pdf

lunes, 13 de abril de 2015

Ahora pues, Jehová Dios, confirma para siempre la palabra que has hablado sobre tu siervo y sobre su casa, y haz conforme a lo que has dicho

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 



   Casa
Sinopsis
El lugar donde alguien vive. Su uso extendido incluye una casa y una dinastía, y su uso figurado incluye la casa de Dios y el cielo.
La construcción de casas
Cimientos
1º Reyes 5.17 (RVR60) — 17 Y mandó el rey que trajesen piedras grandes, piedras costosas, para los cimientos de la casa, y piedras labradas.
Esdras 6.3–4 (RVR60) — 3 En el año primero del rey Ciro, el mismo rey Ciro dio orden acerca de la casa de Dios, la cual estaba en Jerusalén, para que fuese la casa reedificada como lugar para ofrecer sacrificios, y que sus paredes fuesen firmes; su altura de sesenta codos, y de sesenta codos su anchura;4 y tres hileras de piedras grandes, y una de madera nueva; y que el gasto sea pagado por el tesoro del rey.
Jeremías 51.26 (RVR60) — 26 Y nadie tomará de ti piedra para esquina, ni piedra para cimiento; porque perpetuo asolamiento serás, ha dicho Jehová.
Ezequiel 41.8 (RVR60) — 8 Y miré la altura de la casa alrededor; los cimientos de las cámaras eran de una caña entera de seis codos largos.
Los materiales de construcción
Génesis 11.3–4 (RVR60) — 3 Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla.4 Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.
Éxodo 1.11–14 (RVR60) — 11 Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés. 12 Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel. 13 Y los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza, 14 y amargaron su vida con dura servidumbre, en hacer barro y ladrillo, y en toda labor del campo y en todo su servicio, al cual los obligaban con rigor.
Levítico 14.40–45 (RVR60) — 40 entonces mandará el sacerdote, y arrancarán las piedras en que estuviere la plaga, y las echarán fuera de la ciudad en lugar inmundo. 41 Y hará raspar la casa por dentro alrededor, y derramarán fuera de la ciudad, en lugar inmundo, el barro que rasparen. 42 Y tomarán otras piedras y las pondrán en lugar de las piedras quitadas; y tomarán otro barro y recubrirán la casa. 43 Y si la plaga volviere a brotar en aquella casa, después que hizo arrancar las piedras y raspar la casa, y después que fue recubierta, 44 entonces el sacerdote entrará y la examinará; y si pareciere haberse extendido la plaga en la casa, es lepra maligna en la casa; inmunda es. 45 Derribará, por tanto, la tal casa, sus piedras, sus maderos y toda la mezcla de la casa; y sacarán todo fuera de la ciudad a lugar inmundo.
1º Reyes 5.18 (RVR60) — 18 Y los albañiles de Salomón y los de Hiram, y los hombres de Gebal, cortaron y prepararon la madera y la cantería para labrar la casa.
1º Reyes 7.9–12 (RVR60) — 9 Todas aquellas obras fueron de piedras costosas, cortadas y ajustadas con sierras según las medidas, así por dentro como por fuera, desde el cimiento hasta los remates, y asimismo por fuera hasta el gran atrio. 10 El cimiento era de piedras costosas, piedras grandes, piedras de diez codos y piedras de ocho codos. 11 De allí hacia arriba eran también piedras costosas, labradas conforme a sus medidas, y madera de cedro. 12 Y en el gran atrio alrededor había tres hileras de piedras labradas, y una hilera de vigas de cedro; y así también el atrio interior de la casa de Jehová, y el atrio de la casa.
Cantares 1.17 (RVR60) — 17 Las vigas de nuestra casa son de cedro, Y de ciprés los artesonados.
Isaías 9.10 (RVR60) — 10 Los ladrillos cayeron, pero edificaremos de cantería; cortaron los cabrahigos, pero en su lugar pondremos cedros.
Las habitaciones y la decoración
Gn 43.30; Jue 3.20; Jue 3.23–25; 1 Re 7.6 Palacio de Salomón; 1 Re 17.19 Elías permanece con la viuda de Sarepta; 1 Re 22.25; 2 Re 1.2; 2 Re 4.10 Habitación de Eliseo en la casa de la sunamita; Neh 8.16; Jr 22.14; Ez 8.10; Dn 5.5; Am 3.15; Hch 20.8–9
Génesis 43.30 (RVR60) — 30 Entonces José se apresuró, porque se conmovieron sus entrañas a causa de su hermano, y buscó dónde llorar; y entró en su cámara, y lloró allí.
Jueces 3.20 (RVR60) — 20 Y se le acercó Aod, estando él sentado solo en su sala de verano. Y Aod dijo: Tengo palabra de Dios para ti. El entonces se levantó de la silla.
Jueces 3.23–25 (RVR60) — 23 Y salió Aod al corredor, y cerró tras sí las puertas de la sala y las aseguró con el cerrojo. 24 Cuando él hubo salido, vinieron los siervos del rey, los cuales viendo las puertas de la sala cerradas, dijeron: Sin duda él cubre sus pies en la sala de verano. 25 Y habiendo esperado hasta estar confusos, porque él no abría las puertas de la sala, tomaron la llave y abrieron; y he aquí su señor caído en tierra, muerto.
1º Reyes 7.6 (RVR60) — 6 También hizo un pórtico de columnas, que tenía cincuenta codos de largo y treinta codos de ancho; y este pórtico estaba delante de las primeras, con sus columnas y maderos correspondientes.
1º Reyes 17.19 (RVR60) — 19 El le dijo: Dame acá tu hijo. Entonces él lo tomó de su regazo, y lo llevó al aposento donde él estaba, y lo puso sobre su cama.
1º Reyes 22.25 (RVR60) — 25 Y Micaías respondió: He aquí tú lo verás en aquel día, cuando te irás metiendo de aposento en aposento para esconderte.
2º Reyes 1.2 (RVR60) — 2 Y Ocozías cayó por la ventana de una sala de la casa que tenía en Samaria; y estando enfermo, envió mensajeros, y les dijo: Id y consultad a Baal-zebub dios de Ecrón, si he de sanar de esta mi enfermedad.
2º Reyes 4.10 (RVR60) — 10 Yo te ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes, y pongamos allí cama, mesa, silla y candelero, para que cuando él viniere a nosotros, se quede en él.
Nehemías 8.16 (RVR60) — 16 Salió, pues, el pueblo, y trajeron ramas e hicieron tabernáculos, cada uno sobre su terrado, en sus patios, en los patios de la casa de Dios, en la plaza de la puerta de las Aguas, y en la plaza de la puerta de Efraín.
Jeremías 22.14 (RVR60) — 14 Que dice: Edificaré para mí casa espaciosa, y salas airosas; y le abre ventanas, y la cubre de cedro, y la pinta de bermellón.
Ezequiel 8.10 (RVR60) — 10 Entré, pues, y miré; y he aquí toda forma de reptiles y bestias abominables, y todos los ídolos de la casa de Israel, que estaban pintados en la pared por todo alrededor.
Daniel 5.5 (RVR60) — 5 En aquella misma hora aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escribía delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey veía la mano que escribía.
Amós 3.15 (RVR60) — 15 Y heriré la casa de invierno con la casa de verano, y las casas de marfil perecerán; y muchas casas serán arruinadas, dice Jehová.
Hechos de los Apóstoles 20.8–9 (RVR60) — 8 Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos;9 y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo, por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto.
Techos
Josué 2.6 (RVR60) — 6 Mas ella los había hecho subir al terrado, y los había escondido entre los manojos de lino que tenía puestos en el terrado.
1º Samuel 9.25–26 (RVR60) — 25 Y cuando hubieron descendido del lugar alto a la ciudad, él habló con Saúl en el terrado. 26 Al otro día madrugaron; y al despuntar el alba, Samuel llamó a Saúl, que estaba en el terrado, y dijo: Levántate, para que te despida. Luego se levantó Saúl, y salieron ambos, él y Samuel.
Marcos 2.4 (RVR60) — 4 Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico.
Regulaciones con respecto casas
Levítico 14.33–53 (RVR60) — 33 Habló también Jehová a Moisés y a Aarón, diciendo: 34 Cuando hayáis entrado en la tierra de Canaán, la cual yo os doy en posesión, si pusiere yo plaga de lepra en alguna casa de la tierra de vuestra posesión, 35 vendrá aquel de quien fuere la casa y dará aviso al sacerdote, diciendo: Algo como plaga ha aparecido en mi casa. 36 Entonces el sacerdote mandará desocupar la casa antes que entre a mirar la plaga, para que no sea contaminado todo lo que estuviere en la casa; y después el sacerdote entrará a examinarla. 37 Y examinará la plaga; y si se vieren manchas en las paredes de la casa, manchas verdosas o rojizas, las cuales parecieren más profundas que la superficie de la pared, 38 el sacerdote saldrá de la casa a la puerta de ella, y cerrará la casa por siete días. 39 Y al séptimo día volverá el sacerdote, y la examinará; y si la plaga se hubiere extendido en las paredes de la casa, 40 entonces mandará el sacerdote, y arrancarán las piedras en que estuviere la plaga, y las echarán fuera de la ciudad en lugar inmundo. 41 Y hará raspar la casa por dentro alrededor, y derramarán fuera de la ciudad, en lugar inmundo, el barro que rasparen. 42 Y tomarán otras piedras y las pondrán en lugar de las piedras quitadas; y tomarán otro barro y recubrirán la casa. 43 Y si la plaga volviere a brotar en aquella casa, después que hizo arrancar las piedras y raspar la casa, y después que fue recubierta, 44 entonces el sacerdote entrará y la examinará; y si pareciere haberse extendido la plaga en la casa, es lepra maligna en la casa; inmunda es. 45 Derribará, por tanto, la tal casa, sus piedras, sus maderos y toda la mezcla de la casa; y sacarán todo fuera de la ciudad a lugar inmundo. 46 Y cualquiera que entrare en aquella casa durante los días en que la mandó cerrar, será inmundo hasta la noche. 47 Y el que durmiere en aquella casa, lavará sus vestidos; también el que comiere en la casa lavará sus vestidos. 48 Mas si entrare el sacerdote y la examinare, y viere que la plaga no se ha extendido en la casa después que fue recubierta, el sacerdote declarará limpia la casa, porque la plaga ha desaparecido. 49 Entonces tomará para limpiar la casa dos avecillas, y madera de cedro, grana e hisopo; 50 y degollará una avecilla en una vasija de barro sobre aguas corrientes. 51 Y tomará el cedro, el hisopo, la grana y la avecilla viva, y los mojará en la sangre de la avecilla muerta y en las aguas corrientes, y rociará la casa siete veces. 52 Y purificará la casa con la sangre de la avecilla, con las aguas corrientes, con la avecilla viva, la madera de cedro, el hisopo y la grana. 53 Luego soltará la avecilla viva fuera de la ciudad sobre la faz del campo. Así hará expiación por la casa, y será limpia.
Levítico 25.29–34 (RVR60) — 29 El varón que vendiere casa de habitación en ciudad amurallada, tendrá facultad de redimirla hasta el término de un año desde la venta; un año será el término de poderse redimir. 30 Y si no fuere rescatada dentro de un año entero, la casa que estuviere en la ciudad amurallada quedará para siempre en poder de aquel que la compró, y para sus descendientes; no saldrá en el jubileo. 31 Mas las casas de las aldeas que no tienen muro alrededor serán estimadas como los terrenos del campo; podrán ser rescatadas, y saldrán en el jubileo. 32 Pero en cuanto a las ciudades de los levitas, éstos podrán rescatar en cualquier tiempo las casas en las ciudades de su posesión. 33 Y el que comprare de los levitas saldrá de la casa vendida, o de la ciudad de su posesión, en el jubileo, por cuanto las casas de las ciudades de los levitas son la posesión de ellos entre los hijos de Israel. 34 Mas la tierra del ejido de sus ciudades no se venderá, porque es perpetua posesión de ellos.
Levítico 27.14–15 (RVR60) — 14 Cuando alguno dedicare su casa consagrándola a Jehová, la valorará el sacerdote, sea buena o sea mala; según la valorare el sacerdote, así quedará. 15 Mas si el que dedicó su casa deseare rescatarla, añadirá a tu valuación la quinta parte del valor de ella, y será suya.
Deuteronomio 22.8 (RVR60) — 8 Cuando edifiques casa nueva, harás pretil a tu terrado, para que no eches culpa de sangre sobre tu casa, si de él cayere alguno.
Distintos usos para las casas
El arresto domiciliario
Jeremías 37.15 (RVR60) — 15 Y los príncipes se airaron contra Jeremías, y le azotaron y le pusieron en prisión en la casa del escriba Jonatán, porque la habían convertido en cárcel.
Génesis 40.2–3 (RVR60) — 2 Y se enojó Faraón contra sus dos oficiales, contra el jefe de los coperos y contra el jefe de los panaderos,3 y los puso en prisión en la casa del capitán de la guardia, en la cárcel donde José estaba preso.
2º Samuel 20.3 (RVR60) — 3 Y luego que llegó David a su casa en Jerusalén, tomó el rey las diez mujeres concubinas que había dejado para guardar la casa, y las puso en reclusión, y les dio alimentos; pero nunca más se llegó a ellas, sino que quedaron encerradas hasta que murieron, en viudez perpetua.
Hechos de los Apóstoles 28.16 (RVR60) — 16 Cuando llegamos a Roma, el centurión entregó los presos al prefecto militar, pero a Pablo se le permitió vivir aparte, con un soldado que le custodiase.
Hechos de los Apóstoles 28.30–31 (RVR60) — 30 Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, 31 predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.
Reuniones de la iglesia
Colosenses 4.15 (RVR60) — 15 Saludad a los hermanos que están en Laodicea, y a Ninfas y a la iglesia que está en su casa.
Hechos de los Apóstoles 1.13–14 (RVR60) — 13 Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo.14 Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.
Hechos de los Apóstoles 2.1–2 (RVR60) — 1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;
Hechos de los Apóstoles 5.42 (RVR60) — 42 Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.
Hechos de los Apóstoles 12.12 (RVR60) — 12 Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando.
Romanos 16.5 (RVR60) — 5 Saludad también a la iglesia de su casa. Saludad a Epeneto, amado mío, que es el primer fruto de Acaya para Cristo.
1 Corintios 16.19 (RVR60) — 19 Las iglesias de Asia os saludan. Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan mucho en el Señor.
Filemón 1–2 (RVR60) — 1 Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo, al amado Filemón, colaborador nuestro,2 y a la amada hermana Apia, y a Arquipo nuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en tu casa:
Parábolas y proverbios sobre casas
Proverbios 21.20 (RVR60) — 20 Tesoro precioso y aceite hay en la casa del sabio; Mas el hombre insensato todo lo disipa.
Ver también Pr 9.1–4 la casa de la sabiduría ; Pr 9.13–18 la casa de la locura ; Pr 14.1 ; Pr 17.13 ; Pr 21.9 ; Pr 24.27 ; Pr 25.17 ; Ec 10.18 ; Cnt 8.7 ; Mt 12.29 saquear la casa del hombre fuerte ; Mt 12.43–45 el retorno de los espíritus malignos a una casa desocupada ; Mt 13.52 ; Mt 24.42–51
Proverbios 9.1–4 (RVR60) — 1 La sabiduría edificó su casa, Labró sus siete columnas. 2 Mató sus víctimas, mezcló su vino, Y puso su mesa. 3 Envió sus criadas; Sobre lo más alto de la ciudad clamó. 4 Dice a cualquier simple: Ven acá. A los faltos de cordura dice:
Proverbios 9.13–18 (RVR60) — 13 La mujer insensata es alborotadora; Es simple e ignorante. 14 Se sienta en una silla a la puerta de su casa, En los lugares altos de la ciudad, 15 Para llamar a los que pasan por el camino, Que van por sus caminos derechos. 16 Dice a cualquier simple: Ven acá. A los faltos de cordura dijo: 17 Las aguas hurtadas son dulces, Y el pan comido en oculto es sabroso. 18 Y no saben que allí están los muertos; Que sus convidados están en lo profundo del Seol.
Proverbios 14.1 (RVR60) — 1 La mujer sabia edifica su casa; Mas la necia con sus manos la derriba.
Proverbios 17.13 (RVR60) — 13 El que da mal por bien, No se apartará el mal de su casa.
Proverbios 21.9 (RVR60) — 9 Mejor es vivir en un rincón del terrado Que con mujer rencillosa en casa espaciosa.
Proverbios 24.27 (RVR60) — 27 Prepara tus labores fuera, Y disponlas en tus campos, Y después edificarás tu casa.
Proverbios 25.17 (RVR60) — 17 Detén tu pie de la casa de tu vecino, No sea que hastiado de ti te aborrezca.
Eclesiastés 10.18 (RVR60) — 18 Por la pereza se cae la techumbre, y por la flojedad de las manos se llueve la casa.
Cantares 8.7 (RVR60) — 7 Las muchas aguas no podrán apagar el amor, Ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, De cierto lo menospreciarían.
Mateo 12.29 (RVR60) — 29 Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa.
Mateo 12.43–45 (RVR60) — 43 Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. 44 Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. 45 Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación.
Mateo 13.52 (RVR60) — 52 El les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.
Mateo 24.42–51 (RVR60) — 42 Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. 43 Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. 44 Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis. 45 ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? 46 Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. 47 De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá. 48 Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; 49 y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos, 50 vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, 51 y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes.
La casa de Dios
Morada celestial de Dios
Isaías 66.1–2 (RVR60) — 1 Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo?2 Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.
1º Reyes 8.30 (RVR60) — 30 Oye, pues, la oración de tu siervo, y de tu pueblo Israel; cuando oren en este lugar, también tú lo oirás en el lugar de tu morada, en los cielos; escucha y perdona.
1º Reyes 8.39 (RVR60) — 39 tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y perdonarás, y actuarás, y darás a cada uno conforme a sus caminos, cuyo corazón tú conoces (porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres);
1º Reyes 8.43 (RVR60) — 43 tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y harás conforme a todo aquello por lo cual el extranjero hubiere clamado a ti, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y entiendan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo edifiqué.
1º Reyes 8.49–50 (RVR60) — 49 tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, su oración y su súplica, y les harás justicia. 50 Y perdonarás a tu pueblo que había pecado contra ti, y todas sus infracciones con que se hayan rebelado contra ti, y harás que tengan de ellos misericordia los que los hubieren llevado cautivos;
Isaías 57.15 (RVR60) — 15 Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.
Juan 14.2 (RVR60) — 2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
El tabernáculo y el templo terrenal
Éxodo 25.8 (RVR60) — 8 Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos.
Ver también Éx 15.17 ; Éx 29.44–46 la Tienda del Encuentro ; Dt 12.5 ; Dt 12.11 ; 2 Sm 7.1–7 El deseo de David de construir una casa permanente para que Dios more en el ; Esd 5.13–16 ; Sal 23.6 ; Sal 26.8 ; Sal 27.4 ; Sal 84.1–4 ; Sal 84.10 ; Hag 1.2–3 ; Hag 1.8–9 ; Hag 1.14
Éxodo 15.17 (RVR60) — 17 Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad, En el lugar de tu morada, que tú has preparado, oh Jehová, En el santuario que tus manos, oh Jehová, han afirmado.
Éxodo 29.44–46 (RVR60) — 44 Y santificaré el tabernáculo de reunión y el altar; santificaré asimismo a Aarón y a sus hijos, para que sean mis sacerdotes. 45 Y habitaré entre los hijos de Israel, y seré su Dios. 46 Y conocerán que yo soy Jehová su Dios, que los saqué de la tierra de Egipto, para habitar en medio de ellos. Yo Jehová su Dios.
Deuteronomio 12.5 (RVR60) — 5 sino que el lugar que Jehová vuestro Dios escogiere de entre todas vuestras tribus, para poner allí su nombre para su habitación, ése buscaréis, y allá iréis.
Deuteronomio 12.11 (RVR60) — 11 Y al lugar que Jehová vuestro Dios escogiere para poner en él su nombre, allí llevaréis todas las cosas que yo os mando: vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, las ofrendas elevadas de vuestras manos, y todo lo escogido de los votos que hubiereis prometido a Jehová.
2º Samuel 7.1–7 (RVR60) — 1 Aconteció que cuando ya el rey habitaba en su casa, después que Jehová le había dado reposo de todos sus enemigos en derredor,2 dijo el rey al profeta Natán: Mira ahora, yo habito en casa de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas.3 Y Natán dijo al rey: Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová está contigo. 4 Aconteció aquella noche, que vino palabra de Jehová a Natán, diciendo: 5 Ve y di a mi siervo David: Así ha dicho Jehová: ¿Tú me has de edificar casa en que yo more? 6 Ciertamente no he habitado en casas desde el día en que saqué a los hijos de Israel de Egipto hasta hoy, sino que he andado en tienda y en tabernáculo. 7 Y en todo cuanto he andado con todos los hijos de Israel, ¿he hablado yo palabra a alguna de las tribus de Israel, a quien haya mandado apacentar a mi pueblo de Israel, diciendo: ¿Por qué no me habéis edificado casa de cedro?
Esdras 5.13–16 (RVR60) — 13 Pero en el año primero de Ciro rey de Babilonia, el mismo rey Ciro dio orden para que esta casa de Dios fuese reedificada. 14 También los utensilios de oro y de plata de la casa de Dios, que Nabucodonosor había sacado del templo que estaba en Jerusalén y los había llevado al templo de Babilonia, el rey Ciro los sacó del templo de Babilonia, y fueron entregados a Sesbasar, a quien había puesto por gobernador; 15 y le dijo: Toma estos utensilios, ve, y llévalos al templo que está en Jerusalén; y sea reedificada la casa de Dios en su lugar. 16 Entonces este Sesbasar vino y puso los cimientos de la casa de Dios, la cual está en Jerusalén, y desde entonces hasta ahora se edifica, y aún no está concluida.
Salmo 23.6 (RVR60) — 6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días.
Salmo 26.8 (RVR60) — 8 Jehová, la habitación de tu casa he amado, Y el lugar de la morada de tu gloria.
Salmo 27.4 (RVR60) — 4 Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.
Salmo 84.1–4 (RVR60) — 1 ¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos! 2 Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo. 3 Aun el gorrión halla casa, Y la golondrina nido para sí, donde ponga sus polluelos, Cerca de tus altares, oh Jehová de los ejércitos, Rey mío, y Dios mío. 4 Bienaventurados los que habitan en tu casa; Perpetuamente te alabarán. Selah
Salmo 84.10 (RVR60) — 10 Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, Que habitar en las moradas de maldad.
Hageo 1.2–3 (RVR60) — 2 Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada.3 Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo:
Hageo 1.8–9 (RVR60) — 8 Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová. 9 Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa.
Hageo 1.14 (RVR60) — 14 Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios,

La familia
Asuntos domésticos
2º Samuel 17.23 (RVR60) — 23 Pero Ahitofel, viendo que no se había seguido su consejo, enalbardó su asno, y se levantó y se fue a su casa a su ciudad; y después de poner su casa en orden, se ahorcó, y así murió, y fue sepultado en el sepulcro de su padre.
2º Reyes 20.1 (RVR60) — 1 En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás.
Proverbios 31.21 (RVR60) — 21 No tiene temor de la nieve por su familia, Porque toda su familia está vestida de ropas dobles.
Proverbios 31.27 (RVR60) — 27 Considera los caminos de su casa, Y no come el pan de balde.
1 Timoteo 3.4–5 (RVR60) — 4 que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad5 (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);
1 Timoteo 3.12 (RVR60) — 12 Los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas.
Algunos ejemplos de cómo Dios se relaciona a los hogares
Génesis 17.12–14 (RVR60) — 12 Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje. 13 Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo. 14 Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto.
Génesis 17.23–27 (RVR60) — 23 Entonces tomó Abraham a Ismael su hijo, y a todos los siervos nacidos en su casa, y a todos los comprados por su dinero, a todo varón entre los domésticos de la casa de Abraham, y circuncidó la carne del prepucio de ellos en aquel mismo día, como Dios le había dicho. 24 Era Abraham de edad de noventa y nueve años cuando circuncidó la carne de su prepucio. 25 E Ismael su hijo era de trece años, cuando fue circuncidada la carne de su prepucio. 26 En el mismo día fueron circuncidados Abraham e Ismael su hijo. 27 Y todos los varones de su casa, el siervo nacido en casa, y el comprado del extranjero por dinero, fueron circuncidados con él.
Levítico 16.6 (RVR60) — 6 Y hará traer Aarón el becerro de la expiación que es suyo, y hará la reconciliación por sí y por su casa.
Levítico 16.11 (RVR60) — 11 Y hará traer Aarón el becerro que era para expiación suya, y hará la reconciliación por sí y por su casa, y degollará en expiación el becerro que es suyo.
Levítico 16.17 (RVR60) — 17 Ningún hombre estará en el tabernáculo de reunión cuando él entre a hacer la expiación en el santuario, hasta que él salga, y haya hecho la expiación por sí, por su casa y por toda la congregación de Israel.
Números 16.31–33 (RVR60) — 31 Y aconteció que cuando cesó él de hablar todas estas palabras, se abrió la tierra que estaba debajo de ellos. 32 Abrió la tierra su boca, y los tragó a ellos, a sus casas, a todos los hombres de Coré, y a todos sus bienes. 33 Y ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al Seol, y los cubrió la tierra, y perecieron de en medio de la congregación.
Juan 4.53 (RVR60) — 53 El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa.
Hechos de los Apóstoles 16.15 (RVR60) — 15 Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos.
Hechos de los Apóstoles 16.31–34 (RVR60) — 31 Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. 32 Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. 33 Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos. 34 Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios.
1 Corintios 16.15 (RVR60) — 15 Hermanos, ya sabéis que la familia de Estéfanas es las primicias de Acaya, y que ellos se han dedicado al servicio de los santos.
La Iglesia como familia de Dios
Efesios 2.19–22 (RVR60) — 19 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,20 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,21 en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;22 en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.
Números 12.7 (RVR60) — 7 No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa.
1 Timoteo 3.14–15 (RVR60) — 14 Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte,15 para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.
Hebreos 3.1–6 (RVR60) — 1 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús;2 el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios.3 Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno éste, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo.4 Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios.5 Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir;6 pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.
1 Pedro 2.4–5 (RVR60) — 4 Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,5 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
Casa en el sentido de una dinastía
2 Sm 7.16 “casa” se utiliza aquí en el sentido de “casa real” o “dinastía”. Ver también; Éx 40.38; Jos 21.43–45
2º Samuel 7.16 (RVR60) — 16 Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.
Éxodo 40.38 (RVR60) — 38 Porque la nube de Jehová estaba de día sobre el tabernáculo, y el fuego estaba de noche sobre él, a vista de toda la casa de Israel, en todas sus jornadas.
Josué 21.43–45 (RVR60) — 43 De esta manera dio Jehová a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus padres, y la poseyeron y habitaron en ella.44 Y Jehová les dio reposo alrededor, conforme a todo lo que había jurado a sus padres; y ninguno de todos sus enemigos pudo hacerles frente, porque Jehová entregó en sus manos a todos sus enemigos.45 No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió.
La casa de Eli:
1º Samuel 2.27–36 (RVR60) — 27 Y vino un varón de Dios a Elí, y le dijo: Así ha dicho Jehová: ¿No me manifesté yo claramente a la casa de tu padre, cuando estaban en Egipto en casa de Faraón? 28 Y yo le escogí por mi sacerdote entre todas las tribus de Israel, para que ofreciese sobre mi altar, y quemase incienso, y llevase efod delante de mí; y di a la casa de tu padre todas las ofrendas de los hijos de Israel. 29 ¿Por qué habéis hollado mis sacrificios y mis ofrendas, que yo mandé ofrecer en el tabernáculo; y has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel? 30 Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca yo tal haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco. 31 He aquí, vienen días en que cortaré tu brazo y el brazo de la casa de tu padre, de modo que no haya anciano en tu casa. 32 Verás tu casa humillada, mientras Dios colma de bienes a Israel; y en ningún tiempo habrá anciano en tu casa. 33 El varón de los tuyos que yo no corte de mi altar, será para consumir tus ojos y llenar tu alma de dolor; y todos los nacidos en tu casa morirán en la edad viril. 34 Y te será por señal esto que acontecerá a tus dos hijos, Ofni y Finees: ambos morirán en un día. 35 Y yo me suscitaré un sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma; y yo le edificaré casa firme, y andará delante de mi ungido todos los días. 36 Y el que hubiere quedado en tu casa vendrá a postrarse delante de él por una moneda de plata y un bocado de pan, diciéndole: Te ruego que me agregues a alguno de los ministerios, para que pueda comer un bocado de pan.
1º Samuel 3.11–14 (RVR60) — 11 Y Jehová dijo a Samuel: He aquí haré yo una cosa en Israel, que a quien la oyere, le retiñirán ambos oídos. 12 Aquel día yo cumpliré contra Elí todas las cosas que he dicho sobre su casa, desde el principio hasta el fin. 13 Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado. 14 Por tanto, yo he jurado a la casa de Elí que la iniquidad de la casa de Elí no será expiada jamás, ni con sacrificios ni con ofrendas.
La casa de Saúl:
2º Samuel 3.1 (RVR60) — 1 Hubo larga guerra entre la casa de Saúl y la casa de David; pero David se iba fortaleciendo, y la casa de Saúl se iba debilitando.
2º Samuel 9.1 (RVR60) — 1 Dijo David: ¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia por amor de Jonatán?
2º Samuel 3.28–29 (RVR60) — 28 Cuando David supo después esto, dijo: Inocente soy yo y mi reino, delante de Jehová, para siempre, de la sangre de Abner hijo de Ner. 29 Caiga sobre la cabeza de Joab, y sobre toda la casa de su padre; que nunca falte de la casa de Joab quien padezca flujo, ni leproso, ni quien ande con báculo, ni quien muera a espada, ni quien tenga falta de pan.
La casa de David:
2º Samuel 7.25–29 (RVR60) — 25 Ahora pues, Jehová Dios, confirma para siempre la palabra que has hablado sobre tu siervo y sobre su casa, y haz conforme a lo que has dicho. 26 Que sea engrandecido tu nombre para siempre, y se diga: Jehová de los ejércitos es Dios sobre Israel; y que la casa de tu siervo David sea firme delante de ti. 27 Porque tú, Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, revelaste al oído de tu siervo, diciendo: Yo te edificaré casa. Por esto tu siervo ha hallado en su corazón valor para hacer delante de ti esta súplica. 28 Ahora pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y tus palabras son verdad, y tú has prometido este bien a tu siervo. 29 Ten ahora a bien bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti, porque tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre.
1º Reyes 2.31–33 (RVR60) — 31 Y el rey le dijo: Haz como él ha dicho; mátale y entiérrale, y quita de mí y de la casa de mi padre la sangre que Joab ha derramado injustamente. 32 Y Jehová hará volver su sangre sobre su cabeza; porque él ha dado muerte a dos varones más justos y mejores que él, a los cuales mató a espada sin que mi padre David supiese nada: a Abner hijo de Ner, general del ejército de Israel, y a Amasa hijo de Jeter, general del ejército de Judá. 33 La sangre, pues, de ellos recaerá sobre la cabeza de Joab, y sobre la cabeza de su descendencia para siempre; mas sobre David y sobre su descendencia, y sobre su casa y sobre su trono, habrá perpetuamente paz de parte de Jehová.
1º Reyes 21.21–22 (RVR60) — 21 He aquí yo traigo mal sobre ti, y barreré tu posteridad y destruiré hasta el último varón de la casa de Acab, tanto el siervo como el libre en Israel. 22 Y pondré tu casa como la casa de Jeroboam hijo de Nabat, y como la casa de Baasa hijo de Ahías, por la rebelión con que me provocaste a ira, y con que has hecho pecar a Israel.
1º Reyes 21.28–29 (RVR60) — 28 Entonces vino palabra de Jehová a Elías tisbita, diciendo: 29 ¿No has visto cómo Acab se ha humillado delante de mí? Pues por cuanto se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días; en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa.
Zacarías 12.10–14 (RVR60) — 10 Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito. 11 En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadadrimón en el valle de Meguido. 12 Y la tierra lamentará, cada linaje aparte; los descendientes de la casa de David por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de la casa de Natán por sí, y sus mujeres por sí; 13 los descendientes de la casa de Leví por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de Simei por sí, y sus mujeres por sí; 14 todos los otros linajes, cada uno por sí, y sus mujeres por sí.
DOWNLOAD HERE>>>
https://story.ad/site/file_download/smartpublicity1467919561neTNIrOs.html