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jueves, 3 de septiembre de 2015

No me avergüenzo del Evangelio... es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree...El justo por la fe vivirá

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
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Preparemos nuestros sermones 
ROMANOS 1:16–18

  LA VIBRANTE EXPRESIÓN DE LA PROCLAMA 
(Romanos 1:16–18)

16  Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. 
17   Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. 
18   Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad.



¡El evangelio! Este es el gran tema que hace vibrar el corazón de Pablo. Lo presenta desde su corazón, hacia el corazón de sus lectores, ya preparado por sus oraciones y por lo que les ha anticipado (vv. 1–15). Pablo acaba de decir: “en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma” (v. 15). Ha tomado una decisión irrenunciable. 

Después de considerar todos los factores que hasta el momento le han impedido hacer su deseado viaje a Roma, y a pesar de todo eso, afirma su disposición y decisión: “pronto estoy”. Y relaciona ese pensamiento con una razón, con un “porque” con que inicia el v. 16. Está pronto para ir a Roma porque no se avergüenza del evangelio.

La estridente declaración de los vv. 16–18 es la más grandiosa que se haya oído jamás en el universo creado. Trastocó una vez las estructuras del imperio romano, volvió a conmocionar al mundo con la Reforma del siglo XVI, y sigue siendo todavía el poder de Dios, capaz de salvar y transformar personas, iglesias, países y continentes. 

En este evangelio se revela, se manifiesta y actúa la justicia de Dios. Es la única justicia verdadera e inapelable, la que condena a todos, por cuanto todos pecaron. A la vez es la única que puede justificar a los que primero ha condenado, bajo la sola condición de que esa justificación se obtiene por medio de la fe en Jesucristo, y sólo por medio de la fe en El.

    1.      La actitud de Pablo hacia el evangelio: ¿vergüenza u orgullo?

“No me avergüenzo del evangelio”

      a)      Negativo
Veamos primero esta expresión en sentido negativo, tal como está expresada. ¿Qué es la vergüenza, sino un sentimiento paralizante de la acción? Todos podemos recordar alguna situación de la niñez en que la vergüenza nos dejó tiesos, mudos y cabizbajos, mientras cumplíamos el rol de involuntarios actores principales.

Pablo pondera la situación que tiene que afrontar. Se ha convertido en el principal actor, por la elección que Dios ha hecho de él, para la presentación y difusión del evangelio. Todas las miradas, unas llenas de receptividad y las demás de odio o de indiferencia, están puestas sobre él. 

Pablo sabe que la predicación del evangelio lo identifica con un Jesús: 
  • rechazado por la religión judía, 
  • Negado por la cultura griega, y 
  • Crucificado bajo la ley romana (Jn. 19:19, 20).


Ante un rechazo general tan reciente del crucificado, ¿sería fácil pasar de la timidez natural a la osadía sobrenatural que se requería para no sentirse avergonzado de anunciar el evangelio? La respuesta se encuentra en el mismo evangelio que predica.

No se avergüenza del evangelio porque conoce bien, por la revelación que Dios le ha hecho, qué es el evangelio. Frente a ese conocimiento, toda duda, temor y vacilación, se desvanecen como las sombras de la noche ante la salida del sol, para dar paso a una intrepidez a toda prueba. Y exclamará aquellas palabras inmortales que han sido de inspiración para legiones de predicadores y lo siguen siendo para nosotros: ¿vergüenza? “No me avergüenzo del evangelio” y “ay de mí si no anunciare el evangelio” (1 Co. 9:16) (siendo el evangelio lo que él sabe que es).

Decir “no me avergüenzo del evangelio” no es como silbar en la oscuridad en una situación de confrontación probable. Este no me avergüenzo es más bien lo que podríamos llamar una declaración en situación real. Y es hasta cierto punto una vivencia jactanciosa de parte de Pablo (“me glorío y aún me gloriaré.” Fil. 1:18). 

Es como mirar la multitud de discípulos que ceden terreno a las intimidaciones del enemigo mientras que él avanza de manera resuelta para ponerse del lado de su Señor. “Yo no me avergüenzo, no puedo avergonzarme del poder (gr. DYNAMIS, de donde deriva el vocablo ‘dinamita’) que Dios ha puesto en acción para salvar a cualquiera que cree”. 

Los valores desvalorizados de este mundo pueden hacer pensar que identificarse con un Cristo rechazado es un acto de debilidad, y que identificarse con un evangelio que es “locura para los que se pierden”, es un acto de pobreza intelectual. 

Para ellos, el evangelio insiste en cosas tan poco atractivas al hombre como dos toscos travesaños de madera manchados por la sangre de un crucificado. Cuando hay una multitud que se burla y niega, es difícil dar un paso al frente y decir “es mi Cristo”, “es mi evangelio”. 

Un resuelto Pedro no pudo hacerlo (antes de Pentecostés) y le negó tres veces. Pablo tiene su lección aprendida en carne y sangre. Y entonces afirma, con mayor certidumbre aun que cuando un maestro dice a sus alumnos:
 2+2=4. 
“Evangelio = poder de Dios …”

Aplicación
¿Y no será, estimado consiervo, que nuestra falta de valentía por el evangelio tiene su raíz en nuestra falta de un mayor conocimiento intelectual, espiritual y experimental de lo que es el evangelio?

Por más que creamos conocer el evangelio que predicamos, nunca alcanzaremos a agotar la posibilidad de ese conocimiento pues, como ya vimos, el evangelio se origina en Dios mismo, y siendo así, conocer el evangelio implica vivir el evangelio y conocer el mismo corazón de Dios.

Confesamos con vergüenza nuestra vergüenza muchas veces disimulada de identificarnos en forma abierta con el evangelio y de predicarlo siendo que se trata de algo apenas conocido.

“No me avergüenzo del evangelio”

      b)      Positivo
Ahora miremos esta expresión en sentido positivo. Equivale a decir: “Estoy orgulloso del evangelio”. Es como expresar: “Tengo absoluta confianza en el evangelio”, o bien, “no hay nada en el mundo que se pueda comparar con el evangelio”. 

Pablo tiene tal confianza en el evangelio que puede predicarlo, aun ante los que se oponen, y hacerlo de una manera osada, abierta, sin abrigar el menor temor de que en algún momento pueda tener que arrepentirse de haberlo recomendado. Sería un imposible.

    2.      Qué es el evangelio.

      a)  “El evangelio es el poder de Dios”
La desgracia mayor del hombre es haber caído, a poco de ser creado por Dios, bajo el poder destructor del enemigo Satanás.

Ilustración: 
El evangelio podría representar una poderosa grúa espiritual capaz de levantar al hombre de su posición caída y colocarlo por encima de sí mismo, de sus circunstancias deprimentes y aplastantes, situándolo en los brazos a la vez tiernos y fuertes de un Salvador amante que es Cristo el Señor. 

Y al mismo tiempo, hacer eso habiéndolo transformado mediante el poder de Dios, manifestado en la obra redentora de Jesucristo, de un estado de pecado y ruina a un estado de santidad y gloria.

Pablo probó en carne propia el poder del evangelio cuando yendo camino a Damasco, se convirtió de perseguidor en discípulo (Hch. 9). No podía avergonzarse de un evangelio tan poderoso, que lo había conmocionado de tal manera en ese encuentro personal con Cristo, el ungido Señor, ante cuya autoridad y poder capituló diciendo: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?” 

El uso enfático del pronombre “yo”, que podría ser obviado en la expresión de nuestro idioma, no hace sino remarcar de una manera clara y relevante, la distancia que Pablo vio entre el hombre de la tierra y el Cristo de la gloria a quien él en su ignorancia e incredulidad había creído ser su deber combatir (Hch. 9:6).

Tú allá y yo acá. 
Tú santo y yo pecador. 
Tú exaltado y yo humillado. 
Tú vencedor y yo vencido. 

¿Qué quieres, Señor? 
                ¿Cuáles son las condiciones de mi rendición incondicional? 
La respuesta de Cristo se sintetiza: “para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto …” (Hch. 26:16; ver también vv. 17–18) es decir, del evangelio. Aquella visión transformadora de Cristo había revelado el poder del evangelio para hacer de Saulo un hombre totalmente nuevo, diferente, valiente y decidido, y había producido en él una verdadera identificación entre su Señor y su evangelio.

Aplicación: “Poder de Dios.” Uno de los más preocupantes problemas de la Rusia post comunista ha sido: ¿quién tiene el poder (nuclear)? Y nosotros podemos preguntarnos con asombro: ¿Quién tiene el poder de salvación? No hay otra respuesta que decir que lo tiene Dios, y que lo ha depositado en ‘su evangelio’. Cualquier redimido que anuncia el evangelio de Dios (y no un evangelio diferente al de Dios) se convierte en un bienaventurado comunicador y transmisor del poder de Dios para salvar a todo aquel que cree. En un mundo donde el poder se utiliza en su mayor proporción para destruir, sabemos que somos poseedores de un precioso depósito de verdad que debe ser anunciada, de un evangelio que es de Dios, y que es poder de Dios para salvar, para librar de la destrucción presente y eterna a todo aquel que cree.

¿Podemos avergonzarnos? De ninguna manera. ¿Tenemos que andar escondiendo este poder de los que se burlan o se oponen? Tampoco. Antes, podemos sentirnos santamente orgullosos, satisfechos, confiados, urgidos a llevar este evangelio por todas partes, “porque [el evangelio] es poder de Dios para salvar”.

      b)      “Poder … para salvar” (ver 1 Co. 1:24.)
El evangelio es el poder de Dios en plena acción salvadora en favor de las personas que al oírlo lo aceptan.

¿Oyen nuestras congregaciones “el evangelio de Dios”? ¿O están oyendo otra clase de apelaciones que los llevan a tomar otro tipo de decisiones que no conducen a su salvación eterna y presente?

Es grande, sin duda enorme, la responsabilidad que tenemos como siervos del Señor, de tener entre manos un poder tan grande y no emplearlo en forma correcta. Parafraseando He. 2:3 podríamos decir: “¿Cómo escaparemos nosotros si descuidamos un poder de salvación eterna tan grande?” Eso es lo que ha pasado por la mente y consideración de Pablo cuando exclama: “Ay de mí si no anunciare el evangelio”. ¡Ay de mí si enseño doctrina de hombres o pongo la atención de la congregación en otras cosas por más buenas que sean que no llevan la poderosa verdad del evangelio al corazón mismo de los oyentes!

¡Qué herramienta de poder ha puesto Dios en las manos de sus obreros que anhelamos servirle! ¡Qué mensaje tan dinámico, en el sentido de “dinamita”, que echa por tierra las estructuras del pensamiento y del accionar humano e implanta los pensamientos y el accionar del Dios Salvador, Jesucristo, nuestro Señor!

La palabra salvación, se refiere a la liberación del poder del pecado; es una salvación que tiene un alcance mucho mayor que la salvación del peligro físico tan común en el A.T. Pablo era consciente de que antes había utilizado el poder de los hombres para destruir a los seguidores de Cristo. Nada ni nadie podría impedirle ahora que utilizara el “poder para salvar” que Dios le había encomendado con el evangelio.

En nuestra incapacidad tendemos a identificarnos con los poderes para salvar (?) que utilizan los hombres, que son ‘poderes sin poder’, ‘sal sin sabor’. Como hijos de Dios tenemos que ponernos en forma decidida del lado de Pablo, del lado de Cristo, del lado de un evangelio que salva al hombre de la ruina del pecado, y lo salvará del desastre de sus consecuencias. La única solución a todos los problemas presentes y futuros que pueda tener el hombre, pasa por su total rendición a la autoridad de Cristo, y por la operación del poder que hay en su evangelio.

Aplicación: 
¿Lo creemos así? ¿O pensamos que la solución del hombre es Cristo y algo más, o es el evangelio y algo más? ¿Cuándo entenderemos como iglesia de Jesucristo el “sin Cristo nada” de la iniciación cristiana definido en Jn. 15:5, que nos lleva enseguida al “con Cristo todo” de la madurez cristiana presentado por Pablo en Fil. 4:13?

Las mismas cosas, los mismos métodos, los mismos argumentos valen si proceden del poder del evangelio de Cristo, pero llegan a ser inoperantes si proceden de nosotros. Un vaso de agua dado en nuestro nombre, tiene el valor del momento por el cual calma la sed. Pero el mismo vaso de agua dado en el nombre de Cristo tiene valor de eternidad. Es algo así como la distinción entre activismo carnal y actividad espiritual.

Pablo podía ser confundido con un activista, pero su accionar nacía en el poder del evangelio. ¡Qué diferencia! ¡Qué cambios veríamos si abandonáramos del todo el activismo humano y nos entregáramos del todo a la actividad del Espíritu Santo; si como individuos y como cuerpo actuáramos bajo su consciente control!

“Poder para cambiar toda una vida y darle más”, dice una canción que describe la necesidad de nuestro compromiso de predicar el evangelio de Cristo. Poder para transformar al hombre y la sociedad, al hombre y al mundo.

“Judío y … griego.” Religión y cultura. Poder para salvar una religión que necesita ser salvada. Poder para salvar una cultura que ha sido definida por algunos como poscristiana. Primero la “religión”. Si la iglesia de Cristo no vive delante de los hombres como una comunidad donde rige el reino de Dios y su justicia (Mt. 6:33), no estará a la altura del poder salvador del evangelio. Luego la “cultura”. Mal que les pese a los que exaltan la cultura por la cultura misma y propician conservar aun las formas más primitivas y a veces aberrantes que condicionan al hombre sin Cristo, la cultura debe ser salvada, cambiada, transformada por el poder liberador del evangelio.

Religión y cultura van de la mano porque son inherentes a la vida del hombre. Pero el evangelio es la “contrarreligión cristiana”, así como vivir el evangelio ha sido definido como la “contracultura cristiana”.

    3.      El alcance del evangelio.

“A todo aquel que cree.”
La universalidad del mensaje y de su poder (como la fe de antaño), “fue buena para Pablo y es buena para mí”. Pablo no desperdició sus diálogos con los hombres; hizo con sus palabras lo mismo que hacía en sus viajes: “desde … y hasta … todo lo he llenado del evangelio de Cristo” (15:19). “Desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone” (Is. 45:6). ¡Qué cobertura total!

Aplicación: Resultan apropiadas ciertas antiguas reflexiones que dicen: “¿Por qué los que debieran hablar callan, cuando los que recién empiezan a leer escriben?” Yesta otra: “La mentira ha recorrido medio mundo, cuando la verdad recién empieza a calzarse para perseguirla”.

Con Pablo no era así. Sabía quién era Cristo y conocía qué implicaciones y alcances tenía el evangelio. Para él era la verdad que debía ser proclamada en toda circunstancia, en todo lugar y a toda criatura. Era la luz que debía iluminar no debajo de una mesa donde perdería efecto, sino por encima de todo, donde lo aclarara todo. El evangelio es de carácter único y universal: al judío primeramente (el que practicaba la religión conocida) y también al griego (el que seguía la cultura dominante).

    4.      El evangelio y la justicia de Dios (v. 17)

El evangelio explica, demuestra y revela de qué manera justifica Dios al hombre, es decir, de qué forma lo pone en una relación correcta con El. ¿Cómo resuelve la justicia de Dios el problema del pecado y su merecida condena?

En el evangelio tenemos la justicia de Dios en acción. Es una justicia que en lugar de perseguir al pecador para condenarlo, está empeñada en perseguirlo para salvarlo, tal como se expresa del Señor Jesús mismo en Jn. 3:17, 18. Es una justicia que no se detiene hasta que el Juez puede declarar al culpable no culpable, y lo pone sentado en el lado derecho, como hacían los jueces antiguos con los que eran declarados inocentes. Si observamos en otros pasajes de la Biblia, el lado derecho es el de los justos (las ovejas a la derecha; ver Mt. 25:33, 37). Jesús se sentó a la derecha del trono de Dios, el lugar de la justicia (He. 12:2). El propósito de Dios es sentarnos (ya justificados) juntamente con Cristo (Ef. 2:6).

El evangelio es el despliegue, la revelación de la justicia de Dios. Tal es el contenido del evangelio que Pablo desarrollará en la extensión de su carta y sobre el cual debemos preguntarnos: ¿apunta mi predicación básicamente a la revelación de la justicia de Dios o a las necesidades presentes del hombre? El punto puede parecer intrascendente, pero hace a la esencia misma del evangelio. Según que la justicia de Dios, los derechos de Dios, constituyan el centro del mensaje, o que el centro sea la necesidad del hombre y los derechos del hombre, estaremos o no acertando con el propósito de Dios referente al evangelio.

a) La importancia de la fe.
La justicia de Dios, con todo lo que veremos que ella implica, se descubre (revela) por fe y para fe. La justicia de Dios revelada en el evangelio es la justicia que el justo (el justificado) alcanza por medio de la fe y no de otra manera, ya que esa justicia por la fe es la vida misma de todo aquel que cree.

Ilustración: 
Cuando tomamos una fotografía, por lo general hay una persona o un objeto o una escena que es el centro de atención. El foco de la cámara va dirigido a eso. Lo demás entra en la foto porque es lo que acompaña, es el entorno.

Si tomamos el v. 17 como si fuera una fotografía, tenemos que concluir (o destacar) que el foco de lo que dice está centrado en la fe. No podemos negar la importancia que tiene el justo—declarado así por la justicia de Dios—ni tampoco la realidad de que ese “justo” o “justificado” tiene nada menos que la vida. Sin embargo, ese justo no sería justo y esa vida no sería vida si no hubiera intervenido la instrumentalidad de la fe. Si sacamos la fe del centro, al instante advertimos que ni existe alguien que pueda ser declarado justo, ni existe la posibilidad de que ese alguien pueda tener vida para con Dios.

La fe, entonces, es el foco de la declaración. La fe es el camino—el único y excluyente camino—para llegar a la justificación ante Dios y, en consecuencia, para llegar a la participación de la vida de Dios.

Y aun al hablar de la fe como la forma, como el instrumento, como el camino o como el medio que Dios ha establecido para que el hombre sea justificado y viva para Dios, debemos tener cuidado de una cosa. La fe es todo eso, pero a la vez nada más que eso: forma, instrumento, camino, medio. Esto significa que la fe no es un “algo meritorio”. El justo vivirá por la fe (Hab. 2:4). Pero no hay ningún mérito atribuido a la fe ni tampoco a la persona que ejercita la fe. Como el mismo Pablo lo aclara “No [es] por obras, para que nadie se gloríe”. Es “por la fe” pero esto no como algo que pertenece a la persona, pues la fe “es [un] don de Dios” (Ef. 2:8 y 9).

También notamos que la justicia de Dios es “por fe y para fe”. Esto equivale a decir, como algunos han traducido: es “por fe desde el principio hasta el fin”. Empieza por la fe, sigue por la fe y termina siendo consumada por la fe.

Ilustración
La fe es la llave que abre la puerta de entrada. Una vez adentro, veremos cuál es la base, el fundamento, los beneficios de la justificación, y también sus responsabilidades. Por fe y para fe es “fe de punta a punta”. 

Esta expresión que tomamos para ilustrar, describe a alguien que ganó una competencia, por ejemplo, una carrera pedestre, y que no tuvo ningún rival que lo sobrepasara ni siquiera durante un tramo de la carrera. “Por fe y para fe” quiere decir justamente eso. Es por la fe y nada más que por la fe, es decir por la “sola fe”, con exclusión de todo otro competidor, con exclusión de obras, de méritos personales, de dinero, de religiones, de filosofías o pensamientos humanos. Todo queda excluido.

b) El disfrute de la vida justificada. 
“Vivirá”. No es la extensión de la vida lo que tiene la mayor importancia acá, sino la calidad de la vida. La vida que viene de Dios y de la cual Jesucristo dijo: “Yo les doy vida eterna” (calidad—no extensión—) y además, “no perecerán jamás” (aquí sí puede ser extensión). Es la vida que tiene su origen, su permanencia y su proyección en Dios.

El justo es entonces alguien que no era justo (porque no hay ni siquiera uno que lo sea), pero que ha sido colocado por Dios mismo en una correcta relación con El, es decir, ha sido justificado por Dios.

    5.      El Evangelio y la ira de Dios (v. 18)

El evangelio incluye por su naturaleza y esencia una solemne declaración de que “la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”.

Por más que quisiéramos terminar la consideración sobre el evangelio en el v. 17, con la gloria que significa la vida de fe, no podemos eludir a conciencia la declaración del v. 18 en cuanto a la revelación de la ira de Dios. El evangelio es mensaje de salvación para el que cree, porque de lo contrario ya es mensaje de condenación para el que no cree. El evangelio es lo que es (buena noticia, noticia segura y de valor eterno) en razón de que hay una sentencia condenatoria que pesa sobre el pecado y que pone en acción la justa ira de Dios.

Aplicación: 
¿Nos afectan o no las definiciones enunciadas en cuanto al evangelio? Si comparamos nuestra predicación, ¿qué puntos nos veríamos obligados a suprimir por no formar parte del evangelio de Dios? ¿O qué puntos nos veríamos obligados a incluir porque están excluidos, en forma implícita o explícita, de nuestra predicación? 

¿Es el evangelio de Romanos diferente de nuestro evangelio? ¿O es más correcto decir que nuestro evangelio es diferente del de Romanos? Y si vemos que hay diferencias, ¿con cuál de los dos nos tenemos que quedar? 

¿Cuál de los dos producirá los resultados de salvación presente y eterna para los cuales el evangelio nos ha sido dado? ¿Tendremos la valentía de presentarnos delante de Dios con el evangelio que predicamos, y pedirle a El mismo que apruebe lo que concuerda con su evangelio y descalifique lo que no concuerda? 

¿Podemos pedirle la audacia necesaria para que no nos avergoncemos de predicar “su evangelio”, aunque al hacerlo no podamos recoger honores personales, ni podamos contabilizar la cantidad de personas que solemos alcanzar con “nuestro” evangelio?

Oración: 
Señor, si tengo la convicción de que me has enviado a predicar el evangelio, dame la convicción de cuál es el evangelio que me has enviado a predicar, “no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo” (1 Co. 1:17).

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domingo, 30 de agosto de 2015

Saludaos los unos a los otros con beso santo. Os saludan todas las iglesias de Cristo

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
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¿Cómo reconocer si una iglesia es o no cristiana?

Las características que presentaré a continuación, le ayudarán a entender más, si el lugar en el que Ud. se encuentra congregándose (solo o con su familia) es un lugar verdaderamente cristiano.
En todos los países, en todos los espacios geográficos, cada día aumentan más y más las quejas de personas que se han sentido manipuladas, estafadas, robadas, etc. en iglesias, congregaciones o denominaciones llamadas “cristianas”. Aunque no todas las iglesias llamadas cristianas caerían dentro de lo que sucede a diario, sí existen algunas (en cabeza de sus líderes) que practican tales cosas, y más.
Para saber en qué grado de engaño se encuentra una persona o personas dentro una iglesia llamada “cristiana” debemos entender primeramente el significado de algunos términos, como los siguientes:
  1. Manipulación: Acción y resultado de manipular.
    1. Manipular: Controlar sutilmente a un grupo de personas, o a la sociedad, impidiendo que sus opiniones y actuaciones se desarrollen natural y libremente: ese periódico manipula la opinión pública.
      Es interesante notar que una palabra sinónima de “manipular”, es “adulterar”, la cual significa a su vez, “Falsificar o manipular la verdad”.
  2. Estafa: En derecho, esta palabra significa, “Delito que comete el que, mediante engaño, abuso de confianza o uso de su cargo, se lucra indebidamente”.
  3. Robo: Del verbo robar, el cual, a su vez significa, “Tomar para sí lo ajeno, o hurtar de cualquier modo que sea”.
Si hasta este momento está leyendo el artículo o viendo el vídeo, es posible que haya identificado alguno de los términos anteriores.
Si Ud. se encuentra en una iglesia llamada cristiana, y en ese lugar le impiden “que sus opiniones… se desarrollen natural y libremente”, tenga cuidado. Este podría ser uno de los síntomas de que está en el lugar equivocado. Note además que “manipular” es sinónimo de “falsificar o manipular la verdad”.
En el mundo cristiano, este último significado lo aplicaría a que la verdad, o sea, la Palabra de Dios, está siendo falsificada o manipulada para que esta diga lo que quiere decir para el beneficio de un líder o de una organización o grupo de personas, según sea el caso.
Y robar, es cuando algún líder –cualquiera que sea– toma para él o ella lo que no le pertenece, o le hurta a Ud. de cualquier modo que sea, falsificando o manipulando la verdad del evangelio. Recuerde: No importa si Ud. ha entregado dinero, bienes, tiempo, intelectualidad, etc. “sin que haya sido presionado”. Independientemente, si ese líder –hombre o mujer– ha falsificado o manipulado la verdad del evangelio para obtener algo de Ud., simplemente, lo ha robado. Tan sencilla como suena la palabra.
Permítame por favor, anotar las siguientes palabras que son precisas para este tema que estamos tratando:
  • “En este tiempo tenemos un escuadrón de arriesgados a quienes Dios ha fortalecido sus rostros  para articular acorde a la Justicia, verdad y equidad no seamos de los que prefieren comodidades de riquezas obtenidas con hechicería dado que la manipulación es HECHICERIA.
    No es cosa común volvernos a un estilo de vida donde evidenciemos que contamos con el favor de Dios, no por los bienes obtenidos, sino por un actuar honesto donde hacemos valer nuestra palabra y somos hijos de Dios, por la rectitud empleada en todo momento”. Jorge Hernández
Pero, ¿cómo podría saber una persona si está o no en un culto cristiano? ¿Existen algunas características que nos ayudarían a identificar un verdadero culto cristiano de uno falso? ¿Y cuáles podrían ser algunas de esas características? A muchas personas no les gusta preguntarle a alguien si es o no cristiano. Si lograra obtener una respuesta afirmativa, ¿cómo lo identificaría como un “cristiano”?

1. Quienes son verdaderos cristianos

Hoy día, existen muchas personas miembros de grupos no cristianos que se llaman, irónicamente, “cristianos”. Pero esto, es fácil de identificar.
Un cristiano es, obviamente, un seguidor de Cristo. Y un seguidor de Cristo, es discípulo de Cristo. Alguien que cree en TODO lo que Cristo ha dicho y hecho en Su Palabra. Un cristiano es alguien que también imita el carácter de Cristo. Si una persona, que se dice ser “cristiana” sólo cree en Él como un “hombre perfecto”; un “hombre bueno”; un “hombre que hizo muchos milagros”, un “hombre misericordioso”, o un simpe “profeta”, pero NO cree en TODAS las palabras que Él dijo, pues esa persona NO es un cristiano. Generalmente hago este tipo de preguntas a una persona que me dice que es “cristiano”.
Veamos algunos ejemplos:
  • ¿Quién es la verdad?
    • Un culto no cristiano, nunca reconocerá que Jesús es la verdad. Al contrario. Afirmarán que la verdad única es la que ellos enseñan. Además, su iglesia, organización o líder (sea hombre o mujer), es la que tiene la verdad, y si Ud. no se une a ellos, estará perdido por la eternidad. Pero, ¿qué dice Jesús?
      • Juan 14:6: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la VERDAD, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.
        • Si Jesús dice que Él es la VERDAD, entonces todos los líderes, grupos cristianos o no cristianos, están diciendo mentiras. La única VERDAD es el Señor. No puede haber contradicción. La verdad no se representa por un líder –hombre o mujer– mortal, por una iglesia u organización. La verdad la representa la Palabra del Señor, Dios mismo, el cual, se encarnó en la persona de Jesucristo.
  • ¿Quién es el único mediador?
    • 1ª Timoteo 2:5: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”.
      • Los cristianos, SÓLO necesitan a Jesús para llegar a Dios. El grupo o persona que afirma que necesita a alguien más o algo más para llegar a Dios o al mismo Jesús, está mintiendo.
  • ¿Quién nos perdonó y por medio de quién lo hizo?
    • Romanos 3:23-26: “Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios. 24 Sin embargo, con una bondad que no merecemos, Dios nos declara justos por medio de Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros pecados. 25 Pues Dios ofreció a Jesús como el sacrificio por el pecado. Las personas son declaradas justas a los ojos de Dios cuando creen que Jesús sacrificó su vida al derramar su sangre. Ese sacrificio muestra que Dios actuó con justicia cuando se contuvo y no castigó a los que pecaron en el pasado, 26 porque miraba hacia el futuro y de ese modo los incluiría en lo que llevaría a cabo en el tiempo presente. Dios hizo todo eso para demostrar su justicia, porque él mismo es justo e imparcial, y declara a los pecadores justos a sus ojos cuando ellos creen en Jesús”.
      • Aquellos líderes que le piden a sus miembros hacer “obras” para que Dios pueda perdonarles sus pecados, están mintiendo también. El cristiano verdadero ya ha sido liberado del castigo eterno de nuestros pecados, delante de Dios por medio de Jesús. Quienes les dicen a sus miembros que deben hacer “obras” para conseguir la justicia de Dios, o para sostener una salvación, son, simplemente mentirosos. La Palabra enseña lo contrario.
  • ¿Quién dice que Él y el Padre son uno?
    • Juan 10:30, registra las palabras de Jesús: “Yo y el Padre uno somos” (Énfasis añadido).
Y así, podría seguir. Pero por lo pronto le pregunto: ¿Tiene Ud. al verdadero Jesús? ¿Tienen los miembros de su organización o iglesia, o congregación al verdadero Jesús? Lo que piensan sus “hermanos” acerca de Jesús es demasiado importante para saber si Ud. está o no en el lugar equivocado. Si no apoyan la simple doctrina de quién es Jesús presentada anteriormente, mi consejo es: Salga de ese lugar. Esas personas no tienen al verdadero Jesús.

2. Cuáles son las doctrinas fundamentales de su iglesia, grupo u organización


Es interesante ver cómo un gran porcentaje (diría casi un 90%) de miembros de una iglesia, grupo u organización NO tienen la más mínima idea de lo que sus organizaciones piensan o en lo que creen. Conocerlo después, puede ser demasiado tarde. Recuerde que la eternidad es demasiado tiempo para estar equivocado. Toda iglesia, grupo u organización, tiene que tener por escrito las cosas en las que ellos creen; y si tienen alguna clase de aprobación por los entes de control de sus respectivos países, es porque tuvieron que presentar por escrito lo que piensan, ya sea, en forma de estatutos, reglamentos u ordenanzas.
Ahora bien, en estos estatutos, deberán establecer las doctrinas fundamentales de la fe cristiana (en caso de que sean verdaderamente cristianos). El saber si estas organizaciones sí creen en las doctrinas fundamentales de la fe cristiana, le ayudará a reconocer si Ud. está o no en el lugar equivocado. No le de miedo preguntar si estas personas creen o no en esas doctrinas (las cuales enumeraré en un momento.) Total, si no le permiten hacer estas preguntas, entonces, lo estarán controlando. Y lo mejor, es salir de ese lugar. Pero si Ud. pregunta, y comprueba que efectivamente sí tienen estas doctrinas fundamentales, esto, le dará algo más de confianza. Si no apoyan las siguientes doctrinas, podremos decir –una vez más– que está en el lugar equivocado.
Generalmente las doctrinas fundamentales se encuentran en la declaración de fe de una iglesia, grupo u organización. Si no ve estas doctrinas exhibidas en algún lugar dentro de la iglesia, pregunte por ellas, ya que estas doctrinas deberían (como afirmé anteriormente), encontrarse en los estatutos de esa iglesia, grupo u organización. Recuerde además, que los estatutos del lugar donde se congrega NO son privados. Son públicos y deben darse a conocer a todos y cada uno de los miembros de la iglesia o a las personas que tengan intención de adherirse a ese lugar. Si le responden que Ud. no es miembro de ese lugar y que no tiene derecho a leer los estatutos de ellos, tenga cuidado. Mi consejo particular es: Salga de ese lugar. Repito: el acceso a esos documentos NO es privado.
  1. La Biblia es la inspirada Palabra de Dios y es la autoridad final en todo lo que trata. Los grupos verdaderamente cristianos NO cuentan con otros libros supuestamente “inspirados” o “revelados”. Un verdadero culto cristiano SÓLO cuenta con la Biblia. Repito: Sólo tiene la Biblia, ya que esta, es suficiente y autoridad final en todo lo que trata.
  2. Hay un solo y único Dios en toda la existencia y en todo tiempo.
  3. La doctrina de la Trinidad que afirma que hay un solo Dios en tres Personas, eternales y distintivas. Y estas tres personas son: Dios el Padre, Dios el Hijo, y Dios el Espíritu Santo. Tres Personas distintas, pero un solo Dios verdadero.
  4. Que Jesús nació de la virgen María y que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo.
  5. La Deidad de Cristo: Jesús es tanto divino como humano y que todavía, como mediador, es un hombre.
  6. Que Jesús murió en la cruz y resucitó de entre los muertos con el mismo cuerpo con que murió; pero en un cuerpo glorificado.
  7. Que la salvación es por gracia por la sola fe; no por fe + bautismo; tampoco por fe + obras.
Los cultos no cristianos rechazarán todos o casi todos los puntos antes enumerados. Tenga cuidado.

3. Dinero

Este es el tema más difícil en todos los cultos cristianos o no cristianos. Un verdadero culto cristiano nunca exigirá ni el pago de diezmos, ni el pago de ofrendas. Tampoco exigirá o pedirá a sus miembros que por “módicas sumas” adquieran el material que necesitan para “evangelizar”. Una organización realmente cristiana tampoco contratará a sus miembros para que trabajen de gratis en sus organizaciones, mientras unos cuantos se lucran económicamente.
El diezmo –y regresando al tema del dinero– es del Antiguo Testamento. Aunque el mismo Señor lo menciona en el Nuevo Testamento, Él NUNCA lo hizo con referencia a los gentiles. Siempre le habló a Su pueblo, a Su nación Israel. De hecho, la ofrenda tampoco es obligatoria.
Quisiera saber, ¿en dónde encajan los gentiles en estas palabras dada por Jesús sólo a los judíos acerca del diezmo para la nación de Israel?
  • Lucas 11:42: “Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello”.
Solo para ilustrar otro punto. Cuando su líder supuestamente “cristiano” le dice que traiga los diezmos al alfolí, y tiene una simple caja de madera con una ranura para depositar el dinero; simplemente, lo está robando. Porque esa caja, no es un alfolí. ¿Sabe Ud. lo que es el alfolí? En el concepto bíblico, el alfolí era una especie de receptáculo o granero que se usaba para que el pueblo de Israel depositara sus ofrendas y diezmos de todas sus cosechas.

4. Siembra

La famosa “siembra” no es bíblica. Y menos, la “siembra” de dinero. Las veces que la Palabra de Dios menciona “siembra”, se refiere –particularmente en el Nuevo Testamento– a Su Palabra. Nunca de dinero.
Si en una iglesia, congregación u organización le hablan de “siembra”, mi consejo es el mismo: Salga de ese lugar.
Un cristiano, tampoco le “siembra” a otro cristiano. Y menos le “siembra” dinero. Si su líder le menciona a Ud., o los secuaces del líder le mencionan que su pastor o pastora tiene una necesidad de cambiar su carro o su apartamento o casa, o que tiene necesidad de un “mercadito”, y que Ud. al sembrar en él o ella recibirá el 100% o el 70% o el 30% porque es su obligación debido al esfuerzo que ellos hicieron al sembrar en Ud. ¡¡ojo con eso!! Eso es del diablo. Eso no proviene de Dios.
Si un pastor le dice que si “siembra” en tal o cual ONG y que recibirá de parte de Dios el doble o el triple, no sea tonto. No se deje engañar. Piense en lo siguiente. Dentro del marco legal de las finanzas, los únicos que dan dividendo son los bancos, o las acciones en una empresa; o dinero a término fijo; pero NUNCA le pagarán más de lo que ha estipulado el gobierno en la tasa de interés para los casos anteriores. Todo lo que no esté contenido dentro de ese marco legal es, simplemente ilegal. Y si Ud. lo hace, es tan bandido como el que lo invitó a hacerlo. Si Ud. cree en las palabras de un determinado pastor, es, o un iluso o es una persona ambiciosa. Mejor busque una pirámide. O prepárese a perder su dinero. Pero por favor, no se lamente después. Si encuentra en la Biblia un ejemplo de un pastor o anciano con el toque de Midas (o sea, que todo lo que tocaba lo convertía en oro), recogeré mis palabras. Pero si lo escucha de un pastor o de una pastora, mi consejo es el mismo: Salga de ese lugar. Está en medio de lobos.
  • Mateo 13:37: “Jesús les dijo: «El que siembra la buena semilla de trigo soy yo, el Hijo del hombre. (Traducción en lenguaje actual – TLA).
  • Marcos 4:14: “El sembrador es el que siembra la palabra”.
El sembrador, es entonces, la persona que siembra la palabra. No la que “siembra” el dinero. Y en este y en todos los casos, es el Señor quien siembra la palabra cuando nosotros la predicamos.
Note lo que la Palabra nos advierte acerca de la avaricia:
  • Colosenses 3:5: "Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría".
  • Hebreos 13:5: "Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré" (Énfasis añadidios).

5. Pactos

Esta es otra manera de cómo los lobos vestidos de ovejas les roban a los incautos. Dios hizo dos pactos: El del Antiguo y el del Nuevo Testamento. Este último lo selló con la sangre de Su Hijo, la cual fue suficiente para obtener todo lo que un hijo de Dios necesita. Y en ambos casos Dios fue quien inició estos pactos. NUNCA estos pactos fueron iniciativa del hombre. ¿Qué le hace a Ud. pensar que una criatura –así sea llamada hijo de Dios por la adopción– va a presentar ante Dios un dinero para pactar por la salvación de un miembro de su familia, una enfermedad, una casa, un carro o la beca? Entonces, ¡¡Ud. es un ignorante de las Escrituras!! ¿Ud. cree que Dios puede ser comprado por una ofrenda de dinero cuando ya la ofrenda de sangre fue presentada para perdón de pecados, y que por eso tenemos todas las bendiciones tanto las del cielo como las de la tierra?
  • Lucas 22:20: “De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama”.
  • 2ª Corintios 3:6: “el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica”.
  • Hebreos 8:6: “Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas”.
Si este nuevo pacto es establecido “sobre mejores promesas”, cualquier pacto que Ud. pretenda hacer de propia iniciativa, es decirle a Dios, que lo que Él hizo NO fue suficiente para Ud. o su familia; por lo tanto, se convierte en un incrédulo. Tal cual.

6. Profecías

¿Está asistiendo a una iglesia donde de entrada y sin conocerlo le dan “profecía” a sus oídos o a viva voz? Permítame decirle que eso NO es bíblico. Ni en el tabernáculo, ni en el templo en Israel, ni en las sinagogas o en las iglesias del Nuevo Testamento, los “hermanitos” o “hermanitas” se paraban en las puertas de acceso a esos lugares a “darles profecía” a los que llegaban. Pregunte por la base bíblica de esa abominable y maldita mentira de algunos cultos y líderes mal llamados cristianos.
Si hoy en día se aplicara la Ley como en el Antiguo Testamento, estos mal llamados “profetas” debían morir apedreados:
  • Deuteronomio 18:20-22: »Si aparece alguno que diga traer un mensaje de parte de Dios, y que en realidad no haya sido enviado por él, deberán matarlo. Lo mismo deberán hacer con cualquier profeta que aparezca con mensajes de otros dioses. 21 »Ahora bien, si ustedes se preguntan cómo saber si una persona trae o no un mensaje de parte de Dios, sigan este consejo: 22 Si el profeta anuncia algo y no sucede lo que dijo, será señal de que Dios no lo envió. Ese profeta no es más que un orgulloso que habla por su propia cuenta, y ustedes no deberán tenerle miedo» (Traducción en lenguaje actual – TLA).
Y finalmente,

7. La disciplina

¿Conoce Ud. los estatutos del lugar donde se está congregando? ¿Sabe Ud. cómo aplican la disciplina bíblica, si es que la aplican? A través de nuestra página recibimos correos de personas que preguntan sobre el tema de la disciplina cuando un hermano o hermana cae en pecado repetitivo. Pero cuando les pregunto, ¿qué dicen los estatutos de la iglesia? No saben nada de esos estatutos. Es más, desconocen que en los estatutos se debería mencionar el tema de la disciplina.
¿Y qué hemos visto? Casos de disciplinas que no tienen nada qué ver las Escrituras. Son sólo normas de hombres. Note Ud. cómo en las iglesias cristianas se puede aplicar una disciplina de conveniencia: Al Pastor que cayó en adulterio, lo disciplinan un año enviándolo a ser restaurado a un lugar paradisiaco; (con todos los gastos pagos por la congregación), y al hermano que fue acusado de “rebelión”, lo sientan por dos años y le quitan todos los privilegios, incluida la cena del Señor.
¿Qué hacer en un caso de disciplina? Ante todo compare los estatutos de la iglesia con el concepto bíblico de disciplina. Y si ve que esos estatutos van en contra de lo que enseña la Escritura, hable con el pastor, con la junta o con quien esté a cargo de la iglesia, pero por favor, no se quede callado. Si lo hace también está cometiendo pecado.

CONCLUSIÓN

Los anteriores puntos, son solo algunos de los tantos problemas que se presentan en las congregaciones llamadas cristianas. Más adelante ampliaremos cada uno de los temas, profundizando en las Escrituras lo que se debe y lo que no se debe hacer.
Tristemente, muchos que se llaman "cristianos", que creeríamos que aman verdaderamente al Señor, son sometidos, volviéndose dependientes de simples mortales que se llaman a sí mismos “pastores”, porque NO tienen conocimiento de Dios.
  • 2ª Corintios 4:6: Cuando Dios creó el mundo, dijo: «Que brille la luz donde ahora hay oscuridad». Y cuando nos permitió entender la buena noticia, también iluminó nuestro entendimiento, para que por medio de Cristo conociéramos la grandeza de Dios. (Traducción en lenguaje actual – TLA).
¿Conoce Ud. la grandeza de Dios por el único medio que nos mostró en Jesucristo? ¿O cree Ud. que es su pastor, pastora u organización quien le dará conocer esa grandeza? Si así lo cree, recuerde una vez más: La eternidad es demasiado tiempo para estar perdido.
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sábado, 29 de agosto de 2015

Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios... No cometerás adulterio.

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
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Adulterio

¿Te es lícito adulterar?


  ¿Está usted sufriendo la agonía del adulterio? ¿Ha cambiado su vida para siempre debido a que cayó en esa trampa infiel? El matrimonio es idea de Dios y él requiere un compromiso para toda la vida. Según lo que dice en su palabra, Dios castiga a todos aquellos que rompen el pacto matrimonial. Las dolorosas consecuencias del adulterio se muestran gráficamente en la historia del hombre infiel más famoso de la historia, el rey David. Pero el hecho de que David sea recordado como el hombre “conforme al corazón de Dios” (1 Samuel 13:14), demuestra que Dios puede restaurar por completo a una persona aun después de pecar tan gravemente. No obstante, David tuvo que pagar las consecuencias de su desobediencia por el resto de su vida, mismas que se manifestaron en crímenes en la familia, una rebelión política, violencia y muerte.

“Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios”.
(Hebreos 13:4)


  I.      DEFINICIONES

  Los que traspasan las barreras de la fidelidad y cometen adulterio, suponen que nunca serán descubiertos o que la infidelidad no es tan grave. Pero no saben que cosecharán dolorosas consecuencias. Esta misma actitud fue la que mostró el rey más famoso de Israel. David envió a su ejército a la batalla mientras él permanecía en casa. Una tarde de primavera, mientras se paseaba por la terraza de su palacio, observó que una hermosa mujer se estaba bañando en el terrado de una de las casas vecinas. Indagó su nombre y supo que se llamaba Betsabé, y que era esposa de Urías el heteo, uno de los mejores soldados de David (2 Samuel 23:39), quien en ese momento se encontraba en batalla, luchando por su rey. David envió unos mensajeros hasta la casa de ella, “y la tomó… y durmió con ella”; después ella regresó a su casa. Pasado algún tiempo, Betsabé envió a decir a David que estaba encinta. La espiral descendente que inició el rey es una evidencia contundente de que sin duda alguna, los adúlteros cosechan lo que siembran.

“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”.
(Gálatas 6:7)


    A.      ¿Qué es adulterio?

         •      Es el acto de tener relaciones sexuales con una persona que no es el cónyuge legal. Espiritualmente significa apostatar de la fe o descarriarse del pacto con Dios.
         •      La palabra adulterio viene del latín ad, que significa “a” y alter, que quiere decir “otro” o “diferente” (es decir, “cambiar”, o “modificar”)
       •      En la Biblia, la primera mención del adulterio es la palabra hebrea naaph y aparece en los diez mandamientos.

No cometerás adulterio.
(Éxodo 20:14)

  PREGUNTA:
  “ME SIENTO ATRAÍDA POR ALGUIEN QUE NO ES MI ESPOSO. ¿QUE PUEDO HACER PARA SEGUIR SIENDO FIEL A MI MARIDO?”
  RESPUESTA:
  En el mismo instante en que sienta que sus emociones la quieren separar de su esposo para andar con otra persona, conscientemente diríjalas de vuelta a su marido. Recuerde que las barreras que están puestas en las carreteras de montaña se diseñaron para obligarnos a mantenernos dentro de la cinta asfáltica y para que manejemos con seguridad. Ellas impiden que nos salgamos del pavimento y nos precipitemos hacia la destrucción. De la misma manera mantenga a salvo sus emociones para evitar caer en el precipicio de una aventura adúltera.

  Haga la siguiente oración: “Señor, no permitas que mi mente se descarríe. Yo deseo protegerla. Me concentraré en ser fiel a mi compromiso matrimonial, a mi compañero, y a mi Salvador. Te lo pido en su nombre y en su fuerza. Amén”.
  “Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos”. (2 Corintios 5:14–15)


    B.      ¿Qué significa adulterar?

      •      Adulterar es corromper o degradar.
      •      Adulterar es cambiar la naturaleza de alguna cosa añadiéndole una sustancia extraña para contaminarla o hacerla de calidad inferior.
      •      Adulterar sexualmente significa involucrarse en cualquier actividad sexual impura.

“Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos”
(Efesios 5:3)

  PREGUNTA:
  “¿CÓMO DEBO ORAR POR MI ESPOSO QUE ME HA ABANDONADO Y TIENE UNA RELACIÓN ADÚLTERA?”
  RESPUESTA:


  Su esposo debe reconocer su pecado y ver la necesidad de dejar ese estilo de vida pecaminoso y empezar a vivir en forma sacrificial, lo cual trae gloria a Dios. En vez de pedir que Dios lo bendiga, pida que él le detenga sus bendiciones hasta que se arrepienta. Pida que su esposo se sienta infeliz… que sienta tal remordimiento y culpabilidad en su corazón, que se aleje de los brazos de esa otra mujer y regrese a los brazos de Dios. Pida al Señor que lo haga sentirse tan mal como sea necesario para hacer que regrese al buen sentido y caiga de rodillas delante de él.

  “Porque aunque os contristé con la carta, no me pesa, aunque entonces lo lamenté; porque veo que aquella carta, aunque por algún tiempo, os contristó. Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte. Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte”. (2 Corintios 7:8–10)

    C.      ¿Qué es fornicación?

      •      En general:
    Fornicación es una palabra muy amplia que abarca cualquier inmoralidad sexual, incluyendo el adulterio y los actos pornográficos. La palabra griega porneia, de la que se deriva pornografía, a menudo se traduce en la Biblia como “fornicación”.
      •      Específicamente:
    Fornicación es el acto sexual entre un soltero y otra persona.
      •      Espiritualmente:
    Fornicación puede usarse en forma metafórica para referirse a la mezcla de la idolatría pagana con el cristianismo.

“Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca”.
(1 Corintios 6:18)

  PREGUNTA:
  “¿CÓMO SABER SI DEBO VOLVER A CASARME CON MI EX MARIDO? ÉL TUVO MUCHAS RELACIONES ADÚLTERAS MIENTRAS ESTUVIMOS CASADOS, PERO AHORA QUIERE VOLVER CONMIGO”.
  RESPUESTA:
  ¿Qué le hace pensar que puede confiar en él ahora, cuando no pudo confiar en él en el pasado? El pasado predice el futuro. A menos que algo drástico suceda, los patrones negativos rara vez cambian.
  Ciertamente el Señor puede cambiar a cualquier persona que esté dispuesta a entregarle el control total de su vida. Dios desea la reconciliación, pero se necesitan dos personas para lograrla. Hasta que usted esté totalmente convencida tanto por las actitudes como por las acciones de su esposo de que en efecto ha cambiado, no le abra las puertas de su casa, ni le permita que vea a sus hijos, ni que vuelva a entrar a su corazón o a su recámara. Usted necesita razones de peso para creer que él es una persona confiable y que está dispuesto y listo para cumplir su compromiso matrimonial. Hay algunos indicadores clave que pueden ayudarle a reconocer si su esposo ha cambiado en realidad:
    •      ¿Acepta la responsabilidad de su comportamiento?
    •      ¿En verdad se ha arrepentido?
    •      ¿Ha buscado ayuda profesional para entender su conducta infiel?
    •      ¿Está firmemente decidido a cumplir con el voto matrimonial?
    •      ¿Le muestra respeto a usted aunque usted no esté convencida?
    •      ¿Le muestra consideración en forma consistente?
    •      ¿Le ama a usted sacrificialmente, no sólo física o emocionalmente?
      “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.” (1 Pedro 3:7)
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