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miércoles, 28 de diciembre de 2016

Los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio... a predicar,...no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo

PARA RECORDAR ... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Como debe ser un predicador? 
BASES PARA SER UN PREDICADOR IDONEO
El predicador efectivo siempre está creciendo intelectual y espiritualmente, y siempre está trabajando en sus sermones. Ser predicador de Dios es una vocación y un arte que requiere determinadas características.
El predicador o todo aquel que quiera predicar debe reunir los siguientes requisitos:
El predicador, siempre…a)    Está aprendiendo. (Crecimiento académico e intelectual).El predicador se torna insípido y aburrido cuando ya no tiene palabras frescas para dar y siempre está girando en sus mismos 7 sermones, con los mismos enfoques e ilustraciones de toda la vida.
Hay muchos pastores y predicadores que fueron llamados por Dios sin que tengan ninguna preparación ni académica ni bíblica. El problema no es ese. El problema es que continúan así, sin procurarse una preparación.
El pastor o predicador que no trabaja en su preparación académica, sólo podrá retener a la gente de su mismo nivel: la gente de mayor preparación, cuando se da cuenta de las limitaciones intelectuales del pastor, le abandonan.
Entre más preparación académica tiene el oyente, más exigente es en el aspecto intelectual.
Pastores y predicadores que no saben leer ni escribir, aprendan. Procuren avanzar en los grados de educación secular y bíblica-teológica.
Que nadie se escude tras el texto “…la letra mata, mas el espíritu vivifica.” (2 Corintios 3.6), para no estudiar. Porque esto hace más evidente la necesidad de preparación, ya que este texto no se refiere al estudio ni a los libros; Pablo sólo contrasta aquí los aspectos de la Ley (la letra) y la gracia (el Espíritu).
¿A quién le gusta escuchar toda la vida a un  predicador que está estancado intelectualmente?
b)    Estudia la Biblia, ora y ayuna. (Crecimiento espiritual).El predicador debe conocer la Biblia y saber textos de memoria; debe conocer de memoria la doctrina bíblica básica, debe estar familiarizado con la cronología y con los personajes y eventos bíblicos principales.
El predicador de Dios predica la Biblia; y si el predicador no sabe Biblia, ¿qué va a predicar?
Por otro lado la predicación requiere fuerza espiritual que se obtiene con ayuno y oración.
El predicador espiritual ora y ayuna; de ahí proviene su fuerza espiritual.
Si no tiene fuerza espiritual su prédica llegará sólo a la mente; con fuerza espiritual llegará también al espíritu de sus oyentes.
El predicador que sólo cultiva su mente tendrá sólo fuerza intelectual; será un predicador intelectual.
El predicador que sólo cultiva la oración y el ayuno tendrá sólo fuerza espiritual; será un predicador del Espíritu.
¿No es mejor unir los dos aspectos: intelectual y espiritual de la predicación?
c)     Está preparando y afinando sus sermones.Un buen sermón no se hace de la noche a la mañana; se requiere “cocinarlo” en la mente y en el espíritu.
Un buen predicador gasta cerebro, papel, tinta y rodillas, produciendo y afinando sus sermones.
¿Puedes distinguir entre un sermón improvisado y uno bien preparado? ¿Cuál disfrutas más?
Qué desperdicio de vida es escuchar a tantos predicadores que sólo improvisan; mejor que se dediquen a otra cosa.
Un sermón  aún predicado ya varias veces, puede ser mejorado con nuevos enfoques o estructura; perfecciona tus sermones.
Mantén una libreta de sermones y revísalos constantemente; verás que puedes enriquecerlos.
d)    Es ejemplo de fidelidad, de fe, de amor, de sana doctrina y de buen testimonio.No debemos separar la vida del predicador de su mensaje; son uno solo.
El derecho de ser escuchado y creído se gana, no se impone.
La Palabra siempre será la Palabra; pero es incómodo escucharla de un predicador con mal testimonio.
Es cierto que Dios respaldará siempre su Palabra; pero el respaldo del predicador, su derecho de ser escuchado, será su vida ejemplar.
Los predicadores vividores, timadores, charlatanes e inmorales, tarde que temprano se descubren; deséchalos.
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sábado, 16 de mayo de 2015

Sabe el Señor rescatar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos bajo castigo hasta el día del juicio; y mayormente a los que van detrás de la carne en concupiscencia de contaminación, y desprecian la autoridad.

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
 
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Hombres  y Mujeres Marcados

2 Pedro 2:10–16

¡Pedro no ha terminado con los apóstatas! A diferencia de algunos creyentes de hoy, al apóstol le perturbaban cómo avanzaban los falsos maestros en las iglesias. Sabía que el método de ellos era sutil, pero que sus enseñanzas eran fatales, y quería advertir a las iglesias en cuanto a ellos.

Recuerda, sin embargo, que Pedro empezó su carta con la enseñanza positiva sobre la salvación, el crecimiento cristiano y la confiabilidad de la Palabra de Dios. Tenía un ministerio equilibrado, y es importante que nosotros mantengamos ese equilibro hoy. Cuando Carlos Spurgeon empezó su revista, la llamó La Espada y la Cuchara de Albañil, aludiendo a los obreros del libro de Nehemías, que mantenían sus espadas en una mano y sus herramientas en la otra mientras reparaban los muros de Jerusalén.

Algunos tienen un ministerio puramente negativo y no edifican nada. ¡Están demasiado atareados luchando contra el enemigo! Otros aducen ser positivos, pero nunca defienden lo que han edificado. Pedro sabía que no bastaba con solo atacar a los apóstatas; también tenía que dar enseñanza sólida a los creyentes de las iglesias.

En esa sección de su carta, condena a los apóstatas por tres pecados específicos.

  Sus ultrajes (2 Pedro 2:10–12)
El cuadro aquí es de personas arrogantes que tratan de ensalzarse a sí mismas tratando de denigrar a los demás. No muestran respeto por la autoridad ni temen atacar o difamar a personas en cargos altos.

Dios ha establecido la autoridad en este mundo, y cuando la resistimos, estamos resistiendo a Dios (Romanos 13:1 en adelante). Los padres deben tener autoridad sobre sus hijos (Efesios 6:1–4) y los patrones sobre sus empleados (Efesios 6:5–8). Como ciudadanos y creyentes, debemos orar por los que están en autoridad (1 Timoteo 2:1–4), respetarlos (1 Pedro 2:11–17) y procurar glorificar a Dios con nuestra conducta. Como miembros de una asamblea local, debemos honrar a los que ejercen el gobierno espiritual sobre nosotros y procurar animarlos en su ministerio (Hebreos 13:7, 17; 1 Pedro 5:1–6).

El gobierno humano es, en cierto sentido, el don de Dios para ayudar a mantener orden en el mundo, de modo que la iglesia puede ministrar la Palabra y ganar a los perdidos para Cristo (1 Timoteo 2:1–8). Debemos orar a diario por las autoridades para que puedan ejercer esa autoridad dentro de la voluntad de Dios. Es grave que el creyente se oponga a la ley, y debe estar seguro de que es la voluntad de Dios cuando lo hace. También debe hacerlo de una manera que glorifique a Cristo, de modo que los inocentes (incluso los empleados no salvos del gobierno) no sufran.

La razón de su ultraje (v. 10). Una palabra da la razón: carnalidad. La naturaleza depravada del hombre no quiere someterse a ningún tipo de autoridad. “¡Ocúpate de lo tuyo!” es el mensaje insistente, y muchos lo siguen. En años recientes, han propagado libros que estimulan a que la gente triunfe a cualquier costo, incluso al punto de perjudicar o intimidar a otros. Lo importante, según estos libros, es cuidarse uno mismo: el número uno; y usar a otros como herramientas para lograr los propios objetivos egoístas.

La naturaleza caída del hombre estimula el orgullo. Cuando el ego está en juego, estos apóstatas no se detendrán ante nada para promoverse y protegerse. Su actitud es completamente opuesta a la de nuestro Señor, quien voluntariamente se despojó a sí mismo para convertirse en siervo, y después, murió como sacrificio por nuestros pecados (ve Filipenses 2). Estos hombres que Pedro describe eran “atrevidos”, lo que quiere decir que eran muy audaces en su manera de hablar de los que ocupaban cargos de dignidad. Hay una audacia heroica, pero también una satánica.

Estos hombres también eran “contumaces”, lo que quiere decir que vivían para agradarse solo a sí mismos. Eran arrogantes ¡e incluso desafiaban a Dios para conseguir lo que querían! Proverbios 21:24 los describe a la perfección. Aunque por fuera parecían servir a Dios y a la gente, por dentro, solo alimentaban su ego y acolchonaban sus nidos.

En su arrogancia, “no temen decir mal de las potestades superiores [gloriosas]”. En tanto que la referencia inmediata probablemente es a los “exaltados” en cargos de autoridad, aquí tal vez también se tenga en mente a los ángeles, puesto que en el próximo versículo, Pedro se refiere a ellos. ¡Estos apóstatas ultrajan incluso a los ángeles! ¡Y ni siquiera tiemblan cuando lo hacen! Están tan seguros en su orgullo, ¡que incluso se atreven a desafiar a que Dios los juzgue!
La seriedad de su ultraje (v. 11). Los apóstatas ultrajan incluso a los ángeles, ¡pero los ángeles no ultrajan a los apóstatas! Incluso los ángeles, aunque mayores en fuerza y poder, no se entrometen en la esfera que no les pertenece. Recuerdan la rebelión de Lucifer y saben lo grave que es rebelarse contra la autoridad divina. Si Dios juzgó a los ángeles rebeldes, ¡cuánto más juzgará a los hombres también rebeldes!
Esto significa que los ángeles santos ni siquiera hablan contra los ángeles caídos. Han dejado todo juicio al Señor. Aprenderemos más de esto cuando estudiemos Judas, porque él menciona este asunto de los ángeles en los versículos 8 y 9.

Hablar mal de otros es un gran pecado, y el pueblo de Dios debe evitarlo. Tal vez no respetemos a los que ocupan los cargos, pero debemos respetar el cargo en sí, porque toda autoridad es dada por Dios. Los que ultrajan a los funcionarios del gobierno en el nombre de Cristo deben leer y meditar en Tito 3:1, 2: “Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra. Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres”.

Cuando Daniel rehusó comer la comida del rey, lo hizo de una manera bondadosa que no metió en problemas a su guardián (Daniel 1). Incluso cuando los apóstoles se negaron a obedecer la orden del sanedrín de que dejaran de predicar en el nombre de Jesús, actuaron como caballeros. Respetaron a la autoridad aunque desobedecieron la orden. La carne empieza a operar cuando el orgullo entra, y es allí cuando usamos nuestras lenguas como armas en lugar de como herramientas. “Las palabras de su boca son iniquidad y fraude; ha dejado de ser cuerdo y de hacer el bien” (Salmo 36:3).

El castigo de su ultraje (v. 12). Pedro comparó a estos falsos maestros con “animales irracionales”, ¡cuyo único destino es el matadero! Al final de este capítulo, ¡se los pinta como puercos y perros! Los animales tienen vida, pero actúan puramente por instinto. Carecen de las finas sensibilidades de los seres humanos. Jesús nos advirtió que no desperdiciáramos cosas preciosas en bestias brutas que no saben apreciarlas (Mateo 7:6).

En una ocasión, hice una visita pastoral a una casa donde había fallecido alguien, y antes de que yo subiera las escaleras hacia la puerta, un enorme perro empezó a ladrar ferozmente como si yo hubiera ido para robar algo. Ignoré sus amenazas porque sabía que estaba actuando puramente por instinto. Hacía mucho ruido acerca de algo de lo que no sabía nada. Su dueño tuvo que llevarlo al sótano antes de que yo pudiera entrar a la casa y consolar a la familia afligida.

Lo mismo sucede con los apóstatas: ¡hacen mucho ruido por cosas de las que no saben nada! La traducción de Phillips de 2 Pedro 2:12 dice: “Estos maestros insultan lo que no entienden”. La Nueva Versión Internacional afirma: “Pero aquéllos blasfeman en asuntos que no entienden”. Cuando sus alumnos hacían ruido en clase, una de mis maestras solía decir: “¡Los barriles vacíos son los que más ruido hacen!”. ¡Cuán cierto es!

Es triste cuando los medios de comunicación se concentran en las bocas grandes de estos falsos maestros en lugar de en el silbo apacible y delicado del Señor mientras ministra por medio de los que son fieles a él. Es incluso más triste cuando los inocentes se fascinan ante estas “palabras infladas y vanas” (2 Pedro 2:18) y no pueden discernir entre la verdad y la propaganda. La verdad de la Palabra de Dios lleva a la salvación, pero las palabras arrogantes de los apóstatas guían solo a la condenación.

Estos “animales irracionales” están destinados a la destrucción, verdad que Pedro mencionó a menudo en 2 Pedro 2 (vs. 3, 4, 9, 12, 17, 20). Al procurar destruir la fe, ellos mismos serán destruidos; “perecerán en su propia destrucción”. Su propia naturaleza los arrastrará a la destrucción, como el puerco vuelve al lodo y el perro a su vómito (2 Pedro 2:22). Desdichadamente, antes de que eso tenga lugar, estos individuos pueden hacer mucho daño moral y espiritual.


  Su parranda (2 Pedro 2:13, 14a)

Las palabras que se traducen “gozar” y “recrean” implican placer sensual. También llevan la idea de lujo, blandura y extravagancia. A costa de los que los sostienen (2 Pedro 2:3), los apóstatas disfrutan de una vida lujosa. En nuestra sociedad, hay quienes piden fondos para sus ministerios, y sin embargo, viven en casas costosas, conducen carros de lujo y visten ropas caras. Cuando recordamos que Jesús llegó a ser pobre para enriquecernos, la forma de vida de lujo de estos individuos está lejos del cristianismo del Nuevo Testamento.

No solo engañan a otros, ¡sino que se engañan a sí mismos! Pueden demostrar con la Biblia que su forma de vida es correcta. En la antigüedad, se esperaba que la gente hiciera festejos desordenados por la noche, pero estos se atrevían a festejar de día, ya que estaban plenamente convencidos de sus prácticas. Una persona puede acostumbrarse tanto a sus vicios que los ve como virtudes.

Si ellos llevaran su forma de vida fuera de la iglesia, no tendríamos que preocuparnos tanto; ¡pero eran parte de la comunión de creyentes! Incluso estaban participando en las “comidas de amor” que la iglesia primitiva solía disfrutar en conexión con la celebración de la cena del Señor (1 Corintios 11:20–34). En esa ocasión, los creyentes más pobres podían disfrutar de una comida decente gracias a la generosidad de los hermanos en la fe que tenían más posibilidades económicas. Pero los apóstatas solamente usaban la “comida de amor” como tiempo para exhibir su riqueza e impresionar a los ignorantes que carecían de discernimiento.
En lugar de bendecir la comunión, estos falsos maestros eran “inmundicias y manchas” que contaminaban a la congregación. De alguna manera, su conducta en los festejos manchaba a otros y deshonraba el nombre del Señor. Es la Palabra de Dios la que ayuda a quitar las manchas de inmundicias (Efesios 5:27), pero estos maestros no ministraban la verdad de las Escrituras, sino que las tergiversaban para hacer que dijeran lo que ellos querían (2 Pedro 3:16).

Esta “contaminación inconsciente” es mortal. Los fariseos también eran culpables de lo mismo (Mateo 23:25–28). La doctrina falsa inevitablemente lleva a una vida falsa, y la vida falsa también estimula la enseñanza falsa. El apóstata debe “ajustar” la Palabra de Dios o cambiar su forma de vida… ¡y no va a cambiar su manera de vivir! Así que, a dondequiera que va, en secreto contamina a las personas y facilita que pequen. ¡Es posible asistir a la celebración de la cena del Señor de una iglesia y contaminarse!

Por cierto, nuestras iglesias necesitan ejercer autoridad y practicar disciplina. El amor cristiano no quiere decir que toleremos toda falsa doctrina y todos los llamados estilos de vida. La Biblia dice claramente que algunas cosas son buenas y que otras son malas. A ningún creyente con creencias o doctrinas contrarias a la Palabra de Dios se le debe permitir que participe en la cena del Señor o que tenga un ministerio espiritual en la iglesia. Su influencia contaminante tal vez no se vea de inmediato, pero a la larga, producirá graves problemas.

En 2 Pedro 2:14, se afirma claramente que los apóstatas asisten a las reuniones de la iglesia por dos razones: primero, para satisfacer sus propios deseos y concupiscencias; segundo, para lograr adeptos para su causa.

Mantienen sus ojos abiertos, buscando “almas inconstantes” a las que puedan seducir a pecar. Pablo advirtió acerca de apóstatas similares que “se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias” (2 Timoteo 3:6). Más de un “siervo de Dios” ha usado la religión como disfraz para cubrir sus deseos lujuriosos. Algunas mujeres, en particular, son vulnerables en las sesiones de consejería, y estos hombres se aprovechan de ellas.

En una de las iglesias donde fui pastor, noté que un joven del coro estaba haciendo todo lo posible para parecer un gigante espiritual ante los demás miembros del coro, especialmente, ante las jóvenes. Oraba con gran fervor y a menudo hablaba de su andar con el Señor. Algunos estaban impresionados con él, pero yo percibía que algo andaba mal y que había un peligro inminente. Sin duda, empezó a salir con una de las mejores jóvenes, la cual era una nueva creyente. A pesar de mis advertencias, ella continuó la amistad y terminó en que él la sedujo. Alabo a Dios porque pudo ser rescatada y ahora está sirviendo fielmente al Señor, pero podría haberse evitado esa terrible experiencia.

Satisfacer su lujuria es la principal ambición de los falsos maestros: no se sacian de pecar. El verbo sugiere “son incapaces de detenerse”. ¿Por qué? Porque son esclavos (2 Pedro 2:18, 19). Los apóstatas se consideran libres, y sin embargo, están en la peor esclavitud. Contaminan todo lo que tocan; al que logran convertir, lo esclavizan.

La expresión “seducen a las almas inconstantes” presenta el cuadro de un pescador poniendo la carnada en un anzuelo, o un cazador colocando el cebo en una trampa. La misma imagen se usa en Santiago 1:14, donde Santiago presenta la tentación como “la carnada de la trampa”. Satanás sabe que nunca podría atraparnos a menos que haya una carnada excelente para atraernos. Le prometió a Eva que ella y Adán serían “como dioses” si comían del fruto prohibido (Génesis 3:4, 5), y ellos mordieron la carnada y quedaron atrapados.

¿Qué clase de carnada usan los apóstatas para atrapar a la gente? Para empezar, les ofrecen “libertad” (2 Pedro 2:19). Esto probablemente quiere decir pervertir la gracia de Dios, “convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios” (Judas 4). “Puesto que eres salvo por la gracia —argumentaban—, tienes libertad para pecar. Mientras más peques, ¡más de la gracia de Dios tendrás!”. Pablo respondió a esa falsa argumentación en Romanos 6, porción de la Biblia que todo creyente debe dominar.

Junto con la “libertad” también cebaban la trampa con “satisfacción”. Esta es una de las “palabras de moda” de nuestra generación, y va junto con “ocúpate de lo tuyo” y “hazlo a tu manera”. Dicen: “La vida cristiana que la iglesia ofrece es anticuada y pasada de moda. Tenemos un nuevo estilo de vida que te hace sentir satisfecho ¡y te ayuda a ser tú mismo!”. Ay, como el hijo pródigo, estas almas inconstantes tratan de hallarse a sí mismas, pero acaban perdiéndose (Lucas 15:11–24). En su búsqueda de satisfacción, se vuelven egocéntricas y pierden las oportunidades de crecimiento que surgen al servir a los demás.

No puede haber libertad ni satisfacción sin sumisión a Jesucristo. “El propósito de la vida —decía P. T. Forsyth— no es hallar tu libertad, sino a tu Amo”. Tal como el músico talentoso encuentra libertad y satisfacción al ponerse bajo la disciplina de un gran artista, o un atleta bajo un gran entrenador, así el creyente halla verdadera libertad y satisfacción bajo la autoridad de Jesucristo.

¿Quiénes son los que muerden la carnada que los apóstatas ponen en sus sutiles trampas? Pedro los llama “almas inconstantes”. La estabilidad es un factor importante en la vida cristiana exitosa. Tal como el niño debe aprender a pararse antes de poder andar o correr, así el cristiano debe aprender a “estar firme en el Señor”. Pablo y los demás apóstoles trataron de establecer a sus convertidos en la fe (Romanos 1:11; 16:25; 1 Tesalonicenses 3:2, 13). Pedro estaba seguro de que sus lectores estaban “confirmados en la verdad presente” (2 Pedro 1:12), pero, de todo modos, los advirtió.


  Su rebelión (2 Pedro 2:14b–16)

Los apóstatas saben cuál es “el camino recto”, el sendero derecho que Dios ha establecido, pero deliberadamente lo abandonan el para seguir el propio. Con razón Pedro los llama “animales irracionales” (2 Pedro 2:12) y los compara con ellos (2 Pedro 2:22). “No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento”, advertía el salmista (Salmo 32:9). Al caballo le encanta correr hacia delante y a los mulos les gusta quedarse rezagados; uno y otro pueden sacarte del camino derecho. Los creyentes son ovejas, y las ovejas necesitan quedarse cerca del pastor, o de lo contrario, se descarriarán.

Ya hemos aprendido una razón de la conducta impía de los apóstatas: quieren saciar los antojos de su carne. Pero hay una segunda razón: son codiciosos y quieren explotar a la gente para lucro personal. Pedro mencionó esto en 2 Pedro 2:3 y ahora amplía el pensamiento. No solo la perspectiva del falso maestro está controlada por sus pasiones (2 Pedro 2:14a), sino que su corazón está dominado por la codicia. ¡Es esclavo de su lujuria por el placer y el dinero!

Es más, ha perfeccionado la habilidad de conseguir lo que quiere. “Son expertos en la avaricia”, dice la Nueva Versión Internacional; y una versión ampliada en inglés es incluso más gráfica: “Su técnica para conseguir lo que quieren está altamente desarrollada, mediante una larga práctica”. Saben exactamente cómo motivar a la gente para que den. En tanto que el verdadero siervo de Dios confía en que el Padre suplirá sus necesidades y procura ayudar a las personas para que crezcan al aprender a dar, el apóstata confía en sus “habilidades para levantar fondos” y deja a la gente en peor condición que cuando las halló. Sabe cómo explotar a los inestables e inocentes.

Por cierto, no hay nada de malo cuando una organización les habla de sus oportunidades y necesidades a sus amigos que oran. Mi esposa y yo recibimos muchas publicaciones y cartas de este tipo, y francamente, algunas las echamos a la basura sin leerlas. Hemos aprendido que no se puede confiar en esos ministerios, que sus clamores dramáticos no siempre se basan en hechos y que los fondos que se donan no siempre se usan como dicen. Hay otras cartas y publicaciones que leemos con todo cuidado, oramos y conversamos al respecto, y vemos si Dios quiere que invirtamos en su obra. Sabemos que no podemos sustentar toda buena obra que Dios ha levantado, así que, tratamos de tener discernimiento, e invertimos en los ministerios que Dios ha escogido para nosotros.

Al escribir Pedro sobre las prácticas engañosas de esta gente, solamente pudo exclamar: “son hijos de maldición”. No eran los hijos “benditos” de Dios, sino los hijos malditos del diablo (Juan 8:44). Tal vez triunfen al engordar sus cuentas bancarias, pero al final, en el trono de Dios, serán declarados en bancarrota. “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mateo 25:41). “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Mateo 16:26).

La avaricia o codicia es el deseo insaciable de tener más: más dinero, más poder, más prestigio. El corazón codicioso jamás se sacia. Esto explica por qué el amor al dinero es la raíz de todos los males (1 Timoteo 6:10), porque cuando alguien lo codicia más, cometerá cualquier pecado para satisfacer esa ansia. Ya ha roto los primeros dos de los Diez Mandamientos, porque el dinero ya es su dios e ídolo. Entonces, es un paso sencillo quebrantar los demás: robar, mentir, cometer adulterio, tomar el nombre de Dios en vano, etc. Con razón Jesús advirtió: “Mirad, y guardaos de toda avaricia” (Lucas 12:15).

He leído que los habitantes del norte de África han hallado una manera ingeniosa de atrapar monos. Agujerean una calabaza, con el tamaño justo para que pase la mano del mono, luego le ponen algunas nueces adentro y la amarran a un árbol. Por la noche, el mono mete la mano en la calabaza para sacar las nueces, ¡y entonces descubre que no puede sacarla de la calabaza! Por supuesto, podría soltar las nueces y escapar con facilidad; ¡pero no quiere soltar las nueces! Acaba siendo capturado por su codicia. Podemos esperar esta clase de insensatez en un animal, pero no en una persona hecha a imagen de Dios; y sin embargo, sucede todos los días.

Pedro conocía las Escrituras del Antiguo Testamento. Ya había usado a Noé y a Lot para ilustrar sus palabras, y en 2 Pedro 2:15, 16 usó al profeta Balaam. El relato de Balaam se halla en Números 22–25; dedica tiempo para leerlo.

Balaam es un personaje misterioso, un profeta gentil que trató de maldecir a los israelitas. Balac, rey de los moabitas, le temía a Israel, así que, acudió a Balaam para que lo ayudara. Balaam sabía que era un error cooperar con Balac, pero su corazón era codicioso y quería el dinero y el honor que Balac le había prometido. Balaam conocía la verdad y la voluntad de Dios, y sin embargo, en forma deliberada, abandonó el camino correcto y se descarrió. Es una ilustración perfecta de los apóstatas en sus prácticas codiciosas.

Desde el principio, Dios le dijo a Balaam que no ayudara a Balac, y al principio, Balaam obedeció y envió a los mensajeros de regreso. Pero cuando Balac envió más príncipes y le prometió más dinero y honor, Balaam decidió “orar al respecto de nuevo” y reconsiderar el asunto. La segunda vez, Dios probó a Balaam y le permitió que fuera con los príncipes. Esta no era la voluntad directa de Dios, sino su voluntad permisiva, diseñada para ver qué haría el profeta.

¡Balaam aprovechó la oportunidad! Pero cuando empezó a descarriarse, Dios reprendió al profeta desobediente mediante la boca de su burro. ¡Qué asombroso que los animales obedezcan a Dios, aun cuando sus dueños no! (Lee Isaías 1:3.) Dios permitió que Balaam levantara sus altares y ofreciera sus sacrificios, pero no dejó que maldijera a Israel. Más bien, convirtió la maldición de Balaam en una bendición (Deuteronomio 23:4, 5; Nehemías 13:2).

Balaam no pudo maldecir a Israel, pero sí pudo decirle cómo derrotar a la nación. Lo único que los moabitas tenían que hacer era invitar a los israelitas a ser “vecinos amistosos” y participar en sus festivales (Números 25). En lugar de mantener su posición separada, Israel hizo concesiones y se unió a las orgías paganas de los moabitas. Dios tuvo que disciplinar al pueblo y miles murieron.

Pueden verse en Balaam los dos aspectos de la apostasía que Pedro destacó en este capítulo: deseos sensuales y codicia. Amaba el dinero y condujo a Israel al pecado de la lujuria. Era un hombre que podía recibir mensajes del Señor, y sin embargo, hizo descarriar al pueblo de Dios. Cuando se leen sus oráculos, es imposible evitar impresionarse con su elocuencia; y sin embargo, en forma deliberada, desobedeció a Dios. Balaam dijo: “He pecado” (Números 22:34), pero su confesión no era sincera. Incluso oró: “Muera yo la muerte de los rectos” (Números 23:10), y sin embargo, no quería vivir la vida de los rectos.

Como Balaam le aconsejó a Balac que sedujera a Israel, Dios se cuidó de que el profeta fuera castigado. Murió atravesado por una espada cuando Israel derrotó a los madianitas (Números 31:8). Nos preguntamos quién recibió toda la riqueza que él se había “ganado” con sus caminos engañosos. Pedro llamó a su pago “premio de la maldad”. Esta frase nos recuerda a otro impostor, Judas, que recibió “salario de su iniquidad” (Hechos 1:18), y que también pereció en vergüenza.

No debemos ignorar la lección principal: se rebeló contra la voluntad de Dios. Como los falsos maestros que Pedro describió, Balaam sabía el camino correcto, pero en forma deliberada escogió el sendero errado porque quería ganar dinero. Se puso a “jugar con la voluntad de Dios” tratando de conseguir “un punto de vista diferente” (Números 22:41; 23:13, 27). Sin duda, tenía un don verdadero de Dios, porque pronunció algunas hermosas profecías en cuanto a Jesucristo, pero prostituyó ese don para usos viles solamente para ganar honor y riqueza.

Un funcionario de cierto banco habló con un subalterno en secreto y le preguntó: —Si te diera $50.000, ¿me ayudarías a alterar los libros de contabilidad?
—Sí, pienso que lo haría—, replicó el otro.
—¿Lo harías por $100?
—¡Por supuesto que no! —dijo el hombre—. ¿Qué piensa que soy? ¿Un ladrón común?
—Ya hemos establecido eso —dijo el funcionario—. Ahora estamos hablando en cuanto al precio.

El codicioso, en efecto, tiene su precio, y cuando se lo pagan, hará lo que sea que le pidan, incluso rebelarse contra la voluntad de Dios. Pedro llamó a esta actitud “locura”. La palabra quiere decir haber perdido el juicio, haber enloquecido. Pero Balaam pensaba que estaba haciendo algo sabio; después de todo, estaba aprovechando una situación que tal vez nunca volvería a presentarse. Pero cualquier rebelión contra Dios es locura y solo puede conducir a la tragedia. Fue cuando el hijo pródigo “volvió en sí” que se dio cuenta de lo necio que había sido (Lucas 15:17).

Pedro condenó tres pecados de los falsos maestros: sus ultrajes, sus parrandas y su rebeldía. Todos estos pecados brotan del orgullo y el deseo egoísta. Un verdadero siervo de Dios es humilde y trata de servir a otros (ve el contraste en Filipenses 2:20, 21). El verdadero siervo de Dios no piensa en un elogio o una paga, porque sirve al Señor debido al amor y la obediencia de su corazón. Honra a Dios y la autoridad que ha establecido en este mundo. En resumen, el verdadero siervo de Dios imita a Jesucristo.

En estos últimos días, habrá abundancia de falsos maestros que supliquen sustento. Tienen talento y experiencia cuando se trata de engañar a la gente y sacarle dinero. Es importante que el pueblo de Dios esté establecido en la verdad, que sepa cómo detectar cuando están tergiversándose las Escrituras y explotando a la gente. Agradezco a Dios por las organizaciones que ayudan a exponer los fraudes religiosos, pero, de todos modos, se necesita discernimiento espiritual y un conocimiento creciente de la Palabra de Dios.

No todos los fraudes religiosos se descubrirán y suspenderán, ¡pero Dios un día lidiará con todos ellos! Como animales, “perecerán en su propia perdición” (2 Pedro 2:12). Recibirán el “galardón de su injusticia” (2 Pedro 2:13) para compensar por el salario que han explotado de otros. Como “hijos de maldición” (2 Pedro 2:14) serán proscritos de la presencia de Dios para siempre.
Son hombres y mujeres marcados; no escaparán.

 
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miércoles, 13 de mayo de 2015

Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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Voy a ser sincero, veo mucha gente que “va a la iglesia” como si fuera a un “burger”. Es lo primero que me viene a la mente al ver mi propia vida cristiana y tal vez la de muchos.

Seguir a Jesús es lo mejor que podemos hacer, todo un reto que nos motiva a avanzar y a no conformarnos con lo que otros han hecho, pero creo que lo hemos entendido mal, que no somos responsables con lo que se nos ha otorgado.

Le hemos quitado importancia a todo lo que Dios nos ofrece y lo hemos convertido en comida rápida, en un producto que ofrecemos para saciar nuestras necesidades del momento.

Llevamos una vida de iglesia acomodada y a gusto del consumidor, una iglesia de la burguesía, hecha por nosotros y para nosotros.

Escuchamos Su Palabra como si fuera una hamburguesa que tiene que saber muy bien, pero poco nos interesa si realmente nos alimentará y será de provecho para nuestras vidas o nos convertirá en obesos espirituales acostumbrados a que nos lo den todo y ahora, y sin quemar ni un gramo de grasa espiritual.


Una iglesia consumista

No todo es culpa del que lo recibe, también lo es del que da la Palabra. Algunos predicadores nos han dicho sólo lo que queremos oír. Palabra a la carta, barata, rápida y a gusto del cliente, y siempre acorde con la corriente de este mundo:

  Tú eres el mejor (de los cuales yo soy el primero (1 Timoteo 1:15), Dios quiere cumplir todos tus sueños, tienes que pensar en positivo, reclama lo que es tuyo, 34 pasos para el éxito… y un largo (demasiado largo) etcétera. Los que damos de comer somos responsables del alimento que reciben otros. Nuestra teología se ha abaratado demasiado. Creo firmemente que en el liderazgo están muchas de las raíces del problema y también las soluciones. Nuestras ideas se han empapado del pensamiento de esta época. Algunas de ellas no son malas en sí mismas pero…

Nos hemos acostumbrado a verdades a medias, que no sacian al verdadero buscador y que dejan de lado el mensaje que Jesús vino a enseñar, su cruz, su vida, su misión y nuestra entrega.

Jóvenes que, aunque asistimos, lo que conocemos de Dios es lo que dicen las canciones que cantamos y saltamos, o lo que pone en nuestras camisetas; pero que, en la mayoría de los casos, no nos atrevemos a estudiar la Biblia, no la hemos leído entera ni una sola vez, no hemos meditado en ella, ni pasamos tiempo a solas con Dios, pero nos atrevemos a decir “Jesús es mi amigo”. Nuestras vidas no cambian, somos como todos los demás, nos preocupan las mismas cosas, tenemos los mismos intereses y pensamos como este siglo, pero claro, somos cristianos.

Hemos construido toda una cultura de la que nos servimos (creo que eso no es malo en sí mismo), hemos decorado nuestras iglesias, nuestros templos y nuestras vidas. Nos hemos cargado de herramientas, instrumentos, artes, escenarios, luces, humo, show, marketing, estrategias, formas de hablar, música para todos los gustos, “performances”, tácticas, nuevas corrientes culturales, movimientos urbanos, bailes, moda, “mass media”. Toda una carcasa donde hemos puesto todos nuestros esfuerzos. Pero quizás hemos olvidado el contenido. De qué estamos hablando y de qué va esto. Si nos despojáramos de estos disfraces ¿Qué nos quedaría? ¿Qué te quedaría? Pregúntatelo delante de nuestro Dios. Yo lo hago. Además, ¿Qué buscan realmente las personas, aquellos que tienen ganas de descubrir la verdad de Dios y que están ahí fuera esperándonos?

La comida basura nos ha invadido, pero creo que aún hay una generación que tiene hambre y sed de justicia. ¿Serás tú uno de ellos?

“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque serán saciados”. (Mateo 5:6).


Postres

    - ¿Qué significa ser un obeso espiritual?
   

    - ¿Cómo describirías una iglesia consumista?
   

    - ¿Qué significan para ti, las enseñanzas de Jesús, su cruz, lo que hizo?
   

    - ¿Qué crees que es lo importante, lo central, en el cristianismo?

   
 
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domingo, 6 de julio de 2014

Dios bendiga como hasta ahora a aquellos maestrros de la Escuela Dominical: Pastores de Niños

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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PASTORES DE NIÑOS: uNA OCUPACIÓN IMPOSTERGABLE


  Me impacta la escena que observo todos los domingos. Niños de todos los tamaños entran corriendo en el plantel educacional de la iglesia. No saludan a nadie hasta llegar a los pisos superiores donde están las aulas. Si la directora de la escuela dominical está en la puerta o en un pasillo, la saludan al pasar, pero su saludo es seguido siempre por la misma pregunta: “¿Está mi maestro?”. Esa expectativa de encontrarse con su maestro es, en realidad, una expresión del anhelo entusiasmado del niño de encontrarse con la persona que lo toma en cuenta, que lo llama por nombre y le da lugar para hablar de sus cosas en un ambiente preparado especialmente para él. Yo creo que éste es el contexto más adecuado para ejercer la ayuda pastoral al niño.

Debo explicar el sentir que le doy a través de todo el libro del término “ayuda pastoral”. Me refiero al trato que un adulto puede darle al niño que se caracteriza por una relación de afecto y que ofrece guía, orientación, apoyo, aliento, compañía y consuelo dentro de un contexto establecido. No estoy usando el término en relación al liderazgo y autoridad implícito en el puesto de pastor de una iglesia. Creo que esta ayuda está relacionada con un lugar físico, la iglesia, el edificio que va adquiriendo para el niño un significado especial relacionado con Dios. Esa ayuda se expresa por individuos que sienten la vocación y el llamado para el ministerio entre la niñez. El lugar y las personas, entonces, establecen el medio ideal donde el niño dolorido ha de ser escuchado y donde, a la vez, se habla de Dios y se aprende de su Palabra. Las personas ideales para ofrecer este tipo de ayuda son los maestros que tienen a su cargo la formación espiritual de los niños. Esos maestros no pertenecen a la familia del niño, pero por lo general la conocen y por eso pueden servir de puentes entre el niño y su familia cuando surgen circunstancias de dolor y confusión. Los maestros pueden llegar a ser los “abogados defensores” del niño, cumpliendo con el llamado de Jesús cuando dijo: “El que recibe a un niño como éste en mi nombre, me recibe a mí” (Mateo 18:5). ¡Qué tarea privilegiada!

El éxito que puede tener la persona en cuanto a la ayuda pastoral al niño depende en gran medida en la relación afectiva que se forma entre el maestro y su alumno. Creo que el lugar más apropiado para que esta relación se fomente es en la iglesia donde ya existen programas dirigidos hacia los niños. También hay situaciones donde una iglesia tiene otras formas de contactarse con niños de la comunidad, como por ejemplo, por una escuela privada o por programas especiales de deportes. Muchas veces se brinda como parte del programa pedagógico un consultorio de ayuda al niño y su familia, supervisado por un psicólogo profesional y llevado adelante por maestros capacitados o posiblemente por integrantes del equipo pastoral de la iglesia. En estos casos, sin embargo, la ayuda pastoral tiene un contexto académico, casi siempre relacionado con el rendimiento del niño en sus estudios. En cambio, cuando la ayuda pastoral se ofrece en la iglesia, está definida por el ambiente de la Escuela Dominical y basada en una relación voluntaria donde el maestro puede ganarse la amistad y confianza del niño.

Las oportunidades para realizar la ayuda pastoral pueden darse de diferentes maneras. La más natural es cuando nace como reacción o respuesta a la actividad de aplicación de una lección bíblica. La lección en sí ha tocado cierto tema. Digamos que sea, por ejemplo, la descarga de enojo de uno o varios miembros de la familia. Al observar las reacciones de los alumnos, el maestro puede darse cuenta de si hay algún niño que está siendo afectado por esta realidad. Es posible que, en forma espontánea, un niño diga: “Mi papá se enoja mucho conmigo. A veces me pega”. O que otro diga: “Yo me enojo mucho con mis hermanos”. El maestro, entonces, busca un momento donde puede conversar a solas con uno u otro de sus alumnos para darles la oportunidad de compartir, si desea, lo que está pasando en su hogar. En ese encuentro individual el maestro está dando oportunidad a que el niño hable de su realidad. Si el maestro es sensible a las reacciones de sus alumnos cuando se da la aplicación de la lección, estas situaciones pueden producirse continuamente. Muchas personas adultas me han comentado que en su experiencia de niño en la iglesia jamás tocó su realidad porque “nadie nunca me preguntó nada”. Recibieron una enseñanza bíblica artificial que nunca llegó a penetrar su diario vivir. Después de todo, el propósito de la enseñanza religiosa es lograr la transferencia de los conceptos bíblicos a la vida práctica. En ese proceso, el maestro tendrá reiteradas oportunidades de ofrecer una ayuda pastoral a sus alumnos.

Otra oportunidad donde la ayuda pastoral puede darse es cuando alguna circunstancia inesperada despierta en los niños un interés urgente en un tema, a tal punto que el maestro se ve obligado a dejar de lado la lección preparada para esa clase para atender el reclamo de sus alumnos. Recuerdo una clase que tuve la semana después de la muerte repentina del hijo del pastor de mi iglesia. El joven había fallecido de un infarto en plena reunión el domingo anterior. Los niños de la clase no habían tenido oportunidad de expresar sus interrogantes ni de hablar de sus temores en relación con lo que había sido una experiencia traumática para todos. Inicié la clase orando por la familia del pastor, y en cuanto dije “amén”, toda la clase quería hablar del tema. Sus preguntas y comentarios me dieron una excelente oportunidad de crear un encuentro especial sobre el tema de la muerte, dándoles lo que llamo “ayuda pastoral” para entender la realidad de esta experiencia trascendental que afecta la vida de toda persona.

Una tercera manera de llevar a cabo el cuidado pastoral al niño es a través de encuentros individuales que el maestro estructura con sus alumnos. Muchas veces el impulso para programar este tipo de encuentro se da cuando el maestro reconoce que un alumno necesita atención especial para hablar de alguna circunstancia que le está afectando. Dependiendo en la circunstancia o en la gravedad del problema, el maestro acuerda con el alumno tener uno o varios encuentros privados. Este libro describe estas circunstancias y brinda pasos prácticos para ayudar al maestro a trabajar con el niño en la resolución de sus problemas.

Una cuarta manera de realizar la ayuda pastoral al niño es a través de la formación de un equipo especializado de consejeros. Esto es un paso más complejo ya que requiere que haya personas con una capacitación suficiente como para atender a los niños que requieren una atención específica para resolver problemas más severos. Este equipo debe tener la aprobación y el apoyo del liderazgo de la iglesia y ser compuesta de quienes han demostrado capacidades especiales para aconsejar a los niños. Pueden ser personas que forman parte del plantel de maestros de la Escuela Dominical o, preferiblemente, personas con una capacitación especial en la asistencia social o en la consejería. Para un mejor rendimiento, este equipo debe establecer días y horarios específicos que se dan a conocer para que los padres puedan tener acceso a esta ayuda para sus hijos. Hace unos años se presentó el caso en nuestra escuela dominical de tener tres niños que manifestaban necesidades emocionales muy evidentes y que estorbaban el desarrollo normal de las clases. Para proveer una dimensión de apoyo a los maestros, la directora de la Escuela Dominical libró a una de las maestras de tener una clase para que estuviera disponible para poder llevar aparte a uno u otro de estos niños y darle la atención que necesitaba. Lo interesante fue que estos niños no veían como una disciplina el hecho de ser separados de su clase normal para tener este tiempo a solas con la otra maestra. Inclusive, luego de estar un tiempo con actividades especiales dirigidas por la maestra, generalmente decían: “Ahora estoy mejor. ¿Puedo volver a mi clase?” Era como si necesitaran de un respiro emocional con alguien que supiera proveerles un pequeño oasis donde calmar su ansiedad y nerviosismo. Estos encuentros especiales se hacían en una pequeña oficina de la iglesia o si no en algún rincón disponible, hasta a veces en una de las escaleras. Lo importante era que estos niños perturbados podían recibir la atención personalizada que necesitaban. Aunque los niños no se dieron cuenta, estaban participando en un encuentro pastoral.

El maestro que se dedica al cuidado pastoral de sus alumnos buscará toda oportunidad posible para conocer mejor a cada uno. Al decir esto, me doy cuenta que todo maestro lucha con las muchas demandas sobre su vida y tiempo, y encuentra difícil apartar el tiempo necesario durante la semana para hacerlo. Pero cuando servimos a Dios, debemos mantener un ideal alto y definirnos no lo que podemos hacer sino lo que debemos hacer. Esto quiere decir que como maestro establezco como prioridad dedicar tiempo para estar con mis alumnos en alguna actividad o momento, y entonces me organizo para llevarlo a cabo. ¿Qué puedo hacer para conocer mejor a mi alumno? Lo puedo hacer tratando de estar presente cuando él juega un partido de fútbol, cuando tiene una participación en un programa especial en el colegio, o cuando se celebra un evento especial en su vida, como su cumpleaños. Si el alumno se enferma, el maestro lo llama por teléfono y trata de visitarlo. Si alguien en su familia sufre un accidente, un robo o un incendio, o si se presenta alguna circunstancia traumática como la muerte de un ser querido, el maestro debe hacer lo posible para estar presente para consolar al niño y su familia. Pero más que nada, el cuidado pastoral se desprende de esos momentos que se dan todos los domingos en la iglesia donde el maestro se muestra cálido en su afecto y genuino en su interés por la vida y las actividades de su alumno. De esta manera el maestro crea un ambiente donde el alumno sabe que será escuchado y tomado en cuenta. Cuando existe una relación así entre maestro y alumno, siempre se darán en forma espontánea oportunidades para ejercer el cuidado pastoral. No hay forma de medir el impacto para bien que puede tener tal relación sobre la vida de una niño o un adolescente.

Hoy yo me gozo en la evidencia de que el cuidado pastoral del niño tiene grandes beneficios. A menudo recibo cartas, llamadas telefónicas o e-mails de niños, adolescentes o adultos que me cuentan de sus vidas, sus estudios, sus noviazgos, sus casamientos, sus hijos y una infinidad de experiencias que son parte de la vida. Y siempre me agradecen mi interés, mis oraciones y mi amor expresado hacia ellos. Me recuerdan incidentes y circunstancias cuando necesitaban la comprensión de un adulto, y me agradecen en palabras de gran emoción todo lo que representó para ellos mi vida. No hay recompensa más enorme que las vidas de mis ex-alumnos que hoy aman y sirven al Señor.

Siempre me impacta cuando observo en la puerta de la iglesia, o en un pasillo o en la vereda, a un maestro dialogando con un alumno, haciéndole preguntas e interesándose por sus actividades. Uno ve en la cara del niño el gozo e entusiasmo de ver que es tomado en cuenta. Uno ve el aprecio que siente el niño por su maestro cuando lo saluda con un beso al llegar o con un abrazo al despedirse. Al ver esas escenas, pienso que así era el Señor con todos los niños y me inspira ver que hay entre sus seguidores muchos que siguen su ejemplo. El cuidado pastoral del niño es, al fin, nada más complejo que saber expresarle el afecto genuino.
 


jueves, 10 de abril de 2014

Seminario Bíblico: Ayuda ministerial para obreros cristianos

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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El Diplomado propicia espacios de formación y motivación a los  maestros y maestras cristianos, a través de recursos teóricos y prácticos, que sean de utilidad para la construcción de un currículo adecuado para su iglesia o comunidad. Por ello, este Diplomado es una oportunidad para pastores, líderes y maestros con vocación y llamado para la enseñanza  dentro y fuera de la iglesia, que reconocen la importancia de la actualización permanente y quieren que a sus estudiantes llegue la Palabra del Señor con fidelidad, calidad y pertinencia.

Materias para el Seminario Bíblico:
Catálogo de materias

Materia
Manual
Deberes
BIBLIOLOGÍA Y HERMENÉUTICA
CONOCIENDO A DIOS
DOCTRINA DE LA SALVACIÓN
EPÍSTOLAS GENERALES
EPISTOLAS PAULINAS I
EPISTOLAS PAULINAS II
EVANGELISMO
HISTORIA DE LA IGLESIA
HOMILÉTICA
LA VIDA DE JESUS
MISIONES MUNDIALES
EDUCACIÓN CRISTIANA
SECTAS Y RELIGIONES
SÍNTESIS BIBLICA I
SINTESIS BIBLICA II
HECHOS
ROMANOS
Pronto
DANIEL Y APOCALIPSIS
Pronto

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domingo, 5 de mayo de 2013

Teología Bíblica y Sistemática: Teología dando énfasis al Espíritu Santo

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
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INDICE

INTRODUCCION
La naturaleza de la doctrina
El valor de la doctrina
La clasificación de la doctrina
Un sistema de doctrina
CAPITULO I: LAS ESCRITURAS
Hay necesidad de las Escrituras
La inspiración de las Escrituras
La verificación de las Escrituras
CAPITULO II: DIOS
La existencia de Dios
La naturaleza de Dios
Los atributos de Dios
La trinidad de Dios
CAPITULO III: LOS ANGELES
Los Ángeles
Satanás
Espíritus malvados
CAPITULO IV: EL HOMBRE
El origen del hombre
La naturaleza del hombre
La imagen de Dios en el hombre
CAPITULO V: EL PECADO
La realidad del pecado
El origen del pecado
La naturaleza del pecado
Las consecuencias del pecado
CAPITULO VI: EL SEÑOR JESUCRISTO
La naturaleza de Cristo
Las dignidades de Cristo
La obra de Cristo
CAPITULO VII: LA EXPIACIÓN
La expiación en el Antiguo Testamento
La expiación en el Nuevo Testamento

CAPITULO VIII: LA SALVACION
La naturaleza de la salvación
Justificación
Regeneración
Santificación
La seguridad de la salvación
CAPITULO IX: LA SANIDAD DIVINA
La sanidad divina
CAPITULO X: EL ESPIRITU SANTO
La naturaleza del Espíritu Santo
El Espíritu Santo en el Antiguo Testamento
El Espíritu Santo en Cristo
El Espíritu Santo en la vida del hombre
Los dones del Espíritu Santo
El Espíritu en la iglesia
CAPITULO XI: LA IGLESIA
La naturaleza de la iglesia
La fundación de la iglesia
Los miembros de la iglesia
La obra de la iglesia
Las ordenanzas de la iglesia
El culto de la iglesia
La organización de la iglesia
CAPITULO XII: LOS ACONTECIMIENTOS FINALES
Muerte
El estado intermedio
La resurrección
La vida futura
El destino de los justos
El destino de los malvados
La segunda venida de Cristo


Esperamos  confiados  que  la  teología  o  doctrina  hallará  el  lugar  que  se merece en el pensamiento y educación religiosos. Todo lo que se haya dicho en  años recientes para desmerecer esta rama de estudios, ha sido inoportuno en vista  de que el mundo necesita con urgencia la verdad serena y convincente. La verdad con respecto a Dios y al destino del hombre, y la senda de la vida eterna jamás  carecerán de importancia para el hombre, ser inmortal. Si el hombre piensa, éstas son las cosas que demandan respuesta. Son las preguntas que se han insinuado en el corazón del hombre desde tiempo inmemorial, y se pueden olvidar solamente cuando la raza humana ha caído en la idiotez, o perdido la imagen de Dios.

"Porque cual es su pensamiento en su alma, tal es él."  
La  vida  del  hombre  gira  alrededor  de  lo  que  piensa,  y  mayormente  de  lo  que piensa de Dios.- David S. Clarke

I.         LA NATURALEZA DE LA DOCTRINA
            La doctrina cristiana (el vocablo doctrina significa literalmente enseñanza  o instrucción) se puede definir como las verdades fundamentales de las Sagradas
Escrituras  ordenadas  en  forma  sistemática.  Este  estudio  se  denomina  comúnmente teología, que significa literalmente "tratado o discurso razonado con  respecto  a  Dios."  (Estos  dos  vocablos  -  doctrina  y  teología  -  se  emplearán  alternativamente en esta sección.) La teología o doctrina se puede describir como  la  ciencia  que  trata  de  nuestro  conocimiento  de  Dios  y  de  las  relaciones  del  Creador con el hombre. Trata de todas las cosas en lo que éstas se relacionan con  Dios y sus propósitos divinos.
 
¿Por qué es que definimos la teología o doctrina con el nombre de "ciencia"? 
Se  denomina  ciencia  al  arreglo  sistemático  y  lógico  de  hechos  autenticados.  Se  denomina  ciencia  a  la  teología  porque  consiste  en   hechos  o  verdades  relacionadas  con  Dios  y  las  cosas  divinas,  presentadas  en  forma  lógica  y  ordenada.
 
¿Qué  relación  existe  entre  la  teología  y  la  religión?
El  vocablo  "religión"  se  deriva  de  una  palabra  latina  que  significa  ligar;  en  otras  palabras,  la  religión
representa aquellas Actividades que ligan al hombre a Dios en cierta relación. La  teología es conocimiento acerca de Dios. De manera entonces que la religión es  una práctica, mientras que la teología es conocimiento. La religión y la teología  deben Marchar unidas de la mano en la experiencia bien equilibrada; empero en  la  práctica  son  separadas  a  veces,  de  manera  que  uno  puede  ser  teólogo  sin  ser  verdaderamente  religioso,  y  por  otra  parte,  uno  puede  ser  verdaderamente  religioso sin poseer un conocimiento sistemático de las verdades doctrinales. "Si  sabéis estas cosas, bienaventurados seréis, si las hiciereis," constituye el mensaje de  Dios  al  teólogo.  "Procura  con  diligencia presentarte  a  Dios  Aprobado, como  obrero  que  no  tiene  de  qué  avergonzarse,  que  usa  bien  la  palabra  de  verdad,"  2Timoteo 2:15, es el mensaje que Dios dirige al hombre espiritual.

¿Qué diferencia existe entre doctrina y dogma? 
Doctrina  es  la  Revelación  de  Dios  de  una  verdad  tal  como  se  encuentra  en  las  Escrituras  Sagradas.  Dogma  es  la  declaración  del  hombre  con  respecto  de  esa  verdad, expresada en un credo.

II.        EL VALOR DE LA DOCTRINA 
1.         El conocimiento doctrinal proporciona lo necesario para una exposición  autorizada y sistemática de la verdad.
Existe  la  tendencia,  en  algunas  esferas,  no  solamente  de  restar  importancia  al  valor  de  la  doctrina,  sino  también  de  desecharla  por  anticuada  o  inútil.  Sin  embargo, mientras el hombre piense con respecto a los problemas relativos a la  existencia, comprenderá que necesita una respuesta autorizada y sistemática para  estos  problemas.  La  doctrina  será  necesaria  mientras  el  hombre  se  formule  las  siguientes preguntas: ¿De dónde vengo? ¿Qué soy? ¿Adónde voy?
           
Con  frecuencia  se  oye  decir  lo  siguiente:  "No  importa  lo  que  uno  cree  mientras se haga lo recto." Esta es una forma de descartar la doctrina, restándole  toda importancia en relación con la vida. Empero toda persona tiene su teología,  lo sepa o no; las acciones y conducta del hombre están influenciadas por lo que  cree.  Por  ejemplo,  existiría  mucha  diferencia  entre  el  comportamiento  de  una  tripulación  que  supiera  que  su  embarcación  se  dirigía  a  un  destino  definido,  y  otra que se diera cuenta que navegaba a la deriva, sin derrotero o destino fijo.

La vida del hombre es un viaje a la eternidad y tiene gran importancia el  que  uno  crea  que  se  trata  de  un  viaje  sin  destino  ni  significado,  o  que  uno  esté  convencido  que  ha  sido  planeado por  el  Creador  del  hombre,  y  que  tiene  como  destino el cielo.

2.          El  conocimiento  doctrinal  es  esencial  para  el  desarrollo  completo  del  carácter
            cristiano. 
           
Sólidas  creencias  desarrollan  un  carácter  sólido,  y  asimismo  creencias  bien definidas forman también convicciones claras, bien definidas. Naturalmente  que  las  creencias  doctrinales  de  un  individuo  no  constituyen  su  religión,  de  la  misma  manera  que  su  espina  dorsal  no  es  su  personalidad.  Empero  una  sólida  espinal  dorsal  es  parte  necesaria  del  hombre,  como  así  también  un  sistema  definido de creencias es una parte esencial de la religión del hombre. Se ha dicho  con propiedad que "el hombre no tiene que lLv.ar la espina dorsal delante de sí,  empero debe ser dueño de una espina dorsal, y recta, pues de lo contrario será un creyente flexible, si no jorobado."

Myer Pearlman es de descendencia judía, nació en Edimburgo. A los catorce años se licenció en Francés sirvió de intérprete del ejército de Estados Unidos durante la Primera Guerra Mundial en Francia.
En 1915 emigró a Nueva York, se convirtió al evangelio… En 1927 se graduó en el Instituto Bíblico de Springfield, Missouri, y en ese msimo año se unió a su facultad. En 1927 se casó con Irene Graves. Fue un gran teólogo que dedicó gran parte de su vida a la enseñanza y dejo un gran legado en sus libros.
Su manual de teologia biblica y sistematica,aunque de corte pentecostal, es bueno. Yo lo conoci cuando estudiaba en el Seminario biblico. Conozco pastores pentescostales que lo consultan. Es recomendable. (Yiye Ávila)

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