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domingo, 12 de junio de 2016

De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




El AMOR más grande - HERRAMIENTA PARA SALVACIÓN

La obra y los obreros
La Propagación de la Palabra - una obra hermosa
Almas salvadas
Al emprender el estudio del evangelismo personal, antes de considerar CÓMO realizar dicho trabajo, consideremos primero

  1. POR QUÉ, 
  2. DÓNDE y 
  3. CUÁNDO debe realizarse el trabajo personal. 
EN ESTE ESTUDIO RESPONDEREMOS EL ¿POR QUÉ?
En otro post responderemos ¿DÓNDE?, y en otro estaremos tratando el ¿CUÁNDO?

Quizá parezca innecesario para un hijo de Dios considerar estos puntos aun por un momento, y sin embargo, algunos de nosotros quizá no comprendamos por completo la obra que se nos ha encomendado, mientras que para aquellos que quizá comprendan con más amplitud, seguramente no estará fuera de lugar escuchar las palabras de Pedro, en el sentido de despertar “con exhortación vuestro limpio entendimiento.”

¿POR QUÉ?

  1. Porque el Señor lo ordenó.                                                                                             “Id por todo el mundo; predicad el evangelio a toda criatura.” Marcos 16:15. ¿Podría hijo alguno que ha sido lavado en la sangre del Calvario hacer otra cosa que obedecer? ¿Querría cualquier hijo de Dios que sabe el precio que costó esa sangre hacer otra cosa que obedecer?                                                                                                           Estamos tan inclinados a buscar todo lo bueno que el Señor ha adquirido para nosotros, y que nos ofrece mas                                                                                                  ¿estamos solamente dispuestos a RECIBIR, pero no a DAR?                                      ¿Nos liemos regocijado ante las maravillas de Juan 3:16, para eludir luego las  responsabilidades de 1 Juan 3:16?                                                                                “Muy ocupados,” nos decimos. Y añadimos:                                                              “Muy cansados,”                                                                                                “demasiadas preocupaciones.”                                                                                       Mas ¿estaba el Señor demasiado ocupado en el. cielo para venir a redimir al hombre? ¿Estaba demasiado cansado en circunstancias que se sentaba junto al pozo, para hablar la palabra que hizo acudir a toda una villa a su Dios?                                                         ¿Le impedían las responsabilidades asumidas respecto de la multitud escuchar las palabras del ciego Bartimeo, o debido al apremio no podía satisfacer las necesidades de la mujer que le tocó entre la multitud, o estaba demasiado apresurado para escuchar el llamado de los diez leprosos que se encontraban junto al camino?                        ¿Seremos como los nueve que no retornaron para darle gloria?                       Recordemos que nosotros también somos sólo “samaritanos” y“extranjeros.” De manera que, sabiendo lo que ha hecho por nosotros, glorifiquemos a Dios y démosle gracias obedeciendo Su Palabra.
  2. Porque tenemos un mayordomía que se nos ha encomendado, una responsabilidad de la cual debemos responder ante el Señor.                                                          Hemos estado contemplando el pasado, miremos ahora el futuro, el día que anhelamos, ese día cuando le veremos a nuestro Salvador resucitado, ese día que seguramente no está distante. Hemos recibido a Cristo; estamos edificando sobre el fundamento, fuera del cual no hay otro alguno, pero ¿sobre qué estamos edificando? ¿Qué revelará el fuego? ‘¿Madera, heno, hojarasca?” ¿O será “oro, plata, piedras preciosas” que queremos que se revele? ¿Guardamos nosotros, como el siervo de la parábola, la mina en un pañuelo? Muy pronto veremos a ese “Hombre Noble,” que “partió a una provincia lejos, para tomar para sí un reino, y volver” ¿Le recibiremos con gozo, o con vergüenza? Pensemos por unos momentos LO QUE SIGNIFICARÍA PARA NOSOTROS, SUS HIJOS REDIMIDOS, SI NO ESCUCHÁRAMOS DE LABIOS DEL SEÑOR LAS PALABRAS DE “BIEN, BUEN SIERVO Y FIEL.”
  3. Porque es nuestro PRIVILEGIO.                                                                                Dios no necesitaba al hombre para predicar su mensaje de salvación; podría haber hablado directamente a los corazones individuales; podría haber empleado a los ángeles, el viento, las olas. Todo estaba a sus órdenes. ¿Por qué fué entonces que le pidió al hombre que anunciara su mensaje, al hombre, que había descuidado de tal manera la tarea que se le había encomendado, el hombre que es un ser tan lleno de fracasos, tan débil? Era el método de Dios de ayudar al hombre, dándole la manera mediante la cual podía alcanzar grandes recompensas, un privilegio que se le había conferido. Nada podíamos hacer para alcanzar nuestra salvación. Nos fué dada como un don o dádiva. Mas ahora el Señor ha dejado expedito un camino mediante el cual podemos recibir recompensas por la fidelidad, es decir, gobierno sobre diez ciudades o cinco; pero la mayor recompensa para nosotros todos, estoy seguro, serán las palabras aprobatorias del Señor que dice: “Bien, buen siervo y fiel.” No pensemos de la labor, sino comprendamos que es nuestro gran privilegio, una forma mediante la cual podremos alcanzar su aprobación y dar gloria a su nombre. 
  4. Porque el mundo está perdido.                                                                               Camina por la senda ancha que “lleva a la destrucción.” Algunos que se encuentran en dicha senda viajan por ella de voluntad. La senda angosta que lleva en dirección opuesta les parece muy angosta, muy limitada, restringida. Otros viajan por ella sin saberlo, con dolor, puesto que la otra senda no se les ha sido señalada. Mas ya sea por la ceguera de la ignorancia, o la ceguera de aquéllos que “tienen ojos, y no ven,” es lo mismo, y la destrucción espera a ambos al final del camino. Debemos entonces colocarnos en la encrucijada del camino, señalando la senda que corresponde, y advertir a todos los que están dispuestos a obedecer.
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jueves, 9 de junio de 2016

Me maravillo de que tan pronto hayáis abandonado al que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente; que en realidad no es otro evangelio, sólo que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Condición: En abuso espiritual - Encadenado


¡¡¡Atención Consejeros!!!
El abuso espiritual no es nuevo

El abuso espiritual no es nuevo.
Pero estamos convencidos de que muy posiblemente los que formamos parte de la comunidad de fe hemos vivido tan cerca de este fenómeno que sentimos sus síntomas sin saber exactamente qué está mal. Al principio luchamos con el término antes de que nos diéramos cuenta, al examinar las Escrituras detenidamente, de que Jesús mismo tuvo un choque frontal con el problema.

Hace algunos años, una consejera cristiana supo que se esta  empezando a usar la frase «abuso espiritual» para describir cierta categoría de temas de consejería. Había hablado por teléfono para describir una de las historias más tristes que se ha escuchado. «Ahora bien, ¿creen que mi cliente… —me siento extraña incluso diciendo esto—fue víctima de abuso espiritual? ¿Creen que exista algo así?».

Antes de que hubiéramos definido el abuso espiritual, solo podíamos identificar los síntomas; no sabíamos qué términos usar. E incluso después de empezar a utilizar la frase «abuso espiritual», nos preguntábamos lo mismo que nuestra amiga consejera manifestó en voz alta: ¿Existe el abuso espiritual? ¿Estamos haciendo un alboroto por nada?

Demasiadas experiencias desde entonces nos han enseñado que el abuso espiritual sí existe, que tiene grandes alcances y que puede ser tan lacerante como otras formas de abuso. Si eres consejero, quizá te moleste esto, pero no vamos a minimizar el abuso sexual, físico o emocional, que ciertamente deja a las personas con heridas graves.

El abuso espiritual pone a la gente en contra de su mejor Amigo.
Provoca que algunas personas cuestionen, duden e incluso huyan en dirección contraria a su Fuente: ven a su Abogado más fuerte como a su mayor acusador, y a su Aliado como a su enemigo. Para algunas personas, el abuso espiritual puede tener consecuencias eternas.

¿En qué autoridad basamos nuestra afirmación de que el abuso espiritual realmente sí existe? Conforme reexaminábamos la Biblia, repentinamente vimos un ejemplo ilustrativo de dos sistemas espirituales opuestos:

  1. el que está bajo el reino de Dios, con la intención de traer vida y libertad a las personas;
  2. el otro, un falso sistema espiritual que está bajo el gobierno de los hombres, intentando inducir a las personas a que se desempeñen de maneras religiosas o «seudoespirituales», inconsciente del hecho de que esto desgasta la vida y roba poder.

Un retrato bíblico El abuso espiritual, como dinámica religiosa, no es nuevo. Hay muchos ejemplos registrados en la Biblia en los que las personas fueron víctimas de abuso de parte de quienes estaban en una posición de autoridad religiosa. Veamos unos cuantos.

En el Antiguo Testamento
En Jeremías 5:26, el profeta proporciona una lista de los cargos de Dios contra la casa de Israel. Comenzando en el versículo 26 dice:
«Sin duda en mi pueblo hay malvados […] que ponen trampas para atrapar a la gente». Aquí está el lamento de Dios por la situación: «Algo espantoso y terrible ha ocurrido en este país. Los profetas profieren mentiras, los sacerdotes gobiernan a su antojo» (vv. 30-31).

Observa que el abuso está sucediendo desde un lugar de autoridad religiosa.
El abuso espiritual solo puede venir de un lugar donde haya poder o se perciba poder. En otras palabras, es posible ser víctimas del abuso de alguien que no tenga una verdadera autoridad espiritual (después discutiremos las señales de esto). La persona que abusa es alguien que tiene poder y autoridad, alguien con la suficiente influencia para que sus palabras y acciones puedan herir.

En Jeremías 6, empezamos a ver la primera de varias formas que el abuso espiritual puede tomar: la negligencia espiritual. Leemos:

  • Desde el más pequeño hasta el más grande, todos codician ganancias injustas; 
  • desde el profeta hasta el sacerdote, todos practican el engaño. 
  • Curan por encima la herida de mi pueblo, y les desean: «¡Paz, paz!», cuando en realidad no hay paz (vv. 13-14).

¡Qué triste! Los líderes religiosos están tan centrados en sí mismos que no tienen tiempo ni energía para ministrar las necesidades reales de las personas. Al pueblo de Dios le queda conformarse con las sobras religiosas.

En la actualidad, podríamos hacer un paralelo del dilema de Jeremías al examinar nuestro entorno espiritual en el cual a los hijos de Dios con demasiada frecuencia se les aconseja que ignoren sus verdaderas necesidades, y se les ofrecen placebos con forma de respuestas fáciles, sermones «esfuérzate mucho» y las fórmulas «hazte rico» de última moda.

Como en todos los sistemas de relaciones enfermizas, en un sistema espiritualmente abusivo lo más importante es qué apariencia tienen las cosas. Así que, en las relaciones, el feo y contaminado proceso de satisfacer las necesidades reales de las personas se sacrifica por una paz que tiene mejor apariencia pero es falsa. En muchas ocasiones, «Solo necesitas contarle tu problema al Señor», en realidad significa: «Pero no me lo cuentes a mí», o «Deja de decirlo en voz alta».

En el Nuevo Testamento
Los Evangelios presentan varias ilustraciones de las formas en que las personas son heridas por sistemas espiritualmente abusivos de otra manera: el ataque legalista. Se necesita solo una lectura superficial del Nuevo Testamento para ver que Jesús no estaba en contra de los «pecadores»—prostitutas, leprosos y endemoniados—sino del sistema religioso de ese tiempo.

En Mateo 23:4 , refiriéndose a los líderes religiosos, Jesús dice: «Atan cargas pesadas y las ponen sobre la espalda de los demás, pero ellos mismos no están dispuestos a mover ni un dedo para levantarlas» (v. 4).

Decenas de personas han venido a consejería después de haber sido desgastadas en sistemas religiosos donde no se hizo que las cargas de la vida fueran más fáciles de llevar, sino que les fueron atadas incontables expectativas de desempeño religioso.

Como los pobres burros en el tiempo de Jesús, a los que cargaban con tantos bultos que difícilmente podían verse debajo de su pesada carga, el cristiano necesitado se pierde fácilmente en el equipaje religioso del sistema abusivo.

Mateo 9:36 describe las multitudes a las que Jesús hablaba como «agobiadas» y «desamparadas». Ambas palabras se emplean con un sentido griego que significa que estaban siendo sujetas a un proceso en el cual cierta fuerza externa las estaba agobiando y estaba ocasionando que se sintieran desamparadas. Esa fuerza era el peso de las expectativas religiosas bajo las cuales se afanaban con el fin de permanecer en el lado bueno de Dios, de acuerdo con las enseñanzas de los legalistas de sus días. El resultado de afanarse bajo tal sistema legalista fue que las personas se cansaban y se sentían desamparadas. En otras palabras, esforzarse mucho solo hizo que las cosas empeoraran.

Había que cambiar algo en el sistema religioso para llevar a las multitudes al reposo en Dios prometido. En realidad, Dios mismo trajo el cambio bajo la forma de un Salvador, su propio Hijo, Jesús.

Es posible que Mateo 11 contenga una de las mejores descripciones de la «descripción del trabajo de Jesús» en la tierra. Si quieres ver su postura hacia los cansados, heridos y atribulados, aquí la tienes.

«Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana» (Mateo 11:28-30).

Si las relaciones espirituales que tienes en el nombre de Jesús no te dan descanso, sino que más bien hacen que estés más cansado conforme el tiempo pasa, no están cumpliendo el propósito de Jesús de manera exacta. Jesús vino a quitar de la espalda de la gente cansada la carga pesada de empeñarse en ganarse la aprobación de Dios.

Dos partes particulares de la invitación de Jesús también nos proporcionan una profunda comprensión de la terrible naturaleza del abuso espiritual.

  • La palabra «agobiado» se refiere al proceso en el cual una fuerza externa ha colocado una carga pesada en las personas. 
  • La palabra «cansado» se refiere a aquellos que se están agotando hasta el punto de quedar exhaustos. 
Es importante ver que, una vez más, a pesar de sus esfuerzos incesantes, el cansancio solo crece. Empeñarse hace que las cosas empeoren. La verdad es que este tipo de falsa espiritualidad ofrece un dios que no quita cargas, y pone en las personas cargas que son peores. Es una descripción del proceso del abuso espiritual.

¿Quiénes son los perpetradores en la actualidad?
Las historias de cientos de cristianos confirman que el abuso espiritual está tan vivo en la actualidad como siempre lo estuvo. Los medios por los cuales sucede ahora son los mismos de siempre:

  1. Primero, está la negligencia de las necesidades verdaderas a favor de las «necesidades» de la autoridad; 
  2. luego el legalismo reemplaza al descanso en Dios con demandas de desempeño espiritual. El abuso lo perpetran las personas que están en puestos de poder.


Dejemos las cosas en claro otra vez:
No todos los líderes cristianos fuertes son abusivos, ni tampoco los sistemas espirituales. Es posible también que líderes y sistemas espirituales sanos en ocasiones puedan, involuntariamente, tratar a las personas de maneras hirientes.

No existe una familia ni una iglesia perfecta donde la gente nunca es lastimada. Pero la diferencia entre un sistema abusivo y uno que no es abusivo es que mientras los comportamientos que lastiman podrían suceder en ambos, en el sistema abusivo no se permite hablar de problemas, sufrimientos ni abusos. En virtud de esto, no hay curación ni restauración después de que ocurrió la herida, y a la víctima se le hace sentir culpable por cuestionar o señalar el problema.

Los profetas del Antiguo Testamento, Jesús, Juan el Bautista, Pablo y otros en el Nuevo Testamento recurrieron a ciertas palabras y frases clave para confrontar el abuso espiritual y a las personas que abusan.

Una comprensión de a qué se referían en el contexto original será muy útil en nuestra lucha actual para comprender el abuso espiritual y cómo recobrarse de sus estragos.


  • «Camada de víboras». Es claro que Jesús tomaba el abuso espiritual con mucha seriedad. Esto puede verse en las palabras que utilizó para caracterizar a las personas que abusan, las cuales a los oídos educados suenan ofensivas. A los líderes de su tiempo los llamó «camada de víboras». En Mateo 12 dijo: «Camada de víboras, ¿cómo pueden ustedes que son malos decir algo bueno?» (v. 34). Fue aun más agresivo en una confrontación posterior: «¡Serpientes! ¡Camada de víboras! ¿Cómo escaparán ustedes de la condenación del infierno?» (Mateo 23:33). Mateo 3:7 nos muestra que «camada de víboras» son las primeras palabras que Juan el Bautista decía a los líderes religiosos que llegaban a que los bautizaran. Estas fueron palabras increíblemente fuertes. Hechos 28 nos da algunas indicaciones de la razón por la que se utilizó una frase tan áspera. Cuando Pablo iba camino a ser procesado en Roma, el barco de los apóstoles naufragó en la isla de Malta. Estaban mojados y tenían frío, así que encendieron una fogata. Entonces dice: Sucedió que Pablo recogió un montón de leña y la estaba echando al fuego, cuando una víbora que huía del calor se le prendió en la mano. Al ver la serpiente colgada de la mano de Pablo, los isleños se pusieron a comentar entre sí: «Sin duda este hombre es un asesino» (Hechos 3-4). Las víboras eran serpientes pequeñas que tenían un gran parecido con los palos, y por eso era difícil notarlas. En ocasiones, mientras se recogía leña, la gente recogía una víbora, pensando que era un palo. Las confundían con palos porque en lugar de parecer peligrosas en realidad parecían útiles. A Pablo lo mordió en la mano una víbora que él pensó que era un palo. Eran víboras muy venenosas. La mordida de una víbora por lo general producía una muerte en extremo dolorosa. Por esta razón los nativos pensaron que Pablo era un asesino. Solo un asesino se habría merecido la agonía que Pablo estaba a punto de sufrir. Peor todavía, las víboras no solo mordían a sus víctimas; se trababan y no se soltaban. Lo que es más, se multiplicaban rápidamente y se congregaban en grandes cantidades. Podías encontrar «camadas» en los lugares más frescos del desierto, tales como cuevas y bajo los árboles. Un viajero en el desierto que estuviera buscando un refugio seguro buscaba los lugares más frescos para acampar. Lamentablemente, el lugar que parecía ofrecer frescura y descanso, en ocasiones ofrecía una muerte lenta a las víctimas que habían pasado por alto la presencia de una camada de víboras. El lugar que se creía más seguro muchas veces resultaba ser el menos seguro. Traducida a una metáfora contemporánea, la descripción vívida que Jesús detalló se vería así: Cuando un hombre o una mujer está pasando por un tiempo árido en la vida, perdido y cansado y en busca de un lugar fresco, seguro, en el cual descansar, necesita buenas noticias, agua viva. Va a la iglesia, al lugar que debía ser el más seguro; ¿acaso no dijo el Señor que si íbamos a él, nos daría descanso? En la iglesia, el alma cansada se topa con personas que parecen seguras, que parecen genuinamente interesadas en ayudar. Su relación con Dios es estable; son las más interesadas en lo que Dios quiere. Pero entonces inyectan su veneno de religión basada en el desempeño, y el que anda buscando encuentra que su fuerza, su salud y su vida espiritual están socavadas. Cuando la persona quiere irse, las «víboras» la aprisionan y no la dejan ir. «¿Qué pasó con todo ese entusiasmo?». Pablo pregunta a un grupo de cristianos fatigados que habían caído víctimas de «víboras» espirituales en Galacia (Gálatas 4:15). Si alguna vez has experimentado un sistema religioso basado en el desempeño, sabes la respuesta a esa pregunta. ¿Recuerdas cuando recién te convertiste en cristiano: ese momento gozoso en el que supiste que fuiste perdonado? Tenías la aprobación de Dios, porque eras suyo. Te sentías ligero y libre. ¡Qué alivio! ¿Adónde se fue esa sensación de libertad? Desapareció cuando comenzaste a creer a aquellas personas que te enseñaron a medir la aceptación de Dios por medio de estándares religiosos externos, en lugar de por medio de la cruz. Perdiste tu sensación de bendición, y ahora mientras más te esfuerzas más cansado te sientes.
  • Lobos feroces. «Cuídense de los falsos profetas. Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces», dice Jesús en Mateo 7:15. La frase «lobos feroces» se utiliza en el mismo pasaje en el que Jesús habla de las puertas ancha y angosta por las cuales la gente entra en busca de una vida interior. La mayoría de los cristianos escuchan sermones sobre este texto que definen «entrar por la puerta ancha» como seguir los caminos del «mundo»: ir a ver películas mundanas, leer revistas sucias y frecuentar bares. A la inversa, «entrar por la puerta angosta» significa ir a la iglesia, leer la Biblia, memorizar las Escrituras, obtener insignias por la perfecta asistencia a la Escuela Dominical, visitar a las personas que viven en casas asilos de ancianos y dar dinero. Las puertas angosta y ancha se reducen a una lista de cosas que se supone que deberíamos o no deberíamos hacer. Sin embargo, el contexto revela un significado diferente. Jesús estaba hablando de profetas falsos que aparentaban representar a Dios, pero hablaban con falsedad. Como los profetas verdaderos, aquellos profetas estaban parados frente a una puerta ancha rotulada «Encuentra Vida Aquí», pero esa era la puerta del desempeño religioso y del esfuerzo propio, y del otro lado no había vida, sino afán y cansancio. Los verdaderos profetas están parados frente a una puerta angosta que dice «Vengan a mí, todos los cansados…». Tú cabes por esa puerta si te deshaces de todo tu equipaje de «obras» y pasas solo. Del otro lado encuentras descanso celestial. Si tratas de pasar a través de tus insignias de perfecta asistencia y de trofeos de cuestionarios bíblicos, o cualquier cosa que proceda de tu justicia propia, no vas a caber. Jesús es la puerta angosta. La religión siempre enseña que puedes acercarte a Dios haciendo algo. Tu buena reputación ante Dios depende de lo que hagas. Cumple con la ley, ejecuta la religión, hazlo bien, ten buena apariencia, empéñate. ¿Es esa la puerta a través de la cual somos llamados a encontrar vida? No. Esas personas que llevan a esa puerta son lobos feroces disfrazados de ovejas. Se ven como ovejas, y parecen ser las más seguras, las más justas, pero llevan a las personas por el camino equivocado. ¡Jesús más cualquier cosa no es Jesús! Y todavía peor. En Mateo 10:6, Jesús envía a los discípulos a las ovejas perdidas de la casa de Israel. ¿Dónde están las ovejas perdidas? ¡Están en la casa! Luego en el versículo 16 les da una advertencia: «Los envío como ovejas en medio de lobos». Toma nota: ¿Dónde están los lobos? ¡Están en la casa! Un apóstol Pablo preocupado, preparándose para salir de Éfeso, dice en Hechos 20: «Sé que después de mi partida entrarán en medio de ustedes lobos feroces que procurarán acabar con el rebaño; Aun de entre ustedes mismos se levantarán algunos» (vv. 29-30). La parte más escalofriante de este panorama son las palabras «disfrazados de ovejas». Yo solía imaginarme esto como una falsa oveja que se entremezcla con el rebaño y ocasionalmente se quita su disfraz para comerse una de las ovejas verdaderas. Lamentablemente, esta interpretación minimiza grandemente el daño que los lobos hacen. Es cierto que la destrucción se hace desde adentro del rebaño, pero la hacen los falsos pastores, no las falsas ovejas. Los verdaderos pastores trasquilaban las ovejas con el fin de tejer ropa de lana. Pero los falsos pastores—lobos—devoran al rebaño con el fin de obtener la ropa de las ovejas. Esto no significa solo perder una oveja de vez en cuando. Estos falsos pastores están llevando rebaños de ovejas completos por el camino de la destrucción. Como leones rugientes que despedazan a la presa, hay una conspiración de profetas [líderes religiosos] que devoran a la gente, que se apoderan de las riquezas y de los objetos de valor, y que aumentan el número de viudas […] Los jefes de la ciudad son como lobos que desgarran a su presa; siempre están listos a derramar sangre y a destruir vidas, con tal de lograr ganancias injustas. (Ezequiel 22:25, 27) «Cuídense de los falsos profetas», Jesús advirtió en Mateo 7:15. Los lobos están en la casa, y algunos de ellos la manejan.

Poco nos sorprende que parte de la misión de Jesús fuera poner en evidencia ante la comunidad a un sistema abusivo. Es importante recordar cuatro cosas de sus confrontaciones.
  1. Primero, sus confrontaciones fueron con aquellos que se creían voceros oficiales de Dios: los más religiosos, los que mejor se desempeñaban. Daban dinero, asistían a la iglesia y habían memorizado más versículos bíblicos que ningún otro. Establecían los estándares para todos los demás. 
  2. Segundo, Jesús rompió las reglas religiosas al confrontar en voz alta a aquellos con autoridad. 
  3. Tercero, lo trataron como el problema porque dijo que había un problema. 
  4. Y cuarto, multitud de personas quebrantadas corrían a él porque su mensaje ofrecía esperanza y descanso.

La batalla de Pablo
En sus escritos a la iglesia, Pablo también utilizó una serie de términos para confrontar a aquellos que estaban abusando espiritualmente del pueblo de Dios:

  • la circuncisión, 
  • los judaizantes, 
  • la falsa circuncisión, 
  • los perros, 
  • los obreros malvados y 
  • los falsos hermanos.

Quizá el ejemplo más esclarecedor que nos muestra la dinámica del abuso espiritual es el ejemplo de Pablo en el libro de los Gálatas.

Durante su primer viaje misionero, en una zona llamada Galacia, Pablo había predicado las buenas nuevas de la vida y el perdón en Cristo. La gente era gloriosamente salva al poner su fe en Jesús.

Posteriormente volvió a visitar el área para reforzar la fe de los que creyeron en Cristo. Fue entonces cuando supo que un grupo de personas había ido después de él y había propagado una enseñanza que demandaba que las personas se circuncidaran como prueba adicional de su espiritualidad.

En ese tiempo, desde luego, la circuncisión era el acto supremo del desempeño religioso externo. A Abraham lo circuncidaron, pero como una expresión exterior de la realidad interna de su fe. El hecho en sí tenía poco que ver con su posición espiritual.

En Génesis 15:6, leemos que Abraham creyó a Dios, y Dios «lo reconoció a él como justo».

La enseñanza que llegó a Galacia después de la partida de Pablo era contraria a lo que este había enseñado, así como una distorsión del propósito original de la circuncisión. En consecuencia, estaba consternado e incluso indignado.

Por consiguiente, un sistema espiritual que debe evitarse es el de que los líderes o maestros agreguen el desempeño de comportamientos religiosos al desempeño de Jesús en la cruz como medio para encontrar la aprobación de Dios.

La enseñanza de los judaizantes era algo como esto: «La fe en Jesús está bien, y debes tenerla, pero no es suficiente. Para de veras tener una reputación positiva a los ojos de Dios, tienes que circuncidarte». En otras palabras, los sistemas espirituales falsos enseñan que una buena reputación ante Dios depende de lo que hizo Jesús, más esas cosas «espirituales» que hagas.

Legalismo
La carga que estamos describiendo se llama legalismo. Es una forma de perfeccionismo religioso que se enfoca en el desempeño cuidadoso y en evitar ciertos comportamientos.

Enseña a la gente a ganar un sentido de aceptación espiritual basado en su desempeño, en lugar de aceptarlo como un regalo basado en Cristo.

¿Por qué los líderes de los días de Jesús y Pablo estaban propagando enseñanzas legalistas? ¿Era cuestión de tener la razón? Es más grave que eso. Observa Gálatas 6:12-13:

  • Los que tratan de obligarlos a ustedes a circuncidarse lo hacen únicamente para dar una buena impresión y evitar ser perseguidos por causa de la cruz de Cristo. 
  • Ni siquiera esos que están circuncidados obedecen la ley; lo que pasa es que quieren obligarlos a circuncidarse para luego jactarse de la señal que ustedes llevarían en el cuerpo.

Como puedes ver, vivir con Jesús como tu único recurso de vida y aceptación es una confrontación para aquellos que buscan la aprobación de Dios basándose en su comportamiento religioso.

Esto, entonces, explica la presión que sientes para tener comportamientos religiosos dentro de contextos espirituales abusivos. Si te desempeñas como te dicen que debes hacer:

  • harás que ellos se vean bien; 
  • su arrogancia moral evadirá mirar con intensidad la cruz de Cristo como el único medio para alcanzar el favor de Dios; 
  • esto les permitirá examinarte a ti en lugar de a sí mismos; 
  • podrán «jactarse» u obtener un sentido de validación de tu desempeño religioso.

¿Puedes ver la dinámica abusiva que se describe en el capítulo uno? Aquí tenemos personas religiosas que tratan de satisfacer sus necesidades espirituales a través del comportamiento religioso de otros. Y todo esto está encubierto bajo el lenguaje de ser santo y de ayudar a otros a vivir vidas santas.

Pablo cataloga el daño hecho a Galacia a lo largo del libro de Gálatas.

  • En Gálatas 1:7 (LBLA) dice que fueron «perturbados», cuyo significado fluctúa desde «lanzados a una confusión mental» hasta «inducidos a cometer traición». 
  • En Gálatas 2:4 Pablo llama a esta enseñanza falsa un intento de «esclavizarnos». 
  • En Gálatas 3:1 dice que estaban «hechizados», lo que significa que actuaban como si hubiera un hechizo sobre ellos. 
  • En Gálatas 4:29 llama «persecución» a lo que ha sucedido a los Gálatas. 
Pablo cataloga el daño hecho a Galacia a lo largo del libro de Gálatas.

  • En Gálatas 1:7 (LBLA) dice que fueron «perturbados», cuyo significado fluctúa desde «lanzados a una confusión mental» hasta «inducidos a cometer traición». 
  • En Gálatas 2:4 Pablo llama a esta enseñanza falsa un intento de «esclavizarnos». 
  • En Gálatas 3:1 dice que estaban «hechizados», lo que significa que actuaban como si hubiera un hechizo sobre ellos. 
  • En Gálatas 4:29 llama «persecución» a lo que ha sucedido a los Gálatas. 
  • En Gálatas 5:7 pregunta quién «los estorbó para que dejaran de obedecer a la verdad». 
  • Y en Gálatas 4:15 (LBLA) hace la triste y explícita pregunta tanto a ellos como a nosotros: «¿Dónde está, pues, aquel sentido de bendición que tuvisteis?».

Las personas que han sido víctimas de abuso se sienten tan cansadas y tan subestimadas, por no poder estar a la altura de las expectativas espirituales de otros, que han perdido el sentido de bendición.

Una confrontación furiosa
Mientras que las palabras que Pablo utiliza para describir el abuso son vívidas, su confrontación es furiosa.

Pablo dice: «Me maravillo de que tan pronto hayáis abandonado al que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente; que en realidad no es otro evangelio, sólo que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo» (Gálatas 1:6-7, LBLA).

Cuando alguien deserta del ejército, está Ausente sin Permiso Oficial. «Desertar» en griego no significa estar «ausente», sino «abandonar filas». Cuando alguien abandona filas, se pasa al lado del enemigo. En otras palabras, los que te «perturban» están induciéndote a cometer traición. Observa también que «el abandono» no es a una denominación o doctrina, sino a «Él», quien te llamó por la gracia.

Pablo dijo a los Gálatas que si cualquier persona, incluso un ángel del cielo, o él mismo, predicaran un evangelio contrario al (distinto, o más del) que habían oído y recibido al principio, «que caiga bajo maldición», o que sea consignado para destrucción.

En resumen, Pablo tomaba con mucha seriedad el hecho de que alguien reemplazara la vida espiritual de gracia y descanso por una vida de obras impuestas.

Los líderes que sirven y protegen al rebaño
En 1 Timoteo, Pablo le escribe a Timoteo, un pastor joven, líder del rebaño en Éfeso. Pablo le dijo que les ordenara a «algunos supuestos maestros» que dejaran «de enseñar doctrinas falsas».

¿Estaba Pablo combatiendo al humanismo secular? ¿Al movimiento de la Nueva Era? No, como lo explica el versículo 6 del capítulo 1: «Algunos se han desviado de esa línea de conducta y se han enredado en discusiones inútiles. Pretenden ser maestros de la ley, pero en realidad no saben de qué hablan ni entienden lo que con tanta seguridad afirman».

En 1 Timoteo 6:5 advierte que aquellos maestros falibles «piensan que la religión es un medio de obtener ganancias». Actúan religiosamente no porque sean religiosos, sino para ganar algo. «Es cierto», dice Pablo, «que con la verdadera religión se obtienen grandes ganancias, pero sólo si uno está satisfecho con lo que tiene» (v. 6).

¿Alguna vez has conocido a un legalista satisfecho, uno que verdaderamente «se desempeñe» religiosa y apaciblemente? No existe tal persona.

En Tito 1:7-11 Pablo dice:
El obispo [líder] debe apegarse a la palabra fiel [la palabra que está llena de fe], según la enseñanza que recibió, de modo que también pueda exhortar a otros con la sana doctrina y refutar a los que se opongan. Y es que hay muchos rebeldes, charlatanes y engañadores, especialmente los partidarios de la circuncisión. A ésos hay que taparles la boca, ya que están arruinando familias enteras.

Los líderes son dados a la iglesia para proteger al rebaño de legalistas que imponen un desempeño religioso como medio para tener una correcta reputación ante Dios o para ganarse su favor.

Pablo le dice a Tito que a los rebeldes se les debe tapar la boca. Lamentablemente, en muchas iglesias, los líderes no solo no están protegiendo al rebaño contra aquellos que imponen un desempeño religioso; ellos son los que presionan y ellos mismos están atados al desempeño.

Quizá por esta razón en muchas iglesias las personas—especialmente los líderes—están demasiado cansadas, avergonzadas y heridas.

Conclusión
No es un error percatarse del legalismo, de familias e iglesias legalistas, y protegerte de ser víctima de abuso. Percatarte de un problema no hace de ti el problema. Recuerda, Pablo instó a los efesios a tener «cuidado de sí mismos y de todo el rebaño» (Hechos 20:28).

Creemos que todos nosotros, como cristianos, necesitamos estar en guardia, no solo contra líderes y sistemas específicos que lanzan su peso espiritual contra los que tienen cerca, sino contra el uso sutil de «fórmulas» y doctrinas que con tanta frecuencia se imponen sobre gente buena de fe con el fin de que vivan conforme a un sistema religioso, en lugar de conforme a Cristo.

¿Cuáles son los síntomas que se presentan en cristianos a quienes se les está imponiendo que vivan de conformidad a un sistema impío?.

Generalmente es una sorpresa para las personas que han sido víctimas de abuso espiritual encontrar que tienen mucho en común con otras víctimas.

  • Las ideas distorsionadas de Dios y de sí mismos, 
  • la dificultad para confiar en los que tienen autoridad, 
  • los problemas para comprender y aceptar la gracia 
Son solamente algunas de las luchas que comparten. Pero en vista de que la mayoría ha estado bajo tanta presión para no hablar de su experiencia, se sienten solos, incluso locos.
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martes, 7 de junio de 2016

Si alguno se atreve a añadir algo, Dios echará sobre él todas las plagas descritas en este libro. Y si alguno quita algo a las palabras de este libro profético, Dios le quitará su parte en el árbol de la vida y en la Ciudad Santa descritos en este libro.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6
TRADUCCIÓN ENGAÑOSA




Un CEBO que lleva a la muerte espiritual a miles de personas

La versión «Nuevo Mundo», 
¿traducción o falsificación?
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia. 2 Timoteo 3:16

Everek R. Storms, editor de The Gospel Banner, publicación oficial de la Iglesia Misionera Unida, acusó a los  «Testigos de Jehová» de producir deliberadamente su propia traducción adulterada de la Biblia.

Un comité de traducción integrado por un grupo de hombres anónimos produjo, en inglés, la «Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras», cuya edición resultó en la publicación de seis tomos.

La traducción del «Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas» apareció primero en inglés, en agosto de 1950. Después se presentaron, también en inglés, y en su debido orden, los diferentes volúmenes de la Traducción del Nuevo Mundo de las «Escrituras hebreo-arameas», o sea, el Antiguo Testamento, en cinco tomos sucesivos.

  • El primer tomo en 1953, 
  • el segundo en 1955, 
  • el tercero en 1957, 
  • el cuarto en 1958 y 
  • el quinto en 1960. 
Desde el comienzo de la obra —dicen— fue el deseo del comité traductor tener los seis tomos unidos en un solo libro, lo cual se hizo en 1961. Así surgió la «Biblia Russellista», a saber, la New World Translation of the Holy Scriptures en un solo tomo. (Estamos siguiendo los datos suministrados por Storms).

En 1967 apareció la versión española de dicha biblia, en una primera edición de 500.000 ejemplares, la cual fue difundida por los tenaces propagandistas de la secta, por todas partes del mundo de habla española, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Continente.

Cuando el editor Storms trató de conseguir los nombres de los miembros que integran el comité supuestamente calificado para publicar la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, partiendo de los idiomas originales de la Biblia, no obtuvo respuesta.

«La sociedad —dijo Storms— rehusó categóricamente revelar la identidad de los miembros del comité traductor». ¿Por qué? ¿Tienen acaso vergüenza?

Entre los muchos defectos que alteran la fidelidad y belleza de las demás versiones, la traducción de los «Testigos» tiene ante sí la tremenda blasfemia

  1. de negar la deidad de Jesucristo, 
  2. socavar Su grandeza única, 
  3. empequeñeciéndo y dejando a Cristo reducido a la categoría de un pequeño «dios» de segunda clase, inferior al Padre, no idéntico a Jehová.

Otra osadía consiste en llamar al Espíritu Santo con el calificativo de «fuerza activa» o «expresión inspirada», despojándole así de su personalidad y deidad, por cuanto tampoco aceptan la doctrina bíblica de la Trinidad.

De esta manera, los sectarios de esta fanática organización se empeñan en degradar deliberadamente al Espíritu Santo, aplicándole también iniciales minúsculas, mientras que al diablo se le nombra con inicial mayúscula.

En el prólogo a la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas leemos:
«Esta versión en español es, por lo tanto, una traducción de la traducción al inglés de las Escrituras Griegas Cristianas, pero con fiel consulta del texto griego original. En el caso de las Escrituras cristianas, la Traducción del Nuevo Mundo está basada principalmente en el famoso texto griego de Westcott y Hort, que se conforma a los manuscritos griegos de más antigüedad… En la New World Translation se hace el esfuerzo de traducir el texto griego del modo más literal posible, y en esta versión en español se hace el esfuerzo de presentar esta misma exactitud literal. Por eso, cuando se introducen palabras consistentes con el contexto para hacer la traducción clara y comprensible, se encierran las palabras insertadas entre corchetes».

Aquí hay varios artilugios para engañar al confiado lector:
  1. Si la versión en español de la Biblia que ofrecen los «Testigos» se trata, en realidad, de «una traducción de la traducción al inglés», entonces no tiene demasiada autoridad porque no es una transcripción directa de los textos originales griegos (en cuanto al Nuevo Testamento se refiere).
  2. La «fiel consulta del texto griego original» a que se alude, es otra sagaz artimaña de los traductores, pues la versión que presentan está muy lejos de sujetarse a dichos textos y está en abierta contradicción con ellos.
  3. El alegato que aducen de que su Biblia «está basada principalmente en el famoso texto griego de Westcott y Hort» es otra falsedad descomunal, por cuanto la versión de Brooklyn no se ajusta a dicho texto.

El lector que conozca griego a la vez que inglés se dará cuenta de que esta traducción interlineal es generalmente correcta (salvo algunas excepciones que podemos notar en su lugar); pero esto ocurre en el menor número de los casos. En la gran mayoría, la versión interlineal es enteramente exacta.

Pero lo lamentable es que la versión en la columna al margen, que publican juntamente los «Testigos de Jehová», difiere absolutamente de la interlineal. En dicha columna no aparece una traducción, sino una tergiversación tanto del texto griego como de la traducción literal por ellos mismos publicada.

Quisiéramos que todos nuestros lectores conocieran inglés para que pudieran darse plena cuenta de la referida diferencia. Como el inglés es, empero, una lengua ampliamente conocida, creemos que cualquier lector encontrará un amigo de su confianza a quien pueda pedir la comprobación de lo que acabamos de exponer.

La Traducción del Nuevo Mundo es una traducción exacta de su propia versión inglesa, tal como aparece en la antes citada columna; pero una total falsificación de la traducción literal del texto griego, que es lo que tiene toda la autoridad y valor.

La «Asociación de los Testigos de Jehová» tiene el cinismo de afirmar que «esta traducción, aunque no da prominencia a nombres de personas altamente respetadas como traductores (?), aun así se recomendará por sí misma a todo investigador honrado, por su fidelidad, valor y exactitud». (¡Hasta aquí podía llegar el colmo de la desfachatez!).

Dicen, asimismo, que «en los varios tomos de su edición original en inglés, tiene el sostén de copiosas remisiones y notas explicativas que muestran por qué la  “Sociedad Watch Tower”, al publicar esta traducción, vierte la materia bíblica como lo hace».

En réplica a esto, confiamos en que el buen criterio del lector le permitirá enjuiciar con sabio discernimiento. 
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viernes, 27 de mayo de 2016

Así como por la desobediencia de un hombre, los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno los muchos serán constituidos justos

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Dios lo creó todo por el poder de Su Palabra
GÉNESIS: EL REGISTRO REVELADO DE LOS TRATOS Y PROPÓSITOS DE DIOS CON EL HOMBRE
«Es necesario que el que se acerca a Dios crea que Él existe y que es galardonador de los que le buscan.»

Por esto la Sagrada Escritura, que contiene el registro revelado de los tratos y propósitos de Dios con el hombre, empieza con un relato de la creación. «Porque las cosas invisibles de él su eterno poder y divinidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas.»

Cuatro grandes verdades, que inciden en toda la revelación, nos llegan del más temprano relato de la escritura, como los cuatro ríos que brotaban en el jardín de Edén. 
  • La primera verdad es: la creación de todas las cosas por el poder de la palabra de Dios; 
  • la segunda: la descendencia de todos los hombres de nuestros padres comunes, Adán y Eva; 
  • la tercera: nuestra relación con Adán como la cabeza de la raza humana, por medio de quien toda la humanidad fue implicada en su pecado y caída; y 
  • la cuarta: que un descendiente de Adán, pero sin su pecado, debería, por medio del sufrimiento, librarnos de las consecuencias de la caída, y como segundo Adán sería el autor de salvación eterna para todos los que confían en él. A estas cuatro verdades vitales podemos añadir una 
  • quinta, la institución de un día cada siete para ser un día de reposo santo para Dios.

Es prácticamente imposible imaginar un mayor contraste que entre los relatos paganos del origen de todas las cosas y la narrativa bíblica. 

Los primeros están tan colmados de absurdos evidentes que solo pueden ser tenidos como fábulas; mientras que la última es tan sencilla, y no obstante tan llena de majestad, como casi para forzarnos a «adorar e inclinarnos», y a «arrodillarnos ante el Señor nuestro hacedor». 

Y puesto que éste era precisamente el objetivo, y no la instrucción científica, y mucho menos la satisfacción de nuestra curiosidad, debemos esperar encontrar en el primer capítulo de Génesis solamente los rasgos principales de lo acontecido, y no detalles relacionados con la creación. 

En estos detalles hay mucho lugar para la información que la ciencia pueda proporcionar, una vez seleccionado y cribado todo lo que se pueda aprender por el estudio de la tierra y la naturaleza. 

Este momento, no obstante, todavía no ha llegado y, por lo tanto, deberíamos estar en guardia contra las afirmaciones atrevidas y sin garantías que algunas veces han sido defendidas en estos temas. 

La escritura pone ante nosotros la creación sucesiva de todas las cosas, por así decirlo, en una escala ascendente, hasta que llegamos a la del hombre, la cabeza de las obras de Dios, y a quien su hacedor designó como señor de todo. 

Algunos han imaginado que los seis días de la creación representan períodos, más bien que días literales, principalmente sobre la base de la supuesta gran antigüedad de nuestro globo, y los diversos grandes períodos o épocas; cada uno de los cuales terminaban con una gran revolución, por la que parece ser que pasó nuestra tierra, antes de llegar a su estado presente, cuando vino a ser un lugar apto para ser habitado por el hombre. 

No obstante, no es necesario recurrir a tal teoría. 
  • El primer versículo en el libro de Génesis simplemente afirma un hecho general, que «en el principio» (cuando fuera que fuese eso) «creó Dios los cielos y la tierra». Luego, en 
  • el segundo versículo, nos encontramos la tierra descrita en su estado al final de la última gran revolución, anterior al estado actual de las cosas: «y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la superficie del abismo». Un espacio de tiempo casi indefinido, y muchos cambios, podían pues haber tenido lugar entre la creación del cielo y la tierra, como se menciona en el versículo 1, y el estado caótico de nuestra tierra, como se describe en el versículo 2
En cuanto a la fecha exacta de la primera creación, se puede afirmar sin dudar que todavía no tenemos el suficiente conocimiento para llegar a ninguna conclusión realmente digna de confianza.

No obstante es mucho más importante para nosotros saber que Dios «creó todas las cosas por Jesucristo»; y todavía más, que «todo fue creado por medio de Él y para Él», y que «de Él, y por Él, y para Él son todas las cosas». Esto no solo confiere unidad a toda la creación, sino que la coloca en una conexión viviente con nuestro Señor Jesucristo. 

Al mismo tiempo, siempre deberíamos tener presente, que «por la fe entendemos que el universo fue enteramente organizado por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de cosas no visibles».

Todas las cosas al salir de la mano de Dios eran «bueno en gran manera», es decir, perfecto para cumplir el propósito que le había sido asignado. «Y acabó Dios la obra que hizo; y reposó el día séptimo. Y bendijo Dios al séptimo día, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.» 

Es sobre esta institución original del sábado cual día de reposo santo en lo que se basa nuestra observancia del día del Señor (domingo). El cambio (del séptimo de la semana al primero) surgió por la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, mediante el cual no solo la primera creación fue finalmente completada, sino también la nueva.

De todas sus obras Dios solo «creó al hombre a su imagen: a imagen de Dios lo creó». 

Esta expresión se refiere no solo a la inteligencia con la que Dios dotó al hombre, y la inmortalidad que le concedió, sino también a la perfecta naturaleza moral y espiritual que poseía el hombre al principio. 

Y todos sus alrededores concordaban con su estado de felicidad. Dios «lo puso en el huerto de Edén para que lo labrara y lo guardase», y le dio una compañera idónea en Eva, a quien Adán reconoció como hueso de sus huesos y carne de su carne. Así, como Dios había indicado, al apartar el sábado, la adoración como la relación adecuada entre el hombre y su creador; también estableció en el paraíso el fundamento de la sociedad civil por medio de la institución del matrimonio y de la familia.

Ahora solo quedaba poner a prueba la obediencia del hombre a Dios, y prepararlo para privilegios más elevados y más grandes de los que ya estaba disfrutando. 

Pero el mal ya existía en este mundo nuestro, porque Satanás y sus ángeles se habían rebelado contra Dios. 

El relato de las Escrituras sobre la prueba del hombre es enormemente breve y sencillo. Se nos dice que «el árbol del conocimiento del bien y del mal» había sido colocado «en medio del huerto», y Dios prohibió a Adán comer del fruto de ese árbol, bajo pena de muerte. 

Por otro lado, en el huerto también estaba «el árbol de la vida», probablemente como símbolo y voto de una vida superior, la cual nosotros hubiéramos heredado si nuestros primeros padres hubiesen continuado en obediencia a Dios. La cuestión de esta prueba apareció rápidamente. 

El tentador, en forma de serpiente, se acercó a Eva, negó las amenazas de Dios, y la engañó en cuanto a las consecuencias reales de comer el fruto prohibido. Esto, seguido por la seducción de sus sentidos, condujo a Eva a comer en primer lugar, y después a inducir a su marido a hacer lo mismo. Su pecado tuvo su consecuencia inmediata. Habían apostado para ser «como dioses», y, en lugar de someterse a ultranza al mandamiento del Señor, actuaron independientemente con respecto a él. 

Y ahora sus ojos estaban ciertamente abiertos, como había prometido el tentador, «para conocer el bien y el mal»; pero solo en su conocimiento culpable del pecado, el cual inmediatamente les provocó el deseo de esconderse de la presencia de Dios. De este modo, su alienación y separación de Dios, la voz acusadora de su conciencia, y su dolor y vergüenza manifestaron que la amenaza divina ya se había cumplido: «el día que de él comieres, ciertamente morirás». 

La sentencia de muerte que Dios pronunció ante nuestros primeros padres se extendía tanto a su naturaleza corporal como espiritual (a su parte mortal e inmortal). 

En el día que pecó, el hombre murió en cuerpo, alma, y espíritu. 

Y ya que Adán, como cabeza de su raza, representaba su totalidad; y ya que por él todos nosotros hubiéramos entrado en un estado de vida muy elevado y feliz, si él hubiese permanecido obediente, así ahora las consecuencias de su desobediencia se han extendido a todos nosotros; y puesto que «el pecado entró en el mundo por medio de un hombre, y por medio del pecado la muerte», así «la muerte alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron». 

Incluso «la misma creación», que había sido colocada bajo su dominio, fue, por su caída, «sujetada a vanidad», y cayó bajo la maldición, como dijo Dios a Adán: «Maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá».

Dios, en su infinita misericordia, no abandonó al hombre para que pereciera en su pecado. Ciertamente fue expulsado del paraíso, para el que ya no era apto. 

Pero, antes de eso, Dios había pronunciado la maldición sobre su tentador, Satanás, y había dado al hombre la preciosa promesa que la simiente de la mujer heriría la cabeza de la serpiente; es decir, que nuestro bendito Salvador, «nacido de mujer», debía redimirnos del poder del pecado y de la muerte, por medio de su propia obediencia, muerte y resurrección.

 Incluso el trabajo de sus manos, al que estaba condenado el hombre, era en esas circunstancias una gran ventaja. Por lo tanto, cuando nuestros primeros padres salieron del huerto de Edén, no fue sin esperanza, ni a unas tinieblas exteriores. Se llevaron la promesa de un redentor, la seguridad de la derrota final del gran enemigo, junto con la institución divina del sábado para adorar, y del lazo del matrimonio con el cual ser unidos en familias. 

Así los fundamentos de la vida cristiana con todas sus implicaciones fueron establecidos en el paraíso.

Hay otros detalles de interés práctico que debemos obtener. 
La descendencia de toda la humanidad de nuestros primeros padres determina nuestra relación con Adán. En Adán todos han pecado y caído. 

Pero, por otro lado, también determina nuestra relación espiritual con el Señor Jesucristo, como segundo Adán, la cual reposa sobre la misma base. Porque «como hemos llevado la imagen del terrenal, llevaremos también la imagen del celestial», y «como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados». «Porque así como por la desobediencia de un hombre, los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno los muchos serán constituidos justos». 

La descendencia de toda la humanidad de un tronco común ha sido cuestionada en el pasado, a pesar de que las Escrituras enseñan expresamente: «De una misma sangre ha hecho toda nación de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra». 

Es notable que esta negación, que nunca fue compartida por los más competentes científicos, ha sido abandonada recientemente, podemos decir, casi universalmente, y la unidad original de la raza humana en su descendencia común es ahora un hecho aceptado generalmente.

Aquí, además, encontramos por vez primera ese extraño parecido a la religión revelada que hace al paganismo tan similar y no obstante tan dispar respecto a la religión del Antiguo Testamento. 

Del mismo modo que podemos ver en el alma del hombre las ruinas de lo que habíamos sido antes de la caída, también en las leyendas y tradiciones de las diversas religiones de la antigüedad reconocemos los ecos de lo que los hombres habían oído originalmente de la boca de Dios. No solo una raza, sino casi todas las naciones, han conservado en sus tradiciones algunos vagos recuerdos parecidos a los de un estado original feliz y santo (la así llamada edad de oro), en el cual la comunicación entre el cielo y la tierra no estaba rota, y de un subsiguiente pecado y caída de la humanidad. 

Todas las naciones también han atesorado una débil creencia en algún retorno futuro de este estado feliz, es decir, algún tipo de redención venidera, tal como en lo más íntimo de su corazón todos los hombres tienen, por lo menos, el débil deseo de un redentor.

Mientras tanto, esta gran promesa primitiva «la simiente de la mujer herirá la cabeza de la serpiente» iba a estar en alto como una luz señalizadora para toda la humanidad durante su camino, brillando siempre con un mayor resplandor, primero en la promesa a Sem, luego en la hecha a Abraham, después en la profecía a Jacob, y continuando por las figuras de la ley hasta las promesas de los profetas, y hasta que en la plenitud del tiempo «el sol de justicia» se alzó «con la salvación bajo sus alas!
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Todo lo que se escribió en el pasado se escribió para enseñarnos, a fin de que, alentados por las Escrituras, perseveremos en mantener nuestra esperanza

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Principios y Métodos  para descubrir  y explicar
INTERPRETEMOS LA BIBLIA CORRECTAMENTE
En su forma más sencilla, la hermenéutica ha sido definida como «la ciencia de la interpretación» El término viene del griego hermeneuo: interpretar; puede significar también explicar, traducir. 
Una definición más completa es: «la ciencia que estudia y define principios y métodos para interpretar el sentido o significado de un determinado autor u obra». Como ciencia de la interpretación, se aplica a toda clase de obra humana, ya sea literaria, filosófica, artística o religiosa. 
Aplicada a la Biblia, toma ciertas características que nos llevan a formular reglas y principios dentro de los cuales debe entenderse el sentido y propósito del texto sagrado para hacer que su mensaje llegue claro y preciso al lector u oyente.

El objetivo primario y básico de la hermenéutica es descubrir y explicar, hasta donde sea posible, el significado original del texto. Este objetivo puede ser más fácil cuando se trata de obras literarias o de otro género que no tienen el extraordinario contenido y rico mensaje de la Biblia. Pero si aceptamos que la Biblia es más que un mero libro de historias, oraciones, leyes y poesías, y que nos comunica un mensaje esencial de verdades y hechos que atañen a toda la humanidad, la función hermenéutica se complica y solo se cumple a cabalidad cuando llegamos a la comprensión plena de esas verdades y hechos. 

Un ejemplo puede ayudarnos: las parábolas de Jesús son hermosas, sencillas y transparentes; pero su contenido teológico-moral es profundo y trascendental: abarca valores universales como 
  • el del amor, 
  • la misericordia y 
  • el perdón, 
y verdades trascendentales como la de 
  • la providencia divina, 
  • el uso de los bienes y riquezas, 
  • la soberanía de Dios sobre la vida y la muerte, esta vida y la eterna. 
Las narraciones históricas como la de 
  • la liberación del pueblo de Dios de la esclavitud en Egipto, pueden estudiarse de una manera objetiva, como un hecho histórico de mucha trascendencia para el pueblo judío. Pero dentro de la narración de los hechos históricos aparecen mensajes teológicos y morales de aplicación universal, como el valor del pacto o alianza con un Dios que es fiel y los cumple; 
  • la infidelidad del pueblo y la persistencia amorosa del Dios de Israel en sacar a ese pueblo de su dolorosa peregrinación por el desierto hasta la tierra prometida «que fluye leche y miel». 
  • Y en el transfondo de todo se vislumbra claramente el principio de la «historia de la salvación», que solo será completa con la llegada del Mesías. 
Hasta aquí ya hemos empezado a descubrir que el texto bíblico es riquísimo en su contenido y nos brinda, además de su significado histórico y su sentido literal, otros mensajes de carácter teológico, moral y social, aplicables no solo a la época en la que la narración fue compuesta, sino también para todas las épocas y tiempos. 

Es precisamente esta realidad de la riqueza y multiplicidad de significados y mensajes que contiene el texto bíblico, la que nos lleva a estudiar, como parte de la hermenéutica bíblica, «los diferentes sentidos de la Escritura», que es precisamente el tema de este libro.
Un mensaje «encarnacional»
Si agregamos a lo ya afirmado, el hecho de que las Escrituras contienen un mensaje no sólo para su época, sino también para todas las épocas o, usando un lenguaje teológico, que el mensaje bíblico es eminentemente «encarnacional», es decir, que se encarna o hace parte de la realidad humana en la que vive el lector, debemos concluir que el ejercicio de la interpretación de ese mensaje debe pasar por diversos filtros exegéticos y hermenéuticos que nos permitan penetrar en todo su contenido. 
Dos preguntas son vitales para conseguirlo:
  • ¿qué quiso decir el escritor bíblico a los primeros destinatarios del texto?, y
  • ¿qué nos dicen ese mismo texto y autor a nosotros hoy en día?
Para descubrir este doble significado, debemos hacer lo que llaman los eruditos la «contextualización» del texto y del mensaje o sentido del mismo. Es decir, situar el texto dentro del contexto o ambiente histórico, social y literario en el que fue compuesto inicialmente para descubrir el significado o sentido primario que el autor quiso dar a sus primeros lectores u oyentes. 
Luego debemos situar ese mismo texto en el contexto en el que vive el lector o destinatario actual para descubrir lo que realmente quiere decir Dios, como autor supremo y último del texto, al lector de hoy, aquí y ahora, en la situación en la que actualmente está viviendo. 
Es aquí donde el conocer los diferentes sentidos que tienen las Escrituras nos ayuda enormemente. Descubriremos que, entre otros, existe 
  • un sentido literal histórico, 
  • un posible sentido alegórico o simbólico, 
  • un sentido típico, y 
  • un sentido que los estudiosos de la Biblia han llamado «pleno» (sensus plenior), que pudo estar oculto al mismo autor humano del libro sagrado, pero que permanecía en la mente divina para ser revelado a su debido tiempo. 
Multitud de pasajes del Antiguo Testamento tardaron siglos en revelar todo su contenido y mensaje hasta la llegada de Jesucristo. El mismo Jesús se encarga de revelarnos ese «sentido pleno» de las Escrituras que se refieren a él, como cuando explicó el pasaje de Isaías 61:1–3a, aplicándolo a su misión en la tierra. (Véase Lucas 4:16–19)
Hermenéutica y exégesis
Como hemos visto, el objetivo de la hermenéutica es el de establecer el sentido del texto de modo que el lector tenga un claro entendimiento de su contenido, siguiendo las reglas y cánones científicos de la investigación y la lectura.
El término exégesis (del griego exeghéomai = explicar, interpretar o describir) es casi sinónimo de «hermenéutica». Hay, sin embargo, una diferencia técnica importante. La exégesis aplica los principios y reglas dictados por la hermenéutica. Por eso decimos que «exégesis» e «interpretación» son sinónimos: la exégesis es, en realidad, la interpretación misma de las Escrituras. O dicho en otra forma: es la hermenéutica aplicada. La hermenéutica da los principios y normas, y la exégesis los aplica.
Divisiones de la hermenéutica
Son tres: 
  • la noemática, que estudia los sentidos bíblicos; 
  • la heurística, que se ocupa de los principios y normas de la interpretación; y 
  • la proforística, que se encarga de la formulación y exposición de las verdades bíblicas.
Significación y sentido
Ayudados por la Noemática, descubrimos que significado y sentido no son lo mismo: el significado es absoluto; cada palabra o término tiene su propio significado, independientemente de las circunstancias en que se utiliza o el uso que en determinado momento se le quiere dar. Significado es lo que la palabra quiere decir por sí misma. Podemos decir que cada palabra tiene sólo un significado. 
El sentido, por el contrario, es rico y variado; cada término tiene y puede tener una gran variedad de sentidos, desdoblarse en diferentes acepciones o concepciones. 
Por ejemplo, la palabra «blanco» básicamente significa o tiene el significado único de un color de la escala cromática. Ese es su significado básico y fundamental. Pero de acuerdo con las circunstancias y contextos en que la usemos, pasa a tener muchos sentidos: un punto al que se apunta para disparar; un estado de pureza o limpieza; un campo inexplorado y hasta un apellido. 
El significado o la significación lo tiene la palabra o término en sí y por sí. El sentido se lo dan el uso o las circunstancias, las cuales dependen en buena parte de quien habla o escribe; es decir, de quien emplea el término en un momento dado. 
Según el gran filósofo-teólogo Tomás de Aquino, creador del sistema escolástico que ha servido debase metodológica a las enseñanzas de la Iglesia Católica, «el oficio del buen intérprete no es considerar las palabras sino el sentido».
La Biblia, un libro divino-humano
Es verdad que identificamos las Sagradas Escrituras como «Palabra de Dios», pero en realidad estamos frente a un libro divino-humano. Es Palabra de Dios en el lenguaje del hombre; su autor último es Dios, pero él utilizó a autores humanos como instrumentos para transmitir su pensamiento y mensaje. 
Este mensaje y pensamiento divinos constituyen el sentido bíblico: lo que Dios nos quiere expresar, comunicar y enseñar, utilizando el lenguaje del autor humano. Lo que este autor humano primario nos transmite en su lengua, que él entiende como mensaje divino o revelación divina, es lo que constituye el sentido literal de las Escrituras; es el mensaje de infinita sabiduría de Dios encarnado en la letra y las palabras del escritor o transmisor humano del mismo. 
Este mensaje puede inclusive superar, en su contenido y alcance, el mismo entendimiento del escritor humano o hagiógrafo. Cuando esto ocurre, llamamos “oculto” a este sentido, porque ni el mismo transmisor humano lo conoce inicialmente, y que va a revelarse después con el sentido pleno o plenior, «más completo» de las Escrituras. 
Muchas veces este sentido está escondido no tanto en las palabras en sí, sino en su contenido simbólico o paradigmático. Cuando esto ocurre, estamos ante el sentido tipológico que, en algunos casos, puede identificarse como sentido alegórico. Vamos a tratar de estudiar individualmente cada uno de estos sentidos, definiéndolos y explicándolos con la ayuda de algunos ejemplos.
Principios hermenéuticos
Además de los diferentes sentidos que tiene la Escritura, la hermenéutica se ocupa del estudio de los diferentes géneros literarios que encontramos en la misma y de los variados métodos de interpretación del texto sagrado. 
Todo esto nos lleva a establecer principios claros y seguros de interpretación y exposición bíblica. Es innegable la importancia de este trabajo, ya que así como los principios claros y seguros y los métodos adecuados de investigación nos llevan a una sana y correcta interpretación, lo contrario nos conduce a un entendimiento equivocado y a una interpretación errónea de la Palabra. 
Detrás de esta afirmación hay un hecho bíblico-teológico fundamental que es parte esencial del concepto mismo de revelación, y que podría formularse así: «Dios quiere que todos conozcan, entiendan, acepten y vivan su revelación». En otras palabras, Dios revela su mente y pensamiento, sus leyes y mandamientos, todo lo que constituye su Palabra con el propósito explícito de que esta revelación llegue completa e intacta a la mente y el corazón de todos los seres humanos de todas las razas, tiempos, pueblos y culturas. 
De hecho, solo cuando este propósito divino se realiza plenamente, es decir, cuando la mente y el corazón de Dios se hacen mente y corazón humanos a través de la transmisión fiel de su revelación, es cuando se realiza plenamente esta revelación divina. 
De ahí la importancia del estudio del texto y su reconstrucción completa a través de la disciplina de la crítica textual, que nos da un texto único de las Escrituras en sus lenguas originales, fruto de la investigación, estudio y compilación de los mejores y más antiguos manuscritos de las Escrituras que hoy tenemos. 
De ahí también la importancia de contar con buenas y nuevas traducciones de la Biblia que superen los vacíos textuales de las antiguas versiones, y que nos transmitan la revelación divina en un lenguaje actual, fiel, fresco y confiable. Y de ahí también la importancia de una buena interpretación bíblica basada en principios y métodos hermenéuticos y exegéticos sanos y seguros, de acuerdo con los parámetros de las ciencias modernas de interpretación, según lo estamos estudiando en este libro.

En todo esto debemos presuponer que los autores sagrados inspirados por Dios no escribieron con el propósito de confundir o extraviar a los lectores o receptores de su revelación. No es justo pensar que las Escrituras divinamente inspiradas nos hayan llegado en forma de un jeroglífico o rompecabezas que solo los críticos y expertos puedan descifrar. La Palabra de Dios nos fue dada para hacernos a todos sabios en cuanto al negocio más importante de nuestra existencia, que es la salvación. 

A través de ella Dios nos habla clara y sencillamente, y comunica todo lo que debemos conocer para relacionarnos adecuadamente con él como nuestro Padre, y con Jesucristo su Hijo como nuestro Redentor y Maestro. Solo que toda esta revelación y estas verdades están en un lenguaje humano, que para la mayoría de los lectores de la Biblia es desconocido y está dentro de una cultura extraña o ajena para la mayoría de los lectores de la Biblia hoy. 

Esta revelación, por otra parte, se transmite a través de un lenguaje que contiene símbolos y metáforas, parábolas y alegorías, en forma de visiones y sueños y utilizando los recursos semánticos y retóricos del lenguaje. Pero la tradición judeo-cristiana de muchos siglos y el trabajo dedicado de miles de expertos amantes de la Palabra, nos han dejado herramientas de investigación, estudio y exposición bíblicas que nos ayudan hoy a captar claramente el mensaje que Dios nos ha dejado en su Palabra desde tiempos inmemoriales. 

Todos estos recursos de estudio e investigación, puestos en forma organizada y funcional, son los que constituyen las ciencias bíblicas a las cuales pertenecen en forma eminente la hermenéutica y la exégesis. Son estas dos ciencias las que animan las páginas de este libro, cuyo propósito fundamental es el de facilitar la exposición y presentación del mensaje bíblico con claridad y suficiencia a los lectores y oyentes de hoy a través de un mejor conocimiento y un más claro entendimiento del texto por parte del estudioso expositor del mensaje.

Esperamos abrir un camino más claro y expedito hacia la Palabra que, por ser eterna, no envejece y mantiene en todo tiempo un mensaje fresco y actual que da sentido y dirección a la vida, haciendo buenas las palabras del salmista:
Tu Palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero. Salmo 119:105
De esta manera las Escrituras podrán cumplir el cometido señalado por Pablo en la carta a los Romanos:
De hecho, todo lo que se escribió en el pasado se escribió para enseñarnos, a fin de que, alentados por las Escrituras, perseveremos en mantener nuestra esperanza. Romanos 15:4
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