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miércoles, 1 de julio de 2015

¿Entiendes lo que lees? Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare?

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 



Cuatro razones para estudiar la hermenéutica

1. Aprender principios para interpretar las Escrituras

   Explicar cuatro razones por las cuales necesitamos estudiar la hermenéutica.

Los principios nos ayudan en muchas actividades de la vida, tal como la de conducir un vehículo. Debido a que los conductores tienen reglas o principios, conducen por el lado correcto de la carretera. No adelantan en las cuestas, porque podrían venir otros vehículos en dirección contraria. Circulan lentamente en las zonas atestadas. Se estacionan al lado de la carretera, ¡y no en medio del tráfico!

Cuando los conductores no se sujetan a los principios que deben observar, ocurren accidentes y queda gente herida. Imagínese los problemas que tendríamos si no hubiera ningún principio para los conductores. Tendríamos un caos en nuestras carreteras.

   ¿Por qué necesitamos ciertos principios para interpretar la Biblia?

Así como necesitamos principios o reglas para conducir, también necesitamos ciertos principios para interpretar las Escrituras. Es decir, para interpretar la Biblia, los creyentes deben poner en práctica dichos principios. De lo contrario, habrá accidentes y quedará gente herida.

En la introducción a este capítulo, mencionamos algunos problemas que ocurren cuando la gente interpreta las Escrituras a su manera. En la actualidad, algunos creyentes siguen interpretando la Biblia como les parece bien ante sus propios ojos. Pasan por alto los principios básicos de la hermenéutica. Por consiguiente, se produce un caos.

    •      Uno dice que podemos comer carne de cerdo; otro, que no podemos.

    •      Uno dice que debemos asistir al culto los domingos; otro, que debemos hacerlo los sábados.

    •      Uno dice que llamemos a los ancianos de la iglesia para que oren por nosotros cuando estamos enfermos; otro, que nunca debemos reconocer que estamos enfermos.

    •      Uno dice que los creyentes deben orar en lenguas hoy; otro, que las lenguas cesaron cuando se terminó de escribir la Biblia.

    •      Uno dice que Jesús es divino; otro, que solamente era humano.
    •      Uno dice que María no pecó jamás; otro, que todos han pecado.

Estos ejemplos muestran lo que sucede cuando cada uno interpreta la Biblia a su manera (Gibbs 1994, 16). ¡El caos! Por tanto, necesitamos principios que nos guíen cuando interpretamos la Biblia.


2. Desarrollar habilidades para responder preguntas difíciles

Felipe le preguntó al etíope: “¿Entiendes lo que lees? Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare?” (Hechos 8:30–31). Los principios enunciados en este curso nos guiarán en la comprensión de lo que leemos en la Biblia. Para cuando termine de estudiar este libro usted debiera ser capaz de contestar preguntas difíciles como éstas:

    •      El Espíritu Santo nos enseña todas las cosas. No tenemos necesidad de que nadie nos enseñe (1 Juan 2:27). ¿Por qué, pues, necesitamos maestros?

    •      Jesús no vino para traer paz a la tierra, sino una espada (Mateo 10:34). ¿Por qué, pues, cantaron los ángeles “y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres” (Lucas 2:14)?

    •      “El que sacrifica buey es como si matase a un hombre” (Isaías 66:3). Entonces, ¿es malo matar un buey?

    •      ¿Está bien usar un poco de vino debido a problemas estomacales (1 Timoteo 5:23)?

    •      ¿Son nuestras todas las bendiciones de Abraham (Gálatas 3:14)?

    •      Pablo dijo: “Porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago” (Romanos 7:18–19). ¿Son esclavos del pecado los creyentes?

    •      Jesús dijo: “No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón” (Mateo 10:9–10). ¿Es un error viajar con dinero y una maleta? ¿Debemos viajar descalzos?


3. Usar bien la Palabra de verdad

   Al citar a una persona, ¿por qué es necesario dar a sus palabras el sentido que les corresponde? Explique.

¿Han tergiversado alguna vez sus palabras? Quizás usted le habló a alguien sobre un asunto personal. Luego esa persona “interpretó” mal lo que usted dijo y se lo dijo a otra, con el resultado de que alguien lo culpó de algo que usted nunca dijo.

   ¿Cómo la gente de los tiempos de Jesús torció lo que Él dijo sobre el templo?

La gente de los tiempos de Jesús usó sus palabras con el propósito de acusarlo. Sin embargo, no interpretaron bien sus palabras, sino que lo acusaron de planear la destrucción del templo de Herodes y de reedificarlo en tres días (Marcos 14:58). No entendieron que Jesús hablaba del templo de su cuerpo. Así pues, vemos que quienes erraron fueron los intérpretes, y no Jesús. La Palabra de Dios es siempre verdadera, pero debemos tener cuidado de interpretarla correctamente. De lo contrario, podemos basar nuestras creencias en la inestabilidad de las interpretaciones humanas en lugar de la roca firme de la Palabra de Dios.

Hace algún tiempo circuló un rumor en el sentido de que Tomás Harris —autor del libro I’m Okay, You’re Okay [Yo estoy bien, tú estás bien]— se había suicidado. Un conocido maestro de la Biblia creyó este rumor y lo usó en uno de sus mensajes. Dijo que el suicidio de Harris demostraba que su libro era falso. Pero el rumor no era cierto, porque Tomás Harris todavía estaba vivo. Por consiguiente, Harris demandó al maestro, que tuvo que pagar una gran suma de dinero por calumnia (Baron 1987, 64). Este caso lamentable ilustra una gran verdad. No basta con que seamos sinceros en lo que creemos; debemos también creer la verdad.
Muchas personas son sinceras, pero están equivocadas. Rara vez ellas tienen dudas; pero también rara vez tienen razón. Muchos citan las Escrituras y creen que hacen la voluntad de Dios. Pero no basta con ser sincero, como lo revela este pasaje:

  No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. (Mateo 7:21–23)

La gente descrita en ese pasaje parece sincera. Pero en alguna parte se desviaron del camino correcto. La Palabra de Dios es verdadera y sus promesas firmes. Pero debemos usarla como Él se lo propuso. “Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié” (Isaías 55:11). Dios no prometió bendecir su Palabra para que la usemos en todo lo que nos propongamos.
Satanás es descarado. Aun trató de hacer que Jesús usara la Palabra de Dios con un propósito equivocado. Le recordó que Dios había prometido enviar a sus ángeles para protegernos (Salmo 91). Así que lo instó a que se lanzara desde el pináculo del templo (Mateo 4:6). Desde luego, Jesús lo resistió, citando otro pasaje de las Escrituras. Dios no envió la promesa de Salmo 91:11–12 para permitirle a su pueblo que lo tentara. Como Satanás no interpretó bien la Palabra de Dios, Jesús lo reprendió.

En la actualidad, Satanás continúa torciendo las Escrituras. Induce a los falsos maestros a interpretar la Biblia de tal manera que lleven a la gente a la perdición.

    •      “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1).

    •      “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado” (2 Pedro 2:1–2).

    •      “[Pablo ha escrito] casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición” (2 Pedro 3:16).

Nosotros no queremos torcer las Escrituras ni seguir a aquellos que las interpretan erróneamente. Al contrario, queremos usar bien la Palabra de verdad (2 Timoteo 2:15). Debemos interpretar la Biblia de modo que cumpla con los propósitos de Dios. Por esta razón es que estudiamos la hermenéutica, para usar la Palabra de Dios conforme a sus propósitos. Entonces podremos estar seguros de que confiamos en las promesas, sin dudar de ellas.


4. Relacionar los tiempos bíblicos con los nuestros

Considere estas grandes brechas existentes entre las Escrituras y nosotros.

    1.      La brecha del tiempo. Hay un espacio de casi dos mil años entre cualquier libro del Nuevo Testamento y nosotros. Por consiguiente, interpretamos un libro que fue escrito hace casi dos milenios. Así pues, necesitamos ciertos principios que nos sirvan de guía.

    2.      La brecha cultural. Los pueblos de la Biblia tenían valores, tradiciones, costumbres y prácticas diferentes de los nuestros. Los escritores del Antiguo Testamento escribieron en hebreo de derecha a izquierda. A veces celebraban los cultos en los templos y en las sinagogas, se lavaban los pies, se saludaban unos a otros con un beso, o sacrificaban animales. Comían comidas diferentes de las nuestras y gobernaban sus vidas conforme a reglas diferentes. Tenemos, pues, necesidad de ciertos principios para interpretar lo que Dios les dijo.

    3.      La brecha del idioma. Ya que los pueblos de la Biblia hablaban hebreo, arameo y griego, este libro fue escrito en estos idiomas. Siempre hay necesidad de seguir ciertos principios cuando traducimos de un idioma a otro.

    4.      La brecha histórica. Cada libro de la Biblia fue escrito en un momento específico de la historia. A veces Dios les habló a los esclavos, a los amos, a los guerreros, o a los presos. Envió su Palabra a judíos y a gentiles. Los principios nos guiarán para entender el entorno histórico de los primeros lectores de estos libros.

La Hermenéutica es un estudio de 9 lecciones diseñado para servir como una ayuda en la comprensión correcta del texto bíblico.
  Link
1. Introducción a la interpretación de la Biblia Bajar
2. Figuras literarias y sus definiciones Bajar
3. Ayudas para entender bien la palabra divina Bajar
4. Métodos de interpretación Bajar
5. El método inductivo de interpretación Bajar
6. La exégesis: Situación histórica y biográfica Bajar
7. Pautas para interpretar la narrativa del Nuevo Testamento Bajar
8. Pautas para interpretar las epístolas del Nuevo Testamento Bajar
9. Pautas para interpretar el Antiguo Testamento Bajar

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viernes, 28 de septiembre de 2012

IICorintios: Tema 3 - La Visita que causa tristeza

biblias y miles de comentarios
 
Pablo va a continuar en el capítulo dos tratando varios temas como el plan de visitarlos, el del hermano ofensor y el perdón que se le debía dar. Además como era su estilo introduce una figura de victoria militar de aquel entonces, la misma que se llevaba a cabo cuando había alguna victoria romana importante, comparando esta escena con el triunfo de Cristo y sus seguidores.
I. UNA VISITA QUE CAUSÓ TRISTEZA, 2 Co. 1:23 - 2:4.
La conclusión del capítulo en este punto de la carta es inoportuna, pues Pablo sigue exponiendo sobre la visita que no se realizó en el capítulo uno.  
    v. 1 “En efecto, decidí no hacerles otra visita que les causara tristeza”.  Decíamos en la lección anterior que Pablo no fue a visitar a los corintios por su consideración y aprecio a los hermanos, no quería ejercer su autoridad apostólica para disciplinar y esperaba el momento oportuno para visitarlos.
El apóstol no iría mientras existieran entre ellos problemas, los mismos que habían causado dolor en su corazón y que le obligaban a restaurar tales actos de indisciplina.
En la Primera Carta a los corintios, Pablo preguntó si debía ir a ellos con vara o con un espíritu amable y cariñoso, 1 Co. 4:21. Luego de escribir la 1 Carta les hizo una visita intermedia para tratar de solucionar los problemas existentes, pero fue un fracaso y salió apresuradamente sin resultado alentador, 2 Co. 2:1. Luego de ello les escribió la carta dolorosa.
Este versículo contiene la principal razón por la que el apóstol no hizo la visita prometida. No fue por inconstancia sino por amor a ellos, y el deseo que su visita sea mutuamente agradable.
v. 3 “Les escribí como lo hice para que, al llegar yo, los que debían alegrarme no me causaran tristeza. Estaba confiado de que todos ustedes harían suya mi alegría”.
Se supone que la carta dolorosa que Pablo les envió con Tito estaba llena de cariño y exhortación para corregir los problemas en la iglesia. Los deseos sinceros de Pablo eran la mutua felicidad, en base al respeto de la Palabra de Dios. Salmos 103:13 dice: “Tan compasivo es el Señor con los que le temen como lo es un padre con sus hijos”. De esta manera también Pablo trató a los hermanos en Corinto, como un padre trata a su hijo, con amor paternal.
El propósito de la Carta Dolorosa o Severa está aquí: “Les escribí como lo hice para que, al llegar yo, los que debían alegrarme no me causaran tristeza”.
El trato delicado, gentil y prudente se percibe en estos versículos de parte del apóstol de los gentiles.
v.4Les escribí con gran tristeza y angustia de corazón, y con muchas lágrimas, no para entristecerlos sino para darles a conocer la profundidad del amor que les tengo”.
Estos pasajes señalan algunos aspectos de la reprensión eficaz:
1.    Cuando era necesario era severo con ellos.
2.    Cuando exhortaba o reprendía lo hacía con amor.
3.    Cuando exhortaba o reprendía lo hacía con el corazón quebrantado.
4.    Cuando exhortaba o reprendía lo hacía con lágrimas en sus ojos.
5.    No tenía el propósito de herir, mas el de edificar.
6.    No lo hacía con el propósito de ejercer su autoridad[1].
II. PERDÓN PARA EL PECADOR, vv.5-11.
v. 5 “Si alguno ha causado tristeza, no me la ha causado sólo a mí; hasta cierto punto --y lo digo para no exagerar-- se la ha causado a todos ustedes”.
Pablo no identificó al ofensor para facilitar su restauración dentro de la iglesia, aunque los cristianos en Corinto sí lo reconocían fácilmente. El pecado es un asunto muy serio para Dios, no sólo mancha al infractor sino también a toda la congregación; también invita al resto a pecar. Por ser la iglesia un solo cuerpo de miembros, el sufrimiento o tristeza de un miembro es sentido por todo el cuerpo, de la misma manera cuando hay regocijo o alegría.
Posible Identidad del Pecador:
Hay algunas sugerencias sobre la posible identidad de esta persona:
  1. El hombre que cometió incesto, 1 Co. 5:1-5. Este hombre recibió el castigo, se arrepintió y pidió perdón, 2 Co. 2:5-11.
  2. Otra hipótesis es que el ofensor sea alguien que se oponía al apóstol personalmente y que había sido disciplinado severamente por la iglesia. No se sabe qué tipo de ofensa, pero sí conocemos que tal ofensa afectó a la iglesia en conjunto y la misma actuó oportunamente para dar el castigo, 2 Co. 2:6. Luego que este se arrepintiera fue perdonado por el apóstol y también por la membresía.
  3. Otros dicen que fue el incestuoso el que ofendió al apóstol durante su segunda visita a Corinto. Este hermano estuvo lleno de rencor hacia el apóstol y en vista de esto le ofendió. Luego de este triste acontecimiento, Pablo escribió la carta severa y la envío con Tito. También es otra hipótesis.
Es claro notar que el apóstol protegió la identidad del pecador, por esta razón es difícil reconocer a tal persona; pero la misma sí era conocida por los miembros de la iglesia en Corinto.
Pablo no usó duros términos en contra del ofensor, más bien fue tierno y amable para así conciliar sus sentimientos y calmar su dolor. La congregación castigó suficiente a esta persona, aunque algunos miembros consideraban que no era suficiente.
       Entre los versículos 5 al 11 de 2 Corintios capítulo 2, la palabra perdón se repite cinco veces. Es claro el énfasis de Pablo de buscar y reafirmar al pecador en la comunión mutua con los hermanos basado en un genuino perdón.
v .6 “Para él es suficiente el castigo que le impuso la mayoría”.
 Al parecer algunos miembros de la congregación estorbaron en la disciplina, luego de recibir la carta triste la mayoría de creyentes comprendieron que la medida disciplinaría era lo que dictaba Dios para la sanidad espiritual del cuerpo.
En casos de disciplina los ofensores tienen sus simpatizantes, quienes por lo general le protegen y son un obstáculo para su disciplina y restauración del individuo.
El castigo es la expulsión, 1 Co. 5:2 y 13. Este es el último recurso divino para buscar el verdadero arrepentimiento del pecador. No es el propósito alejarlo del cuerpo espiritual, sino más bien hacerle recapacitar de la comunión rota con Dios y la membresía.
Ejercer la disciplina en la iglesia no es fácil para los líderes, pero es el único camino dado por Dios para precautelar la santidad de la misma.
v.7“Más bien debieran perdonarlo y consolarlo para que no sea consumido por la excesiva tristeza”.
Más bien debieran perdonarlo y consolarlo”. Una vez que se ha arrepentido y se ha apartado del mal camino, la ley de Cristo exige que tal persona sea reintegrada en espíritu de mansedumbre, y que sus hermanos cristianos tengan presente su propia debilidad y la propensión a caer ante la tentación[2].
Si Dios ha perdonado al pecador, los miembros están llamados a hacer lo mismo, Col. 3:13.
v. 8 “Por eso les ruego que reafirmen su amor hacia él”.
La palabra reafirmen significa dar autoridad, establecer como válido, confirmar y aquí quiere decir que ellos deberían dar fuertes expresiones y garantías de su amor hacia él.
v. 9 “Con este propósito les escribí: para ver si pasan la prueba de la completa obediencia”.
Pablo se refiere a la carta anterior dolorosa o triste que les escribió. Pablo en lugar de ir personalmente a resolver ciertos asuntos disciplinarios optó por escribirles y darles la oportunidad a ellos de mostrar si estaban dispuestos a ser obedientes. El pedido del apóstol fue: “Más bien debieran perdonarlo y consolarlo para que no sea consumido por la excesiva tristeza”. ¿Estaban dispuestos los hermanos en Corinto a obedecer o someterse al apóstol? Sí, ellos lo hicieron.
“Por eso les ruego que reafirmen su amor hacia él. Con este propósito les escribí: para ver si pasan la prueba de la completa obediencia. A quien ustedes perdonen, yo también lo perdono. De hecho, si había algo que perdonar, lo he perdonado por consideración a ustedes en presencia de Cristo” vv.7-10.
v. 10 “A quien ustedes perdonen, yo también lo perdono. De hecho, si había algo que perdonar, lo he perdonado por consideración a ustedes en presencia de Cristo”.
“A quien ustedes perdonen, yo también lo perdono” Pablo está diciendo a los corintios que sean ellos de corazón los primeros en perdonar al ofensor y que luego él lo hará.
“De hecho, si había algo que perdonar”. Pablo minimiza la ofensa cometida. Más bien muestra un espíritu generoso para así no estorbar la causa de Cristo. ¿El incesto cometido puede ser algo fácil de perdonar? ¿Dios perdonó el homicidio de Pablo contra Esteban? Sabemos que Dios perdona, porque ese es su amor para nosotros cuando hay un genuino arrepentimiento.
“lo he perdonado por consideración a ustedes en presencia de Cristo”
Pablo dice que ya perdonó al ofensor, esta conjugación del verbo es tiempo pasado.
v. 11 “Para que Satanás no se aproveche de nosotros, pues no ignoramos sus artimañas”.
 Satanás toma ventaja de las iglesias cuando la disciplina de la iglesia debe ser ejercida. Por un lado, el pecador tiene simpatizantes que estorban la disciplina e impiden la restauración del pecador; y por el otro, líderes que por no molestar o incomodar a los pecadores no mueven un dedo por buscar la santidad del Cuerpo. De todo esto se aprovecha el maligno. Además en el ejercicio de la disciplina se puede llevar a la tiranía de los líderes. ¿Cuál el es el propósito de Satanás? Su propósito es de frustrar la obra de Cristo en su iglesia sobre la tierra.
Con la dispersión del pueblo de Dios, Satanás puede bloquear el progreso de la iglesia y el reino de Cristo[3].
III. MINISTROS DEL NUEVO PACTO, vv.12-17.
A. La ansiedad de Pablo.
v. 12 -13 “Ahora bien, cuando llegué a Troas para predicar el evangelio de Cristo,  descubrí que el Señor me había abierto las puertas. Aun así, me sentí intranquilo por no haber encontrado allí a mi hermano Tito, por lo cual me despedí de ellos y me fui a Macedonia”.
Pablo había acordado con Tito encontrarse en Troas en una fecha determinada, pero al llegar no encontró a su dilecto colaborador.
Troas era una ciudad portuaria ubicada a 16 kilómetros al sur de la antigua ciudad de Troya (actual Turquía) y en la ruta principal entre el Asia Occidental y Macedonia. Su visita en Troas fue fructífera para el avance el evangelio, pero su gran preocupación por Tito le hizo avanzar a la provincia de Macedonia en su búsqueda.


Estando en esta provincia y talvez en la ciudad de Filipos se encontró finalmente con Tito, quien le traía noticias alentadoras de la congregación de Corinto.
B. La Misión del Cristiano.
v. 14 “Sin embargo, gracias a Dios que en Cristo siempre nos lleva triunfantes y, por medio de nosotros, esparce por todas partes la fragancia de su conocimiento”.
Pablo hace un cambio de tema y va a topar la obra de Dios en el mundo por medio de la predicación del evangelio. 
“siempre nos lleva triunfantes”. Estas palabras de Pablo evocan a la entrada triunfante de un general romano en la capital de Roma, en cuyos desfiles salían en primer lugar los del senado, luego los sacerdotes, el general romano, sus soldados y finalmente los prisioneros por orden de rango. Aquí, los sacerdotes llevaban sus incensarios llenos y humeantes, para los vencedores los aromas de estos incensarios era para su gozo y alegría, mas para los vencidos este olor significaría derrota. Al final del desfile, los cautivos eran normalmente ejecutados como tributo al conquistador: Para los vencedores la fragancia es dulce; para los cautivos, ese es olor de muerte[4].
Reconocimiento al general romano victorioso:
Para que se diera el reconocimiento público al general debían darse las siguientes condiciones:
1.    Tenía que haber sido el comandante en jefe real en el campo de batalla.
2.    La campaña tenía que haber terminado por completo.
3.    La región pacificada.
4.    Las tropas victoriosas debían haber regresado al hogar.
5.    Al menos cinco mil enemigos debían haber muerto en un encuentro.
6.    Se debía haber ganado una extensión positiva de territorio.
7.    La victoria tendría que haber sido sobre un enemigo extranjero y no tratarse de guerra civil[5]
El olor de este sacrificio humano es comparado como fragancia y aroma. Para la mente judía estas palabras evocaban a los sacrificios dados a Dios en el Antiguo Testamento.
v. 15 “Porque para Dios nosotros somos el aroma de Cristo entre los que se salvan y entre los que se pierden”.
            La comparación entre las fragancias o los aromas y la predicación es acertada, pues los aromas se esparcen de una manera suave y llenan todo lugar. Así fue la predicación, comenzó en Jerusalén y luego avanzó a la región de Judea, Samaria y a todo el mundo. La predicación del evangelio es un medio por el cual Dios hace juicio, los que obedecen son victoriosos y los que lo rechazan se convierten en los que se pierden. La respuesta al evangelio crea dos categorías de la humanidad:
1.    Los que se salvan.
2.    Los que se pierden.
Aceptar el evangelio de Jesucristo es un paso de fe y una fe obediente, pues el hombre o mujer debe creer en las palabras de Jesucristo y obedecerlas.
v. 16 “Para éstos somos olor de muerte que los lleva a la muerte; para aquéllos, olor de vida que los lleva a la vida. ¿Y quién es competente para semejante tarea?”.
Lo que los cristianos testifican son olor de muerte para los que se pierden, no porque el evangelio se haya corrompido en su olor o tenga que ver con la muerte, sino porque rechazan la gracia vivificante de Dios, los incrédulos escogen la muerte para sí mismos[6].  
v. 17 “A diferencia de muchos, nosotros no somos de los que trafican con la palabra de Dios. Más bien, hablamos con sinceridad delante de él en Cristo, como enviados de Dios que somos”.
Algunos acusaban seguramente que Pablo era un comerciante de la Palabra de Dios, cosa muy alejada de la verdad, el apóstol les responde que de ninguna manera es cierta tal acusación, pues él era sincero en su ministerio y no guardaba una conducta ambiciosa. Charlatanes se habían infiltrado en la congregación de Corinto y estaban haciendo de las suyas, obteniendo dinero del bolsillo de ellos.
Esta conducta impropia de un cristiano se ha repetido y repite en la historia de la iglesia, hombres y mujeres que buscan enriquecerse a costa de la fe de las personas. Hay un dicho en nuestro medio, si quieres hacerte rico ponte una iglesia.


[1] Tomado de Apuntes de Clase, Rubén Darío Lopera, 2003.
[2] Carlos R. Erdeman, La Segunda Epístola de Pablo a los Corintios, Editorial Tell, 1974, pág. 32
[3] Simon J. Kistemaker, Comentario al Nuevo Testamento 2 Corintios, Editorial Libros Desafío, 2004, pág. 95.
[4] Simon J. Kistemaker, Comentario al Nuevo Testamento 2 Corintios, Editorial Libros Desafío, 2004, pág. 104.
[5] William Barclay, I y II Corintios, Editorial La Aurora, 1973, pág. 195-196.
[6] Biblia de Estudio NVI, Editorial Vida, 2002, pág. 1851.
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