viernes, 24 de octubre de 2014

Halloween: Interpretacion católico romano

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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¿Qué significa Halloween?
Halloween significa "All hallow's eve", palabra que proviene del inglés antiguo, y que significa "víspera de todos los santos", ya que se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. Sin embargo, la antigua costumbre anglosajona le ha robado su estricto sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas. Halloween marca un retorno al antiguo paganismo, tendencia que se ha propagado también entre los pueblos hispanos. 

Historia breve de Halloween
La celebración del Halloween se inició con los celtas, antiguos pobladores de Europa Oriental, Occidental y parte de Asia Menor. Entre ellos habitaban los druidas, sacerdotes paganos adoradores de los árboles, especialmente del roble. Ellos creían en la inmortalidad del alma, la cual decían se introducía en otro individuo al abandonar el cuerpo; pero el 31 de octubre volvía a su antiguo hogar a pedir comida a sus moradores, quienes estaban obligados a hacer provisión para ella. 

El año céltico concluía en esta fecha que coincide con el otoño, cuya característica principal es la caída de las hojas. Para ellos significaba el fin de la muerte o iniciación de una nueva vida. Esta enseñanza se propagó a través de los años juntamente con la adoración a su dios el "señor de la muerte", o "Samagin", a quien en este mismo día invocaban para consultarle sobre el futuro, salud, prosperidad, muerte, entre otros. 

Cuando los pueblos celtas se cristianizaron, no todos renunciaron a las costumbres paganas. Es decir, la conversión no fue completa. La coincidencia cronológica de la fiesta pagana con la fiesta cristiana de Todos los Santos y la de los difuntos, que es el día siguiente, hizo que se mezclara. En vez de recordar los buenos ejemplos de los santos y orar por los antepasados, se llenaban de miedo ante las antiguas supersticiones sobre la muerte y los difuntos.

Algunos inmigrantes irlandeses introdujeron Halloween en los Estados Unidos donde llegó a ser parte del folclor popular. Se le añadieron diversos elementos paganos tomados de los diferentes grupos de inmigrantes hasta llegar a incluir la creencia en brujas, fantasmas, duendes, drácula y monstruos de toda especie. Desde ahí, se ha propagado por todo el mundo.

El 31 de octubre por la noche, en los países de cultura anglosajona o de herencia celta, se celebra la víspera de la fiesta de Todos los Santos, con toda una escenografía que antes recordaba a los muertos, luego con la llegada del Cristianismo a las ánimas del Purgatorio, y que ahora se han convertido en una ensalada mental en la que no faltan creencias en brujas, fantasmas y cosas similares. 

En cambio, en los países de cultura mediterránea, el recuerdo de los difuntos y la atención a la muerte se centra en el 2 de noviembre, el día siguiente a la celebración de la resurrección y la alegría del paraíso que espera a la comunidad cristiana, una familia de "santos" como la entendía San Pablo.

Diversas tradiciones se unen, se mezclan y se influyen mutuamente en este comienzo de noviembre en las culturas de los países occidentales. En Asia y Africa, el culto a los antepasados y a los muertos tiene fuertes raíces pero no está tan ligado a una fecha concreta como en nuestra cultura.

Halloween: ¿Por qué la calabaza, las golosinas y los disfraces? 

En Hallowe'en (de All hallow's eve), literalmente la Víspera de Todos los Santos, la leyenda anglosajona dice que es fácil ver brujas y fantasmas. Los niños se disfrazan y van -con una vela introducida en una calabaza vaciada en la que se hacen incisiones para formar una calavera- de casa en casa. Cuando se abre la puerta gritan: "trick or treat" (broma o regalo) para indicar que gastarán una broma a quien no les de una especie de propina o aguinaldo en golosinas o dinero.

Una antigua leyenda irlandesa narra que la calabaza iluminada sería la cara de un tal Jack O'Lantern que, en la noche de Todos los Santos, invitó al diablo a beber en su casa, fingiéndose un buen cristiano. Como era un hombre disoluto, acabó en el infierno.
Los Disfraces

Europa sufrió durante un largo período de tiempo la plaga bubónica o "peste bubónica" (también conocida como la "muerte negra") la cual aniquiló a casi la mitad de la población. Esto creó un gran temor a la muerte y una enorme preocupación por ésta. Se multiplicaron las misas en la fiesta de los Fieles Difuntos y nacieron muchas representaciones satíricas que le recordaban a la gente su propia mortalidad.

Estas representaciones eran conocidas como la Danza de la Muerte. Dado el espíritu burlesco de los franceses, en la víspera de la fiesta de los Fieles Difuntos, se adornaban los muros de los cementerios con imágenes en las que se representaba al diablo guiando una cadena de gente: Papas, reyes, damas, caballeros, monjes, campesinos, leprosos, etc..., y los conducía hacia la tumba. Estas representaciones eran hechas también a base de cuadros plásticos, con gente disfrazada de personalidades famosas y en distintas etapas de la vida, incluida la muerte a la que todos debían de llegar.

De estas representaciones con disfraces, se fue estableciendo la costumbre de caracterizarse durante estas fechas.

Obsequio o Truco

La tradición del "obsequio o truco" (Trick or Treat) tiene su origen en la persecución que hicieron los protestantes en Inglaterra (1500-1700) contra los católicos. En este período, los católicos no tenían derechos legales. No podían ejercer ningún puesto público y eran acosados con multas, impuestos elevados y hasta cárcel. El celebrar misa era una ofensa capital y cientos de sacerdotes fueron martirizados.

Un incidente producto de esta persecución y de la defensa del catolicismo fue el intento de asesinar al rey protestante Jaime I utilizando pólvora de cañón. Era un levantamiento católico contra los opresores. Sin embargo el "Gunpowder Plot" fue descubierto cuando el que cuidaba la pólvora fue capturado y, tras hacerle confesar, terminó en la horca. Esto muy pronto se convirtió en una gran celebración en Inglaterra (incluso hasta nuestros días). Muchas bandas de protestantes, ocultos con máscaras, celebraban esta fecha (los primeros días de noviembre) visitando a los católicos de la localidad y exigiéndoles cerveza y comida para su celebración amenazándolos. Con el tiempo, llegó a las colonias de norteamérica esta tradición que se fue uniendo al halloween.

Podemos entonces darnos cuenta de que el halloween también conforma una combinación de tradiciones, particularmente negativas, que los inmigrantes llevaron a los Estados Unidos; tradiciones que fueron atenuándose poco a poco en Europa pero que se preservaron por la cultura anglosajona establecida en América.

¿Qué se celebra en la fiesta de Todos los Santos?


Sin embargo, para los creyentes es la fiesta de todos los Santos la que verdaderamente tiene relevancia y refleja la fe en el futuro para quienes esperan y viven según el Evangelio predicado por Jesús. El respeto a los restos mortales de quienes murieron en la fe y su recuerdo, se inscribe en la veneración de quienes han sido "templos del Espíritu Santo". 

Como asegura Bruno Forte, profesor de la Facultad teológica de Nápoles, al contrario de quienes no creen en la dignidad personal y desvalorizan la vida presente creyendo en futuras reencarnaciones, el cristiano tiene "una visión en las antípodas" ya que "el valor de la persona humana es absoluto". Es ajena también al dualismo heredero de Platón que separa el cuerpo y el alma. "Este dualismo y el consiguiente desprecio del cuerpo y de la sexualidad no forma parte del Nuevo Testamento para el que la persona después de la muerte sigue viviendo en tanto en cuanto es amada por Dios". Dios, añade el teólogo, "no tiene necesidad de los huesos y de un poco de polvo para hacernos resucitar. Quiero subrayar que en una época de "pensamiento débil" en la que se mantiene que todo cae siempre en la nada, es significativo afirmar la dignidad del fragmento que es cada vida humana y su destino eterno".

La fiesta de Todos los Fieles Difuntos fue instituido por San Odilón, monje benedictino y quinto Abad de Cluny en Francia el 31 de octubre del año 998. Al cumplirse el milenario de esta festividad, el Papa Juan Pablo II recordó que "San Odilón deseó exhortar a sus monjes a rezar de modo especial por los difuntos. A partir del Abad de Cluny comenzó a extenderse la costumbre de interceder solemnemente por los difuntos, y llegó a convertirse en lo que San Odilón llamó la Fiesta de los Muertos, práctica todavía hoy en vigor en la Iglesia universal".

"Al rezar por los muertos -dice el Santo Padre-, la Iglesia contempla sobre todo el misterio de la Resurrección de Cristo que por su Cruz nos obtiene la salvación y la vida eterna. La Iglesia espera en la salvación eterna de todos sus hijos y de todos los hombres".

Tras subrayar la importancia de las oraciones por los difuntos, el Pontífice afirma que las "oraciones de intercesión y de súplica que la Iglesia no cesa de dirigir a Dios tienen un gran valor. El Señor siempre se conmueve por las súplicas de sus hijos, porque es Dios de vivos. La Iglesia cree que las almas del purgatorio "son ayudadas por la intercesión de los fieles, y sobre todo, por el sacrificio propiciatorio del altar", así como "por la caridad y otras obras de piedad".

En razón a ello, el Papa a los católicos "a rezar con fervor por los difuntos, por sus familias y por todos nuestros hermanos y hermanas que han fallecido, para que reciban la remisión de las penas debidas a sus pecados y escuchen la llamada del Señor".

Halloween como negocio

Una cultura de consumo que propicia y aprovecha las oportunidades para hacer negocios, sin importar cómo. Hollywood ha contribuido a la difusión del Halloween con una serie de películas en las cuales la violencia gráfica y los asesinatos crean en el espectador un estado morboso de angustia y ansiedad. Estas películas son vistas por adultos y niños, creando en estos últimos miedo y una idea errónea de la realidad. El Halloween hoy es, sobre todo, un gran negocio. Máscaras, disfraces, dulces, maquillaje y demás artículos necesarios son un motor más que suficiente para que algunos empresarios fomenten el "consumo del terror". Se busca además favorecer la imitación de las costumbres norteamericanas por considerarse que esto está bien porque este país tiene chapa de "superior".

Sugerencias para los padres de familia en Halloween

¿Cómo darle a los hijos una enseñanza auténtica de la fe católica en estas fechas? ¿Cómo hacer que se diviertan con un propósito verdaderamente católico y cristiano? ¿Qué podemos enseñarles a los niños sobre esta fiesta?

Ante la realidad que inunda nuestro medio y que es promovida sin medida por el consumismo nos preguntamos ¿qué hacer? ¿Taparnos los ojos para no ver la realidad? ¿Buscar buenas excusas para justificar su presencia y no darle mayor importancia a este "juego"? ¿Debemos prohibirles a nuestros hijos participar en el halloween mientras que sus vecinos y amigos se "divierten"? ¿Serían capaces los niños de entender todos los peligros que corren y por qué de nuestra negativa a participar en esto?

La respuesta no es sencilla, sin embargo creemos que sí hay algunas cosas que podemos hacer: 
Lo primero es organizar una catequesis con los niños en los días anteriores al Halloween, con el objeto de enseñarles el por qué de la festividad católica de Todos los Santos y los Fieles Difuntos, haciéndoles ver la importancia de celebrar nuestros Santos, como modelos de la fe, como verdaderos seguidores de Cristo.

En las catequesis y actividades previas a estas fechas, es buena idea que nuestros hijos inviten a sus amigos, para que se atenúe el impacto de rechazo social y sus compañeros entiendan por qué no participan de la misma forma que todo el mundo.

Debemos explicarles de manera sencilla y clara, pero firme, lo negativo que hay en el Halloween y la manera en que se festeja. Es necesario explicarles que Dios quiere que seamos buenos y que no nos identifiquemos ni con las brujas ni con los monstruos, pues nosotros somos hijos de Dios.

Proponemos a los padres de familia una opción para sus hijos, pues seguramente los niños querrán salir con sus amigos en la noche del Halloween: Los niños pueden disfrazarse de ángeles y preparar pequeñas bolsas con dulces, regalos o tarjetitas con mensajes y pasar de casa en casa, y en lugar de hacer el "obsequio o truco" o de pedir dulces, regalarlos a los hogares que visiten y que expliquen que entregan dulces porque la Iglesia Católica tendrá muy pronto una fiesta muy importante en la que se celebra a todos aquellos que fueron como nosotros deberíamos ser: los Santos.

Aunque este cambio no será sencillo para los niños, es necesario vivir congruentemente con nuestra fe, y no permitir que los más pequeños tomen como algo natural la connotación negativa del halloween. Con valor y sentido cristiano, los católicos podemos dar a estas fechas, el significado que tienen en el marco de nuestra fe. 

Estudios Bíblicos para armar Sermones: Primera de Pedro

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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¡Hostilidad!
1 Pedro 1:1–5
Corría el año 64 d.C. en la ciudad de Roma. Ese verano, un incendio destruyó gran parte de ella. Muchos creían que el mismo emperador Nerón era responsable del siniestro. Sin embargo, para evitar el odio del pueblo, el soberano culpó de la tragedia al pequeño pero creciente grupo de los llamados cristianos, dando inicio así a una época de tremenda persecución contra ellos a todo lo largo y ancho del imperio romano.
Hasta entonces, el cristianismo se había considerado como una secta procedente del judaísmo, religión que las autoridades toleraban. No obstante, fue precisamente en esa época que el movimiento tomó su identidad singular y fue terminantemente prohibido. De repente, los creyentes empezaron a ser considerados como criminales, lo que provocó olas de represión y persecución por causa de su fe.
En tales circunstancias, el apóstol Pedro sintió la necesidad de escribir esta carta. Los destinatarios se hallaban muy lejos de Roma porque eran habitantes de Asia Menor. Probablemente por eso todavía no experimentaban la persecución en forma grave, pero sí eran objeto de hostilidad y burlas por parte de sus coterráneos. El escritor les advierte que tendrían que soportar sufrimientos mayores.
Pocos años después, tanto Pablo como Pedro fueron ejecutados en la misma ciudad imperial a consecuencia de las persecuciones de Nerón.
AUTOR Y FECHA
El escritor se identifica en el primer versículo como “Pedro”. El contenido de la enseñanza también manifiesta que él es el legítimo autor porque se asemeja a los mensajes que dio en el libro de los Hechos. Asimismo, algunos pasajes de la carta muestran que conoció personalmente la vida de Jesús.
Algunos han argumentado que es imposible que Pedro, que era pescador en Galilea y que no había tenido ninguna educación formal, se expresara en lenguaje tan rico y estilo literario tan elevado. No obstante, había predicado y enseñado en el mundo griego por muchos años antes de enviar la carta. Además, es muy factible que Silvano (5:12) no solamente fuera el mensajero que entregó la misiva, sino que también fuera su secretario y posiblemente contribuyera a la redacción de la misma.
La carta fue enviada aproximadamente por el año 63 o 64, tal vez un poco después del inicio de las persecuciones de Nerón.
Se conocen más datos acerca de las experiencias y personalidad de Pedro que de los demás discípulos de Jesucristo. Es provechoso estudiarlas en los evangelios y darse cuenta de su posición de liderazgo. Era el vocero de los apóstoles y mostraba entusiasmo y lealtad para Jesús y su misión.
No obstante esto, es evidente que no había comprendido lo que Jesús enseñaba sobre el sufrimiento y no aceptaba que el Señor tuviera que padecer ni que sus seguidores tuvieran que sufrir. No fue sino hasta después de la resurrección que Pedro manifestó una comprensión más clara del propósito redentor de Jesucristo mostrando un valor extraordinario. Había sido profundamente transformado. Al escribir esta carta ya tenía treinta años de experiencia en el ministerio por lo que habla con gran madurez acerca de los padecimientos en la vida de los cristianos.
Después del concilio de Jerusalén (Hechos 15), el Nuevo Testamento no menciona mucho acerca de las actividades de Pedro. Probablemente trabajó en Asia Menor, en las zonas que se mencionan en 1:1, Ilegando a Roma en los últimos años de su vida.
SITUACION HISTORICA
Primera de Pedro está dirigida a los cristianos que vivían en cinco de las provincias romanas (1:1) situadas en lo que ahora es el país de Turquía y la misiva debía hacerse circular entre todas las congregaciones de esa región
El contenido indica que los destinatarios no estaban experimentando persecuciones insoportables y que todavía las autoridades locales premiaban la buena conducta. Sin embargo, Pedro les advierte de persecuciones futuras más serias. De esto entendemos que posiblemente los cristianos de Roma ya sufrían el furor de Nerón pero la ola de represión no había Ilegado a las provincias lejanas donde vivían los recipientes de este mensaje.
En 5:13, Pedro manda saludos de los que están en “Babilonia”. A través de los siglos se ha discutido si se refería esa ciudad específicamente, la cual estaba situada al margen del Río Eufrates, o a la Roma imperial. En épocas posteriores, algunos Ilamaron a ésta última con el nombre de la primera. Si Pedro escribe desde Roma y las persecuciones ya habían comenzado en esa capital, esto explicaría que Pedro usara la palabra como una clave para que no se supiera dónde estaba. Sabemos que vivió en Roma los últimos años de su vida donde según las tradiciones, murió crucificado cerca del año 67 d.C.
PROPOSITO Y TEMA DE LA CARTA
El autor se dirige a creyentes que estaban bajo presión por parte de la sociedad en que vivían. Además, sabía que la situación empeoraría por lo que les escribe para enseñarles como debían conducirse bajo esas circunstancias difíciles. Cuando uno vive en un ambiente hostil, la prioridad es sobrevivir y tratar de actuar y hablar de tal manera que se evite en lo posible el peligro. Es un desafío muy grande honrar a Dios en medio de circunstancias adversas. Junto con estas instrucciones va el propósito de animarles.
HOSTILIDAD > SUFRIMIENTO > GLORIA
Con lo anterior en mente, analiza la relación que existe entre el sufrimiento y la gloria, haciendo hincapié en la agonía de Cristo y la victoria que resultó de ella. La carta relaciona la doctrina cristiana con la conducta del creyente basándose en el ejemplo del Hijo de Dios y enseña que el padecimiento es normal y algo que debe esperarse. La conducta santa y paciente que nuestro Señor demostró en medio del tormento es el modelo que debemos seguir. Después de las penas, Dios promete victoria y gloria a los que sufren por su nombre.
ORGANIZACION DEL LIBRO
Después de un breve saludo (1:1–2), el autor desarrolla su enseñanza en cuatro etapas. En primer lugar, Pedro enseña que el cristiano que sufre debe recordar y tener la certidumbre de que en el futuro, recibirá grandes bendiciones.
A continuación incluye una sección de exhortaciones acerca de las responsabilidades de quienes experimentan la hostilidad de los demás. El énfasis está en que el creyente necesita ser humilde y tratar de seguir haciendo el bien a los que están en su contra.
La tercera sección afirma que el creyente no debe ser acusado de mala conducta, sino por el bien que hace y que ha de sentir gozo por ello, sabiendo que Dios le dará bendición porque padece por ser cristiano. La carta termina con una serie de instrucciones para los líderes, los jóvenes y la congregación en general.
Salutación 1:1–2
I.
El creyente que sufre debe recordar su esperanza y ministerio. 1:3–2:10
II.
El creyente tiene el deber de permanecer sumiso aunque sufra injusticias. 2:11–3:12
III.
El creyente que sufre por su buena conducta será bendecido. 3:13–4:19
IV.
El autor explica los deberes de una comunidad que pasa por pruebas. 5:1–11
Conclusión 5:12–14
VIVA SEGURO EN UN MUNDO INCIERTO 1:1–5
Los versículos 1–2 del primer capítulo son la salutación y es en donde se identifican al autor y los destinatarios. Asimismo se describen las circunstancias problemáticas en que vivían quienes reciben la carta. Generalmente, dispersión se refería a los judíos que desde los tiempos del exilio en Babilonia vivían fuera de Palestina. Pero aquí se refiere a todos los cristianos (judíos y gentiles) esparcidos por las cinco provincias romanas del norte de Asia Menor.
¡PENSEMOS!
Cuando una persona viaja a un país extranjero, ¿Cuáles son los factores que le hacen sentir inseguro? ¿Qué cosas le pueden ayudar para que se sienta tranquilo, aunque esté lejos de su hogar o país?
Rechazados por el mundo (v. 1).
Los judíos cristianos habían sido literalmente expatriados y tenían que vivir lejos de su nación. De la misma manera, a todos los creyentes nos pasa lo mismo en lo espiritual. Primera de Pedro 2:11 y Hebreos 11:13 enseñan que somos “extranjeros y peregrinos en la tierra” porque vivimos lejos de nuestra patria celestial en donde se encuentra nuestra verdadera ciudadanía.
Por esa razón, tenemos que habitar en medio de una sociedad que no nos acepta; en un mundo que no ofrece seguridad. Todo cristiano está expuesto a los caprichos de otros y a peligros e injusticias de parte de los que no honran a Dios. Cristo dijo: “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece” (Juan 15:18–19).
Escogidos por Dios. (v. 2).
El creyente no encuentra su identidad y sentido de pertenencia en el mundo que lo rodea, pero tiene la seguridad de que Dios lo ha seleccionado para ser de él y darle una ciudadanía en el cielo. Cuando se siente sólo y perdido dentro de la gran masa de una sociedad que no lo entiende y que está en su contra, debe recordar que Dios se fijó en él, lo escogió y lo amó; es un tesoro que el Señor ha tomado para sí mismo.
Este versículo especifica los pasos sobrenaturales que el Altisimo dio con el fin de salvarnos, indicando que cada una de las personas de la divina Trinidad participó en ese proceso.
1)     El Padre seleccionó al individuo para salvarlo: fue elegido según la presciencia de Dios.
2)     El Espíritu Santo nos apartó para el Padre Celestial y obró para llevarnos a creer en Cristo iniciando el proceso de santificación.
3)     El resultado de la obra del Padre y del Espíritu, es que el individuo respondió al llamado a la salvación y obedeció a ese llamamiento (1:22).
4)     La sangre de Jesucristo se “roció”, o derramó en su muerte para limpiar o perdonar los pecados.
PADRE
Escogidos
ESPIRITU SANTO
Apartados
JESUCRISTO
Perdonados
La presciencia de Dios no sólo enseña que él sabía de antemano quien sería salvo. En la Biblia esto significa que así lo decidió desde antes de la creación del mundo (2 Tesalonicenses 2:13–14, Efesios 1:4–5; compare la palabra “conocer” en Amós 3:2, Hechos 2:23 y Romanos 11:2). Es un misterio que no se comprende totalmente, porque las Escrituras enseñan también que el individuo necesita oír el evangelio y confiar en Cristo como su Salvador. No fue el hombre el que tomó la iniciativa para buscar a Dios, sino que él nos buscó primero. Siempre hay que recordar que la salvación comenzó con el Creador y depende únicamente de él.
El creyente se siente maravillado, con actitud de gratitud y adoración cuando se da cuenta de que es objeto especial del amor y selección del Rey del Universo y porque las tres divinas personas intervienen realizando una serie de obras esenciales para que cada individuo llegue a conocer a Cristo. Sólo por esta maravillosa obra de la gracia de Dios puede un hombre o mujer pertenecer al Señor y llegar a ser ciudadano del cielo (Filipenses 3:20). Por eso debemos sentirnos seguros y animados aun en medio de la hostilidad que encontramos en el mundo.
¡PENSEMOS!
Lea los versículos 3–5 y busque las respuestas a las siguientes preguntas: ¿Qué derecho tiene el creyente de recibir una herencia? ¿Qué impulsó a Dios a salvarnos? ¿Dónde está la herencia? ¿Cuándo la recibiremos? ¿Qué nos asegura la herencia?
Hechos hijos de Dios (v. 3).
Esperanza es una palabra clave en este versículo. El que está en peligro y se siente inseguro e intranquilo, la necesita urgentemente. Esta cualidad no da lugar a dudas, como la persona que dice “Espero que así sea”. La esperanza como se usa en la Biblia es algo concreto que Dios ha prometido y por lo tanto, respalda y es segura. Puesto que el Señor afirma esto, entonces cada cristiano puede sentirse maravillosamente optimista con respecto al futuro. Si el presente no nos ofrece seguridad y optimismo, entonces necesitamos esperar algo bueno en los días que vendrán. ¡El cristiano tiene un porvenir maravilloso! Enseguida veremos por qué.
Pedro alaba a Dios en el versículo 3 porque él hizo un milagro especial. Nos hizo nacer de nuevo cuando confiamos en Jesucristo como nuestro Salvador. Su enorme compasión condescendió con los necesitados y decidió regenerarnos (Juan 3:7, 2 Corintios 5:17). Esta misericordia es amplia y suficiente para cubrir cualquier necesidad del hombre o la mujer por más pecadores que sean.
Pedro habla de la resurrección de Cristo como el único medio de la salvación; además por su muerte nos dio nueva vida. Eramos esclavos del pecado, pero gracias al sacrificio y resurrección de nuestro Redentor, obtuvimos una nueva existencia.
Hechos herederos. (v. 4)
Nacer en la familia del Padre Celestial tiene consecuencias positivas. Entre ellas se encuentra la de que nos convertimos en herederos de Dios. ¿Cuál es la herencia del creyente? En primer lugar, una personalidad distinta, porque llegaremos a ser como él (1 Juan 3:2); además, participaremos de su gloria (Romanos 8:29–30); recibiremos vida eterna (Marcos 10:17) y el reino de Dios (1 Corintios 15:50). Nuestros cuerpos resucitarán (Filipenses 3:20) y por último, Pablo dice que “todo es vuestro” (1 Corintios 3:21–23). Esta herencia no puede ser destruida, es incorruptible, no tiene defecto, porque es incontaminada, no se consume ni se gasta con el tiempo, es inmarcesible.
Preservados por el poder de Dios (v. 5).
El versículo anterior subraya la permanencia de la herencia que Dios nos ha reservado, en este, Pedro afirma que el poder divino nos protege para que lleguemos a gozar de la herencia prometida. El creyente está circundado, rodeado, como si fuera por una compañía de soldados. El poder del Creador pone un cerco alrededor de sus hijos con el fin de preservarlo de cualquier poder que trate de destruir su relación con su Señor. El futuro del cristiano y su herencia son tan seguros que Pablo dice que ya hemos sido glorificados (Romanos 8:30). Lo único que falta es la revelación pública de nuestra gloria la cual será manifestada.
Un hombre de Dios exclamó, “¿Quién puede quejarse de los problemas durante el viaje si el camino se dirige a casa?” Viajar por un país extranjero tiene sus peligros, amenazas y produce nerviosismo, pero el cristiano está seguro en el poder del Padre Celestial. No tiene nada que temer ni dudar porque el Altisimo lo ha escogido. La Santa Trinidad intervino para redimirlo y está esperando la herencia gloriosa que recibirá cuando llegue a su patria y hogar celestial. ¡Tiene una grande esperanza y optimismo!
¡PENSEMOS!
¿Qué experiencia o problema difícil hace que usted se sienta inseguro? ¿Es posible que se haya concentrado más en el problema que en Dios? ¿Le ayuda recordar que él le salvó y que usted es un amado hijo de él? ¿Cuál es la bendición futura que le da a usted más confianza y gozo? ¿Qué puede hacer ahora para agradecer al Rey del Universo esta seguridad?
2
Sometidos a Prueba
1 Pedro 1:6–12
El siglo XX ha traído intensos sufrimientos a muchas vidas y familias. La violencia de los conflictos armados, el terrorismo, la delincuencia y la opresión matan y aplastan a los seres humanos. Por su lado, los terremotos, erupciones volcánicas, tempestades e inundaciones causan daños materiales y personales incalculables. La enfermedad provoca debilidad, dolencia y luto y todos padecemos por diversos motivos, ya sea por sueños irrealizados, fracasos que no pueden olvidarse o relaciones familiares destruidas. La vida humana es dura y dolorosa, a tal punto, que algunos dudan de la existencia de Dios.
¿Puede el humano comprender el significado de todas estas penas? ¿Qué postura debe tomar cuando se presentan? ¿Qué actitud ha de tener un cristiano cuando pasa por una experiencia negativa?
El pasaje mencionado se tratará en dos secciones. Los primeros versículos enseñan que el Señor tiene un propósito muy específico al permitir las tribulaciones en la vida del cristiano. Además, el apóstol Pedro habla de las emociones positivas que debemos sentir a pesar de los padecimientos.
En los últimos tres versículos, el autor introduce el misterio del sufrimiento y gloria que se aprecia en la vida del Jesucristo. El interés que los profetas y ángeles tienen en este acontecimiento debe hacer que el hijo de Dios agradezca la maravilla de la salvación que Cristo provee.
1:6–9
1:10–12
Las pruebas refinan la fe.
La gloria sigue al sufrimiento.
¡PENSEMOS!
Medite cuidadosamente en los versículos 6–9. ¿Qué emociones encuentra en ellos? ¿Cuál es el propósito real de las pruebas que pasa el cristiano? De esta figura, ¿qué se puede aprender con relación al proceso de refinar nuestra fe? ¿Cuáles son los detalles en esta porción que le ayudan a tener la perspectiva correcta de las aflicciones?
LAS PRUEBAS REFINAN LA FE 1:6–9
Los versículos 3–5 tenían como objeto animar a los lectores dándoles la seguridad de que Dios tiene reservado para ellos un futuro de grandes bendiciones, las cuales recibirán cuando se cumpla la etapa final de la salvación al estar con Jesucristo. Según eso, el creyente ha de tener esperanza y vivir con optimismo porque cree en el cumplimiento de las grandes promesas divinas.
El versículo 6 comienza diciendo que esa esperanza proporciona gran alegría y de ahí hasta el 9, continúa describiendo las emociones que palpitan en el corazón del cristiano.
No es fácil para el humano sentir optimismo y alegría en medio de las tribulaciones. La vida trae penas, dolores y desilusión. Pero los autores bíblicos, como Santiago en su capítulo 1:2–4, nos instruyen diciendo que podemos regocijarnos aun en medio de ellas. ¿Cómo es esto posible? ¿Por qué es razonable?
Pedro afirma en este pasaje varias verdades acerca de las penas de los creyentes. Cuando comprendemos estas enseñanzas, entonces aprendemos la perspectiva bíblica para fortalecernos en medio de los problemas. Descubramos con el apóstol Pedro cómo debemos ver tales contrariedades.
Las tribulaciones son temporales (v. 6).
Por un poco de tiempo es la expresión que el apóstol usa. También Pablo habla de “esta leve tribulación momentánea” (2 Corintios 4:17). A nosotros esos momentos pueden parecernos demasiado largos y algunas personas sufren toda la vida, pero Dios y su pueblo tienen otra perspectiva acerca del tiempo, porque la eternidad de gloria y bendición permanece para siempre. En contraste, nuestras aflicciones tienen poca duración.
Recordemos cuando éramos niños y nuestros padres prometían llevarnos a pasear. ¡Aunque sólo faltaban cinco días, nos parecían un año! La madurez espiritual y el conocimiento de la Palabra de Dios nos proporcionan la perspectiva divina que nos asegura que en la eternidad seremos sanos y fuertes, que estaremos seguros, tranquilos, sin tener que derramar lágrimas ni sentir dolor.
No todas las aflicciones duran toda la vida. Dios sabe lo que necesitamos y cuánto podemos soportar. El conoce cuándo se ha cumplido su propósito en nosotros.
CUANDO PASAMOS POR UNA PRUEBA
DIOS ESTA EN CONTROL
TANTO DEL TERMOSTATO COMO DEL RELOJ
Las tribulaciones son necesarias (v. 6).
Si Dios permite una prueba, es porque es imprescindible. El no desea que suframos sin propósito; más bien está llevando a cabo sus maravillosos y eternos designios para nuestro bien, para el de otros y para su gloria. El creyente está en la “escuela de Dios”; nos está forjando para que seamos como su Hijo y transformando día con día para que mostremos al mundo cómo es su divina persona. En otras palabras, nos está preparando para llegar al cielo.
Pablo escribió en Romanos 8:28 que para los creyentes “todas las cosas les ayudan a bien”. Recordemos el pastel que prepara la madre o la esposa. Utiliza en su elaboración varios ingredientes que aisladamente no tienen buen sabor como la harina, el polvo de hornear y la manteca. Otros sí son apetitosos, como el azúcar y la fruta. De la misma manera son las experiencias que Dios diseña para sus hijos. Algunas son agradables y otras amargas. ¡Pero todas contribuyen para hacer un “pastel” bello y sabroso cuando sale del horno!
Las tribulaciones son difíciles (v. 6)
El lenguaje de Pedro demuestra que él sentía junto con los destinatarios el dolor de las pruebas que estaban pasando; sabía cuán pesadas eran y que podían causar además de trastornos físicos y materiales, angustia mental y emocional. El autor conocía lo penoso, doloroso y deprimente que pueden ser los problemas que enfrentamos.
Todavía podía recordar el miedo y vergüenza que sintió la noche en que negó a su Señor; los azotes y amenazas que sufrió por parte del concilio. Traía a la memoria la prisión y el peligro de muerte en que se había encontrado. Sí, Pedro había experimentado en carne propia lo que es sufrir por Jesucristo, pero había aprendido a ver todo desde el punto de vista divino y de la eternidad.
Las tribulaciones son variadas (v. 6).
Como los múltiples colores del arco iris son diferentes, así es la gama de problemas. Impactan el cuerpo, la mente o las emociones. Pueden afectar a nuestro matrimonio, a los hijos, la familia o a los amigos. A veces producen cambios difíciles en el trabajo, los estudios o los proyectos y sueños personales. En ocasiones ponen en peligro la vida, provocan soledad, nos incapacitan o debilitan.
Estos nos enseñan que no debemos sorprendernos de ninguna experiencia, aun la más inesperada. Dios sabe lo que necesitamos para cumplir sus propósitos. Tampoco debemos comparar nuestras experiencias con las de otras personas aunque a veces nos parezca que ellos no padecen problemas tan difíciles como nosotros, pero el Señor conoce a cada persona y sólo él sabe lo que puede sufrir ahora o en el futuro. El calendario de problemas y causas de sufrimiento varía.
El humano siempre sueña con el momento en que sus pruebas terminen y pueda vivir tranquilo. Dios no promete la desaparición de ellos por completo, sino que los ejemplos en la Biblia muestran que las dificultades son una circunstancia normal para los humanos. Cuando termine una prueba, puede comenzar otra. Pero de distinta naturaleza, porque se nos dice que pasaremos por “diversas pruebas”.
Las tribulaciones refinan la vida espiritual (v. 7).
Lo que purifica al oro es el crisol. El encargado o “acrisolador” calienta el oro en una caldera hasta hacerlo líquido. Poco a poco, la llamada “escoria”, lo que no es oro, sube a la superficie. Con cuidado y paciencia, va quitando todo lo que flota. Después, observa atentamente el metal hasta que no quedan materiales contaminantes y la superficie brilla con claridad.
Dicen que cuando el oro es cien por ciento puro, el acrisolador puede ver su propia imagen reflejada en él porque se asemeja a un espejo. Job dijo tocante a Dios, “Mas él conoce mi camino; me probará, y saldré como oro” (Job 23:10).
¡Qué bella esta comparación del acrisolador con Dios y la comparación del oro con la fe! El Creador está depurando pacientemente nuestra fe. No es fácil, porque se requiere que el creyente pase por el fuego de las pruebas y las tribulaciones.
Pero, ¡vale la pena! Pedro dice que la fe es más valiosa que el oro. El oro perecerá, pero la confianza en Dios trae resultados eternos. La fe produce la alabanza divina, la gloria y la honra para nosotros y para Jesucristo cuando regrese en gloria. Ignacio, un líder cristiano de la antigüedad, fue encarcelado por su fe en Cristo pero llamó a sus cadenas “perlas espirituales”.
Las pruebas en la vida del cristiano tienen un propósito, aunque en el momento de sufrirlas tal vez no lo entendemos a la perfección. Sin embargo, nos está haciendo mejores personas. La tribulación revela la debilidad, y el carácter se transforma porque éstas nos obligan a acercarnos al Señor y a depender más de él. Dios desarrolla nuestra fe por medio de ellas.
En medio de las tribulaciones el cristiano ha de amar a Cristo (vs. 8–9).
Al estudiar este pasaje, el creyente debe sentir con Pedro todas la emociones que él describe. En el versículo 2 afirma que es un ser muy especial y privilegiado, porque Dios lo escogió para la salvación. En el versículo 3 habla de que tiene una bendita esperanza por ser hijo de Dios. Más adelante habla de gozo (v. 6) porque su herencia está bien segura. Después, en el mismo versículo, menciona la aflicción, pero ésta no debe quitarnos la felicidad.
El autor expresa el afecto que siente por Jesucristo, un amor que los lectores tenían aunque nunca habían visto al Señor en carne, pero Pedro sí. Jesús le había preguntado tres veces “¿Me amas?”, y cada ocasión afirmó su amor para el Señor (Juan 21:15–17). El apóstol había pasado por una prueba de su fe y había negado a Jesús. Después se había arrepentido con muchas lágrimas. Porque había pasado por la prueba ahora amaba mucho más a su Salvador. Pocos días después, en el día de Pentecostés, demostró gran valor y fe cuando se atrevió a predicar a las multitudes. Su fe se había fortalecido y su amor para Jesús crecía.
La alegría que Pedro menciona es muy intensa y fuerte: un sentimiento interno, profundo, inexpresable y glorioso. Según el versículo 8, este mismo gozo lo experimenta la persona que confía (creyendo) en Jesucristo aún en medio de las aflicciones de la vida. El versículo 9 dice que el creyente que confía, que ama a Cristo y que goza esta relación profundamente, está experimentando el resultado (fin) de su fe. Es un fruto de la nueva vida que tiene en Cristo.
Los versículos 8 y 9 enseñan que los cristianos podemos saborear y disfrutar por lo pronto una muestra de la gloria que gozaremos en la presencia del Señor. Las claves son que debemos:
1)     amar a Jesucristo,
2)     confiar en él,
3)     regocijarnos y
4)     apropiarnos (obtener) todo lo que la salvación nos provee.
No solo esperamos el futuro glorioso; ahora podemos empezar a experimentar el gozo. ¡Dios decide qué experiencias vamos a pasar; nosotros decidimos cómo vamos a pasarlas!
“UN POCO DE FE LLEVA EL ALMA AL CIELO,
PERO MUCHA FE TRAE EL CIELO AL ALMA”
Carlos Spurgeon
¡PENSEMOS!
¿Qué tipo de tribulación está usted experimentando? ¿Cómo debe manifestar su fe en Cristo durante ella? ¿Cómo cree que Dios está fortaleciendo su fe por medio de este problema? Si usted no ve el propósito de la prueba, ¿cómo le ayudará la fe? ¿Siente amor por el Señor y alegría a pesar de la aflicción? ¿Qué tiene que ver la fe con el experimentar esas emociones positivas? ¿Qué debe hacer usted para “traer el cielo a su alma”?
DESPUES DEL SUFRIMIENTO, VIENE LA GLORIA 1:10–12
Pedro magnifica la grandeza de la salvación en varias maneras. Es grande porque Dios nos escogió de antemano (v. 2). En segundo lugar, porque nos da una esperanza segura (vv. 3–5). También porque hace que el creyente se regocije en Dios y ame a Cristo aun en medio del sufrimiento (vv. 6–9). En los versículos 10–12, el escritor agrega otra enseñanza que muestra lo extraordinario de la salvación. Los mismos profetas del Antiguo Testamento deseaban comprender lo que profetizaban sobre ella pero su conocimiento era limitado. Aun los ángeles del cielo desean conocer las grandes obras que Dios planea.
Los profetas anunciaban que el Mesías traería bendición al mundo (v. 10).
Estos voceros del Antiguo Testamento recibieron de Dios muchas profecías acerca de Jesucristo. Sin embargo, no entendían el significado de todo lo que escribían. Esto hizo que se dedicaran a estudiar atentamente las promesas divinas y las Escrituras, porque querían entender la bendición que el Mesías traería al mundo. Sin embargo, seguían con muchas dudas.
Los profetas no entendieron por qué había de haber sufrimiento antes de la gloria (v. 11).
Pedro habla aquí de un tema específico que esos mensajeros no comprendieron. Dios les revelaba profecías sobre el sufrimiento del Siervo de Dios. Sin embargo, otras profecías decían que el Mesías sería un personaje poderoso y victorioso. Lo cual les hacía preguntarse: “¿En qué tiempo y en qué clase de circunstancias podría el Mesías ser una persona sufrida y a la vez victoriosa?”
En Lucas 24:25–27, Jesús habló con los discípulos en el camino a Emaús. Les expuso este mismo tema para que entendieran que el Mesías tendría que sufrir y después ser glorificado: “¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?” Aun así, no captaron en toda su magnitud que Cristo vendría por segunda vez para manifestar su gloria.
Los profetas escribieron para nosotros (v. 12).
¡Qué privilegio saber que Dios inspiró a los autores del Antiguo Testamento para que sus escritos y sus profecías fueran de bendición para nosotros! Por supuesto, sirvieron de base para que los que vivían en aquellos tiempos entendieran lo que sucedía. Sin embargo, Pedro dice que hay enseñanzas que no les fueron reveladas pero nosotros sí las entendemos y podemos aprovecharlas.
También el apóstol Pablo subraya que el Antiguo Testamento tiene mucho que decirnos (Romanos 15:6, 1 Corintios 10:1–11). Menciona que los acontecimientos sucedidos a la nación de Israel: “…estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” (1 Corintios 10:11).
Note el importante papel que juega el Espíritu Santo en la tarea de traernos las enseñanzas divinas. En el versículo 11 Pedro dice que fue él quien estaba en los profetas comunicando a través de ellos las enseñanzas acerca de Cristo. Además, sabemos que los guiaba cuando anotaban las palabras del Antiguo Testamento para que no se equivocaran en ningún detalle (2 Pedro 1:21, 2 Timoteo 3:16). Y el versículo 12 señala que esa divina persona estaba en los que predicaban el evangelio en el tiempo de Pedro, iluminando su entendimiento y capacitándoles para comunicar la verdad. Dios supervisó todo el proceso de llevar su mensaje a los hombres.
Pedro añade un dato más que nos hace apreciar el privilegio que tenemos de conocer a Cristo y de entender tanto los sufrimientos como la majestad del Mesías. No sólo los profetas anhelaban descubrir este secreto, ¡también los ángeles del cielo querían saber este misterio!
Es interesante ver en otros pasajes bíblicos que los ángeles están observando las obras de Dios (1 Corintios 4:9, Efesios 3:10). Aun ellos desconocían lo que Dios planeaba. Los ángeles se daban cuenta de que algo maravilloso iba a pasar, pero no se les había dado a conocer.
No obstante, por la gracia de Dios, ¡nos tocó a los cristianos entenderlo! Aprender que el Hijo de Dios vino del cielo y que sufrió y murió por nosotros. Además, sabemos que regresará en gloria y poder para juzgar a los hombres y para reinar sobre el mundo.
El sufrimiento y la gloria
Estos tres versículos (10–12) introducen una enseñanza que es muy clave. Necesitamos captarla para apreciar el gran impacto que tiene esta primera carta de Pedro. La encontremos muchas veces en ella. La enseñanza es esta: los cristianos experimentamos primero el sufrimiento, y después disfrutamos la gloria. El ejemplo de Jesucristo lo confirma:
“puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”. (Hebreos 12:2)
SUFRIMIENTO > GLORIA
Sucede lo mismo en la vida del creyente. La cruz viene antes de la corona; la tierra antes del cielo; el sacrificio antes del triunfo; la guerra antes de la victoria. Cuando Dios permite las penas, hemos de confiar y esperar en él, porque al fin traerá la victoria y la tranquilidad.
¡PENSEMOS!
¿Recuerda usted alguna vez en que haya experimentado primero lo difícil y después, como resultado, lo bueno? ¿Cómo influyen los versículos 10–12 en su actitud hacia el Antiguo Testamento? ¿hacia Jesucristo? ¿hacia la salvación? ¿hacia las pruebas?
Piense en varias razones por qué el creyente puede regocijarse en medio de las tribulaciones ¿Qué nuevo descubrimiento hizo usted en los versículos 6–12? ¿Quién fue quien le comunicó el evangelio de Jesucristo? ¿Le ha dado las gracias?
¿Con quién debe usted compartir el evangelio? Ore con otro cristiano para que el Señor le ayude a compartir las buenas nuevas con esa persona. Según el versículo 12, ¿Quién le capacitará para hecerlo?
3
¡Santidad!
1 Pedro 1:13–21
“Las actitudes determinan las acciones”. Este lema es muy adecuado para introducir estos versículos. Enfrentarse a una sociedad hostil requiere tener actitudes correctas y una conducta que sea congruente. Este párrafo continúa desarrollando uno de los temas tratados anteriormente, el de la esperanza, que se menciona en los versículos 3, 13 y 21.
Por otro lado, a partir de aquí el estilo del autor varía. Previamente no había dado exhortaciones directas, pero ahora comienza una serie de mandatos. También cambia la intención de su escrito al introducir el párrafo con las palabras “por lo tanto”. Con esto quiere decir que después de las enseñanzas dadas, las exhortaciones que siguen están bien fundamentadas porque el creyente ha recibido muchas bendiciones de Dios y su futuro está asegurado. Además, el Padre Celestial está supervisando las pruebas que sufre. Es lógico que el hijo que cree responda con las actitudes y conducta que glorifiquen al Altísimo.
En este pasaje, los tres mandatos principales señalan tres divisiones:
v. 13
vv. 14–16
vv. 17–21
Esperad por completo en la gracia.
Sed también vosotros santos.
Conducíos en temor todo el tiempo.
Algunas otras responsabilidades y conceptos giran alrededor de cada uno de estos imperativos. Además, Pedro incluye varias enseñanzas para incentivar al creyente a obedecer los mandatos divinos. (En el próximo capítulo seguiremos viendo otros mandamientos que pertenecen a la misma serie, en 1:22 y 2:2).
¡ESPERAD! 1:13
Antes de dar el mandato “esperad”, el autor nos advierte de una responsabilidad, la cual provee la clave para entender todo el pasaje: ceñid los lomos de vuestro entendimiento
Esta expresión era una figura conocida en aquella cultura donde se usaba la toga como prenda de vestir. Para trabajar, caminar o correr, el hombre la levantaba y aseguraba con el cinturón, permitiéndole así tener más libertad de movimiento. Entonces, esto significa: “preparen su mente para la acción”. “¡Analicen, reflexionen, mediten, cuiden cómo piensan y qué actitud deben tomar!”. A lo largo del pasaje, Pedro lista los temas que deben ocupar nuestros pensamientos y determinar nuestra conducta. Este mandato implica que, para vivir con esas cualidades, se requiere atención, aprendizaje y razonamiento.
En contraste con los creyentes, el versículo 14 dice que los hombres sin Cristo viven en un estado de ignorancia. Todos éramos así antes de recibirlo como Salvador, íbamos navegando por la vida en tinieblas y falta de sabiduría. Lejos de ser una fe diseñada para los que no piensan, el cristianismo ilumina y enseña al hombre. Vivir una vida que agrade a Dios requiere de estudio e inteligencia.
El versículo 18 comienza con la palabra “sabiendo”. Este vocablo subraya el hecho de que el creyente ha de conocer mucho acerca de Dios, de Jesucristo, de sí mismo, del mundo en que vive, de la salvación y muchos otros temas; que ha de mantener su mente alerta y despierta para captar cuál es la voluntad de Dios. Además necesita sentir los móviles divinos y saber aprovechar los recursos espirituales que Dios le ha dado.
Es posible también que Pedro comenzara con este mandato sobre el entendimiento para advertir al lector que es necesario razonar con cuidado para comprender todo lo que el autor quiere decir en este párrafo.
¡PENSEMOS!
Medite cuidadosamente en los versículos 13–21. ¿Cuáles son las distintas actitudes que el creyente debe manifestar? ¿Cuáles son los incentivos para obedecer a Dios? ¿Cómo se describe Dios en los versículos 16, 17, 21? ¿Por qué es el alto costo de nuestra salvación una motivación para reverenciar a Dios? ¿Cuáles versículos incluyen de nuevo los temas de sufrimiento y gloria?
Otro mandato aun más específico en cuanto a nuestra actitud es: sed sobrios. La idea es “ser disciplinado, controlado y estable”. No sólo se trata de evitar las sustancias que embriagan, sino ser congruente y moderado en las actitudes, en el hablar, en nuestras reacciones y conducta. La sobriedad requiere tener prudencia y restringir el uso del poder, los derechos y los privilegios.
Esperad por completo es el concepto central del versículo 13. A pesar de vivir en una sociedad enemiga, el creyente ha de vivir en una actitud de optimismo permanente. Su conducta, reacciones hacia sus opositores, y relaciones con todos han de ser gobernados por esta cualidad.
No es un optimismo sin razón. Confiamos fervientemente en la venida de Jesucristo y las bendiciones que ella traerá. Este acto glorioso marcará el fin de nuestros sufrimientos y de la oposición del mundo, trayendo el castigo contra los que oprimen a los desvalidos y el inicio del nuevo orden mundial.
SED SANTOS 1:14–16
Ser santos como hijos obedientes v. 14
¡Un hijo obediente regocija el corazón de su padre! Y el padre que es recto y da buen ejemplo a sus hijos hace más probable que sus descendientes también obedezcan. “De tal palo, tal astilla” es el refrán que Pedro expresa en estos versículos.
Ser santos para no volver a vivir como antes v. 14
Vemos dos posibles estilos de vida del creyente en los versículos 14 y 15.
1)     la vida gobernada por los mismos deseos que teníamos antes de ser cristianos (v. 14) y
2)     la santidad que transforma todo aspecto de la vida (v. 15).
El creyente ha de escoger el segundo estilo de vida porque Dios es santo. En el versículo 14, el verbo no os conforméis se refiere a no permitir que seamos moldeados por las persistentes presiones que vienen dentro de la persona; aquellos anhelos que son provocados por un mundo carente de normas absolutas de moralidad.
Esta forma de vida se describe como deseos personales (v. 14)ignorancia (v. 14) y vanidad (v. 18). Una vana manera de vivir significa una vida sin plan ni propósito, que no logra llegar a ningún buen resultado. ¡Qué desilusión vivir una existencia que no tiene metas estipuladas por Dios o que nosotros quisiéramos cumplir! Es una vida completamente inútil.
“SED SANTOS, PORQUE YO SOY SANTO”.
Ser santos para imitar a Dios vv. 15–16
La mejor opción es la vida de santidad. Santo significa ser “diferente”, “separado de lo inmundo e impuro”, “devoto a Dios y sus propósitos”. La más fuerte motivación para serlo es que Dios mismo, quien nos salvó, es santo. El es nuestro Padre y es santo. Por lo tanto, hemos de ser imitadores de él.
Algunas religiones enseñan que el hombre ha de llegar a ser un dios, pero esta es una doctrina contraria a la Biblia. Sin embargo, ser como Dios, llegar a tener las cualidades morales que él tiene, sí es bíblico.
Por su parte, el apóstol Pablo enseña acerca de esto diciendo que la meta del Creador es que el creyente sea conformado a la imagen de su Hijo Jesucristo (Romanos 8:29, 2 Corintios 3:18). También escribió a la iglesia de Galacia diciendo que anhelaba que nuestro Redentor fuera formado en ellos (Gálatas 4:19). Este proceso se desarrolla durante toda la vida del cristiano. El apóstol Juan prometió que “cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es” (1 Juan 3:2). Entonces, se entiende que Dios perfeccionará esta obra en el creyente cuando Cristo venga.
CONDUCIOS EN TEMOR 1:17–21
Estos cinco versículos giran alrededor de este mandato específico. El temor al Altísimo ha de influir en la conducta de cada creyente. Pedro provee seis razones por las cuales debemos temer a Dios.
Porque él es nuestro Padre y será nuestro juez. v. 17
Pedro continúa utilizando la figura de hijo a padre para describir la relación entre el creyente y Dios. Pero ahora añade que él también será nuestro juez.
El apóstol razona diciendo que tenemos el privilegio de tener comunión con nuestro Padre Celestial. Un hijo confía en su padre terrenal y lo obedece. Asimismo, Dios es el Juez que evalúa nuestra obra y conducta. Tanto la sumisión al Padre como el respeto al Juez deben motivarnos a mostrar profunda reverencia hacia su divina persona.
¿Cuál es el temor del que Pedro habla? Se puede decir que es reverencia, poner especial cuidado en hacer lo correcto. Es no querer entristecer el amor que Dios tiene para nosotros y hacer algo que no le agrade.
Debemos evitar caer en el extremo de creer que Dios sólo es un juez que reside lejos y envía castigos cuando el hombre peca o en el de estar tan seguros del amor, que creamos que puede tolerar nuestro pecado.
Por un lado, hemos de confiar en el amor paternal que Dios tiene para nosotros, sabiendo que él desea nuestro bien, pero que a la vez nos exige obediencia y evalúa nuestras acciones y cuando es necesario, aplica medidas serias para encaminarnos de nuevo hacia la obediencia. Como hijos de Dios hemos de tener seriedad en cuanto al pecado y lo que significa llevar una vida de santidad. ¿Estamos interesados en llegar a ser conformados a la imagen del Hijo de Dios?
Recordemos las circunstancias por las que pasaban los destinatarios de esta carta. Sufrían la oposición de una sociedad que no los aceptaba. Necesitaban apoyo, ánimo y esperanza. Pedro comenzó dándoles enseñanzas para animarlos y para que entendieran el propósito de las pruebas. Sin embargo, los creyentes a veces piensan que si experimentan penas y dolor, entonces Dios ya no espera la obediencia. Sienten que él se hace tolerante en estas situaciones y no espera mucho de su pueblo. En el versículo 7, Pedro afirma que las pruebas han de refinar la fe. Sin importar las circunstancias, Dios sigue esperando la obediencia y el crecimiento espiritual. La carta de Primera de Pedro ofrece mucha fortaleza para los creyentes que sufren. Pero comunica mucho más que esto; bosqueja las actitudes y estilo de vida que los creyentes han de tener cuando viven en una sociedad hostil.
¿Serán juzgados los que han confiado en Cristo para la salvación? Sí, pero no será un juicio para determinar si tienen derecho a ser salvos. Cuando uno cree en él como su Salvador personal, Dios perdona sus pecados y lo hace su hijo para siempre porque Cristo recibió el castigo por nuestros pecados (1 Pedro 2:24, Romanos 5:1–10).
Sin embargo, Romanos 14:10–12 y 2 Corintios 5:9–10 enseñan que seremos juzgados con respecto al servicio que hicimos para él. Cada uno recibirá la recompensa apropiada. Dios examinará, no sólo lo que ha hecho, sino también el corazón y los móviles.
También evalúa a sus hijos a cada momento con objeto de tomar las medidas adecuadas. Cuando alguien se sale de sus veredas, lo disciplina para volverlo al camino de santidad. Hebreos 12:5–11 enseña que esto es evidencia del amor del Padre Celestial para con sus hijos.
El versículo 17 asevera que Dios no tiene favoritos. Espera que todos seamos santos. No concede a ninguno licencia para pecar. Obedecer al Creador en determinada ocasión no nos da el derecho a pecar en otra.
Porque Dios nos rescató de la vida antigua v. 18
Al final del versículo 17, Pedro llama a los creyentes peregrinos, dando la idea de “expatriados” en 1:1 y “extranjeros y peregrinos” en 2:11. ¡Somos viajeros en este mundo y nada más! No pertenecemos al mundo de pecado, rebeldía y egoísmo, sino al cielo y a Dios, nuestro verdadero Padre.
El versículo 18 reitera que pertenecemos a Dios porque él nos redimió y rescató de una vida vana que no nos conducía a un destino bueno y saludable. Nos salvó de una existencia inútil y del mundo para hacernos ciudadanos del cielo.
¿TE CONDUCES COMO CIUDADANO DEL MUNDO
O COMO PEREGRINO EN EL?
Pedro reconoce de nuevo la influencia que ejercen los padres en los hijos. En los versículos 14–16 afirmó que el que cree en Dios debe seguir el ejemplo de su Padre en el cielo. Aquí explica que la vida del incrédulo muestra una conducta que a menudo, ha recibido de sus padres. Es un conjunto de hábitos, ideas, valores, principios, y costumbres que aprendió de sus antecesores. Esto no lo disculpa. Cada uno es atraído hacia el pecado por su propia naturaleza y todos somos responsables de nuestras propias acciones.
Porque la muerte del Hijo de Dios fue el precio de nuestra salvación v. 19
La reverencia para Dios se basa también en el conocimiento de la redención. La maravilla de todo lo que él hizo para obtener nuestra salvación nos motiva a respetarlo por sobre todas las cosas.
En primer lugar, rescatarnos del pecado le costó a Dios un precio infinito: la sangre de Cristo, que simboliza que nuestro Señor tuvo que morir. Es un precio mucho más alto que el oro. Jesucristo es el cumplimiento perfecto de la figura del cordero que era inmolado en el Antiguo Testamento. Es el único humano que no tuvo pecado y por eso, su sacrificio por nosotros fue aceptable y efectivo. “Llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero” (2:24).
En los tiempos bíblicos, muchas personas que vivían en el Imperio Romano eran esclavos; sólo podían lograr su libertad si alguien pagaba el precio estipulado a su amo. Algunas veces el mismo esclavo ahorraba todo lo que podía para comprar su libertad. Se sabe de casos en que junto con su amo, iba al templo pagano donde un sacerdote había guardado los ahorros y pagaba a su dueño. En un acto solemne, el precio era entregado y el esclavo quedaba libre.
El humano nunca puede comprar su libertad porque es pecador. Cristo es el cordero sin mancha, el único sacrificio eficaz por el cual el hombre puede ser librado de la esclavitud. ¡Este sacrificio hecho en nuestro favor debe motivarnos a reverenciar y obedecer a nuestro Padre!
Porque Dios diseñó la salvación desde la eternidad. v. 20
Jesucristo y los creyentes están en primer plano en el drama de la historia. El Todopoderoso determinó en la eternidad pasada que su Hijo viniera a pagar el precio de nuestra salvación. Mucho después, según el perfecto calendario divino, fue enviado al mundo en el momento exacto. El amor de Dios desde la eternidad, que incluye el sacrificio de su Hijo debe movernos a obedecerlo.
Porque la salvación fue autenticada por Dios. v. 21
Dios autenticó la salvación por medio de dos grandes evidencias. En primer lugar, resucitó a Cristo de la muerte. Este asombroso acto es el milagro más grande del cristianismo y una admirable manifestación del poder divino porque comprueba que Jesús es el Hijo de Dios y que su muerte fue el único medio eficaz para vencer el pecado y a Satanás.
En segundo lugar, Pedro dice que Dios glorificó a Jesucristo. La resurrección fue el primer paso, después lo hizo ascender al cielo y sentar a su diestra (Efesios 1:19–23), dándole autoridad sobre todo poder. Además, lo hizo cabeza de la Iglesia. Cristo glorificado muestra que nuestra salvación es una realidad.
Porque nuestra fe y esperanza están en él. v. 21
La última característica de nuestra redención es un resultado práctico y personal. Dios mismo es la base firme de confianza y esperanza.
Este estudio comienza y termina con la mención de esperanza: “Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado” (v. 13). “…y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios” (v. 21).
Los creyentes atribulados necesitan esperanza. No pueden sentirla ni tener optimismo a menos que confíen en la única persona que es inmutable y fiel. Confiamos en Dios porque Jesucristo nos salvó por su muerte en la cruz. Nos rescató del pecado y de la vida inútil que llevábamos. Todo esto es seguro y ha sido comprobado. Por ello, vivamos cada día para agradar a nuestro Creador y Padre.
CONDUCIOS EN TEMOR TODO EL TIEMPO
DE VUESTRA PEREGRINACION.
¡PENSEMOS!
Revise los mandatos de los versiculos 13, 15 y 17. ¿Cuál es el que más falla en obedecer? Según el pasaje, ¿cuáles son los eventos pasados y futuros que nos dan esperanza? ¿Siente usted esperanza y optimismo en este momento? Si no, según este pasaje, ¿Qué le falta para tener esperanza? ¿Qué significa para usted vivir una vida santa en estos dias? ¿Qué actitudes o conducta de su antigua vida le dan problemas ahora? ¿Cómo puede enseñar a sus hijos a tener un saludable temor a Dios?
4
El Pueblo de la Palabra
1 Pedro 1:22–2:3
La Palabra de Dios es el instrumento que él utiliza para llevar a cabo sus propósitos en la vida del creyente. Recordemos que en el versículo 13 Pedro mandó a sus lectores que prepararan su entendimiento porque uno de los desafíos más grandes para la mente humana es escuchar y atender lo que el Señor nos dice a través de su Palabra. En este pasaje, junto con las exhortaciones, el apóstol explica el papel que tiene diciendo que es necesaria para que el cristiano inicie su vida espiritual y la alimente.
En el capítulo anterior mencionamos que se encontraban tres responsabilidades principales: “esperad” (13), “sed santos” (14–16) y “conducíos en temor” (17–21). La lista de mandatos sigue en este pasaje donde veremos dos imperativos más:
1:22–25
2:1–3
Amaos unos a otros.
Desead…la leche espiritual.
Como hizo en el pasaje anterior, con cada mandato Pedro incluye enseñanzas para aclarar el significado del deber que tenemos como cristianos. Además, sus enseñanzas tienen por objeto motivarnos e impulsarnos a la obediencia.
EL AMOR FRATERNAL 1:22–25
Jesucristo dijo a sus discípulos que por medio del amor que se tuvieran, “conocerán todos que sois mis discípulos” (Juan 13:34–35). Entre los hermanos en Cristo es la tarjeta de presentación o etiqueta que los identifica como tales.
Escribiendo a los que sufrían en medio de una sociedad hostil, Pedro les recuerda que han de exhibir afecto fraternal. La tensión que viene al experimentar la oposición del mundo puede unir a los cristianos o puede distanciarlos. El amor se necesita para que se apoyen y se animen unos a otros en las circunstancias difíciles.
Una manera de predicar la realidad y potencia del evangelio es manifestar afecto, armonía y apoyo mutuo entre los hermanos. Una comunidad de humanos que muestra amor es un milagro divino y por fuerza atrae a otros para que reciban a Cristo. Toda persona desea ser parte de un grupo donde se sienta amor.
¡PENSEMOS!
En el versículo 22, ¿Cuáles son las características del amor que Dios manda? ¿Nos da Pedro una razón para que nos amemos unos a otros? ¿Cuál es? ¿Cuál es el efecto de la Palabra de Dios en el creyente y en sus relaciones con otros? ¿Cuál es el contraste entre el hombre y la Palabra de Dios? En su opinión, ¿cuál es la diferencia entre vive y permanece (v. 23)? ¿Cómo describiría usted la gloria del hombre? ¿Cómo difiere de la gloria de Dios?
El amor brota de la persona redimida (v. 22)
Pedro recuerda a los lectores que sólo la persona que ha experimentado la purificación de Dios en su vida puede amar a los demás en la forma que se describe aquí.
La obediencia a la verdad hace referencia al acto de creer el mensaje de salvación (1:2). Creer en Cristo es obedecer el llamado de Dios que nos ha llegado a través del evangelio (v. 25). Asimismo significa ya no tratar de huir del Señor, y dejar de ser independientes y rebeldes.
Cuando creemos en él, nuestro Salvador perdona nuestros pecados y nos da una nueva naturaleza. Por eso deseamos amar a los demás, porque pertenecemos a una nueva familia. Llegamos a tener nuevos parientes, que son los otros cristianos.
El amor fraternal es el que muestran los hermanos debido a que tienen muchas cosas en común, por ejemplo, en una familia, tienen los mismos padres, comparten la misma casa y tienen las mismas características e intereses familiares. En lo espiritual sucede algo parecido. Poseemos la misma naturaleza y al Espíritu Santo que Dios ha puesto en nosotros. Hemos de compartir los mismos propósitos y la conducta que Dios manda. Estamos obligados a amarnos mutuamente.
SI ALGUNO DICE; YO AMO A DIOS, Y
ABORRECE A SU HERMANO,
ES MENTIROSO (1 JUAN 4:20)
El amor es fruto del Espíritu Santo (v. 22)
A decir verdad, a menudo es difícil amar a otros creyentes porque no todos tienen características que atraen. Además, todos poseemos una naturaleza egoísta que lucha contra la obligación de buscar el bien de otras personas. “El deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis” (Gálatas 5:17).
Sin embargo, el Espíritu Santo vive dentro del creyente y debido a que es Dios mismo, nos motiva y capacita para amar a los hermanos. “El fruto del Espíritu es el amor…paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre…” (Gálatas 5:22–23). Amémonos los unos a los otros mediante el Espíritu.
El amor ha de ser sincero (v. 22)
El autor no deja ninguna duda en cuanto al tipo de amor que caracteriza al cristiano. No fingido significa que no es “hipócrita” o “que usa máscara”. Los actores en el drama griego usaban éstas últimas para representar su papel. El creyente no ha de amar como quien participa en una obra teatral.
El amor significa “dar” y “buscar el bien” de otra persona. Pero podemos aparentar amor cuando deseamos conseguir algo, buscando recibir sin dar. Uno puede engañar para manipular a otro y cumplir un propósito egoísta como es el de llenar sus necesidades emocionales.
Para que el amor sea sincero, la persona tiene que haber sido transformada y purificada por el nuevo nacimiento, por el Espíritu Santo y por la Palabra de Dios.
El amor requiere empeño (v. 22)
Entrañablemente se refiere a esforzarse con toda la energía que uno tiene. Es un concepto atlético que significa estirarse al límite de las capacidades. Pedro toma por sentado que no es fácil hacerlo y que requiere empeño y disciplina. Manifestar el afecto genuino para los hermanos que conocemos exige que el creyente se entregue en corazón y alma, y que dependa del poder de Dios.
Para subrayar que es una responsabilidad que exige tener fuerzas sobrenaturales, debemos entender el segundo vocablo que Pedro emplea. Primero, menciona el amor fraternal que es el que se manifiesta entre hermanos porque tienen muchas cosas en común y el segundo amaos unos a otros significa que el amor se debe manifestar aunque la conducta o cualidades de la otra persona no sean atractivas. Se usa el mismo verbo en Juan 3:16, donde Jesucristo dijo: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Dios ama al mundo, aun a los que se rebelan contra su dominio y desobedecen el orden y conducta que él estableció. A pesar de la inmoralidad, suciedad e injusticia de los humanos, el Señor nos ama y anhela que el hombre y la mujer confíen en Jesucristo que murió para perdonar nuestros pecados y hacernos nuevas personas. El Altísimo es el modelo que debemos imitar para aprender a querer a quienes no nos atraen. Esto es amor sobrenatural basado en Dios mismo, por medio de su Espíritu que vive en nosotros.
PURIFICACION Y RENACIMIENTO > AMOR
El amor es motivado por la nueva vida y está anclado en la Palabra eterna (vv. 23–25)
Los destinatarios de esta carta estaban padeciendo la crítica, la burla y el rechazo de sus amigos y vecinos. Además de la instrucción para que supieran cómo debían conducirse en tales circunstancias, necesitaban conocer que hay anclas que son firmes e inamovibles.
Pedro ya mencionó las verdades que el cristiano posee: la elección eterna (v. 2), su herencia guardada en el cielo (v. 4) y las profecías que Cristo cumplió (vv. 11–12). También, señaló la santidad del carácter de Dios (v. 16), el sacrificio de Cristo en la cruz (v. 19), su resurrección (v. 21) y su segunda venida (v. 13). Rodeados como estaban de incertidumbre, necesitaban asirse de lo que es cierto, poderoso y eterno.
A continuación procede a recordarles que existen otros dos fundamentos seguros:
1)     La salvación personal que transformó sus vidas y
2)     la indestructible Palabra que Dios usó para salvarlos.
Cuando el Todopoderoso salva a la persona, purifica su alma por medio del perdón, creando una nueva naturaleza en su vida por la presencia del Espíritu Santo. Entonces debemos rechazar la práctica y las actitudes que no manifiestan amor a los demás y que son pecado. Veremos una lista de estas en 2:1. Hemos de querer a otros, especialmente a los que también han nacido en la misma familia espiritual.
La nueva vida comienza con una semilla que Dios siembra en el corazón; esta es la Palabra de Dios que “es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos” (Hebreos 4:12) . La semilla, regada por el Espíritu Santo, germina cuando uno la acepta por fe. Entonces esa simiente brota produciendo la nueva vida espiritual.
Pedro subraya la permanencia de la Palabra de Dios aduciendo que contiene el evangelio y la pone en contraste con la gloria del hombre, incluyendo todo lo que la humanidad ha logrado, como las riquezas, la sabiduría humana, los gobiernos, el arte, la arquitectura, la ciencia y la filosofía. Aunque el Altísimo es quien le ha dado la capacidad para lograr estas cosas, el hombre se enorgullece de ellas. Es por eso que el Señor dice que la belleza y gloria de todo lo humano es perecedero. En cambio, la Palabra de Dios que él ha puesto en el corazón de los creyentes permanece para siempre, así como la salvación que ella produce.
EN ESTO CONOCERÁN TODOS QUE SOIS
MIS DISCÍPULOS, SI TUVIEREIS AMOR
LOS UNOS CON LOS OTROS
(JUAN 13:35)
Al llevar a la práctica el principio del amor, debemos volver a estudiar el impacto del evangelio que Cristo describe en Juan 13:34–35. Los incrédulos deben observar la vida comunitaria y de afecto que viven los hijos de Dios. Las familias cristianas, los grupos de estudio bíblico, las damas, los varones y jóvenes de la iglesia deben planear actividades e invitar a los que no conocen a Cristo para que aprendan que los cristianos mantienen una relación única y sobrenatural entre ellos.
¡PENSEMOS!
¿Tiene usted la seguridad de que ha nacido de nuevo? Lea otra vez 1 Pedro 1:18–21 y pregúntese si está confiando únicamente en el sacrificio de Cristo en la cruz para el perdón de sus pecados. ¿Qué aprendió usted de los dos vocablos “amor fraternal” y “amaos”? ¿Ha fallado usted con respecto a amar y mostrar afecto hacia algún creyente que conoce? Reflexione sobre los versículos 22–23 para contestar la pregunta: ¿qué me hace falta para amar a este hermano y mostrárselo? ¿Está su iglesia creando oportunidades para que los no creyentes observen el amor entre los cristianos?
HAMBRE ESPIRITUAL 2:1–3
El que lee esta carta debe notar que al iniciar el capítulo dos, el autor continúa tratando los dos temas que ocupaban su mente en los últimos versículos del capítulo anterior
Estos son:
1)     la relación del creyente con otras personas y
2)     su relación con la Palabra de Dios.
¡PENSEMOS!
Medite cuidadosamente en 1 Pedro 2:1–3 antes de contestar estas preguntas. ¿Cuál es la relación de 2:1 con el tema del amor en el pasaje anterior? ¿Cuáles son las dos funciones de la Palabra de Dios según 1:23 y 2:2? ¿Qué se debe rechazar? ¿Qué se debe buscar? Describa en sus propias palabras cada pecado que hemos de desechar (2:1). ¿Cómo describe Pedro la actitud que cada creyente debe tener hacia las Escrituras?
En 2:1, la lista de pecados que el creyente debe evitar son errores que se cometen en la forma en que se relaciona con otras personas. Son lo opuesto del amor que Pedro mandó en 1:22. El vivir bajo las presiones de una sociedad hostil puede provocar algunas emociones, reacciones y conductas negativas. He aquí la lista.
Malicia es el impulso interno que quiere hacer daño a otra persona. Engaño significa literalmente “atrapar con anzuelo o cebo”. Esta palabra habla de mentir o disimular para despistar y manipular.
Se vio la hipocresía en 1:22 donde se tradujo como “fingir”. Uno que tiene malicia y practica el engaño desea esconderlo. Se finge ser otra cosa con el fin de ayudar a mejorar la reputación personal o para conseguir algún beneficio.
Posiblemente Pedro recuerda las envidias de los mismos discípulos (Lucas 22:24–27). Detracciones habla de acusar y difamar. Se usa al hablar de la conducta de los enemigos de la fe en 2:12 (murmuran).
En la ceremonia de bautismo, algunos de los cristianos primitivos tenían la costumbre de quitarse la ropa antigua y ponerse una toga blanca para indicar el cambio en las actitudes y conducta que resultan de recibir a Cristo como Salvador. Posiblemente Pedro piensa en esos pecados como si fueran la ropa sucia de la vida anterior que el creyente debe quitarse y destruir para poder manifestar el amor que se manda en 1:22.
En el versículo 2 se encuentra el último verbo imperativo en la serie que comenzó en 1:13: desead como niños recién nacidos, la leche espiritual. Es importante no entender mal lo que el autor dice. Pedro se dirige a todos los creyentes, no sólo a los nuevos que a veces son llamados “niños espirituales”. El autor quiere decir a todo creyente que debe anhelar la Palabra de Dios con la misma intensidad con que un bebé desea su alimento lácteo porque es lo único que su naturaleza puede recibir y lo desea con mucha intensidad y frecuencia. No sólo le gusta el sabor, sino su cuerpo la demanda y su vida depende de ella.
Cada vez que vemos a un bebé llorando porque necesita de la leche materna, hemos de recordar que cada hijo de Dios debe desear con todo su ser el alimento de la Biblia. La vida espiritual la demanda y su salud espiritual depende de ella.
ANHELE LA PALABRA DE DIOS DE LA MISMA
MANERA EN QUE UN NIÑO DESEA SU LECHE
El Señor compara su Palabra con otros alimentos, por ejemplo con el pan (Mateo 4:4) porque es un alimento universal y básico para el diario vivir, y la miel (Salmos 119:103) porque es dulce y sabrosa. También es el alimento sólido que se necesita para seguir madurando en la fe (1 Corintios 3:1–4 y Hebreos 5:11–14). Jeremías habló del gozo que sentía al saborear la Santa Palabra (Jeremías 15:16).
En estos versículos de 1 de Pedro, él afirma varias de sus características:
1)     Es alimento espiritual Es para el espíritu lo que la leche para el cuerpo: el sostén esencial que ha de recibirse con regularidad y frecuencia.
2)     Produce crecimiento espiritual y Ileva a la madurez cristiana. Pedro dice que por ella crezcáis para salvación.
Los versículos 22 y 23 del capítulo 1 indican claramente que los destinatarios ya eran cristianos. Entonces, entendemos salvación aquí como una progresión en la vida del creyente. Dios está dando la salvación del poder del pecado. Pedro quiere decir específicamente que las Escritures proveerán la madurez que necesitan para confrontar la oposición de los enemigos.
El versículo quiere decir, “Puesto que ya han saboreado que el Señor es bondadoso, entonces es razonable que anhelen estudiar su Palabra, lo que hará que su bondad se manifieste más y más en el creyente”. Es nuestra experiencia del amor divino lo que nos da apetito por su Palabra. Su benignidad se manifestó cuando nos redimió de nuestros pecados y en las experiencias diarias porque provee para todas nuestras necesidades.
¡PENSEMOS!
Examine su corazón para saber si su relación con alguien se caracteriza por alguno de los sentimientos mencionados en el versículo 1. Haga un plan para desecharlo. ¿Habrá un pecado que le haya quitado el apetito por leer y estudiar la Biblia? Piense si en el pasado perdió el deseo de alimentarse con ella. ¿Cómo lo recuperó? Repase algunas maneras en que Dios le ha mostrado su bondad.



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